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Disclaimer: Los personajes de Xena, Gabrielle, Argo, etc. pertenecen a Reinassence Pictures y a Robert Tapert. Este fanfic está hecho sin ánimo de lucro, sólo para todos aquellos que amamos esta serie y queremos darle un verdadero homenaje.
Posicionamiento de la historia: Este fanfic está ambientado en el capítulo de "A day in the life", es lo que en realidad pasó, es la versión original, solo que agregadas las situaciones que el programa dejó fuera por cuestiones de censura jajajaja (qué más quisiera yo).
Advertencia de amor, sexo: Esta historia describe una relación amorosa, con consentimiento mutuo, entre dos mujeres. Si este tipo de historias te molestan, no debiste entrar en esta página y si eres menor de edad o son ilegales donde vives tranquila ya crecerás o ya cambiarán las cosas en tu país. Sin embargo, yo ya cumplí mi parte avisándote, si sigues leyendo, es bajo tu responsabilidad.
Nota de la autora: Cualquier comentario, bueno o malo, lo recibiré bien.
veroz1987@hotmail.com


ENTRETELONES DE "A DAY IN THE LIFE"

Por Die Löwin

Recordando

Aquella mañana, Xena y Gabrielle dormían tranquilamente una en brazos de la otra.

Xena disfrutaba del contacto de Gabrielle, quien con la cabeza apoyada en su pecho y las manos alrededor de su abdomen dormía plácidamente. El tener a la bardo a su lado, hizo que Xena volviese a recordar, una y otra vez, la primera vez que estuvieron juntas, que había sido hace pocas semanas, luego de que Xena hubiese vuelto de la muerte.

Fue en la choza de la Reina en el campamento amazona. Xena había vuelto a la vida porque descubrió que su lugar era junto a Gabrielle y cuando esta escuchó de los labios de la rubia su confesión de amor, supo que los sentimientos que la volvían loca eran correspondidos, situación que reafirmó aún más cuando, en el cuerpo de Autólicus, besó esos dulces labios que tanto le apetecían, recibiendo respuesta por parte de ella. Así que cuando hubo regresado a su cuerpo, luego de comer la ambrosía, decidió que debía aclarar las cosas de una vez y por todas.

Llevó a la pequeña bardo a la choza de la Reina que le era reservada y, sin detenerse a decir nada, dejó que su cuerpo expresara lo que su mente y en especial su alma tenían contenidos.

Tomó a Gabrielle entre sus fuertes brazos y la acercó hacia sí; depositó en sus labios el más suave y tierno beso que podía ofrecer, el mismo que al paso de algunos segundos se hizo mucho más intenso y apasionado.

Xena tenía a Gabrielle bien sujeta por la cintura, mientras que esta tenía sus brazos colocados alrededor del cuello de su recién aceptado amor.

- Te amo Xena - fue lo único que Gabrielle atinó a decir una vez que se separaron.
- Te amo Gabrielle - repitió Xena, atrayendo aún más el cuerpo de la bardo hacia ella y empezando a besar lamer y mordisquear el sabroso cuello de la rubia.

Los gemidos de Gabrielle no se hicieron esperar y esto excitó más a Xena, quien con sus habilidosas manos empezó a retirar el top de Gabrielle.

La bardo estaba fuera del mundo conocido (tal vez estaba en aquellos lugares paradisíacos de Sudamérica), con los besos y las caricias que Xena le estaba proporcionando. Su cuerpo se estremecía con cada contacto y las sensaciones que invadían su corazón eran superiores a cualquier otra experimentada (ni siquiera con Pérdicas había sentido aquello). Toda su emoción se acrecentó cuando sintió una poderosa lengua en sus pechos y unos maléficos dientes que mordían sus pezones.

Xena siguió bajando por el vientre de Gabrielle, deteniéndose un momento en su ombligo. Con sus manos bajó la falda de Gabrielle y todo lo que esta llevaba abajo. Gabrielle estaba desnuda a merced de Xena, quien aún no se había quitado siquiera la armadura.

La guerrera empujó suavemente a la bardo sobre la cama, y no sin antes dejarle otro beso apasionado en sus labios, se separó de ella y muy lentamente empezó a desvestirse sin quitarle un ojo al desnudo y sudado cuerpo de la bardo. Abrió los broches de su armadura, la misma que cayó estrepitosamente al suelo ocasionando un gran ruido. Se despojó de su cuero y la vestimenta debajo de este, y así en ropa interior se tendió sobre su amor, quien se mordía el labio inferior viendo tal espectáculo.

Durante el provocativo striptease de la princesa, Gabrielle no había dejado de verla. Había añorado tanto este momento que le parecía irreal. La Princesa Guerrera se estaba entregando a ella en cuerpo y alma, le estaba dando su amor en todas las formas posibles.

Cuando sintió el cuerpo de Xena sobre el suyo, no dudó en recorrerlo con sus manos. La piel de la guerrera era tan suave y tersa. Quería sentir cada parte de ella, así que con un hábil movimiento logró cambiar posiciones y colocarse sobre Xena.

Sin quitar la tela que cubría los firmes pechos de Xena, Gabrielle empezó a delinearlos con sus dedos. Cuando por fin logró liberarlos de su presión, tomó uno con su mano derecha y el otro con su boca, ocasionando una explosión de sensaciones en el cuerpo de la guerrera que se expresaba a través de sonidos guturales. Gabrielle siguió bajando por su cuerpo, besando y acariciando cada rincón de Xena.

