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- Disclaimers: Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle: Reina Amazona, son absoluta propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. Esta historia no puede ser vendida o usada en beneficio de ningún tipo, pues hay derechos de autor propios.

- Advertencia: En esta historia no aparece mucho contenido sexual explícito, pero aún así, para mi el sexo no es algo obseno, es algo maravilloso, y en todas estas historias se demuestra que el amor es el que lo guía, aún así que si no te interesan este tipo de relatos, ya sabes...

- Dedicatorias: Esta historia quiero dedicársela a las pocas personas que realmente me quieren y me lo demuestran cada día. También se la dedico a las grandes personas y actrices Lucy Lawless y Reneé O'Connor. Pero sobre todo, quiero que esta historia que tanto me gusta, esté en honor y en memoria del maravilloso Kevin Smith.

- Mi correo: Esta historia me gusta mucho, así que si os apetece escribirme y decirme qué os ha parecido, hacedlo a lucy_xen@hotmail.com


JUICIOS DE AMOR

( continuación de "La verdad")

By: Shyara

Una tarde, Gabrielle salió al pozo a recoger agua para la cena, mientras Xena la preparaba, cuando se encontró con el dios de la guerra, Ares.

- ¿Qué es lo que quieres?- dijo seria. No sabía porqué pero tenía la corazonada de que ahora que estaban juntas, este dios enamorado les iba a facilitar problemas.

- Lo que quiero es muy fácil, quiero que os separéis, que te alejes de Xena- sonrió con malicia.

- Eso jamás pasará- dijo muy segura.

- ¿Estas segura Gabrielle? Mira, te digo mi plan, y si te resistes, te mato, ¿ok?- dijo con sarcasmo- A ver, es sencillo, tú te alejas de Xena después de decirle que ya no la amas y asegurándote de que ella no te seguirá, y tal vez así no os toque -.

- ¿Porqué haces esto? ¿Por amor a Xena? Está claro que no sabes lo que es el amor. Si tanto la amas deja que sea feliz junto a mi -.

- ¿Que la amo? Estoy empezando a odiarla. Estoy harto de veros tan juntitas. Quiero que vea lo que me está haciendo, que sufra como yo lo hago, y ya que tú eres su debilidad, la única que rompe esa coraza dura, deseo que desaparezcas de su vida y punto -.

- Tendrás que matarme aquí mismo porque jamás lo haré -.

- Sí, tal vez lo haga, pero aún mejor sería que siguiera a tu querida guerrera, la torturara y la matara de la peor forma que pueda...¿te gusta más esa idea?- dijo Ares cínicamente y desapareció.

Gabrielle se quedó pensando, y tras mucho hacerlo, aceptó, no quería que le pasara nada a Xena, tal vez sufriera mucho si se lo dijera, pero se olvidaría de ella. El miedo a perderla o que le pasara algo era mayor que la propia razón.

- ¡ Ares! – y en seguida apareció - Esta bien Ares, tú ganas, pero antes debes hacerme un juramento que nunca romperás, ¿está bien? Júrame que jamás la tocaras de ningún modo, pase lo que pase. Siempre se ha dicho que los dioses sois leales y honorables, pues bien, quiero que me lo jures por lo que más quieras, y luego haré todo lo que me digas -.

- Muy bien, así será. Tienes mi palabra de que no le haré daño, lo juro. Tienes esta noche para alejarte de ella, sino haré yo mi propio plan contra ella, ¿de acuerdo? Llámame siempre que me necesites, si un día no aparezco, es que mi plan ha terminado- Luego desapareció de nuevo.

