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A propósito de la próxima construcción de un teleférico en el Santuario de Machu Picchu.

PATRIMONIO HISTORICO Y NATURAL Y TURISMO SUSTENTABLE
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ALBERTO MOSQUERA MOQUILLAZA:
*Antropólogo, con estudios de Maestría en Historia de la Filosofía. Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNMSM, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas.


El propio Hiram Bingham ( 1875-1956) lo ha escrito: el 24 de Julio de 1911, cuando la impaciencia lo ganaba, Melchor Arteaga, el lugareño que le había ofrecido llevarlo a las cumbres de Machu Picchu, cambió súbitamente de opinión. El mal tiempo en la zona lo había desanimado. El último recurso del explorador de la Universidad de Yale fue bastante contundente: un sol de la época, tres o cuatro veces más del salario de los alrededores, bastó para reanimarlo, aunque curiosamente en el tramo final el guía no fue Arteaga sino un niño anónimo. Y mientras Bingham no salía de su asombro por lo que sus ojos veían, muy atrás, al pie de las cumbres, dos compatriotas del norteamericano, por decisión propia, se habían bajado del carro de la historia: uno estaba cazando mariposas y el otro, como cualquier mortal, lavaba muy diligentemente su ropa...1

Ese día quedó al descubierto Machu Picchu, considerada como la mayor y más secreta de las construcciones incas, pero al mismo tiempo, aunque todavía no seamos plenamente conscientes de ello, se la incorporaba a la memoria de nuestro pueblo y al patrimonio universal de los pueblos; en tanto que el mundo andino, zarandeado por los embates de un excluyente raciocinio colonial, se vestía de gala porque cuanto más se avanzaba en desentrañar el secreto, mayores eran las dimensiones que adquirían la sapiencia, la creatividad e imaginación de sus arquitectos, demostrada de un lado por las características singulares del monumento pétreo y, de otro, por su extraordinaria simbiosis con la riqueza y belleza natural que la circunda.

Prácticamente se han cumplido 87 años del suceso y mientras aún no se agotan las investigaciones, mucho menos las discusiones especializadas sobre el verdadero sentido del monumento incaico, éste, convertido desde hace mucho en el mayor de los atractivos turísticos del país, ha vuelto a encender controversias no precisamente de estricto carácter científico. El motivo: la concesión gubernamental a un consorcio privado, sin un estudio de impacto de por medio, para construir, montar y operar un teleférico que esté en capacidad de trasladar diariamente 4,500 personas. desde la localidad de Aguas Calientes, hasta Machu Picchu, en un contexto en el que sin parámetros establecidos la afluencia turística interna y receptiva va en aumento y cuya estadía, horas más u horas menos, ocasionan preocupaciones y recomendaciones por el notorio perjuicio que esa visita ocasiona.

Las recomendaciones más sonoras, sin desmerecer las formuladas por los especialistas nacionales, provienen de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que en 1983, precisamente por el valor universal excepcional de Machu Picchu y a iniciativa del Estado peruano la incluyó en la selecta Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad, para cuya protección y conservación existen convenciones y recomendaciones que países como los nuestros, en su calidad de firmantes, están obligados a acatar. 2

En ese sentido, la UNESCO, en el caso concreto del santuario inca, ha recomendado que el número de visitantes por día sea menor a las 2,000 personas; y la misma entidad, en 1969, cuando por primera vez se habló de la posibilidad de construir un teleférico, promovió un estudio especializado sobre el particular que concluyó oponiéndose al proyecto por el gran daño que ocasionaría al monumento arqueológico y a su entorno natural, área que en 1972, luego de un exhaustivo informe arqueológico efectuado a instancias del Ministerio de Educación, fue declarada intangible para salvaguardarla de cualquier decisión que pusiera en peligro su existencia.3

Finalmente, hay que anotar que, en relación al proyecto actual de construcción del teleférico, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO y la Unión Internacional para la Naturaleza, han sido bastante enfáticos: no debería tomarse una determinación sobre el mismo si previamente no existe un diagnóstico integral de la situación, base esencial para la elaboración de un Plan Maestro que incluya programas de conservación, investigación, capaci-tación, turismo, etc. que tenga como eje la preservación de Machu Picchu, objetivo central que se persigue al incluir un monumento histórico o natural en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad.4

¿ Cuáles son entonces las razones por las que, a pesar de todas las recomendaciones científicas y técnicas, se persiste en llevar adelante el proyecto del teleférico?

