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DISCLAIMERS: Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle,  y otros personajes de "Xena" son absoluta propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. No se pretende infringir los derechos de autor en está historia; esta historia no puede ser vendida o usada en beneficio de ningún tipo, pues hay derechos de autor propios.

DISCLAIMER / ADVERTENCIA DE AMOR /SEXO: Esta historia es explicita en cuanto a la relación de amor y sexo entre dos personas adultas. Si eres menor de 18 años, por favor no la leas.
COMENTARIOS: elogios, comentarios,  insultos, amenazas de muerte… todo a evelyn_chio@hotmail.com 


¿ÉL O ELLA?

Por Evelyn Chio

 
Sara miraba pensativa por la ventanilla del avión, para su gran sorpresa días antes había recibido un billete para una persona con motivo de ser el ganador de un concurso al cual ella no recordaba haberse inscrito. El premio consistía en una semana con todos los gastos pagados para “conocer la magia griega”, o eso ponía en el folleto adjunto.

La verdad es que siempre le había interesado mucho lo relacionado con la cultura griega, así que no dudó en aceptar ese billete y tomar el avión directo hacia Atenas.

El viaje se le hizo más corto de lo normal, desde Roma hasta Atenas no había mucho a decir verdad, pero siempre le había cansado estar muchas horas sentada sin poder moverse…

Al llegar vio a lo lejos a uno de esos guías con un cartelito esperando la llegada de un grupo, el nombre del cartelito era el mismo que la empresa que patrocinaba el viaje así que se acercó y le entregó su folleto. Pasados unos minutos se le unieron a ella distintas personas de diversos vuelos; una pareja de recién casados, un marido y su mujer con tres hijos pequeños y un joven que se mantenía un poco al margen de ellos. El guía les indicó que subiesen a un microbús que los llevaría al hostal reservado sólo para ellos.

Sara se sentó al final y se dispuso a disfrutar de las impresionantes vistas que sabía que tenía este país, tan inmersa estaba en sus pensamientos que no se daba cuenta de las continuas carantoñas de los recién casados, de los gritos de los niños y de sus padres regañándolos, y tampoco se daba cuenta de la mirada profundo de aquel joven mirándola en silencio.

Llegaron al hostal que más parecía un pequeño palacio antiguo, estaba a pie de playa prácticamente, no había más muestras de civilización a varios kilómetros a la redonda. El sol se ocultaba lentamente tras la profundidad del mar dejando paso poco a poco a un sin fin de estrellas, realmente iba a venirle muy bien este viaje para olvidarse de la rutina de su trabajo y de su vida cotidiana.

-         A las 9 de la noche es la hora de la cena en el comedor, suban a sus habitaciones y acomódense, mañana empezaremos la visita a las antiguas ruinas griegas

  Cada uno se fue a su habitación, por primera vez Sara se dio cuenta de la mirada de aquel joven, tenía unos profundos ojos azules, eran los más bonitos que había visto en su vida, su piel era morena, de pelo moreno corto peinado levemente hacia arriba, vestía unos pantalones blancos y una camiseta también blanca, Sara se sintió algo incómoda al comprobar que no retiraba la mirada, cogió su maleta y subió las escaleras hacia un gran pasillo. Contó las puertas, el guía le había indicado que la suya era la tercera a la derecha, abrió la puerta y no pudo sostener un sonido de admiración.

La habitación era bastante amplia, una gran cama de matrimonio en el centro, una pequeña sala continua que daba al cuarto de baño, pero sobretodo una terraza, una gran terraza por donde se veía el mar… el atardecer, entró y cerró tras de si, se sentó en la cama descubriendo que era bastante cómoda.

Agotada se dejó caer y cerró los ojos.

  -         Señorita Anderson? Es hora de cenar! – unos golpes en la puerta hicieron que Sara despertara de aquel extraño sueño, se había visto a ella misma en un extraño lugar, un lugar que le resultaba vagamente familiar, pero del que estaba segura nunca había visto antes.

