Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!
 

- Disclaimers: Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle: Reina Amazona, son absoluta propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. Esta historia no puede ser vendida o usada en beneficio de ningún tipo, pues hay derechos de autor propios.

- Advertencia: En esta historia no aparece mucho contenido sexual explícito, pero aún así, para mi el sexo no es algo obseno, es algo maravilloso, y en todas estas historias se demuestra que el amor es el que lo guía, aún así que si no te interesan este tipo de relatos, ya sabes...

- Dedicatorias: Esta historia quiero dedicársela a las pocas personas que realmente me quieren y me lo demuestran cada día. También se la dedico a las grandes personas y actrices Lucy Lawless y Reneé O'Connor. Pero sobre todo, quiero que esta historia que tanto me gusta, esté en honor y en memoria del maravilloso Kevin Smith.

- Mi correo: Esta historia me gusta mucho, así que si os apetece escribirme y decirme qué os ha parecido, hacedlo a lucy_xen@hotmail.com


LA VERDAD

Por : Shyara


Era una noche espectacular, de esas que no se ven muchas veces, las estrellas brillaban en el oscuro cielo como muy pocas veces lo hacía. Xena y Gabrielle se encontraban tumbadas sobre la fresca hierba, observando, supuestamente, las estrellas. Estaban un poco separadas, sumidas en sus pensamientos. Xena observaba a su pequeña bardo, que ya era toda una mujer, y pensaba lo importante que era para ella, mientras admiraba su belleza.

" ¿Cómo puede ser tan bella? Tan pura, tan sincera, tan perfecta....Pero...tengo tantas preguntas...tantos porqués... ¿Porqué se me eriza la piel cuando me roza? ¿Porqué tiemblo cuando me mira fijamente? ¿porqué creo que me voy a morir cuando me abraza? ¿Porqué mi corazón galopa cuando me coge de la mano?...ha despertado en mi interior sentimientos que jamás había sentido...¿Me estaré enamorando? ¿o sólo estoy confundiendo nuestra fuerte amistad? Eso es, ella tan sólo es mi amiga, y nada más ( trató de convencerse) además no creo que ella sienta lo mismo por mi, tan sólo me ve como su hermana mayor. Creo que lo único que puedo hacer es estar junto a ella y disfrutar de su maravillosa compañía".

Gabrielle, por su parte, también estaba preocupada por lo mismo: Se estaba enamorando de la guerrera, bueno, en realidad estaba reconociendo sus sentimientos, pues se había enamorado de ella desde el primer día en que la vio entrar en su vida.

" ¿Cómo decirle que la quiero no sólo como amiga? Es que no puedo evitarlo, no puedo dejar de amarla. Pero seguramente la espantaré y no será lo mismo, perderé su amistad. No, está claro que no se lo diré, ella no me ve como yo a ella, al menos eso creo...¡ si ni siquiera hizo nada para detener mi boda con Pérdicas! ¿Pero cómo decirle que yo estuve con él sólo por olvidarme de ella? que realmente no lo amaba, que estaba tan afligida que no usé mi corazón que sólo a ti te pertenece, mi princesa guerrera. La primera...y última noche que pasé con él...fue maravillosa, pero...realmente cerraba mis ojos para poder ver la cara de Xena, deseaba que esas fueran sus manos, esos sus labios, ese su cuerpo...¡No sé qué hacer! No sé si podré ocultar por mucho tiempo este amor en secreto"

- ¿En qué piensas Gabrielle?- interrumpió Xena al ver la cara de Gabrielle.

- En nada...será mejor que vayamos a dormir ya- Xena notó lo extraña que estaba Gabrielle últimamente, pues casi no hablaba con ella tanto como normalmente lo hacía, pero pensó que tal vez serían cosas sin importancia.