La respuesta hay que buscarla en el razonamiento fundamentalmente crematístico y pragmático que hoy anima al conjunto de las actividades económicas del país, que se ha extendido peligrosamente al campo de la ciencia y la cultura, en este último caso a través de la promoción del turismo, vistas las excelentes ventajas competitivas que poseemos en las áreas de la historia, cultura y diversidad ecológica, que se ven de esta manera peligrosamente expuestas a un raciocinio y a una práctica no precisamente de conservación y reconstrucción; atentatoria, desde todo punto de vista, contra la sustentabilidad de ese patrimonio cultural y natural y las posibilidades reales que desde este campo, sin perder la visión de futuro, se apuntale el desarrollo económico y social del país y la afirmación de una conciencia nacional que lime los desencuentros históricos que al respecto existen.

Somos conscientes de que el Perú tiene que incorporarse a los alcances del extraordinario flujo turístico mundial, que ha hecho de dicha actividad una de las de mayor crecimiento en el mundo, ritmo que le permitirá doblar su tamaño en los primeros años del próximo milenio. Las ventajas que al respecto tenemos, en relación a otros países, están a la vista: nuestra historia y cultura milenaria, la megadiversidad geográfica y ecológica, la singularidad pluricultural de nuestras poblaciones5 de Costa, Sie-rra y Selva, etc.

No obstante, si de desarrollo sostenible se trata, el futuro no puede ser medido exclusivamente desde el interés de quienes van a ser los principales beneficiarios del incremento del turismo; que en el caso del teleférico será el consorcio que ha obtenido la concesión - compuesto por las empresas Perú Hotel S.A. y Perú Operadores de Turismo y cuyo principal inversionista es Perú Real State - que ganó la adjudicación al ofrecer una tarifa de $ 10.9 para el transporte de pasajeros, que se incrementará conforme varíe el Indice de Precios al Consumidor en Estados Unidos de Norteamérica.

En el caso de Machu Picchu, como de toda nuestra historia y cultura milenaria, es el pasado de la nación, su identidad, su espíritu nacional lo que está en juego. Las raíces de la nación están presentes en ese legado inca, como lo están en los petroglifos de Checta, camino a Canta, en el centro ceremonial de Kotosh, en Huánuco, o en la Reserva de Paracas, por señalar algunas referencias, muy puntuales. Salvaguardar el pasado, la memoria colectiva de nuestro pueblo, nos hace espiritual y colectivamente fuertes para encarar el futuro sin complejos ni timideces, dispuestos a mirar de igual a igual a otros pueblos y naciones.

Julio C. Tello (1880-1947), el sabio huarochirano, entendía que el fortalecimiento de la conciencia nacional pasaba por mantener vivo, en la generación presente "el sentimiento de dignidad étnica, basada (sic) en la noción de las grandes obras realizadas en lo pretérito, para intensificar nuestra fé y confianza en las obras aun mayores que estamos obligados a realizar en el porvenir". Advirtiendo desde esos años y para las generaciones futuras que "atentar contra la integridad de estos monumentos...es atentar contra los fundamentos mismos de la Historia del Perú".6

Desde la aprehensión de ese pasado es que nuestra visión del entorno natural tiene que reconocerse como sustancialmente diferente al que animó a Occidente, que lo ha llevado a la angustia vital del presente, al verse sumergido en un medio ambiente degradado por el propio hombre, que considerándose llamado a dominar la naturaleza la ha estropeado para sí. Ubicado en las antípodas de esta concepción, el hombre andino, al considerarse parte de esa naturaleza, desarrolló una relación armónica y sostenida de la que Machu Picchu es una excelente demostración, que debe guíar nuestra conducta medioambiental.

