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Disclaimers: Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle y todos sus personajes son absoluta propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. No se pretende infringir los derechos de autor en está historia; esta historia no puede ser vendida o usada en beneficio de ningún tipo, pues hay derechos de autor propios. Copias de esta historia pueden realizarse para uso privado, y deben incluir todos los DISCLAIMERS y copyright.

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Comentarios a: ffmorgan1@hotmail.com


EN CINCUENTA AÑOS

Autora: FFMorgan

Una lejana aldea amazona, dos figuras sentadas en una hamaca, contemplando el atardecer, sus cuerpos entrelazados, una de ellas... morena, guerrera, con ojos mas azules que el cielo, la otra... rubia, menuda, bardo, de ojos verdes cual lagos transparentes, la guerrera baja sus párpados, una sonrisa se instala en su cara, la bardo la contempla como si pudiera ver a través de su alma...


“Veo tu rostro... ahora tan sereno, esa sonrisa cálida que me regalas día a día... ¡Oh Xena... sigues siendo tan hermosa como la primera vez que te vi!... ese lejano día, en las afueras de mi aldea, el miedo había hecho presa de mí, me invadía, de pronto mis ojos encontraron los tuyos, el miedo se esfumó como por encanto, allí me cautivaste... en ese momento supe que mi destino era estar contigo, que te seguiría hasta el fin del mundo de ser necesario... cuantos recuerdos pueblan mi mente mi dulce Xena...


La primera vez que moriste, allí supe lo que realmente era el dolor, no lo había conocido hasta entonces... quise morir contigo... un gran vacío me invadió, me sentía perdida sin ti... ese primer beso, a pesar de estar en el cuerpo de Autolycus, fue... mágico para mis inocentes sentidos, despertaste a la mujer que había en mi, no lo supe entonces... creo que siempre estuve enamorada de ti, pero no me daba cuenta, con tu forma de ser hosca, huraña, retraída... me entregaste mas amor del que una persona puede soñar...
Renunciaste a la vida con tu hermano Lyceus, al que amabas tanto, solo para salvar mi alma... que mayor prueba de amor puede haber...


Cuando estaba muriendo, en ese hospital improvisado, en medio de una estúpida guerra... por primera vez te oí llorar, pidiéndome que no te dejara, fue un sueño hecho realidad, la poderosa guerrera, la que no le temía a nada ni a nadie... me necesitaba a su lado, a mi... a la pequeña bardo... por eso volví amor mío, para estar junto a ti...
Ese tímido y dulce beso que me diste, al despedirte el día de mi boda, aun puedo sentirlo... desee gritarte que eras tú la dueña de mi amor... tu con quien soñaba noche tras noche... desee que me pidieras que no me fuera... que me quedara a tu lado, una sola palabra tuya habría bastado para confesarte mi amor... y guarde silencio nuevamente... cuanto habrás sufrido vida mía, al verme en brazos de otro... aunque no quiera admitirlo, Calixto me hizo un gran favor... se que no suena bien, pero es la verdad... ¡Perdóname Perdicas! ...


Era tanto tu amor, que prometiste estar conmigo aun en la muerte... La muerte... toco tantas veces nuestras vidas querida princesa... La muerte de nuestros hijos termino uniéndonos mas... si ya era posible estar mas unida a ti...
Oh Xena... tantas veces me decías que me amabas con pequeños gestos... yo no me daba cuenta... estaba tan preocupada por evitar que descubrieras lo que yo sentía, que perdía de vista tus gestos de amor, confundiéndolos con cariño de familia
Recuerdo cuando Najara dijo que llegaría el momento de elegir, no entre ella y tu, sino entre tu y mi alma... que equivocada estaba ella Xena... yo te había elegido a ti desde hace mucho tiempo, por que mi alma te pertenecía... te pertenece...


Que gracioso mi guerrera, recién ahora me doy cuenta de cuando fue la primera vez que note que tu me amabas, con el mismo amor que yo sentía por ti... estaba pescando con una red, te decía que de ese modo los peces no sufrían, querías tirarme al agua para que supiera lo que realmente sentían ellos... Amaris apareció de pronto intentando defenderme y tu... mirándome con esos ojos hermosos, profundos, susurrantes, que me quitan la respiración, tan solo dijiste ‘Me rindo ante Gabrielle...’, sentí bullir mi sangre, el pulso acelerado, estabas diciéndome con tu típica forma de decir las cosas ‘Soy tuya Gabrielle, en cuerpo y alma...’, nuestra amiga no entendió nada... en ese momento tuve la certeza de que me amabas, cuando busque consuelo en tus brazos tras la muerte de Ephiny, sentí toda tu ternura, ¡Como disfrute de ese momento...!, aun en mi dolor, te sentí tan mía... y yo tan tuya, de allí en adelante comencé a demostrarte de igual forma cuanto te amaba, quería que te dieras cuenta tal como yo lo hice, pero siempre fuiste lenta para ese tipo de demostraciones de cariño...


