AGUAFUERTE
Aún tienes, pecador, tiempo para pecar.
Atisba la serpiente tu paso y te convida
para morder la fruta sabrosa de la vida
y del placer intenso la miel pura gustar.
Tú lo sabes y buscas las orillas del mar
y en la ola inconstante de horror estremecida
te mecen las diablesas; tu torpe mente olvida,
y en tu abismo no puedes ni prsentir ni orar.
Luzbel entre las rocas te busca y te promete
que al bajar al infierno ensayara un sainete
donde él mismo, en tu honor, dice que va a danzar...
Tú tiemblas y te miras cuando niño. Hay un nombre
que te enseñó tu madre; mas tu labios de hombre
ya no pueden decirlo... ¡Pecador, a pecar!
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