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Alertan sobre los riesgos de un derrumbe de tierra

(Diario: LA NACION - Bs.As. Argentina)
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El terreno se desliza un centímetro por mes. Machu Picchu, la mítica ciudad de los incas, se balancea sobre un precipicio y estaría en peligro inminente de ser destruida por un derrumbe.

El alerta mundial fue lanzado por un grupo de geólogos japoneses que se encontraban en el área estudiando los movimientos telúricos y se publica en el último número de la revista New Scientist.

Descubrieron que la tierra que se encuentra debajo de las ruinas se está moviendo a una velocidad alarmante y advierten que en cualquier momento una avalancha podría separar las ruinas en dos partes.

Machu Picchu fue el último refugio del imperio inca después de que fue derrotado por los conquistadores españoles en el siglo XVI. Colgada de los Andes, a 2550 metros sobre el nivel del mar, dominando el río Urubamba, al nordeste de Cuzco, la ciudad está construida sobre dos crestas sobre una estribación, con una falda suave sobre la ladera este y una más pronunciada sobre la occidental. Fue descubierta por el arqueólogo Hiram Bingham en 1911 y declarada tesoro de la humanidad por la Unesco en 1983. Ciudad envuelta en misterio. Aún hoy no se sabe cuál fue la finalidad que llevó a los incas a levantar la ciudad entre las montañas, ni cómo sortearon las dificultades que plantea el transporte de los grandes bloques que se emplearon en su construcción. Tal vez por eso, desde siempre, está rodeada de un denso halo de misterio.

Varias son las teorías que se barajan. Algunos apuntan que su construcción se debió a la necesidad de contar con una fortaleza inexpugnable contra los españoles. Otros la consideran una ciudad de vestales, debido a que los restos que se han encontrado allí son casi exclusivamente de mujeres. Lo cierto es que sus templos, nichos, viviendas, escalinatas, observatorio solar y extensas explanadas siguen desafiando todas las interpretaciones.

Los científicos del Instituto de Investigación y Prevención de Desastres de la Universidad de Kyoto instalaron 10 extensómetros para medir la velocidad del movimiento de superficie. Encontraron que una sección de la ladera posterior se está moviendo hacia abajo un centímetro por mes.

Según los científicos -que recientemente presentaron sus hallazgos en un simposio de Tokio organizado por la Unesco-, el movimiento es muy veloz y podría ser el precedente de un derrumbe o deslizamiento importante. Explicaron que no se puede determinar exactamente cuándo ocurrirá esto, pero planean averiguarlo en una próxima etapa de su trabajo.

Kyoji Sassa, jefe del equipo que realizó las investigaciones, estimó que el deslizamiento de tierra tendría una profundidad de alrededor de 100 metros, suficiente como para destruir por completo la ciudad de Machu Picchu.

La estructura de dos crestas -con una zona cóncava en el medio- hace pensar que podría desaparecer en dos etapas. La ladera occidental colapsaría primero, haciendo que la oriental y su cresta quede en una posición inestable. Después, se derrumbaría la segunda ladera.

Las avalanchas son comunes en esa región; de hecho, la base sobre la que descansa la ciudadela está hecha de rocas de un desplazamiento previo. Los investigadores japoneses explicaron que esto no es infrecuente: las ciudades construidas sobre las montañas generalmente se asientan sobre áreas propensas a los deslizamientos porque sólo allí hay provisión asegurada de agua y tierra.

Según la publicación científica, Sassa descubrió que pequeñas caídas de rocas y deformaciones ya han dañado las estructuras de Machu Picchu. Una línea de distorsión corre de Norte a Sur dentro de la ciudadela y los edificios que se encuentran en esa zona muestran signos de deterioro.

Un popular albergue y café tuvo que ser reparado después de sufrir daños estructurales por los movimientos telúricos.

Los investigadores no sólo quieren determinar cuándo ocurrirá el deslizamiento, sino también cómo impedir el desastre.

Según informa la BBC, los funcionarios peruanos encargados de velar por la preservación del monumento de la humanidad, por su parte, negaron firmemente que los movimientos de tierra representen un riesgo inminente.

Según el director del Instituto Nacional de Cultura de Cuzco, las ruinas se monitorean 24 horas por día para detectar cualquier posible actividad sísmica, y no hay ningún informe en contrario.

Sin embargo, admitieron que hay una falla geológica en la región que podría causar dificultades. De hecho, ya hay un debate en torno de cómo proteger mejor las ruinas incas.

El año último se limitó el número de visitantes para evitar un proceso de erosión acelerada. Pero para los conservacionistas las medidas no son suficientes.


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