Cuando llegó a su centro se detuvo, aspiró por unos momentos el embriagante olor del sexo de su compañera para luego dejar al descubierto ante ella aquella ambrosía.

Xena estaba en manos de Gabrielle, había perdido su voluntad y lo único que quería era ser amada por aquella persona que no solo le hacía sentir un deseo incontrolable, sino también un infinito amor, que no sabía era capaz de sentir y menos aún dar. Solo la deseaba a ella haciéndola suya, pero recordó que Gabrielle era nueva en estas cosas y sintió que debía tomar el control, por lo menos en esta ocasión, así que haló a la bardo hacia arriba y volvió a besarla con pasión, volviendo a colocarse sobre esta.

- Una puede tener sexo con miles de personas Gabrielle, pero amar mi pequeña bardo, amar solo se puede a una - diciendo esto, Xena empezó su descenso.

Acarició los blancos muslos de la rubia y los fue separando, dejando a la vista de la guerrera aquello que tanto había ansiado. No hizo esperar mucho a su amor quien estaba al borde del precipicio del placer. Abrió los labios de esta y empezó a lamer, al comienzo suavemente, pero a medida que la respiración de la bardo se hacían más entrecortada y sus gemidos eran cada vez más ruidosos, Xena aumentó la velocidad, y tomando con su boca la pepita roja palpitante que había crecido formando una o, hizo que Gabrielle estallara en un orgasmo que parecía interminable.

- ¡¡¡¡¡¡Xenaaaaaaa!!!!!!

La guerrera saboreó sus jugos y luego subió por su cuerpo, colocándose a un lado de Gabrielle.

- <<¡Wow!>> Eso fue sencillamente... perfecto - dijo Gabrielle con los ojos aún cerrados.
- Pues no he terminado - repuso la guerrera, situándose una vez más sobre Gabrielle.
- ¡Ah no, Princesa Guerrera! - dijo Gabrielle colocándose ella sobre Xena - Ahora es mi turno, no voy a dejarte hasta hacerte explotar.

Dicho esto, Gabrielle empezó a besar a la guerrera en su rostro y cuello. Quería que Xena sintiese lo que ella había sentido segundos antes.

Besó aquel estrecho espacio que había entre los pechos de la guerrera, mientras que con sus manos los amasaba. Sin dejar de hacerlo, fue bajando hasta encontrar el sitio que antes había dejado, ahora mucho más húmedo.

Bajó sus manos y sin previo aviso, introdujo un dedo en la húmeda cavidad que tenía frente a ella.

- Gabrielle... - repetía Xena entre gemidos.

La bardo empezó un movimiento lento dentro de la guerrera, mientras veía como esta se retorcía de placer bajo sí.

Cuanto sintió que la princesa estaba al borde del éxtasis, introdujo un dedo más y empezó un movimiento más fuerte y profundo.

Sintiendo las embestidas de Gabrielle en su interior, a veces rápido y otras más fuerte y profundo, Xena llegó al clímax de la pasión en manos de su bardo.

Gabrielle subió nuevamente y aún sobre la guerrera le dio un tierno beso en sus labios.

- Esta ha sido la mejor experiencia de toda mi vida - dijo Gabrielle acariciando el rostro de Xena.
- Esta será la mejor experiencia de nuestras vidas - corrigió la guerrera mientras la abrazaba y la acomodaba en su pecho, entregándose a las manos de Morfeo.


Despertando

Con estos recuerdos había despertado Xena. Cuando un grupo de guerreros las atacó.

Con sus sabidas habilidades Xena venció fácilmente a los cinco hombres que las despertaron tan sutilmente, utilizando aquello que tenía a su alcance, es decir ollas y sartenes.

En medio de la lucha, Xena lanzó un sartén como chakram para vencer a tres maleantes que habían acorralado a Gabrielle, dañándolo por completo.

Cuando la batalla había finalizado, Xena se acercó a Gabrielle para darles los buenos días a su estilo, es decir con uno de sus apasionados besos.

- ¡Xena!
- ¿Qué? - preguntó la guerrera confusa.
- ¡Xena, esta es nuestra única sartén!, ¿por qué hiciste eso? - dijo Gabrielle enfadada, apartándose de Xena - Tienes tus armas ¿cierto?
- Me gusta ser creativa en una pelea. Hace que me circulen los jugos - dijo Xena acercándose provocativamente a la bardo.
- ¿Podemos cocinar con tus jugos? - respondió Gabrielle más enfadada aún y separándose nuevamente.

Xena aplicó el "golpe" a uno de los asaltantes.

- No podemos cocinar, cariño, pero seguro pueden saciar tu sed - añadió Xena robándole un beso a la rubia.
- ¿Podrían hablar de eso en otro momento? - suplicó el guerrero moribundo.
- Oh sí, he cortad... - dijo Xena sin terminar la frase.
- Si, si, el flujo de sangre a mi cerebro, ¿qué quieres saber?
- ¿Quién te envió?
- Zagreus - respondió el guerrero - quiere saquear una pequeña aldea no muy lejos de aquí.
- ¿Qué aldea?
- Piedmont. Zagreas sabía que estabas por aquí y nos envió para evitar que te entrometas.
- Bueno, parece que iremos a Piedmont - dijo Xena en un tono divertido - Muy bien Gabr...
- <<¡Hey, hey!>> - imploró el guerrero.
- <<Oups>>, lo siento, creo que aún no me he despertado del todo - y quitándole el golpe, lo golpeó en la cara.


