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Los personajes de Xena y Gabrielle son propiedad de Renaissance Pictures y Estudios Universal. Esta historia es proipedad mía. Cualquier cosa que tengas para decirme puedes hacerlo en: souldreams_@hotmail.com   


TU VOZ

Autora: Lane

" La lanza. Concéntrarte en la lanza. Sólo en la lanza. EXCLUSIVAMENTE en la lanza. Vamos Xena, no es tan difícil! Venga, eso es... Recoge el cuchillo que acabas de tirar al suelo y procura afilar la cuchilla de la lanza como siempre has hecho y te ha gustado hacer. Además, este sitio es precioso, si no puedes con la lanza tan sólo tienes q levantar la vista para encontrarte con este cachito de Edén, esta belleza de paisaje. Creo que no habíamos estado nunca en un sitio tan embriagador como este, verdad? Madre mía, si es que no parece ni real! (...) ¡¿Que!? Pero otra vez estás igual! Parece mentira, Xena, que ni tus preciadíiiisimas armas ni la pasmante hermosura de este bosque logren mantenerte al menos un par de segundos distraida. Pero que te pasa!? No será... "eso", otra vez? Dios mío, lo es, verdad!! Pero si creía que lo habíamos superado!! "

Gabrielle se despertó sobresaltada al oir el ensordecedor gruñido que se le había escapado a Xena desde las entrañas. Preocupada, cruzó los escassos metros que las separaban y, aunque algo somnolienta, procuró encontrarle sentido a lo que vió al llegar.

-Xena!! Santo Dios, que te ha pasado!? -gritó Gabrielle ayudando a la guerrera a levantarse del humedo y frío suelo que la hacía hasta temblar.

-No es nada. No es nada, tranquila... -Xena procuraba que su voz pareciera lo mas serena posible, pero el llanto quebraba sus frases con intensos sollozos.

-Como que no pasa nada!? Xena, estás congelada y llorando a mares...! -a Gabrielle le salió del alma abrazar a esa Xena. Se la veía tan débil, tan desconsolada. Fue entonces cuando cruzaron miradas y Gabrielle sintió como un intenso escalofrío le recorrió cada vena y arteria de su cuerpo: nunca en la vida había visto una mirada que albergara tanta penuria y sombría. Sintió compasión casi dolorosa, deseó calmar el tormento que se refugiaba traidor en el interior de Xena. Estar cerca de ella, decirle que no pasaba nada, que ella estaba allí con ella para luchar contra todos los males del mundo, que no dejaría que nada ni nadie la lastimara, ni siquiera permitiría que un solo especímen de la faz de esa tierra osara hacer brotar de sus hermosos ojos una lágrima siquiera... eso, eso exactamente era lo que quiso pero no pudo decir: a Gabrielle se le quedaban faltas de significado las palabras para expresar lo que sintió en ese momento ante su desvalida amiga.

-Gabrielle, lo siento... Lo siento mucho, yo... Yo no puedo, no puedo con esto. -intentaba calmarse, pero parecía que cada intento solo era un paso más hacia un nuevo paroxismo que la sometía a ese desvocado llanto. Llanto que nunca penso que puediera llegar a romper con tal furia.

-Shhutt! No pasa nada, cariño... Venga, ya esta, ya esta... - oía que le susurraba Gabrielle en el oido... Su voz, esa misma y dulce voz que tanto amaba. "Dios de mi vida, que voy a hacer... Que voy a hacer sin ella!! No, no puedo... no puedo alejarme de ella. No puedo desgarrarme más el alma!" Lentamente, Gabrielle la condujo al campamento que horas antes habían montado. Su piel... sentía la tivia y suave piel de la mano de Gabrielle cogiéndole la suya. Xena la seguía como una cría obediente mientras se iba calmando la bestia que se había despertado con arrebato en ella hacía escasos minutos.

-Ven, túmbate aquí...

Se tumbó al lado de Gabrielle. Ya no lloraba, ahora más bien se encontraba sumida en una especie de calma. "Esto debe ser el post-llanto" se dijo a sí misma sonriendo. La extraña placidez del haberlo soltado todo, ya no quedaban lágrimas en ella... Al menos hasta bastante tiempo. No era fácil de encajar sentir la debilidad covijada bajo la piel que un día se creía inmune a ella. Una guerrera con 18 años de profesión, ese era su curriculum: 18 años sin ápice de sentimiento, ni pizca emoción... Hasta recordó que en su día pensó con indiferencia que provablemente estaba hecha de piedra, de hielo si la apuraban. Y ahora,... Dios, que lejos veía esos años ahora! Como si su parte humana (y por lo tanto emocionable) hubiera permanecido en coma, en trance, helada, paralizada, dormida... durante decadas y ahora, sin mas ni previo aviso, se había despertado. Y que forma de despertar!!

-¿Estás mejor? - susurró mientras seguía acariciándole el rostro y mirando como esa preciosidad de ojos azules se perdía pensativa en la nada.

Muy lentamente Xena volteó para mirarla, había sosiego en su mirada... Y que mirada! Gabrielle no se sorprendía ya de pensar que se podría pasar ésta y todas las vidas perdida en el celestial azul de esa mirada. Casi se sobresaltó al observar como se asomaba un intento de sonrisa en el rostro de Xena.

-Gracias, Gab... - dijo Xena esanchando con soberana lentitut su mejor de las sonrisas. Sí, eso sí que era una señora sonrisa. Y muy sentida, por otra parte. Realmente le agradecía a Gabrielle su más que encantador tacto con ella.

Presa de un súbito ataque de ternura, Gabrielle depositó un cálido y largo beso en la frente de Xena. Pensó que estaba hirviendo, provablemente por haber permanecido tanto tiempo en el frío del suelo, a la vera del río. Se recostó en su estómago para poder mirar mejor a Xena, sin dejar de dibujar los hermosos rasgos de su escultural rostro. Se moría por preguntarle qué era lo que la tormentaba, que había sido capaz de doblar a una guerrera con tal prestigio como la que era ella, qué rediablos había conseguido hacer llorar al ser más insensible del globo terráqueo. Pero procuró apaciguar su curiosidad, no era momento de preguntas. Era momento de tranquilizar, de calmar, de... de mimar. Eso era, mimar a Xena. Nunca se dejaba y por todos los Dioses que Gabrielle se moría por mostrarle a la guerrera cuanto afecto despertaba en ella. "Una caricia vale más que mil palabras, a veces..." pensó extasiada con la suavidad de la piel de Xena.