  Una vez hubo cenado y conversado levemente con la mujer que acababa de casarse se disculpó y se dirigió a su cuarto. Estaba muy cansada y quería continuar con su sueño, mañana sería otro día…

  Una mujer de gran hermosura, ojos verdes, pelo rubio corto, vestida con una especie de top y una faldita por la mitad del muslo, pasaron unos segundos hasta que Sara pudo comprobar que era ella misma, pero lo veía todo fuera de su cuerpo, no sabía que pasaba exactamente, de repente escuchó a lo lejos una voz dulce que pronunciaba un nombre, Sara se vio a si misma dirigiéndose hacia el lugar donde provenía esa voz

  -         Gabrielle… - sentía deseos de llegar hacia esa voz, era la voz más dulce que jamás había oído, una voz que le transmitía seguridad - …Gabrielle…

  La figura de una mujer se hacía cada vez más visible, lo primero que pudo ver fueron unos profundos ojos azules llenos de amor, poco a poco pudo ver claramente a esa mujer que la llamaba. Era alta, morena con el pelo largo, de una gran belleza, nunca había visto una mujer tan bella como aquella, se acercó lentamente hasta donde se encontraba

  -         Ha pasado tanto tiempo Gabrielle… - Sara se veía hipnotizada por ella, atraída, aun no sabía por qué la llamaba de ese modo, pero era llevada a ella irremediablemente

-         Quién eres? – sólo recibió una sonrisa llena de ternura por respuesta

-         Aun es pronto… - no podía dejar de mirar aquellos ojos, sentía que se perdía en ellos, aquella mujer se acercó lo poco que las separaba y fue acercando poco a poco su cara a la de una confundida Sara

Finalmente sus labios se unieron, Sara pudo sentir con claridad la suavidad y el calor de aquellos labios sobre los suyos, fue un simple roce, pero miles de imágenes confusas comenzaron a repetirse.

Sara despertó de golpe, sobresaltada, nunca antes había soñado algo parecido, temblaba levemente, llevó su mano hacia sus labios, aun podía sentir con claridad aquella suavidad con la que le besó esa extraña mujer, se sentía totalmente confundida, nunca antes había soñado ese tipo de cosas con una mujer…

Miró el reloj, aun era temprano, pero aunque quisiera no podría volver a dormir. Se aseó, se vistió y se dirigió a la planta baja de la casa.

Al llegar vio la figura de un hombre sentado en la alfombra delante de la chimenea, a medida que se acercaba comprobó que se trataba del joven que la miraba siempre fijamente, se sentó cercana a él y lo miró.

Estaba mirando fijamente las llamas de la chimenea, parecía no haberse percatado de ella

  -         Hola… - él la miró al oír el saludo de ella, sonrió levemente como respuesta, Sara no pudo dejar de mirar sus ojos, les resultaban familiares, ese azul intenso, se fijo en su figura, en su cara, realmente era guapo, no… más que guapo, tenía un atractivo particular, estaba con los mismos pantalones blancos que el día anterior, sin camiseta sus músculos eran notorios, el contraste del color de su piel con la tenue luz de las llamas hacia un conjunto bastante… erótico

  Sara se ruborizó levemente al pensar en ello, y al comprobar que después de un rato él seguía mirándola fijamente

  -         Por qué me miras así?

-         Te incomoda? – hubo un nuevo silencio un instante

-         Si…

-         Disculpa – apartó la vista fijándola de nuevo en las llamas – sólo observaba tu belleza

  Sara se ruborizó nuevamente, sonrió y lo miró de nuevo

-         Desde cuándo estás despierto?

-         Un rato… no podía volver a dormir…

-         Lo mismo me pasó a mi – volvieron a mirarse a los ojos

-         Insomnio? – Sara negó con la cabeza sonriendo levemente

-         Sueño – él devolvió la sonrisa con timidez – me llamo Sara

-         Alexander, puedes llamarme Alex

-         De dónde eres Alex?

-         De aquí, soy griego, vengo a menudo a estos lugares

-         Te gusta la antigua civilización griega?

