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Renuncias: Xena y Gabrielle y Joxer y demás personajes son propiedad de Universal y Renaissance Pictures, yo solo las e cogido prestadas, eso si la historia es totalmente mía, sacada de mi profunda imaginación.
Violencia: Bueno algo tiene que ver, es Xena la Princesa Guerrera. Tiene que demostrar sus dotes de guerrera.
Sexo: Mn en este no, pero si ahí una secuencia, pero nada explicito, quizás en el próximo.
Advertencias: Es una relación amorosa entre personas del mismo sexo, si eso te molesta de alguna formar, pues ya sabes le das atrás con el ratón y todo paz y después gloria.
Dedicatorias: A mi musa que es la que me inspira tu ya sabes quien eres, y a ti, que tomas tu tiempo para leer mis historias.


LA VERDAD

Por XenaDena

Capítulo 3

El caso de la niña agresora estaba quitando horas de sueño a la bardo y la alta guerrera lo notaba.
El principal objetivo era encontrar a la otra amazona, tarea que no estaba resultando fácil. Debía ser una amazona joven, de entre la edad de la joven agredida, Alika no soltaba palabra, parecía tener ganas de decirlo por momentos, otras sacudía la cabeza quitándose esa idea de la cabeza.

Xena comenzaba a pensar, que quizás ocultaba a un familiar, no había más explicación. La primera visita a la familia fue bien, era gente amable, Caola hizo buenas migas con la barda.

Caola comentó que cuando vio a la pequeña Alika algo en su interior le empujó a adoptarla, decía que no era mala niña, un poco ruda a veces, pero que nunca había hecho nada por el estilo, todo lo contrario. Parte del día lo dedicaba a pescar a entrenarse, o a subirse por los árboles a meditar como la niña le decía.

Las últimas palabras que dijo la madre fueron, que era una niña muy especial que se hacía querer.

Caola actualmente no tenía pareja, pero sí tenía dos hijas más, una de quince veranos y otra de veinte.

Mila miraba con desconfianza a las dos intrusas que habían entrado en su hogar, sabía que una era la reina, pero no entendía él por qué estaban allí.

- ¿Cómo esta Alika?- Preguntó curiosa.
- Esta bien, tu hermana es muy valiente-. Contestó la joven reina amigablemente.

Mila iba a contradecirla pero se detuvo pensando que quizás no era lo correcto en ese momento. Pero eso no pasó desapercibido por la morena, que ahora prestaba toda su atención a la joven. Mila al darse cuenta evitaba mirarla, pero le estaba resultando difícil esos ojos azules eran como si entraran dentro de ella y descubriera sus más íntimos secretos.

- He debo...- Mila se levantó nerviosa -Yo tengo cosas que hacer en mi aposento si me disculpa mi reina-. Hizo una reverencia mal echa por culpa de los nervios, y desapareció con toda la velocidad que pudo.

La guerrera se levantó y la siguió, vio como se sentaba en su camastro, y miraba al horizonte, entró sigilosamente sin que la joven amazona se percatase, y cuando pasó cierto tiempo la guerrera se dejó ver.

- ¿Qué haces aquí?-. Preguntó sorprendida -No tiene permiso para entrar aquí, serás amiga de la reina pero tu no tienes sus privilegios, sal de mi habitación.
- Tu-. Dijo la morena sin cambiar el semblante -Tu-. Volvió a decir.
- ¿Qué?-. Mila no entendía a la guerrera -¿Yo qué?-.
- Eres tú la otra amazona que intentó envenenar a la sanadora-. Mila abrió muchos los ojos acompañados por la boca y dio un paso atrás. -La pregunta ahora es ¿por qué? Y tu ahora me la vas a responder.
- ¿Por eso habéis venido porque una cría os a dicho eso? Es su palabra contra la mía- Dijo sarcásticamente y luego sonrió -No pensé que la reina y su defensora fueran tan estúpidas-. Dio un paso atrás al ver la mirada que le lanzó la morena.
- La verdad es que fuiste tú quien me lo dijo. Alika lo mantuvo en secreto-. Respondió sin expresión en su rostro -¿Quién se siente estúpida ahora?-. Sonrió burlescamente, mostrando sus perfectos dientes blancos.
- ¿Qué pasara ahora?-. Preguntó rindiéndose -¿Me desterrarán?-.