Gabrielle se quedó un rato fuera, reflexionando sobre lo que acababa de hacer, había “vendido” su alma a Ares. Al rato, volvió a la casa. Cuando entró, dejó el cubo de agua en la mesa. Xena se acercó a Gabrielle para besarla cuando ésta apartó la cara y se fue rápidamente a la habitación. Xena se quedó muy extrañada, y un miedo se apoderó de ella. Al ver que tardaba un poco, decidió subir a ver qué le pasaba. Una vez arriba, frente a la puerta, la llamó, y al no obtener ninguna respuesta, abrió de golpe la puerta para encontrarse a Gabrielle llorando en la cama. Se acercó rápidamente a ella, y acariciando su pelo, comenzó a hablar:

- ¿Porqué lloras Gabrielle? ¿Que es lo que pasó allá fuera?- dijo muy preocupada.

- No pasó nada, sólo que no tengo hambre -.

- Te tiene que pasar algo para no tener hambre - se burló Xena, pero al no obtener ningún éxito en su broma, se puso más seria - Vamos Gabrielle, sabes que puedes contar conmigo, nunca has dudado en confiar en mi, dime qué es lo que pasa por tu cabeza e intentaré ayudarte -.

- Xena, es que me he dado cuenta de que...- cerró los ojos para no encontrarse con esa mirada, y se llenó de fuerzas -…no te amo, en realidad creo que nunca te amé en serio, supongo que confundí mis sentimientos de cariño, pues me he dado cuenta de que mi corazón no te pertenece - Xena se quedó paralizada. No se creyó ninguna palabra.

- ¿Cómo? No, Gabrielle, eso no puede ser cierto, dime lo que te pasa, no puede ser eso. Vamos, no has confundido nada, tú me amas, nos amamos y nos pertenecemos. Sé que no es cierto, he visto amor en tus miradas, en tus caricias, en tus besos...- dijo con lágrimas en los ojos.

- Supongo que para mi lo nuestro ha sido simple diversión, o sencillamente estaba en busca de experiencias nuevas. Lo siento Xena, sé que esto te duele, pero he descubierto que estoy enamorada de otra persona, y creo que debes saberlo - Gabrielle ni siquiera la miraba a los ojos, pues temía ver el dolor de su Xena, no podría soportarlo.- Así que lo mejor creo que será que nos alejemos para siempre….adiós Xena-.

Xena, después de sus palabras, sintió cómo una estaca le atravesaba el corazón y se lo arrancaba. No entendía la reacción de Gabrielle, pues hace tan sólo un día estaba perfectamente a su lado. De repente, el sonido de cerrar la puerta la sacó de sus pensamientos y la hizo reaccionar. Se levantó y salió corriendo tras ella.

- ¡¡¡Gabrielle!!! - gritó Xena - ¡¡¡ Sé que me amas, ME AMAS!!!!- Cuando la alcanzó, la agarró del brazo y la giró.- Mírame a los ojos y dime que todos estos días no han significado nada para ti -.

- Xena, ya no te amo, asúmelo. Olvídate de mi - y salió corriendo hacia el interior del bosque.

- Puedes apartarme de tu vida, pero no puedes apartarte de la mía – gritó.

Xena sencillamente se dejó caer al suelo y, amargamente, comenzó a llorar. Lloró sin parar, como nunca en su vida lo había hecho. Eran lágrimas de angustia, de auténtico dolor. Había perdido para siempre a Gabrielle, su pequeña bardo la había abandonado por otra persona. La odiaba y la amaba a la vez. Su dolor calaba su alma, y sus amargos gemidos de dolor resonaban en todo el bosque. Una vez que ya no le quedaban más lágrimas, se levantó y fue en busca de Gabrielle, no se podía rendirse. Había encontrado a la persona que comparte su alma y su corazón, y no la iba a perderla tan fácilmente.
Por otra parte, cuando las fuerzas de Gabrielle se agotaron, se apoyó en una roca y empezó a llorar. Seguramente ella se sentía peor, pues había sido muy dura con Xena y la había apartado de su alma, un alma ahora sin sentido. De pronto apareció el dios de la guerra.

- Perfecto. Te has dado prisa, ¿eh? En realidad no pensé que fueras capaz -.

