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Renuncias: Xena y Gabrielle son de total propiedad de copyright de MCA/Universal y Renaissance Pictures. No tengo la menor intención de violar nada, en éste caso el derecho de autor. Esta historia fue escrita sin ánimo de lucro, sólo con la intención de contribuir con mi granito de arena para que no decaiga el espíritu Xenite.
Violencia: Por supuesto que la hay, pues sino para que cargar con objetos punzo cortantes y que la mayoría de los personajes son guerreras o dementes.
Sexo: Pues claro, ¿qué es la vida sin el sexo?. Si alguien tiene idea me puede escribir. Bueno si habrán escenas de sexo entre mujeres y posiblemente entre hombre y mujer. Si eres menor de edad pues no desesperes que todo llega a su tiempo y si esta prohibido leer éste tipo de lectura donde vives pues tu decides.
Dedicatorias: A todas las personas que se toman su tiempo en leer mi historia. Si quieres hacerme algún comentario o sugerencia siéntete en libertad de escribirme a yossmartin_7@hotmail.com.


ANTROPOFAGIA

Por: Yoss

Capítulo 4

Tailus resbaló nuevamente pero esta vez rodó por una zanja de unos tres metros de profundidad, clavándose el cuchillo en el muslo izquierdo al rodar -¡¡MALDICIÓN!!- gritó frustrado más que adolorido, se sacó el chuchillo mientras seguía rodando pero lo perdió en unas de la vueltas al salir disparado por los aires lejos de su dueño.

El fuerte hombre se apretó la herida de la pierna una vez llegó al fondo de la zanja por la que ahora corría una pequeña corriente de agua, ladeó la cabeza para soltar un bufido ya que había quedado bocabajo con la cara metida en un charco de agua con lodo. Sabía antes de levantarse que perdería al centauro que ya de por sí le había sacado ventaja, entonces se sentó con algo de trabajo y buscó a tientas el cuchillo sin resultados positivos.

Muy molesto decidió que lo mejor era regresar con los suyos y comenzó el ascenso a tres patas ya que el dolor de la herida le molestaba, cuando estaba terminando de salir de la zanja vio pasar a la carrera a Baltos.

-¡¡¡¡HEY!!!!- gritó Tailus para llamar la atención del hombres que detuvo su carrera de manera aparatosa al resbalar sobre la tierra mojada- déjalo no lo alcanzaremos- dijo furibundo- ayúdame a salir y regresemos cuanto antes.

Ambos hombres regresaron sobre sus propios pasos, uno apoyado en el otro para que la retirada fue lo más rápida posible, lo cual fue muy rápido ya que ambos estaban "recargados" recientemente.

-Todavía están dormidos- dijo Baltos al pasar cerca de donde estaban los hechizados centauros.

-No entiendo como es que uno de los hechizados despierta antes de tiempo- comentó Tailus a la carrera, aunque cojeando.

-Creo que la vieja esta perdiendo su toque- las palabras fueron dicho en serio pero en tono burlón.

Tailus se mantuvo callado pero pensando en que su hermanita tenía que terminar de aprender lo que Erga todavía le faltaba por enseñarle pero era conciente de que la mujer mayor no era ninguna tonta.

Los hombres siguieron corriendo en su regreso pero un poco confundidos y desorientados por la poca visibilidad debido a la lluvia cerrada que prácticamente imposibilitaba el avance hasta que un oportuno relámpago que iluminó por unos momentos los orientó en relación a un gran árbol por donde habían enterrado al centauro.

Los poderes mentales de Erga se habían restablecido completamente, el usarlos implicaba utilizar mayor esfuerzo, sabía que el alimentarse mientras los utilizaba debilitaba su hechizo y por eso era que perdió la conexión con el joven centauro, al asimilar la nueva fuente de "energía" en su organismo, su hechizo volvió a hacerse fuerte, regresó con los demás a su campamento luego de acabar de enterrar los restos del centauro a toda carrera, ¡¡como una chica de veinte inviernos!!, se felicitaba cuando regresaba en su trance mental a tratar de ayudar a los hombres.


Se "encontró" con ellos cuando pasaban cerca del campamento centauro pero en vez de regresar a su cuerpo, se fue en busca del centauro, ¡¡¡Estúpidos, ¿cómo lo dejaron escapar?!!!, tendré que encontrarlo, con eso en mente avanzó mentalmente en el boque, tratando de encontrar al fugitivo, luego de unos momentos escuchó una cabalgata agitada y se dirigió hacia allí.

*****

Como dos marcas después de media noche, Amalia se inclinó un poco en la plataforma de vigilancia en la altura de los árboles, algo en el horizonte estrellado de la noche llamó su atención, una parte del cielo es estaba comenzando a nublar levemente, estiró su brazo derecho y tocó el hombro de Galas su compañera de vigilancia, desde hacía menos de cinco minutos cuando ambas reemplazaron a Xena y a Eduina, la aludida giró su cabeza hacia un lado buscando en dirección donde señalaba la joven amazona.

-¡¡Eponin, Xena!!- llamó alarmada Galas desde su puesto de vigilancia.

Ambas guerreras estaban tomando un té caliente junto a la oculta fogata junto a varias amazonas, levantaron la mirada inmediatamente, luego del llamado, hacia el lugar donde se encontraba el puesto de vigilancia.

-Se nubla hacia el norte- con esta palabras se inicio una rápida escalada a los árboles para ver lo que se les comunicaba, las guerreras aludidas subían con el seño fruncido tratando de asimilar lo que habían escuchado, mientras las otras dos guerreras corrieron hacia el borde de los árboles.

Ambos dúos de guerreras se detuvieron cuando desde donde estaban podían ver claramente que efectivamente era prácticamente la zona de la noche anterior, estaba ya completamente nublada y comenzando a llover a cantaros, antes de salir de su pasmo escucharon truenos y luego relámpagos iluminaron las pesadas nubes sobre esa parte del bosque perteneciente al territorio centauro.

Cantos de búhos se escucharon casi al mismo tiempo de extremos opuestos, eran de las dos parejas de amazonas que daban un recorrido al área que vigilaban, los cantos sacaron del asombro al grupo de amazonas.

-Galas ordénales mantenerse en el puesto- ordenó Eponin, reanudando el ascenso. La orden fue cumplida de inmediato.

-Xena, algo está pasando allá- dijo Eponin sin quitar la vista de las nubes, al igual que sus compañeras.

-Lo sé- fue la escueta respuesta, la alta guerrera sentía los bellos que cubrían su hermoso cuerpo crispados, todos sus sentidos estaban disparados alertándole de peligro.

Una vez reconocido esto último lo que quedaba era establecer que hacer así que tomo la decisión, tan rápida como se había formado aquella misteriosa tormenta.

-Hay que ir, algo malo está pasando y es el área donde se supone están los centauros- dijo volviendo al suelo.

-Galas, quédate, llama a las otras y que dos se mantengan aquí vigilantes a esperas de nuevas órdenes, ustedes dos y dos mas vayan hasta el río, quédense allí hasta que reciban una señal o nuevas órdenes para ir por nosotras- con estas órdenes y con un asentimiento por parte de las dos amazonas, comenzó un rápido descenso llamando a las otras dos guerreras en tierra.

Para cuando el grupo de guerreras cruzaron el río a plena cabalgata, sus heladas aguas no hicieron mella en sus cuerpos ni en las de sus montura, entonces sacaron sus afiladas espadas, antes de entrara en el bosque, dirigiéndose hacia donde se supone estaban los centauros.

Los sonidos de unos cascos que se dirigían hacia ellas las hizo detenerse tras una señal en alto de la mano de Xena, entonces se prepararon para el encuentro, unos sollozos mezclados con una respiración agitada, se escuchaban cada vez más cerca lo que provocó el desconcierto de las guerreras pero sólo la joven Eduina se desconcentró al mirar a sus compañeras algo temerosa, nunca había estado en una situación similar.

