CUENTOS Y LEYENDAS

No vayan a ese lugar

Cuentan que en cierta ocasión llegaron dos hombres a comprar cigarrillos y pan, pidieron refrescos y se sentaron en la acera fuera de la pulpería. Mientras se tomaban los refrescos uno de ellos comenzó a platicar.

San Pedro Sula, Honduras 30.10.2010
Jorge Montenegro
redaccion@laprensa.hn

María Colindres tenía dos hijos, María Luisa y René; ambos adolescentes que le ayudaban en las tareas de la casa y se turnaban para atender la pulpería.

Cuentan que en cierta ocasión llegaron dos hombres a comprar cigarrillos y pan, pidieron refrescos y se sentaron en la acera fuera de la pulpería. Mientras se tomaban los refrescos uno de ellos comenzó a platicar.

En esa casa que te digo, antes de llegar al cerro de la Cruz, hay un tesoro, se necesita mucho valor para entrar ahí.

Mi compa Goyo andaba arriando unas vacas y pasó por esa casa como a las dos de la tarde, escuchó ruidos de voces y claramente dijeron: “A ese tonto hay que quebrarle las patas para que no vuelva por aquí”; me contó el compa que inmediatamente sintió como un hormigueo en la cabeza, sabía que aquella no era cosa buena y se alejó de esa casa haciendo la señal de la cruz.

Dicen que ahí vivieron unos asesinos y asaltantes que la Policía sorprendió una noche, se agarraron a balazos con la autoridad desde esa casa y prefirieron morir antes de entregarse vivos……usted sabe cómo somos en Olancho. Los dos hermanos escuchaban aquella historia, la cipota que era curiosa preguntó: Disculpen…..esa casa que ustedes dicen es una que tiene techo de lámina?...

Uno de los hombres sonrió y……

Así es, es la última casa en el camino que va para el cerrito de la Cruz, no vayan nunca a ese lugar que ahí asustan.

Los hombres pagaron panes y refrescos se despidieron de los hermanos y siguieron su camino. Los muchachos contaron a doña María lo narrado por aquellos hombres y se estremecieron cuando ella continuó la historia.

Vean hijos míos, como les dijo ese señor, jamás se les ocurra ir a ese lugar, es una negra historia, ahí murieron cinco hombres y una mujer, se dedicaban al asalto, al robo y al asesinato y, aunque les parezca tonto, desde el más allá siguen matando gente, es como una venganza. Y usted cree en esas cosas, dijo la niña, ¿no serán exageraciones de la gente que pasa por ahí?....... No todo lo que ahí pasa es real, hay muchos testimonios que lo dejan a uno con la sangre congelada. Más adelante les contaré lo sucedido, por los momentos no les quiero meter miedo.

Al pasar los años, los muchachos crecieron, doña María falleció, sus hijos se casaron, la vida no le dio tiempo de conocer a sus nietos. Una tarde los hermanos se reunieron con sus respectivas familias y comenzarían a recordar los viejos tiempos hasta llegar a lo de la casa fantasmal. María Luisa hizo una proposición, ha pasado mucho tiempo….por qué no vamos a curiosear y llevamos cámaras, todos se rieron y decidieron ir el fin de semana, acordaron que irían a las cinco de la tarde y así lo hicieron.

Las dos parejas caminaban por el sendero que conducía a la casa abandonada, llevaban listas las cámaras y María Luisa llevaba una grabadora, estaba segura de grabar las voces del más allá.

De pronto se escuchó un grito aterrador que los hizo temblar de pies a cabeza, las mujeres instintivamente se abrazaron a sus esposos, una niebla comenzó a bajar de la montaña y en pocos minutos los gritos de las mujeres estremecieron a los hombres y todos salieron corriendo desesperados por salir del lugar; sin embargo, en la carrera se separaron sin saber hacia dónde iban, la niebla se hizo más espesa. María Luisa sintió que una fuerza extraña la tenía atrapada, trató de gritar, de soltarse y no pudo, todo estaba oscuro. René sintió un golpe en la cabeza, luego tirado en el suelo se arrastraba buscando como escapar de su agresor y de la niebla, escuchó cerca las voces de su esposa y del esposo de su hermana, no podía verlos, flotaba en el ambiente un fuerte olor a azufre, olor característico de los lugares adonde supuestamente habita el demonio, ninguno de los hombres y mucho menos las mujeres podían hablar, cada hora que pasaba era de agonía para ellos.

La niebla comenzó a despejar, el astro Rey apareció en las montañas y sus rayos penetraron en la casa abandonada, ahí en el suelo estaban los cuatro jóvenes esposos con sus rostros aterrorizados, uno a uno se levantaron sin decir nada y emprendieron el camino de regreso. Cuando tomaron el camino les pareció escuchar risas siniestras a sus espaldas.

Fue una experiencia aterradora, olvidaron las palabras de doña María cuando les decía “No vayan a ese lugar”. La curiosidad tiene un precio y los jóvenes atrevidos pagaron por su audacia y sus burlas. Cabe mencionar que durante tres meses María Luisa pasó perturbada mentalmente y gracias a un largo tratamiento se recuperó.

  • Volver al Indice de Jorge Montenegro


  • (**Fuente: Diario La Prensa.)