Charles Darwin.

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CHARLES DARWIN (1809-1882)Naturalista y filósofo inglés autor de la célebre teoría sobre al evolución de las especies llamada darwinismo, que desarrolla en su obra, Del orígen de las especies por medio de la selección natural. ------------------------------------------------------------------------ Darwin y su teoría, por Richard E. Leakey La primera edición completa de El origen de las especies se agotó el mismo día que apareció, el 24 de noviembre de 1859. La segunda edición salió a la venta en enero de 1860 y, en total, el libro se editó seis veces, en vida de Darwin. Desde su aparición, se le han hecho numerosas reimpresiones y se ha traducido a más de treinta idiomas. Aunque primordialmente, y ante todo, es un clásico científico, El origen de las especies fue escrito para el público culto de la época de Darwin, y por eso tiene un valor literario único entre las obras de imaginación científica. Fue un libro importante en tiempos de su autor y lo sigue siendo, ya que la teoría de la evolución es la piedra angular de la biología moderna, y la obra de Darwin es el cimiento en que descansa dicha teoría. Sin embargo, no fue Darwin el primero en proponer que las especies de plantas y animales Pueden cambiar con el tiempo. A fines del siglo XVIII el abuelo de Charles, Erasmus Darwin, escribió un relato sobre la evolución y, poco después, en 1809, el naturalista francés Jean Baptiste de Lamarck publicó su Philosophie zoologique, que contenía sus propias especulaciones sobre la mutabilidad de las especies biológicas. De hecho, el propio Darwin menciona no menos de veinte predecesores que habían escrito sobre aspectos de la evolución. Pero es a partir de Darwin que se origina la teoría moderna de la evolución. ¿Por qué? Principalmente por dos razones. La primera de ellas, es que Darwin examinó paciente y sistemáticamente todo tipo de evidencia relacionada con su tema. De joven pasó cinco productivos años como naturalista a bordo del H.M.S. Beagle (1831-1836). Durante ese largo viaje alrededor del mundo se convirtió en un excelente naturalista, observando, coleccionando y meditando constantemente sobre los numerosos fenómenos geológicos y biológicos con que se enfrentaba. Ya en 1837 empezó a dudar de la permanencia e inmutabilidad de las especies y, aunque entre 1837 y 1859 estuvo muy ocupado con diferentes actividades científicas, la cuestión del origen de las especies —que en aquel momento los científicos llamaban "el misterio de los misterios "— siempre lo persiguió. Durante esos años leyó mucho, pensó profundamente y experimentó con sumo cuidado. Como resultado, El origen de las especies es un trabajo de amplitud y profundidad extraordinarias. La segunda razón es que Darwin fue capaz de proporcionar un mecanismo plausible para explicar cómo las especies pueden cambiar: la selección natural. En Darwin apareció tal idea por vez primera en 1838, después de leer el Ensayo sobre el principio de la población de Thomas Malthus, religioso y economista político de principios del siglo XIX. Inicialmente Malthus se preocupó por la población humana, pero señaló que es un principio de la naturaleza que los organismos vivientes produzcan más individuos de los que normalmente se espera sobrevivan hasta alcanzar la madurez que les permita reproducirse. Un roble da origen a cientos de bellotas anualmente; un ave procrea varias docenas de pajarillos en su vida; y un salmón desova por millares al año; cada uno de ellos puede llegar a convertirse en adulto. A pesar de esta capacidad de reproducción masiva, la población adulta tiende a permanecer en número estable de generación en generación. El trabajo de Malthus ayudó a Darwin a percibir un punto importante: podría haber selección entre la descendencia que sobrevive y la que perece. Puesto que los miembros individuales de una