Contra lo que usualmente se piensa, el santuario no está constituído únicamente por el monumento arqueológico. Su entorno natural es único, por su belleza y riqueza biológica, desparramada en las 32,592 Hás. que comprende el área monumental que va desde la cima del Salcantay, a 6,271 metros hasta la desembocadura del río Acobamba a 1,725 metros y en la que se ubican una variedad de pisos y nichos ecológicos que dan vida a una asombrosa flora y fauna única en su género. Por ejemplo, los especialistas han estimado que el santuario alberga 300 especies de orquídeas o que su riqueza ornitológica radica en la existencia de 375 especies de aves. En uno y otro caso, por lo accidentado y abrupto del terreno, el inventario está incompleto.

Porque no todo está dicho sobre Machu Picchu. Hay verdades prácticamente establecidas en torno al monumento histórico. Se sabe que se construyó entre el siglo XV y XVI, o que se hizo en los terrenos de propiedad de Pachacútec, pero a la sola pregunta sobre las funciones que cumplió se suscitan varias hipótesis todas ellas atendibles. ¿Fue la famosa "Universidad de la Idolatría" a la que intuitivamente hizo mención el padre Antonio de La Calancha (1583-1654), donde vivían profesores, hechiceros y señores de abominaciones?, ¿o acaso se trataba de un palacio real o de un singular parapeto militar?. Los quechuas cusqueños, durante la Conquista nunca la mencionaron y para los españoles ella sencillamente no existió. La primera pieza del rompecabezas la puso el padre Calancha y la segunda el propio Bingham, quien creyó encontrar la residencia del último de los incas.

Esa parte de la historia, como seguramente otros aspectos sobre la existencia, estructura, carácterísticas, etc. de las construcciones incas, deberán ser dilucidadas en el futuro, como el inventario natural tendrá que ser cubierto para examinar incluso las posibilidades de reconstruir la flora y fauna extinguidas por el maltrato humano. Las Ciencias Sociales y Naturales tienen aun mucho por decir. Pero he aquí que desde hace varios años la existencia misma del Monumento está en peligro. Los incendios forestales provocados en los alrededores, la deforestación, caza y recolección furtiva, el crecimiento urbano espontáneo desde Aguas Calientes en pos de aprovechar el flujo turístico, la llegada sin límites de los visitantes, el tránsito sin control por el Camino Inca a Machu Picchu, en crecimiento conforme aumenta el turismo de aventura, son algunos de los grandes problemas que afronta el Santuario, y que se multiplicarán con la construcción del teleférico.

Pero Machu Picchu es apenas la parte visible de un gigantesco iceberg, porque si se tratara de un diagnóstico del conjunto de lo actuado en la relación del turismo con el patrimonio histórico natural y peruano, los resultados - sin soslayar avances importantes que se han dado - sería muy negativos. Desde esta realidad, a la que se debe sumar la experiencia turística positiva y negativa de otros países, incluyendo sus aportes teóricos y técnicos, es que hay que empezar a manejar la relación entre la necesidad de desarrollar el turismo en el Perú y la conservación y reconstrucción de su patrimonio histórico y natural, aspectos que no son contrapuestos, que merecen un tratamiento integral, pero cuyo acento debe estar en la protección de esos recursos.

Desde esta perspectiva, el turismo adquiere sustentabilidad porque concretamente no se subestima la potencialidad económica de los recursos que poseemos para contribuir al crecimiento y desarrollo económico y social del país; pero, al considerarlos limitados y por ende agotables, y si no soslayamos su inapreciable valor cultural, no arriesgaremos su integridad ni su calidad futura. Este debe ser el fundamento de una estrategia en cuya aplicación debe ponerse en acción a todos los agentes que van a intervenir en el proceso de desarrollo turístico, receptivo e interno: Estado, empresarios, instituciones regionales, municipios, asociaciones culturales y ambientalistas, colegios profesionales, comunidades locales, medios de comunicación, etc., garantizando en determinados casos gestiones autónomas que contribuyan a un proceso de descentralización que cancele el asfixiante centralismo que agobia a los pueblos del interior del país.