-         Más que gustar… me siento a gusto… cuando estoy en antiguos templos ya en ruinas… cuando paseo por las playas cercanas… sobretodo cuando monto a caballo por ellas – Sara lo miró como hipnotizada – y tú? De dónde eres?

-         Soy natal de New York, aunque trabajo en Venecia – Alex asintió – y vine aquí gracias a uno de esos concursos en los que ni sabes que participas

  Ambos rieron levemente, acababan de conocerse, pero ambos disfrutaban con la compañía del otro, Alex no podía dejar de admirar la belleza de aquella mujer, desde que la viera por primera vez en el aeropuerto sintió deseos de conocerla, pero su timidez podía con él.

Después de varias horas de risas, de miradas fijas y furtivas, de conocerse mejor, se prepararon para empezar la visita turística por los alrededores.

Subieron al microbús y se sentaron juntos sin dejar de conversar sobre sus vidas, al poco rato de disfrutar con las vistas llegaron a unas ruinas, bajaron y escucharon lo que el guía les iba explicando.

  -         Se cree que estas ruinas pertenecieron hace más de dos mil años a uno de muchos templos dirigidos a los dioses griegos, hay los que dicen que perteneció a la diosa del amor, afrodita, otros dicen que estaba dirigido a su dios de la guerra, sea como sea es una gran muestra de la majestuosidad de la Grecia antigua… - todos escuchaban la retahíla del guía más interesados en lo que veían que en los que escuchaban, Alex se separó levemente del reducido grupo y se sentó en una gran piedra que bien pudo ser parte de aquel templo en otros tiempos, Sara al verlo se acercó

-         Ya viniste antes aquí

-         No, pero no me interesa lo que ese – señaló con la cabeza al guía – pueda recitar de memoria, prefiero pararme y respirar el aire… escucharlo… sentirlo…

  Sara lo miró extrañada y a la vez atraída, Alex la cogió de la mano y la atrajo hasta él, se sentó en su pierna izquierda mientras sentía como Alex bajaba su mano por el brazo de ella suavemente hasta acomodarla en su cadera

Se acercó a su oído

  -         Cierra los ojos – hablaba en un susurro en el oído de Sara, mientras ésta sentía como un escalofrío recorría su espalda – siéntelo… - Sara hizo caso cerrando los ojos, al momento comenzó a escuchar como el sonido de las olas lejanas romper en un acantilado… como el aire al chocar con las hojas de un árbol cercano parecía ser más el susurro de una persona, realmente era relajante…

Sentía la mano de Alex en su cadera acercándola cada vez más a su cuerpo, abrió los ojos lentamente y centró su mirada en el azul de los ojos de Alex, se sentía levemente mareada, acercó la cabeza a la de él lentamente deseando besar aquellos labios, ambos lo deseaban, Sara ya sentía el aliento caliente de Alex en sus labios cuando una voz rompió la magia del momento

  -         Señores, suban al microbús ya, debemos seguir con lo planeado hoy – ambos miraron con agresividad al guía que los miraba indiferente, Sara se levantó algo nerviosa y se dirigió al microbús sin mirar a Alex, el cual no pudo dejar de mirarla hasta que se sentó junto a ella

  Al cabo de un rato comenzaron a hablar de temas sin importancia, ninguno volvió a mencionar lo que momentos antes estuvo apunto de ocurrir, aunque ninguno de ellos podía sacárselo de la cabeza

  Cuando llegaron al hostal ya era de noche, una vez habían cenado se sentaron en la alfombra como por la mañana, pero esta vez estaban más cerca el uno del otro

  -         Cuéntame alguna leyenda – Alex la miró extrañado

-         De qué tipo?

