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1. Jorge Asbun Bojalil: Quisiera, si me lo permite, ahondar en ciertos aspectos que tienen que ver con la poesía. Entiendo que el primer texto publicado por usted, al cual le reconoce un grado de poesía, es LA INACCESIBLE, del cual dice que es un poema relato, cito: La ciudad [Mogador] se convirtió para mí en la presencia de una mujer, una amante exigente. Y comencé a escribir esta llegada al puerto y los primeros pasos dentro de ella como si se tratara de la descripción sexual de un acto amoroso: entrar en la ciudad como entrar en una mujer y conocerla un poco más. Llamé a ese poema relato La Inaccesible y en él traté de crear la sensación erótica sin usar nunca una palabra relativa al cuerpo.
Según he investigado, (LA INACCESIBLE, Revista Vuelta, núm. 100, marzo de 1985), podría ser entonces, el primer texto de creación literaria publicado por usted.


1. Alberto Ruy Sánchez: Publiqué mis primeros textos literarios en revistas escolares. Es decir, en los años sesentas. En la escuela de jesuitas donde estuve desde los 12 años había varias publicaciones. Siempre participé en su factura además de escribir en ellas. Y en las clases siempre se escribía, no sólo en las de literatura. Mientras las reglas de los géneros eran una regla para algunos profesores para otros lo importante era la calidad de la escritura. Creo que desde entonces comencé a desarrollar la creencia de que todo buen texto incluye ideas, asombros y narraciones: ensayo, poesía y relato si se insiste en separar lo indivisible. La lectura de un texto antiguo es una iniciación a su música, a su significado único, a la manera en que se desarrolla todo dentro del texto en el que siempre hay un antes y un después, un deslumbramiento instantáneo y una idea interesante, debatible. Entre más conoces de la historia literaria en diferentes lenguas más te das cuenta de que en el origen de toda escritura está la poesía. la separación de géneros es posterior y, además, es cultural, es decir es distinta en cada cultura. En mis primeros textos publicados había, tal vez, una influencia de Oscar Wilde y de Lewis Carroll, son relatos con imágenes poéticas y un juego de lógica lúdica. Hasta en los textos de crítica a los rituales de la escuela, las condecoraciones, los certámenes retóricos, las ceremonias masivas, que me parecían vetustos, exagerados e inútiles, hay imágenes fuertes e intensas conduciendo las ideas. Una vez, un cuento con la descripción, según yo muy velada y metafórica, de un profesor de matemáticas me llevó a ser reprobado en una de las materias que para mí eran más fáciles. La pasé finalmente como examen extraordinario. Mi primera publicación fuera del ámbito escolar fue en la revista El Cuento, que dirigían Rulfo, Arreola y Edmundo Valadés. Y era un micro cuento que se podría considerar un poema narrativo. La carta de los editores llegó ocho o nueve meses después de mi envío. Yo ya odiaba lo que había escrito y estaba feliz de que no lo hubieran considerado. Me alegró la publicación, por supuesto. Pero me dio una terrible decepción que siendo muy breve tuviera varias erratas. Y la carta generosa de la redacción, dándome "palmaditas en la espalda", elogiando mi texto, me enseñ que yo tenía que ser el crítico más severo de mi escritura y decidí que no volvería a publicar nada que no pasara una larga prueba del tiempo, de regresar al texto con otra cabeza y rescribirlo todo. Y si podía, trataría yo mismo de cuidar la edición. El primer deseo, el de no publicar fue fácil porque en 1975 me fui de México y dejé de tener contacto con mi entorno. Allá, viviendo en París, y con el primer viaje a Marruecos como un parte aguas, en otro contexto literario, llevé a cabo la búsqueda de mi propia voz. Antes de publicar la "La inaccesible" en 1985, algunos años antes de mi regreso a México (tal vez 1979), por insistencia de Huberto Batis publiqué una primera versión más breve que se llamó "Llegada a Mogador", en una revista que él dirigía para el Colegio de Bachilleres.

