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¿Se arruina Machu Picchu?

Hirania Luzardo Univision Online, Miami
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Orieta Medrano es una más entre los muchos peruanos que en los últimos años se han mudado hasta Cuzco. La razón es las fuentes de trabajo que genera el turismo en la zona. Esta cantidad de personas en el lugar conspira contra la zona arqueológica de Machu Picchu.

"La gente quiere hacer dinero y ha llegado una avalancha de personas que han puesto restaurantes, comercios, tiendas de artesanía y no cuidan el lugar. Tiran la basura. Después se van del pueblo y dejan todo el desastre", dice Medrano, quien trabaja en las oficinas de la municipalidad de Aguas Calientes.




Basurero en llamas
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Residentes del lugar confirman que en las afueras del pueblo, a lo largo de las márgenes del Río Urubamba que conduce a Puente Ruinas, hay un basurero que tiene casi 10 años y donde hay una inmensa cantidad de material tóxico.

"A la semana se sacan como mínimo unas tres toneladas de basura del Camino Inca y se trasladan cada sábado o domingo en un vagón de ferrocarril a un vertedero en Cuzco", explica Gustavo Benza, director ejecutivo del Instituto Nacional de Cultura (INC), la entidad encargada de velar por la protección del patrimonio cultural de las ruinas.

Orieta Medrano, sin embargo, dice que las autoridades municipales de Aguas Calientes todavía no tienen un plan agresivo para eliminar el grave problema de la basura ni para sancionar a los cientos de turistas inconscientes que constantemente tiran desechos.

Gustavo Benza agrega que también hay agencias de viajes falsas que no cumplen con las especificaciones de las entidades registradas. Así, organizan excursiones y no les exigen a los turistas que cuiden el lugar. "Les dicen a los visitantes que dejen los restos de comida porque después se recogen. Eso, por supuesto, nunca pasa y sólo hacen una explotación salvaje del sitio", añade el funcionario del INC.



Miles de turistas por día
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A pesar de que el precio de las entradas a las ruinas subió de 17 a 50 dólares por persona, la excesiva llegada de turistas al lugar continúa. Informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) confirman que el tránsito por el Camino Inca era de 6 mil turistas en 1984. En 1998 ese número llegó a 66 mil personas.

Según los estudios de este organismo, el tren que va desde Cuzco a Aguas Calientes debe transportar una capacidad límite de 1,680 personas por día y los helicópteros, unos 50 pasajeros. Todo esto se viola diariamente.

Herman Van-Hoof, jefe de la misión de la UNESCO -que en octubre de 1998 fue a Machu Picchu a realizar un estudio ambiental del área- dice que a ellos se les informó que en temporadas de alta afluencia de turismo, la Ciudadela -como se llama a este patrimonio- ha recibido hasta 2,700 visitantes por día, cuando el límite es 500.



Un entorno afectado
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"Nuestra misión comprobó que las zonas que circundan la Ciudadela están siendo muy afectadas en su integridad visual", agrega Van-Hoof .

"Está el hotel de Machu Picchu, los baños públicos, las oficinas de control y venta de boletos, las cabinas de teléfonos, los edificios con antenas en Puentes Ruinas. Hemos recomendado que no se hagan más construcciones. De lo contrario, habrá una reducción obligatoria de estas instalaciones ", explica el especialista desde la sede de la UNESCO, en París.

Otros de los elementos que degradan los valores naturales de Machu Picchu son el mal estado de las carreteras, los más de 20 ómnibus que realizan el viaje de 30 minutos desde Aguas Calientes hasta la Ciudadela -los cuales no están en óptimas condiciones y contaminan el ambiente- y las viviendas improvisadas de personas que perdieron sus casas cuando hace unos años hubo una avalancha y destruyó el poblado de Santa Teresa.



Discusión por el teleférico
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La polémica ha llegado a su punto máximo con el plan de construir un teleférico, que uniría a Aguas Calientes con la Ciudadela. El proyecto, estimado en 8 millones de dólares, fue visto por algunos promotores turísticos y representantes gubernamentales como la solución para eliminar el tránsito constante de ómnibus.

Aunque recibió una aprobación preliminar del gobierno peruano, aún no hay una decisión final. Se espera, además, un estudio riguroso de impacto ambiental que será supervisado por el Instituto Nacional de Recursos Naturales de Perú (INRENA), y la UNESCO.

La misión de este organismo internacional señaló en su informe que la construcción de este medio afectaría la visibilidad de las ruinas desde cualquier punto, lo que degradaría el entorno natural de la zona.

José Miguel Gamarra, viceministro de Turismo, dijo que lo más preocupante era la cantidad de personas que estima trasladar el teleférico: 800 turistas por hora. "Serían 8 mil personas por día. Esto rebasaría la capacidad límite natural de Machu Picchu", enfatiza Gamarra.

"A pesar de los beneficios económicos que deja el turismo en Machu Picchu -hablamos de 6 millones de dólares al año- nosotros queremos limitar la afluencia de turistas a la zona. Nuestra prioridad es salvar el patrimonio. No podemos desarrollar el turismo masivo y poner en riesgo nuestras riquezas", concluye el viceministro.



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