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- Disclaimers: Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle: Reina Amazona, son absoluta propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. Esta historia no puede ser vendida o usada en beneficio de ningún tipo, pues hay derechos de autor propios.

- Advertencia: ESTA ES UNA HISTORIA DE AMOR DEL BUENO, así que si no te gusta, ya sabes...

- Dedicatorias: Esta historia me gustaría dedicársela a una bellísima persona y exquisita bardo FFMORGAN, una mujer capaz de amar con todo su corazón, que cree en el amor verdadero y que ha sido capaz de escucharme y aconsejarme. Muchas gracias. También se la dedico a las grandes personas y actrices Lucy Lawless y Reneé O'Connor. Pero sobre todo, quiero que esta historia que tanto me gusta, esté en honor y en memoria del maravilloso Kevin Smith.

- Mi correo: Esta historia me gusta mucho, así que si os apetece escribirme y decirme qué os ha parecido, hacedlo a lucy_xen@hotmail.com


DEBES SABER QUE...

By: Shyara

En una humilde tarde de otoño, cuando las últimas hojas de los árboles abandonan su morada para cubrir el frío suelo y los rayos de luz traspasaban la tenue niebla, dos hermosas mujeres montadas a caballo se encaminaban hacia un claro del bosque. Los brazos de la rubia, que montaba atrás, rodeaban la delicada cintura de la morena, como una manta cubre la piel de un bebé en la noche. Desde la lejanía se percibían dos cuerpos asidos en un abrazo, fundiéndose en uno solo, mas frente a ellas se podía escuchar una leve discusión...

- ¡¡¡ No, no y no !!! - negó con su envolvente voz la guerrera.
- ¿Porqué no Xena?- preguntó una rubia bardo de estatura media.
- Porque no...- concluyó ésta.
- Eso no es una respuesta...¿Tan mala idea te parece?-.
- Gabrielle, cariño, me niego a visitar la posada del viejo Joxer-.
- ¿Pero porqué no?- insistió Gabrielle.
- Verás...allí se encuentra Eva...- dijo frenando a la yegua Argo y bajándose de ella.
- ¿ Sí? ¡¡¡ Eso es estupendo !!! ¡¡¡ Así podremos ver a tu hija !!!- gritó emocionada desmontando al igual que su compañera.
- A nuestra hija...y ese es el problema...-.
- ¿A qué te refieres?-.
- Pues…la última vez que la vimos éramos tan sólo amigas... y ahora...-.
- Ahora tienes miedo de que sepa que estamos juntas ¿cierto?- interrumpió una molesta bardo.
- Pues sí, Gabrielle, no es que me avergüence de nuestra relación, y lo sabes, pero es que no sé...no todos los días se le dice a una hija todo esto -.
- Xena, es tu hija y supongo que debe saberlo...- dijo la comprensiva bardo.
- Sí ¿y cómo se lo digo?- comenzó a bromear sarcásticamente ayudándose con sus propias manos - Verás Eva, hija mía, cuando me viste besar tantas veces a Ares no era de verdad porque a mi me gustan las mujeres, de hecho tengo pareja ¿sabes? Esa mujer a la que llamas tía...en la que siempre has confiado... y a la que siempre consideraste mi amiga...Ella es mi novia y mi amante...-.
- ¿Y no es la verdad? Amor, se lo comentaremos las dos juntas, ¿vale? Y así podremos visitar la tumba de Joxer y ver a Virgil. Además ¿la fuerte princesa guerrera con miedo a hablar con su hija? ¿Y tu valentía?-.
- No sé Gabrielle, hasta ahora sólo la perdía contigo pero…creo que no me siento preparada para decírselo -.
- Xena...por favor...me apetece mucho ir - dijo poniendo cara inocente.
- No Gabrielle, no me pongas esa cara, sabes que puede conmigo -.
- Mi guerrera...- dijo la bardo acercándose a la morena.
- No Gabrielle no hagas eso...- susurró.
- A veces puedo ser muy persuasiva, ¿sabes?- dijo intentando seducirla con su juego - Y seductora...- susurró acercándose más a la guerrera hasta estar a una escasa distancia, casi rozando sus labios y notando su respiración – No paro hasta conseguir lo que deseo -.
- Que mala eres...- pronunció antes de ser atrapada y devorada por los labios de la bardo - Ohhh...pequeña no sé que tienes pero siempre logras que caiga en la tentación...-.
- Lo sé...Me encanta que te...rindas...ante mi - bromeó.
- Siempre. Pero ya sé tu técnica, primero la carita de inocente y después ese tono seductor... Yo también puedo hacerlo -.
- ¿Sí? Me encantaría verlo...-.
- Cuando quieras...-.
- Tendrá que ser en la posada de Joxer -.
- Está bien - dijo a duras penas - He tomado la decisión de decírselo, tengo que ser valiente, pero que sepas que no voy a cargar yo sola con toda la responsabilidad ¿eh? Me ayudarás -.
- Por supuesto -.

