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ANTE LAS ELECCIONES DEL 13 DE JUNIO EN IU-CM

 

Susana López, Luis Lunar, Pedro Montes, Carmina Ramírez, Tirso Rancel, Héctor Rodero, Ricardo Rodríguez, Dolores Ruano

(miembros de la Presidencia Regional de IU-CM)

 

 

Es imposible no compartir algunas opiniones vertidas tras el 13 de junio, que son ya un lugar común en todas las instancias de IU: contraste entre el fracaso de IU y los resultados en las elecciones europeas de otras fuerzas que integran el GUE-IUVN; dura derrota; situación en extremo delicada; exigencia de adoptar medidas contundentes para recuperar y salvar el proyecto.

Será necesario, como ya está ocurriendo, hacer una reflexión profunda y colectiva sobre las causas internas y externas del desastre electoral sufrido. En estas últimas, la tendencia al bipartidismo, el desgaste interesado al que nos someten algunos medios, la falta de movilización y el clima de paz social surgen inmediatamente. Entre las primeras, no parecen discutibles el desarraigo social de IU, la falta de dirección política, la diversidad del discurso emitido, los reinos de taifas en que se ha convertido la organización y su extrema debilidad en la base, la disociación entre el discurso y las prácticas políticas y, en fin, la penosa ejecución técnica de la campaña.

Sin embargo, el análisis y las oportunas decisiones en el ámbito federal no pueden cuestionar el proyecto, el espacio, los objetivos de IU, definidos por sus afiliados -los votos no anulan la voluntad y las opciones de éstos-, ni la situación abierta tras las elecciones puede ser aprovechada para cambiar la línea política e ideológica, ni la concepción federal, las cuales, dentro del pluralismo, se han decantado de un modo colectivo y democrático.

Por otra parte, la cuestión federal no sólo no elimina la necesidad sino que hace imprescindible que cada federación haga una reflexión propia, por cuanto los resultados no han sido homogéneos en todas ellas, como revelan los datos, y la posición final de IU es la suma de lo ocurrido en cada uno de los territorios.

Por lo que respecta a IU-CM, organización a la que pertenecemos, los resultados electorales en la Autonomía, en la ciudad de Madrid y en la casi totalidad de los pueblos de la Comunidad son desoladores: el voto autonómico ha caído en un 58%, la participación desde el 16,0% al 7,7%, los diputados regionales de 17 a 8 y el número de concejales de 225 a 151 (de 9 a 5 en Madrid capital). No caben tapujos, estos datos representan un grave traspié político, del que será difícil recuperarse.

Ninguno de los objetivos propuestos se ha logrado. No se ha mantenido la participación en el voto popular, sino que se ha producido una abismal caída. No se ha conseguido el retroceso de la derecha ni desalojarla del gobierno de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid. No se ha avanzado en atraer los votos de la izquierda a las posiciones de IU, sino todo lo contrario, o se ha alimentado, como todo parece indicar, la abstención.

Las causas que han determinado el retroceso general de IU han influido en Madrid, sin embargo, algunos otros hechos se destacan evidentes y explican parcialmente lo sucedido.

En primer lugar, cabe referirse a la gestión llevada a cabo por los grupos institucionales y la dirección de IU-CM.

Por un lado, en muchos casos, se participó en el gobierno municipal, pero manteniendo un papel subordinado al PSOE, sin desmarcarnos ni diferenciarnos de él en los objetivos, propuestas y procedimientos, harto criticables en muchos aspectos. Los grupos municipales de IU renunciaron a defender el programa propio, cuando no lo vulneraron abiertamente. En ningún momento se hizo un balance de la actuación de IU y de los pactos con el PSOE. Fuera de ocupar el máximo espacio institucional, no se llevó a cabo un seguimiento de acuerdos programáticos puramente formales, que no se han cumplido y que ni siquiera tenían posibilidad de realización en muchos casos por falta de apoyos presupuestarios.

Por otro lado, desde puestos públicos relevantes, elegidos bajo la sigla de IU, se ha socavado a nuestra organización y se han defendido otras opciones políticas, como la representada por el PDNI o la Izquierda madrileña. Con el consiguiente desprestigio de IU y la descomposición interna, la actual mayoría de IU-CM miró hacia otro lado, cuando no apoyó abiertamente a opciones contrarias (como las que ahora se han plasmado en San Sebastián de los Reyes y Coslada), en un intento de mantener artificialmente la hegemonía de IU.