Encontrando el camino

- Vamos Gabrielle, era solo un sartén, ven y dame los buenos días, no sabes las ganas que te te...
- ¿Por dónde? - la interrumpió la bardo, haciendo caso omiso a las súplicas de la guerrera.
- No lo sé - respondió Xena sintiéndose derrotada - Nunca he estado aquí antes.
- Xena, <<mmm>>, debiste haberle pedido instrucciones a aquel tipo cuando le aplicaste el golpe.
- Bueno, tú estabas allí, ¿por qué no le preguntaste?
- Si claro, como si quisieras que me metiera en uno de tus interrogatorios.
- ¿Por qué no?, haces buenas preguntas.
- ¿De veras? <<Mmm>>, gracias.

Vieron a lo lejos un hombre bastante grueso y medio calvo que les hacía señas.

- ¡Hey!, aquí viene un tipo - dijo Gabrielle - probemos, tú...
- No creo que quieras que ese me ponga un dedo encima, y menos que te lo ponga a ti - dijo Xena con fingido enfado.
- No, nada de eso, tú aplicas el golpe y yo hago las preguntas - respondió Gabrielle - y si sigues con esas, tú tampoco pondrás un dedo sobre mí.
- <<¡Hey!>>, no me provoques pequeña rubia, sé que me quieres tanto como yo a ti - le dijo seductoramente a su oído - por qué no lo intentamos a la manera corriente <<¿eh?>> - agregó Xena, tomando a Gabrielle por sus cabellos antes de que esta saliese disparada y hacia el hombre.
- Está bien - dijo Gabrielle ruborizándose por la situación. Le encantaba cuando Xena se comportaba así - Disculpe Señor...
- ¿Tú eres Xena? - preguntó el hombre.
- Si - respondió la guerrera secamente.
- Soy Hower, mi aldea está en grave peligro - continuó el hombre sintiéndose aturdido por la belleza de la guerrera - ¿Puedes ayudarnos?
- ¿Zagreas también anda tras tu aldea? - preguntó Xena seriamente.
- Zagreas no, pero tenemos un gigante que por no pagarle por su protección ha amenazado con atacar nuestra villa esta tarde.
- Dos aldeas en aprietos - pensó en voz alta Gabrielle - odio cuando esto pasa. Bueno, creo que debemos analizar la situación de cada aldea y decidir cual nos necesita más ¿sí?


Tomando una decisión

- Muy bien, he hecho una lista de pros y contras - dijo la bardo con entusiasmo - cuál está en más peligro, cuál pierde más y eso. Estoy segura de que si consideramos estos hechos cuidadosamente, podremos determinar...
- Cara - dijo Xena lanzando una moneda al aire - vamos contra el gigante.
- Desde luego esa es otra forma - añadió Gabrielle en forma despreocupada.
- Bueno, ¿cómo crees que decidí si te besaba o no? - susurró Xena al oído de su compañera y acto seguido, se alejó a paso firme para tomar las riendas de Argo, sintiendo la sonrisa maléfica de Gabrielle a sus espaldas.
- Laurel es por este camino - dijo rápidamente Hower.

Cuando Xena pasó junto a Gabrielle, le guiñó un ojo, actitud que dejó a la rubia paralizada por unos segundos.

- ¡Hey Hower! - dijo cuando se repuso - ¿tú aldea tiene alguna tienda que venda sartenes?
- Sabes, realmente no quiero escuchar de esto todo el día - repuso Xena.
- Está bien, lo olvidaré. Supongo que la carne cruda no mata a la "Princesa Guerrera".
- Bien - contestó Xena sintiendo como una mano traviesa tocaba su trasero, empezando así una pequeña guerra entre ambas, por ver quién golpeaba al final o quién lograba tocar una parte más íntima.


Viajando

- ¿Eres hombre o mujer? - pregunta Gabrielle jugando a adivinar el personaje con Xena.
- <<Mmm>>, hombre.
- ¿Vivo o muerto?
- <<¡Ohhh!>>, estoy bastante muerto.
- ¿Te mató una cierta Princesa Guerrera?
- Sip.
- Bueno, eso acorta las posibilidades... un poco, <<mmm>>, ¿Atiminius? - dijo Gabrielle esperanzada, mientras colocaba una mano en el brazo de Xena.
- ¡No! - respondió Xena haciendo lo mismo que la bardo.
- <<¡Ah!>> - grita Gabrielle mientras lanza contra Xena un ataque sorpresa con su báculo, el mismo que es detenido fácilmente por la guerrera - casi te tuve.
- No, no es cierto.
- ¿De qué estás hablando? Estuve así de cerca - dice Gabrielle acercándose a Xena y haciendo un gesto con sus dedos.
- Estuviste así de cerca - responde Xena imitándola - porque yo te dejé que estuvieras así de cerca, tomándola por la cintura - sin embargo, eso no me molesta - y acercándose hacia ella la besa apasionadamente.
- Bueno - dice la bardo separándose de sus labios, aunque no le gusta la idea de hacerlo - ya veremos.
- <<¡Oh!>> - apartando totalmente a Gabrielle y dirigiéndose al hombre que caminaba delante - Hower, ¿qué tan grande es el gigante?
- <<Mmm>>, no lo sé, es... - Hower explica como es el gigante.
- Muy bien - nos encargaremos de él, pero antes... - con un gran gruñido del estómago - No desayuné ¿sí?, en más de una forma - diciendo esto último entre dientes - Hower, ¿hay una rivera por aquí?
- Si, justo detrás de la loma - responde Hower con un poco de vergüenza ajena.
- Genial, tomemos un desvío y comamos - dice Xena entusiasmada, adora pescar.
- Pescado suena genial - interrumpe Gabrielle irónicamente - sabes, un sartén nos sería muy útil ahora.
- Suficiente Gabrielle.