Xena comenzaba a notar los evidentes psíntomas del brutal catarro que seguramente había pillado, pero se resistía a cerrar los ojos y dejar de admirar a su bella bardo. "Hasta la médula..." le sentenció su "yo" interior, de nuevo, a Xena. Exactamente la misma sentencia que le había arrancado aquel gruñido de impotencia a la vera del río. "Estamos hasta la médula, querida mía..." Pero esta vez no se quejó, se limitó a cerrar los ojos con cansancio abrumada por la serenidad de sus sentimientos y la gratitud de sentir que por primera vez no le hacían daño sinó más bien paz, como líquida y abarcadora paz... Suspiró y al instante cayó rendida en los brazos de Morfeo.

.......

-Jajaja!! Pero quieres estarte quieta!! Así se te van a escapar todos!! -regodijándose entre carcajadas, Xena instruía a Gabrielle el arte de pescar con las manos.

-Quieres callarte!! Con tanto ruido no hay quien pesque nada aquí...! Y no te rías tanto, mona, que si no pesco no hay comida! -repuso Gabrielle con un enfado lejos de sentir.

-Sí, Buana... jajaja!!

"Mírala, que rica está así de mojada y con esa cara de concentración. Madre mía, no puedo... no puedo dejar de mirarla siquiera un instante. Esto cada vez es más fuerte, ya no lo puedo ni disimular a veces... Jajaja!! Ya se le ha vuelto a escapar un pez... Aaaiishh!! Si pudiera te pescaba todos los peces de los 7 mares, Gaby, pero no me dejas ni probar el agua. Te has empeñado en curarme este tremendo gripazo y ya se sabe: cuando se te pone algo entre ceja y ceja... Jajaja!! No hay quien pueda contigo!"

- Xenaaaa, tierra llamando a Xenaaaa... hay alguien ahí? - preguntó Gabrielle justo delante del rostro de Xena, cogiendo a ésta totalmente desprevenida, arrancándole un gritillo de sobresalto. La complicidad de la sonrisa de Gabrielle la traspasaba de cuajo, zas!

-Aish! No me des esos sustos, por Dios! -Xena pensó que tendría que poner los 5 sentidos en alerta a partir de entonces. "No puedo permitirme el lujo de despistarme de este modo. Me va a pillar si sigo así de embobada"

-Como!? Xena, la temible y feroz guerrera asustada !?!? Y yo que creía que ni esa palabra venía en tu diccionario... jajaja!! - se había sentado en el regazo de Xena, le había entre abierto la manta que la cubría, y se había introducido para secarse de las gélidas aguas de ese endiabladamente congelado río.

-UUAAHHGG!!! Estás congeladaaaaaa!!! - Xena no terminaba de saber muy bien si el escalofrío que acavaba de sentir era por el repentino contacto gélido contra su cálido cuerpo o... más bien por el inesperado contacto con el cuerpo de Gabrielle. "Disimula, disimula, disimulaaaaa..!!"

-Jajaja!!! No seas acaparadora, mi queridísima engripada. Que ésta es la única manta fuera de las mochilas y Argo queda muy lejos para ir a buscar otra. Además, no querrás que se costipe la única enfermera que te da hasta la comidita trituradita trituradita para que no le haga pupita pupita a ese encanto de golita que tienes... - dijo Gabrielle con gracia, mientras se apretaba más y más fuerte al cuerpo de su guerrera rodeando con lso brazos su cintura, aspirando su embriagador perfume, sintiendo la tibieza de su cuerpo.

"Encanto?? Ha dicho encanto, o hemos oido mal!?" Xena se había paralizado con el repentino rumbo que había tomado la situación. "Demasiado cerca, está demasiado cercaaaaa!!" Notaba con impactante perfección los muslos de Gabrielle reposando en su regazo, su pecho clabado en el suyo propio, su cálido aliento surcando su cuello y su voz... su voz acariciándole los tímpanos. "Reacciona, reacciona Xena!! Venga, di algo, cualquier tontería... pero haz algo!!"

-Me encanta tu voz...

-¿¡Como!? -Gabrielle era lo último que esperaba oir, y menos viniendo de Xena!! Se había atrevido a sentarse encima de ella y a abrazarla con fuerza albergando sus cuerpos bajo la misma manta, con la ridícula excusa de secarse. Pero al oir decir esas palabras de la boca de Xena, sentía más bien que se quemaba !! Con asombro mal disimulado se separó ligeramente del abrazo para mirar a Xena, rezando para que todo aquello no fuera un sueño.

-Deliro... ya sabes, jeje! -"Dios mio, es que no puedes cagarla más, Xena!! Has estado a un tris de descubrirte tu solita, vaya reflejos tenemos ultimamente, eh guerrera!!" - La fiebre puede ser muy traicionera a veces - "Venga, así, muy bien... y ahora sonríele con una de tus mejores sonrisas y suplica para que no haga más preguntas"

Pero Gabrielle estaba muy lejos de poder siquiera pronunciar un vocablo entero. Ahora, indiscutiblemente, la paralizada era ella. Imnotizada por la tajante confesión que Xena le había dejado ir y esa preciosidad de sonrisa que ahora mismo le brindaba.

-Bueeeeno, y esa comidaaa.... -"Ay, Xena que nos ha descubierto...! Mírala, se ha quedado atónita!! Qué debe estar pensando de nosotras ahora! Mierda, mierda mierdaaaa!! Gabrielle, reaccionaaa!"

-Eh!? Que!? La comida... Ah, sí!! Claro, la comida! Jeje! En seguida la hago... -dijo Gabrielle levantándose de un salto y casi huyendo de la proximidad de Xena, que ella misma había provocado . Había notado como la sangre le subía a las mejillas, sabía que su rostro era un libro abierto y no quería ni imaginar qué pensaría Xena si descubriera qué ocultan esos condenados enrojecimientos que últimamente no paraban de atormentarla.

.....

