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El náufrago


El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa de una diminuta y deshabitada isla. Oró fervientemente a Dios pidiéndole ser rescatado, y cada día escudriñaba el horizonte buscando ayuda, pero no parecía llegar.

Cansado, finalmente optó por construirse una cabaña de madera para protegerse de los elementos y almacenar sus pocas pertenencias.

Un día, tras de merodear por la isla en busca de alimento, regresó a casa para encontrar su cabañita envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había ocurrido... lo había perdido todo. Quedó anonadado con tristeza y rabia.

-¡Dios: ¿cómo me pudiste hacer esto a mí?- se lamentó.

Temprano al día siguiente, sin embargo, fue despertado por el sonido de un barco que se acercaba a la isla. Había venido a rescatarlo.

-¿Cómo supieron que estaba aquí?- preguntó el cansado hombre a sus salvadores.

-Vimos su señal de humo- contestaron ellos.

Es fácil descorazonarse cuando las cosas marchan mal. Pero no debemos desanimarnos, porque Dios trabaja en nuestras vidas, aun en medio del dolor y sufrimiento.

Que Dios nos ilumine y nos entreguemos siempre a El, para que haga con nosotros lo que El desee, esa sería la mayor de las felicidades.


- Autor Desconocido -




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Ultima actualización: 13 October, 2001