- ¿Eres un guerrero o de la realeza?
- Guerrero - contesta Xena mientras se prepara para pescar.
- ¿No necesita de una caña de pesca para esto? - pregunta inquieto Hower a Gabrielle.
- Es demasiado convencional para ella - contesta la bardo - ¿Eres Dagnine?
- Nop - contesta Xena concentrada en el rió - ¿Qué te gusta Hower?, ¿trucha o pescado?
- Trucha.
- Yo quiero salmón - pide divertida Gabrielle.
- Río incorrecto, no es temporada, no...
- ¡Está bien!, ¿qué tal anguila?
- Anguila <<¿eh?>>

Un minuto más tarde Xena atrapa una anguila y la lanza justo a Gabrielle, quien por el susto y el asco, la deja caer en el suelo.

- ¡Qué gracioso! ... si - dice Gabrielle observando la sonrisa burlona de Xena.
- Déjame preguntarte algo Gabrielle - interrumpe Hower - ¿Alguna vez Xena pensó en establecerse y casarse?
- No - responde Gabrielle sintiéndose un poco celosa - Le gusta lo que yo le do... <<¡ay!>>

Una trucha, arrojada por Xena obviamente, le cae en la cara.

- Creo que a ella le gusta lo que hace... cuando está conmigo - Gabrielle termina la frase en un susurro para ella, mientras otro pez más cae sobre si - no, creo que establecerse no es para Xena.
- Tal vez es solo que aún no ha conocido el hombre adecuado - añade esperanzado Hower.
- Hower, vi algo de leña por ahí, ¿podrías juntarla? - pide Gabrielle en un tono enojado, que trata de ocultar con una sonrisa - tendremos que cocinar esto de alguna manera - dice en voz alta para que la morena la escuche.

Xena se sienta justo alado de Gabrielle, abrazándola.

- Buen tiro - dice Gabrielle sarcásticamente.
- Gracias - responde Xena de igual manera.
- Otro que se enamoró de ti - continúa Gabrielle.
- ¿Otra vez? - pregunta Xena cansada - ¿Por qué para esto siempre?
- Son los ojos azules, el cuero, a algunos les encanta el cuero - dice Gabrielle con fingida serenidad.
- Bueno, pues estos ojos azules solo te miran a ti - responde Xena tomando la quijada de Gabrielle - y este cuero - continua delineando su cuerpo con la mano que tiene libre - es solo tuyo, incluido lo que está bajo él.

Y acercándose, besa a Gabrielle en los labios, recostándola sobre la tierra, mientras con una traviesa mano recorre el muslo de la rubia. Luego levantándose como si nada continúa la conversación.

- Creo que es hora de cambiar de guardarropa.
- Podrías usar mallas - responde Gabrielle todavía aturdida por la situación.
- <<Mmm>> si, pero creo que atraería a otro grupo de tipos aún más chiflados.
- <<Jajaja>>, si tal vez.
- Bueno, podría simplemente dejar de bañarme y usar hediondas pieles de lobo, eso los ahuyentaría...
- Cierto, <<mmm>>, pero también tendías que viajar sola - Le dijo Gabrielle sonriendo.
- Flores para una flor - interrumpió Hower.
- Gracias Hower - y recibiendo las flores, Xena se alejó.
- Viste eso - le preguntó Hower a Gabrielle.
- ¿Qué?
- Recibió mis flores, significa que le gusto.

Luego de deshacerse de Hower, con el pretexto de necesitaba de alguien quien diera un mensaje a Zagreas, Xena y Gabrielle quedaron finalmente solas desde la mañana.

Xena adoraba jugar así con su bardo, pero no podía soportar un minuto más sin tocarla, así que mientras Gabrielle veía a Hower alejarse, Xena la abrazó por la espalda, apretándola contra ella y sin esperar un segundo más, empezó a besarle el cuello con ahínco. Gabrielle, que deseaba a la guerrera tanto como esta a ella, tomó las manos de Xena y las condujo a sus pechos. Xena los amasaba, mientras Gabrielle recorría con sus manos los muslos de Xena, llegando un poco más arriba.

Xena bajó una de sus manos, la introdujo bajo su falda y empezó a acariciar el sexo de Gabrielle por sobre la tela de la ropa interior, mientras que su otra mano se perdía entre el top de su amada.

Gabrielle empezó a gemir con fuerza cuando sintió como uno de los dedos de la guerrara se habían logrado colar en su cavidad, haciendo a un lado el panty. Xena también gemía, le encantaba tomar a la bardo así, por sorpresa.