El día transcurrió muuuuy lentamente para las dos chicas. Fue un día de largas y densas reflexiones para ambas chicas. Prácticamente no habían vuelto a hablar desde lo ocurrido aquella mañana, después de pescar. Cada una se había auxiliado en ella misma, el mutismo fue casi aplastante, se podía hasta palpar en el ambiente. No se quebró hasta bien entrada la noche...

-Xena... duermes? -preguntó Gabrielle mientras fijaba su vista en la espalda de Xena.

-Mmmm... ya no. -respondió Xena, pensando en matar a Morfeo por la de noches que la estaba haciendo pasar en vela últimamente.

-¿Puedo abrazarte? -preguntó vacilante la bardo. Había estado pensando la pregunta desde hacía mucho rato y ahora que se oía pronunciarla no le había sonado tan "natural" como hubiera querido que sonara. Por su parte, a Xena se le abrieron los ojos casi tanto como la boca... "Me quieres abrazar!??! Tu!?!? A mi!?!? Uy, espera, un momento... No será un sueño esto, verdad!?!?" pensaba con confusión Xena ante la inesperada petición de Gabrielle. En vistas del silencio de su guerrera, Gabrielle se armó de valor y aproximó su cuerpo al de Xena. Lo amoldó casi a la perfección a las curvas del cuerpo de Xena, y apoyó su antebrazo derecho alrededor de la cintura de ésta.

-Solo quiero estar cerca... -sentenció ahora la rubia casi en un inaudible susurro, aturdiendo aun más (si eso era posible) a una incrédula Xena. "Si esto es un sueño, que nadie se atreva a despertarme...!!" se dijo la morena mientras entrelazaba los dedos de su mano derecha con los de la amada mano que reposaba en su vientre.

....

- Xenaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! -gritó con irrefrenables lágrimas, Gabrielle.

Sola, estaba sola. Aquel estúpido rayo de cegadora luz matinal la había despertado para anunciarle que Xena no estaba a su lado. Había mirado por todas partes, recorrió un radio casi de un quilometro del campamento y no encontró ni rastro de su guerrera. En cambio todas sus pertenencias seguían intactas a como las había dejado la noche anterior. "¿¡Que te ha pasado, Xena!? ¿¡Por qué te has ido!? ¿¡Qué te ha hecho alejarte de mi lado sin dejarte avisarme antes!?".

De pronto se hizo un destello de blanca e intensa luz ante Gabrielle, saliendo de su interior Afrodita, la diosa del Amor.

-Gabrielle, cariño... ¿qué te pasa que siento tu aura sentimental tan sombría? Me has dado un susto de muerte! Tus malas vibraciones me han llegado con tal furia que casi me tiran del cielo!!

-Afrodita.... es... es Xena... -hablaba Gabrielle entre sollozos, intensificando el llanto a medida que iba relatando la súbita pérdida de su guerrera.

-Bueno, a ver, tranquila... Venga, eso es, cálmate y entonces me lo cuentas todo. Ya verás como se arregla lo que haya podido pasarte. -siempre había sentido debilidad por Gabrielle, y le partía el alma verla tan desdichada y sumida en tal desesperación.

-Se ha ido, Afrodita!! Xena se ha ido dejándolo todo aquí, incluida yo!! - rabia, era rabia lo que Gabrielle sentía ahora. Aferrada al abrazo de Afrodita lloró amargamente los tres días que llevaba sola, ya. Todas esas horas en crónico sufrimiento, incordiosa preocupación. Todos esos quilometros andados y reandados buscando rastros, indicios... lo que fuera!!

-Xena?? Oh, Dios mío, no me digas que Xena.... -de golpe Afrodita lo entendió todo - Gabrielle, cielo, creo que ya sé que es lo que ha pasado aquí. Voy a ver a Zeus para corroborar mis sospechas y vuelvo en un santiament, de acuerdo?

-Pero... pero Afrodi... -alcanzó a decir Gabrielle antes que la amorosa diosa se desvaneciera en el aire.

...

-Suéltame, imbécil!!!

-Ni loco, Xenita... Ni loco, jajaja!!! -reía con sarcásmo, con gran diversión.

-Me las vas a pagar, y con IVA, cabrón!!

-Jajaja!! Muy buena esa, veo que aún te queda humor del tuyo sabiendo que cerca está tu fin.

Xena se rebolvió ante tal sarcasmo. La rabia empezaba a mimbarle... Tres días en contínua lucha y sin nada de comer eran demasiados para no desfallecer a la guerrera, desprovisata de fuerzas. Pero no se rendiría, ese grandíssimo mamón no se saldría con la suya. Matarla tendría que hacer si quería que sus asquerosas proposiciones se hicieran hechos, mientras le quedara un resquicio de consciencia lucharía.

-No se porqué te torturas tanto, querida. Sabes que vas a acabar haciendo lo que te diga. Además, no sé porqué tanta resistencia, al fin y al cabo... no pierdes nada en ello.

-Te parece poco la dignidad!!

-Aaaii... sí, perdona, no me acordaba que tu y tu orgullo sois mierda y culo. Xena, chiquilla, no seas tan orgullosa y baja del burro que mira como te estás quedando. En los huesos no me sirves, cariño. Y ya sabes qué hago yo con las cosas que no me sirven, verdad? -dijo pasándose la afilada y reluciente espada por la lengua, dejando a su paso un regaliz de sangre.

-Me das asco Ares, ASCO!! Y nunca, me oyes, nunca te voy a dar un hijo!! Antes muerta, y muerta sabes que no podré engendrar ni un catarro!

-Estúpida! -le gritó Ares mientras le daba una tanda de golpes por todo el cuerpo, preso de una furia que se engrandaba a cada puñetazo - como puedes ser tan estúpida!! - golpe va, golpe viene... - como puedes negarte a mi, COMO!!

- Ares, para!! -se escuchó vocear una voz gutural, imperante.

Ares se estremeció, sabía a quien pertenecía esa voz. Cerró los ojos, y se volteó para encontrarse con un enloquecidamente enojado Zeus. Pero éste último no pronunció ni una sola palabra más, fijó su penetrante mirada en la suplicante y temerosa de Ares y alzó su brazo derecho, apuntándole.

-A mi también me das asco... - dijo quedamente Zeus antes de lanzarle un poderoso y estridente rayo a Ares, quedando éste literalmente fulminado.

...