- ¿Porqué haces esto Ares? ¿Es que te divierte ver cómo destruyes las vidas de dos mujeres? Bueno, que pregunta al dios de la guerra….-.

- Mira Gabrielle, si es muy sencillo, al final me lo agradeceréis y todo. Tan sólo quiero demostraros que vuestro amor no es tan puro como decís. Seguro que ella se olvidará de ti -.

- Ella jamás se olvidará de mi, y pase lo que pase al final sé que acabaremos juntas- dijo auto - convenciéndose.

- Eso lo dirás tú - Ares ya había visto a Xena traicionada por amor, y sabía que esa parte muy fácil de estimular, es decir, su lado oscuro, florecería de nuevo en cuando se diera cuenta de que Gabrielle la había engañado, y así, el odio y la ira volvería a su alma.

Xena, que se encontraba cerca, oía voces pero no percibía lo que éstas decían, así que se acercó.

- ¿Y ya ha terminado tu jueguecito?- pronunció Gabrielle con desprecio.

- ¿Mi jueguecito?…acaba de empezar...-.

Fue lo que dijo antes de acercarse a ella y besarla. Ares notaba la presencia de Xena, y sabía que ese beso iba a despertar su odio. Ésta, que estaba apoyada detrás de unos arbustos, no se podía percatar de que Gabrielle no correspondía al beso, y eso ya fue la gota que calmó el vaso. Le entraron ganas de acercarse y matar al que se osaba a probar los labios de Gabrielle, pero comprendió que ella la había dejado voluntariamente. Luego, Ares desapareció llevándose Gabrielle.
Xena simplemente salió corriendo a la casa, y muy convencida, montó en Argo y cabalgó a la aldea más cercana. Cuando llegó, ya era de día, así que después de dejar a su yegua atada en los establos de la aldea, entró a la posada para pedir asilo. Una vez que ya tenía habitación, se quedó allí toda la mañana, pensando y llorando. Pero cuando su estómago le empezó rugir en señal necesidad, salió del cuarto y se dirigió a la taberna. Cuando llegó, abrió la puerta, y andó hacia la barra con el fin de saciar su hambre y ahogar sus penas. Tenía los ojos llorosos y mirada perdida, y todo el alboroto de la gente desapareció de golpe al ver el aspecto de la gran princesa guerrera. Se sentó en un banquito y esperó a que el tabernero se acercara. Al pasar varios minutos y ver que nadie aparecía, gritó para que alguien la atendiera. La verdad es que Xena esperaba al típico tabernero viejo y desagradable, sin embargo, en su lugar, apareció una preciosa mujer. Era alta, pelo oscuro, ojos negros y rasgados y piel morena. No es de aquí, pensaba Xena. La joven le indicó con la mirada que qué es lo que le quería, pero Xena aún estaba mirándola de arriba a abajo, embobada.

- ¿Qué desea? - repitió la chica. Le parecía muy paródico ver una dura guerrera fijándose en una mujer como ella.

En realidad Xena no quería ser así, pues amaba a Gabrielle, pero la había estado engañando, y ya no podía hacer más que olvidarse de ella. Estaba destrozada, y su alma ya casi no tenía luz, pues su fuente era Gabrielle, que ya no estaba. Así que, siendo consciente de su éxito con hombres y mujeres cuando se lo proponía, se aprovechó de ello, y empezó a coquetear con esa mujer.

- Deseo saber tu nombre...- dijo con mirada seductora.

- Mi nombre es Kashey ¿Y el tuyo?- Xena reafirmó que no era de Grecia al oír su acento egipcio.

- Xena- dijo perdida en sus labios.

- ¿La princesa guerrera?- dijo emocionada por su reputación.

Muchos de los hombres que se encontraban en la barra la estaban llamando sólo para coquetear con ella, pero a Kashey le parecía muchísimo más interesante su conversación con Xena.