Xena introdujo un dedo en la húmeda cavidad de la bardo, y cuando Gabrielle llegó al orgasmo, esta última se aferró a los muslos de la guerrera y luego quedó, media desmayada de placer, en los brazos de la morena, quien con cariño la giró y le dedicó la mirada más tierna que podía dar.

- Te amo Gabrielle.
- Te amo Xena.

Y luego de un suave beso lleno de amor, devoción y ternura, continuaron su camino, cogidas de la mano.

- ¿Cabello claro u obscuro?
- Obscuro.
- ¿Gordo?
- No.
- ¿Bronceado?
- <<Mmm>>.
- Toxus.
- No - y añadiendo al ver la aldea desierta - esto es interesante.
- ¿Qué? - pregunta Gabrielle incrédula - ¿Qué es lo interesante Xena? - continúa la bardo - ¡Hola!, es como cualquier otra aldea que hemos visitado, hay...
- ¡No!, es decir no hay nadie.
- Tú eres... tú eres... Xena ¿cierto? - dijo una aldeana que al parecer era la única en el lugar.
- Si - dijo Xena un tanto asustada.
- ¡Genial! Soy Minya. ¡Al fin puedo conocer a la Princesa Guerrera! - dijo la campesina con mucha rapidez - sé todo sobre tus aventuras, como liberaste a Prometeo y enterraste a esa perra de Calisto y...
- Escucha, yo... - trataba de decir Xena.
- ¡Tú eres real! - continuaba la aldeana sin reparar en los objeciones de la guerrera - la atracción máxima y... - se detuvo mirando a Gabrielle - tú debes ser <<ehhhh>>... ¿Lauriel?
- Eh...
- ¿Cómo es viajar con la guerrera más candente en el negocio de patear traseros? - pregunta la aldeana de manera privada a Gabrielle - ¿Ella duerme con...?
- Buenos nosotras...
- <<¡Hey!>> - interrumpe Xena poniéndose colorada - Señora, estamos en una misión.
- ¡Oh si!, disculpen. Mi novio Hower y yo nos quedamos para ayudar, el resto se marchó a las montañas. Quiero que sepan que estoy dispuesta a ayudar en todo y... ¿cuál es el plan?
- No lo sé aún - respondió Xena secamente - tendré que pensar muy bien en esto.
- De acuerdo - respondió Minya - ¿Qué puedo hacer para que te concentres?
- <<Mmm>>.


Planeando la estrategia

- ¿Mezentius? - continúo Gabrielle en el juego, mientras frota la suavidad de la espalda de Xena con una esponja.

Ambas están sumergidas en una gran tina tomando un merecido baño que Minya les había preparado.

- No - responde Xena.
- ¿Quién puede ser?... No, no me digas.
- ¿Está muy caliente? - pregunta Minya, quien lleva consigo un balde de agua caliente.
- Aún no llegamos a calentarla - contesta Xena mirando a Gabrielle.
- ¿Perdón? - pregunta Minya sin entender.
- Nada Minya, que si, el agua está perfecta.
- Iré a buscar más - añade Minya luego de haber el agua en la tina.
- ¿Qué vamos a hacer con el gigante? - pregunta Gabrielle.
- No lo sé, aún no se me ha ocurrido nada.
- Sabes, podríamos utilizar espejos, ya sabes, como con Goliat.
- Ya he hecho eso.
- Si, ya sé, y funcionó. No tienes que ser original siempre Xena.
- Supongo que no - girándose - pero es bueno probar cosas diferentes de vez en cuando - dijo esto guiñándole un ojo - Ven, ahora te frotaré la espalda.

Cuando Xena estaba a punto de hacer su movida, Minya arrojó otro balde más de agua hirviendo.

- Gracias Minya - dijo Xena enojada y sobresaltada por el agua hirviendo que la había caído.
- Sabes que su novio está enamorado de ti - agregó Gabrielle cuando Minya salió por otro balde - Creo que tendré que aclarar eso también.
- ¿Por qué tú? - pregunta Xena indignada.
- Porque yo doy las charlas sensibles.
- Bueno, eso no significa que no pueda hacerlo.
- ¿Por qué tienes que ser tan competitiva en todo? - preguntó Gabrielle.
- ¡Oh! Y ¿tú no?
- Soy menos competitiva que tú - continuaba Gabrielle la discusión, cuando ambas sintieron el agua ardiendo de otro balde más arrojado por Minya.
- Es... suficiente Minya - dijo Xena en tono cortante - Gracias.
- Seguro - contestó Minya - ¿Ya pensaste en el plan?
- Junta todos los espejos de la aldea - agregó Gabrielle.
- ¿Eso es lo que quieres Xena?
- Si - respondió pensativa - por ahora - añadió - ¡¿Qué?! - dijo sintiendo la mirada de Gabrielle sobre si.
- Dijiste "por ahora" - contestó la bardo enfadada.
- ¿Y?
- Vas a cambiar otra vez un plan perfectamente elaborado, al último minuto ¿cierto?
- Bueno hay que ser flexibles. Es parte del trabajo - dijo con superioridad Xena - ¿Estás sentada en el jabón?
- <<Mmm>>, me preguntaba qué era eso - dijo la bardo con una falsa confusión.

Y empezando una guerra de agua, Gabrielle se abalanzó sobre Xena, sentándose sobre ella. La besaba salvajemente, uniendo sus lenguas, haciendo el beso cada vez más profundo.