Con esta concepción de turismo sustentable, esta actividad puede convertirse en un rubro clave pero no excluyente de los otros sectores económicos con los que debe interrelacionarse en la búsqueda de los mismos objetivos de progreso y bienestar. De este modo nos cuidaremos, como señalaba un especialista en la materia, de caer en el "monocultivo turístico" al considerarlo una especie de panacea, que conlleva al descuido de otras actividades económicas y el riesgo implícito de un descalabro económico ante cualquier cambio brusco en la tendencia del flujo turístico.7

Es que si bien se debe ser optimista por las perspectivas que en términos internacionales brinda el turismo, no puede soslayarse que el Perú es un país receptor de una demanda que responde a situaciones ajenas a nuestro desenvolvimiento económico y social. Dificultades económicas en los países desarrollados, de donde provienen principalmente los turistas que llegan a nuestras tierras, torneos como los del Mundial de fútbol u Olimpiadas deportivas que capturan la atención de turistas potenciales, nuevos centros de atracción, etc., pueden afectar drás-ticamente el movimiento de visitantes, como también pueden darse factores adversos en nuestras propias fronteras. Epidemias como las del cólera, inseguridades latentes en los caminos del país, guerra interna o violencia política, inestabilidad institucional, etc. pueden alejar a los turistas por un buen tiempo, como también a los inversionistas.

La situación es mucho más seria si de turismo interno se trata. Nunca ha existido ni existe una política de promoción del mismo y en la actualidad la insuficiencia de los ingresos económicos se ha convertido en la gran valla para los desplazamientos internos. Una encuesta del INEI aplicada a 9,500 jefes de hogares urbanos reveló que en el 92.9% de ellos no existe la práctica del turismo, aduciéndose la falta de dinero como la razón fundamental de la inactividad turística.8

Expresiones triunfalistas como las que regularmente se escuchan: existe una "impresionante legión de viajeros que se desplazan por todos los rincones del planeta esparciendo a su paso ingentes cantidades de dinero" o aquella de que el turismo puede "constituírse en una solución contundente al problema del empleo en el Perú"9, revelan el explicable ánimo de los empresarios, deseosos de conseguir las mayores facilidades del caso para expandir sus intereses, pero que no reflejan con exactitud las posibilidades económicas del turismo. Ello obliga a tomarlas con cuidado, con mayor razón si de impulsar el turismo sustentable se trata, que se orienta a desarrollar una estrategia planificadora y previsora de todas las contingencias que suele presentar el fenómeno del turismo en realidades como las nuestras.

Un estudio serio sobre el verdadero impacto económico y social del turismo a nivel regional y local de seguro que ofrecería algunas sorpresas por la diversidad de agentes, foráneos y nativos, que ingresan en la operación turística desde que el visitante sale de su país comprometido con un paquete turístico ofertado en el exterior. ¿Cuánto es lo que realmente queda en el país o ciudad receptora?, es una pregunta que muchos se hacen. La misma observación es pertinente para la calidad de empleo generada por el turismo.

Lamentablemente la recien-temente promulgada Ley Nº26961 para el desarrollo turístico, no abona el camino en esa dirección, porque desde el Título Preliminar hasta las Disposiciones Finales se percibe un espíritu estre-chamente inmediatista y crematístico, en cuyo marco el Estado, como ha sucedido en otros renglones económicos, le entrega la iniciativa a los empresarios a quienes, merced a esa Ley, deben creársele las condiciones más favorables10 para su desenvolvimiento patrimonial.

En ese contexto legal, el Ministerio de Industria, Turismo, Integración y Negociaciones Comerciales Internacionales (MITINCE) es el ente rector de la actividad turística y los empresarios del ramo: agencias de viaje, hoteleros y propietarios de restaurantes, operadores de turismo y transportistas aéreos y terrestres se constituyen en un todopoderoso Comité Consultivo de Turismo, encargado de formular "recomendaciones sobre acciones, lineamientos de política y normas relacionadas con la actividad turística"; mientras que el Instituto Nacional de Cultura (INC), el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA) y los Municipios, las instituciones directamente llamadas a proteger, conservar y reconstruir el patrimonio histórico, cultural y natural del país, pasan a ser entidades de segundo orden, subordinadas en los hechos a quienes, de acuerdo a la Ley sancionada, van a ser los principales gestores y beneficiarios de las políticas que en función a dicha norma se ejecuten.

