JOAQUIN SOTO

OJOS AZULES

Mrs. Valery: Anoche que os miré en el salón una extraña tristeza me llegó al corazón; vuestros ojos azules mi hicieron recordar cosas que por lejanas yo creía olvidar, y cuando en la ternura de aquel vals melodioso ibais graciosamente sonriendo a vuestro esposo, en tanto que en el cielo la luna era más bella, yo sentí que en mis sueños reventaba una estrella Os he dicho que vuestros ojos azules han despertado un recuerdo, pues vuestros ojos dan una suave tristeza que tiene en su matiz la virtud melancólica de un lejano país, que adoré hace ya tiempo en los ojos de una novia que parecía bajada de la luna, y que, como vos, tuvo en sus raras pupilas el misterioso encanto de las aguas tranquilas: (ya sabéis, pues, Señora, por qué en aquel salón cuando vi. vuestros ojos incliné el corazon.) ¡Vuestros ojos azules son dos claras turquesas!, son los mismos que tienen las lejanas princesas que de ver el reflejo de las piedras preciosas se han tornado sutiles y se han vuelto ojerosas. No extrañéis ¡oh Señora noble y bella! que al cantar vuestras pupilas sea sentimental mi canto, pues yo tengo la tristeza de aquel que va tras la quimera de un ignoto laurel, dejando en el camino un madrigal sutil siempre que encuentra un rostro de adorable perfil. Y pues tenéis la lumbre de la mañana griega cuando vuestra mirada se abre como una flor, sabed, si no os ofendo, que os quedarías ciega, y yo con dos turquesas de infinito valor.