Xena lo notó inmediatamente y dirigió a Argo rápidamente más cerca de Eduina, en eso Neito entró a la carrera, deteniéndose apenas antes de estrechar lazos con la espada de Eponin, que la levantó al reconocerlo un instante antes de que clavara su espada en el cuello del joven centauro.

-¡¡Ehh, calma chico!!- fueron las palabras tranquilizantes de Eponin.

Xena, señaló a Belda para que la acompañara mientras avanzaba un poco más adelante por donde había venido el aterrorizado centauro, dejando que Eponin y a Eduina hablar con él.

Se detuvieron un poco más adelante donde todavía visualizaban a sus compañeras y al oscuro centauro, una inclinación del suelo estaba frente a ellas, luego un llano lo seguía, en la mitad del llano caía un fuerte aguacero.

-Nooo... nosss... ataa... atacaron- trataba de decir del centauro, en medio de su nerviosismo.

-¿Quienes?- preguntó Eponin inclinada en su montura con una mano sobre el hombre del joven Neito, mientras que con la otra mantenía sujeta la espada, Eduina tras recuperar el control mantenía vigilancia entre Eponin y las otras dos guerreras.

-No... no... lo sé, mataron a Cactor- informó rompiendo en llanto nuevamente, sus patas temblaban visiblemente.

-Eduina llévalo al puesto de vigilancia, diles a Galas que venga con las chicas y diles a las del puesto de vigilancia que se mantengan en alerta- ordenó rápidamente Eponin, que se dirigió hacia las otras dos guerreras cuando la joven amazona se puso a galope con el desconsolado centauro.

*****

Galas y sus chicas estaban desesperadas por entrar en acción como toda buena guerrera, tras un rato de estar pendientes desde la orilla del río se escucharon cascos a todo galope, entonces todas sacaron sus espadas.

Una vez Eduina visualizó a sus compañeras les gritó las instrucciones sin detener su cabalgata al lado de Neito, que aunque un poco más relajado todavía no podía olvidar lo visto y a sus compañeros.

Las amazonas no se hicieron de rogar y emprendieron la cabalgata en el acto, cruzando el río a gran velocidad pasando al lado de la joven amazona y el joven centauro, salpicándolos de la fría agua antes que ellos lo cruzaran.

Desde el puesto de vigilancia Lectis, una guerrera de estatura mediana y complexión fuerte aunque delgada, de unos veinticinco veranos y Mandy una de las jóvenes estudiantes de Gabrielle, observaban desde mediana distancia con algo de dificultad como sus compañeras cruzaron el río internándose en el territorio centauro y dos jinetes se acercaban.

Galas llegó con la joven Amalia, la veterana Lubin y Delia una experimentada guerrera, deteniéndose al lado de las otras guerreras que ya había planeado los pasos a seguir, mirando extrañadas como frente a ellas llovía torrencialmente.

-El objetivo es encontrar al resto del grupo centauro, al parecer hay uno muerto, los atacaron, no sabemos cuantos son los atacantes y si hay sobre vivientes- fueron las precisas indicaciones por parte de Eponin al grupo recién llegado, dejando las últimas instrucciones a la campeona de la reina amazona.

-Eponin, Galas y yo, iremos a la cabeza, cinco metros atrás Lubin y Belda, cinco metros más atrás Delia y Amalia, no se separen a menos que se dé la orden contraria- Xena miró a todas las caras serias a su alrededor, entonces todas asintieron y con un movimientos de su mano hacia delante, comenzaron la búsqueda en terreno tenebrosos.

Con velocidad moderada y muy alertas las amazonas sobre los lomos de sus caballos avanzaron bajo el torrencial aguacero, a donde se suponía debería estar el campamento centauro, ellas sabían donde habían acampado, desde la altura en donde se encontraban pudieron ubicarlos en horas de la tarde.

Tras unos minutos de haber entrado en la zona lluviosa a Xena se le erizaron los bellos de la parte trasera de su cuello los caballos comenzaron relinchar a pararse en dos patas y tratar de correr en otra dirección a la que los dirigían sus jinetes, lo que provocó un forcejeo entre amazonas y animales para ver quien dominaba.

Xena con más facilidad dominó a su fiel Argo que se calmó con las palmadas y las palabras de su dueña que haciéndola girar miraba a su alrededor tratando de encontrar la razón para el comportamiento de sus caballos, no vio nada más que todo por lo cerrado del aguacero entonces agudizo sus sentidos y sintió una presencia, no es un Dios, ¿pero dónde esta?

Erga se asombró por la capacidad de la guerrera al detectarla y emprendió ahora su camino hacia el puesto de vigilancia amazona, de esa forma evitaría a Xena y deduciendo por la presencia de éstas en territorio centauro era allí donde posiblemente habían llevado al centauro fugitivo.

La alta y morena guerrera perdió la sensación de la presencia, esperó a que todas hubieran dominado sus caballos para entonces avanzar, esto se estaba poniendo peor, volvieron a cabalgar hacia el campamento del grupo de centauros, entre truenos y relámpagos, ayudándoles un poco ver por donde iban.

No tardaron casi nada en dar con el grupo, el terreno estaba resbaloso y por tanto inestable, Xena señaló a las dos de la retaguardia ordenando bajar y revisar a los inconscientes centauros, mientras que Eponin daba la orden también con movimientos de su mando, de formar un perímetro en los alrededores y buscar.

Amalia y Delia bajaron de los caballos los cuales estaban nerviosos y relinchando, con una mano sujetando fuertemente las riendas y con la otra sacudieron a los centauros al encontrarles pulso y ninguna herida visible, no respondieron, entonces los volvieron a sacudir con más rudeza hasta que comenzaron a volver en sí los dos primeros.

Cuando Librius y otro de sus centauros lograron enfocar vieron a dos amazonas con el dedo índice en sobre sus labios por lo que no hicieron ruido y miraron alrededor encontrándose con sus compañeros en las mismas circunstancias y bajo una intensa lluvia.

Las dos amazonas fueron por otros dos para despertarlos, mientras los dos despiertos tenían problemas para levantarse sobre sus cuatro patas, pero no tardaron en levantarse recuperando el control sobre sus cuerpos y ellos ayudaron a las amazonas a despertar a los otros cuatro ya que dos más fueron despertados para cuando ellos pudieron ayudar.

Xena emitió un sonido de lechuza y todas regresaron al campamento para reunirse nuevamente.

-¿Xena que ha sucedido?- preguntó Librius desconcertado y aturdido cuando vio a la guerrera.

-Pensé que ustedes podrían decirnos, será mejor regresar lo más rápido que podamos al puesto de vigilancia, es muy peligroso buscar a los atacantes con estas condiciones- dijo Xena ya enfilándose para regresar.

-¡¡Falta Cactor y Neito!!- dijo Darles, cuando hubo comenzado a pensar coherentemente.

-Neito está a salvo en nuestra frontera y por lo que nos dijo, supongo que Cactor está muerto- con un movimiento de su mano las amazonas se prepararon a emprender la carrera pero ahora de vuelta a su puesto de vigilancia.

Librius no sabía que estaba sucediendo, se sentía atontado y débil, la lluvia que caía era como la de la noche anterior, no tenía respuestas pero si Xena decía que tenían que retirarse él no sería el que discutiera esa decisión aunque tuvieran que dejar a un compañero, sintió como las miradas de su grupo estaban puestas sobre él entonces ordenó seguirlas.

Eponin estaba de acuerdo con Xena, el lugar estaba muy oscuro y la lluvia imposibilitaba la visibilidad, posiblemente caerían en una emboscada, el terreno estaba resbaladizo, sin mencionar que el sitio le ponía la carne de gallina.

*****

Gabrielle había pasado parte de la tarde con las niñas amazonas contándoles cuentos, durante la última visita de la joven reina a la aldea había hecho una especie de trato con las niñas y era que cuando pudiera se reuniría con ellas para entretenerse mutuamente.