2. JAB: En ese sentido me parece interesante el descubrir que la poesía y la prosa, desde inicio, fueron de la mano en su creación, y aunque aparentemente ha sido de más peso en su producción y en su reconocimiento la prosa, la poesía es la "otra mitad" que ha logrado aportar una producción tan rica en imágenes y metáforas, ?no le parece? Habría que considerar entonces dos hechos importantes, Mogador, como arranque o motor de su creación, y la poesía como una forma de poder poner en palabras los sentires, pensamientos, imágenes, y un enorme etcétera, de lo que ha querido expresar el autor y que, la prosa por sí sola no fue suficiente. En su opinión, ?qué puede decir mejor la poesía, que la prosa?

2 ARS: Es cierto que para mí la poesía y la prosa han estado siempre ligadas de manera indisoluble. Pero incluso en su mezcla, en su mestizaje profundo dentro de mi escritura, la diferenciación no existe. En algunos casos como gradación tal vez. A mi me acomoda la respuesta del poeta y novelista Pier Paolo Pasolini cuando le preguntaban ?qué es la prosa? Y el respondió: "La prosa es la poesía que la poesía no es."
Cuando escribí "La inaccesible", que aparece hasta el segundo libro de Mogador (el tercero en la edición del Quinteto), y cuando escribí la composición que es Los nombres del aire, lo único que no me preocupaba es decidir o saber en qué genero se podría clasificar al libro. Me importaba que fuera una obra lo más "perfecta" posible en la medida de mis posibilidades: lo mejor que yo podía hacer entonces. Mis entrenamientos técnicos tomaban herramientas de todas partes para pensar y construir mi estructura literaria: de la música, de los textiles tradicionales, del arte visual desde el collage hasta el cine, de los relatos etnográficos, de los contadores tradicionales en las plazas públicas, de la arquitectura islámica, es decir no solamente de la prosa o la poesía.
El resultado fue un producto extraño que al principio incomodaba a los editores que leyeron el manuscrito porque no sabían cómo acomodarlo en sus estructuras mentales. Los editores de poesía me mandaban con los de novelas. Y, además, lo mío no es prosa poética. Es algo más complejo y sincrético. Me di cuenta de que tenía que forjar un concepto para que se pudiera describir y aceptar mentalmente mi libro. Inventé entonces toda una teoría sobre "La prosa de intensidades". Y publique varios artículos sobre ella, que están recopilados en mi libro Al filo de las hojas. Incluso busqué antecedentes en nuestra lengua y eso me llevó a editar las obras de José Martínez Sotomayor, el más relegado de los Contemporáneos, autor de una bella novela llamada La rueca de aire. Muy pronto dejé de explorar esa teoría de "La prosa de intensidades" porque me di cuenta de que servía para no leer mis libros, para clasificarlos y creer que se les describía con una frase. Paré de hacerlo. Pero tal vez debería retomar esa reflexión más adelante. Se escribe de tal modo para decir algo que no puede ser dicho de otra manera, no por artificio. Decir una dimensión humana sutil, la del deseo y sus paradojas e intensidades.
Lo maravilloso es que, si bien los editores y los críticos tenían problemas para clasificar y ordenar en sus libreros mentales lo distinto, lo raro, el público no. Y el libro fue aceptado desde el comienzo, sobre todo por un público femenino al principio. Par el cual, la sutileza y delicadeza de lo que podríamos llamar poético en la narración de Los nombres del aire parecía interpelarlas íntimamente, como dijo una escritora árabe, Fátima Zohra Larbi: "A las mujeres, los libros de Ruy Sánchez nos hablan al oído." Aunque al principio los hombres de mi generación me acusaron de "prosa afeminada" y hasta "claudicante frente a las mujeres" (ese supuesto insulto me encanta), el público femenino lo convirtió en libro de culto que, en las generaciones siguientes, ya hombres y mujeres leyeron con otros ojos y otra sensibilidad. Entonces, más que haber obtenido reconocimiento a través de la prosa, mi sensación es que fue "lo poético" en mi escritura anfibia lo que me dio un público lector amplio y constante; y un reconocimiento, finalmente. Pero junto con lo poético y lo narrativo está el pensamiento, la reflexión implícitas y explícitas en diferentes grados. Por eso a mí me interesa especialmente un tipo de escritura que en el mundo árabe llaman "el adab", donde todo se mezcla armónicamente.