Las dos se acercaron más y se taparon bien, pues la noche era bastante fría. Xena estaba de espaldas a Gabrielle, la cual se acercó por detrás y la abrazó con mucha ternura, susurrando – sólo busco tu calor -. Se "acurrucó" a ella, poniendo su brazo sobre la cintura y apretando con fuerza su pecho contra la espalda de Xena, haciendo que muchos sentimientos se dispararan en sus cuerpos. Xena optó por no darle dobles sentidos al comentario, e intentó olvidar la situación. Al cabo de un rato, Xena se dio la vuelta para encontrar la postura perfecta y se encontró con la hermosa cara de Gabrielle a muy escasa distancia de la suya. Al sentir su leve respiración en la cara, y al ver sus jugosos labios tan cerca de ella, una oleada de deseo se adueñó de Xena. Estaba tentada completamente a probar la miel de esos labios. No podía soportar más el tener así de cerca, en todos los sentidos a Gabrielle, su Gabrielle, y no poder tenerla. Se acercó a ellos lentamente, y rozó dulcemente sus labios contra los de Gabrielle. Xena creía que se iba a desmayar, era la sensación más dulce y pura que había sentido nunca, y fue ahí cuando Xena se dio cuenta de que estaba perdidamente enamoraba de Gabrielle, y ahora ya no le importaba reconocerlo ante sí misma. Lo que Xena no sabía es que Gabrielle aún no se había dormido. Ésta primero pensó que seguramente estaría soñando con otra persona y se confundió, pero luego, al ver la suavidad del beso...hizo que una pequeña esperanza se cobijara en el corazón de Gabrielle.

Al día siguiente, se despertaron y desayunaron. Gabrielle, después del beso de anoche, no sabía que decir, tan sólo se limitaba a comer sin mirar un punto fijo. Luego, Xena rompió ese silencio.

- ¿Te pasa algo Gabby? Es decir...¿algo conmigo?-.

- Ehh...no, por supuesto que no....solo estaba pensando en una nueva historia que voy a escribir -.

- ¿Y de qué trata? Debe ser algo muy importante como para que no hables en todo el desayuno...- se burló Xena.

- Pues...- Gabrielle pensó rápido en algo, y sólo se le ocurrió decir -Trata de una mujer que está enamorada, que lo demuestra en sus miradas, en sus palabras...pero que no obtiene respuesta -.

- ¿Y esa mujer tiene que ver algo contigo?- dijo Xena con curiosidad. Pero no hubo respuesta.- En fin, voy a entrenar por ahí, no sé porqué pero tengo ganas de luchar, para evadirme de mis pensamientos -.

- ¿Tus pensamientos? ¿Evadirte de ellos? ¿Porqué?-.

- Por nada...¿Vienes conmigo?- intentó escaparse de la pregunta.

Las dos se alejaron un poco del campamento y se adentraron en el denso bosque para comenzar a luchar, Xena con su cuerpo, y Gabrielle con un palo, después de su antiguo cayado, tenía bastante experiencia. Sin embargo, y a pesar de estar esquivando los golpes de Xena, no podía dejar de pensar en aquel beso.

" ¿Pero porqué me besó? ¿Es que siente algo por mi? Sólo sé, que fue maravilloso, que sentí algo que nunca antes había sentido...esos labios...son deliciosos."

La lucha era perfecta para Xena, hasta ahora siempre le había hecho olvidar, pero sin duda esa mañana era la excepción. No dejaba de pensar en su bardo.

" ¿Pero qué le pasa a Gabrielle? No sé si va conmigo o no, pero pasarle, le pasa algo. Es que no lo entiendo. Y...¿porqué no me ha contestado antes a lo de su historia?¿ Eso significa que se trata de ella? ¿Gabrielle está enamorada? ¿De quién? Y qué es eso de las miradas...las palabras...¿con quién está normalmente? ¿eh? Conmigo, pero no creo que se refiera a eso, vamos guerrera tonta, no te hagas ilusiones, seguramente se referirá a otra persona". Pensaba Xena.

Xena se desconcentró por un momento y, sin querer, le dio una buena patada en la boca de Gabrielle.

- ¡¡¡ Lo siento!!! Perdóname, yo...no quería...- gritó Xena, acudiendo rápido a su labio que sangraba un poco.

- Tranquila Xena, no te preocupes, no es nada, ya se que no te gustan mis labios- dijo con ironía.

- No...o sea...sí, claro que me gustan, de hecho me encantan- Xena se dio cuenta de lo que acababa de decir, y se maldijo mil veces por haber hecho ese comentario.

- ¿Te encantan mis labios?-.

- Bueno, me refería en general, me gustan ese tipo de labios -.

Gabrielle se desilusionó un poco por la respuesta, sin embargo, tenía el don de notar cuando Xena estaba tensa, y sabía que ahora realmente lo estaba. De repente, cuando aún le estaba curando la herida, Xena percibió una mala sensación del lugar, un inmenso hedor que al parecer sólo cataba ella. Un hedor muy particular del dios de la guerra.