En los grupos institucionales de la Asamblea y el Ayuntamiento de Madrid, la falta de coordinación y de trabajo en equipo, las tensiones internas, fueron de sobra conocidas y así lo han denunciado diputados y concejales salientes.

En segundo lugar, hay que hacer mención al irregular proceso electoral vivido en IU-CM. El funcionamiento y los métodos de dirección poco escrupulosos con la democracia y la pluralidad se han agravado durante el proceso, por los intereses que las elecciones desatan.

Así, en la elaboración de las candidaturas, se siguieron unos criterios poco participativos (se omitieron las "primarias" como disponen los Estatutos) y se cometieron todo tipo de abusos y de irregularidades (Tres Cantos, Parla, Getafe). Se sembró la división y el malestar en el seno de la organización, pero, como en su día expusimos, una cosa era acaparar puestos en las listas manejando el "aparato" y otra bien distinta, y más difícil, preservar la cohesión para presentarse ante los ciudadanos y convencerlos de prestar su apoyo a IU.

En tercer lugar, hay que resaltar el problema de fondo de la "despolitización" a que se ha conducido a la organización. La instalación en la apatía, la vida mortecina de las Asambleas, sin estímulos de la dirección, la concentración del poder y la actividad política de IU-CM en una cúpula, se han puesto de manifiesto y han cobrado relieve durante las elecciones, justamente por ser uno de los momentos en que mayor provecho podía sacarse de la integración y la participación activa de todos los miembros de la organización.

A las Asambleas de base no se les ha asignado papel alguno que cumplir, salvo quizás ensobrar, pegar unos cuantos carteles y cubrir las mesas electorales. Los militantes no conocían los programas. A pesar del esfuerzo de muchos, han sido fundamentalmente espectadores de un proceso electoral que no se les ha explicado y que apenas compartían y entendían. Se ha pretendido una campaña basada en la publicidad, en la que de antemano se tenían todas las de perder frente al PP y el PSOE, partidos que cuentan con mas recursos económicos y más apoyos mediáticos.

La Presidencia Regional, a la que sobre papel correspondía la dirección de la campaña una vez aprobadas las líneas maestras por el Consejo Político Regional –decisiones a tomar, distribución de recursos, ejes programáticos, lemas, sectores en los que incidir, debates, etc.- ha sido sorteada por el "aparato". A lo sumo, sus miembros han sido informados de hechos consumados. El órgano, vaciado de contenido, no ha desempeñado función alguna. En un período tan decisivo como la campaña electoral, la Presidencia no se ha reunido ni siquiera en los plazos estatutarios. Luego, ha tardado 10 días en tener su primera reunión para valorar lo acontecido el 13 de junio, y hasta el 30 no se reunirá el Consejo Político Regional

Se ha marginado de la campaña electoral a sectores importantes de la organización. Para empezar, al representado por la Plataforma de la Izquierda, pero también a otros muchos miembros, que por su capacidad, experiencia y apoyo social podían haber hecho una importante aportación. La exclusión siempre presente, se ha acentuado durante el proceso electoral. (Se va a expedientar al Coordinador de Alcalá de Henares por permitir una breve intervención de la diputada Nines Maestro en un acto, para explicar el acoso a la sanidad pública).

Por estas razones, la responsabilidad de la dirección de la actual mayoría de IU-CM en el hundimiento electoral es indiscutible, sin que quepan paliativos ni ésta pueda escudarse, como pretenden, en el retroceso de IU en el resto del Estado.

Primero, porque las elecciones autonómicas y municipales tenían un contenido local indiscutible. Se juzgaba en ellas la gestión pasada y las propuestas de futuro en los respectivos territorios y no la política federal de IU. Y sin dejar de reconocer la influencia que ésta ha podido tener en un proceso fuertemente bipolarizado, ensayo de las próximas elecciones generales, no es menos cierto que también la actuación de las distintas federaciones de IU en sus respectivos territorios ha afectado al voto general de IU en las elecciones europeas. No en todas las federaciones ni localidades se han registrado resultados comparables, lo que pone de manifiesto lo singular de cada elección. Dentro del retroceso general, entre lo ocurrido en la Autonomía de Madrid y en otras federaciones hay sensibles diferencias.

Segundo, porque la mayoría de IU-CM no ha ocultado sus diferencias ( muchas veces ha hecho gala de ello) con la política federal, a pesar de votarla sistemáticamente en los órganos federales.