3. JAB: Ya que cité sus palabras del texto de la revista Fractal, quisiera ahondar en algo, ahí usted establece nueve regalos que le ha dado Marruecos, quisiera que haga favor de ampliar el cuarto, "El regalo de una poética del asombro, que ahora es prácticamente la base de todo lo que escribo."

3. ARS: Soy un escritor, como te has dado cuenta, que no es menos poeta que ensayista. La reflexión sobre el oficio me ha interesado siempre especialmente. En el libro más ensayístico del Quinteto de Mogador, en La mano del fuego, se pone en escena una explicación de lo que me gustaría llamar "Una poética del asombro". Pero es también el tema principal del último libro que escribí para el Quinteto, que está colocado como el primero, es decir, como introducción al conjunto: Nueve veces el asombro.
En un capítulo de La mano del fuego que se llama: "Las cabras y la experiencia del asombro: hacia la poesía", se explica el paso de una experiencia sorpresiva (el descubrimiento de las cabras sobre los árboles unos cuantos kilómetros al sur de Mogador) a la construcción de una manera de estar en el mundo a partir de esa experiencia repetida y de sus consecuencias tanto en la vida cotidiana como en el amor y en la creación, para mí en la escritura. Toda La mano del fuego es finalmente la formulación más explícita de esa poética que está implícita en todos los libros del Quinteto de Mogador.

4 JAB: Creo que ahora es pertinente traer el canto XII de "La inaccesible" a la entrevista: Me acercaba a ti sin saberlo. Antes de la medianoche ya habría visitado tu más profunda ciudad y laberinto: encontraría en tu luz un hueco, un mar en el viento, un eco antes del ruido. Me hablarías, con la lengua fugaz de un tiempo roto, de las alas de la calle, de la vida de las piedras más allá de sus orillas. Pero en ese instante, a las doce, estando con certeza en ti, en tus mareas, fuiste al mismo tiempo furia quieta, conversación de dudas: la inaccesible.

4. ARS: El canto final de "La inaccesible", como la última novela del Quinteto, anuda los hilos sueltos, vuelve visibles los que corrían por detrás del tapiz, da a la composición no una conclusión sino una intensificada perspectiva sobre el conjunto. La demostración que el todo es más que sus partes y es otra cosa.
La sensación erótica en la llegada inicial al puerto que se vive como penetración es al final asombrosa comprobación de que el personaje que relata, el narrador o poeta, así la vive también. No es una declaración objetiva desde una tercera persona distante, es un personaje más quien lo dice. Quien nos mete en su experiencia poética y erótica, en su asombro. Hace del narrador alguien flotante en la luz.
El concepto mismo de autor y su identidad es cuestionado y es mutante a todo lo largo de mi obra. Siempre hay varias voces en acción y una escena más amplia, una visión más amplia, como una cámara y un narrador que se alejan incluyendo mucho más.

5. JAB: Desprendido de lo anterior y tratando de ahondar en más claves para adentrarnos a la parte de su poesía, me llama la atención un elemento que cruza, de lado a lado su creación, es el de la luz. Que es, por supuesto lo que normalmente entendemos por dicha palabra, pero también parece ser algo por donde nos podemos adentrar a un cuerpo para conocerlo, para poseerlo. También un puente: se dice en el canto VIII que "en Mogador estaba la única escalera -la espiral de luz- que unía al cielo con la tierra." Conecta, entonces lo sublime con lo terrenal, y se presenta como el "entre" de dos mundos. En "Dos cuerdas", podemos entender esta luz otra vez como el puente entre lo animado y lo inanimado., leemos: "Después del grito, lanzaste hacia atrás la cabeza tensando como un arco la espalda, abriendo un hueco luminoso entre la cama y tu cuerpo. Quise tocar esa tensión y metí la mano en la luz: acaricié sin verla esa cuerda doble anudada de tus nalgas a la nuca."