- Gabrielle, aquí pasa algo raro, vámonos de aquí, rápido, recojamos nuestras cosas y vayámonos a un lugar más seguro.

Gabrielle obedeció inmediatamente, y a los pocos minutos ya se encontraban sobre Argo.

- ¿Qué ha pasado Xena?

- No lo sé, tuve un mal presentimiento, pero ya no lo noto, aquí estamos a salvo, mejor nos vamos a una cueva que conozco, hace años...-

- Hace años la usabas como refugio para ti o para tus hombres…¿me equivoco?- interrumpió Gabrielle.

- Pues no, no te equivocas, así es -.

Xena, le ordenó a su yegua que fuera al galope, y ésta la obedeció. Gabrielle, que iba detrás suya, se abrazó a su cintura con fuerza para no caerse, con la esperanza de que Xena lo hubiera hecho adrede.
Cuando llegaron a la cueva, ya era medio día, así que Xena salió a cazar mientras Gabrielle hacía fuego. Al poco tiempo, Xena llegó con comida en sus manos, lo cocinaron y comieron tranquilas. Luego descansaron un poco, sin dejar de pensar la una en la otra, y Gabrielle salió a dar un paseo, indicando que quería hacerlo sola, para escribir uno de sus pergaminos, los fieles y únicos testigos de sus sentimientos.
Al cabo de las horas, Xena empezó a preocuparse porque Gabrielle aún no había vuelto de su paseo, y estaba ya atardeciendo, así que decidió salir a buscarla. Cuando la encontró, vio a su compañera, que estaba sentada en una roca llorando, pues ya no aguantaba más esta situación, el sentimiento crecía cada vez más fuerte, y se había decidido a decírselo hoy mismo. Pero sus lágrimas Xena no las podía ver, pues estaba de espaldas a ella, así que se acercó suavemente por detrás suya. Le tapó los ojos con sus manos y Gabrielle rápidamente las cogió. Entonces supo que era ella, pues esas manos tan suaves y a la vez heridas de las batallas sólo podían ser de su guerrera. Se quedaron así unos segundos, disfrutando el leve contacto, hasta que Gabrielle empujó las manos de Xena, bajándolas, rozando su nariz, sus labios...hasta tirar de ellas para acercar el pecho de Xena a su espalda, uniéndose así las dos en un hermoso abrazo ante el atardecer. Se estremecían con cada movimiento. Cuando la postura terminó, Xena vio las lágrimas de Gabrielle y trató de secárselas.

- ¿Qué te pasa Gabrielle? Estas últimamente muy rara conmigo, ya casi no me hablas, casi ni me miras a los ojos- subió la mirada de Gabrielle para que ahora lo hiciera- ni siquiera quieres pasear conmigo...cuando antes siempre lo hacías...-.

- Antes no sabía lo que quería...-.

- ¿Y qué es lo que quieres?-.

- Esto...- susurró mientras se acercaba sutilmente a los labios de Xena, cuando esta, de pronto notó como alguien les observaba, y sacando rápidamente su espada, dijo amenazadora:

- Sal de ahí seas quien seas – lanzó al aire en posición de ataque. Las dos podrían matar con su mirada a quien fuera.

- Tú como siempre, ¿no Xena? Sin saludar bien a tus amigos - .

Aquel era un hombre fuerte, alto, de pelo largo y marrón, acompañado de un hombre un poco más bajo, rubio y apuesto. Sí, sin duda aquellos eran Hércules e Iolus. Los cuatro se saludaron amistosamente, incluso demasiado amistosamente, y se unieron a ellas. Herc le pasó el brazo por encima de los hombros de Xena, y ésta le abrazó por la cintura. Era la típica imagen de una pareja de enamorados, cosa que a Gabrielle no le gustó nada, ahora que por fin iba a probar los labios de su amada...

- He oído que estáis muy bien, ¿no? Me alegro, mirad, por aquí hay una casita donde yo y mi madre solíamos venir, podríamos pasar allí aunque solo sea por un día, ¿no? Nos apetece mucho estar un poco con vosotras, ya que estáis muy ocupadas y no tenéis tiempo para nosotros - dijo Iolus con "carita de pena".

