HISTORIA DE HONDURAS

El Mercantilismo

Esta etapa inicial de la economía capitalista, aún rodeada por un entorno feudal, es conocida como mercantilismo pues en ella predominan los intereses mercantiles o comerciales. El comercio y la expansión ultramarina fueron condicionantes que estimularon su despegue. Los socios mercantiles eran indispensables para armar cualquier expedición.

El interés económico de personas o casas comerciales, que sin moverse de su lugar de origen invertían en las aventuras, será fundamental para los procesos llamados de descubrimientos y conquistas, incluso desde sus inicios, con el viaje de Colón, financiado por banqueros italianos y aragoneses

En este momento de formación de la economía capitalista también es característica la consideración, especialmente de los nacientes Estados absolutistas, de que la fortaleza de su economía dependía de la acumulación real, en sus arcas, de metales preciosos.

La consigna de obtener oro y plata no implicaba necesariamente avariciosa codicia, era parte integral de la política económica que se perseguía.

Isabel La Católica, reina de Castilla

El tránsito del sistema feudal al absolutismo

El poder político dentro del feudalismo estaba dividido. Aunque la aristocracia estaba ligada al rey por juramentos de fidelidad, un aristócrata podía tener territorios tan grandes, ejércitos tan grandes y recursos materiales tan grandes como los del monarca. Eran, además "señores de horca y cuchillo", o sea que podían ejercer la justicia dentro de sus feudos.

A partir del siglo XV la autoridad real se va afianzando en países como Francia, Portugal, España e Inglaterra. A los burgueses y gentes del común les favorece que la autoridad real se fortalezca, que haya moneda única y sistemas únicos de medidas, una legislación uniforme y un ejército real que imponga justicia por encima de la muy arbitraria y personalista de los señores feudales.

En el camino a América la impronta del absolutismo comenzó a perfilarse con la creación de la Casa de Contratación en Sevilla, en 1508.

Este organismo oficial era el único facultado para despachar expediciones, tras examinar a las personas y bienes que embarcaban, lo cual convirtió a Sevilla en el privilegiado puerto por el que entraba y salía todo el rico comercio con las Indias.

La Casa de Contratación actuaba también como tribunal en asuntos comerciales, escuela de navegación y de producción de mapas.

El otro alto organismo de la administración indiana fue el Consejo de Indias, establecido en 1524 siguiendo el modelo administrativo castellano segun el cual el Rey gobernaba en Consejo, o sea con un grupo de selectos colaboradores.

El Secretario del Consejo de Indias fue, desde su formación, uno de los funcionarios más influyentes en el Nuevo Mundo, por cuyas manos pasaban todos los asuntos de aquellas latitudes.

La Corona Española hizo sentir el peso de su autoridad absoluta sobre Colón cuando le suprimió las enormes prerrogativas que al inicio le había concedido, o sobre Cortés cuando juzgó sus ambiciones desmesuradas y sobre el conjunto de los conquistadores al promulgar las Leyes Nuevas de 1542.

Los Conquistadores

Pocos protagonistas de la Historia han sido tan vituperados como los conquistadores españoles. Cierto que cometieron crímenes y crueldades que justifican su mala fama pero algunos señalamientos no se ajustan a la verdad, como el de que en su mayoría fueran ex-presidiarios.

No fue política de la Corona enviar delincuentes a ultramar; al contrario, una hoja limpia de antecedentes penales era requisito exigido por la Casa de Contratación para quienes querían embarcarse a Indias. También se les exigía limpieza de sangre, esto es no descender de moros o judíos.

No habían sido presidiarios; eran hombres usualmente jóvenes y solteros, pobres e ignorantes, campesinos y pastores que huían de la fuerte mano de los señores feudales, marineros, artesanos, en otras palabras la pobrería que entonces o ahora ha nutrido los flujos de emigrantes.

Si en muchos sobresalían aspectos delicuenciales no era por haber estado presos sino por haber sido soldados en cualquiera de las guerras usuales en que abundaban la rapiña y la impunidad, teniendo por lo tanto el ánimo curtido frente a la violencia cometida por ellos o por otros.

Los jefes de las expediciones que salían a descubrir o conquistar pactaban con la Corona mediante un documento llamado "capitulación" se consignaban las obligaciones que asumía el particular hasta lograr la empresa propuesta y, por la parte oficial, la autoridad de la que se le investía y las recompensas a que se hacía acreedor el particular una vez culminada la empresa.

Para las entradas de conquista se empleó con frecuencia el título de Adelantado, para los jefes de las mismas. El término provenía de las guerras peninsulares contra los moros, pues Adelantado era el que iba adelante, al frente, en la vanguardia, el que abría fronteras. Le correspondía avituallar a su costa a la expedición y convocar a la tropa.

La tropa conformaba una hueste y los que iban en la hueste llevaban como paga el botín. No eran soldados profesionales con sueldo, iban a lo que pescaran, de ahí la avidez para lanzarse sobre objetos de oro y plata, perlas y mujeres. La generalidad hacía el viaje para mejorar su condición económica.

Colón quería establecer factorías comerciales, pequeños enclaves que jalonaran el camino hacia la India. Los emigrantes españoles insistieron en asentarse en poblados, que se les asignase tierras y trabajadores indígenas para cultivarlas. Era la tradición que traían desde las llamadas guerras peninsulares de reconquista, donde habían ido recuperando tierras en posesión de los moros.

La Reina Isabel incorporó las Indias a la Corona de Castilla. Debido a eso la mayor proporción de los que emigraron eran de ese reino: castellanos propiamente, o manchegos, extremeños y andaluces.

Algunos usan un "de" que se antojaría nobiliario, entre nombre y apellido, como el clásico Rodrigo de Triana que avistó tierra firme aquel día de octubre de 1492, aunque lo que en realidad indica es que, a falta de apellido, se le nombraba por su lugar de origen (Triana, un barrio popular de Sevilla).

Quizás este sea el caso de Alonso "de" Cáceres, victorioso en Cerquín contra Lempira, y que el apellido indique su procedencia de esa ciudad extremeña.

De Extremadura, tierra difícil y pobre, fueron Cortés y los Pizarro, estos últimos conquistadores del Perú, así como los que fundaron a Trujillo en el cabo de Honduras, recordando a la ciudad de aquella región española.

© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados



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