- No soy yo a quien tienes que preguntarle-. Miró hacia la puerta al escuchar unos pasos, era su bardo con Caola que habían estado escuchando la conversación. Mila era su hija de sangre, la tuvo joven antes de que fuera recogida por las amazonas cuando más lo necesitaba, no podía creer que su hija, hubiera estado planeando quitarle la vida a otra amazona.

Al poco tiempo de ser avisadas llegaron dos amazonas que se llevaron a Mila a la prisión a la espera del interrogatorio de la reina y de la sentencia.

Gabrielle al ver que la guerrera se levantaba y seguía a la joven amazona, supuso que algo pasaba, e inventó alguna una excusa para que Caola le enseñara su hogar, justo cuando acaban de subir las escaleras oyeron la conversación que se estaba produciendo. Caola intentó entrar más de una vez, pero la barda la detuvo y la miró indicándole que esperara, que aun no era el momento.

Guerrera y Barda se dirigían a la prisión con ansias de saber el motivo del por qué querían cometer tal acto.

- ¿Mila por que?-. Preguntó la bardo nada más entrar.

Mila miró a la reina y después a la guerrera, estás le miraban por igual. Después volvió a mirar a la reina.

- Deseo pedir mi derecho de privacidad como amazona que soy-. Dijo mirando en todo momento a la reina.

La barda no tuvo que hablar, Xena lo entendió y salió sin decir nada, a veces las leyes de las amazonas le hostigaban.

- ¿Por qué?- Volvió a preguntar -Habla-. Ordenó.
- La sanaducha esa no es amazona-. Escupió con odio. -No le importa nuestra reputación como amazona.
- Continúa-. Volvió a ordenar al ver que la joven no seguía su relato.
- Retozaba con cualquier asqueroso hombre, a la entrada de la nación-. Explicó -Se hacia pasar por una de nosotras, ante esas personas, no merece vivir aquí. Cuando le dijimos que se marchara, ella se rió en nuestras caras, nos dijo que, qué iba hacer unas chiquillas como nosotras.
- ¿Por eso querías acabar con su vida?-. Preguntó de nuevo la reina -¿Por no ser amazona y tener relaciones sexuales con hombres? Incluso las amazonas en solsticio tienen relaciones para hacer más grande la nación.
- ¡No es lo mismo!-. Gruñó.

La reina continuó haciéndole preguntas, pero como la joven se había negado a seguir hablando, salió y dio la orden de que soltarán a la pequeña quitándole todos los cargos.

- ¡Mi reina!-. La reina sintió que la llamaban -¡Reina Gabrielle!-. A lo lejos vio aparecer a una joven de catorce veranos que ayudaba por las tardes a la sanadora, para aprender el oficio de la curación.
- Dime Clea-. Dijo cuando la joven estuvo cerca.
- Mi reina, Melien ha despertado-. Informó- Se esta recuperando, esta noche no tuvo fiebre y hoy tampoco ha tenido, la sanadora opina que pronto podrá ir a descansar a su casa. Me dijo que le avisara.
- Gracias Clea-. La joven asintió y sonrió antes de marcharse.
- Vaya la cabecilla de todo este asunto despierta de su letargo-. Gabrielle al girarse vio a Xena, apoyada en un poste.
- ¿Cabecilla? ¿Despierta de su letargo?- Sonrió- Xena cuidado no vaya a ser que pierdas tu reputación por tu alma poeta-. Sacó la lengua y sonrió.
- ¿Gabrielle crees que las burlas son propias de una reina adulta?-. Preguntó la guerrera alzando una ceja. "Vale me la tengo merecido"

- Esta claro que Mila no siente aprecio por las amazonas, pero toda esa idea del envenenamiento creo que no ha venido de ella-.
- Voy a ver a Melien-. Dijo -¿Vienes?-. Agregó Gabrielle.