especie difieren ligeramente entre sí, aquellos que cuentan con ciertas características que les proporcionan ventajas, por ejemplo para alimentarse o para escapar de los depredadores, tendrán mayores oportunidades de sobrevivir. Aceptando la variación, cuyos resultados pueden observarse par doquier, la selección natural, de acuerdo con Darwin, puede influir en la evolución biológica (o lo que él llamó "descendencia con modificación"). De igual manera que el hombre puede efectuar cambios sorprendentes en animales domésticos seleccionando artificialmente algunas características que considere deseables, así la naturaleza "selecciona", entre los miembros de una especie, aquellos que mejor pueden afrontar los rigores de la vida. Como las condiciones del medio cambian, la selección natural favorece determinadas características en una población que varía al azar. Tal como afirmó el filósofo evolucionista del siglo XIX Herbert Spencer, la naturaleza garantiza "la supervivencia de los más aptos". Darwin, por lo tanto, no fue el primero en exponer una teoría de la evolución, pero fue suyo el primer relato convincente y maduro. Resulta que aun el principio de la selección natural no fue solamente de él, ya que el naturalista Alfred Russel Wallace (1823-1915) lo detectó, independientemente, en 1858, antes que Darwin publicara los resultados de su minuciosa investigación. Wallace no conocía a Darwin, pero supo de su reputación como naturalista que tenía opiniones nada ortodoxas, y entre ambos se mantuvo correspondencia, en términos generales, sobre el tema de la permanencia de las especies. Wallace envió a Darwin su breve ensayo On the Tendency of Varieties to Depart Indefinitely from the Original Type, en donde se explicaban los principios de la selección natural, sin saber que Darwin ya los había descubierto, ni hasta qué punto su ensayo se adelantaba a la obra principal de Darwin. En la carta que acompañaba su ensayo, Wallace pedía a Darwin que leyera su trabajo y, de considerarlo conveniente, lo hiciera llegar a Charles Lyell. Al principio Darwin estaba desconcertado, pero Charles Lyell y Joseph Hooker, que simpatizaban con sus opiniones y lo habían urgido a que las publicara, arreglaron todo para que una memoria conjunta Darwin-Wallace sobre la selección natural, se leyera ante la Sociedad Lineana en julio de 1858, y posteriormente se publicara en el Journal of the Linnean Society ese mismo año. Tanto Darwin como Wallace se comportaron generosamente, y a pesar de que el segundo era un prestigiado naturalista, siempre otorgó a Darwin el crédito principal. Al igual que Darwin, Wallace llegó a la comprensión de la existencia de la selección natural después de leer la obra de Malthus. En vista de los trabajos llevados a cabo por Wallace, Darwin desistió de su esfuerzo por escribir un extenso libro sobre la selección natural, que había empezado en 1856 (nunca lo terminó), y encauzó sus energías hacia un trabajo más corto sobre la evolución. Este trabajo fue El origen de las especies. Como hemos visto, con este libro Darwin alcanzó un doble objetivo: anunció el testimonio de la evolución y describió el mecanismo por el cual se pueden formar nuevas especies. Durante su vida, Darwin tuvo más éxito con la primera de dichas aportaciones, ya que El origen de las especies convenció a muchos colegas liberales de la existencia de la evolución biológica. Tan persuasiva fue la serie de evidencias recopilada por Darwin, que Thomas Huxley, al leer por vez primera su obra, exclamó: "¡Qué tonto fui al no pensarlo antes!" Pero aun Huxley, quien se llamó a sí mismo "guardián de Darwin" y se convirtió en el más enérgico defensor de su obra a finales del siglo XIX, no creyó que la selección natural hubiera quedado demostrada como el principal mecanismo del cambio evolutivo. Dado que la selección natural no había sido probada experimentalmente, Huxley y otros