"De regreso"...a lo poco que nos sobra de la muerte.

La vida es lo poco que nos sobra de la muerte.” (Walt Whitman)

A Rosa Silverio.
Cuando la palabra es "carne de tu carne, sangre de tu sangre", la metáfora ‘’no es un arma cargada de futuro", es un aguijón clavado al corazón abierto del presente, a las manos desangradas, y no hay mañana ni alborada que rediman esperanzas, ni hay estrellas para consolar el alma, ni sol que ahuyente el crespon del horizonte.
Cuando la palabra es vida propia, signo transfigurado de la vida misma, lo superfluo sale sobrando, las disquisiciones carecen de valor, lo que sale del poema es lo que duele, lo que sangra, lo que brota. Aquello que lacera los instantes, la duda que atenaza, los miedos que atormentan, la carne que padece.
El poema es eso en Rosa Silverio, eso que pudiese ser llamado equivocadamente un simple manifesto de pesares, pero no... sus versos son como cartas astrales que posicionan el lector a desenmadejar el drama que teje la elusiva hilandera de la vida y a enfrentar sin miedo y sin maquillajes veleidosos la interioridad desnuda, esa que esta ahí.. agazapada, segundo tras segundo, ineludible, avasalladora:

“Quizás es que las partidas
estén condenadas al retorno,
al regreso de lo agreste,
a la misma porquería.
O talvez es que olvidé ciertas cosas
oscuras y profundas
de las que no quiero deshacerme:
las estrellas, el río de sueños, la harina,
y toda las flores y todas la sal
que guardó para mí la primavera."

Se pueden tocar tambores de hojalata para cantar la epopeya de una realidad distinta, pero seria deshonesto, seria mentir "con mayúsculas", seria vender balsamitos y pócimas falsas pretendiendo salvarnos de la nada, seria decirnos mentiras a quemarropa, negarnos a nosotros mismos, sacarnos los ojos para no llorar.
Es mejor que el poeta sea una lámpara, no la de Aladino que alumbra mientras vende espejismos de pacotilla, sino aquella lámpara sencilla que se enciende y parte en dos la oscuridad, aunque solo nos deje ver los contornos de nuestra propia sombra, las delimitaciones de nuestros propios vestigios:

"Así que he venido a recoger lo olvidado,
a madurar los retoños que quise cortar
antes de que el dolor se hiciera
demasiado grande
y violento para mis manos.
Y ya no importa el agua de marzo
o la angustia que otrora me quemaba.
Ahora sólo me importa esta casa
y la triste suavidad
de sus conocidas humedades."

"De regreso" es un poema que habla de retornos, pero no para contemplar el pasado como aquello que paso y voló, sino para reencontrar el origen de lo que se tiene, lo que se es, lo que marca el crucifijo que aletea en el suspiro, lo que ametralla de dolor la cotidianidad, la pólvora que estalla en cada beso y cada canto. No una simple catarsis, sino una busqueda. De ahi el titulo de su poemario: Desnuda. Porque la ropa es un engaño ilogico, un deseo de ocultar lo que se es. Al retornar la desnudez, entonces, debe ser ser la mejor aliada:

"He vuelto a mi casa.
A mis tristes humedades.
Para cultivar el jardín
en donde crece la aspereza,
para abonar la tierra con los pensamientos
que decidieron acompañarme a mi regreso."

El retorno es el reencuentro con el ser, con aquello que suma y resta en lo que somos y seremos. Quien nunca regresa a lo que constituye el camino de su propia historia, le teme al futuro y pretende ver arco iris sin el antes de la lluvia y el estruendo de choque de las nubes.


*Rosa Silverio es una periodista dominicano quie ha publicado su ultimo poemario "Desnuda".