- Algunos me llaman así, aunque prefiero Xena asecas - sonrió- pero bueno, hablemos de otra cosa...- Se apoyó con las codos en la barra, mostrándole su escote a Kashey y con sonrisa jugetona continuó - ¿Donde te alojas? Es por si al acabar aquí me enseñas tu habitación...-.

- Sería un placer pasar un buen rato contigo, pero esta noche tengo planes. Si quieres puedes venir, es en el templo de Ares, se ha organizado una bacanal, y así cuando termine, vamos a mi habitación…- A Xena se le cambió la cara y volvió a ser la de antes al oír ese nombre, volvió a pensar en lo cruel que había sido Gabrielle con ella, y la frase " ya no te amo" volvió a martillear su cabeza. Entonces Kashey se dio cuenta de que algo le pasaba, que seguramente estaba sufriendo por amor, y dedució que por eso estaba coqueteando con ella, seduciéndola para olvidar y disfrutar, cosa que, ya siendo adultas, no le parecía tan mal. - En fin, tengo que atender a los demás. Esta noche estaré allí, esperándote, no faltes, que quiero conocerte a fondo...- le guiñó el ojo y se fue.

Al rato, Xena volvió a llamar a Kashey para pedirle comida, y cuando terminó, salió de la taberna dispuesta a arreglarse lo mejor posible para la noche. Para ello, se fue de nuevo a la posada para que le facilitaran las cosas necesarias para arreglarse...

Una vez de noche, Ares llegó al templo con Gabrielle, la cual estaba muy ligera de ropa. En sólo chasquear los dedos, ya estaba todo listo para que empezara la fiesta. Ya estaba la comida, la bebida, la música, etc. Los dos se colocaron en el altar echados en mantas y cojines, desde donde podían observar todo. La gente empezó a entrar. Todos venían muy pintados y brevemente vestidos, dispuesto a disfrutar de la noche lo mejor posible. En cuestión de minutos, el ambiente se fue caldeando, y algunas personas bebían, comían, danzaban, e incluso algunas comenzaron a saciar sus más preciados deseos.
Gabrielle no dejaba de pensar en Xena, en todo lo que le estaba haciendo pasar. Tal vez tomó la decisión equivocada y ahora podrías estar juntas luchando contra Ares, pero ya era todo demasiado tarde, ya la había alejado para siempre, y ahora tendría que estar con Ares durante mucho tiempo. De repente se abrieron las puertas para dejar ver a una espectacular Xena. A Gabrielle, que la cogió por sorpresa, le dio un vuelco el corazón, y comenzó a latirle muy deprisa. Xena también sintió algo muy extraño, una mezcla de alegría por volver a verla y a la vez odio al verla agarrada de la mano de su supuestamente verdadero amor, Ares. Xena iba muy pintada, con los ojos de negros y labios oscuros. Su ropa era muy escasa y provocativa, no enseñaba nada, tan sólo insinuaba. Sin duda era el centro de atención, y sobre todo para Gabrielle, que no le quitaba ojo de encima.
Xena se acercó a la parte donde todos bailaban, situada justo en medio de la sala. Era una melodía lenta y sensual. Fue allí donde se encontró a Kashey de nuevo, que inmediatamente se alejó de la mujer con la que bailaba para hacerlo ahora con Xena.

- Creí que ya no venías, Xena. Sin duda estás perfecta...-.

- Gracias, tú también estas estupenda -.

Kashey llevaba como vestuario varios velos que cubrían su cuerpo, los justos y necesarios para no enseñarlo. Gabrielle no alcanzaba a oír sobre lo que hablaban, pero sí veía que lo hacían demasiado cerca. Ares lo notó, y aprovechó un momento en el que Xena les miraba para acercarse a Gabrielle.

- Bésame, como si yo fuese ella -.

- No, Ares, no. Por favor, te ruego que no me hagas eso- susurró con mirada de súplica.

