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DISCLAIMERS: Xena: Princesa Guerrera, Gabrielle, y otros personajes de "Xena" son absoluta propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. No se pretende infringir los derechos de autor en está historia; esta historia no puede ser vendida o usada en beneficio de ningún tipo, pues hay derechos de autor propios.

DISCLAIMER / ADVERTENCIA DE AMOR /SEXO: Esta historia es explicita en cuanto a la relación de amor y sexo entre dos personas adultas. Si eres menor de 18 años, por favor no la leas.

NOTA: esta historia se la quiero dedicar a mi niña, jeje, te quiero mucho vida mía, también se lo dedico a mi buena amiga Xenti, a ver si mandas ya la continuación de tu historia, jeje, y a Belén, en mi opinión eres una gran escritora, sigue así, bueno… y a todos los que se han tomado la molestia de leer mis historias, muchas gracias a todos, por cierto… AMO A MI NIÑAAA, jejeje


COMENTARIOS: elogios, comentarios, insultos, amenazas de muerte… todo a evelyn_chio@hotmail.com


EL LETARGO DE LA NOCHE

Por Evelyn Chio

Hambre, tenía hambre, llevaba 3 días sin comer y las fuerzas comenzaban a faltarle… Les habría despistado? No… esos perros eran más listos de lo que aparentaban y ella lo sabía muy bien, pero también sabía que si no comía algo caería en cualquier momento.
Pero qué comer? No tenía tiempo para perseguir a un antílope… y las liebres no le aportaban el suficiente alimento…
Sus ojos negros rastrearon el lugar buscando alguna presa, sus ropas negras junto con su pelo le servían de buen camuflaje en la noche, se agachó momentáneamente escuchando todo los ruidos a su alrededor… una respiración, un leve movimiento… cualquier cosa valía para detectar a su presa… su padre le había enseñado bien…
Pasado un rato escuchó como un susurro, el ruido de la ropa de un persona rozar? La respiración pausada? Comenzó a acercarse al lugar sigilosamente, su cuerpo se movía con pasos sincronizados, ningún movimiento en falso, agudizó la vista en la noche divisando a varios metros la figura de una persona tumbada en el suelo, cuando era joven le prometió a su madre no alimentarse jamás de un ser humano a no ser que fuese absolutamente necesario, sintió como su visión su nublaba levemente, lo necesitaba, realmente necesitaba alimentarse como fuese
Al llegar donde la figura la examinó detenidamente, al estar de costado pudo comprobar que se trataba de una mujer, pero qué hacía una mujer sola en este lugar? Tal vez no estaba sola? Comprobó el lugar certificando que se encontraba sola, se acercó más a observarla; tenía el pelo corto rubio, su expresión era casi angelical, dudó un instante si alimentarse de ella, era realmente hermosa, un ser humano hermoso, pocas veces los veía, no sólo era hermosa de belleza… sus facciones relajadas…, meneó la cabeza levemente, lo primero era lo primero… y ella se alimentaba o moría, una de dos, y no estaba dispuesta a morir
Se acercó lentamente hacia ella sin dejar de mirar su rostro, no podía dejar de mirarla, cuando iba a perder el contacto para centrarse en su cuello unos ojos verde esmeralda se abrieron rápidamente sorprendidos, apenas pudo perderse en aquellos ojos un momento antes de sentir el frío acero en su cuello presionando con firmeza, ambas se miraron cercanas enfrentándose, aquellos ojos verdes seguros que la miraban la tenían cautiva, pero debía centrarse, seguía sintiendo la presión en su cuello, o actuaba rápido o no sabía qué podría pasar
La miró poniendo una intensidad inusual en su mirada, aquellos ojos verdes la miraban asombrada, sintió como la presión en su cuello disminuía, podía atacarla ahora, podía alimentarse de ella sin resistencia, había heredado de su madre ese don, lo sabía perfectamente… pero algo le impedía hacerlo, se culpó así misma, no debía sentir… ella no estaba para sentimientos de compasión ahora, sólo debía sobrevivir
No podía dejar de observarla, conocía perfectamente lo que comenzaba a sentir por esa mujer, lo había sentido antes por otros seres humanos, era deseo más allá del hambre, de la furia que había en su interior, pero nunca antes había deseado tanto a una persona, mientras la miraba decidiendo qué hacer escuchó rápidas pisadas acercándose al lugar, alzó la vista hacia la procedencia de dichas pisadas un instante