Esa mañana una niña de tres verano y medio, de cabellos rubios casi blancos y de grandes ojos grises, lograba escabullirse de una de sus madres para correr hacia la "chica de cuentos" como ella le llamaba.

Al final a trompicones llegó a la rubia bardo que la alzó en brazos antes que tuviera un duro encontrón con el suelo bajo los sonrientes rostros de su guardia a las cuales tenía flechadas.

-Hola pequeña- saludó la reina sonriendo abiertamente a la pequeña.

-Hola- saludó de regreso la agitada niña con devoción en su mirada, luego trató hablar a gran velocidad sin lograr que se le pudiera entender casi nada, dejando a la reina con el seño fruncido.

-Mi reina, disculpa, es que Alesa quiere que escuchar cuentos como la última vez que estuviste aquí- se disculpo Raisa, una alta guerrera de cabellos rubios, madre de la escurridiza niña, mientras saludaba a la reina como correspondía.

La guerrera estaba felizmente casada con Verilia una talentosa artesana, ambas entre los veintidós y veinticuatro veranos, quienes fueron bendecidas por la diosa Artemisa al concebir a Alesa, al igual que a cada madre amazona, cosa que no sabía la joven reina amazona.

-¡¡¡Ohh!, ¿es cierto eso Alesa?- pregunto Gabrielle risueña a la niña con igual semblante, recibiendo varios asentimientos rápidos.- Bueno que te parece si les dices a tus amiguitas que en la tarde nos reunamos cerca del estanque para contarle los cuentos que les tengo preparados, ¿te parece?- preguntó, volviendo a recibir la misma respuesta por parte de la niña.

-Levántate Raisa, diles a las otras madres que sus hijas tienen reunión conmigo en la tarde- ordenó Gabrielle mientras le pasaba la niña a su madre, quien saludaba con una manita a su tía Fania, de la guardia real, quien tuvo que devolverle el gesto.

En horas de la tarde bajo la sombra de un árbol la reina y una veintena de niñas amazonas de diferentes edades se sentaban la verde hierva fascinadas por las historias que la bardo les narraba, logrando sacarles expresiones de asombro y risas, sus madres y hasta la guardia real que estaban a cierta distancia también estaban embelesadas con la reina.

Al terminar se dirigió a la cabaña de Ephiny, extrañaba mucho a su guerrera, sólo se habían visto por unos momentos después del incidente de la mañana, la palabra le hizo torcer el rostro muy molesta.

Ephiny le contó lo que sabía luego que su joven amiga por fin se envalentó contándole el "incidente" con su pareja.

-¡Por los dioses!- exclamó Gabrielle ruborizada hasta las raíces.

-Puedo pensar que Xena escuchó a Solari cuando se acercaba- lo dicho era la conclusión más lógica a la cual había llegado desde que la avergonzada amazona le contara y ella viera el intercambio entre sus dos amigas esa mañana.

-¿Quién más sabe "eso"?- preguntó la reina mientras se tapaba la cara con las manos, cuyos codos estaban apoyados sobre sus rodillas, lo dicho por su amiga era una posibilidad que estaba colándose en su entendimiento.

-Sólo nosotras cuatro pero si sigues actuando como alma camino al Hades, para mañana toda la aldea sabrá que algo esta pasando entre ustedes- dijo sincera pero con guasa Ephiny, disfrutando este momento de bochorno de su reina.

Tras la conversación y cena con Ephiny, Gabrielle salió de la cabaña de su amiga y solicitó una bandeja con cena para Xena, luego prácticamente corrió hacia su cabaña para darse un baño con sales y preparar todo para esperar la llegada de su incomprendida guerrera.

Hizo las cosas con rapidez, la cena llegó pero la alta guerrera no llegaba, la reina caminaba de un lado a otro nerviosa y ensayando lo que le diría a Xena, se miraba y se acomodaba la camisa de dormir de manera que se viera sugerente, pensando en que nunca había tenido la necesidad de hacer eso anteriormente por lo que había rebuscó entre sus ropas para encontrar algo "provocativo", ya había arreglado la cama, las almohadas una y otra vez, el atardecer estaba avanzado, al parecer la noche sería fresca y despejada.

Compórtate Gabrielle, ya eres una mujer, "la mujer" de la Princesa Guerrera, la misma guerrera que nunca baja la guardia. Que tu no puedas controlar tu deseo por ella no quiere decir que ella no lo haga. Este último pensamiento hizo que se sentará en la cama cuando acomodaba las almohadas nuevamente, sintiéndose triste muy triste, de sus bellos ojos salieron lágrimas tras lágrimas, sin poder controlarlas, su cuerpo también se deslizó sobre la cama, subiendo las piernas las cuales abrazó mientras sollozaba.

El llanto de la reina duró un largo rato, rato durante el cual trató se sacar el dolor al cual su imaginativa mente bárdica había pensado, ella no me ama, como yo a ella y con esto en mente, la hermosa rubia fue quedándose dormida en medio de un sueño intranquilo plagado de imágenes de su alta y morena guerrera disfrutando de los placeres sexuales con otras mujeres.

Casi a medianoche Gabrielle despertó sobresaltada de una de las muchas pesadillas que plagaron sus sueños esa noche, la cabaña estaba a oscuras, algo desorientada poco a poco fue dándose cuenta que se había quedado dormida, su frente estaba perlada de sudor, sudor que también humedecía su camisa de dormir, sintió frío, entonces buscó a tientas a su derecha sobre la cama con la esperanza de encontrar el cálido y fuerte cuerpo de Xena.

-¿Dónde estás amor?- preguntó abatida al aire frío de la noche, al sólo encontrar vacío.

Se recostó sobre sus espaldas mirando entonces en la oscuridad hacia el techo, entonces se percató que ligeras luces se filtraban a través de las ranuras de los tablones de la cabaña, desde afuera, eso era inusual. Se levantó cubriendo su cuerpo con una manta y se dirigió hacia la puerta

-Guardia.

-Majestad- contestaron al instante dos guardias reales que estaban apostadas casi en la puerta de la cabaña de la reina, las antorchas apostadas en las escalones de la entrada les permitió ver el sudor en el rostro de la rubia.

-¡Oh!- exclamó sobresaltada la reina amazona al recibir respuesta casi en su oído nada más asomar su cabeza por la puerta.- ¿Dónde está Xena?- preguntó nada más recuperarse del susto.

-En el puesto de vigilancia que visitó en la tarde mi reina- contestó Marla, una de las dos guardias reales.

-¿Sucede algo?- preguntó Gabrielle algo alarmada por la noticia.

-Eponin y Xena dijeron que se quedarían en el puesto sólo para apoyar por si algo acontecía, mi reina- informó nuevamente Marla.

-¿Por qué están encendidas todas las antorchas en la aldea? ¿Por qué hay más vigilancia?- las preguntas fueron hechas cuando Gabrielle salió y bajó los tres escalones en la entrada de la cabaña pero quedándose sobre el último, mirando alrededor.

-Mi reina, fue por solicitud de Xena- dijo Marla, Gabrielle sintió una alerta por la información recibida.

-Mi reina, ¿quieres que encienda la chimenea?- inquirió la castaña y alta Rayen, al percatarse de que la reina acababa de despertarse, descalza y cubierta con una manta, pensó que podría tener frío.

Las guardias reales estaban ataviadas con pantalones largos y camisas manga larga de cuero, adicional esa noche portaban sobre sus hombros un manto para protegerse del frío aire nocturno.

-Si por favor y también necesito otra cosa- con esas palabras la reina se giró para entrar nuevamente a la cabaña dejando abierta la puerta para que Rayen pasara con una antorcha y encendiera el fuego.

*****

-Toma, esto te calentará- Eduina le ofreció un te caliente a Neito, que ya tenía sobre sus hombros un manto también proporcionado por la amazona.

-¿Estás seguro que tenías que traerlo hasta aquí?- preguntó Lectis mirando de reojo al centauro.

-Si, Eponin dijo que lo trajera aquí- contestó Eduina que sabía que los centauros eran enemigos hasta hace sólo pocas lunas.