La guerrera subió a su yegua y tendió la mano para ayudar a que la bardo también lo hiciera. Una vez montadas, siguieron el amplio camino que les llevaría al destino elegido.
Cuando el que el sol huye de la luna para dar paso a la noche, las dos compañeras llegaron. A la vista parecía no haber ni un alma. Todos los aldeanos debía acostarse temprano y madrugar mucho, pues el silencio reinaba el lugar, que permanecía sombrío y solitario a esas horas. Mas al entrar en la taberna de la posada, dedicada por completo a la princesa guerrera y su compañera, oyeron unas voces provenientes de la cocina.

- Vámonos a la cama...ya va a oscurecer...- sonó la voz de Eva.
- ¿Y no piensas cenar? De eso nada, llevas unos días sin comer...- ésta de Virgil.
- Pues dame de comer...-.
- Eso intento pero no es en vano...-.
- Eso es porque no me ofreces lo que quiero comer...- susurró de forma insinuante.
- ¿Y que quieres comer amor mío?- dijo siguiéndole el juego.
- A ti, quiero comerte "enterito"...- dijo antes de abalanzarse sobre los labios del joven apuesto.
- ¿Eva?- gritó Xena, la cual, junto a su amada, habían escuchado la breve plática.
- ¿Madre?...¿ Tía Gabrielle? ¿Qué...qué hacéis aquí? ¿Porqué no avisasteis? – titubeó avergonzada con sus brazos extendidos hacia las paralizadas mujeres.
- ¿Virgil? ¿tú...y mi hija ahí...?Pero...¿amor mío? Pero…¿ustedes son?…trabó Xena sin emitir las palabras exactas.
- Hola Virgil, ¿qué tal están ustedes dos? - dijo Gabrielle abrazando al hombre para suavizar la situación.
- Hola Gabrielle, hola Xena, nosotros nos encontramos estupendamente, ustedes también parecéis muy bien...tenéis un gran aspecto...¿cómo...es que estáis...ustedes, quiero decir....aquí?- pronunció empeorando su tono a medida que su pulso aumentaba de velocidad.
- Pues queríamos visitaros...y pasaremos aquí algunos días...¿no Xena?- preguntó Gabby.
- Sí - dijo secamente con mirada asesina hacia Virgil.
- Bueno, entonces esta noche hay que a preparar una cena espectacular- intervino Eva.
- Muy bien, yo le ayudaré a cocinar mientras vosotras, madre e hija, preparáis la mesa, ¿de acuerdo?- dijo la rubia.
- Está bien...tenemos mucho de que hablar hija mía - dijo Xena llevándose a Eva al salón.

Los jóvenes bardos permanecieron en la cocina haciendo un sabroso cordero. Mientras, las otras dos, decoraban una larga mesa llena de frutas y bebidas acompañadas de altas sillas de maderas. Eva sacó su mejor vajilla de cerámica con bordes de oro. Las copas eran de plata, al igual que la cubertería. Todo yacía hermoso: la vieja casa de Joxer, el magnífico, a la tenue luz de las velas. Una vez que acabaron su tarea, salieron a pasear hasta que la comida estuviera lista.

- ¿Y qué tal llevas el mensaje de Eli?-.
- Muy bien, antes viajaba por ahí en busca de más respuestas e inculcando el mensaje junto a los demás seguidores, pero ahora sé cual es mi camino y he decidido quedarme -.
- ¿Y cual es tu camino cariño?
- Madre, bueno, como habrás podido comprobar, Virgil y yo estamos juntos...-.
- Sí, lo sé...- dijo con la mirada perdida.
- Y lo amo con todo mi corazón...así que no te preocupes mamá que no me hará daño. Bueno ¿y de qué tienes que hablarme? - dijo rápidamente para evitar hablar del tema al ver la cara de su madre.
- Pues...de que Gabrielle y yo...-.
- ¿Gabrielle y tú? - preguntó al percibir el silencio de su madre.
- Que...se nos está pasando la hora de la cena y tenemos hambre, ¿entramos ya?- recurrió Xena.