Gabrielle se sumergió un poco y empezó a besar y acariciar los pechos de Xena bajo el agua. La sensación que provocaba en Xena la cálida boca de la bardo y el agua caliente están volviendo loca a la guerra.

Gabrielle salió del agua y retomó los labios de Xena, mientras bajaba una mano por el vientre de esta.

Xena tenía las manos apoyadas en las nalgas de la bardo, presionándola hacia ella. Pero cuando sintió que unos traviesos dedos empezaban a jugar en su rojo centro, colocó una de sus manos en el mismo lugar de su compañera y, cuando lo hizo, la rubia arqueó la espalda retorciéndose por el placer que le daba la morena.

Gabrielle besaba los senos de Xena y suavemente mordía los pezones erectos de esta, haciendo que la guerrera parara por unos segundos su faena.

Más tarde, Gabrielle volvió a la boca de Xena, y la volvió a besar, mientras que con sus dedos, hacía círculos sobre el botón de Xena. La guerrera por su parte pellizcaba suavemente el centro de las pasiones de la bardo. En esa posición, ahogando sus gemidos en la boca de la otra, llegaron al clímax al mismo tiempo.

Permanecieron unos minutos más en la tina, frotándose, acariciándose y besándose la una a la otra, disfrutando del placer de tenerse y de estar juntas.

Xena salió primero, y empezó a secarse, Gabrielle se deleitó por unos minutos viéndola hacer y luego salió ella también de la tina. Acercándosele por detrás, la abrazó.

- Eres lo mejor que me ha pasado en la vida... te amo tanto.
- Y yo te amo ti, mi amor - dijo Xena - incluso más de lo que puedo confesar, pero... - tomando las manos de la bardo y soltándose de su abrazo - si seguimos así no voy a salir de esta habitación, y tenemos un gigante que vencer ¿recuerdas?
- Si es cierto, pero creo que podría pasar el resto de mi vida haciendo el amor contigo, bueno eso y comiendo.
- <<Jajajajaja>> - rieron ambas.

Xena besó a Gabrielle y terminaron de vestirse.


La práctica hace al maestro

Xena estaba en el granero con sus manos listas para el combate y sus ojos cerrados. Gabrielle entró por la puerta detrás de Xena, con su báculo en mano.

Con un grito, Xena se elevó en los aires y dio un par de certeras patadas a dos baldes de agua que había colocado sobre unos postes y al descender, desarmó a Gabrielle, quien se había acercado sigilosamente para atacar a Xena. Acto seguido, Xena volvió a su posición inicial.

- <<¡Ah!>> - gritó Gabrielle con frustración - ¡Sínteres!
- Nop - respondió Xena con suma tranquilidad en la misma posición que estaba.
- ¿Fue alguien con quien peleaste antes de conocernos?
- No - contestó Xena elevando una octava su voz, haciéndola más aguda.
- Está bien, ¿quién es?
- Teodorus.
- ¿Teodorus? - preguntó Gabrielle enfadada - Xena, Calisto mató a Teodorus.
- Sí, pero estaba en mi cuerpo entonces - dijo Xena girándose y mirando a Gabrielle.
- Tú, pequeña tramposa...

Gabrielle no pudo terminar la frase, Xena se había abalanzado sobre ella y la besaba. ¡Estas dos eran inagotables!

Gabrielle tomó la nuca de la princesa, haciendo el beso más profundo, uniendo sus lenguas y luchando por entrar en la boca de Xena. Xena por su parte acariciaba las caderas de Gabrielle, correspondiendo al beso que le estaba dando la bardo de la mejor forma.

- ¡Dioses! - dijo Gabrielle al separarse - si seguimos así nos va a dar algo Xena.
- <<Mmm>>, estoy dispuesta a pagar el precio.

Xena levantó a Gabrielle y esta enrolló sus piernas en la cintura de Xena. Se besaban con amor y deseo, Xena mordía el labio inferior de la bardo, provocándole un gemido a la rubia.

La guerrera la llevó hasta un sitio alto donde sentarla, empezó a bajar, besando los pechos de la bardo por sobre la tela del top. Le subió la falda y bajó su ropa interior. Gabrielle abrió las piernas para recibir a Xena, tendió su cabeza hacia atrás y se sostuvo del tronco, preparándose para lo que iba a sentir.

Xena estaba preparada para darle a la rubia otra sesión más de placer sin límite, cuando el sonido de un látigo la hizo detenerse. Gabrielle también se puso alerta.

Gabrielle se acomodó su ropa y ambas salieron fuera a ver lo que pasaba. Lo que encontraron era a Minya, que se había golpeado con el látigo de Xena.

- <<¡Hey!>> - dijo Xena enfadada.
- ¡Esta cosa podrida se volvió y me mordió! - dijo Minya con el látigo en sus manos.
- Debes tener cuidado con él - contestó Xena - ¿Qué estás haciendo con mi látigo de todas formas?
- Yo... no es tu látigo - repuso Minya con superioridad - cambié mi mejor sartén por él. Fue un trato justo.

Xena volteó y miró a Gabrielle con odio en sus ojos.