naturalistas se reservaron su entusiasta aprobación, y el propio Darwin inició la búsqueda de mecanismos adicionales. Darwin escribió otro libro sobre uno de estos mecanismos suplementarios —la selección sexual—, el cual comentó brevemente en la sexta edición de El origen de las especies. En dicha edición se basa el presente volumen. Pero es claro que aun la crítica excesiva sobre lo apropiado de la selección natural como medio responsable de la evolución, no cambió la idea de Darwin de que aquélla es, con mucho, el mecanismo más importante. No es sino hasta el siglo XX que somos capaces de apreciar cabalmente el genio de la tenacidad de Darwin, ya que la genética moderna, la observación de campo y la investigación de laboratorio nos han demostrado el poder explicativo de las teorías de Darwin. Ha quedado en claro que la síntesis del trabajo de Darwin sobre la selección natural y la obra de Gregor Mendel sobre la genética ofrecen un cuadro coherente e inteligible sobre el cambio evolutivo, especialmente después de 1920 con los escritos de genetistas de población tales como Sir Ronald Fisher, J. B. S. Haldane y Sewall Wright. A esto se le ha llamado la síntesis neodarwiniana: darwiniana porque acepta la selección natural, y "neo" porque emplea las teorías de la herencia que,, Darwin desconocía, a pesar de que Mendel publicó su obra clásica en 1866. Volvamos ahora a los detalles de esta síntesis neodarwiniana. Es significativo que muchos de estos neodarwinianos de principios de siglo estuvieron interesados en poblaciones totales de plantas y animales, ya que fue Darwin, sobre todo, quien propició el cambio de pensamiento en la biología moderna, de la noción de tipología a la de población. Antes de Darwin la mayoría de los biólogos concebían las especies como grupos fijos y eternos ordenados por Dios. Puesto que Dios había creado directamente las especies individuales de plantas y animales, cada especie tenía sus características esenciales definidas —y se aceptaba tácitamente que eran las mismas que poseía el individuo original o la pareja reproductora de cada tipo de especie. Aunque algunos naturalistas reconocían que era posible cierta variación dentro de la especie, los científicos predarwinianos insistían en que había límites naturales para tal variación. Darwin demostró cómo la "descendencia con modificación" puede dar origen a la aparición de nuevas especies. Al igual que los biólogos modernos, constató que, en un punto fijo en el tiempo, las especies tienen una existencia real: la noción biológica no es tan sólo una abstracción humana. Para los fines de su argumento, Darwin evitó dar una definición exacta pero, en El origen de las especies, está implícita una idea de especie semejante a la concebida por científicos contemporáneos, quienes la definen como aquella población que simultáneamente es comunidad reproductora, unidad ecológica y unidad genética. Esto significa que los individuos que constituyen determinada especie pueden cruzarse entre sí, ocupan el mismo nicho ecológico, generalmente compiten por el mismo alimento y sufren las mismas clases de depredadores; también comparten el mismo conjunto de genes que pasa de generación en generación. Darwin habría aceptado la mayoría de los métodos que emplea el biólogo moderno para diferenciar las especies y explicar el proceso de formación de las mismas. No debe pensarse que la biología evolutiva no haya alcanzado grandes logros desde los tiempos de Darwin. Los ha tenido, y el propósito de la presente edición (Charles Darwin, El origen de las especies. Ilustrado. Versión abreviada e introducción de Richard E. Leakey. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, México 1980) es poner al alcance del lector moderno la obra de Darwin, así como explicar de qué manera la investigación moderna ha ampliado nuestro conocimiento acerca de los problemas que él enfrentó.

