Carácter
El Rottweiler presenta un conjunto de
capacidades, particularidades y aptitudes
físicas y psíquicas especiales. De humor
amable y apacible, es muy afectuoso,
obediente y valiente. Su temperamento y
necesidad instintiva de movimiento y de
actividad son de un nivel medio. Ante las
influencias desagradables, reacciona de
manera dura, intrépida y tranquila.
Sus órganos sensoriales están
desarrollados en función de sus objetivos.
Controla sus emociones. Tiene una gran
capacidad para el aprendizaje. Pertenece al
tipo fuerte, bien equilibrado. Como es un
perro desconfiado, de una agresividad media
pero muy seguro de sí mismo, siempre
reacciona con calma y reserva. Sin embargo,
cuando se siente amenazado, se pone
inmediatamente en defensa, debido a su
instinto combativo y protector extremadamente
desarrollado. Soporta el dolor con valentía
y sin temor. Cuando la amenaza ha cesado, su
ardor combativo se apaga rápidamente y
recobra su temperamento apacible.
Es un perro muy fiel. Ama a los niños. Es un
buen guardián sin ser ladrador. Posee un
buen olfato. De gran resistencia, se lanza
gustosamente al agua. No siente pasión por
la caza.
El Rotteweiler
debe tener una expresión carente de temor,
con un cierto aire de distanciamiento. Es un
perro inteligente, dotado de una gran
adaptabilidad a las circunstancias y
extremada resistencia. Ahora bien, para
valorar una raza se tienen que tener en
cuenta muchos aspectos y no sólo su físico
e inteligencia. El carácter del Rottweiler
es un conjunto de disposiciones,
particularidades y actitudes físicas y
psíquicas, innatas o adquiridas que
determinan el comportamiento del animal con
relación a su entorno.
Es de temperamento amable y tranquilo, muy
afectuoso, obediente y valiente. Tiene gran
necesidad de movimiento y actividad por lo
que necesita ejercitar sus músculos con
largos paseos.
Sus emociones son controlables y es bastante
equilibrado. Como es poco desconfiado
reacciona con tranquilidad ante las
influencias de su entorno. Sin embargo, si se
siente amenazado se defiende o defiende a su
amo y familia rápidamente a causa de un
instinto combativo y protector que está
extremadamente desarrollado. Soporta el dolor
sin temor. En el momento en que la amenaza
desaparece, su espíritu combativo cesa
instantaneamente y recupera su temperamento
tranquilo.
Hay una serie
de rasgos en el carácter de algunos
rottweilers que pueden ser considerados como
defectos e incluso pueden influir en su
transmisión genética. Este es el caso de la
hipersensibilidad. Esta es la facilidad de
responder ante estímulos de muy baja
intensidad. Por ejemplo cuando un perro
expresa temor ante una acción poco aversiva
o alegría ante estímulos de poco contenido
afectivo.
Este factor se desarrolla más en las hembras
que en los machos, pues son más sumisas y,
si no es muy acusado, no se considera un
defecto en los perros de compañía aunque
sí en los de guarda y defensa. Sin embargo
la hipersensibilidad merma las aptitudes para
el adiestramiento y además es hereditaria,
por tanto sería preferible, si puedes
elegir, no seleccionar cachorros con esta
característica.
La timidez es
otro problema muy frecuente y afecta a todas
las razas caninas, pero, claro, en las razas
de utilidad se hace mucho más notable.
La timidez en el perro tiene su origen en el
antecesor de éste: el lobo. La timidez es
necesaria en todo animal salvaje pues es la
que lo preserva de correr riesgos
innecesarios. La gran timidez del lobo le ha
hecho guardar siempre un gran misterio para
el hombre pues no ha permitido que éste se
acercase demasiado, con lo que tampoco ha
acercado demasiado su fusil (si confiásemos
en el hombre el lobo se habría extinguido
hace ya bastante tiempo). Con el perro la
cosa es diferente. Desde los principios del
neolítico el hombre y el perro han
establecido una relación de dependencia,
surge el contacto permanente y de ahí la
confianza. Por tanto la timidez se ha ido
perdiendo con el paso de las generaciones.
Sin embargo hay una serie de ejemplares que
siguen manteniendo esta característica.
La timidez tiene dos formas de manifestarse:
Agresividad, su principal mecanismo de
defensa y con el que compensa su falta de
seguridad.
Inhibición, desconfianza y miedo al objeto
intimidatorio. Si persiste su inseguridad el
perro optará por la huida pero si ésta es
imposible puede reaccionar de dos formas
llevado por el instinto: compensar su miedo
con la agresión o rendirse en sumisión.
No debemos confundir la timidez con la
desconfianza aprendida. Todos los perros
tímidos son desconfiados pero no todos los
perros desconfiados son tímidos. Aquellos
ejemplares destinados para la guarda son
entrenados para que desconfíen de todo lo
novedoso que entre en su territorio. Esto
puede hacerles parecer un poco tímidos, pero
no es así. De hecho aquellos que no
adquieren el rasgo de desconfianza durante el
aprendizaje no so aceptados para la guarda.
Existe una timidez aprendida o timidez de
origen ambiental. Ésta es la que poseen
aquellos perros que han pasado sus vidas en
perreras, atados a una soga o han sido
maltratados.
Otro tipo de
comportamiento que se observa en algunos
rottweilers es el bloqueo nervioso ante la
presa. Esto ocurre cuando tienen el instinto
de presa muy desarrollado y reaccionan ante
los motivadores de yute, "churros"
o incluso las mangas de protección de los
figurantes con un instinto tan atroz que al
apresarlas se produce un bloqueo del sistema
de entrada de información, haciendo que el
perro desobedezca todas las ordenes que
provengan del exterior. A veces los únicos
sistemas que funcionan para que el ejemplar
suelte la presa son los collares de púas o
eléctricos e incluso chorros de agua. El
bloqueo nervioso tiene una clara base
hereditaria y si bien no se hereda el
comportamiento sí su predisposición. Por
tanto estos perros no son muy aconsejados
pues a veces resultan muy problemáticos si
no se les da un entrenamiento adecuado.
El Rottweiler
es una raza claramente dominante. Debe poseer
un jefe que los domine, de lo contrario
serán ellos quienes se conviertan en sus
propios jefes. Por tanto, desde pequeños hay
que practicar las técnicas de imposición de
autoridad. La intensidad de nuestra agresión
dependerá de la agresión por parte del
perro. Esta agresión deberá ser siempre
repelida con las manos, nunca con objetos
como periódicos, cinturones, trapos o
patadas. Los perros no entienden los castigos
físicos con objetos, pues ellos en su
repertorio de lucha no los utilizan.
Aunque la dominancia se puede considerar un
factor hereditario, pues ejemplares
dominantes proporcionan generalmente sujetos
también dominantes, es también cierto que
existe la dominancia adquirida, que es la que
acabamos de describir, cuando el perro
advierte inseguridad en su amo y se convierte
en el jefe de la familia.