- Mira, tenemos que cocinar la comida - se excusó Gabrielle alarmada ante la mirada de hielo de la guerrera - Todavía estoy esperando que la anguila que almorcé deje de nadar corriente arriba.
- No, esto no es por la satén ¿cierto? - dijo Xena con una voz y una mirada que podrían eliminar a un ejército.
- No sé de qué estás hablando Xena - contestó Gabrielle a la defensiva.
- ¡Esto es por venganza!, yo usé tus pergaminos, tú cambias mi látigo por un sartén (recuerden que en un momento de este capítulo Xena corta un pedazo del pergamino que Gabrielle estaba utilizando para escribir y lo usó como papel higiénico) - y luego dirigiéndose a Minya - ¡Quiero que me lo devuelvas!
- ¡No! - contestó Minya, sosteniendo fuertemente el látigo - ¡Me pertenece! No te entra muy bien el concepto ¿eh? El látigo es mío, la sartén es tuya, ¡Hower es mío! Y ella... - dijo señalando a Gabrielle - es tuya.
- Voy a ocuparme del gigante - dijo Xena aún con enfado alejándose, aunque el hecho de saber que otros también consideran a la bardo como de ella, la había alegrado.


Explicando el amor

Gabrielle y Minya se encontraban en la habitación de esta última. Minya leía uno de los pergaminos de Gabrielle.

- ¿Qué te parece? - preguntó Gabrielle entusiasmada.
- Es muy bueno - contestó Minya con tristeza - ¿tienes alguno en el que Xena le robe el novio a alguien o siempre dejas esa parte fuera?
- Minya, mira, Xena jamás le robaría el novio a nadie ella tiene más integridad que cualquiera... además - añadió Gabrielle con ternura en su voz - ella está con alguien más, y puedo asegurarte que se aman.
- Minya - interrumpió Hower - necesito ser honesto contigo, Creo que estoy enamorado de Xena.
- Si claro, por lo visto ese alguien no la tiene muy satisfecha a Xena - dijo Minya a la joven con desprecio.
- ¿Eso no es cierto? - contestó la bardo viéndose interrumpida por la llegada de Xena. - Xena...
- Ahora no hay tiempo Gabrielle, el gigante es Gareth. Los espejos no servirán - dijo con preocupación - hay demasiadas nubes y no podremos reflejar la luz del sol.
- ¿Qué vamos a hacer? - preguntó Gabrielle.
- Atareemos el poder de Zeus - repuso Xena al escuchar un trueno.
- ¿Y cómo vamos a conseguir rayos? - inquirió Gabrielle con sarcasmo.


Prueba y error

Xena amarraba una hebilla de metal a una cometa que había construido.

- ¿Aquí está? - dijo triunfante.
- ¿Qué es eso? - preguntó Gabrielle.
- No la he nombrado aún, pero si logro que vuele, podemos usarla para vencer a Gareth.

Xena empezó a lanzar la cometa tratando de hacerla volar una y otra vez de diferentes maneras, mientras los otros tres la observaban excépticos.

- Ten fe Gabrielle - se repetía la bardo - ten f... - la cometa la golpeó en la nuca.

Luego de una hora, Gabrielle y Xena lograron hacer volar la cometa.

- ¡Sí! <<¡yuju!>> ¡lo hicimos! - gritaba la Gabrielle con entusiasmo - ¡Lo hicimos! ¡lo hicimos! !Sí! ¡Espera a que Gareth llegue, vamos a tener un...! Pedazo de pergamino volando con una hebilla atada. Xena ¿para qué se supone que servirá?
- ¡Para traer el poder de Zeus a la tierra! - dijo Xena con emoción robándole a Gabrielle un beso. - Ten, toma el control, mantenlo arriba todo el tiempo posible - añadió Xena, depositando un tierno beso en los hombros de la rubia. - Tengo que hablar con Hower y aclararle las cosas.
- ¿No quieres que vaya contigo?
- No, tranquila, solo preocúpate por mantenerla volando.
- ¿A ti o a esta cosa? - preguntó Gabrielle divertida.
- Amor, a mí ya me tienes en las nubes.

Hower estaba en el granero cepillando a Argo.

- ¡Xena!, solo estaba cepillando a Argo para ti - creo que le gusto... - la yegua relinchó.
- Hower - dijo Xena sinceramente - Minya es una buena mujer. Ella te ama. Además, no tienes ninguna oportunidad de estar conmigo, yo amo a otra persona y ella me derrite cada vez que me mira... - dijo esto último para sí misma ruborizándose - ¿entendiste?
- Creo que está negando tus sentimientos Xena, la rubia es linda sí, pero no creo que sea de tu tipo. Sin embargo, no te preocupes, puedo esperar, tarde o temprano verás que ella no puede satisfacerte - e ignorando a Xena, continuó cepillando a Argo.

Xena salió del granero en busca de la bardo.

- ¡¿Gabrielle?! ¿Gabrielle?
- <<¡Ah!>> - Gabrielle se lanzó desde el techo del establo en un intento más de sorprender a la guerrera, aunque cayó de bruces sobre el suelo.

Para levantarse tomó uno de los poderosos senos de la guerrera, sobre su armadura.

- Sabes, te habría atrapado si no hubieses hecho mi grito de guerra... - dijo Gabrielle aún aturdida por la caída.
- Si seguro que sí... - respondió la morena con escepticismo. - Es tu turno de hablar con Hower.
- De acuerdo - contestó Gabrielle - tu cosa se atoró en un árbol.

De vuelta en el establo, Gabrielle conversaba con Hower.