Oía voces. Las oía lejanas, pero eran nítidas, familiares... Se escuchó respirar, sintió el calmado va y ven de su pecho levantándose con sosiego para luego dejarse caer con elegante suavidad. El aire subiendo y bajando, saliendo y entrando con exquisita ligereza por su faringe llenando alegre sus agradecidos pulmones. Su cuerpo dormido en la placidez de la calma, sumido en una imperante relajación que no creía haber sentido hasta entonces. Se centró en los latires de su corazón, pudo incluso notar sus sístoles dándoles paso con amable educación a sus consiguientes diástoles. Y la sangre, oh... la sangre corriendo rauda y jovial por todas y cada una de sus venas y arterias. Estaba en todas partes, revoloteaba por cada uno de sus rincones, irragaba vida rebosante de generosidad...

-Xena...

Y esas voces, esas voces que cada vez se le hacían más cercanas, más palpables, más cálidas... Hasta hacerse canción, una melodiosa sintonía que le acunaba el alma y cuidaba que esa paz permaneciera hasta la eternidad en su interior. Se sentía flotar, flotar en esa delicia de voz. Imnotizada, dúlcemente atraida hacia ella... como si fuera una ligera nube empujada por un leve soplo de viento... Una esponjosa nube volando, fluyendo suavemente por el aire hacia un destino con forma de tierna voz.

-Xena...

Se le abrieron los párpados lentamente, con suma parsimonia. Sus sensibles púpilas le hicieron volver a cerrar los ojos ante la insensible luz que osó usurparlas sin compasión alguna. Y hasta que no se acostumbró a esa despiadada intromisión no fue capaz de enfocar y formar colores, imagines y figuras en la negruna de la retina de sus ojos.

-Bienvenida al mundo de los vivos, cariño... -le dijo en un enternecedor susurro una Gabrielle emocionada.

Al fin Xena se había despertado tras mes y medio de haber caido en un sueño que no parecía tener fin. La había estado velando absolutamente todas las horas de ese infierno llamado espera. Y al fin Xena la había vencido poniéndole el mejor de los fines: su despertar. Sin poderlo evitar le corrieron ardientes lágrimas sucarndo sus mejillas mientras se le dibujaba la más amplia de las sonrisas en su rostro. "Xena, ya estás aquí... Al fin has vuelto!"

-Gabrielle...

-Estoy aquí...

-Sigue gustándome horrores tu voz -dijo la morena, totalmente consciente ya, con una divertida sonrisa.

-Pues no sabes la de relatos que te esperan, porque no pienso dejarte escapar nunca más, monina

-Jajaja!! - a duras penas Xena se incorporó y extendió los brazos hacia Gabrielle para luego fundirse en un sentido abrazo con ella.

-Xena, Dios mío, no sabes cuanto te he echado de menos, maldita sea! Y qué preocupada me has tenido! -la voz de la rubia se mezclaba entre sollozos y grandes suspiros, presa de un incontrolado llanto.

-Ya, ya... Ya está, Gabrielle. Ya estoy aquí - Xena besaba con ternura el pelo de su bardo mientras acunaba su llanto. - No te vas a librar de mi tan facilmente, jeje!

- Sí, y además, aun tienes que enseñarme a pescar... -dijo más tranquila al cabo de largos minutos en los brazos de Xena, en esos fuertes y protectores brazos.

-Hombreeee!!! Xenaaaaa, cieloooo!!! Ya has despertado, gracias a Dios!!!

-Sí, jeje! -dijo abrazando a su madre, aunque para qué negarlo... algo fastidiada por haber tenido que abandonar los brazos de Gabrielle.

-Nos has tenido con el alma en vilo, mi niña! Y no sabes lo que ha sufrido esta criatura, madre mía!! -dijo mirando a Gabrielle- No había quien la separara de tu lado!! -Xena le acariciaba la espalda alargando el abrazo de su madre, mientras miraba como la mirada de Gabrielle se posaba rápida en el suelo en cuanto se cruzó con suya. Xena no pudo evitar sonreir ante el sonrojo de su Gabrielle.

-Bueno, ahora ya ha pasado todo y, por cierto, tengo un hambre de lobos!! Así que si no me dais algo de comer puede que me coma cualquier cosa que se me cruce -dijo Xena con una mirada más que penetrante para Gabrielle. Ya no le quedaban dudas de lo que la bardo sentía por ella.

-Ay, hija!! Ahora mismo te preparo un festín de los buenos! -le dijo plantándole un sinfín de esos sonoros y casi dolorosos besos de madre a hija- Aaaaii!! Que me alegro mucho de volverte a tener, carajo!!

Las dos chicas no pudieron aguantarse la carcajada ante el desparpajo de la madre de Xena, Cirane. Se veía a la legua cuanto quería a su hija, y como aprovechaba su debilidad para inundarla a besos (todos esos que Xena le había negado por orgullo de guerrera...).

-Valeee! Valeee!! No te aproveches, mamaaaá!!

-Jajaja!!! Ataca Cirane, que ahora està indefensa -tiraba Gabrielle más leña al fuego, divirtiéndose con el agovio de Xena, sabía cuanto le repateaba que le dieran besos.

Xena se la quedó mirando como desaparecía tras la puerta. "Madres...!" Pensó sin dejar de sonreir. Gabrielle se había mantenido apoyada en una mesa de madera que había en la pequeña habitación, mientras dejaba que las delicias de una madre como Cirane se cumplieran.

-Ven aquí... -le dijo Xena mientras la miraba directamente a sus ojos verde esmeralda, a lo qual Gabrielle sintió como mil mariposas levantaban el vuelo en su misma panza-... y explícame qué me he perdido mientras dormía pláaaaacida y duuuulcemente.

-Te lo resumo que no tengo ganas de recordarlo -dijo sinceramente la rubia, mientras se sentaba a un lado de la cama donde Xena permanecía igualmente sentada y apoyada en la pared- Ares te capturó una noche apoderándose primero de tu alma para que tu cuerpo perdiera las fuerzas y así, luego, poder con éste. Te llevó a su reino cometiendote a 3 días de torturas ante tus negativas de no darle un hijo. Decía que él, siendo el dios de la guerra, y tu, la guerrera mortal más importante, saldría un hijo ejemplar, el cual quería educar para que fuera su heredero destructor si un día le pasaba cualquier cosa y perdia su eternidad. Afrodita le había oido en una ocasión pensar en alto, planeando su maquiavèlica estrategia para segrastarte, así que no dudó en avisar a Zeus cuando se enteró que faltabas. Por suerte, Zeus llegó a tiempo y aniquiló a Ares, pero tu quedaste muy mal parada. Y bueno, hasta hoy que no has despertado.

