Habían pasado varios meses desde que Xena y Gabrielle se conocieron por esas casualidades
de la vida, estaban un día en medio del campo, cuando de pronto Xena se queda mirando a
Gabrielle y le sonríe tímidamente, entonces Gaby se sonroja y se va corriendo de ahí sin
decir nada solo se fue.
Xena muy confundida creyó que había hecho algo mal no sabia por qué Gaby había huído así
entonces decidió seguirla pero no tenía idea de donde podía estar.
Mientras tanto Gaby se dirigía a Potedia, junto a su familia, estaba muy confundida con
respecto a Xena y lo que sentía por ella, tenía ganas de ir corriendo a buscarla y
gritarle que la amaba pero no se atrevía. Entonces se quedó en la aldea junto con su
familia.
Pasaba el tiempo y trataba de no pensar en Xena pero se le venía a la mente aquella
sonrisa y aquella mirada de la Princesa Guerrera a quien no podía olvidar, así pasaron
los minutos, los días y las horas, hasta que un día después de un largo mes, Xena
recibió un mensaje de Gaby donde le pedía que se vieran en una feria que estaba en la
ciudad de Atenas, Xena sin pensarlo dos veces montó sobre Argo y se dirigió a Atenas
para encontrarse con esa persona que le hacía sentir tantas cosas a la misma vez...
Cuando llegó al lugar, Gaby todavía no llegaba, entonces la princesa se puso impaciente
contemplaba una estatua de Afrodita, cuando de pronto se paralizó su respiración y su
corazón empezó a latir tan fuerte que parecía que se iba a salir de su pecho, se volvió
hacia atrás y era tan increíble ver a la criatura mas preciosa de la tierra ahí frente
a ella, quiso abrazarla y decirle cuanto la había extrañado pero estaba paralizada, de
pronto Gabrielle interrumpió todo ese trance cuando le dijo:
- Hola Xena como has estado, tenemos tanto de que hablar espero que tengas tiempo.
Xena dulcemente respondió:
- Claro todo el tiempo que sea necesario.
- Entonces a donde vamos -comentó Gabrielle y Xena sabía lo mucho que le gustaba la
poesía a la rubia así que decidió invitarla a un teatro donde se presentaba un gran
recitador...
Gaby aceptó feliz, escuchó con gran emoción la declamación del poeta cuando terminó la
función, Xena propuso tomar un par de copas de vino, así que se dirigieron a una
cantina, y al fin pudieron estar una frente a la otra.
Gaby empezó a contarle como le había ido en todo ese tiempo, Xena le contaba de sus
batallas de sus enemigos etc., provocando en la rubia risotadas debido a sus comentarios
con respecto a sus adversarios... así entre risas y miradas discretas transcurrió la
noche y se hizo de madrugada. Gaby propuso ir a una posada a descansar entonces se
fueron a la posada. Gaby estaba un poco mareada por el vino, así que Xena la acompañó
hasta su habitación, la instaló en ella y luego esperó a que se durmiera y se fue a
dormir al campo, ahí se quedó mirando las estrellas, lo bella que era Gabrielle y lo
mucho que deseaba estar con ella.
Así amaneció, el sol le dio a Gaby y no encontró a Xena pensaba que se había quedado
con ella pero el dueño de la posada le dijo que se había ido en la madrugada, decidió ir
a buscarla, y la encontró en el río pescando su almuerzo luego se quedó observando a la
Princesa Guerrera extrañada por la belleza de aquella ruda y a la vez tierna mujer,
pensando en el azul de sus ojos y el rojo de sus labios, así divagando en el mundo de
la fantasía, Xena se le acercó algo preocupada por su expresión entonces Gabrielle se
alejó de Xena temiendo no poder controlar sus propios impulsos, Xena preguntó
dulcemente.
- ¿Sucede algo?.
Y Gaby solo se puso a llorar pues no sabía como decirle que se estaba muriendo de amor
por ella.
Entonces Xena la abrazó y acurrucó en su pecho y Gabrielle notó que el corazón de la
guerrera latía fuertemente, sin pensarlo los labios de Xena se aproximaron a los
de Gabrielle y la rubia esta vez no se resistió y siguió lo que le gritaba su corazón y
se besaron y acariciaron. Luego Xena la tomó en sus brazos y la metió al río, se bañaron,
se tiraban chorros de agua y se reían, y se besaban una y otra vez.
Fue cayendo la tarde y el sol empezó a ocultarse, Xena invitó a Gaby a disfrutar de un
ocaso juntas, así que se sentaron frente al sol y poco a poco se fue ocultando, siendo
testigo del amor que el par de guerreras se daban una a la otra, de pronto la luna
anunciaba que sería una noche llena de estrellas y llena de amor. Gaby tendió las mantas
mientras Xena prendía la fogata, luego se acostaron una al lado de la otra, Gaby quiso
decir algo para explicar todo lo sucedido.... Xena la miró a los ojos y selló sus labios
con un dulce beso, y solo dijo:
- Gabrielle no digas nada solo quiero que sepas que TE AMO -y la besó de nuevo.
Gaby correspondía. Las manos de la guerrera fueron bajando poco a poco por el cuerpo de
la bella rubia, mientras que Gabrielle acariciaba tímidamente el cabello de la guerrera,
Xena besaba el cuello de la rubia, de pronto fue desatando el pasador de la blusa de
Gabrielle y entonces vio dos hermosos senos tan firmes y redondos, que deseo besarlos y
acariciarlos. Así empezó a besarlos uno a uno pasaba su lengua provocando la excitación
de la pequeña bardo, la guerrera no cabía de felicidad en su cuerpo así acariciando a
su amada empezó a sentir que le estorbaba la pequeña falda de Gaby, metió su mano en
medio de las piernas de la hermosa amazona y se dirigía hacia el centro de todo placer,
frotaba sus dedos con suavidad lo cual hacia que Gaby gimiera de placer, en tanto las
dos quedaron desnudas ahora Xena estaba sobre Gabrielle y frotaba su cuerpo contra el
cuerpo de la rubia. Todas las partes hacían contacto desde sus pechos hasta sus partes
íntimas, Xena estaba excitadísima y feliz con tanto amor, de pronto Gaby irrumpió y se
colocó sobre Xena sonrió pícaramente y dijo...
- Ahora me toca a mi.
Entonces empezó a besar a la guerrera, de pronto fue bajando hacia sus pechos luego al
ombligo y llegó al centro de placer de la guerrera y lo lamía una y otra vez, Xena
gritaba de placer. Gaby pasaba su lengua y la metía y la sacaba, luego metió su dedo
medio y Xena deliró y llegó al cielo y volvió a la tierra todo en un segundo, sentia que
no había mas felicidad que esa. Luego cansadas de tanto amarse se quedaron dormidas,
despertaron con el sol en la cara y juraron que se amarían por encima de todo el mundo
y sobre todas las cosas y así vivieron felices para siempre enfrentando a los malos de
día y de noche amándose con el inmenso amor que se tenían una a la otra...
FIN