¿Florecerá de nuevo la caricia
llena de sol, que imaginó mi anhelo,
para poder, mientras tu amor se inicia,
llorar sobre la noche de tu pelo?
Tu trenza desenvuelta, ¿no es propicia,
con su serenidad de terciopelo,
para que en tanto mi alma te acaricia
recoja mi dolor, como un pañuelo?
¡Mis lagrimas serán sobre tu vida
un recuerdo brumoso que en la hora
de repasar tu juventud perdida,
te hará pensar con inquietud postrera
en el poeta triste que en tu aurora
lloro sobre tu oscura cabellera!