Sí, lo recordaba. Xena aun podía sentir el asco que sintió durante esos tres días con tan solo ponderar la posibilidad de mantener ningún tipo de relación con Ares. Lo que no sabía era que Zeus lo había... aniquilado? "Vaya, con Zeus, a ese no se la hacen dos veces seguidas"

-Buf! Pues le debo una muuuuy gorda a Zeus, jajaja!!! No me sientan bien los embarazos.

-Dimelo a mi! -dijo Gabrielle recordando lo insoportable que Xena se puso cuando estibo embarazada de Eve.

-Como que...! -se molestó Xena- Será posible! -gritó mientras atrapaba a Gabrielle y simulaba luchar con ella mientras la sometía a una buena e insoportable secion de cosquillas -Te vas a enterar tu de lo insoportable que puedo llegar a ser!

-Jjajaj!! Noooo!! Jjajaja!! Por Zeus, XENA PARAAA!!! Jajaja!!!

Después de unos minutos de jugueteo se quedaron estiradas en la cama, la cual había quedado como un auténtico campo de guerra. Sus cabezas quedaron de lado, aunque los cuerpos dispuestos de opuesta manera. Xena volteó para ver a Gabrielle aun riendo por lo sucedido, y sin pensárselo le dió un tierno beso en la mejilla.

-Uy, y eso, mi fría y guerrera?

-Ya te he dicho que tenía hambre... -dijo Xena rebosante de sensualidad, aunque sin poder disimular toda la ternura que su bardo despertaba en ella. De nuevo Gabrielle se sonrojó hasta las orejas, pero se sintió con fuerzas para.....

-La cenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!! - las avisó una voz des de la cocina de la casa.

-Aaish! Salvada por la camp... digo, por la cena, jajaja!! - dijo con sonrisa pícara, divertida Xena mientras se levantaba y le daba la mano a Gabrielle para ayudarla a levantar.

 

-No sé, tacharme anticuada y vieja recatada, pero a mi me sigue pareciendo que esa falda es exageradamente corta, Gabrielle. Y no hablemos ya de ese top!! ¿¡¡Dónde se ha visto que una chiquita de tu tierna edad vaya por esos mundos de Dios con el ombligo a los cuatro vientos!!?

-Jajaja!! Madre, por fabor, no sigas que me parto en dos...!! -Xena disfrutaba de lo lindo con los principios cavernícolas de su madre.

Hacía ya una semana que Gabrielle y Xena permanecían en casa de Cirane, y no había pasado un solo día en que ésta no le sentenciara su desagrado a la pobre bardo por su "despampanante" manera de vestir. Al principio, Gabrielle, se preocupaba. Se había incluso sometido a una seción de "cambio de lock" en manos de Cirane, para calmar las preocupaciones de ésta. Pero había resultado peor el remedio que la enfermedad: la madre de Xena la enfundó en un vestido negro escarabajo que solo dejaba ver la luz del sol a su rostro y sus manos. Aun le venían sofocaciones a Gabrielle cuando pensaba en el calor que había pasado ese día. "Si me llego a descuidar, ese vestido me asa viva!"

-Y tu porque no te dejas y porque tienes una fuerza de mil Hades, que si no ya verías como te vestía yo!-le dijo a Xena, que seguía retorciéndose de la risa- ¿Tu sabes la de chismorreos que levantais las dos cuando venís a éste humilde e inocente pueblecito? Hasta se han creado indecentes historias de vosotras dos, de las cuales no me quiero ni acordar porqué se me suben los colores hasta el moño!!

-Jaaaaaaaaaaajajajaja!!!!! Piedad, madre, compasiooooooon!!! -Xena sentía que su estómago iba a desfallecer de un momento a otro, las carcajadas le removían sin miramentos las entrañas. Literalmente, cayó doblada de la risa en el suelo de la pequeña casita de madera.

-Xena, que estoy hablando en serio!! -dijo la mujer aun sofocada.

A todo esto, Gabrielle lavaba los platos que instantes antes habían usado para cenar. "Una semana... Ya llevamos una semana aquí, y a mi más bien me ha parecido un suspiro. Xena está pletórica, no cabe duda que se ha recuperado del todo de la paliza que le propinó el imbécil de Ares. Ares... como te he odiado! Si alguien se atreve a tocarla otra vez, juro que lo mato, LO MATO! (...) Xena, Xena... de nuevo te has puesto la venda ante esos fascinantes ojos azules tuyos. Cuando despertaste creí que al fin te habías dado cuenta. Tu mirada, tus palabras, ese beso en la mejilla... Todo parecía tan real, tan cierto. Pero que va... Una semana, ha pasado una semana y no has reaccionado en ningún momento de igual manera. Gabrielle, chata... tienes que controlar esa imaginación, te hace ver cosas que ni por asomo son. Xena nunca se dará cuenta de... de cuanto.... estooo... En fin, que más da! Deja ya de comerte el tarro, al final te va a salir humo de las orejas... y eso no me hace ni pizca de gracia que me quemas neuronas!"

En esos pensamientos cavilaba Gabrielle cuando, de pronto, se vió sorprendida por unas delicadas manos que se deslizavan suavemente por su cintura, sintió como se encontraban la una con la otra en el centro de su vientre para entrelazarse después, como sus piernas recibían paralizadas el súbito contacto de otras, como su espalda se erizaba al sentir unos firmes senos apoyándose morosamente en ella... Se sintió débil, tremendamente vulnerable y desfalleciente. Su interior pareció volverse de nata, toda ella se volvió como líquida, resvaleciente... Un pastel de nata fundiéndose ante una infernal calor.

-Pues a mi me encanta esa falda rojiza y ese verde top... -oyó, medio aturdida, como una sensual y penetrante voz le susurraba en su oido derecho, justo antes de sentir el leve peso de una cabeza reposando en su hombro.