-         Ya sabes… leyendas griegas… antiguas… de superhombres y cosas por el estilo… 

 Sara tenía un brillo en los ojos, Alex sonrió levemente y bajó la mirada

-         No soy bueno contando historias

-         Sólo intenta que yo me entere de lo que intentas decirme, es fácil

-         Tal vez para ti que eres reportera… - rieron levemente – está bien…

  Después de que Alex le contase varias historias Sara tenía una cara de satisfacción, Alex sentía algo muy profundo por aquella mujer de ojos verdes que le miraba con atención

  -         Ya

-         Ya? – utilizó un tono como de niño entristecido

-         No me sé ninguna más! – Alex puso cara de diversión ante la cara de decepción de Sara – ya escuchaste todas las más importantes, que son las que me sé…

-         Oh si… mister importante…

  Las risas y las miradas cómplices siguieron hasta altas horas de la madrugada, cuando Sara se acostó agotada de un día largo…

  Otra vez aquel lugar, otra vez aquellas extrañas ropas, otra vez aquella mujer tan hermosa mirándole a los ojos, era como el sueño del día anterior, se sentía tan a gusto con aquella mujer, tan segura, tan… ¿feliz?

  -         Gabrielle… ha pasado mucho tiempo, pero estamos otra vez juntas… ahora que te encontré no dejaré que te separes de mi nunca más… - la extraña mujer se acercó a Sara, pero ella la detuvo un instante

-         Por qué me llamas Gabrielle? …quién eres? – ella se limitó a sonreír como hiciera la vez anterior

-         Gabrielle… aun tienes que recordar… quién eres realmente… quién soy… quiénes éramos juntas… - Sara la miró a los ojos sin comprender, un cúmulo de imágenes golpearon en su cabeza

  En las imágenes se veía claramente a ella y a esa mujer, en distintos momentos, muchos momentos buenos y malos de… ¿su vida?, ¿qué estaba pasando? Las imágenes cada vez eran más confusas y más seguidas, la última imagen que pudo ver con claridad fue a aquella mujer muerta

  -         Xena!! – Sara despertó más sobresaltada que el día anterior, había gritado el nombre de aquella mujer, estaba muy confundida, no pudo evitar llorar durante un largo rato, sudaba, lloraba, estaba realmente asustada

  Qué habían sido todas esas imágenes? Les resultaban muy familiares, pero no lograba entender por qué, tampoco sabía quién era aquella mujer, pero sabía que era alguien importante, se levantó y aun con una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos se dirigió a la chimenea deseando con todas sus fuerzas que Alex estuviera allí.

Al llegar no le encontró, algo decepcionada se sentó donde siempre lo hacía y miró las llamas, no pudo evitar volver a ponerse a llorar, no entendía qué pasaba, pero aquel sueño era realmente trastornante.

Al rato de estar sollozando y llorando en silencio sintió como unos brazos fuertes la abrazaban por la espalda

-         Shhh, tranquila… - la voz susurrante de Alex la tranquilizó, apoyó su cabeza en su pecho y cerró los ojos tranquilizándose

  Alex depositó un suave beso en el cuello de Sara haciendo que tuviera un escalofrío, la abrazó por la cintura más fuerte acercándola a él, ella sentía la respiración de Alex pausada, tranquilizante, poco a poco entró de nuevo en el sopor del sueño

Cuando despertó estaba acostada en su cama, miró alrededor y se encontró a Alex sentado en una silla mirándola

  -         Hola – sonrió levemente dándose cuenta que había despertado – estás más tranquila? – Sara asintió con la cabeza sin poder dejar de mirarle

  Hubo un silencio en el que ambos se miraron intensamente durante varios minutos, finalmente Alex se levantó y salió de la habitación sin decir nada

  Ese día el microbús les había dejado en las ruinas de un castillo, el guía les fue indicando los lugares por donde podían adentrarse, pero los que no podían seguir debido a que no era seguro, luego se puso a hablar con el conductor tranquilamente mientras cada uno iba libre inspeccionando el lugar.

Sara comenzó a andar seguida por los demás, cuando llegaron a la única sala donde se les permitía entrar todos se fueron, menos Sara y Alex que se quedaron en silencio observando el lugar

  -         Nunca imaginé que en Grecia hubieran castillos… - Alex la miró sorprendido

-         Por qué no? Es un lugar como otro cualquiera… en todos lados hay antiguos castillos…

-         Ya, pero no se… supongo que mi idea de Grecia siempre fue muy generalizada – Alex se encogió de hombros y miró un pasillo que se perdía al fondo

-         Me pregunto que habrá por aquella zona…

-         Total… no podemos pasar… es peligroso, ya oíste… - hizo caso omiso a Sara y se dirigió al pasillo – Alex! Qué haces?

