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HIMNOS DEL PAIS

HIMNO NACIONAL DE HONDURAS

Letra Por: Augusto C. Coello        Musica Por: Carlos Hartling

Canta:  Javier Monthiel 

La primera vez que se cantó el Himno Nacional de Honduras fue el 15 de septiembre de 1904 por las alumnas de la Escuela Normal de Señoritas, pero fue estrenado en la Escuela Guadalupe Reyes de Tegucigalpa y dirigido por el maestro Carlos Hartling.

Fue nuevamente ejecutado en una reunión de presidentes de Centro América en Amapala y desde entonces entonar sus notas es un deber de los hondureños.

Durante 94 años Honduras no tuvo himno. Desde la independencia en 1821 hasta 1915 se cantó ``La Granadera´´ en actos oficiales y patrióticos.

El entonces presidente de Honduras, general Manuel Bonilla, encargó al poeta Augusto C. Coello la redacción del himno y al artista de origen alemán Carlos Hartling los arreglos musicales.

Augusto C. Coello escribió el poema ``Canto a Honduras´´ o ``Canto a mi patria´´ y posteriormente se convirtió en el actual Himno Nacional.

El 13 de noviembre de 1915 bajo decreto No. 42 el presidente de la república, doctor Alberto Membreño dió vida oficial al Himno Nacional, siendo ministro de educación en esa época el doctor Rómulo E. Durón. La ejecución en actos especiales fue a partir de 1917.

Ahora aqui se los brindo, gracias a la gentileza y esquicita voz del cantante hondureño
Javier Monthiel

Editor: Mario Secoff

LETRA DEL HIMNO

CORO

Tu bandera es un lampo de cielo
por un bloque de nieve cruzado;
y se ven en su fondo sagrado
cinco estrellas de pálido azul;
en tu emblema, que un mar rumoroso
con sus ondas bravías escuda,
de un volcán, tras la cima desnuda,
hay un astro de nítida luz.

I estrofa

India virgen y hermosa dormías
de tus mares al canto sonoro,
cuando echada en tus cuencas de oro
el audaz navegante te halló;
y al mirar tu belleza extasiado,
al influjo ideal de tu encanto,
la orla azul de tu espléndido manto
con su beso de amor consagró.

II estrofa

De un país donde el sol se levanta,
más allá del Atlante azulado,
aquel hombre que te había soñado
y en tu busca a la mar se lanzó.
Cuando erguiste la pálida frente,
en la viva ansiedad de tu anhelo,
bajo el dombo gentil de tu cielo
ya flotaba un extraño pendón.

III estrofa

Era inútil que el indio tu amado
se aprestara a la lucha con ira,
porque envuelto en su sangre Lempira,
en la noche profunda se hundió;
y de la épica hazaña, en memoria,
la leyenda tan sólo ha guardado
de un sepulcro el lugar ignorado
y el severo perfil de un peñón.

IV estrofa

Por tres siglos tus hijos oyeron
el mandato imperioso del amo;
por tres siglos tu inútil reclamo
en la atmósfera azul se perdió;
pero un día de gloria tu oído
percibió, poderoso y distante,
que allá lejos, por sobre el Atlante,
indignado rugía un león.

V estrofa

Era Francia, la libre, la heroica,
que en su sueño de siglos dormida
despertaba iracunda a la vida
al reclamo viril de Dantón:
Era Francia, que enviaba a la muerte
la cabeza del Rey consagrado,
y que alzaba soberbia a su lado,
el altar de la diosa razón.

VI estrofa

Tú también, ¡oh mi patria!, te alzaste
de tu sueño servil y profundo;
tú también enseñastes al mundo
destrozado el infame eslabón.
Y en tu suelo bendito, tras la alta
cabellera de monte salvaje,
como un ave de negro plumaje,
la colonia fugaz se perdió.

VII estrofa

Por guardar ese emblema divino
marcharemos, ¡oh patria!, a la muerte;
generosa será nuestra suerte
si morimos pensando en tu amor.
Defendiendo tu santa bandera,
y en sus pliegues gloriosos cubiertos,
serán muchos, Honduras, tus muertos,
¡pero todos caerán con honor!

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