- Vamos Hower, no pierdas tu tiempo, no tienes ninguna esperanza con Xena, ella me ama y yo a ella. Estamos juntas y no nos vamos a separar.
- <<Mmm>>, puede ser, pero estoy seguro de que no la puedes saciar en sus deseos.
- ¡Pero cómo! - dijo la bardo sintiendo su ira desbordándose - sin embargo, no es de tu incumbencia lo que Xena y yo hacemos cuando estamos en privado, pero déjame decirte que nadie, puede hacerla sentir como yo. ¡Nadie! - diciendo esto salió de aquel lugar enfadada - ¿qué no puedo satisfacer a Xena? iluso, si supiera que cuando está conmigo suplica que pare - dijo esto para ella, un tanto indignada.
- ¡Mi amor por Xena durará para siempre! - gritó Hower desde dentro.

Al salir, Gabrielle vio a Xena hablando con Minya.

- ¿Qué le dijiste? - le preguntó Gabrielle.
- Nada, ¿cómo te fue con Hower?
- Mal, tal vez podrías golpearlo.
- <<Mmm>>, si pero tal vez le gusta.
- Cierto.
- <<Jajajajaja>> - rieron ambas, pero su risa se vio pasmada, pues en ese momento la tierra empezó a temblar.
- Es Gareth, ya viene. - dijo Xena seriamente.


Esperando por Gareth

Xena y Gabrielle practicaban con sus armas. Gabrielle hacía girar su báculo en sus manos, mientras que Xena lanzaba aburrida su chakram. Hower observaba a Xena embelesado.

- ¿Qué lo retrasa tanto? - preguntó Gabrielle a Xena.
- Dale un poco de tiempo, acaba de comerse al ejército de Zagreas.

Zagreas aparece en la aldea con sus vestiduras rasgadas, gritando y maldiciendo a la guerrera. En eso, aparece también Minya, vestida con unos remiendos de cuero al puro estilo de Xena, y con su látigo en la mano. Minya enfrenta a Zagreas y lo vence. Viendo esto, Hower se apresura hacia ella y juntos desaparecen en la choza.

- Vaya, tus consejos sí que le sirvieron - dice Gabrielle sorprendida.
- Mi pequeña rubia, mis consejos siempre sirven - agrega Xena seductoramente.
- ¿Ah sí? - prosigue la bardo, acercándose a la morena y rodeando su cuello - entonces ¿qué es lo que me aconseja la poderosa Princesa Guerrera para saciar un deseo incontrolable que me domina cada vez que veo a esa morena de ojos azules junto a mí?
- <<Mmm>>, mi consejo - dice Xena tomándola de la cintura y acercándola más hacia ella - es que cada vez que la veas - la besó - la beses - beso - con - beso - toda - beso - la - beso - pasión - beso - que - beso - tienes contenida - beso largo - y luego te rindas a sus pies, porque debes saber que ella se rindió primero, desde el primer momento que te vio. Te entregó su vida, su alma y su corazón - y la besó con pasión, hasta que la falta de aire las hizo separarse.
- Te amo Xena.
- Te amo Gabrielle. - y se volvieron a besar.

El beso de la guerrera y la bardo se interrumpió cuando escucharon y sintieron que el gigante se aproximaba.

- Si esto no funciona o si el clima no dura lo suficiente, quiero que saques a Minya y Hower de aquí. No dejes que mueran por una causa perdida.
- Xena - dijo Gabrielle con sinceridad - lamento haber cambiado tu látigo por un sartén.
- No debí usar tus pergaminos para ya sabes qué.
- Te amo Xena - dijo la bardo abrazándola fuerte - cuídate por favor.
- Yo también te amo Gabrielle - dijo Xena besando su cabeza - me cuidaré. Es hora.

Xena enfrentó al gigante y lo venció, electrocutándolo con un rayo.


Yendo a la cama

- Ese montón de ahí arriba parece un gran cucharon - comentó Xena mirando las estrellas.
- ¿Un cucharón?
- Si tú sabes, como esos que se usan para sacar agua de un balde.
- A mí me parece un oso.
- ¿Un oso?
- Sí.
- ¿De dónde sacas un oso?
- Mira, ahí está el cuerpo y las orejitas y la cola.
- <<Jajajajaja>> - Xena reía por el comentario de la bardo, cuando un fuerte golpe en la nariz borró su sonrisa.
- ¡Xena! - dijo Gabrielle preocupada e incorporándose para revisar a la guerrera - lo siento tanto ¿estás bien?
- Viviré - dijo Xena apartando las manos de Gabrielle y masajeando su nariz.
- Lo siento amor, nunca pensé que te golpearía, yo...
- Está bien mi vida, solo intenta dormir ¿sí? Ha sido un largo día.

Gabrielle le robó un beso a Xena.

- <<¡Hey!>> - dijo Xena con fingido enojo.

Xena se recuesta a acomoda a la bardo en su pecho, intentando dormir.

- ¿Dejaste que te golpeara? - preguntó la bardo incorporándose de pronto.
- No, me atrapaste, sin discusión. - respondió la guerrera volviendo a acostar a Gabrielle.
- Lo hiciste ¿verdad? - volvió a decir la rubia levantándose una vez más - dejaste que te golpeara porque sientes lástima por mí.
- Ya duérmete cariño - le dijo Xena atrayéndola por tercera vez hacia ella.
- Muy bien - dijo la bardo viéndose vencida - sé qué me dejaste golpearte.

Fin


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