- Maldita sea - su voz sonó casi en un susurro, se levantó con rapidez e intentó averiguar cuántos eran, la mujer que aun yacía en el suelo la miraba extrañada, miró a todos lados y se levantó
- Quién eres? - la observó de pie frente a ella, sin temor alguno, era levemente más baja que ella, con líneas bien formadas, sujetaba con fuerza dos… ¿dagas? ¿cuchillos?

Sintió las pisadas más cerca, no tenía suficiente fuerza para luchar, pero tal vez tuviese una oportunidad…

- Ey! - la mujer le gritó intentando llamar su atención, iba a decirle algo, pero paró en un momento y quedó en silencio, acto seguido miró hacia donde miraba ella misma, estaban lo suficientemente cerca para que un humano se diese cuenta, pero aun no lo suficiente para que cualquier humano les sintiera, se sorprendió - alguien viene
- Sal de aquí - la mujer la miró con esos ojos verdes tan profundos, se sintió débil, pero debía alejarla del lugar o moriría - vete de aquí

La mujer le miró un rato y se alejó del lugar por el lado opuesto de donde venían. Cerró los ojos concentrándose, no tenía apenas fuerzas… necesitaba mucha suerte para salir de esta…, pero no la cogerían tan fácilmente, a ella no
En un momento se presentaron delante de ella tres hombres corpulentos, ella mantenía los ojos cerrados, cuando iban a atacar abrió los ojos y les miró con furia contenida

- No - la miraron sin poder avanzar, estaban bloqueados, pero ella sabía que no tenían suficiente fuerza para hacer que se alejasen… y no sabía cuánto tiempo aguantaría la dominación

Sin quitar la vista de ellos su cabeza buscaba con desesperación una solución, cuando escuchó un ruido detrás de ella, era otro hombre, no se había dado cuenta de su presencia y se culpó así misma, pero ya era tarde para arrepentirse y no podía dejar de mirar a aquellos hombres o sería su fin.
Estaba totalmente expuesta al hombre que tenía detrás suya, era su fin, lo sabía, se irguió mostrando orgullo y se preparó para la embestida cuando escuchó un extraño ruido alrededor, momento después escuchó un peso muerto caer justo detrás suya, no sabía cómo pero estaba muerto, sacando fuerzas de donde pudo y sin dejar de mirarles elevó sus manos que se convirtieron lentamente en unas garras, sonrió sarcástica y se abalanzó sobre ellos perdiendo el contacto visual.
El primero cayó rápidamente, el segundo comenzó a forcejear con ella, no podía seguir mucho tiempo, debía terminar o la mataría, el hombre sacó una enorme espada que la hirió en el costado en un certero golpe, ella se encogió de dolor y emitiendo un rugido golpeó con una fuerza sobre natural al hombre cayendo éste al suelo inerte.
Se dispuso a enfrente al tercer hombre cuando lo vio en el suelo muerto, elevó la mirada cansada encontrándose de nuevo con esa mirada, el dolor de su costado derecho era insoportable, las fuerzas le faltaban, su vista era nublada, se dejó caer al suelo pesadamente, se arrastró lentamente por el suelo ante la atenta mirada de aquella mujer, se dirigió hacia uno de los cuerpos de aquellos hombres, con un rápido movimiento se colocó encima de uno de ellos y mordió con fuerza su cuello
La mujer la miraba sin saber exactamente qué hacer, observó como absorbía del cuello de aquel extraño hombre, realmente la había costado más de lo que pensó derribarle, tenía una fuerza sorprendente, aunque ella fue más lista en sus movimientos, los ojos negros de aquella extraña mujer la miraron fijamente mientras seguía succionando de aquel hombre, sintió como un escalofrío la recorría, por qué se sentía tan expuesta? Tan débil ante esa mirada? Y quién sería? Cómo pudo con sólo mirar a aquellos hombres impedir que la atacasen?
Sació su hambre, sintió como la herida de su costado se cerraba rápidamente, sonrió levemente y se levantó quedando frente a frente con aquella mujer, ambas se miraron estudiándose, ella se sentía plena, sus fuerzas habían vuelto y ya no necesitaba alimentarse de aquella mujer, pero aun sentía el deseo por ella en su interior, su voz la sacó de sus pensamientos

