DPTO: FRANCISCO MORAZÅN

MUNICIPIO DE TEGUCIGALPA

Las Pastorelas como Arma Educativa

Cuando el padre Reyes ve que la universidad está caminado por sí sola, le mueve un sentimiento de satisfacción ya que siente que las clases medias campesinas de mulatos, mestizos y pardos - que era justamente la clase social de la cual él provenía - iban decayendo en la aculturización y la ignorancia; el partidismo y el sectarismo impregnaban las buenas familias de aquellas poblaciones periféricas de Tegucigalpa, decaimiento que él lamentaba profundamente cuando le llegaba la noticia de que la revolución y el caudillismo envolvía insuflando la mente ardorosa de toda una juventud - los varones de aquellas familias - abandonaban a las madres, mujeres y hermanas con el consiguiente desastre de las cosechas y el pastoreo de los animales.

Así emprendió giras por todo el sector periférico de Tegucigalpa y Comayagüela, invitando a las familias para que le enviasen sus hijos a una escuela que había organizado en el antiguo convento de la Merced. Así, los muchachos de Jacaleapa, Potrerillos, la vega del Aguacate, Yagüasire, el Estiquirín, Sabana Grande, Ojojona, Santa Ana de Ula, Támara, Santa Rosita, Cofradía en el valle de Talanga, Cantaranas, la villa de San Francisco, Cerro Grande, Coarriba, Coabajo, Monte Redondo, Río Hondo y Selguaca, llegaron a esa escuela donde los jóvenes no solo aprendían a leer y a escribir sino que a aprender a oír y ejecutar música, aprender las cuatro reglas aritméticas con nociones de geografía y física así como una introducción a la astronomía (sobre todo a aprender a guiarse por las estrellas ) .

El flexible pensum era una propuesta a la civilización contra la idea de la lucha por la cultura. Según Don Angel Ugarte y Don Juan B. Valladares la escuela del Padre Reyes, llegó a tener mas de trescientos alumnos. Cantidad que se mantuvo en una excelente integración entre el campo y la ciudad ya que los alumnos aportaban vituallas que iban desde los frijoles hasta el pataste. La municipalidad de Tegucigalpa cooperaba con el financiamiento de las pastorelas que surgieron de la idea de que los muchachos no fueran de vacaciones, haciendo venir a la ciudad a los padres y parientes con aptitudes para el teatro, la danza y la música. De aquí surgen los más importantes maestros de capilla que después circularon con sus guitarras y violines de pueblo en pueblo, amenizando las fiestas religiosas más importantes de las poblaciones, como forma de contribución al ejercicio de la religiosidad popular que era el punto central para la conservación de la identidad no solo de la nación, sino de la ciudad.

Las pastorelas del Padre Reyes parten de una larga tradición muy abundante en América que se desarrolla especialmente en el virreinato de Lima y la Nueva España y son composiciones que se inspiran en los medioevales actos de fe. Su proposición es sencilla y el drama y la comedia ofrecen un metamensaje en relación con la adoración, nacimiento de Cristo y sobre todo con la adoración de los pastores. El lenguaje es totalmente neoclásico, y fue inspirado en las versiones del teatro latino, lo que hace - tal como lo afirma don Alfonso Reyes - que los pastores simplísimos y necesitados de honduras hablen como los habitantes del Peloponeso, para una sociedad con una cultura de subsistencia y zafiedad.

Otro metamensaje de las pastorelas era incorporar actores y actrices de distintas clases sociales tal como se puede ver los elencos dramáticos, como el de ; Olimpia ; y sobre todo cuando analizamos que cada obra, independientemente entre sí, eran dedicadas a mujeres y parientes de la sociedad y generalmente además de actrices eran los directoras artísticas y encargadas del guardarropa, generando así una exitosa rivalidad entre ellas. Vale la pena que recordemos a Dona Raimunda Milla de Moncada, esposa del alcalde, quien fue una de las más entusiastas patrocinadoras de la pastorela mencionada.

En la edición de la pastorela Rubenia, que publicó Doña Luz de Vigil en 1924, constan las señoras y señoritas que participaban como apoyo musical, que de hecho era todo un equipo de maestros de piano. Todos sabemos que para 1850 el Padre Reyes había hecho traer de Europa el primer piano para uso de su escuela del convento de La Merced. De la misma manera, a partir de esa fecha había todo un grupo de familias tales como los Ugarte y los Sosa quienes eran excelentes representantes de cuerdas y vientos, lo que nos permite inferir que para esa fecha, Tegucigalpa contaba con una pequeña sinfónica o filarmónica, cuyos miembros se mantuvieron en continuados relevos en el carácter miembros de ella, hasta concluir en la célebre orquesta de música sacra de los siglos 20 denominada orquesta palestrina bajo la dirección del recordado maestro Don Manuel E. Sosa.

El Padre Reyes dejó su imagen grabada en el tiempo espacio caminando activamente del convento de San Francisco donde funcionaba la universidad, en una especie de esfuerzo por mantener viva la ciudad basándose en la idea de construir una elite culta que mejorara los cuadros políticos y administrativos del país, correteando rápidamente hacia lo que él llamaba lo ; Suyo: la Escuelita para muchachos de clase intermedia de origen campesino y sus familias en el deseo sincero una auténtica democratización de la enseñanza.

Políticamente ha sido sumamente calumniado, achacándole su movilidad en las relaciones políticas, de lo que él se defiende en una de sus pastorelas poniéndose en boca del pastor bato, cuando dice: ; El poeta es como las campanas, que hoy tocan arrebato de alegría y en la tarde suenan a duelo ;. Sus relaciones con la municipalidad de Tegucigalpa giraron en torno de su influencia. Hábil político patrocinaba como candidatos a alcalde aquellos miembros de antiguas familias que él conocía desde la juventud, significándolos no por sus talentos ; sino por ser miembros del partido de la educación ;.

Es difícil determinar cómo se las arreglaba para permanecer por espacio de 25 años como miembro del cabildo municipal, que él además manipulaba para sus fines educativos y en el cual tenía incorporado la mayor parte de los varones de su familia, tal como lo demuestran las actas municipales hasta el momento de su fallecimiento en 1855.

Hombre de grandes convicciones y obseso en la idea de creer que la ignorancia es la madre de todos los pecados de todas las malas acciones y que pone en peligro la raíz de la sociedad, conservo por casi toda su vida el espíritu impregnado de ironía típica en Voltaire, su maestro en el conocimiento de las letras francesas, que le permitieron ser lo que fue en su época gran animador cultural, defensor de las mujeres como transmisoras de la cultura y la utilización de la municipalidad como factor decisivo en el infatigable empeño de luchar contra esa ignorancia, madre de todos los desatinos que ponen en peligro la convivencia social.

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