No pudo evitar que se le resvalara el plato que en esos momentos enjabonaba, produciendo así un estrepidante ruido el cual la hizo estremecerse. Los brazos que la rodeaban la estrecharon con más fuerza contra ese cuerpo que se pegaba al suyo. Gabrielle se le escapó un intenso suspiro, aquello la superaba... Sencillamente era demasiado para ella!

-Xena... -consiguió decir al fin, aunque sin fuerzas casi, más que nada a modo de súplica.

-Ya te deeejo, ya te deeeejo, jeje! No quiero ser la causante de que mi madre se quede sin bajilla... -besó ligeramente el cuello de Gabrielle y deshizo el abrazo con soberana lentitud.

"Gabrielle, cariño... Que mona estás cuando los nervios te traicionan. Te comería entera!!" pensó Xena, con una sonrisa de lado a lado, mientras se dirigía hacia la puerta de la cocina. En ese preciso instante decidió que, sin lugar a dudas, ya era hora de marcharse de ahí... Necesitaba horrores estar a solas con Gabrielle!

...

-No, rotundamente no... Le doy uno, que me parece una barbaridad aun!

-Tres, si no lo sube a tres me basta con gritar ahora mismo y despertar a esta ricura...

-Vaaale, vaaaale... Usted gana! -interrumpió rápidamente el vendedor ante esa incansable negociante rubia, cansado de media hora ya que llevaba regateando con ella.

-Gracias -dijo satisfecha la joven, mientras le sonreía inocentemente al hombre y cogía la bolsa que éste le entregaba con ni más ni menos que tres quilos de comida de la más variada. "Xena alucinará... No hay para menos, jeje!! Tres quilos de manjares por tan solo cantar un par de nanas para que la preciosidad de bebé del cansado vendedor se dejara caer en brazos de Morfeo. No está nada mal, sí señor!"

-Gabrieeeeeeeeeeeelle!!!!!! Mírame, Gabrieeeeeeeelle!!!!!! -oyó que le gritaban desde... los cielos??

-Por dios, Xenaaaaaa!! Que haces ahí arriba!!?!?!? - aquello era imposible, Xena montada en una especie de vela enorme, surcando los cielos!!!

-Jajaja!! Volaaaaaaaaar, liiibre como un pájaro, Gaby, libreeeeeeeeeeee!!!

A la bardo se le cayó la bolsa de tres kilos al suelo. En la vida había visto cosa igual, ni lo había imaginado siquiera!! "Pero como...!". Minutos más tarde Xena descendía de las altitudes triunfante y casi como una exultante y radiante diosa para aterrizar justo ante una más que sorprendida Gabrielle. Se formó un corro de curiosos cuando la morena ya pisaba tierra, todos tan pasmados como lo estaba su bardo. No pudo evitar reirse de la situación.

-Pero, Xena como...

-Shht! No comiences con tu bombardeamiento de preguntas. Ven... -la interrumpió Xena, tomándola de la mano mientras sujetaba con la otra el estraño artilujio que la había hecho volar por los aires como si fuera pluma de ave.

La llevó a una pequeña montaña, a las afueras de la villa en la que se habían instalado el día anterior. Colocó las dos manos en una especie de barra que parecía ser el punto de apoyo de la enorme tela blanca que constituía aquella.... "cosa". Con una sonriente mirada instó a Gabrielle para que se situara delante de ella.

-Eso es, coje como yo el palo. Sobretodo no te sueltes, eh...

-No -dijo Gabrielle, obediente y concentrada, aunque no podía evitar sentir como los nervios se le agolfaban en las entrañas.

-No te pongas nerviosa, estaré detrás tuya, de acuerdo? -Xena la intentó tranquilizar- Ya verás que sensación, Gabrielle! No la podrás ni describir en tus pergaminos, jeje! -dijo mientras ataba con una cuerda la cintura de la rubia con la suya, para finalmente enganchar dicha cuerda en uno de los extremos de la barra.

-Xena, no me sueltes, eh...! -Gabrielle no las tenía todas con ella.

-Jajaja!! Eso ya lo veremos. Venga, corre!

Empezaron a correr a lo largo de la montaña. La enorme tela blanca empezó a ejercer de para-vientos alzando así, con impulso creciente, los dos cuerpos que se sujetaban a ella.

-Oh, por todos los Dioses, XENAAAAAAA!!!!!!!!! -Gabrielle no se lo podía creer, estaban volando!!!!

Xena la sostenía con un brazo por la cintura, mientras guiaba el milagroso instrumento para aprovechar todas las ráfagas de viento y hacerlas alzar con mayor fuerza hacia ese hermoso cielo azul. Su cara reflejaba satisfacción, radiante de felicidad ante la propia felicidad de su pequeña bardo...

...

-No te muevas, así no hay quien te cure!

-Picaaaa!! -se quejaba Xena.

-Jajaja!! Resistes estocadas, profundos cortes, duros golpes... y no soportas un poco de agua con hiervas en un rasguño facial -se mofó divertida Gabrielle mientras pasaba con delicadeza un trapo empapado por el corte sangrante del pómulo de Xena.

-Muy graciosa, como la niña no se ha hecho ni pizca de daño se las da de dura...

-Mmmmm, di lo que quieras, pero la quejica aquí eres tu, jajaja!! Y no te muevas tanto!

-Julin... - Gabrielle sonrió enternecida ante lo criatura que parecía Xena a veces. Sonrisa que no pasó desapercivida para la guerrera.

-Por cierto... gracias por lo de antes -empezó a decir la rubia mientras volvía a empapar el trapo en el cuenco de madera y se le aproximaba aun más a Xena. Ésta sonrió mientras permanecía sentada en un tronco con la cabeza hacia arriba y los ojos cerrados, sumida en la delicadeza de las curas de su bardo. - La verdad es que tenías razón, no tengo palabras para describir toda la amalgama de sensaciones que sentí ahí arriba, jeje!

Gabrielle no dejaba de admirar ese fascinante rostro. La verdad es que hacía ya bastante rato que la herida había dejado de sangrar. Pero le parecía imposible dejar de disfrutar de la suavidad de la piel del rostro de Xena, y un pecado romper el encanto de la situación.