Ante esas caras de súplica por parte de Herc e Iolus, no pudieron decir que no y aceptaron la invitación, y, después de un corto viaje, los cuatro amigos llegaron a una hermosa casa, con un balcón, una chimenea, dos únicas habitaciones...y se pusieron a arreglarla un poco, a encender la chimenea, a hacer las camas y a preparar las habitaciones.

- En fin, vamos a cenar.- todos asintieron- Por cierto, ¿cómo vamos a dormir? es para soltar mis cosas- dijo Iolus.

- Gabrielle y yo en una y vosotros dos en otra, ¿no?- se adelantó a decir Xena. Todos estaban de acuerdo, y no había ninguna sospecha...era muy normal que "las amigas" duerman juntas, como siempre lo hacen...

Al fin, se sentaron a la mesa, Xena y Gabrielle en frente la una de la otra y los hombres del mismo modo. Iolus se percataba de las miradas que se lanzaban sus invitadas, incluso estuvo a punto de mirar bajo la mesa para ver que pasaba...

- Hércules, ¿me pasas la sal?- dijo Xena.

- Por supuesto cariño - Cuando Xena cojió el salero, recibió una suave caricia por parte de Herc en su mano, y quedaron mirándose, a lo que Xena le añadió una sonrisa. Gabrielle, molesta y, sobre todo, celosa, le preguntó a Xena que si le estaba gustando la comida, unos celos que en seguida notaron sus amigos, a los cuales, les resultaba gracioso.

Cuando terminaron de cenar, se sentaron en la chimenea a hablar. Gabrielle decidió leer una de sus historias, mientras todos la miraban maravillados, sobre todo Xena, que notaba cómo le brillaban sus verdes ojos cada vez que relataba uno de sus pergaminos. Más tarde, cuando Gabrielle terminó, pensando que se iba ya con Xena, Hercules le ofreció a ésta una dulce y...tentadora invitación a su habitación, quien aceptó encantada. Gabrielle simplemente moría de celos, así que se fue a dormir a su habitación, dejando a Iolus solo en el salón.
Gabrielle se acostó. Ella se lo pasaba muy bien con sus amigos, pero si no fuera por ellos, tal vez ahora estaría un poco mejor, liberada del peso de su amor secreto. De repente comenzó a escuchar en la habitación de al lado a Xena reírse sin parar, y a Hercules también, quienes no hacían otra cosa que jugar y bromear, además de tomar unas copas. Gabrielle se quedó con los ojos de par en par, hasta que al rato, se levantó y se dirigió a la puerta para irse, cuando por suerte o por desgracia, se encontró a Xena salir de la habitación.

- ¿A dónde vas?- dijo muy alegre después de tanta risa con Herc.

- Fuera, no me apetece estar aquí sola- Gabrielle creía plenamente que Xena y Herc no sólo habían estado riendo precisamente.

- ¿Te ocurre algo?- no dejó que Gabrielle contestase- Venga anda, vamos a darnos un baño juntas, ¿te apetece?-.

Gabrielle no se podía resistir ante tal ofrecimiento, así que aceptó y se dirigieron a su habitación, la cual, tenía una tina preparada con sales y velas por Gabrielle al llegar. Cuando entraron, Xena se desnudó y se introdujo en el agua, y Gabrielle, después de admirar el cuerpo de su compañera, se quitó la ropa también, y se metió junto a ella. Las dos difrutaron del agua cliente individualmente, y luego Xena se puso a frotar la espalda de Gabrielle, como siempre hacía, pero con la excepción de que no había esponja...lo hizo con la mano, acompañado de un suculento masaje. Gabrielle se estaba muriendo de placer...sentir sus manos masajear y acariciar su espalda...sentir su suave aliento en la nuca...eran demasiadas sensaciones en una sola noche. Xena sin querer rozó con la punta de su dedo corazón parte del pecho de Gabrielle, la que, sin poder contenerlo, gimió en bajo. Xena lo oyó y para salir de esa tensa situación (para Gabrielle), comenzó a hacerle cosquillas a ésta, quien también participó. Las dos "amigas" reían sin parar, hasta que ese juego se convirtió en otro...La situación empeoró, bueno en realidad mejoró bastante, pues en vez de cosquillas, eran oportunidades de tocarse...y la excitación subía cada vez más. Las cosas se ponían altas, incluso había cierta presión entre la piel y sus manos. De pronto se quedaron muy cerca la una de la otra, mirándose a los ojos. Xena se mordió en labio inferior al tener a Gabrielle tan cerca de ella, y su mirada se convirtió en puro deseo, deseo de tenerla, una mirada que sólo ella sabía poner...y ante tales gestos Gabrielle suspiró mirando su boca. Le entraron ganas de besarla, pero se le vino a la mente el sonido de antes en la habitación y salió del baño pensando que antes de que pudiera pasar algo, quería saber la verdad, y, ya que era tan bocazas, dijo:

