Alberto Ruy-Sánchez

Marabunta

 

Cuando te miro

me crece

un ejército de hormigas.


Avanza rumoroso por mis manos.

Me estira la piel.

Se anuncia, no me deja.

Desde mis piernas respiran
un aire diminuto, entrecortado.

 

Desde el fondo

de mi vientre

presienten la obscuridad

más húmeda

del tuyo.

Como un sol negro

las hipnotizas.

 

Te huelo y

mis hormigas

se trastornan,

se tambalean.

Te toco

żo sueño que te toco?

y corren enloquecidas.

 

Desde el fondo

de mi sangre

apresuradas,

sueñan

que hunden sus dientes

en tu carne,

y en la mordida sienten

tu parpadeo.

 

Crece en el aire

la anchura palpitante

de labios largos

entre tus piernas,

enrojecidos.

 

Tu más bella flor

carnívora

saborea sin cesar

el paso tenaz

demorado y repetido

de todas mis hormigas.

 

Adentro

te descubro

hecha de hormigas negras

desquiciadas,

tan necias como las mías.

 

En el espejo doble

de hambre y sed

y sed y hambre

que ilusamente llamamos

nuestros cuerpos,

tus hormigas y las mías,

se topan boca a boca.

Se reconocen o se imitan,

se devoran o se extravían

confundidas

entre tantas hormigas

tan mordidas.

 




| Para regresar a la ANTOLOGÍA |
•••
LIBROS | BIOGRAFÍA | ANTOLOGÍA | CRITICA SOBRE SU OBRA | ENTREVISTAS | CALENDARIO | MOGADOR