-         Oh! vamos…, qué puede pasar

-         Que se caiga! Por ejemplo! – la miró largo rato con una media sonrisa cautivadora, se giró y entró

  Sara resopló y entró detrás de él, la oscuridad cada vez era mayor en aquellos pasillos, Sara cogió la mano de Alex mientras no paraba de repetirle que volvieran atrás

  -         Nunca te he dicho que hablas mucho Sara? – ella le miró algo ofendida – era broma, vamos confía en mi – agarró más fuerte su mano y continuó andando

  A medida que avanzaban se hacía todo más oscuro, pero llegaron a un punto en que vieron un luz a lo lejos, se miraron extrañados cuando se dieron cuenta que era una antorcha

  -         Cómo puede haber una antorcha encendida en este lugar…? – Alex hablaba en voz alta como para si mismo, Sara apretó con fuerza la mano de él

-         Volvamos Alex… por favor… - Alex miró a los ojos de Sara, aquellos ojos verdes de los que estaba enamorado, los que siempre mostraban dulzura, ahora mostraban miedo, apenado por lo que había provocado en ella asintió lentamente

  Cuando se dieron la vuelta se encontraron con una verja en mitad del pasillo donde antes no estaba, Alex se soltó de Sara y agarró con fuerza los barrotes de la verja intentando moverla, Sara miraba desconcertada, esto no podía estar pasando…

Después de varios golpes inútiles Alex miró a Sara derrotado

  -         Debemos seguir… - ella asintió levemente, Alex cogió la antorcha en una mano, con la otra cogió la mano de Sara y continuó por el largo pasillo…

  Cuando llevaban varios minutos andando Sara sintió como que se adormecía sin quererlo, Alex se sentía igual que ella, pero Sara cayó al suelo antes que él, Alex se agachó algo aturdido para comprobar que se encontraba bien, pero lentamente también sucumbió y se durmió.

  Sara estaba otra vez en el mismo lugar que todas las noches, observó como la cara de Xena, que las veces anteriores la miraba con amor, ahora la miraba con temor

  -         Gabrielle, debes entender quién eres realmente, quién soy yo realmente, quiénes fuimos… debes hacerlo… - las imágenes volvieron a repetirse en la cabeza de Sara, pero esta vez eran más pausadas, Sara se fijaba en los detalles

-         Conozco a estas personas… - recordaba escenas, datos, momentos…, miró a Xena fijamente – lo recuerdo… Xena… - ambas se miraron sonriendo sin poder ocultar su alegría, Xena abrazó con fuerza a Gabrielle

-         Ahora debes volver…

  Gabrielle despertó, estaba encadenada por las muñecas y por los tobillos a la pared, miró a todos lados y vio a Alex en el suelo tumbado aun inconsciente, buscó con la mirada algo con lo que poder liberarse y vio a lo lejos un arma muy conocida para ella, era el Chakram de Xena, puesto a forma de trofeo sobre un pedestal iluminado por un extraña luz.

Después de buscar durante un rato alguna forma de liberarse una luz apareció delante suya, que al desvanecerse dio paso a la figura de un hombre

  -         Ares!

-         Hola Gabrielle, cuánto tiempo… - Ares sonrió malévolamente

-         Qué pretendes Ares?