------------------------------------------------------------------------ "Una diferencia inferior a un grano en una balanza puede determinar qué individuos han de vivir y cuáles pereceránCharles Darwin nació en Sherewsbury, Inglaterra, en 1809. Era hijo y nieto de médicos. Su abuelo, Erasmus Darwin fue un célebre médico y poeta del siglo XVIII, precursor de sus teorías y al que no llegó a conocer. Su madre, Susannah Wedgewood murió cuando él tenía ocho años y la hermana mayor (de los seis hermanos, cuatro eran chicas) asumió la tarea de educarlo. Después de estudiar medicina en Edimburgo durante dos años, ingresó en Cambridge para estudiar teología. Uno de sus profesores, el botánico Dr. Henslow le hizo recuperar su interés por las ciencias naturales, y en especial por la geología, botánica y entomología. Por recomendación suya se embarcó en el Beagle como naturalista de la expedición del capitán Fitzroy de 1831. Durante cinco años recorrieron América del Sur y las islas del Pacífico y el joven Darwin fue recogiendo observaciones sobre las que basaría toda su posterior obra de investigación. Al regreso de su viaje se casó y recopiló las notas del viaje, que publicó entre 1840 y 1843 con el título "Zoología del viaje del Beagle". En 1851 publicó también un valioso estudio sobre los cirrípedos (una subclase de crustáceos marinos). Pero no fue hasta 1859 que publicó el libro en que había estado trabajando desde su regreso, hacía casi veinte años: "El origen de las especies". El libro contiene una teoría explicativa de la evolución, llamada darwinismo, basada en numerosas observaciones, y que desde el mismo momento de su publicación supuso la inmersión de Charles Darwin en los continuos debates, críticas y enfrentamientos con muchos científicos. En "El Origen del Hombre", publicado en 1871, defendió la teoría de que la evolución del hombre parte de un animal similar al mono. Las autoridades religiosas lo calificaron de ateo y blasfemo. El geólogo escocés Sir Charles Lyell desarrolló un sistema para fijar la fecha de las rocas según los fósiles que contuvieran en su interior, sistema que Darwin utilizó posteriormente. Defensor de que las especies se habían mantenido inalteradas desde su aparición, admitió su error al contrastar sus estudios con los de Darwin, y se convirtió en un fiel defensor de sus aportaciones. Pero fue el anatomista y antropólogo británico Thomas Henry Huxley quien de una forma más enconada hizo defensa de las teorías evolucionistas. Profesor del Real Colegio de Médicos y Presidente de la Royal Society, Huxley recabó pruebas que apoyaran las teorías de Darwin, hasta el punto de ser apodado "el Bulldog de Darwin".------------------------------------------------------------------------ El examen de la fauna de las islas Galápago hizo dudar a Darwin de que realmente las especies fueran estables en el tiempo. Su explicación se basa en dos puntos fundamentales: Factores como las modificaciones del medio y los cambios en la alimentación pueden provocar, en los individuos de una especie, variaciones que pueden dar lugar a modificaciones en la morfología o incluso en sus elementos reproductores. Darwin distinguió las variaciones definidas, idénticas siempre que aparecen, de las no definidas, que pueden presentar características muy diferentes al aparecer en diferentes individuos. Además, como influencia de las teorías del economista Malthus en lo referente al desequilibrio entre el incremento de la población y el de los alimentos, Darwin supuso la necesidad de los seres vivos de competir para obtener suficiente alimento que les garantice la mejor situación posible en el entorno. De aquí surgió el concepto darwinista de lucha por la vida, en que la victoria ha de corresponder siempre a quien posea una ventaja respecto a los competidores. Estas ventajas distinguen sólo a algunos individuos y pueden parecer de poca importancia hasta el momento en que al ser necesarias determinan la selección natural y la supervivencia de los más aptos. El resultado es un proceso continuo de mejora y adaptación, así como la aparición de especies nuevas. Progresivamente a lo largo de su vida, Darwin fue aportando al medio ambiente una importancia mayor en la evolución de los animales, que en un principio consideraba principalmente debida a la capacidad de una especie de desarrollar variaciones en el mayor número posible de individuos. También desarrolló una teoría que denominó "selección sexual" según la cual los individuos machos