El primer hombre

Según las tradiciones idígenas, el primer hombre fue hecho de barro. Este hombre no fue bien hecho porque su cuerpo estaba sin fuerza, sin cohesión, inepto y acuoso; solamente por un lado podía mover la cabeza, no podía ver bien; hablaba, pero no tenía inteligencia; no pudo pararse y se consumió en el agua. Entonces el creador llamó a Xpiyacoe y a Zmucané, adivinos, abuelos del sol y de la luz, quienes fueron padres y abuelos por dos veces, para que le ayudasen a hacer el hombre; éstos se pusieron a hacer un maniquí de madera que sería el hombre; y para hacer la mujer, tomaron según unos la planta de la familia de los juncos, y según otros, la mujer fue hecha del corazón de la espadaña, árbol que tiene un corazón fofo. De aquello resultó una generación de humanos sin sentimientos ni gratitud para con su Creador; por eso fueron condenados a perecer; y sucedió que todos los animales de los montes venían hacia ellos para insultarlos y las aves de rapiá devoraban su scarnes. Hasta las cosas que para us uso tenían les decían frases insultantes; sus piedras de moler, que ellos llamaban metates, les decían:

"Nosotros éramos atormentados por vosotros todos los días, de día y de noche, siempre, joli, holí, juquí, juquí (ruido producido por la piedra de moler) hacían nuestras caras por causa vuestra. Todo eso hemos sufrido por vosotros; pero ahora que habéis dejado de ser hombres, vais a sentir nuestras fuerzas; nosotors moleremos y reduciremos a polvo vuestras carnes. Así decían los metates "

Los perros les decían improperios, y hasta los comales en que cocían sus tortillas; todo iba en contra de ellos, mientras una intensa lluvia caía del cielo de día y de noche. Ni en las casas, ni en los árboles, ni en las cuevas encontraban refugio; porque las casas se caían, los árboles se sacudían derribándolos de sus ramas; las cavernas se cerraban a su vista; y así perecieron todos ahogados. Lo único que quedó de esta generación, fue una raza de monos, que se parecen mucho al hombre, con la diferencia de que éstos no pueden hablar, y este es el último recuerdo que quedó de aquella raza de hombres, de manera que eran no más que muñecos.

Entonces el Creador llamó de nuevo a Xpiyacoe y a Xmucané, los adivinos, para que le ayudasen a hcer un hombre con inteligencia.
Cuando esto se disponía, se presentaron cuatro bárbaros que dieron noticia en dónde había espigas de maíz amarillo y de maíz blanco, con lo que pensaban hacer el verdadero hombre.
Estos bárbaros eran: Yac, Uitu, Quel y Hoh. Ellos dijeron que en Paxil y Cuyalá, lugares que estaban situados al norte de Guatemala, cerca del río Uzumacinta, crecían las espigas de maíz amarillo y de maíz blanco que necesitaban.

Xpiyacoe y Xmucané molieron el maíz y de él formaron la carne y los huesos del hombre.

Sucedió que los hombres hechos de maíz eran tan sabios como su creador; lo adivinaban todo; y su vista podía ver claro a través de las montañas y a cualquier distancia; y como con esto se hacían tan poderosos, el que engendra y el que da el ser, se consultaban con respecto a la sabiduría de los hombres, sus hijos, que era tan grande como la de ellos, y dispusieron disminuir sus facultades de ver y de adivinar; entonces una nube vino a sus ojos y les empañó de modo que no podía ver sino lo que estaba cerca y así disminuyó su inteligencia, y quedó el hombre como es. "Así fueron formados nuestros primeros abuelos y padres por el Corazón del Cielo y el Corazón de la Tierra", según las tradiciones de los antiguos indígenas de América Central.