Los hermanos que discutían

Nos cuenta Leonila Flores García, que en el año 1953, en la aldea de Pajaritos, jurisdicción de Cantarranas, vivía el señor Luis Flores, tío de la madre de la remitente, el viejo vivía sólo porque no le gustaba vivir acompañado, debido a su mal carácter. Tenía una hermana llamada doña Coronada, que vivía cerda de él, sin embargo, las pocas veces que don Luis llegaba a visitar a su hermana en su humilde casa, terminaban discutiendo, diciéndose groserías y protagonizando uno escándalos tremendos, manteniéndose enojados por mucho tiempo.

Don Luis Flores, decidió trasladarse a vivir solo donde tenía sus cosechas de maíz y frijoles, debajo de un árbol de aguacate construyó un tapesco. Durante el día trabajaba afanosamente, pero en las noches no podía dormir, porque unos cerdos se metían a comerle las siembras.

–¡Cuche, cuche, cuche! Chanchos jodidos que no lo dejan dormir.

Sucedió que una noche aproximadamente a las doce, escuchó el ruido que producían los cerdos cuando se metían a sus terrenos, se levantó como las veces anteriores, para sacar los animales, de pronto sintió miedo y vio que los animales empezaban a correr de un lado para otro haciendo un ruido espantoso, como si presintieran algo desconocido.

En medio de la oscuridad apareció un hombre muy extraño, al velo don Luis dijo:

–Adiós señor.

–¡Señor no! Caballero que es otra cosa.

–Está bien pues caballero.

–Mira como me lo tienen de quemado, pero más fuego les voy a meter a ustedes.

–Primero Dios y la virgen que más fuego te vamos a meter nosotros. Vos ni sabes dónde vivo, para que salgas diciendo que vas a quemar estos potreros, ni te conozco siquiera.

–Allá es onde vos vivías, pero si vos ni tu hermana saben vivir.

El extraño señaló la casa de doña Coronada y desapareció bruscamente. Al día siguiente encontramos medio loco a don Luis. Después de ser atendido por sus hermanas le contó lo sucedido, y desde ese momento prometió no pelear más con doña Coronada, pues según el, aquél extraño no era otro que el demonio que le había ello una advertencia.