Cuando Lectis iba decir otra cosa los caballos comenzaron a relinchar y tirar de sus riendas, las cuales estaban atadas a ramas, provocando la alarma en las amazonas y el centauro que se levantó de un salto de al lado de la fogata.

-¡¡Mandy!!, ¿qué sucede?- preguntó rápidamente Lectis a la amazona que vigilaba entre los árboles.

-Negativo- fue concisa respuesta por parte de la vigía.

Las dos amazonas en tierra corrieron entonces a de tranquilizar a los caballos pero estos estaban incontrolables, lanzando patadas a diestra y siniestra, mientras Neito que veía el repentino comportamiento de los animales se sintió empujado hacia un lado, el empujón lo hizo trastabillar siendo visto por Mandy desde su posición desde en los árboles y por las otras dos amazonas.

-¿Qué te pasa?- preguntó Eduina a Neito.

-Sentí como si me empujaran- dijo el joven centauro absorto mientras se tocaba el brazo derecho donde sintió un peso sólido chocar contra él.

-¡¡Algo va hacia la aldea!!- la voz de alarma la dio Mandy, que veía sorprendida como se agitaban la ramas y plantas al paso de algo que iba a gran velocidad y que no podía ver.

La palabras dejaron helados a los oyentes, el caballo de Eduina fue el primero en calmarse un poco cosa que aprovechó la joven amazona para subirse a él y terminar de calmarlo.

-¡¡Ve y da la alerta!!- ordenó Lectis.

Tras la orden, la amazona enrumbó a su caballo hacia la aldea, espoleándolo para iniciar la carrera hacia la aldea.

-Tu, quédate aquí y no te vayas a ir- Lectis le ordenó duramente al nervioso centauro que asintió y se dejo caer nuevamente al lado de la fogata mientras la amazona volvía al puesto en los árboles.

-Ya lo perdí de vista- informó Mandy una vez la amazona llegara a su lado, sin quitar la mirada hacia donde había visto desaparecer a Eduina.

-¿Qué viste?

-No lo vi, sólo el movimiento de quien se dirige a aldea.

-Maldición, espero que no sea nada, ¿dónde están las demás?- los lamentos de Lectis fueron pronunciadas mientras miraba hacia el territorio centauro desesperada por ver la aparición de las suyas.

-¿Las alertamos?- preguntó Mandy mientras se mecía de un lado a otro nerviosa tratando de ubicar el movimiento que había visto anteriormente.

Tras un momento de indecisión de Lectis que prácticamente daba saltitos como si así aparecerían más rápido el grupo amazona, se giró ahora hacia la dirección de la aldea amazona y asintió finalmente. Mandy sacó de entre el tronco un instrumento curvo de madera con apariencia de cuerno con una boquilla a un extremo y el otro extremo una abertura mucho más grande.

La joven amazona inspiró profundo para luego soplar por la boquilla del "cuerno" un sonido rítmico practicado durante su formación como guerrera y que alertaba de peligro rumbo a la aldea.

El grupo que se dirigía desde el territorio centauro al puesto amazona escuchó levemente el llamado de alerta, por supuesto que sólo las amazonas y Xena reconocieron el significado de ese sonido, la mirada extrañada en sus rostros mientras cabalgaban, daban prueba de las dudas y antes que alguien preguntara algo al respecto volvieron a escuchar el sonido eliminando cualquier duda en ellas e inmediatamente y sin necesidad de emitir una orden todas exigieron a sus cabalgaduras a redoblar la velocidad haciendo que los centauros hicieran lo mismo para no quedarse.

Lectis vio como un grupo de jinetes se acercaban a gran velocidad a la frontera marcada por el río frente a ella, su mano se posó sobre su espada mientras su respiración se agitaba pero cuando el grupo comenzó a cruzarlo reconoció a las suyas y luego al grupo centauro. Entonces calculó la distancia y emitió el canto de la lechuza para que el grupo se detuviera en el puesto.

-¡Librius, acampen aquí!- dijo Eponin al centauro que corría a su lado, mientras ella continuaba su camino a todo galope con su grupo.

La subida al puesto de vigilancia sólo lo hicieron las guerreras que se detuvieron al llegar donde estaban las dos amazonas y el centauro esperándolas.

-Algo paso con rumbo a la aldea- fue la escueta información que proporcionó Lectis cuando el grupo de amazonas se detuvo ante ellas.

-¿¿Algo??- preguntó Eponin con el ceño fruncido al igual que el resto del grupo.

Antes de que la amazona diera alguna explicación coherente Xena salió a todo galope sobre Argo dirigiéndola hacia la aldea con un solo pensamiento en mente GABRIELLE, dejando a todas sorprendidas.

-¡¡¡A LA ALDEA!!!- ordenó Eponin luego se giró- Mantén la vigilancia y si ocurre "algo" lo dejo a tu criterio- tras la orden emprendió el galope tras Xena y tras su grupo de guerreras rumbo a su aldea.

*****

La luminosidad a un lado de un pequeño lago no muy alejado de la aldea era provocada por antorchas, formando un circulo por deseo de la reina amazona ya que esta necesitaba sacar la frustración que sentía en su ser.

La no presencia de la Princesa Guerrera en la cabaña de la reina al despertar la rubia bardo provocó en su interior una frustración emocional por no poder leer entre líneas el comportamiento de su oscura guerrera, aunado a una frustración sexual ya que la rubia reina había planificado una ataque seductor para su mujer ataque en el que no estaba muy segura si funcionaría ya que al practicar no sintió sus movimientos fluídos.

Solari junto a cuatro frescas guardias reales se acercaban al improvisado campo de práctica localizado tras la aldea, escucharon antes de ver tras los árboles los fuertes jadeos a la par del choque de madera contra madera.

Al llegar al claro se detuvieron a ver el combate entre su reina y Duina una guardia real de compactos músculos de larga cabellera castaño claro que apartaba de su rostro con dos trenzas a cada lado, que en ese momento esta siendo blanco de una ataque abrumador pero que a duras penas lograba detener, exigiendo de ella su máxima concentración y reserva de sus energías ya que en horas de medio día había participado en el improvisado entrenamiento con la campeona de la reina y del cual portaba varios moretones en su cuerpo.

-¿Qué opinas?- preguntó Marla mientras se sobaba el muslo derecho tras haber tenido su turno ante la reina.

-Que es buenísima con la vara y pobre Duina- fue la asombrada respuesta de Solari ya que nunca había visto a Gabrielle tan agresiva y tan diestra con la vara.

-Si ambas cosas son ciertas pero ¿crees que con la vara pueda detener por mucho tiempo un ataque con espada?- la preocupación de Marla era compartida por todas las guerreras y obviamente por la campeona de la reina.

-Creo que la reina hace lo que ha ella le parece correcto y debemos respetar su decisión, además para eso estamos nosotras para mantenerla a salvo- la respuesta de Solari era la conclusión a la que había llegado tras varias charlas con Ephiny e incluso con Xena.

-La verdad la primera vez que la vi, no apostaba por su vida al lado de Xena y menos si no llevaba consigo ninguna arma- la voz que intervino fue la de Fania quien no apartaba la vista de su joven reina mientras esta asestaba un golpe en la hombrera derecha de Duina.

-Definitivamente Xena es una excelente maestra por lo que pienso aprovechar sus clases, aunque al terminar lamente recibir la instrucción- las palabras de Rayen provocaron una ronda de risas por parte de las guerreras que estaban al lado escuchando y viendo la demostración de la reina.

Gabrielle estaba bañada en sudor, el flequillo rubio estaba completamente pegado a su frente cuando giró su rostro hacia el divertido grupo mientras mantenía su vara al lado de la cabeza de Duina que estaba en ese momento de espaldas contra el suelo luego de que la reina sorpresivamente le arrancara de las manos la vara haciéndola volar por los aires lo que provocó el asombro de la guardia real por un fracción de tiempo lo suficiente para que la bardo hiciera un movimiento con el extremo más cercano a la pierna de la amazona para que esta perdiera el equilibrio y cayera, entonces giró su tronco bajando el otro extremo de la vara para colocar un golpe mortal, el cual detuvo a milímetros de su objetivo.

