LA CEIBA

LAS RUTAS GARIFUNAS

"Hacia 1807, los garifunas tuvieron desacuerdos con el régimen español y muchos de ellos abandonaron Trujillo" (10) Algunos se desplazaron hacia la desembocadura del río Patuca (11), otros tomaron rumbo oeste hasta llegar a la barra del río Cangrejal, en los primeros meses del año de 1810 (12)

"Los primeros caminos que existieron para comunicar el sector de La Ceiba (co- nocida entonces como la barra del Cangrejal, punta Cangrejalo Pueblo Nuevo), con el resto de Honduras; fueron los caminos costeros de herradura que abrie- ron los garifunas. A estos caminos popularmente se le conocia como "a raya de costa", pues en grandes tramos de los mismos, se transitaba por la playa del mar, para esquivar los pantanos y trechos peligrosos de la tupida selva tropical" (13).

La ruta salía del puerto de Trujillo rumbo oeste pasando por la actual Santa Fé, después de cruzar el río Mármol, continuaba rumbo a San Antonio y Guadalupe, recto a Punta Betulia y Punta Gorda hacia Plan Grande. De este punto se internaba en el territorio cruzando las alturas de las Niguas, para esquivar unos farallones que hacen intransitable el paso por la playa del mar, hasta caer a Río Esteban, San Luis y Balfate (ver mapa).

Luego se continuaba por la playa cruzando el río Lis Lis, Estero Santiago, Barra Vieja hasta Nueva Armenia, abandonando en este punto la playa del mar para esquivar los pantanos de la laguna de Cacao; seguían por Salitrán, Roma hasta Sambo Creek, continuando por la orilla del mar hasta la barra del río Cangrejal. (14).

A partir de 1820 la ruta garífuna empezó a ser transitada por los primeros colonos olanchanos que llegaron a la barra del Cangrejal vía Trujillo (15). Después que fundan La Ceiba en 1835, los olanchanos inician la brecha del camino carretero: Olanchito- Yaruca-La Ceiba, por el trágico paso "El cerro de las Culebras", que con el correr del tiempo llegó a ser más usado que la ruta por Trujillo, sobre todo desde el año de 1887, fecha en que "se inicia la construcción de un buen camino carretero La Ceiba-Olanchito vía Yaruca, gracias a la actividad del Alcalde Guadalupe A raque, para mejorar la suerte de los olanchanos que viajaban a esta ciudad, por el paso de las Culebras" (16).

Existió otra ruta garífuna por mar, llegando a ser más importante que la terrestre, sobre todo en el período del auge del contrabando (1810-1860): Trujillo, Santa Fé, Balfate, Nueva Armenia, La Ceiba y viceversa (17). Con el inicio del auge bananero poco a poco esta ruta fue perdiendo importancia, al reducirse los viajes de Trujillo a veces pasando por Balfate, luego a Nueva Armenia y La Ceiba. A partir de 1870 el grueso de la ruta marítima se daba sobre todo entre La Ceiba y Nueva Armenia; los dos emporios bananeros del sector este del Litoral Atlántico. (ver al final de este segmento el mapa de las rutas)

"Nueva Armenia era un pequeño puertecito ubicado en la desembocadura del río Papaloteca. Grandes cargamentos llegaban a esta aldea procedentes de La Ceiba a los negocios y casas comerciales establecidos en la orilla del mar y del río Papaloteca, el cual divide a la comunidad en dos partes: La Gran Vía o Armenia, donde vivía la población blanca que llegaron huyendo de unas guerras europeas. En este sector vivían los potentados finqueros independientes que en La Ceiba llaman Poquiteros ya pesar de tener dinero, vivían malamente en grandes champas con techo de zinc. En esta zona vivían también muchos olanchanos que presu- mían ante todos de ser de las mejores familias de Juticalpa y Catacamas.

Cuando comenzaron a llegar a vivir a la comunidad los negros, la población europea los tiró al otro lado del río, llamándole por tal motivo a esta zona Nueva Armenia que es como se conoce en la actualidad a toda la población, comunicándose con sus vecinos blancos solo por cayucos o botes con motores. Donde vivían los negros caribes es la zona más fangosa e insalubre de toda la comunidad" (18).

"La población blanca de Armenia nunca permitió que en su sector funcionaran estancos, cantinas y burdeles, los que se fueron a establecer al sector negro de Nueva Armenia, contribuyendo en gran medida a la degeneración alcohólica de los morenos. Los dueños de estos estancos eran, en gran mayoría los blancos de Armenia" (19).

"Cuando los negros se ponían bien borrachos, lloraban como niños al recordar que venían de una isla del Caribe donde vivieron con todo lujo y fueron poderosos, a tal grado que los franceses los respetaban.

Muchos se ponían como locos tomando cuchillos de mesa, gritando que querían matar a los ingleses por la forma en que los humillaron. Algunos aseguraban no poder resistir la pérdida de su libertad.

A finales del siglo XIX estos dramas se fueron terminando, al ir 1 desapareciendo la vieja generación y al emigrar otros a Belice. Nunca se supo en

Nueva Armenia si lo que decían los negros era cierto, o era la consecuencia de beber tanto ron de Jamaica" (20


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