JOSE TRINIDAD CABAÑAS FIALLOS

BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE CABAÑAS

Por: Lic. Miguel Cálix Suazo
mcalixs@yahoo.com
Presidente del Instituto Morazánico

Los hondureños casi no hemos hecho nada para enaltecer y emular los ejemplos de hondo civismo que nos legó José Trinidad Cabañas, el hombre más honrado que ha producido Centroamérica, llamado con razón el Caballero sin Tacha y sin Miedo o el Bayardo de Honduras, en rememoración de otro pro hombre nacido en el Sureste de Francia hace varios siglos y que se llamó Pierre du Terrail, a quien se le denominaba con tales apelativos. Esa actitud generalizada se puede corroborar por que desde hace mucho tiempo debimos comenzar a prepararnos para la celebración el próximo año de 2005 del Bicentenario del Nacimiento del más fiel y valiente soldado de Morazán, que fue Presidente de Honduras y que en 1852 fue electo Presidente de Centroamérica en uno de los tantos intentos fallidos de reconstrucción de la Patria Grande.

Toda esta indiferencia está enraizada en el bajo apoyo a la Cultura que se ha venido brindando, pese a las Declaraciones de las Cumbres Presidenciales, como la del 25 de octubre de 1994 –Compromisos de Paz y Desarrollo de Tegucigalpa- en que se dijo: “29. Nos comprometemos a hacer de la cultura la más alta expresión de nuestra identidad nacional y regional, en el marco del Sistema de la Integración Centroamericana, con respeto a la pluralidad étnica y cultural de nuestros pueblos y con una visión actualizada de las transformaciones que se operan en el mundo”.

Lo propio puede decirse de otra declaración firmada por Honduras, la Cumbre Presidencial del 19 de abril de 1998 –conocida como la Declaración de Santiago- en la que se afirmó, que: “La cultura es factor importante para la integración de nuestros pueblos y la diversidad cultural latinoamericana y caribeña proyecta la verdadera riqueza de nuestras sociedades”.

No obstante lo anterior, aún es tiempo de hacer algo. Y para ello el Instituto Mora-zánico desde el 31 de octubre de 2003 ha venido realizando algunas acciones para conmemorar el BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE CABAÑAS. Una de ellas ha sido solicitar el apoyo del Instituto Hondureño de Antropología e Historia para que dictamine favorablemente ante quien corresponde para lograr que el Congreso Nacional haga la Declaratoria de Monumento Nacional de la Casa en que vivió y murió José Trinidad Cabañas en Comayagua, que está en total ruina. En respuesta a nuestra solicitud, el Consejo Directivo de aquel Instituto decidió crear el COMITÉ DE TRABAJO PARA LA ADQUISICION Y RESTAURACION DE LA CASA EN QUE VIVIO Y MURIO JOSE TRINIDAD CABAÑAS EN COMAYAGUA, bajo la Presidencia del Instituto Morazánico, y que realizó su primera sesión de trabajo el 18 de junio del presente año tuvo.

Con el mismo fin, el Instituto Morazánico está elaborando una propuesta que elevará al Congreso Nacional –y que ojalá algún diputado la tome como su iniciativa de ley- para la creación de un COMITÉ PARA LA CONMEMORACION DEL BICENTARIO DEL NACIMIENTO DE CABAÑAS.

En relación con la contribución económica que todos debiéramos hacer para rescatar y restaurar dicha casa, ojalá sepamos corresponder a aquella actitud de Cabañas cuando declinó recibir la pensión vitalicia que le otorgó el Estado de Honduras en mayo de 1851, mediante la cual él mismo quería contribuir con sus escasos recursos a ayudarle al Gobierno a realizar su labor. En tal ocasión pronunció estas palabras inmortales “Y yo, que desearía tener cuantiosas riquezas que suministrarle (al Gobierno), a fin de que cubriese tantas y tan importantes atenciones a que no es posible acudir por falta de medios, ¿cómo habría de querer aumentar sus apuros gravándolo con aceptar una pensión?”. Sentenció además: “Todos los ciudadanos tenemos la más estrecha obligación de ser útiles a la Patria, y defenderla cuando se ve amenazada de algún peligro; y, cuando hemos tenido ocasión de prestarle algún servicio señalado no hemos hecho más que llenar nuestro deber...” Luego agregó que el Decreto del Órgano Legislativo del 11 de mayo de 1851, mediante el cual lo condecoró con el título de Soldado de la Patria “es un premio más que suficiente por los servicios que yo haya prestado, y que deja mi ambición superabundantemente satisfecha, no siendo después de esto dable que acepte una pensión…”.

Estas palabras debieran estar esculpidas en la mente y el corazón de todos los hondureños, y ellas solas debieran ser suficientes para mover la conciencia nacional para que en este Bicentenario, sin mezquindades que ofendan su memoria, le tributemos la justicia que hasta ahora le hemos negado. Ojalá también que los medios de comunicación comiencen a reivindicar a Cabañas y contribuyan al rescate de los valores cívicos, morales y espirituales, que tanta falta hacen para evitar caer en mayores y deprimentes niveles de corrupción.



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