.- ¿Te has liado con Herc?- Xena salió del baño. - No sé, soy capaz de lo que tú quieras, pero creo que debo saberlo. Es que como se os oía tan bien...y ahora para compensar me haces esto- sin duda lo había estropeado, ya no había vuelta atrás.

- ¿Esto? ¿Qué es esto Gabrielle? Si ni siquiera sé lo que estamos haciendo. Mira, de veras que siento mucho haberte dejado sola, pero es que hace tanto tiempo que no estaba con Herc...-

- Así que decides aprovechar el tiempo cien por cien con él, ¿no? Y luego...esto- dijo dolida.

- ¿Celosa?- ya estaba claro que la bardo sentía más o menos lo mismo que ella.

- Claro que no, puedes hacer lo que quieras con tu vida, como si te lías con los dos a la vez, me da igual...me das igual -.

- Pues para tu información, entre Herc y yo no ha pasado nada, sólo estabamos hablando- Xena se acercó más a Gabrielle.

- Dime la verdad- dijo muy seria.

A Xena le costó contestar, y, ante esto, Gabrielle se dio la vuelta para irse, pues lo había estropeado todo, además que había confesado todos sus sentimientos. Xena sabía que era muy orgullosa, realmente estaba celosa, y por primera vez en la vida había visto amor en Gabrielle, en sus ojos, amor hacia ella, así que, con más fuerza que nunca, se decidió. Agarró del brazo a Gabrielle, la giró, y tras mirarla unos segundos a los ojos asegurándose de que era lo correcto, dijo:

- La verdad es que te amo. ¿Y sabes porqué no ha pasado nada con Herc? Porque no puedo pensar en otra persona que no seas tú, esa es la verdad- y la besó apasionadamente, como nunca pensó Gabrielle que haría. Ésta, al principio se sorprendió por la respuesta de Xena, pero luego correspondió al beso y lo disfrutó. Después de unos intensos momentos, se separaron. - Tan sólo le dije que estaba mal por ti, porque ya no podía esconder más mis sentimientos, y él sólo se limitó a ayudarme y hacerme reír. Gabrielle, si supieras cuanto tiempo he estado esperando para que pasara esto, creí que jamás ocurriría. Todo lo que he hecho hoy ha sido porque no podía verte tan cerca y no poder decirte cuánto te amo...porque sí Gabrielle, que te quede muy claro...¡¡¡TE AMO!!! estoy muy enamorada de ti, como nunca lo estuve de nadie, desde que te conocí lo estoy, y esa es la verdad más grande que sé. Tú me has enseñado lo que es el amor. Me haces tan feliz...

- Yo también te amo Xena, he soñado tantas veces con estas palabras...Eres lo más importante de mi vida, simplemente eres mi vida. Creí que si te decía mis sentimientos, me rechazarías y perdería tu amistad. He estado intentando decírtelo, pero tenía miedo. Si estos días he estado así es porque te amo tanto que no se si es bueno, pero ahora sé que tu eres mi camino en todos los sentidos.

Las dos se volvieron a besar, con más suavidad y dulzura. Luego, Xena se acercó a la puerta y cerró el pestillo para estar más en la intimidad, pues ahora ya no importaban los demás, las leyes, los comentarios, tan sólo estaban ellas dos, queriéndose amar, queriéndose demostrar todo su amor y sacar todo lo que llevaban reprimido durante tanto tiempo en su interior. Y así, las dos amantes se demostraron todos sus sentimientos en esa larga noche.

En la habitación de al lado, Herc e Iolus habían estado oyendo la "fiesta" que tenían montada sus amigas, y se alegraron muchísimo al ver cómo al fin se demostraban su amor, un amor que ya conocían.

A la mañana siguiente los cuerpos desnudos de dos jóvenes amantes yacían abrazados entre las sábanas. Xena, como siempre, se despertó antes, y disfrutando de la belleza de su amada, se acercó a su oído y le susurró: "Del mundo nada quiero, pues todo en ti lo tengo".
Gabrielle se despertó con aquella dulce voz de la que emanaban melodiosas palabras.