No se necesita ser adivino para prever el desenlace. Al respecto, la experiencia turística internacional y también la nacional es muy rica. Desde la perspectiva del ecoturismo, la isla Galápagos pasó de 12 mil visitantes al año en 1973 a más de 50,000 en 1996; en la Reserva de Paracas en 1976 se recibía un flujo de 14,000 visitantes y a fines de 1995 dicha cifra se había elevado a cerca de 120,000. Es que "...uno puede querer proteger un lugar, pero cuando uno ve los dólares que están entrando, uno piensa que quizás el medio ambiente puede resistir más"11...


Saque usted sus propias conclusiones.


NOTAS

1 Bingham, Hiram, Machu Picchu. Ed. Rodas, Madrid, 1972, p.161.

2 Unesco, Convenciones y Recomendaciones de la Unesco sobre la protección del patrimonio cultural. Ed. Gráfica, Lima, 1986.

3 Sobre el debate en torno a la construcción del teleférico, ver El Dominical de El Comercio de los días 17, 24 y 31 de Mayo del año en curso.

4 El Comercio, 2 de Junio de 1998, p. A9.

5 Mosquera, Alberto, Ventajas Turísticas no explotadas: En Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, Nº 3, Abril de 1997, p. 66.

6 Tello, Julio C. Páginas Escogidas. UNMSM, Lima, 967.pp.105,188

7 Juan Alonso, José María de, La Calidad en el turismo de aventura. En: Foro de Desarrollo Turístico, MITINCE, Lima, 1997,p.97.

8 INEI, El Turismo Familiar Interno en los Hogares Urbanos, Lima, 1998, p.9.

9 Cámara Nacional de Turismo, El Turismo en la transición al próximo siglo, Trujillo, Noviembre de 1997, p.4.

10 La coincidencia entre el gobierno y los empresarios es total. Para Diego Calmet Mujica, viceministro de Turismo, Integración y Negociaciones Comerciales Internacionales, "no hay que entrar en la parálisis del miedo que nos ha tenido 20 años congelados" para aprovechar al máximo la "maravilla del turismo". En cuanto al impasse del teleférico ha afirmado "que todos los parques nacionales se declaran intangibles, pero eso no significa que no se pueda hacer un "bungalow" o transitar por los ríos". Palabras últimas que recuerdan al Presidente del consorcio que construirá el teleférico en Machu Picchu para quien el impacto ambiental de la obra será mínimo "porque incluso el cable será pintado de verde para que se mimetice con el paisaje". El Suplemento Dominical de El Comercio, de los días 31 y 17 de Mayo de 1998, pp. 4 y 7 respectivamente.

11 Zalatan, Antoine, Ecoturismo: Impacto socioeconómico y perspectivas. En: Foro de Desarrollo Turístico, MITINCE, Lima, Mayo de 1997, p.106.



Bibliografía

CABIESES, Fernando, Machu Picchu. Una Ciudad Sagrada, Ed. Gráfica, Lima, 1983. 199 pp.

D’ ACHILLE, Bárbara, Uturunkusuyo, Perú: Parques Nacionales y otras áreas de conservación ecológica,Ed. Peisa, Lima, 1996.361 pp.

FROST, Peter y Jim Bartle, Santuario Histórico Machu Picchu, Ed. Nuevas Imágenes, Lima, 1995. 64 pp.

JIMENEZ, Alfonso, Turismo, Estructura y Desarrollo, Ed.McGRAW-HILL, México, 1992. 487 pp.

MOLINA, Sergio, Turismo y Ecología, Ed. Trillas, México, 1996. 120 pp.

QUIROZ, César A., Ambiente y Recursos Naturales, Ed.TAGE, Lima, 1996. 186 pp.

UNIVERSIDAD SAN MARTIN DE PORRES, Investigaciones en Turismo, Año 1, Vol.1.Ed. Logos E.I.R.L., Lima, 1997.

VALCARCEL, Luis E. Machu Picchu, Ed. Salesiana, Lima, 1979. 103 pp.


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