-Mmmm... -murmuró sonriente Xena, sin abrir los ojos, gozando de las caricias de Gabrielle. Instintivamente, la atrajo hacia ella abrazándose a su cintura. La quería más cerca, más, más, más... Con toda la naturalidad del mundo, apoyó su rostro en la desnudez del vientre de Gabrielle. No quería razonar, no quería acordarse de todo lo que las rodeaba, tan solo quería sentirla a ella, notar su cercanía, abrazarse como una niña chica a su cuerpo... Por su parte Gabrielle rodeó con sus brazos la cabeza de Xena mientras acariciaba su lacio y sedoso pelo.

Cerró los ojos y se dejó llevar... Por primera vez se dejaría llevar.

-Siento tu corazón... -dijo en con la voz perdida Xena, al cabo de largo rato, mientras sus pensamientos se le escapaban en alto.

-Y qué dice...? -"Venga Xena, dilo... dime que sientes lo que siento. Dímelo, cariño, dímelo..."

Xena levantó el rostró, su mirada era seria, casi dura. Miró intensamente esos verdes ojos, buceó como lo había hecho tantas otras veces, pero esta vez no se ahogó en ellos... Esta vez no iba a ahogar lo que durante tanto tiempo le gritaba su alma. Estaba decidida, ese era el momento... "Ahora o nunca". Gabrielle no apartaba su mirada interrogante y a la vez algo preocupada por como de intensa sentía la mirada de Xena. Hasta que vió con angustia como se le humedecía. "Venga, cielo... no te me derrumbes ahora. Xena dilo, dímelo...!"

...

-En serio!?!? Te gustan!?!? -Gabrielle lo miraba con alegría y nerviosismo.

-Pues sí, ya te lo he dicho, me parecen fascinantes. Tendrías que dejarme un par de ellos aquí para copiarlos y distribuirlos por todo los pueblos para que todo el mundo pueda gozar de tan bellas y excitantes historias. -dijo el hombre, enternecido por el creciente interés que la bella rubia mostraba por él. Bueno, por lo que él le proponía, de acuerdo... Pero le gustaba creer que era por él.

-OH!! Vaya!! Lo haría, de verdad!?!? No sabe como me hace de feliz!! -Gabrielle se abalanzó hacia él, dándole un fuerte y emocionado abrazo. -Gracias, gracias, gracias...!!

-Jajaja!! Que rica eres! -se le escapó en medio de tanta felicidad, al hombre.

Xena observó la escena sin perder ni un solo detalle, así como tampoco se le escapó el más que inapropiado comentario de ese famfarrón hacia su Gabrielle. Los celos la picaban... "Si no hubiera sido por él, Gabrielle ya sabría cuanto la... la... Gggrrrr!!! Por qué teníais que ponérmelo tan difícil!!?? Estaba a punto, a puntooooo!!! No sé porqué no ha caido muerto con la fulminante mirada que le he lanzado cuando ha aparecido de entre los arbustos, de repente!! Soy gafe, asquerosamente gafe!". Xena no había abierto la boca en lo que quedaba de tarde, se había limitado a cazar un par de liebres. Para entretenerse más que nada ya que disponían de mucha comida desde que Gabrielle había conseguido tres kilos de varios alimentos. La noche había caido sobre ellos ya y Gabrielle no paraba de hablar con ese estúpido trotamundo, como Xena lo había bautizado. La verdad es que tenían muchas cosas en común. "Demasiadas...", pensó irritada la guerrera. No soportaba a ese hombre, definitivamente lo odiaba!! Y más cuando se hacía más evidente el interés que la inquieta bardo mostraba por saber cuantas aventuras había vivido. "Y encima es el típico guaperas de turno!!" masculló con rabia la morena.

-¿Qué dices, Xena? -le preguntó distraidamente Gabrielle, sin dejar de reir por lo que hacía un instante le había contado ese interesante desconocido.

Xena no respondió, y no porqué no tubiera un par de cosas que decir, no... Simplemente se hizo la esquiva y se tumbó en su manta, dándoles la espalda, dispuesta a que Morfeo la enviara lejos, bien lejos de ese tormento de situación.

-No es de muchas palabras tu amiga, verdad... -dijo, burlón, el rubio de ojos café a la bardo.

-No, jeje!

-Pareceis blanco y negro, Norte y Sud...

-Sí, eso parece... -no quería seguir con esa conversación, no quería hablar de Xena con ese... ese... ese q? -Por cierto, que haces por aquí? Aún no me has dicho ni tu nombre.

-Estaba buscando refugio, oí voces y me acerqué. En cuanto a mi nombre: Dadius.

-Ahmm... Bueno, será mejor que también nosotros vayamos a dormir, ya es tarde y...

-Sí, ya es tarde. -la interrumpió Dadius, no quería forzar las cosas, se había dado cuenta de lo reacia que de pronto se había vuelto aquella hermosa criatura a seguir conversando.

Esa noche fue muy larga para Gabrielle...

...

- ¿¡¿¡Qué nos ha QUÉ!?!? -Xena no cabía en su enojo.

-Que... que nos ha... nos ha robado -Gabrielle tragaba saliba, rezando para que Xena se calmara y no la tomara con ella.

-Maldito hijo de....!!! Se va a enterar!!!

-Xena no!! Espera, qué vas a hacer!? -la tomó del brazo antes de que llegara a Argos.

-Déjame, Gabrielle, a mi no me la hacen dos veces! -sentenció la guerrera antes de montar a Argo e irse cortando el aire a su veloz paso.

-Dos...? -dijo pensativa Gabrielle, extrañamente emocionada por lo que aquello significaba.

Pasadas un par de horas Xena alcanzó a Dadius, el cual viajaba tranquilamente en un carro llevado por un viejo caballo. Al oir ruido volteó para ver que ocurría pero tan solo sintió como una oscuridad se apoderaba de su visión y un acongojante aturdimiento se apoderaba de su cuerpo. Xena miró con desprecio el cuerpo inconsciente de Dadius. Luego revisó las "perteniencias" de éste que había en el carro. Vió con creciente rabia como el muy ladino se había apoderado hasta de su preciado chakram. Reconoció también una pulsera que en su día ella misma había regalado a Gabrielle en su veintiseisavo aniversario. Indiferente, condujo el carro a la villa que más cerca estaba de allí, y después de volver a recuperar todas sus pertenencias dejó el carro a un mozalvete que encontró a las afueras de la vila.

