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Rottweiler


 

El Rottweiler no es precisamente una raza propensa a contraer una determinada enfermedad. Es posible que ciertos ejemplares presenten una displasia más o menos acentuada, que incluso puede llagar a ser grave, pero los casos de malformación son menos frecuentes en esta raza que en otras. Además de vacunar al perro contra las enfermedades infecciosas más importantes, deberemos llevarlo al veterinario periódicamente para controlar su salud. El veterinario le mirará la boca, las orejas y los ojos, le hará una serie de análisis y lo someterá a añgunas pruebas para así conocer cuál es su estado general y prevenir cualquier sorpresa desagradable.

Hay muchos síntomas que delatarán que al perro le ocurre algo:`por ejemplo, que beba demasiado sin que haga un calor excesivo, que respire alteradamente sin que haya motivo para ello; que tenga problemas para dormir; que lance algún gemido de dolor sin motivo aparente, etc.

Cuando observemos la más mínima anomalía, deberemos llevarlo inmediatamente al veterinario. Éste rápidamente detectará cualquier irregularidad o problema y le recetará algún fármaco para combatirla, o bien le recomendará que siga un determinado régimen alimenticio.

Los perros, como las personas, contraen muchas enfermedades que son irreversibles, como por ejemplo las renales. Sin embargo, si éstas se detectan a tiempo, siempre se podrá adoptar alguna solución que pueda hacer que el animal viva con relativa normalidad.

La vida del perro es unas siete veces más corta que la del hombre; en correlación, desarrollará una enfermedad mucho más rápidamente que el hombre. Y su curación también será, lógicamente, mucho más rápida.

En resumen, si seguimos todos los pasos aqui descritos, existen muchas posibilidades de poder disfrutar de la compañía de nuestro Rottweiler durante muchos años, pues, como ya sabemos, se trata de una raza de naturaleza fuerte y de extraordinaria vitalidad.

Sin perder de vista que la salud de nuestro perro debe de estar esencialmente en manos del veterinario, existen una serie de pequeñas dolencias que seguramente podremos curar nosotros mismos en casa. En casos de lesiones cutáneas, como excoriaciones o arañazos, lo primero que haremos será cortar el pelo de la zona afectada con unas tijeras curvas, para evitar que se adhiera a las secreciones de la herida y que ésta pueda supurar. Después limpiaremos a fondo la zona de la lesión utilizando un gel, un aerosol o una tintura, y no pomadas grasas o polvos. Para prevenir el tétanos, lo mejor es dejar que las heridas dejen de sangrar antes de taparlas.

En el caso de heridas profundas, hay que consultar ensegidoa con el veterinario, pero como cura de urgencia podemos aplicar un bendaje compresivo para detener la hemorragia. En zonas delicadas como la cabeza, bastará con colocar una compresa y presionar con la mano. No importa que el perro se lama la herida abierta o purulenta, pero deberemos impedírselo en todos los demás casos, ya que los lametones alterarían el normal funcionamiento de las delicadas células cicatrizantes de los bordes de la herida. Para evitarlo, es conveniente ponerle un collarín.

En caso de pérdida de conocimiento tras un golpe fuerte, no se debe dar de beber al perro. Le humedeceremos la boca y lo tumbaremos de costado sobre una manta, con la cabeza baja y la lengua fuera, y lo mantendremos así hasta la llegada del veterinario.

Cuando observemos que el perro cojea, deberemos examinarle la pata cuidadosamente, ya que el problema puede ser una simple espina o astilla que se le haya clavado y que hay que extraer rápidamente. También puede existir alguna herida, que trataremos como ya he indicado. En caso de hinchazones, contusiones o dislocaciones, humedeceremos la zona afectada con agua fría varias veces al día. Si observamos que el animal no apoya una pata o cmina haciendo movimientos muy extraños, es posible que se haya roto algún hueso; en este caso, es aconsejable inmovilizar la pata, entablillándola, hasta que llegue el veterinario.

Tendremos mucho cuidado, sobre todo si tenemos jardín, de guardar los fertilizantes, insecticidas y raticidas en lugares inaccesibles para nuestro perro. Si en alguna ocasión observamos que el animal muestra síntomas de intoxicación deberemos provocarle vómito dándole dos o tres cucharaditas de sal (y nunca leche). Inmediatamente después del vómito se le administrarán comprimidos de carbón activado. Conocer el tipo de producto que ha provocado la intoxicación facilitara las cosas al veterinario.

La diarrea sin fiebre se puede conbatir mediante un día de ayuno, con sólo un poco de té muy ligero con una pizca de sal, pero sin azúcar, aunque se puede mejorar su sabor añadiendole sacarina. Podemos administrar como complemento una solución de comprimidos de carbón activado. No debemos suprimirle el agua. Al día siguiente ya podrá comer, pero alimentos suaves, completamente exentos de grasa y en pequeñas raciones.

Las picaduras de insectos pueden producir hinchazones en la cabeza y la faringe; en estos casos aplicaremos cubitos de hielo y administraremos al perro una pastilla antialérgica.


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