Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

Puede que esto, lo encuentren interesante...lean y disfruten.

 

Ian Hagen...Ad Vitam Aeternam

 

Configuración del caos cósmico

 

 

Tehom, (el famoso "abismo" del génesis) elemento líquido, acuoso, situado alrededor de la tierra sobre el cual revoloteaba el espíritu de Dios, es un monstruo que representa la aniquilacíon y la muerte, el sepulcro del cosmos. La creación fue resultado de la victoria contra las fuerzas aniquiladoras. Una palabra, un grito de Yahvé ("gaar" es un grito de guerra y de victoria contra los opositores) es suficiente para vencerlo. Ráhab y Leviatán (cocodrilo), de origen cananeo o fenicio, son otros monstruos de elemento líquido (Is 51; Sal 104; 26; Job 40,29). Estos monstruos y dragones del agua, representaciones del caos mítico, cuyo origen es desconocido, tienen viso del dualismo religioso, y son derivados de un dragón primordial del caos o de los dioses caóticos del mar y de las aguas de Babilonia (Tiamat) y Canaán (Yam - Mar- y Nahar -Río-), destructores de la creación, adversarios del dios creador (Baal y Marduk), e interfieren con la creación del mundo por parte de Yahvé, más que con la creación del Pueblo de Israel. Es indiscutible que la doctrina de la creación del mundo en el Antiguo Testamento es muy posterior a la doctrina de la creación del Pueblo de Israel.

 

Potencias celestiales: Estrellas y ángeles

 

El guerrero Yahvé pelea junto a los ejércitos celestiales contra los enemigos, ya sea contra Jericó (Jos 5,14), contra Sísara (Jue 5,20) o contra Egipto (Sal 17 y 18). Un querubín guarda la entrada del Edén y la corte celestial alaba al Señor (Sal 148).

En la primitiva tradición hebrea, los "ángeles (mal`akh) de Yahvé" parecen representar al principio simplemente un aspecto del mismo Yahvé (Ex 3,2-4). En Isaías (6,1ss) los serafines ("serpientes de fuego") actúan como ángeles, y en Exodo (25,18ss) los querubines escoltan el arca de la alianza. Es después del exilio que la angelología judía adquiere su desarrollo. Aparecen nombres propios de los ángeles como Gabriel, Rafael y Miguel. La idea de una rebelión de los ángeles aparece en la literatura apócrifa y en Apocalipsis (12,7-9).

 

Los ángeles son espíritus enviados de Dios encargados de que su voluntad sea ejecutada. Dios los utiliza como:

- seductores para engañar a Ajab. Espíritu de mentira. Este "espíritu de mentira" pertenece a todo el "ejército del cielo" (1 Re 22,19ss);

- exterminadores contra Sodoma (Gén 19,13), contra los egipcios (Éx 12,23:Sal 78,49), contra a Senaquerib (Is 37,36) e incluso contra el mismo Israel (2 Sam 24:16);

- tentadores a favor de la envidia (Núm 15,14), de la malevolencia (1 Sam 18,10), de la discordia (Jue 9,23; IPar 21,1), de la mentira (1 Re 22,22), de la fornicación (Os 4,12; 5,4).

- atacantes de Saúl, de Abiméleck, de los Siquemitas y de los profetas de Acab;

- perseguidor, opositor (satán) para dar cuenta de la división y destrucción que produjo el censo de David en Israel. En Samuel (2 Sam 24,1-17) es el mismo Dios, y no Satán, quien actúa por sí solo.

En el AT no hay indicios de que estas potencias celestiales puedan volverse en malignas, tal como aparece vívidamente en los libros apócrifos.

 

 

Demones. Demonio, del griego daimon, "genio" o "espíritu". Potencia sobrenatural que incluye lo divino y lo demoníaco. Originalmente eran espíritus neutrales, ni buenos ni malos. Se cree que por influenciA zoroastriana estos espíritus se transforman en buenos (ángeles guardianes, guías) y malos (ángeles caídos). En el pensamiento griego tiene un doble significado: espíritu bueno y guardián ("buen daimón") y el de espíritu malo, causante de muchos males ("daimón malo"). En la literatura antigua griega y en Homero la distinción entre daimon y theos no es clara: demonios y dioses son manifestaciones de un principio divino y, como todo principio divino, son una mezcla de bien y de mal.