-Cuando el hombre que hay bajo ésta tela se despierte, dile que rece para que no se vuelva a cruzar en el camino de Xena. La próxima vez no será tan compasiva con él. -le dijo en voz grave al chico, el cual se asustó, retrocediendo algunos pasos- Toma, esto es para ti, y gracias.

El chico aun tenía la boca abierta cuando la silueta de esa extraña mujer se desvaneció en el horizonte. Luego miró emocionado la bolsa llena de comida que sus débiles y flacas manos intentaban sujetar con fuerza. Una lágrima resvaló por el rostro del chico.

-Gracias a ti...

...

Xena se agarraba fuertemente a las riendas mientras Argo la llevaba trotando con una fuerza que no le conocía de nuevo a casa de Cirane. La guerrera se había refugiado en el silencio en cuanto encontró un comunicado urgente en lugar de Gabrielle. "Esto es insoportable. Xena, si no vienes pronto esto será el fin". Esas dos estremecedoras revelaciones eran las únicas que había impresas en el pergamino.

No tardó en llegar al mismo lugar que había abandonado hacía tan solo 4 días. Pero qué diferente se veía de como lo había dejado!! Todas las casas estaban teñidas de negro, y algunas aún conservaban destellos de fuego que no parecian querer apagarse. Se dirijió directamente a la de Cirane, la cual no distaba mucho del aspecto de las demás casas. Pegó un salto y se bajo rápida de Argo. Su rostro continuaba contraido, las facciones endurecidas, sus ojos felinos rebosantes de desconfianza y malos pensamientos.

-Mamaaaaaaaaaaá!! Dónde estaaaaaás!!?!? -voceaba la guerrera abriendo cada una de las habitaciones. Las mismas que la habían visto crecer en su día, pero ahora vacías y faltas de vida...

-Xena, aquí! -se oyó quedamente desde una especie de trampilla en el suelo, leves golpes procedentes de ella comenzaron a sonar. -Oh, Dios mío, Cirane!! -Xena se estremeció al levantar la puertecita de madera y ver a la mujer retorcida en ese pequeñísimo hueco del suelo en el que se refugiaba.

-Gracias a los Dioses, que has venido.... -dijo emocionada Cirane, con lágrimas de pura alegría y alivio. Xena, rápida, ayudó a su madre a levantarse.

-¿Qué ha pasado, madre? ¿Quien ha hecho esto? ¿Dónde está Gabrielle? -preguntó, seria, la guerrera mientras apoyaba la cabeza de su madre en su brazo derecho.

-Hija todo pasó tan precipitadamente, no tuvimos tiempo ni de reaccionar -comenzó a relatar la mujer a su hija, recobrando el aliento perdido por la angustia del horror vivido días atrás.- Después de vuestra partida empezó todo. Un caballero todo vestido de negro y montado en un caballo igualmente negro, entró en la villa como un tornado arrasando con la vida de todos nuestros hombres y ancianos. Luego aprisionó a todas las mujeres que encontró y mandó todos nuestros niños y niñas a su palacio, me pareció oir... -Cirane empezó a llorar, recordar el horror que vió le partía el alma- Fue terrible, hija... No sabes la de barbaridades que el ejercito de ese oscuro caballero hizo con las mujeres y jovencitas, antes de prender fuego a todas las casas. Yo pude esconderme a tiempo en esta trampilla. Pero lo vi todo.... TODO!!

Xena estaba más que enojada: estaba rabiosa! No podía creer que alguien pudiera llegar a hacer semejantes atrocidades! "Ni Hades, el Dios del lado oscuro (el diablo en persona) ha sido tan despiadado como ese.... ese.... AHGRF!!". Furia, rabia, enojada adrenalina le bullían en sus entrañas...

-Voy a vengaros, madre. Encontraré ese cabronazo vestido de funeral y le patearé el culo hasta que reviente por dentro -las palabras de Xena resonaron en toda la desierta villa- Y liberaré a los niños y mujeres, por supuesto. Esto no se va a quedar así, como yo me digo Xena!

 

-Hija, hija... No hagas ninguna imprudencia, ese hombre es algo sobrehumano, te lo digo yo. Es muy peligroso, es mas... Diría que es el mismísimo peligro con forma humana. No soportaría perderte a ti también. Me comprendes, verdad cielo? Perder a Gabrielle ya ha sido insoport...

-GABRIELLE!?!?!? -Xena sintió un fuerte golpe en su interior.

-Sí, cariño... Gabrielle era una de las presas. Recibió mi comunicado y decidió dejártelo en vuestro campamento para que tu vinieras en cuanto lo encontrases. No pudo esperar a que llegaras. Hizo todo lo que pudo, pobrecita mía... -Cirane lloraba, lloraba a lágrima viva, amargamente- pero... pero la capturaron. Se enfrentó incluso al caballero negro, pero la perdonó la vida y la puso entre las demás mujeres presas. Y luego.... -el llanto se redobló- Oh, Xena!! No sabes cuanto dolor me hizo ver todo lo que le hicieron, los soldados se cebaron con ella más que con las demás por atreverse a contradecirles. Xena, fue terrible, TERRIBLE!!

Xena se mareaba, no podía dar credito a todo lo que estaba oyendo. Y fue entonces, en ese preciso momento, cuando algo en su interior dió un brusco y contundente vuelco.

-Bien, madre. Voy a ir a salvar a toda esa gente. No me pasará nada, voy a pensar muy bien un buen plan para que nada falle. Estudiaré a la perfección todas las posibilidades para liberar a todos sin que nadie salga tan siquiera mal herido. Confía en mi... Algo de experiencia en estas cosas me abala, créeme. -dijo la guerrera con indiferencia.

Cirane se sorprendió de la fuerza interior de su hija y de su auto control. Durante lo que quedaba de día la vió frívolamente y sin rastro de emoción en su rostro maquinando una estrategia que estaba segura sería perfecta. Entrada la noche, despidió con un fuerte abrazo a su hija y rezó para que la protegieran todos los dioses. Pensó, sin duda, que Xena se enfrontaba a lo peor que pudiera haber vivido antes...

-Tranquila, creo saber quien es ese caballero y su paradero. Se lo que me hago... -Cirane no dejó de pensar en las últimas palabras que su hija le dirigió.

Continuará....


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