La pose de la bardo era fascinante, la camisa sudada, sin mangas de la reina mostraba los bronceados músculos desarrollados en los brazos por el entrenamiento junto a su guerrera, ahora eran más notorios ya que tenía casi una marca de vela de estar allí con su guardia, protectores en ambos bíceps, muñecas y rodillas cubiertas por largos pantalones amazonas y cortas botas, junto a la concentrada y determinada mirada verde lo que le daba un aire de una guerrera muy capacitada para defenderse muy lejos de la imagen de la niñata campesina que todas creían que era la primera vez que la vieron, por lo que la guardia real recompensó a la habilidosa reina con aplausos y silbidos, incapaces de resistir la seducción de la hermosa rubia.

-Mi reina- saludó Solari como correspondía a la realeza cuando estuvo frente a ella.

-Hola Solari- contestó Gabrielle al mismo tiempo que estiraba su brazo y miraba a la guerrera en el suelo, tratando de ocultar el rubor que intensificó su cara rojo por el esfuerzo de la práctica.

-Es hora del relevo de turno- dijo sonriendo traviesamente a Duina que en ese momento se levantaba con ayuda de la reina.

-¡¡Ohh, se me había olvidado!!

-Además no es justo que ellas sean aporreadas por partida doble- fue el comentario jocoso de Solari.

Este comentario hizo recordar a Gabrielle que todas con las que había comenzado a desfogar su frustración habían entrenado con Xena en su tiempo libre antes de ocupar su turno para con ella.

-¡¡Ohhh, lo siento, lo siento!!- fueron las avergonzadas palabras de la reina mientras sus manos toqueteaban el rostro, los lugares golpeados y cubiertos de tierra de una adolorida y ahora sorprendida Duina que no atinaba a hacer ni decir nada.

-¡Gabrielle, Gabrielle!- llamaba Solari a la apenada reina- ya, esta bien ella es una guerrera- dijo apiadándose de Duina, sabía que la guerrera estaba pasando por un bochornoso momento.

-¿Estas bien Duina?- preguntó la bardo deteniendo sus manos y mirando directamente a la aludida.

-Si mi reina- la concisa respuesta no se hizo esperar, mientras la guerrera dirigía una fiera mirada a sus compañeras que mostraban burlonas sonrisas en sus rostros.

-Bueno ¿qué te parece si las chicas se retiran y las que quedamos seguimos practicando? o como tu quieras Gabrielle- sugirió Solari, mientras Fania nombraba a las que se mantendrían en el puesto hasta nueva orden por parte Ephiny.

-Ummm- Gabrielle pensó en la oferta.

-Con una variante, yo utilizo la espada- dijo Solari mientras se situaba en el centro del improvisado círculo de entrenamiento.

Lejos de amedrentarse la bardo guerrera fue por un poco de agua del odre que le ofrecía amistosamente Fania que se vio recompensada por una brillante sonrisa de la bella reina, las amazonas pertenecientes a la guardia real tanto saliente como entrantes de turno miraban hechizadas la silueta de la reina en la cual bailaban sombras caprichosas pintadas por la luz producida por las antorchas encendidas.

Si antes estaban sorprendidas ahora las amazonas pensaban que estaban alucinando ante la agilidad de la pequeña bardo al desviar con gran maestría el filo de la espada logrando detener el ataque con gran eficacia y logrando atacar con gran efectividad a una sorprendida Solari.

-¡¡Por Artemisa!!- dijo maravillada Solari- Debí... haber... supuesto que Xena... pensaría en esto- las palabras entrecortadas se debían al esfuerzo que estaba empleando la guerrera para mantener la espada en su mano por la potencia de los golpes desviados y de ataque.

-Xena... no deja... cabos sueltos- informó Gabrielle entre dientes por el esfuerzo y cansancio de estar ya más de una marca practicando con sus súbditas pero ahora con una gran sonrisa al recordar hacer eso mismo pero con su guerrera, se sentía orgullosa, estaba recobrando la confianza en si misma.

La respuesta por parte de la rubia reina provocó la risa encantada de Solari que casi le cuesta un fuerte golpe en la mandíbula y entonces se enserió para disfrutar a plenitud de este memorable encuentro.

El canto de un búho proveniente de la aldea que alertaba de un peligro paralizó a todas en el sitio, por suerte Solari acababa de detener un golpe a su tobillo por parte de la reina amazona, seguidamente escucharon a lo lejos el sonido del cuerno.

Antes que Solari pudiera abrir la boca para emitir una orden la reina pasó a su lado a la carrera con rumbo hacia la aldea. Maldiciendo por lo bajo comenzó a correr tras la reina mientras que su guardia le daba alcance rodeándola con sus espadas ya desenvainadas.

*****

-En tres días tendré mi nueva espada- dijo una de las guerreras a otras tres guerreras que estaban alrededor de una fogata tomando una taza de té, mientras otras seis estaban distribuídas en parejas alrededor de los límites de al aldea.

-Yo ib...- el canto de conocido de un búho fue escuchado levemente corto las palabras- ¿escucharon eso?- preguntó la misma guerrera llevando se un dedo a los labios, entrecerró los ojos y miró hacia donde había escuchado la alerta, al igual que las demás amazonas.

Como una señal los caballos comenzaron a relinchar en el corral a su derecha, sorprendiendo a las guerreras que tiraron sus tazas, sacando sus espadas en un fluído movimientos, escucharon claramente el segundo canto y el galope de un caballo haciendo que el grupo mirara al frente nuevamente sin ver nada aún sólo ambos sonidos acercándose, las cuatro guerreras imitaron el canto con todas sus fuerzas alertando a toda la aldea mientras corrían para apostarse en diferentes lugares a espera de lo que aconteciera.

Sintieron como si hubieran sido bañadas con agua fría al escuchar el sonido lejano del cuerno al norte de la aldea, si antes no estaban seguras de estar en peligro ahora si, ya que la alerta venía de la frontera vigilada esa noche por la campeona de la reina.

-¡¡¡SUJETEN A LOS CABALLOS!!!- se escuchaba la voz de una las guerreras que estaban apostadas esa noche para la vigilancia de la aldea.

El grito se escuchaba sobre el alboroto formado en la aldea por parte de los caballos nerviosos que corrían de un lado dentro del corral a una distancia prudente de la aldea y por parte de las guerreras que corrían hacia el corral mientras otras que descansaban dentro de sus cabañas salían, espada en mano a hacer frente al ataque.

-Amor, quédate con Alesa, mientras veo que pasa- pedía Raisa a Verilia mientras ambas se enfundaban en pantalones, unas camisas de dormir y las botas de forma rápida al levantarse de la cama luego de despertar por la alarma.

-Raisa, cuídate- pidió a cambio Verilia al tomar del brazo a su esposa antes que esta saliera por la puerta portando una espada en la otra que se giró enseguida para darle un beso en los labios y otro en la cabeza rubia despeinada de Alesa que ya estaba en brazos de su madre.

Al salir de su hogar la rubia guerrera se encontró con amazonas armadas corriendo hacia la entrada de la aldea y otras hacia el corral de los caballos, mientras que la guardia real entraba en ese momento por el lado izquierdo de la amazona rodeando a la reina, quienes corrían hacia la entrada de la aldea.

-¡¡RAISA!!- llamó Ephiny que en ese momento salía de su cabaña ayudada por una de sus guardias y por una especie de muleta, mientras la otra guardia mantenía férrea vigilancia sobre ella- ¡¡BUSCA INFORMACIÓN Y LUEGO VIENES!!- la rubia regente ordenó mientras se detenía en el portal de su cabaña.

-Ephiny, la reina va hacia la entrada de la aldea- le informó Jenia la guardia que vigilaba.