Eva asintió no muy convencida, pero prefirió no volver a cuestionar. Una vez dentro, Gabrielle salió de la cocina y Eva corrió junto a su novio. Las secretas amantes se alejaron un poco de la puerta.

- ¿Y?- preguntó la bardo.
- ¿Y qué?-.
- ¿Se lo dijiste ya ?-.
- No, no puedo, además, se supone que lo haríamos juntas -.
- Tienes razón mi amor, no debí dejarte sola. Y bien ¿de qué habéis hablado?- preguntó cogiendo las suaves manos de su guerrera.
- Pues que ellos dos están juntos...- dijo molesta.
- ¿Pero porqué te molestas? Sabes que es un buen chico...-.
- Sí pero no sé qué pretende con mi Eva...-.
- Jajajaja - comenzó a reírse sin parar.
- ¿Qué es lo que tiene tanta gracia?-.
- Pues tú, mamá, quién se iba a imaginar que la gran princesa guerrera se comporte como la popular madre preocupada, jajajaja-.
- Gabrielle, es la primera vez que me pasa esto, nunca antes ningún hijo mío me había dicho que tenía novio o novia...-.
- Vamos, pero no es para tanto -.
- ¿Que no es para tanto? Primero se te declara a ti, mi pequeña, y ahora a mi hija ¿pero qué pretende?-.
- Bueno, tal vez se haya dado cuenta de quién es su verdadero amor -.
- No sé, si en realidad es un buen tipo...es guapo...atractivo...musculoso...y en la cama debe ser...- dijo dejando volar su imaginación.
- ¡¡¡ Xena !!! - gritó visiblemente molesta Gabrielle.
- Tranquila...lo digo por ella, donde se ponga una hermosa bardo ya se puede quitar cualquiera...además, no debo preocuparme, se les ve muy felices...- dijo asomándose a la cocina y verlos reír.
- ¿Ves? Si en realidad eres una suegra estupenda -.
- Ni se te ocurra volver repetir eso- gritó haciéndole cosquillas a Gabrielle.
- La princesa y suegra guerrera, jajaja - bromeaba entre risas mientras penetraban en el salón.

Una vez dentro, los cuatro amigos y ahora familia se sentaron en la mesa. Una pareja a una lado de ella y la otra en el otro lado. Las huéspedes se dispusieron a comer, pero Eva las frenó para bendecir la comida que sus cuerpos iban a ingerir sin querer incomodar a nadie. Cuando terminó, todos se sirvieron cordero y verduras, y comenzaron a cenar.

- Mmmm, este cordero está exquisito, os felicito - dijo Eva mirando a los escritores.
- Es que mi Gabrielle, tiene unas manos...- dijo sonriendo antes de descubrir cómo la duda inundaba el lugar - para hacer comida...quiero decir- intentó arreglarlo, pero ya era demasiado tarde: los dos se habían quedado con los ojos abiertos de par en par, y a Gabrielle comenzó a reír.
- De qué te ríes tía -.
- Es que, bueno, nosotras...- comenzó a decir.
- De nada, no se ríe de nada- interrumpió la guerrera con cara significativa.
- Sí, eso- dijo molesta.
- Bueno, ¿y que habéis estado haciendo todo este tiempo?-.
- Pues nada en especial, visitamos a Hércules e Iolus, Gabrielle y yo tuvimos una gran pelea, luego murió a manos del dios de la guerra, pero por suerte yo la salvé y aquí está. Teníais que ver aquellos monstruos que cubrían la cueva...eran enormes. En fin, nada importante - dijo con total naturalidad llevándose un trozo de pan a la boca y produciendo una perplejidad en los demás.
- Es muy largo, ya os lo contaremos...- aumentó Gabrielle.
- Tock, tock - sonó la puerta interrumpiendo a la bardo y haciendo que todas las miradas se dirigieran a quien iba a entrar.
- ¿Se puede entrar o interrumpo la pequeña fiesta?- sonó la voz de detrás de la puerta de madera.
- Claro que no interrumpes, entra - dijo Eva - Madre, Gabrielle, os presento a mi mejor amiga Yarika, se me olvidó comentaros que ella también convive junto a nosotros -.
- Hola - se limitó a decir la princesa guerrera.
- Hola, ¿qué tal? Por cierto, encantada - dijo la efusiva bardo abrazando a la bella joven de ojos marrones y dando fuerza a los celos de Xena.
- Lo mismo digo. Eva me ha hablado mucho de las dos y al parecer eres una espléndida bardo. ¿Serías tan amable de darnos el placer de escucharte y compartir contigo un relato?-.
- Bueno, todos ya hemos cenado, así que Gabrielle y yo nos retiramos a nuestros aposentos, pues el camino ha sido largo y nos encontramos algo cansadas- interrumpió Xena.
- Deja que Gabrielle hable por sí sola - protestó Yakira. Ese fue el justo momento en que a Xena le cayó mal la chica.
- Ella me conoce bien, será mejor que nos retiremos, os prometo que mañana os contaré la historia. Buenas noches a todos – dijo la bardo produciendo en el rostro de Xena una sonrisa orgullosa.