Te dije que te amaba una vez mas... cuando nos crucificaron, al verte en esa cruz, con todo ese dolor en la mirada, las palabras escaparon de mi boca y fluyeron sin mas... y aun no pudiste darte cuenta, temías que solo fuera un amor de hermanas me dijiste, después de esa noche que acampamos junto al lago de tu ciudad natal... contemplabas la luna con una tristeza inusual en tu mirada, me acerque a ti... te abracé por detrás, me quede pegada a tu cuerpo durante un instante... hiciste un rápido movimiento, ¡Tan típico de ti... ! y me encontré sentada en tus piernas, rodeada por tus poderosos brazos ‘Aquí estarás mas cómoda’ susurraste, me perdí en tu mirada, dibuje con mis dedos tu sonrisa ‘¿Sabes que te amo mas que a nada en este mundo?’ Musite, ‘Lo sé Gabrielle...’ respondiste triste, ‘¿Y tú me amas de igual forma?’ Te pregunte, clavaste tu mirada en la mía ‘¡¡¡Con toda mi alma!!! ’ Fueron tus palabras, sonreí, acaricie tu mejilla diciéndote ‘¡Me muero por un beso tuyo... Xena!’ no podías creer lo que oías, no pude evitar reírme de tu cara de asombro, balbuceaste algo que no entendí muy bien ‘¿Tendré que robártelo guerrera... o me lo darás tu?’, esa sonrisa de medio lado que tanto adoro, adorno tu rostro emocionado, acercaste tus labios a los míos tocándolos apenas... un leve roce... una caricia... que me hizo sentir dueña del cielo, desde entonces, cada beso tuyo ha tenido esa magia, aun con los años sigo vibrando con cada caricia de tu boca, amada mía... ¡Que amor tan grande es este que nos une!.
Aun deseo que me entierren a tu lado en Anphipolis, porque allí pertenezco... ‘Dentro de cincuenta años... cuando seamos viejecitas... me lo dirás...’ Fueron tus palabras... Ya son cincuenta años vida mía... y quiero descansar a tu lado aun después de muerta...


Me has hecho tan feliz durante toda la vida mi dulce guerrera...
Me he sentido tan amada... tan segura... tan protegida...
¡Nunca me arrepentiré de haber dejado mi camino del amor... matando romanos para salvar tu vida, lo volvería a hacer mil veces mas si fuese necesario... porque mi camino... mi verdadero camino... siempre has sido tu... mi alma gemela, mi...
- ¿Sueñas bardo...? – La pregunta interrumpió sus pensamientos
- ¡Sueño guerrera! – dijo dulcemente, acariciando el ajado rostro de la morena - Después de tantos años juntas... aun me maravilla ver el atardecer en tus brazos - La sonrisa de la guerrera se ensancho, beso los blancos cabellos que otrora fueran rubios
- Y yo bardo mía... aun después de tantos años juntas... todavía deseo pasar el resto de mi vida y de todas las a tu lado...
- ¿Aunque ya esté vieja y arrugada Xena?
- ¡Nunca estarás vieja y arrugada amor mío!, ante mis ojos... sigues siendo la mujer más hermosa que he visto en toda mi existencia – Beso sus labios que ya no tenían la tersura de antaño, la bardo se estremeció con el tierno contacto - ¿Aun tiemblas con mis besos Gabrielle...? – río la morena - ¿Cómo puedes excitarte con una guerrera vieja... cansada... gastada y arrugada como yo... mi amor? – la bardo la miro con los ojos llenos de emoción
- ¡Porque te amé... te amo... y te amaré por siempre Xena... porque te miro y veo en tus ojos a la misma mujer que me salvó de Draco... para mí sigues siendo Xena... la poderosa e invencible princesa guerrera... aun brillan tus ojos con el mismo fuego de antes, cuando me besas amor mío... ¿Cómo no excitarme con tu presencia... vida mía? - La guerrera suspiro con satisfacción
- ¿Lamentas algo de nuestra vida juntas Gabrielle...?
- Nada Xena... no lamento nada, si me dieran a elegir... volvería a vivirla tal y como la vivimos... juntas, sin dudarlo – La guerrera sonrió feliz, la bardo se acurruco en los brazos de su amada.
El sol se escondió tras el horizonte, la luna asomo con todo su esplendor, dibujando dos figuras sentadas en una hamaca, sus cuerpos entrelazados simulando una sola, una de ellas... Una vieja y orgullosa guerrera, con ojos gastados más azules que el cielo, la otra... Una rubia... menuda y anciana bardo, con ojos verde como lagos transparentes... empapados de amor, compartiendo el ocaso de sus vidas como siempre lo habían soñado... Juntas hasta mas allá de la muerte...
- Te amo Xena...
- Te amo Gabrielle...

FIN


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