-¡¡Por los dioses!!- exclamó la rizada amazona que iba a preguntar donde se encontraba ya que estaba echando un mirada a la cabaña de su amiga.

Raisa corrió hacia donde se estaban apostando la amazonas armadas hasta los dientes, al llegar escuchó como era informada la reina de lo poco que sabían entonces se fijó en el trabajo que les estaba costando a las amazonas que trataban de evitar que los caballos saltaran el corral. Los fuertes equinos se levantaban en dos patas evitando ser controlados por las amazonas cuando lograban sujetarlos por las riendas.

-Que nadie que no sea amazona pase- ordenó Gabrielle- Raiza saca a las niñas y a las demás si las cosas se salen de control- la alta guerrera asintió contestando un "si mi reina" y se giró para emprender el regreso a la aldea y comunicar a Ephiny lo que sabía.

Un claro sonido de cascos se escuchaba ya muy cercano pero lo extraño era que sólo identificaban un solo caballo, el cual entró en tromba por el camino luego que Edwina se identifica antes de caer abatida por alguna de sus hermanas, la velocidad y el nerviosismo del caballo al entrar acercarse a la aldea le estaba dificultando mucho a la joven amazona controlarlo, apenas lograba mantenerse sobre los lomos de su cabalgadura.

El "ente" de Erga había entrado en la aldea en el mismo momento que los caballos se agitaron, entonces decidió jugar con las amazonas a las cuales veía correr sin saber la causa, echó una mirada a las guerreras sorprendiéndose por la fortalezas que demostraban para cuando estaba en medio del corral los caballos estaban incontrolables al sentirla tan cerca lo que provocó que los asustados cuadrúpedos saltaran totalmente descontrolados sobre la barda del corral prácticamente pasando por encima de las amazonas que trataban de controlarlos.

-¡¡¡CUIDADO!!!- gritó Edwina al ver a varias amazonas al frente de ella las cuales pudieron evitan ser atropelladas por el asustado caballo que se levantó sobre sus patas traseras tirando finalmente a la joven guerrera.

Una de las amazonas logró asir al vuelo las riendas del animal evitando por medio de jalones que el animal pisara a Edwina que fue jalada por Gabrielle y Solari para alejarla de las patas del equino ya que la chica había quedado atontada y sin aire al caer despaldas contra la dura tierra.

Raisa detuvo su carrera para ayudar a controlar al caballo mientras los otros huían despavoridos y ellas estaban en su camino ya que el "ente" los azuzaba en esa dirección, provocando que ahora las amazonas corrieran tratando de evitar ser arrasadas por la estampida pero prácticamente ya los tenían encima. La madre de Alesa junto a otras amazonas y la guardia real golpeaba con sus manos a los caballos para tratar de desviar a las bestias por lo que cada vez que lo hacían recibían el golpe duplicado empujándolas o tirándolas del todo al suelo.

Manteniéndose en pie a duras penas Raisa finalmente tropezó con la pierna de Gabrielle que había caído al regresar de dejar a joven amazona a salvo y tratar de ayudar a las amazonas en apuros, cayendo de espaldas cerca del caballo de Edwina que no había sido soltado por dos amazonas, la rubia amazona trató de levantarse inmediatamente, no lo vio venir pero uno de los cascos traseros del animal hizo fuerte contacto con el lado izquierdo de su cabeza y luego todo se oscureció completamente.

-¡¡NOOO!!- el grito de Gabrielle se escucho sobre el estruendo del momento.

Era como si viera todo relentalizado, vio a Raisa caer al tropezar con su pierna y ver como la amazona trataba de incorporarse al mismo tiempo que vio al caballo tirar una patada directa a la cabeza de la amazona y lo siguiente que vio fue su mano agarrar el cuello de la camisa de dormir de la guerrera y tirar con todas sus fuerzas hacia ella misma pero no fue suficientemente rápido ya que aún así la cabeza fue impactada.

Aunque el golpe no fue tan contundente como hubiera sido de no haber tirado de la guerrera si fue lo suficientemente fuerte como para tirar con fuerza el cuerpo inconsciente contra Gabrielle que la recibió con los brazos abiertos en medio de la batalla que mantenía la guardia por mantenerla fuera del alcance de los caballos.

Solari escuchó el grito y se giró en el acto, en ese momento faltaban como media docena de caballos por pasar y vio como Gabrille atrapaba a Raiza pero como la guerrera era más alta y más pesada tiró a la rubia bardo hacia las amazonas que trataban de mantenerle el bello pellejo a salvo por lo que optó por arrojarse sobre ellas y detener el peligroso avance.

Gabrielle pensó que giraría pero se sorprendió al sentir el movimiento detenerse, era consiente de tener un gran peso sobre ella casi quitándole la respiración, también era consiente que entre sus brazos y sobre ella estaba Raisa, sintió algo caliente empapar el pecho de su camisa y correr por su cuello, luego no escucho más caballos pasar.

-Gabrielle, ¿estás bien?- preguntó Solari al levantarse un poco de sobre ambos cuerpos bajo ella.

-Raisa, Raisa- llamó preocupada la bardo a la guerrera sobre ella pero no recibió respuesta.

Solari lentamente y con mucho cuidado apartó el cuerpo de la alta guerrera de Gabrielle, viendo que al voltearla su cabello y cara estaban cubiertos de sangre que manaba a raudales, actuando rápidamente busco signos de vida- UNA ANTORCHA- gritó al sentir pulso en su cuello.

-Es su cabeza- informó Gabrielle, ya arrodillada junto a Raisa.

-¡¡AYUDA!!- escucharon el grito de auxilio proveniente del área del corral.

-¡¡¡CONTROLEN ESO CABALLOS!!!- ordenaba Duina.

-¡¡TRAIGAN CAMILLAS!!- ordenó Gabrielle al levantar su cabeza y ver varias heridas.

Sólo habían podido asir a siete de los caballos, los demás habían seguido su rumbo, tres amazonas corrieron por las camillas a la aldea, otras cinco fueron en auxilio de las cinco amazonas que distinguían en el suelo cerca del corral, las demás se mantenían atentas por la llegada "del ataque".

Edwina informó lo extraño de la situación lo que provocó que las amazonas giraran sobre sus talones tratando de ubicar ese "algo" sin encontrarlo pero los caballos no se tranquilizaban lo que era de por si muy extraño.

El ente de Erga se divertía de la situación de las amazonas, pero no le había pasado desapercibido el cuidado alrededor de una baja rubia joven que mantenía presión a un lado de la cabeza de una amazona herida. "¿Esta será la reina amazona?", se preguntaba la mujer mayor.

*****

Los árboles pasaban desdibujados debido a la velocidad a la que Argo cabalgaba aunque la luz de la luna y el cielo estrellado ayudaban un poco a la visibilidad del camino hacia la aldea amazona, camino que Xena juraba se había alargado desde la última vez que lo recorrió.

La jinete estaba tan agitada como su cabalgadura, la adrenalina corría con desespero por su sangre, la oscura guerrera sólo quería llegar a su luz, protegerla, saber que estaba bien. Jinete y equino parecían una unidad, Xena estaba totalmente inclinada hacia delante su peso descansando sobre su cadera y sus muslos, con cada zancada de Argo la jinete estiraba al máximo sus brazos hacia delante impulsando más todavía si era posible el avance de su montura.

La técnica definitivamente daba un resultado asombroso si se les preguntaba a Eponin y su grupo que habían perdido de vista a la Ex Señora de la Guerra, sus caballos resoplaban debido al esfuerzo a los que estaban siendo sometidos.

El alboroto de la aldea llegó a los oídos de Xena rogando a Artemisa por la protección de la reina amazona, escuchó gritos de auxilio y la voz de Gabrielle solicitando camillas, sintió algo de alivio pero no bajó la velocidad de la cabalgata, lo que si hizo fue anunciarse con un canto de ave nocturna.

-¡¡Gabrielle!!- llamó Xena a su bardo una vez entrara a la aldea a toda velocidad.