- ¡Hazlo! - ordenó.

Gabrielle no tenía otra opción, así que se acercó a sus labios y los besó, a duras penas. Xena lo vio y se murió de celos. Kashey lo notó, y comprendió que era esa rubia la que hacía que Xena sufriese y se “desahogase” con ella, pero no dijo nada. Entonces Xena se acercó más a ella, y continuó bailando. Estaban a muy escasa distancia la una de la otra, y empezaron a acariciarse. Sus cuerpos, al compás de la música, se rozaban. Tan sólo se dejaban llevar por la melodía. La mirada de Xena se convirtió en lujuria, y la acarició de forma más intensa, a lo que ésta la imitó. Xena quitó el velo que escondía la mitad del rostro de Kashey para ver mejor sus jugosos labios. Ésta era más joven que Xena, pero no por eso era menos experta, así que se ocupó de mostrar mejor el escote de Xena, acariciando todo su cuerpo. Todas las personas que antes estaba bailando, se habían ido apartando para que lo demás pudiesen ver la especie de espectáculo erótico que estaban montando. Gabrielle cerraba los ojos de vez en cuando para no ver lo que había hecho, aunque aún así, no la culpaba. Xena, llena de celos, hacía todo esto para que Gabrielle viera que ya no la necesitaba, pero en su interior ardía de dolor. Elevó su mano izquierda y acarició la comisura de los labios de Kashey, haciendo que ésta sacara la lengua. Xena sonrió, acercándose a sus labios para besarla. Gabrielle ya no podía más, se levantó de las mantas, y, directa hacia Xena, la agarró del brazo, evitando el contacto entre ambas bocas, se la llevó a otra habitación.
Todos, incluida Kashey, siguieron con la fiesta. Ares sabía que una discusión estaba asegurada, así que decidió no intervenir.

- ¡¡¡¿Se puede saber que estás haciendo?!!!! - dijo Xena soltándose de las fuertes manos de Gabrielle.

- No, Xena, ¿Qué estás haciendo tú? Mira, comprendo por lo que estás pasando, pero creo que ese no es el modo de evitarlo. ¿Es que ya te has olvidado de mi? - Gabrielle no debía decir todo eso, pero tenía que hacerlo, estaba sufriendo como nunca. Ni la muerte de Pédicas fue tan duro.

- ¿Pero tú te estás oyendo?¿crees que puedes tratarme a tu antojo?¿crees que puedes venir y decirme lo que tengo que hacer después de haberme abandonado por Ares? Gabrielle, ¿es que no lo entiendes?- su voz se suavizó- Tú eras lo más importante para mi, eras mi vida. Mi alma está vacía, no puedo seguir sin ti... -.

Xena, que ya no podía soportar el dolor, se acercó a Gabrielle y la besó con todo el amor que pudo. Tenía que volver a probar esos labios que tanto anhelaba. Gabrielle se olvidó de todo, del plan de Ares, de la gente, de la fiesta: tan sólo estaban Xena y ella, flotando en el aire; un aire que no debía existir. Poco a poco, Xena se fue alejando de ella, y, mirándola a los ojos, dijo:

- Dime que no has sentido nada - su mirada inspiraba temor ante la respuesta.

Gabrielle aún sentía los labios de su adorada guerrera en los suyos, los había sellado y no podía reaccionar. Tan sólo deseaba guardar esa sensación en su alma para siempre. Al ver esa mirada azul, estuvo a punto de rendirse, de decirle que lo que había sentido era amor y que siempre había sido así, pero para eso estaba ahí Ares. Éste se encontraba detrás de Xena, la cual no podía notarlo, pues sólo era visible ante los ojos de Gabrielle. Llevaba en su mano una espada desenvainada, apuntando el cuello de Xena, recordándole a Gabrielle por qué estaban allí, la cual, se armó de fuerzas y contestó:

- Lo siento, no he sentido nada - susurró sin expresión alguna en su rostro - Xena, asúmelo, no siento nada por ti. Amo a Ares- éste desapareció.