Xena y Gabrielle subieron a su gran habitación. Las escaleras estaban oscuras, tan sólo se podía agradecer la luz a la luna. Mientras subían, unas manos rodearon la cintura de Xena y no le permitieron seguir andando. Luego, Gabrielle comenzó a besar su cuello suavemente.

- Gabrielle, nos van a ver- susurró la guerrera.
- No te preocupes, todos están abajo...- dijo continuando sus caricias.
- Por favor - suplicó quitándose las manos de su cintura.
- Muy bien, tú lo has querido. Si sólo soy tu amiga para los demás, también seré tu amiga en el cuarto, me voy abajo para...- El dedo índice de Xena selló los labios de la bardo para mantener el silencio.
- Gabrielle, sabes que no es por eso, no seas así. Mañana se lo diremos, ¿vale?-.
- Está bien, ya sabía que no podías estar sin mi...- dijo con cara engreída.
- No me tientes...- bromeó.
- Anda, vamos ya a la habitación -.

Las dos amantes se encaminaron hacia la puerta deseosas por entrar y olvidarse del tiempo. Al traspasarla, contemplaron una hermosa habitación con una exigua luminosidad causada por varias velas. La guerrera, nada más entrar, cogió a la bardo de la mano y con gran perspicacia la giró y la besó dejándola asombrada. Luego, se dirigió hacia la tina de agua caliente para tomar un relajante baño. Para ello se despojó su armadura y su traje, y se introdujo en el agua. Gabrielle, por su parte, se vistió con un suave camisón y se sentó a los pies de la cama, acompañada por uno de sus fieles pergaminos y su pluma.
Su imaginación volaba, y su mano danzaba letras sobre el papel. Gabrielle, con la punta de su lengua asomada al exterior, fue interrumpida al notar la presencia de su amada guerrera. Alzó la vista y su respiración se entrecortó al ver tal hermoso cuerpo levemente cubierto con una toalla blanca, resaltando su piel morena. Xena, al notar el estado de su compañera, bromeó andando hacia ella, moviendo sus caderas y tarareando una melodía. Gabrielle se ruborizó y continuó escribiendo. Xena se tumbó a un lado de la cama, apoyando su cabeza en el brazo y éste sobre el codo. La guerrera quedó sumida en la bardo, admirando su belleza y suspirando por su amor. La bardo levantaba la vista y al encontrarse con la mirada azul de Xena, la volvía a bajar y seguía escribiendo. Un suspiro escapó de los labios de la bardo cuando Xena rompió el silencio que reinaba en aquel momento.