- Buenos días mi amor, ¿qué tal dormiste?- dijo con una amplia sonrisa.

- Lo poco que he dormido a sido maravilloso. No sabes lo feliz que me haces Xena, te quiero -.

- Yo también te quiero - la besó levemente- Bueno, ¿vamos a desayunar?-.

Las dos se vistieron, y, cogidas de las manos, pues no le importaban demostrarle a los demás su amor, bajaron para reunirse con sus amigos, que estaban preparando el desayuno.

- Parece que ayer fue un día muy importante, ¿no?- dijo sonriente Iolus.

- Digamos que no desaprovechamos el tiempo- dijo aún más sonriente Gabrielle.

- En serio, nos alegramos mucho de que al fin os lo confeséis, seréis muy felices, seguro- a Herc le dolía un poco ver a su amada Xena con otra persona, pero realmente ellas se amaban y Gabrielle le podía dar a Xena algo que él no podía hiciera lo que hiciera- eres una persona muy afortunada- dijo dirigiéndose a Gabrielle.

- Lo sé- dijo mirando a Xena para luego besarla ligeramente.

- Bueno, he pensado que nosotros deberíamos seguir nuestros caminos, y que podríais quedaros aquí en mi casa vosotras solas, la verdad es que sacarían mucho más provecho que los cuatro juntos, además ya nos volveremos a ver, ¿no?- dijo Iolus guiñándoles el ojo.

Las chicas al principio se negaron, pero luego, después de mucha insistencia, aceptaron. Desayunaron los cuatro juntos y luego se despidieron para irse pronto. Y así, se quedaron las dos solitas en la casa. Allí pasaron muchos intensos días, amándose y demostrándoselo la una a la otra, enamoradas como el primer día.

Una noche, Gabrielle salió al pozo a recoger agua para la cena, mientras Xena la preparaba, cuando se encontró con el dios de la guerra, Ares.

- ¿Qué es lo que quieres?- dijo seria. No sabía porqué pero tenía la corazonada de que ahora que estaban juntas, este dios enamorado les iba a traer problemas.

- Lo que quiero es muy fácil, quiero que os separéis, que te alejes de Xena-.

- Eso jamás pasará- sonrió.

- ¿Estas segura Gabrielle? Mira, te digo mi plan, y si te resistes, te mato, ¿ok?- dijo con sarcasmo- A ver, es sencillo, tú te alejas de Xena después de decirle que ya no la amas y asegurándote de que ella no te seguirá, y tal vez así no os toque -.

- ¿Porqué haces esto? ¿Por amor a Xena? Está claro que no sabes lo que es el amor. Si tanto la amas deja que sea feliz junto a mi -.

- ¿Que la amo? Estoy empezando a odiarla. Estoy harto de veros tan juntitas. Quiero que vea lo que me está haciendo, que sufra como yo lo hago, y ya que tú eres su debilidad, la única que rompe esa coraza dura, deseo que desaparezcas de su vida y punto -.

- Tendrás que matarme aquí mismo porque jamás lo haré -.

- Sí, tal vez lo haga, pero aún mejor sería que siguiera a tu querida guerrera, la torturara y la matara de la peor forma que pueda...¿te gusta más esa idea?- dijo Ares cínicamente y desapareció.

Gabrielle se quedó pensando, y tras mucho hacerlo, aceptó, no quería que le pasara nada a Xena, tal vez sufriera mucho si se lo dijera, pero se olvidaría de ella. El miedo a perderla o que le pasara algo era mayor que la propia razón.

- ¡ Ares! - en seguida apareció - Esta bien Ares, tú ganas, pero antes debes hacerme un juramento que nunca romperás, ¿de acuerdo? Júrame que jamás la tocaras de ningún modo, pase lo que pase. Siempre se ha dicho que los dioses sois leales y honorables, pues bien, quiero que me lo jures por lo que más quieras, y luego haré lo que me has dicho -.

- Muy bien, así será. Juro que no le haré daño. Tienes esta noche para alejarte de ella, sino haré yo mi propio plan contra ella, ¿de acuerdo?- Dijo y luego desapareció de nuevo.

CONTINUARÁ.... con la historia " Juicios del amor"


Indice Fan Fiction

Página Principal