HISTORIA DE HONDURAS

Dolores y Garrote

El imperialismo norteamericano se había iniciado sobre su inmediata área de expansión con la guerra contra España, de 1898. Como resultado, Cuba se independizó, constituída en una especie de protectorado de los Estados Unidos; Puerto Rico quedó bajo el poder de los Estados Unidos.

En 1904, aprovechando las ansias separatistas de los panameños, los norteamericanos también independizaron esta región de Colombia.

La dulce paz doméstica en el enclave

Ello les permitió obtener a perpetuidad una franja de tierra en el istmo, a lo largo de la cual procedieron a construir el Canal, en suelo de Panamá, pero de exclusiva propiedad americana.
Agresivos políticos del momento expresaban que aventando dólares y enseñando un gran garrote, nadie podría resistirseles por el Caribe y Centro América. En 1910 el dictador de Nicaragua, José Santos Zelaya, se aproximó a Alemania para ver si los interesaba en la construcción de un canal por el Gran Lago.

Bastó eso para que los norteamericanos lo derrocaran: el canal por Nicaragua era una segunda alternativa a Panamá, sobre la cual también tendrían que poseer la exclusiva. Para estas emergencias hacían desembarcar a sus infantes de marina, y estos permanecieron en Nicaragua hasta 1933. Parecida suerte corrieron Haití y Santo Domingo, países con los que había firmado Tratados que contemplaban el control y la supervisión de las aduanas. La invasión era el castigo por los incumplimientos.

El Tratado Paredes-Knox ponía también a Honduras a un tris de ser intervenida, con sólo que la inseguridad reinante fuera esgrimida por los Estados Unidos como excusa, para defender del peligro sus finanzas y la de sus bancos y empresas. Pero, sobre el barco de guerra "Tacoma", en que Bonilla trajo la revolución, el Departamento de Estado tuvo que reconocer que Manuel Bonilla y Mr. Zemurray habían ganado la partida, que no había ambiente entre la clase política hondureña para un Tratado semejante y que al fin y al cabo la presencia influyente de los empresarios bananeros en Honduras seguiría siendo parte feliz de la diplomacia del dólar.

Capital Mundial del Banano

Se superó la encrucijada. Manuel Bonilla no gozó de su triunfo, recuperó la Presidencia pero murió en 1913, un año después. Se considera que las escuadras políticas favorables a don Manuel dieron origen al Partido Nacional, el otro partido tradicional de Honduras.

En realidad, nunca hubo constitución formal de dicho partido; los manuelistas se reunían en los llamados clubes Azul y Blanco y así se le denominó a un su órgano de propaganda. Sigue siendo la fórmula progresista y no un llamado al nacionalismo en contra de intervenciones militares o económicas foráneas, como algunas corrientes posteriores en el continente.
Pero ya no es la Ciencia, como entre los progresistas, lo que se usa para arropar, bajo una sola bandera, a las diferentes facciones; ahora es la Patria misma, simbolizada por sus colores nacionales. Pero estos "nacionalistas" en aspiración por concretarse en partido, se vieron limitados porque la muerte de don Manuel los dejó sin líder.

Mr. Zemurray sí degustó las mieles de la victoria del banano sobre la mina; se convirtió en influyente empresario. La Rosario, desde un segundo plano, continuó su provechosa explotación minera en San Juancito hasta 1950, cuando trasladó operaciones a El Mochito, en Santa Bárbara. Incluso, le fue conveniente a la Rosario quedarse como esa especie de enclave escondido.

Recomendada por Zemurray entró la United Fruit Company a Honduras, en 1912. Las relaciones de Zemurray con la United fueron de amor y odio.

Había comenzado adquiriendo fruta de segunda que la United desechaba en el muelle de Nueva Orleans. Orgulloso ahora se les presentaba como el campeón del negocio bananero en Honduras.

La United ya tenía plantaciones en Costa Rica, lugar donde había nacido impulsada por el empresario Minor C. Keith, y a continuación y rápidamente en Guatemala, Colombia, Panamá y República Dominicana.

Era el gran pulpo bananero. Para los años veintes su producción en Honduras superaba a la de todos los otros países juntos. Honduras se había convertido en el primer productor mundial de banano. Y La Lima, en el valle de Sula y sede central de la United, en la capital del imperio bananero.

Entretanto la Cuyamel Fruit Company, dirigida por Zemurray, era su principal y agresiva competidora en territorio hondureño. Se presupone que el poderío de las compañías bananeras puso de rodillas a la nación hondureña y a su clase gobernante.

Usualmente se salían con la suya. Pero se requería ponerle atención al asunto: influir, constantemente, ante el Poder Ejecutivo, ante el Congreso, en los medios de comunicación; inmiscuirse, por qué no, en las contiendas políticas y en sus frecuentes derivaciones hacia contiendas armadas.

Ambas lo hicieron, buscando conseguir mejores prerrogativas y llevarle la delantera a la competencia. Zemurray volcó su simpatía hacia los liberales; la United se inclinó hacia el Partido Nacional. A la compañía de Zemurray se le temía menos, al fin y al cabo era un producto local.

El recelo era grande con respecto a la Mamita Yunai, como se le apodaba. Y es que llegó a decirse también que lo que era bueno, en el Caribe, para la United Fruit Company era bueno para los Estados Unidos y viceversa.

El programa agroexportador en Honduras se enfiló hacia la producción de banano. Pero, a diferencia de lo que ocurría en los cafetaleros países vecinos, cuya propia élite era la dueña del café, el banano en Honduras estaba en manos de compañías norteamericanas.

En manos de ellas, por lo tanto, el mismo presupuesto de la nación que se nutría de la agroexportación, y principalmente por este producto. No despuntó en Honduras una élite nacional y empresarial propia. La economía se desacionalizo

© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados



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