El antiguo fulgor de su cabeza
en el mármol que guarda su figura,
tiene un vago destello de tristeza
y un relámpago amable de dulzura.
Tras la frente bañada de blancura
surge el pálido pájaro que reza;
¡fue su canto una copa de agua pura
y su vida un fervor por la belleza!
¡Blanco abuelo de blanca poesía,
que escucho la litúrgica armonía
en las pálidas músicas sonoras...
Por su verso de aromas siderales
pasa un tímido grupo de zagales
y un desfile de cándidas pastoras!