Carlos Fuentes



Él mismo te hizo girar

Él mismo te hizo girar, tomándote de los hombros, hasta detenerte con tu espalda contra su pecho y tu cabellera húmeda, de arena negra, contra su rostro. Acercó la mano a tus nalgas, primero con delicadeza, en seguida llevó los dedos a tu trastopije y te quebró la arena del desierto, novillera, convirtió el rulacho seco y tenso en un chicloso suave y derretido y te pasó la otra mano entre las piernas para que no te fueras a morir retrasada. Te tendió como un arco, Isabel, y cuando caíste en la cama, bocabajeada, ya estabas perdida en la selva negra, atacada de sangre y flores saladas, hierbas podridas y helechos picantes y el pescado en busca de sus algas nauseabundas y estaba, duro como la plata y el cristal, refundido en tus secretos, como nunca, el bastardo macizo bombeándote la mina de la Valenciana, novillera, jugando a las ensartadas hasta el fondo de la galería rosa y negra tus vetas sagradas, asistiendo al sepelio de tu pudor final, a esa conquista que te convertía en estatua de sal, a esa victoria que le habías impuesto sin decir, sin desear, haciéndole creer que él lo había inventado cuando tú sabías que era el poder de tu inactividad – el poder permanente, nunca puesto a prueba – lo que tenía a Javier, al fin, revelado para ti en la sodomía y entrando, por fin, a matar con la espada metida hasta la empuñadura, diciéndote en su jadeo que se acababan las palabras y las justificaciones y la literatura: sólo había esta libertad final que tú aceptabas con los dientes apretados y el dolor de un parto. Eso era nuevo para los dos y si entendías muy bien lo que te pasaba a ti, a los veintitrés años, por primera vez, de él sólo entendiste una cosa: que un sistema nervioso se probaba antes de agotarse. Ole.

Carlos Fuentes es uno de los más destacados novelistas contemporáneos de México. Autor de Cambio de piel, La muerte de Artemio Cruz y La región más transparente, entre muchas otras obras.

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