- Quién eres?
- Anek - ambas se miraron como esperando algo más la una de la otra - gracias por ayudarme
- Qué querían de ti?
- Me persiguen, soy una amenaza - sonrió sarcástica - quién eres tú?
- Gabrielle - pareció dudar un instante - por qué cuando desperté…
- Tenía hambre, pero ellos llegaron antes de que pudiese comerte - Gabrielle la miró sorprendida por la respuesta, Anek sonrió de costado y miró los cuerpos de los hombres - no deberías estar sola por aquí, es peligroso - elevó la mirada hacia ella
- Se cuidarme perfectamente
- No lo dudo - volvió a mirar al hombre sonriendo divertida - no muchos pueden acabar con uno de ellos, créeme - miró a Gabrielle estudiándola de nuevo, su mirada se fijó en el Chakram que portaba en el cinturón
- Eres un vampiro, verdad? - elevó su mirada a sus ojos
- Perspicaz, muy perspicaz - Gabrielle se molestó de su respuesta, pero a fin de cuentas tenía razón… era obvio…

Mantuvieron un silencio incómodo un rato, hasta que finalmente Gabrielle comenzó a recoger sus cosas ante la mirada de Anek.
Una vez hubo colocado todas sus cosas en el caballo miró a Anek fijamente, no soportaba que la mirasen hacer las cosas y ella la había mirado fijamente todo el rato

- Debo suponer que me vas a pedir algo? O simplemente miras por gusto? - dejó que su voz sonase furiosa, amenazante en cierto sentido, Anek no hizo ningún gesto
- Te miro por gusto, aunque ya puestos podrías serme de utilidad - el tono que Anek puso en sus palabras hizo dudar a Gabrielle si hablaba en serio o en broma, pero esa mirada oscura la convenció que aquella extraña mujer no hablaba nunca en broma - me persiguen… y llevo tres días huyendo sin parar… un buen caballo me permitiría descansar al menos unas horas

Gabrielle la miró pensativa, miró al cielo, la oscuridad de la noche ya no era tan densa, el amanecer estaba próximo, miró a Anek quien la miraba de una forma que hacía removerse todo el cuerpo inexplicablemente

- El sol no te hace daño? - Anek sonrió entendiendo a qué se refería
- No soy un vampiro convencional, eh?
- Me lo puedes explicar? - escuchó un extraño ruido cerca, miró a todos lados alertada, este lugar no era seguro, miró a los ojos expectantes de Gabrielle
- Puedo hacerlo cabalgando? - Gabrielle asintió y subió a lomos del caballo, con su mano ayudó a Anek a montar detrás suya, aunque se dio cuenta que realmente no habría hecho falta

Sintió el cuerpo de Anek cercano al suyo, la calidez que desprendía, un escalofrió recorrió su espalda, las manos de Anek estaban en su cintura y la atraían a ella levemente, respiró profundo tranquilizándose y dio la orden al caballo que cabalgó largo rato
Cuando se alejaron del lugar una distancia prudente según Anek, ésta se separó levemente de Gabrielle y se acomodó