Tercero, por la singular la política de pactos con el PSOE. En la Comunidad de Madrid en la pasada legislatura se impulsaron desde la dirección todos los acuerdos posibles (los resultados electorales en Getafe, Leganés, Fuenlabrada, Alcorcón, Móstoles, Tres Cantos, etc., que suman cientos de miles de habitantes, hablan por sí solos) y, de cara a la nueva legislatura, se emitió el mensaje inequívoco de la disposición a alcanzar acuerdos de gobierno. Se ha fomentado durante la campaña el voto útil, cuando correspondía justificar el valor del voto a IU.

A nadie se le oculta la extrema gravedad de la situación en que los resultados electorales del pasado domingo han sumido a IU-CM y las dificultades de todo orden que será necesario superar para relanzar el proyecto en la sociedad, pero sobre todo, y como condición imprescindible, para revitalizarlo internamente.

Las tareas para afrontar el futuro no podrán llevarse a cabo con la política y los procedimientos que han prevalecido en IU-CM hasta ahora, ni la actual dirección esta capacitada para ello. Resulta inadmisible que mientras el Coordinador General y los miembros de la Permanente Federal de IU han puesto sus cargos a disposición de los órganos, dirigentes de IU-CM no estén ni en broma pensando en dimitir, como han declarado a la prensa o expresaron en la Presidencia Regional. En el caso del Coordinador General, máximo responsable de cuanto ocurre en IU-CM y del desastre electoral, tal actitud es insostenible: el voto hacia su candidatura fue casi un 30% inferior al de los ayuntamientos.

En estos momentos amargos y difíciles, recogiendo el sentir y la opinión de la asamblea de la Plataforma de la Izquierda que más de 200 partícipes celebraron el día 16, declaramos nuestra firme disposición a seguir luchado por el proyecto de IU y nos reconocemos plenamente en el discurso político que definieron el conjunto de afiliados en la V Asamblea Federal. Ese y no otro es el discurso de IU, un término impreciso pero cargado de significado. No compartimos las opiniones de aquellos que quieren ver en las posiciones defendidas por IU una de las razones del fracaso electoral ni, por supuesto, consideramos legítimo que se traten de aprovechar los resultados del día 13 para modificar las señas de identidad del proyecto, plateando la "refundación" y una dirección configurada en exclusiva por las federaciones, a título de tales, como se sugirió en la última Presidencia Regional.

Antes al contrario, sin perjuicio de los cambios profundos y múltiples que son necesarios para la recuperación de IU, entendemos que el principal problema que arrastra la organización y, por consiguiente, una de las causas fundamentales del fracaso electoral, es la falta de coherencia entre el discurso que propagamos y nuestras prácticas políticas y organizativas. Muchas veces se actúa de espaldas al programa, sin respetar los valores de la izquierda, empleando los mismos recursos que han hecho de la política una ocupación tan devaluada (la alta abstención que se nos atribuye expresa insatisfacción por la izquierda). Por otro lado, la actividad de buena parte de los militantes, las organizaciones de base, los grupos institucionales y las direcciones no está dirigida consistentemente a hacer que IU arraigue en la sociedad y sus propuestas sentidas como necesarias por amplios sectores de la misma. Tampoco se utilizan adecuadamente para tal fin los recursos técnicos, humanos y económicos disponibles, ni los que se derivan de su presencia en las instituciones.

Expresando de nuevo la opinión general de la asamblea de la Plataforma de la Izquierda, consideramos que la tarea pendiente e ineludible de IU (y la más fructífera aunque resulte difícil de cumplir en el estado actual de apatía social), es la de insertarse y fortalecer el tejido social. Sólo entonces será posible hacer avanzar el programa con la movilización y cobrará eficacia y sentido el que será, durante mucho tiempo, limitado espacio institucional. Sólo entonces, también, IU dejará de estar al albur de los vientos electorales: podrá crecer electoralmente de un modo sólido y evitar fracasos como el del pasado día 13 y sus consiguientes conmociones.

Comprometemos nuestros esfuerzos en estos objetivos y manifestamos nuestra decidida voluntad de trabajar para que IU-CM sea la fuerza transformadora, democrática y de izquierdas que necesita el conjunto de IU y reclama una parte importante de la sociedad madrileña.

 

24 de junio de 1999