Al localizarla segundos después de llamarla desmontó con un salto increíble con voltereta incluída, cayendo a unos pasos de su rubio amor, que había respingado al escuchar la anhelada voz.

-¡¡Xena!!- la bardo se levantó de un salto de al lado de Raisa y corrió a los fuertes brazos de su alta guerrera- es de Raisa, la pateo un caballo- dijo rápidamente al levantar la cabeza del pecho de la guerrera, que la alejó a la distancia de sus brazos extendidos al ver una mancha oscura en la camisa de Gabrielle ya que varias amazonas se acercaban a la carrera con antorchas y camillas, iluminando el área.

La alta guerrera se relajó al darse cuenta que su bardo estaba bien, entonces se agachó para revisar a la rubia guerrera, encontrándole pulso aunque débil.

-Acerca la luz un poco más- pidió Xena a la amazona que sostenía una de las antorchas- ¿dónde está Jacta?- preguntó mientras apartaba los mechones de cabellos rubios ensangrentados para ver la magnitud de la herida.

-Esta revisando a las otras heridas- contestó Solari al ver a la curandera con otra de las heridas- son tres más- informó al contar a las amazonas en el suelo cerca del corral de los caballos.

Eponin y su grupo entró en ese momento deteniendo el galope de los caballos y bajando de ellos eficazmente sujetando a los agitados corceles por las riendas mientras se acercaban a donde se encontraba Gabrielle y Xena.

-¿Eduina, dónde está?- inquirió Xena al ver de reojo a la joven amazona barriendo la aldea con la mirada, mientras que arrancaba parte de la camisa de la guerrera herida para limpiar en algo la sangre que manaba de su cabeza.

-No lo sé, la... lo seguí hasta aquí- dijo la amazona con voz angustiada por no poder dar una mejor respuesta.

Inmediatamente tras escuchar la respuesta Eponin comenzó a impartir órdenes, las amazonas que no estaban en la labor de rescate miraban a su alrededor buscando "algo" que fuera sospechoso, incluída la guardia real que formaba un círculo alrededor de donde se encontraba la reina amazona.

-¿Pudiste verlo?- volvió a preguntar la oscura guerrera que ahora hacia ligera presión sobre la herida, tratando de detener la hemorragia.

-No era como un... un soplo de viento que avanzaba- Eduina se sintió torpe al no encontrar las palabras correctas para explicarse.

-Esta bien, que todas guarden silencio y traten de ubicar algo parecido a lo que Eduina dice- esta vez fue la voz de Gabrielle la que resonó dando la orden.

Mientras tanto Xena y otras dos amazonas movían con mucho cuidado a Raisa para colocarla sobre la camilla, la bardo vio el entrecejo de su guerrera fruncido, lo que le indicaba que la herida no era buena "Por los dioses Gabrielle, como va a ser buena una patada de caballo en la cabeza", se reprendió la reina para sus adentros.

Ephiny estaba loca de desesperación por entrar en acción en la entrada de su cabaña, trataba de escuchar o ver más claramente lo que pasaba en la entrada de la aldea, ordenando con señas a las alarmadas amazonas que permanecían en sus cabañas con sus retoños cuando se asomaban a la puerta que permanecieran donde estaban en silencio.

Un leve sonido proveniente del área de juego de las niñas hizo que Rina y Ephiny que escudriñaban detenidamente todo lo escucharan ya que estaban cerca de donde se encontraban, entonces sus miradas se dirigieron hacia allí. La caída de unos adornos que habían confeccionado las niñas y luego guindado iban cayendo como por capricho, pero algo les decía que no era la naturaleza.

-Marget- llamó en un muy bajo susurro a su otra guardia que en ese momentos buscaba con la mirada hacia el otro lado. Esta al escuchar su nombre se giró lentamente como si con ello no alertara a la "cosa".

Ephiny le hizo con un gesto de su cabeza hacia el lugar que ocurría el extraño suceso sin apartar la mirada del sitio, Marget dirigió su mirada hacia el lugar señalado, lo vio al igual que las otras dos quedándose de piedra al ver tan extraño acontecimiento. La rizada y rubia regente le hizo señas ordenándole avisar a las demás y rodear "eso", cosa que la amazona dudó por un momento y luego obedeció la orden directa, no le gustaba dejar su puesto sabiendo que la amazona estaba muy limitada para defenderse. Marget se deslizó como una sombra por la pared hasta doblar la esquina para iniciar a correr lo más sigilosa que pudo, tras las cabañas cercanas, fuera de la vista de la "cosa" a cumplir con su nueva misión.

Cuando Marget pasó a toda carrera de detrás de la última cabaña se encontró con dos amazonas que transportaban a Raisa en una camilla, con Gabrielle presionando la herida y un círculo de cinco guardias reales, estás se sorprendieron al verla emerger de la oscuridad pero la amazona hizo gestos de silencio y de buscar refugio mientras seguía su camino a toda velocidad, luego le hizo gestos a Xena y a las otras amazonas comunicándoles la ubicación de la "cosa", la alta campeona de la reina ya se había puesto en carrera tan sólo ver a la amazona salir de la oscuridad, al igual que las otras amazonas que estaban cerca, comprendiendo el lenguaje de los guerreros también impartió órdenes para que rodearan el área y como son unos de los mejores ejércitos del mundo conocido no hubo necesidad de más.

*****

Erga estaba fascinada de estar a sus anchas en plena aldea amazona "sin tener que cuidarme de ellas" se decía para sus adentros, olvidándose por completo de la precaución, había visto a Ephiny y las dos guardias, a la rubia rizada la reconoció "del pueblucho aquel" quedó algo desconcertada por la vigilancia que tenía, luego entró a una de las cabañas encontrándose con dos mujeres de mediana estatura algo mayores aunque armadas mirando por las rendijas, se sonrió al imaginar que eran pareja, deambuló por la cabaña pero no había más nadie. Atravesó la pared de troncos de madera para luego dirigirse a otra cabaña, allí encontró a una mujer joven como de unos veintiséis veranos con dos niñas, una de unos tres veranos pegada a su pierna y una bebe en brazos, trató de arrebatarle a la bebe de un manotazo a la madre pero su estado actual tiene sus desventajas, "tengo que seguir trabajando en eso", se dijo entre divertida y molesta, siguió su camino.

Al salir de una de las cabañas se encontró con un lugar que parecía para niñas, "quien diría que estas niñas juegan a algo más que no sea matar", se decía asombrada al tratar de levantar uno de los adornos de las niñas, como no lo consiguió se enfureció agitando los brazos fuertemente lo que provocó una ligera brisa que tumbaba las cosas a su alrededor.

Xena y las demás llegaron al sitio al más clásico estilo, en total silencio, agudizando su miradas para tratar de poder distinguir la figura pero nada entonces la guerrera vio unos cubos en que se guardaban pinturas para que las niñas utilizaran que se habían quedado sin guardar debido a los improvisados entrenamientos del día. Con un rápido movimiento la habilidosa guerrera desenganchó de su cintura el chakram, haciéndolo golpear varios cubos que se rompieron salpicando todo a su alrededor y contando unos adornos colgados, los cuales algunos quedaron ligeramente colgados de "algo".

Erga se llevó un susto de muerte por el repentino ataque para cuando su mente recordó que era invisible miró con detenimiento a su alrededor, viendo entonces flechas y lanzas caer sobre ella, entonces si que se asustó y comenzó la huida a pesar de su mente le decía que huir de quien no la veía era irracional pero definitivamente si no hubiera sido por ser un "ente" en ese momento hubiera caído abatida por las armas punzantes, al final lo que la si la obligó a salir en estampida fue ver a metro ochenta de oscura guerrera caerle encima y atravesarla de un tajo de un lado al otro luego Eponin y Amalia hicieron lo mismo pero el trío de guerreras solo cortaron el aire nocturno.