*****

Ya estaba todo solucionado, a Melien y Mila se les había quitado todo privilegio en la nación, y tendrían que ayudar a toda la tribu anciana de la nación amazona, vigiladas de cerca por unas cuantas guerreras amazonas. La barda sabía que eran jóvenes, que junto con las veteranas aprenderían a como ser una buena amazona.

Melien odiaba a la sanadora, porque ésta era pareja de su madre, y sabía que la engañaba contínuamente. Sabía también que Mila no apreciaba a las que tenían ciertos privilegios en la nación que no eran amazonas, sabía también que le gustaba a Mila, así que aprovechó todo eso para llevarla asta donde quería.

Alika fue bien recibida por los brazos de su madre, y toda la nación le pidió disculpas. La barda había hablado largo y tendido con la niña, y le ayudó a relacionarse con las demás niñas de su edad, por que el motivo de ser una niña amazona no implica tener una vida sin infancia.

Sería su última noche en la nación, había cumplido todas sus obligaciones como reina y estaba satisfecha.

- Xena- Llamó en medio de la oscuridad Gabrielle- ¿Xena estas dormida?.
- Ya no-. Bostezó- ¿Qué ocurre, ronco?-. Oyó la risa de su bardo y ella misma sonrió en la oscuridad.
- Sabes bien que no roncas, suerte la que tengo-. Recibió un codazo de la alta morena por eso.- Auchs-. Se quejó- Ha dolido.
- ¿Al final me vas a decir el por qué me has despertado?- Oyó suspirar a la reina e inmediatamente quiso saber el motivo de ese suspiro.- ¿Y ese suspiro qué significa?
- ¿Tenemos que ir donde hemos quedado con Joxer?-. Oyó la carcajada de la guerrera al no esperarse esa pregunta.
- Gabrielle nos espera-. Explicó- No le podemos hacer eso otra vez-. Se intentó convencer ella misma.
- Tienes razón-. Suspiró de nuevo con resignación- Buenas noches Xena.
- Mnm-. Sólo obtuvo esa contestación por parte de la guerrera.

*****

Al llegar al lugar acordado se extrañaron de no ver a su patoso amigo. Decidieron acampar ahí mismo, pensando que quizás se habría extraviado, o que había partido tarde.

- ¿Qué piensas?-. Preguntó la barda al ver a su pensativa amiga.
- Es raro que Joxer no aparezca-. Contestó mirándola un rato a continuación.
- Si no es propio de el-. Estuvo de acuerdo la barda- Quizás lo que tenía que solucionar se le ha alargado-. La guerrera asintió.

Y después de ahí solo hubo silencio e incomodidad por parte de la barda, siempre odiaba estos momentos en los que la guerrera la dejaba fuera de sus pensamientos y sentimientos, en cuanto todo se quedaba silencioso, que ni una brisa cruzaba, ni Argo relinchaba.

Suspiró en voz alta y esta vez la guerrera ni se percató de dicho suspiro. Estaba con la mente totalmente ocupada, en el camino había visto unas cuantas huellas como las del campamento de aquella vez, pero no le había prestado seguramente toda la atención que se debiera. Ahora dudaba si eso tenía algo que ver en la desaparición de su amigo, una cosa estaba clara las huellas no eran recientes, y había una gran hendidura, como si fuera un cuerpo muy pesado. Esas huellas tardaban en borrarse, por tanto podía haber ocurrido algo hacía una semana.

"No le puedo contar mis verdaderos sentimientos, si esto pasa ahora no me quiero imaginar lo que ocurriría si le dijera, se alejaría de mí, y antes de eso prefiero su amistad"

Gabrielle decidió acostarse, sabía que no habría más conversación por hoy. A veces se le hacía extraño todo esto, otras veces bromeaban incluso torteaban y otras solo había silencio y frialdad.

Continuará...


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