HISTORIA DE HONDURAS

El Legado Indigena

La crisis de las sociedades indígenas

  Hacia el año mil de nuestra era las culturas indígenas en Honduras vivían períodos de continua crisis. Esta comienza con el abandono de Copán por parte de los Mayas. Por el año 820 la sucesión dinástica se detiene allí abruptamente; se deja de erigir estelas y de construir monumentos; en siglo y medio la población del valle de Copán y todo lo que había sido la zona de influencia de la Ciudad-Estado se ha reducido en un 90%. Tierras de cultivo fueron urbanizadas, el cultivo en laderas degradó la producción, bajó la calidad alimentaria -los enterramientos acusan seríales de raquitismo entre los pobladores-, las necesidades humanas, suntuarias y cultuales de la elite, aceleraron la destrucción del bosque, llegando al deterioro ecológico.

Lo que causa extrañeza es que la crisis se haya abatido sobre todas las ciudades Mayas; al centro de Guatemala había, contemporáneo a Copán, guerras permanentes incitadas por noblezas locales contra los reyes de la Ciudad-Estado.

También hubo este tipo de apetito de poder entre la nobleza satélite a Copán y durante la sublevación de Quiriguá, sitio Maya bajo la égida copaneca, fue ejecutado (año
738) en dicha ciudad el gobernante 18 Conejo, constructor de estelas, preludio de peores tiempos por venir. Deterioro ecológico, guerras internas, fallidas esperanzas de solución en Yucatán, búsqueda de un horizonte mejor, abandono; el remanente Chortí que quedó, unos dos o tres mil habitantes en el año mil, ya no pudo sustentar la alta cultura, aunque siguieron siendo cultivadores. La crisis se propagó a los vecinos señoríos Tolupanes y Lencas. Merma la población y no se vuelven a producir obras de arquitectura o de arte suntuario comparables a los del período anterior o clásico. En este crítico post-clásico, del 820 al 1542, los sitios se muestran bien fortificados denotando la inseguridad existente, puesto que pueblos en movimiento presionan sobre los ya establecidos.

Ejemplo de ello se encuentra en Tenampa y Cerro Palenque. Los chorotegas fueron alguno de esos pueblos que se movilizaron entonces; en el siglo XV los visitantes más frecuentes son Mayas-yucatecos que comercian en Islas de la Bahía o Nahuas de la lejana Tenochtitlan de los aztecas, que promueven plantaciones de cacao para uso ceremonial. Finalmente, en la primera mitad del siglo XVI se produce la penetración de los españoles, en muchos casos acompañados por importantes contingentes de guerreros mejicanos, quienes fueron asentados entre los anteriores pobladores como recompensa a su colaboración.

  La conquista española marcó el final de la historia autónoma de las sociedades indígenas, aunque no de los indígenas instalados dentro de la formación colonial, bajo dominio de la Corona española. Fue un desastre demográfico que se ha comparado con los estragos de la peste negra en la baja Edad Media europea. Las entradas militares no fueron la causa más perniciosa; ese cruel título se lo reservó el explotador sistema de trabajo impuesto y, sobre esto, plagas fatales como la viruela y las afecciones bronco-pulmonares. En el territorio hondureño los grupos Tolupanes y Chorotegas recibieron el impacto más devastador al sufrir sin paliativos la esclavización indiscriminada que los diezmó o acabó vendiéndolos en las Antillas
o Panamá.

La penetración española en el XVI no alcanzó la zona oriental y prácticamente toda el área intermedia quedó pendiente de conquistar. Los Lencas del centro y del interior resistieron con más denuedo el avance conquistador y estando lejos de las costas no fueron expulsados hacia otros letales destinos, de ahí que siguieran constituyendo la zona de mayor población indígena durante los siglos subsiguientes.

Si se acepta que la población indígena anterior a la conquista era de unos 600 mil habitantes (hay quienes la reducen a 100 mil mientras otros la potencializan hasta más de un millón) y se calcula para la segunda mitad del siglo XVI un techo de 200 mil indígenas, tendremos que el saldo negativo de la conquista en pérdidas humanas fue el de dos tercios de la población anterior. Más de dos siglos transcurrirían para que la población de la nueva provincia hondureña comenzara a recuperarse de ese poderoso trauma demográfico.

© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados



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