La mujer mayor no entendía porque era "visible" para las demás pero decidió hacerse esas preguntas para cuando estuviera a salvo, iba a toda la velocidad que pudo, quería poner tierra de por medio entre ella y "esas salvajes".

-¡¡¡QUE NO ESCAPE!!!- ordenó Ephiny a pleno pulmón cuando vio unos adornos flotar y unas manchas coloreadas de pisadas pasar ante ella a toda velocidad hacia la entrada de la aldea.

Xena silbó mientras corría desaforada tras los adornos infantiles, un momento después saltó dando una voltereta y dando su grito de guerra, para luego caer sobre Argo.

Gabrielle y las demás creyeron que sus ojos las engañaban al ver los adornos pasar a toda velocidad y luego trastabillar y caer casi en frente de Tainy que sostenía un antorcha y su espada en la otra mano cuando la Princesa Guerrera soltó su grito de batalla, la joven amazona se abalanzó sobre los adornos dando un potente tajo que igual que la vez anterior sólo atravesó el aire pero enredando los adornos infantiles en la espada, la potencia que le imprimió al golpe la hizo caer de pecho y desde allí vio unas ligeras pisadas de colores marcadas a increíble velocidad y un ligero viento que movía suavemente las ramas lo acompañaba .

-¡¡SIGUE LA BRISA QUE MUEVE LAS RAMAS!!- Tainy reaccionó cuando sintió un caballo a galope pasar a su lado.

-¡¡QUÍTATE DEL PASO!!- la orden vino de Eponin que iba un poco más atrás de Xena.

La joven amazona rodó sobre si misma obedeciendo a la orden, sintiendo pisadas de caballos casi rozarla al pasar Eponin primero y dos caballos más jineteados por Solari y Galas que pudieron dominar rápidamente a los caballos que tuvieron a la mano, mientras los otros huían en estampida debido a la presencia invisible de Erga.

*****

Baltos y Delto fueron en busca de las más víctimas esa noche, dejando a Tailus en manos de Naida para curar su herida y darle el sabroso estofado de centauro para que su recuperación fuera muchísimo más rápida.

El pelirrojo al ver a Erga en trance le preguntó donde estaba, esta respondió que llegando a la aldea amazona, con un par de preguntas más para orientarse montó en un caballo para ir a la caza esta vez de una amazona, "se me antoja una" dijo soltando una risa profunda cuando fue indagado de a donde iba. A Delto no le pareció mala la idea y se entusiasmó sobre todo por la energía que sentía correr por su cuerpo y tomó el otro caballo y emprendió la cabalgata tras su compañero.

Ahora estaban algo perdidos entre el oscuro paraje del bosque, sabían que tenían que estar en territorio amazona y que había que ser cautelosos, la idea era de tomar una o a lo mucho dos de estas guerreras pero encontrarse con un grupo de número superior. Estaban a corta distancia de un barranco de unos veinte metros que caían directamente al río por lo que decidieron que lo mejor era alejarse de allí y evitar una segura caída.

Escucharon el sonido inequívoco de cascos de caballo a galope tendido y bajaron de sus caballos, Baltos le dio las riendas de su caballo a Delto.

-Quédate aquí, iré a ver que sucede- le dijo Baltos al otro hombre mientras se dirigía al lugar de donde provenían las pisadas de caballos.

-POR ACÁ- indicó Xena mientras seguía a duras penas el movimiento de las hojas.

Baltos se subió a la rama un árbol para ver mejor con tan buena suerte que vio el movimiento de la ramas dirigirse hacia donde el estaba, pasó tan rápido que no tuvo tiempo de llamar a Erga, él suponía que era ella la iba "en fuga" se burló su mente.

Para cuando Xena sintió un nuevo peligro el hombre cayó sobre ella antes de poder desenfundar su espada, el repentino peso tomó a Argo desprevenida, desplomándose de costado con la guerrera y el hombre que agarraba por la muñeca a la guerrera y golpeaba con el puño de la mano libre.

Los golpes en la cabeza y salida del aire de los pulmones debido a la caída del caballo casi la hicieron perder el sentido pero su instinto y fortaleza la hizo revolverse en el agarre y cuerpo de su atacante tratando de zafarse mientras trataba de alejar la nube oscura que se empeñaba en atrapar su mente para dejarla fuera de combate.

Sus caóticos pensamientos le decían que esos golpes estaban fuera de lo normal, mucho más potentes que un hombre normal, sus esfuerzos se vieron recompensados al asestar un codazo en el abdomen de Baltos y prácticamente quitárselo de encima. La lucha era observada por Argo que relinchaba llamando la atención de las amazonas que casi habían llegado.

Eponin vio a Argo en dos patas relinchando y luego vio el bulto que luchaba en el suelo, se bajó de un salto al ver a un hombre pelirrojo asestarle un golpe con un tronco sobre la espalda de Xena que se desplomó por el impacto.

La amazona atacó con espada en mano, el misterioso hombre detuvo el ataque con la suya desarmándola al hacerlo, Eponin se agarró la muñeca pero sin quitarle la mirada de encima al atacante, en eso se unieron a ella Solari y Galas que atacaron inmediatamente.

Xena escuchaba a lo lejos el choque de dos espadas, trataba de levantarse pero sentía que volvía a caer sobre algo duro, respiraciones profundas y jadeos por el esfuerzo de la batalla la hacían volver a intentarlo.

Solari recibió una patada salida de la nada en plena cara que la tiró de espalda sobre el suelo mientras que Galas dejó un hueco en su guardia y recibió un derechazo en la mandíbula que la dejó noqueada, cayendo de lado desmadejadamente.

-¿Quién eres?- preguntó Eponin defendiéndose del hombre que resultó un excelente oponente.

-Quiero a la reina amazona- dijo Balto sonriendo burlonamente.

Xena escuchó esto y se levantó trastabillando pero atrapando al osado hombre, Eponin no perdió tiempo conectando patadas y puñetes en la cara del hombre que sólo consiguió que el hombre diera pasos hacia atrás, volvió a intentarlo pero esta vez una de sus piernas fue atrapada, Baltos la tiró a un lado pero la fiera amazona arremetió nuevamente, se escucharon ligeros ruidos de entre los árboles, cosa que no le gustó a Baltos que retrocedió pero esta vez en huida pero aferrando a la descolocada y alta guerrera.

Eponin no lo dejaba escapar y a ella se unió Solari ya un poco más repuesta, por su parte Xena golpeaba a las costillas con la mano libre entre gruñidos también trataba de asir el chakram para rajar al tipo de una buena vez.

Lectis y Mandy llegaron al lugar de la lucha, con un canto de búho comunicaron su llegada a sus hermanas, mantenían al intruso en la mira de sus arcos, desde los árboles cercanos pero no podían hacer ningún disparo podrían herir a una de las suyas.

A Baltos se le había olvidado un pequeño detalle en su huida y ese era el barranco, las chicas pensaban que el hombre se detendría y por consiguiente se entregaría al verse superado en número.

-Ríndete ahora- ordenó Eponin cuando el hombre se detuvo cuando uno de sus pies resbaló.

Baltos se maldijo por olvidar el barranco pero lejos estaba de rendirse, tiró fuertemente del brazo de la Xena cuando esta le propinó un derechazo en la cara que lo hizo sangrar al romperle la nariz con un sonoro crujido, la respuesta fue un fuerte codazo en la quijada de la guerrera que la hizo poner una rodilla en tierra, a otra persona la hubiera mandado directa al reino de Morfeo pero la guerrera era aguerrida.

-Espero que no mueras en la caída, sería un desperdicio- y con estas palabras, Baltos se impulso fuertemente hacia atrás llevándose consigo a Xena.

La campeona de la reina amazona estiró un brazo hacia atrás para asirse de algo, encontrándose con la mano oportuna de Eponin que la había alargado para tratar de agarrar a su amiga pero los dos pesos eran demasiado entonces la amazona sintió sobre ella dos manos, las fuertes manos de Solari y todo su cuerpo corrieron la misma suerte que los tres cuerpos anteriores.

Continuará...


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