- Eres hermosa...¿sabes?-.
- Me gusta serlo para ti...sólo para ti - dijo sonriendo. Después de un breve silencio habló- Es increíble -.
- ¿El qué?-.
- Mirarte...y ver que frente a los demás eres la ruda mujer, con carácter duro y sin la ausencia de tu instinto guerrero ni un momento. Sin embargo frente a mi eres tan dulce, tan delicada, tan suave…-.
- ¿Quieres decirme que tengo dos caras?- dijo preocupada.
- Claro que no, a eso no me refiero, pues eso no me gusta. Quiero decir que con los demás muestras parte de ti, pero conmigo te muestras entera, salvaje pero cálida -.
- Tu presencia hace que me muestre tal y como soy, mi alma se desnuda ante ti…-.
- Siempre dices que no se te dan bien las palabras, pero no es así -.
- Yo a veces también me sorprendo de cómo hablo, pero eso es porque sólo me salen las palabras contigo, sólo a ti puedo hablarte así, y es sólo a ti a quien quiero decirle todo lo que siento, pues no habla mi mente...sino mi corazón -.
- Xena, ¿porqué siempre sabes cómo ruborizarme?- dijo con cierto rubor en sus mejillas.
- Sólo digo lo que me inspiras...-.
- ¿Y qué más te inspiro? - dijo enseñando su cuello y estirando su espalda de broma.
- Amor - susurró Xena haciendo que Gabrielle sustituyera su gesto de broma por una bella sonrisa llena de ternura.
- ¿Quieres que te lea lo que estoy escribiendo?-.
- Claro, me gustaría saber a quien dedicas aquel suspiro que en el aire flota -.
- "Ahora me miras, sé que lo haces, pues puedo sentir tu mirada azul sobre mis labios. Respiro hondo...ya que tu esencia me embriaga y hace que me cueste respirar... Aún puedo sentir tus manos en mi piel...tu cálido beso aún roza mis labios...tu sonrisa aún se clava en mi corazón...tu profunda voz suena una y otra vez en mi mente…Me gustas toda tú, cada gesto que dibujas en tu rostro… cada movimiento que en tu cuerpo danza…cada palabra que pronuncias…cada susurro que me dedicas…Anoche me hiciste mujer de nuevo y en el momento en que hacemos el amor puedo ver en tus ojos el mismo fuego que el primer día...Es tan maravilloso el amor que me das que no me detengo a pensar si esto es correcto o no lo es…No sé pensar en otra cosa…Siento que nací sólo para amarte…"-.
- No sé que decir...tú también sabes cómo ruborizarme -.
- Es lo que me inspiras- dijo sonriente imitando a la guerrera - Bueno, eso sólo es el principio, aún debo acabar -.
- No ahora...-.

Xena se acercó a Gabrielle andando hacia los pies de la cama, apoyando su peso entre sus manos y sus dos rodillas, lenta y sensualmente. Cuando llegaron a su punto de encuentro, sus labios se entreabrieron y sus lenguas se saludaron salvajemente, descargando la pasión en él.

- ¿Y quién diría que la princesa guerrera besara así a su compañera de viajes?- rió.
- Me vuelves loca Gabrielle…-.

Xena agarró a Gabrielle por su cintura, y comenzó a hacerle cosquillas. Gabrielle la imitó y entre risas, jugaron inocentemente. Sus manos recorrieron libremente el cuerpo de la otra. Sus mejillas aumentaron de color y el deseo, inevitablemente, también aumentó. Gabrielle se tumbó encima de Xena haciéndole cosquillas en su costado, pero Xena, en un ágil movimiento, logró ponerse encima de la bardo. Se sentó a horcajadas en su cadera y agarró con sus manos las de Gabrielle.

- ¿Te rindes?- sedujo a la bardo.
- Nunca -.
- Sabes que te tengo y puedo hacer contigo lo que quiera… -.
- Entonces…hazme tuya…- dijo en un susurro.

Xena agachó su cuerpo, y con una tierna sonrisa, fue acercando muy lentamente sus labios para unirlos a los de Gabrielle. Cuando tan sólo les separaba escasos milímetros, la bardo puso su mano en el cuello de Xena y la atrajo a sus labios. Fue lento, cálido...suave...lleno de ternura y amor...Más tarde unas sonrisas se adueñaron de sus bocas.

- ¿No sientes como si este hubiera sido el...- comenzó Gabrielle.
- ¿El mejor beso que te han dado jamás? Sí, es eso lo que he sentido - terminó Xena.
- ¡ Sí ! Jamás había sentido tanto en un beso...Siento que acabo de hacer el amor contigo a través de él - exclamó con emoción.
- Contigo puedo traspasar todo mi amor a través de un beso. Para mi siempre un beso era sólo eso, una forma de empezar, pero contigo…es mucho mas que eso.
- Aún tiemblas cuando te beso...- susurró al oído de su amada guerrera.
- Al igual que tú...-.

Las dos se sonrieron y se quedaron ahogadas en sus propias miradas, lanzándose miradas llenas de amor y pasión a la vez. Xena introdujo sus manos en el camisón de Gabrielle y comenzó a subirlas para desnudarla. De repente, unos gemidos de la habitación de al lado la descentró, y se separó de Gabrielle.