Xena sintió como la oscuridad invadió su alma de nuevo, y enloqueció. Y, llena de dolor, odio, celos, e ira, empujó a Gabrielle hasta la sala donde se encontraba toda la gente.

- ¡¡¡Escuchad!!! - todos pararon en sus "tareas" y prestaron atención a Xena - Aquí os presento a Gabrielle, la nueva fulana del dios de la guerra, y mi antigua bardo. Era famosa la relación que teníamos, pero lo que ustedes no saben, es que éramos amantes. Yo la amaba y hacía todo por ella, pero al parecer ella prefería disfrutar de Ares mientras me decía que me amaba. ¡¡¡Ahora dice que nunca me amó!!! ¿Qué opinan?- Xena se sacó del escote una bolsita con dinero - Aquí tienes...por tus servicios....-.

Xena abandonó el templo, y Gabrielle se marchó a la habitación donde antes había vuelto a sentir los labios de su amor. Ares se sentía muy orgulloso, su plan había dado resultado y ya había acabado, así que desapareció de la fiesta, que aún continuaba. Gabrielle creía que se iba a morir allí mismo, había conseguido lo único que no quería, que Xena la odiara, pero ya no podía hacer nada más. Sin duda, debería haberla dejado con Kashey y no haber seguido su instinto. Ya no había nada, no había futuro, la había perdido, y lo peor de todo: por su culpa, el lado oscuro de Xena había vuelto aunque sólo fuese un momento, y sin más se puso a llorar.
Cuando Xena recobró el sentido, se dio cuenta de lo que acababa de hacer. Se sentía fatal, su odio se había apoderado de ella otra vez, y tenía miedo a que volviese a pasar. Aún sentía el engaño de Gabrielle, pero sólo de pensar en lo que había hecho.... No comprendía el porqué, ni el cómo había sido capaz de decirle eso a Gabrielle, a su Gabrielle. No tenía motivos, pues aunque había sido engañada, ella no tenía derecho a juzgar a nadie por sus sentimientos, y mucho menos si se trataba de Gabrielle. Se sentía tan arrepentida que rompió en un llanto amargo. Ya sí que no podía hacer nada, Gabrielle la odiaría para siempre.
Cuando ya no le quedaban más lágrimas, Gabrielle llamó a Ares, pero nadie apareció. Insistió para asegurarse, y al ver que éste no respondió a sus voces, comprendió que su plan había acabado. En realidad, Ares había conseguido lo que quería, pues aunque ya hubiera terminado su "juego", no sabía qué hacer. Se tumbó en una cama que había en la habitación. De repente le vino un recuerdo del pasado, donde Xena le decía:

- Eres una persona muy fuerte, que nunca te rindes ante nada, ni ante nadie. Es algo que me encanta de ti. Eres muy luchadora...no te rindas jamás...Te amo -.

Gabrielle se quedó quieta un momento, pero reaccionó a tiempo. Se levantó del suelo, se secó las lágrimas, y llena de ánimos, salió corriendo en busca del paradero Xena, para explicarle todo. No le importaba la reacción que pudiera tener Xena, la cual seguro que iba a ser una mala reacción, tan sólo quería recuperar lo que era suyo y que le había arrebatado, y así, poderse sentir un poco mejor.
Eran altas horas de la madrugada, y ya llevaba horas corriendo, pero no se cansaba. La especie de visión era todo lo que necesitaba. Ante la velocidad que llevaba, se resbaló y cayó al suelo de boca. Al levantarse, se topó con Argo, lo que significaba que Xena tenía que estar cerca. Intentó no hacer mucho ruido, y sigilosamente se fue moviendo por el lugar, cuando de pronto oyó la inconfundible voz de la guerrera, que pensaba en voz alta sentada en un tronco.