- Bien, cuéntame, cómo es que el sol no te daña? - Anek suspiró levemente resignada, tenía la esperanza de que olvidase el tema y no tener que explicarle
- Mi madre era vampiro, pero mi padre no
- Era humano? - Gabrielle sintió como Anek sonreía detrás suya
- Mi padre era un hombre lobo, a él no le dañaba la luz
- Y dónde están?
- Les mataron - la voz de Anek sonó apagada, la seguridad… la confianza que siempre mostraba su tono de voz se desvaneció en un instante, Gabrielle titubeó un instante
- Lo siento…
- Los hombres lobo no permitieron la unión de mis padres, pero con mi nacimiento ya fue el caos total, nos escondimos durante 17 años, pero tarde o temprano mi padre me decía que nos encontrarían, y durante todos esos años me educaron para sobrevivir
- Sobrevivir?
- Mi madre me enseñó el arte de la dominación propios de su clan… y mi padre me enseñó a defenderme cuerpo a cuerpo
- Y lo de la luz…? - Anek ahogó una leve risa, Gabrielle le parecía una persona realmente atractiva, pero era demasiado curiosa
- Los hombres lobos resisten a la luz de sol, eso heredé de mi padre - miró a sus manos un instante - al igual que mis garras… aunque mi padre no se alimentaba de sangre y yo si - sonrió resignada
- No te gusta la sangre? - Gabrielle miró hacia atrás como pudo para poder verle los ojos, la mirada oscura que encontró hizo que su respiración se agitase, Anek se acercó a ella lo máximo que podía enfrentando su mirada
- Me encanta la sangre - el tono de su voz fue cálido, ciertamente atractivo, Anek miró la curva del cuello de Gabrielle con deseo y elevó la mirada para volver a centrarla en sus ojos verdes, Gabrielle sintió deseos de salir corriendo ante ese gesto, pero respirando profundo miró hacia delante sin apreciar la sonrisa divertida de Anek - resumiendo… soy medio vampiro medio lobo

Guardaron silencio durante un rato, Gabrielle se sentía cansada repentinamente, no quería dormir, pero realmente si pudiera…, bostezó llamando la atención de Anek

- Tienes sueño
- No
- Quieres dormir? - barajó la posibilidad, era muy suculenta, pero no podía permitirse dormir con una extraña, menos con una extraña VAMPIRO, esos pensamientos le hicieron tardar en responder varios segundos
- No de verdad
- Vamos, cambiemos el sitio y apoyas tu cuerpo en mi para dormir
- Ya te dije que no
- Mira, estás cansada, y te necesito fresca para mañana, así que aprovecha las horas de oscuridad que aun quedan

Quiso negarse, pero había algo en el tono de voz de Anek que le hizo parar el caballo y descender de él para volver a montarse detrás de ella, no estaba segura de por qué confiaba tanto en esa mujer, sólo sintió la necesidad de hacer lo que le decía. Una vez detrás apoyó su cabeza en el hombro de Anek y cerró los ojos aliviada.

¿Dónde estaba? El lugar le resultaba muy familiar, ella y Xena habían estado allí en el pasado, una silueta a la orilla del gran lago llamó su atención, aunque estuviese de espaldas era inconfundible, se acercó lenta pero decididamente hacia Xena, al llegar a su altura miró hacia el lago al igual que Xena

