POESIA HONDUREŅA

Los Suicidas Espejos del Hidrogeno

Por;    David Moya Posas

He traspasado muros, llantos, enredaderas,
vivido en la vigilia
que surge de la noche
creciendo
como un inmenso y ductil paramo de silencio.
He conocido todos los nocturnos
bajos fondos de el tiempo.
He abierto un libro
nombrado a las estrellas con palabras clarisimas.

He tratado de anclar en el papel tu nombre,
tu perfecta
definitiva palabra.
Me he fatigado, sudoroso,
desesperado
por modular tus salvadoras y luminosas letras
!Inalcanzable jubilo!
Y he dibujado el curvo pleamar de las guitarras,
electriocardiograma empirico y llameante
de la muchacha herida por los primeros y humedos
deslumbramientos del amor

Y todo porque venga tu gozosa presencia
viajando con las barchas
extintas de
los antiguous y ternisimos
afluentes del verano.
He trabajado vanamente en la arcilla del gozo.
Lo se. Lo reconozco y me maldigo.

Es imposible edificar tu Acropolis,
Dulzura,
para quien, como yo, tan solo ha visto
tu imagen radiactiva danzando en los espejos
suicidas del hidrogeno, en donde el niņo espastico
contempla desde sus pupilas
traicionadas
su propio corazon acuchillado
por los oscuros y goteantes
kilotones
hongoides del porvenir.

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