CUENTOS Y LEYENDAS

La mujer de la pared

A las cinco de la mañana, padre e hijos emprendían el camino hacia la chilera con gran entusiasmo

San Pedro Sula, Honduras 19.02.2010
Jorge Montenegro
redaccion@laprensa.hn

San Juan de Flores es una comunidad ubicada cerca de la ciudad capital, pero muy pocas personas la llaman por su nombre, es más conocida como Cantarranas. Una familia de Tegucigalpa decidió trasladarse a vivir a la mencionada comunidad, donde el padre de familia se dedicaría al cultivo de chile bravo en un terreno que había comprado a orillas del río. Los hijos e hijas de don Eleazar, que así se llamaba el señor, estaban encantados, a todos les gustaba nadar y los muchachos disfrutaban lanzando el anzuelo al río en busca de los apreciados "guapotes", una variedad de peces que abundaba en el lugar.

Poco a poco se fueron acostumbrando a vivir en Cantarranas, viajando todos los días del pueblo al terreno donde se dedicaron a sembrar chile, el que una vez cortado meterían en barriles para su exportación hacia Estados Unidos. Los esfuerzos de aquella familia no se hicieron esperar, el clima, la proximidad al río y el espléndido sol hicieron brotar las semillas y en poco tiempo la chilera había crecido dando los frutos esperados. La gente del lugar estaba admirada. Jamás había visto una chilera tan grande y bonita, así son los chiles de grandes, de esos a los que les dicen "pico de pájaro".

Emelina, la hija mayor de don Eleazar se levantaba de madrugada a ayudar a su madre a preparar la burras de su padre y hermanos.

-Púchica mamá -dijo la joven- mi papi tiene una mano para sembrar muy especial, la verdad es que cuando vi aquel inmenso terreno seco y árido a la orilla del río jamás me imaginé que daría esa producción de chiles.

-No solo es la mano -dijo la mamá- es la gran fe que tiene tu papá en cada cosa que hace, si la gente que emprende un negocio no tiene fe en Dios, ese negocio fracasa rápidamente. Dice el Señor que Él ayuda a quien se lo pide con fe.

A las cinco de la mañana, padre e hijos emprendían el camino hacia la chilera con gran entusiasmo.

Eran las dos de la tarde cuando Emelina escuchó un ruido en la cocina, pensó que alguna gallina se había metido en la casa, fue a ver y no había nada. Regresó a la sala donde estaba bordando un mantel cuando de nuevo escuchó los ruidos, se quedó quieta poniendo atención y le pareció ver que una sombra se deslizaba por la pared.

-Mamá -dijo- si lo que quiere es asustarme ya lo logró.

En la cocina se escuchó una carcajada.

-Solo quería probar tu valor hija -dijo la mamá- ya veo que lo tienes.

Ambas mujeres se abrazaron y se rieron por la broma que la mamá le había hecho a Emelina. El dueño de casa, sus hijos y trabajadores regresaron a las cinco de la tarde.

-Traemos hambre mujeres -gritó- así que pónganse "águilas" con la comida o las comeremos a ustedes, ja, ja, ja, ja.

Minutos más tarde, los miembros de aquella familia trabajadora estaban cenando en el comedor. Emelina le contó a sus hermanos el susto que le había dado la mamá esa tarde y todos se rieron con la ocurrencia de la buena señora. Por la noche estuvieron cantando con una guitarra y a las ocho de la noche todos se fueron a sus respectivos dormitorios.

Antes de acostarse doña Julieta, que así se llamaba la esposa de don Eleazar, fue a la cocina a cerciorarse de que no quedara el fogón encendido, sacó unos leños y los apagó rociándoles agua en pequeñas cantidades. Cuando menos lo esperaba escuchó golpes suaves en la pared y pensó: "Mmmm... Emelina se quiere vengar de la broma". Cuando abandonaba la cocina escuchó a su espalda un quejido de mujer, de inmediato sintió que la cabeza le crecía, casi no podía caminar, y haciendo un esfuerzo sobrehumano logró llegar a su habitación, no pudo decir una sola palabra, al acostarse se puso rígida, unas manos invisibles comenzaron a acariciarle el cabello.

Aproximadamente a las once de la noche, cuando todos dormían, las manos invisibles dejaron en paz a la señora, sin embargo, comenzó a escuchar ruidos producidos por una garganta humana, como cuando alguien se está ahogando. Amaneció, doña Julieta sintió que la soltaban, su rigidez desapareció y al fin pudo hablar, durante el desayuno narró la macabra experiencia.

-¿No sería una pesadilla, mamá?

La señora guardó silencio y comenzó a llorar, durante el resto del día don Eleazar y sus hijos fueron a trabajar a la chilera, estuvieron en silencio pensando en lo que le había ocurrido a la señora. Emelina hablo con la mamá y le dijo: -Vea mamá, después del susto que me dio llegué a la conclusión de que estoy revestida de mucho valor, se lo demostraré hablando con esos fantasmas o lo que sea que se han metido a esta casa.

Pasaron los días y no sucedió nada anormal, Emelina se levantó al baño y al salir una fuerza extraña la detuvo; ella no sintió miedo y habló:

-Si eres de la otra vida, ¿por qué estás atormentando a mi familia?, ¿que es lo que quieres?

La fuerza la soltó y la impulsó a ir a la cocina, encendió las luces pero las luces se apagaron solas... de pronto, sobre la pared cerca del fogón apareció la figura espectral de una mujer, estaba desnuda con un lazo en el cuello.

-Soy Rita Serrano, fui asesinada por mi esposo, estoy enterrada en esta pared, sáqueme de aquí y entiérrenme en el cementerio.

Acto seguido, las luces se encendieron y el espectro desapareció

Don Eleazar y sus hijos botaron parte de la pared, encontrando un esqueleto humano, lo colocaron en un ataúd brindándole los oficios religiosos que se acostumbraban, como si aquella mujer fuera miembro de la familia. Ese año la cosecha de chiles fue increíble, se respiraba paz y tranquilidad en aquel hogar.

Una mañana, cuando todos se fueron a trabajar, doña Julieta y su hija se dedicaron a las tareas de la casa cuando aproximadamente a las siete de la mañana sintieron un temblor, todo se sacudió y una enorme grieta se abrió en la cocina. Ahí, ante los ojos asombrados de las dos mujeres, estaban tres grandes crucifijos de oro macizo y una fotografía de la mujer que había sido asesinada. Posteriormente don Eleazar y su familia decidieron abandonar Cantarranas para alejarse de aquella pesadilla que había vivido y que al final tuvo su recompensa. Desde el más allá según se cuenta que Rita Serrano les dejó una gran fortuna

  • Volver al Indice de Jorge Montenegro


  • (**Fuente: Diario La Prensa.)