-         Lo que siempre quise… un heredero digno de mí…, bien sabes que mi madre predilecta fue siempre Xena…, pero por alguna extraña razón… no logro encontrar su alma por ninguna parte… - Gabrielle lo miraba intentado mostrar seguridad como Xena siempre hacía – mis poderes se han debilitado Gabrielle…, estoy encerrado en este lugar para la eternidad…, pero si consigo tener un hijo podré reencarnarme en él y volver a vivir! – Ares la miraba con lujuria y ansia de poder

-       Aléjate de mi Ares – no era una amenaza, realmente no lo era, no estaba en situación de amenazar, menos a un Dios, Ares simplemente se limitó a sonreír con malicia y a acercarse cada vez más a Gabrielle

  Estaba apunto de besarla cuando un golpe en la pared les llamó la atención, pudiendo observar el Chakram de Xena volver a manos de Alex, ambos le miraron sorprendidos

  -         Ares… tú nunca cambiarás…? – Ares miró a Alex y sonrió levemente

-         Tú si que nunca cambiarás… Xena… - los ojos de Alex/Xena se posaron en los de Gabrielle y volvieron a centrarse en Ares – pero aunque si pudiera te poseería… - miró a Xena de arriba abajo – has perdido mucho…

-         No tanto…, suéltala

-         Eso es un mandato Xena?

-         Tómalo como quieras… - Ares negó con la cabeza

-         No no… mi princesa guerrera… - Ares hizo aparecer una espada y la empuñó, Xena miró alrededor y vio su espada cubierta de polvo cercana donde estaba el Chakram, de un salto característico se colocó delante de ella y la sujetó con fuerza enfrentando a Ares

  Ambos comenzaron una lucha de espadas muy violenta, Xena esquivaba los embates de Ares como podía y le respondía con golpes rápidos y precisos. En un descuido Xena golpeó con fuerza la cara de Ares haciendo que éste perdiese el conocimiento momentáneamente.

Con ayuda de su espada liberó a Gabrielle, ambas se abrazaron con fuerza

  -         Salgamos de aquí…

  Cuando se dirigían a la salida una bola de fuego golpeó la pared con fuerza, el castillo comenzó a temblar desprendiéndose del techo rocas, Gabrielle se adentró corriendo por el pasillo de salida mientras Xena miraba por última vez a Ares quien le miraba resignado

  -         Volveremos a vernos Xena

-         No lo dudo…

  Salió de la sala justo cuando la puerta que conducía al pasillo se bloqueó, al poco rato alcanzó a Gabrielle, ambos salieron del castillo y se encontraron con todos preocupados

 

-         Les dije que no debían adentrarse en los pasillos, era peligroso! – Xena y Gabrielle se miraron cómplices

-         Lo sentimos

-         Vamos suban! Ya perdimos mucho tiempo con esto… - todos estaban molestos por lo ocurrido, se sentaron en el microbús y éste regresó al hostal

  Una vez cenaron Gabrielle se dirigió a su cuarto, se sentó en la cama y se quedó pensativa, al rato entró Alex/Xena sin siquiera llamar y se quedaron mirándose fijamente un instante, no habían tenido ocasión aun de hablar tranquilamente sobre su situación

  -         Desde cuándo sabías que tú… eres tú?

-         Desde la primera noche aquí…

-         Sabes? Soñé contigo…

-         Lo se… yo también soñaba Gabrielle… -  Gaby se limitó a sonreír abiertamente, Xena se acercó a ella y se sentó en la cama, acarició su cara dulcemente – te he echado tanto de menos…

-         Y yo a ti Xena… - ambas sonrieron y se acercaron lentamente hasta unir sus labios

  Gabrielle volvió a sentir el calor de aquellos labios sobre los de ella, abrió levemente los suyos para dejar entrar la lengua de Xena que dulcemente entró explorando aquel lugar tan amado por ella. El beso se volvió apasionado, Xena tumbó lentamente a Gabrielle en la cama colocándose ella encima sin dejar de besarla, se separaron un instante para mirarse a los ojos

  -         Es extraño

-         El qué?