luchan por conseguir a la hembra de forma que los más sanos y mejor dotados asumen la tarea de continuar la especie. Del mismo modo, las hembras seleccionan a los más fuertes, vigorosos y mejor dotados. Las principales críticas a las teorías de Darwin provienen del dudoso carácter hereditario de las modificaciones individuales, que sólo ha podido demostrarse cuando constituyen mutaciones. Asimismo, Darwin suponía que la muerte respetaba en mayor grado a los individuos con modificaciones, mientras que en realidad parece más tendente a eliminar a los individuos que se salen de los valores medios, de la normalidad de una especie, al presentar malformaciones o enfermedades. Un joven naturalista y viajero británico, Alfred Russell Wallace, remitió a Darwin sus teorías sobre selección natural, y por recomendación de Sir Charles Lyell ambos presentaron sus estudios a la vez en la Sociedad Linneana de Londres. Las teorías de Wallace, concebidas durante un viaje por Australia fueron publicadas en 1870 como "Contribuciones a la teoría de la selección natural", pero sus diferencias con Darwin lo llevaron a dedicarle en 1889 una de sus obras: "El darwinismo". (sigue) ------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------- Darwin sistematizó la teoría, pero el evolucionismo como tal no fue, en contra de lo que suele pensarse, un concepto de creación propia. Como oposición a la teoría del fijismo, según la cual todos los seres permanecen inmutables desde su creación, los antiguos griegos formularon el evolucionismo, según el cual todas las especies partirían de un tronco común del que se separan al desarrollar transformaciones y divergencias. Anaximandro de Mileto y Empédocles de Agrigento son quizá los principales predecesores de estos estudios. El conocimiento de estas teorías ayudó a los humanistas del Renacimiento a tener una idea bastante precisa de los mecanismos de la evolución, pero no fueron analizados de una forma científica sino únicamente intuitiva. El naturalista francés Georges Louis Buffon (1707-1788) está considerado el primer evolucionista en sentido estricto, aunque no llegó a manifestar su pensamiento en este campo por miedo a la reacción de sus contemporáneos. El siglo XVIII fue decisivo en la evolución de estas ideas, favorecidas por los enciclopedistas y la mayor apertura del conocimiento científico. Maupertuis, Maillet, Robinet y el propio Erasmus Darwin destacaron entre los científicos que se ocuparon de la cuestión. Pero fue necesario esperar a que el también francés Jean-Baptiste de Lamarck, discípulo de Buffon, expusiera en 1809 sus conclusiones acerca de la necesidad de que las especies descendieran unas de otras, aunque los postulados en que las basaba están hoy completamente desfasados, especialmente la herencia de los caracteres adquiridos.<IMAGEN: Lamarck de Jean-Baptiste Su principal adversario fue el antievolucionista George de Cuvier. Se dice que fue el creador de la anatomía comparada y la paleontología, con las que llegó a determinar especies desconocidas partiendo de algunos huesos rotos. Curiosamente, sus investigaciones en estas ciencias y en sistemática aportaron sólidos argumentos a las teorías evolucionistas. Los trabajos de Darwin y de Wallace cristalizaron y dieron solidez al evolucionismo, pero dando origen también a los mayores debates y enfrentamientos contra los detractores de algo tan denigrante como que el hombre descienda del mono. Como reacción a las críticas sufridas por los postulados de Darwin, sus discípulos han desarrollado una segunda teoría, llamada neodarvinismo y que viene a unirse al lamarckismo, el mutacionismo y el propio darvinismo en la defensa de la teoría evolucionista. Los principios del evolucionismo no se discuten en la actualidad, pero todas estas teorías acusan una falta de explicaciones definitivas sobre las transformaciones de los seres vivos y todas ellas dejan sin solución numerosos problemas. La evolución dista mucho aún de ser un capítulo cerrado. ------------------------------------------------------------------------ Más información: Albert Cañagueral: "Charles Darwin" - Ediciones Rueda JM S.A., 1996 Charles Darwin: "Autobiografía" - Alianza Editorial S.A., 1997 Charles Darwin: "El origen de las especies" - Círculo de Lectores, S.A., 1997 Charles Darwin: "El Origen del Hombre" - Ediciones Petronio, S.A., 1973 Charles Darwin and the Galapagos: http://terindell.com/asylum/jason/darwin.html

http://www.infidels.org/library/historical/charle_darwin/