- Mi alma nació el día que te conocí, y murió el día que te perdí…-.

Gabrielle sintió verdadero miedo, no estaba segura si hablar o callar y salir corriendo. Pero la visión volvió a su mente, y se acercó a sus espaldas.

- Xena...- ésta se dio la vuelta- un momento, sé que no quieres ni oírme ni verme, y no te culpo, de hecho nunca te he culpado de nada. Crees que te he engañado, pero debes escucharme...-.

- Gabrielle, de verdad, debes olvidarme. Me he dado cuenta de que yo tampoco debí culparte por lo que sentías. Tan sólo tengo que hacerme a la idea. Adiós Gabrielle - Xena le dio la espalda para irse.

- ¡¡¡ Xena yo te amo !!!! - Xena se paró, estaba aún de espaldas. Gabrielle no había pensado esas palabras, simplemente su corazón había hablado. Entonces se acercó más a ella y le dio la vuelta para mirarla a los ojos. - Siempre te he amado. Nunca me digas adiós - y muy sutilmente la besó.

- ¿Porqué me haces esto? ¿Es que quieres volverte loca?-.

- Lo hago porque te amo. Todo ha sido por Ares y su maldito plan, Xena debes creerme, te amo, y lo sabes. Si estoy loca soy la loca más feliz del mundo -.

- Lo has tenido que pasar fatal, y yo encima haciéndote sufrir, no te merezco Gabrielle, debes odiarme, lo siento, por favor perdóname, el dolor que sentía se adueñó de mi -.

- No te odio, ¿cómo voy a odiarte? Todo ha sido culpa mía, debí decirte todo lo que pasaba y haber luchado juntas, a partir de ahora siempre juntas….Te amo -.

- Yo también mi amor, olvidemos estos últimos días, ¿Qué puedo hacer para que me perdones todo lo que te he estado haciendo pasar?-.

- Perdonarme es lo que puedes hacer. Y besarme...-.

Sus labios ansiaban el momento de volver a unirse desde la ultima vez, y en ese momento, las dos mujeres salieron de eso oscuro pozo negro en el que habían caído. Después del breve contacto se abrazaron, y varias lágrimas corrieron por sus mejillas.

- Juntas por siempre, nada ni nadie nos volverá a separar- le susurró al oído de Gabrielle.

Ares, desde el Monte Olimpo, estaba asombrado ante la reacción de las chicas. No pensaba que después de todo lo que había pasado entre ellas quedara algo de amor. Estaba lleno de ira, su plan había sido un fracaso y no había servido de nada.

- Ares creía que podía separarnos -.

- Siempre has dicho que el amor puede con todo, y nunca lo comprendí. Ahora lo entiendo. El amor triunfará por siempre - dijo Xena muy feliz.

- ¿Estáis seguras?- sonó la voz de Ares.

Xena se puso instintivamente delante Gabrielle, defendiéndola. De repente, Ares apareció con un arco armado, apuntando directamente al corazón de Xena.

- A ver si el amor puede con esto…- Antes de que Ares lanzara la flecha, Gabrielle se puso delante de ella.

- ¡¡¡ Nooo Ares !!!! ¿Recuerdas tu juramento? Me juraste que jamás harías daño a Xena- gritó muy alterada.

- Tienes razón, pero eso se puede arreglar...- Antes de desaparecer, una flecha a toda velocidad atravesó el corazón de Gabrielle, y el alma de Xena. Gabrielle cayó al suelo apoyándose en el pecho de Xena, la cual, la agarró con fuerza.

- ¡¡¡ Noooo!!!! ¡¡¡ Gabrielle !!! – gritó llorando - ¡¡¡ Gabrielle !!! ¡¡¡ Noooo por favor !!!! No puedes dejarme, no me abandones !!! Se fuerte, Gabrielle, por mi, ¡¡¡ lucha !!! se fuerte -.

CONTINUARÁ............


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