-         Sentirte como… un hombre… - ambas miraron hacia la entrepierna de Alex/Xena, la cual mostraba un estado de excitación grande, se miraron y rieron

-         Tal vez sería mejor llamarnos como las personas que somos ahora… - “Sara” sonrió y asintió con la cabeza

-         No he estado con ningún hombre aun… “Alex” – sonrió divertida mirándole

  Alex la miró largo rato a los ojos perdiéndose en ellos, volvió a besarla con más pasión mientras con sus manos recorría el cuerpo de Sara, ella no podía evitar emitir sonidos de placer, Alex abrió la camisa de Sara y se la quitó con ayuda de esta, quitó el sujetador de igual forma y observó los senos de ella

  -         Dios… sigues siendo tan bella… - acercó su boca a uno de ellos y los acarició con la lengua haciendo que Sara arqueara la espalda de placer, atrapó uno de los pezones erectos con sus labios y succionó con delicadeza mientras con la mano acariciaba el otro seno

-         Xena… - Sara gemía de placer, Alex se acercó a su boca y antes de darle un beso…

-         Alex, soy Alex… Gabrielle… - se sonrieron cómplices y Alex volvió donde lo había dejado

  Continuó bajando pasando su lengua por su estómago, el que se contraía ante el contacto, mientras Sara suspiraba y se agarraba con fuerza a las sábanas. Alex se detuvo un instante en su ombligo para seguir bajando, Sara elevó un poco las caderas para que Alex pudiera quitarle los pantalones y las bragas, lo tiró todo al suelo y miró con placer el centro del deseo de Sara, enterró su cara en el mismísimo cielo, Sara gemía de placer y movía las caderas al ritmo que Alex introducía su lengua en ella, centró las caricias de su lengua en el punto clave de su placer mientras introducía dos dedos dentro de ella, Sara no podía aguantar más y con un último suspiro tuvo el orgasmo deseado.

Alex subió besando lentamente todo su cuerpo hasta llegar a su boca, lamió sus labios e introdujo su lengua dentro de la boca de Sara, la excitación era tan alta que le dolía el simple hecho de estar aprisionada en los pantalones, pero se limitó a besar con amor a Sara.

Se miraron a los ojos y Sara, con un movimiento rápido, se puso encima de él quedando a horcajadas, sintió la erección de Alex a la vez que Alex sintió el roce con sus pantalones de ella, ambos se miraron con pasión, Alex observaba sus movimientos mientras ella liberaba del dolor su miembro ya dispuesto para ser suyo, se colocó encima y comenzó a bajar lentamente hasta que entró totalmente, una lágrima de dolor y felicidad corrió por su mejilla, Alex se incorporó quedando sentado y ella sentada encima suyo y besó con dulzura la lágrima, Sara respiró profundo y comenzó un movimiento lento de subir y bajar que empezaba a enloquecer a Alex, quien besaba con pasión el cuello de Sara.

Cuando ya se acostumbró a tenerle dentro comenzó a acelerar ese movimiento entre gemidos de Alex, mientras se besaban Alex llevó sus manos a las caderas de Sara dirigiendo el movimiento, haciéndolo cada vez más rápido, hasta que finalmente llegó al máximo del placer derramándose dentro de ella.

Respiraron aceleradamente sin dejar de mirarse varios minutos, se besaron con dulzura y se tumbaron abrazados.

  Sara volvía a soñar, pero esta vez era un lugar distinto, un atardecer… un sitio muy familiar…

  -         Aquí fue donde nos despedimos… - Xena la abrazaba dulcemente por la cintura

-         Si… - se quedaron en silencio disfrutando del atardecer, hasta que Gabrielle habló

-         Nunca pensé que pudiera llegar a sentir con un hombre lo que llegué a sentir contigo… - Xena la miró y sonrió

-         Técnicamente has hecho el amor conmigo Gabrielle… - Gabrielle sonrió satisfecha, se abrazó a Xena y suspiró, se quedaron en silencio abrazadas disfrutando del momento

  Cuando Sara despertó estaba abrazada a Alex, él dormía placidamente aun, con una leve sonrisa de felicidad en sus labios, besó dulcemente su frente y le miró largo rato…

  -         Te amo… Xena…

-         Yo también te amo Gabrielle… - Sara sonrió abiertamente, se abrazó de nuevo a él y esperó que se despertara para poder repetirle una y mil veces lo mucho que “la” amaba…

  FIN

Nota: weno… fue mi primer fanfic de Xena…, espero les haya gustado…, ya escribí anteriormente fanfics de x-files, pero esto es muy distinto, jeje, un saludo a todos y gracias por haberlo leído.


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