- Me gustó mucho este lugar - Xena la miró sonriendo dulcemente
- Lo se, por eso estamos aquí - ambas se miraron un instante en silencio - Gabrielle, esa mujer…
- Si…
- No debes dejar que te engañe, que te domine, es muy poderosa, aun no se qué pretende
- Sea lo que sea Xena ya no puedes hacer nada por evitarlo
- Puedo avisarte, se que harás lo correcto - la mirada de Gabrielle se enfureció
- Y qué es lo correcto Xena? Dejar que mueras?! - la propia Gabrielle se sorprendió de sus palabras, el tema no tenía nada que ver, pero lo llevaba tan adentro… le dolía tanto…, bajó la vista y volvió la cabeza hacia el lago intentando ocultar sus lágrimas
- Gabrielle… - Xena se acercó y puso su mano sobre el hombro de Gabrielle - ya hemos hablado de ello… tenía que morir
- No! - enfrentaron las miradas - no tenías que morir, hubiésemos buscado otra solución, te rendiste y me dejaste! - intentaba que sus palabras fuesen hirientes, sabía que se arrepentiría de decir todo lo que decía, pero en aquel momento no podía más que pensar en su perdida, y lo había perdido todo para ella…
- De nada sirve ya discutir por ello… - Xena bajó la vista, mantuvo la temblorosa mano sobre el hombro de Gabrielle - pero si te sirve de algo… lo siento - buscó la mirada de Gabrielle sin hallarla, dejó caer el brazo acariciándola levemente

La luz de la mañana fue despertando a Gabrielle, estaba abrazada a Anek con fuerza, se separó soñolienta con un leve rubor en sus mejillas

- Disculpa…
- No te preocupes, creerías que era la persona que tanto nombraste en sueños - Gabrielle iba a preguntarle quién, pero era obvio de quien se trataba, estiró los brazos y miró alrededor
- Dónde estamos?
- Cerca de Alejandría - Gabrielle sonrió levemente - oye dime, qué buscas tú en estas tierras?
- Oí hablar que necesitaban a una chica con un Chakram - Anek señaló el Chakram con el dedo y Gabrielle asintió - y tú qué harás?
- En Alejandría hay una gran congregación de vampiros, mi madre me habló de un gran amigo suyo, espero que me den protección, sea como sea esos perros no entrarán en la ciudad
- Así que nuestros caminos se separan en la ciudad - Anek rió con fuerza sorprendiendo levemente a Gabrielle
- No creo que te apene mucho, además, estar conmigo es peligroso - sonrió levemente mirándola, le encantaban esos ojos verdes, en apenas unas horas le había cogido cariño a esa mujer, pero no debía encariñarse con ella, llevarla consigo significaría demasiados problemas, y ya tenía suficiente con ser ella misma

Paró el caballo y descendió ofreciéndole las riendas a Gabrielle, se miraron un momento sin saber qué decir, cuando Gabrielle iba a hablar Anek la interrumpió

- Cuídate - Gabrielle sonrió levemente y asintió - Xena tenía suerte

Se sorprendió de escuchar su nombre, pero a fin de cuentas ella la había nombrado en sueños, aun así cómo podía saber Anek quién era Xena? Iba a interrogarle, pero esos ojos oscuros que tanto le atraían la miraron intensamente haciendo que olvidase todo lo demás, sin saber exactamente por qué se inclinó para acercarse a ella ante la sonrisa de Anek, cuando estaban cerca la una de la otra Anek cerró los ojos un instante dejando a Gabrielle totalmente desconcertada al verse en la situación de estar apunto de besarla, cuando iba a incorporarse avergonzada sintió una suave mano en su cuello atraerla hacia ella
No sabía donde estaba, sólo era consciente del fuego que sentía por dentro en aquel momento, la boca de Anek cubría la suya en una caricia cálida, suave, al separarse sintió el deseo de retenerla, pero simplemente mantuvo los ojos cerrados un instante saboreando el beso

- Hasta la vista - la voz de Anek le devolvió a la realidad abriendo los ojos de golpe, pensó en la situación y se ruborizó, Anek sonrió divertida y se alejó de Gabrielle

Cómo había podido pasar aquello? Por qué sentía el irrefrenable deseo de volver a besar aquellos labios? De mirar en aquellos magnéticos ojos? Sólo le había pasado eso con una persona, llevó su mano hacia sus labios acariciándolos levemente con los ojos cerrados, imágenes vinieron a su cabeza

- Xena…


Continuará


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