 

 

En el AT falta un nombre para designar a los malos espíritus o demonios. Un espíritu (ruah) puede ser malo (ra'a: ISam 16,14-23; 18,10; 19,9; IRe 22,21), pero siempre es un espíritu de Dios. De ahí que por ser seres que vienen de Dios, a estos espíritus o demonios se les llama Elohim (ISam 28,13; Is 8,19). En la era cristiana se reemplaza el término daimon (sustantivo) por daimonion (adjetivo), que tiene una connotación negativa, conectando los daimonia con los ángeles caídos. El cristianismo identificará demones con el "daimón malo", y ángel con el "daimón bueno". Antes de que se estableciera la creencia en los espíritus malos, el bien y el mal se atribuían por igual a Yahvé (Is 45,7). Después del exilio, dada la influencia del dualismo iranio, se empezó a creer en un espíritu del mal, pero hay que esperar hasta la aparición de la literatura apocalíptica y apócrifa para tener el perfil de una demonología. La literatura preexílica no da cuenta de una demonología, aparte de los monstruos y sátiros.

Bajo la influencia de Irán, envuelto en la cosmovisión dualista (liberación de una batalla espiritual entre el bien y el mal), fue reemplazada por la idea de que algunos demonios eran inherentemente buenos y otros inherentemente malos. De esta forma, la creencia griega de los demonios se hace congruente con la idea judeocristiana sobre los ángeles buenos y malos.

La traducción de la biblia al griego por los judíos en el s. II (versión de los LXX) llamaron daimonia, seres demoníacos a los dioses de otros pueblos y a algunas de las bestias salvajes mencionadas con anterioridad..

En Babilonia, Pazuzu, Labartu, los siete malignos y otros monstruos tenían una existencia real. Pero en Israel, tanto la magia como la idolatría estaban prohibidas, pero al mismo tiempo tenía experiencia del mal (los males físicos y morales y de los seres humanos malos, principalmente los extranjeros). Según el AT todo lo que Dios hizo era bueno y se evita poner frente a Dios a un personaje que represente el mal (dualismo).

LOS DEMONIOS ELEMENTALES

Los espíritus creados llamados a la emancipación por la prueba son colocados desde su nacimiento en cuatro fuerzas: dos positivas y dos negativas, estando prontos a afirmar o a negar el bien, a escoger la vida o la muerte.

Comienzan pues, por ser arrastrados, unos al norte, otros al sur, estos a la drecha, aquellos a la izquierda y en tanto que no tienen uso de la razón, no pueden ser libres ni encarnar de otra forma que en formas animales.

Estos espíritus no emancipados, esclavos de los cuatro elementos, son los que los cabalistas denominan demonios elementales y pueblan los elementos que corresponde a su estado de servidumbre.

Existen silfides, ondinas, gnomos y salamandras.

 

Lo que describiré a continuación, es una copilación de información, acerca de los demonios mas comunes que existen...enumerarlos todos sería una tarea imposible, dado que existen legiones de ellos, y no solo en las tradiciones judeo.cristinas, sino en las asirias, egipcias, fenicias, mesopotamicas, babilonicas, y muchas culturas más.

Vendran los nombres de los demonios, y sus funciones y especialidades, tanto en el infierno, como cuando un humano les invoca y le pide favores.

Disfruten.

 

 

 

Almas Gemelas.

 

 

La literatura gnóstica judía conoce un Apocalipsis de Adán, encontrado en 1946 en Nag Hammadi (Egipto), escrito en copto, que contiene una revelación hecha por Adán a su hijo Set para que la transmita a sus descendientes: se trata de una especie de testamento con la información sobre los hechos futuros que ha aprendido al comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Adán y Eva son en su origen un único ser andrógino, que más adelante se separa en dos, perdiendo su gloria originaria; la caída es un hundirse en la ignorancia por efecto de la separación. Los ecos de esa concepción del andrógino llegan a la interpretación del pasaje que hace el gran exegeta francés Rashi en el siglo XI. El Adán gnóstico describe en este tratado la aparición de un personaje celeste, el Iluminador del Conocimiento, que redimirá las almas de los descendientes de Noé.

 

En la primera literatura cristiana, Pablo establece el contraste total entre Adán y Jesús: por el primero "entró el pecado en el mundo, y a través del pecado, la muerte" (Ro 5, 12); pero "si por la ofensa de uno, por uno solo, reinó la muerte, con mucha más razón por uno solo, Jesucristo, reinarán en la vida los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia" (Ro 5, 17); "como todos mueren asociados a Adán, así también todos volverán a la vida asociados a Cristo" (1C 15, 22). En 1 Tim 2, 13 s., se justifica la preeminencia masculina subrayando que Adán fue creado primero y que la que se dejó engañar fue la mujer. Los padres de la Iglesia conceden atención especial a las repercusiones del "pecado original" sobre la naturaleza humana y la necesidad de redención.

 

 

 

 

 

 

 

1