HISTORIA DE HONDURAS

Comercio Liberal

Liberalizar el comercio y sustituir el viejo monopolio de la metrópoli fue una tendencia de la economía impulsada por los Borbones. Ya no sólo Sevilla sino todos los puertos españoles entraron al comercio americano; se intensificó el comercio intercolonial y otras potencias, Francia en primer término, pero también Holanda e Inglaterra, fueron admitidas en mayor proporción al trasiego de productos con las provincias españolas. Aumentaron en importancia puertos americanos como Buenos Aires y Caracas.

Para la intendencia de Comayagua, sin embargo, sus asuntos económicos no recibieron suficiente apoyo por parte de las autoridades centrales.

Hasta fecha tan tardía como 1816 se resolvió a favor de Comayagua que los ingresos de las aduanas de los puertos de la costa hondureña, Trujillo y Omoa, fueran administrados por Honduras y no por Guatemala, que era, bajo protesta hondureña, la disposición que durante todo el tiempo anterior había prevalecido. Tanto Honduras como El Salvador, y las otras provincias, resintieron los privilegios otorgados al Consulado de Guatemala. El Consulado equivalía a lo que hoy llamaríamos la Cámara de Comercio de la capital; de suyo, durante toda la colonia el comercio había sido controlado por los empresarios guatemaltecos, y las reformas vinieron a darle una ratificación a ese predominio, con evidente disgusto en las otras provincias.

La teoría fisiócrática imperó entre los economistas del siglo XVIII. Según ésta, la principal riqueza a fomentar era la producción agrícola. No es de extrañar que los informes del momento en torno a la economía hondureña abunden en conclusiones negativas. Honduras se había distinguido por su producción minera y ganadera, no por su producción agrícola comercial, como existía en Guatemala y El Salvador alrededor de las plantas tintóreas. Debido a eso se impulsó en Honduras el cultivo del jiquilite, para la obtención de añil y producir tinturas, y de manera muy especial el cultivo del tabaco en los Llanos de Santa Rosa (Copan).

La Ilustración promulgó el culto a la razón pero las últimas décadas del siglo XVIII vieron acrecentarse la violencia. Se respiran aires militares. En Honduras se forman cuerpos de ejército como el Batallón de Olancho. Cuando las colonias norteamericanas se alzaron en rebeldía contra Inglaterra, las potencias enemigas de los ingleses —Francia y España— resolvieron ayudar a aquellos patriotas insurgentes. España creó acciones de hostigamiento en Florida para mantener ocupados a los ingleses. Otra acción importante tuvo lugar en Honduras: el Capitán General Matías de Gálvez decidió expulsar a los ingleses de Roatán. Se convocó un fuerte contingente armado, con soldados provenientes de Gracias, Comayagua, Tegucigalpa y Olancho; nunca se había visto en la comarca semejante esfuerzo bélico que, momentáneamente, fue exitoso, pues los ingleses fueron desalojados de Roatán y de los establecimientos comerciales que controlaban en la costa hondureña.

Las reformas borbónicas tuvieron éxito en impulsar la economía de las colonias, pero también causaron efectos políticos negativos para el dominio español. Los criollos sintieron que se acrecentaba su capacidad para desarrollar sus países de origen, al tiempo que aumentaba su indignación por la discriminación y la rigurosidad de que eran objeto por parte de las autoridades metropolitanas. Se intensificaron las disputas y competencias regionales, entre El Salvador y Comayagua con respecto a Guatemala. Las medidas no fueron siempre consecuentes: por ejemplo, la supresión y restablecimiento en Honduras de la Alcaldía Mayor, la liberalización del comercio y la ratificación de privilegios para el Consulado de Guatemala. Por último, el ciclo de guerras que hacia el final de siglo hace estragos en Europa disloca al comercio colonial y afecta una prosperidad que iba en aumento, obligando a los habitantes de este continente a preguntarse por la lógica de seguir bajo el dominio europeo.

La sociedad hondureña en vísperas de la Independencia

Conocer cuántos habitantes, de qué categoría, a qué se dedican y qué producen, o sea llevar una estadística depurada de la población fue, también, objetivo de las autoridades borbónicas.

El Obispo Fray Fernando de Cadiñanos, en 1791, y el Gobernador Intendente, Coronel Ramón Anguiano, en 1801, levantaron censos de la provincia. El análisis de estos documentos nos arroja una población total para Honduras, en vísperas de la Independencia, de entre 130 mil a 150 mil habitantes. De hecho, el número de pobladores prácticamente no había crecido durante el largo período colonial pero, cualitativamente, un nuevo tipo de sociedad se ha ido conformando. De este volumen demográfico:

4% son africanos
6% son blancos o españoles
30% son indígenas.
60% son mestizos.

Los africanos:

Menos de 6000 personas. Ingresaron durante el siglo XVI como esclavos para componer caminos y trabajar en las minas. Pero su encarecimiento detuvo su compra regular en el siglo XVII. Los primeros en arribar quedaron absorbidos en el mestizaje. En el siglo XVIII tienen categoría de esclavos domésticos: cocineros, amas de llave, niñeras, caballerizos. Son frecuentes las manumisiones, de modo que en la cifra total hay que consignar un buen número de africanos libertos. A fines del siglo XVIII quedaron asentados en el censo los Garífunas, establecidos en el litoral costero luego que los ingleses desocuparon obligadamente Roatán. Los garífunas en realidad son mestizos de indios caribes antillanos y africanos esclavos huidos de sus dueños y acogidos entre la población indígena.

Los blancos o españoles:

Unas 8000 personas. Son los criollos o hijos de españoles nacidos en las colonias. En el siglo XVII aún se hace timbre de honor descender de los españoles-conquistadores. En el siglo XVIII la influencia francesa ha provocado el cambio de nombre y ya no se estila decir "las Indias"; el nuevo mundo se llama América y sus habitantes americanos. Los criollos enfatizan su condición de americanos.

Se trata, puesto que esta división es más social que propiamente étnica, del sector más pudiente de la sociedad: son los dueños de haciendas y los dueños de minas y además los que controlan las posiciones de poder en los ayuntamientos En los censos se consigna a algunos blancos pobres, familias criollas venidas a menos y que pronto seguían el camino del mestizaje. En el siglo XVIII ingresaron nuevos pobladores blancos. Provienen de los reinos aragoneses y no de Castilla,

Extremadura o Andalucía como los de tiempos iniciales. Estos nuevos criollos se orientan hacia el comercio y la minería, son catalanes como los Viladerbó, los Xatruch, los Guardiola, o italianos como los Morazán y los Ferrari. Se promovió la inmigración de familias españolas. Un regular contingente fue asentado en la región de Santa Bárbara; el hecho de venir constituidos en familia y ser ubicados en la zona rural les permitió conservar sus características de población blanca, si bien campesina.

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1999 Derechos Reservados  



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