5. ARS: La luz es clave en todo lo que he escrito, incluyendo mis ensayos sobre la melancolía. De la que se sale tan sólo por la luz de lo poético cotidiano. Incluso Los sueños de la serpiente es una exploración de lo más obscuro del deseo pero al mismo tiempo una afirmación de "las islas de luz" que siempre existen y que nunca debemos dejar de lado porque en ellas está lo que puede salvarnos.
Como lo será también más claramente todavía en Luz del colibrí. La luz es el método de conocimiento de la amada más que de posesión. Trato de separar esos dos conceptos.
La luz es el método pero también es la meta.
La luz es la llama que nos interpela, que nos atrae. Y es el fuego que anhelamos tocar, aunque ya desearlo quema. Y hacernos uno con la luz es el anhelo superior que el erotismo logra, aunque fuera por un instante.
La luz es material e inmaterial al mismo tiempo. Es contingente e inmediata y al mismo tiempo, como si se transformara, es lo que está más allá, lo trascendente, lo sagrado, lo divino. La persona amada y amante convertida en deidad. Alcanzada y en el instante después, si sigue siendo deseada, inalcanzable pero que de todos modos anhelamos de nuevo. La luz es metáfora perfecta del deseo, no inconcluso sino realizado una y otra vez y siempre vivo.

6. JAB: La luz aparece entonces como la quintaesencia, algo más, de lo que comúnmente nombramos con la palabra amor; y que en "En ti descubrí la luz" encontramos:

En ti descubrí la luz,
el filo al pensar,
la vida plena,
el sol que en todo está,
el goce,
el esplendor,
el ansia de amar.
Toda esa luz está
en tu boca
cuando me besas."

"El secreto de la luz", nos habla de dos luces, una que está en la persona, y otra en la misma luz, lo cual hace pensar que se trata de una especie de energía o alma que está en lo que nos rodea.

Me iniciabas
al secreto de tu luz
y sus letras cambiantes.
Escribías
con luz
en la luz del aire
el río ritual
que nos ataba
y desataba."


6. ARS: La luz es también la lucidez: descubrir en la persona amada una nueva visión de la luz es descubrir su inteligencia multiplicando su belleza inmediata y todas las sensaciones que nos entrega. "El filo al pensar" que nos da una plenitud de todos los sentidos, de todas las experiencias con esa persona cada vez más intensamente significativa. La luz está en un beso, en todas las dimensiones de una presencia.
Lo contrario sucede cuando se descubre, en una mujer bellísima, en una modelo profesional, de belleza reconocida y hasta estereotípica, por ejemplo, una nube de falta de lucidez que opaca su esplendor. Y, literalmente, para el poeta, la afea.
Por otra parte, se puede hablar del "secreto de la luz" de una persona al pensar y sentir que en ella hay algo que descifrar, algo que no es tan evidente porque es muy profundo y no se entrega de inmediato.
Diferenciar entre la luz del día, (la luz del aire) y la luz de la persona es parte de esa iniciación a lo más profundo y trascendente y hasta divino que podemos descubrir en quien se desea o en quien se ama.

7. JAB: Un "reflejo" más. El presente poemario abre con la siguiente declaratoria:

"Soy el camino que tomo,
la luz de la tarde, el polvo,
la velocidad, las curvas,
la ilusión de ir con el viento.
Soy la distancia variable,
el tiempo que es muchos tiempos,
la línea que se interrumpe,
la continuidad del cuerpo."

Ahora la luz, se presenta como una luz equilibrada: la de la tarde, diferenciándose de la de la mañana que puede cegar, o la del crepúsculo que hace difusas las imágenes, pero esa luz es el poeta mismo, quien será testigo fiel de todo cuanto ande, de todo lo que recorra en ese camino, que es la vida misma, y nos lo hará visible escribiéndolo-describiéndolo.


7. ARS: Es un poema tan antiguo en mi escritura que la luz no se había vuelto tan múltiple y compleja como lo sería después. Sin embargo, ya hay una erótica muy similar a la actual en su dimensión de contacto y fusión con el mundo a través de los cinco sentidos y sus poderes de ser intercambiables (en sinestesia: "oír con los ojos", etcétera). Una transformación del cuerpo del poeta en todo eso que lo impresiona y lo seduce, en todo lo que mira y admira, en todo lo que toca. Es una metamorfosis en el acto dela escritura como experiencia que multiplica en el poeta su existencia para multiplicar su esencia. Eso que Spinoza llamaba aumentar "nuestras posibilidades de ser".