- ¿Qué pasa?-.
- ¿Cómo que qué pasa? ¿Es que no los oyes?-.
- Xena, son mayorcitos y saben lo que hacen -.
- ¡¡¡ Virgil se está acostando con mi hija !!! - exclamó.
- No seas tan protectora...-.
- Es que no tuve ocasión de advertirle cuando era pequeña...-.
- Eva sabe muy bien lo que hace...realmente quieren estar juntos, y seguro que lo estarán para siempre...ahora ven aquí- dijo deseosa de reencontrarse con sus labios.
- ¿Y si se casan?- dijo con preocupación haciendo que Gabrielle también se sentara.
- Pues muy bien por ellos, ¿no? Ellos se aman...al igual que nosotras ¿Qué pasaría si nosotras nos casáramos? Nada malo ¿verdad?- preguntó Gabrielle interesada en la respuesta. Xena se quedó pensativa y tras ese silencio, la bardo insistió - ¿Verdad?-.
- Pues...- realmente no sabía que contestar, nunca se había planteado eso.
- No quieres...porque eso no es para ti. Lo sé...- dijo desilusionada.
- No es para mi pero debes saber que...- comenzó cuando fue interrumpida.
- No te preocupes, eres así y debo aceptarlo, te amo tal y como eres -.
- Gabrielle...-.
- Buenas noches - pronunció con tono molesto.

Gabrielle sopló apagando las velas para ser iluminada por la luz de la luna llena. Luego se introdujo entre las sábanas y, dándole la espalda Xena, se dispuso a dormir. Xena la imitó y se puso a pasear por su mente. Lo que había empezado como una conversación sobre mi hija y Virgil se había convertido en una absurda discusión, pensaba Xena. Tras unas marcas de velas, la guerrera, aún despierta, se volteó para ver a Gabrielle, quien parecía sumida en sus sueños. Ésta se encontraba destapada y con frío en su cuerpo así que Xena se acercó más a ella, cubriendo su cintura con el brazo y sintiendo la esencia que rociaba su cuello. Al notarla así de hermosa, tomó una decisión, probablemente la más grande de su vida y continuó lo que antes no dijo:

- Debes saber que por tu felicidad me casaría contigo mil veces si fuera necesario, pues tú me preparas para hacerlo. Sea para mi o no, no quiero separarme de ti nunca, y si eso significa casarme contigo, acepto sin dudar. Mañana te lo diré - susurró al oído de la bardo.

CONTINÚA EN "DECISIÓN ACERTADA"

Mensaje de Paz : Este mensaje de paz va dirigido a las personas que justifican la guerra, y a través de ellas, a todo el mundo:

Muchas personas dicen que no quieren la violencia en el mundo, pero pocas personas tienen el privilegio de guardar en su corazón el deseo de la paz y el amor. Sé que es difícil y que a veces sientes el deseo de paz pero no sabes cómo lograrla, ni siquiera sabes si las causas para una guerra existen, pero debemos ser conscientes de que ni los fines justifican los medios, ni los medios justifican los fines, porque no hay atenuante para la máxima expresión de la violencia, la guerra. Pues si la defensa de un objetivo obliga a cometer demasiados daños, habría que empezar a dudar si ese objetivo es realmente justo.

Siendo realistas, somos humanos, y como tales, somos violentos y ansiamos el poder, pero hay que recordar que todo humano nace con dos naturalezas, el bien y el mal, el lado que elegimos nutre y nos define. Así que podríamos crear un mundo nuevo, lleno de paz, amor, justicia, igualdad, diálogo, libertad, etc...

De hecho, los que provocan las guerras deben ser conscientes de que toda acción conlleva una reacción...todo lo que hacemos tiene un precio. Y realmente creo que aún hay tiempo, siempre hay tiempo para decir "NO A LAS GUERRAS, LA GUERRA ES LA MUERTE, EL FIN"...para amar...y para vivir. Y nosotros, los que sufrimos las guerras y el dolor de sus consecuencias tenemos que poseer esperanza y fuerza espiritual, pues en el mañana conoceremos un mundo de paz. Como dijo una vez alguien, no es que esperemos porque creemos, sino más bien creemos porque esperamos.

Entonces, debemos ser sensatos y unir el coraje a la sabiduría para erradicar la violencia y el dolor pues en una guerra nadie gana...todos somos vencidos por el odio y tras él tan sólo queda una cosa: el vacío.

Así que no busquemos la respuesta en el filo de una espada o de un rifle, pues no es la solución, es lo que los cobardes hacen para no enfrentarse a la verdad, una verdad absoluta que hasta un ciego observaría: SIEMPRE HAY OTRO CAMINO.

De acuerdo con Shakira: Cuando el poder del amor supere al amor por el poder, el mundo conocerá la paz...


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