Introducción:
Narrador: Después del nacimiento de Eva, Xena adquiere el poder de matar a los
dioses, tras la muerte de Zeus y en pleno enfrentamiento con los dioses, Xena y
Gabrielle deciden marcharse a las tierras del norte, en busca de las amazonas, con la
idea de proteger a Eva y a ellas mismas de la intensa persecución, pero no todo el
Olimpo está contra ellas...
Claro del bosque, afueras de Atenas
Narrador: los seguidores de Eli rezan en armonía, cuando de pronto, la diosa
Afrodita se aparece ante ellos.
Afrodita: hola a todos.
Narrador: los seguidores de Eli se quedan boquiabiertos.
Afrodita: creo que ya me conocéis.
Seguidor1: pues claro, tu eres Afrodita la Diosa del Amor, pero, pero, ¿Qué
haces aquí?, ¿Por qué nos buscas?
Afrodita: bueno es una larga historia, pero como ya sabéis el Olimpo tiene los
días contados y yo necesito ayuda.
Narrador: los seguidores de Eli, consultan entre ellos y deciden escucharla.
Seguidor1: habla, te escuchamos.
Afrodita: necesito hablar con el Arcángel Miguel.
Seguidor2: ¿Y es porque?
Afrodita: Porque necesito ver a vuestro Dios, para pedirle ayuda.
Narrador: (Todos se quedan en silencio)
Afrodita: tengo entendido, que vuestro camino, las enseñanzas de Eli y todo eso
que vosotros hacéis, se basa en el amor. ¿Cierto?
Seguidor2: sí es cierto; no te ofendas, pero tu eres una diosa menor en
comparación a nuestro Dios, tu poder es ínfimo.
Afrodita: ya lo sé y por eso, antes de que desaparezcan por completo mis poderes,
tengo que pedirle ayuda a vuestro Dios; porque veréis quiero proteger el poder supremo,
el Amor.
Seguidor1: Está bien invocaremos al Arcángel Miguel.
Seguidores rezando: ¡¡Oh todo poderoso señor envíanos a tu mensajero mas leal,
el Arcángel Miguel para darnos su protección!!
Narrador: se ilumina el claro, con un rayo de luz blanca, que baja desde el cielo
y aparece el Arcángel Miguel.
A.Miguel: ¿me habéis llamado?
Seguidor1: si mi señor, te hemos llamado, porqué hay alguien que quiere veros.
Narrador: Afrodita aparece ante él.
Afrodita: hola Miguel, soy...
Miguel: ya sé quien eres, Afrodita, te conozco muy bien y mi Dios también. Eres
leal a Xena y Gabrielle, aunque ellas estén destruyendo el Olimpo y tu corazón es
bondadoso y sabio, a pesar de no tener mucho poder.
Narrador: Afrodita le interrumpe, atónita.
Afrodita: ¿Cómo sabes todo eso?
Miguel: como te he dicho, te conozco muy bien y sé por qué me has llamado,
quieres proteger el poder supremo, antes de que sea tarde y desaparezca; y también, aún
a riesgo de que el Olimpo se te eche encima, pretendes pedir ayuda y dar tu lealtad a
mi Dios El Todopoderoso.
Narrador: Afrodita con la boca abierta.
Afrodita: pero, pero,...
Miguel: nada de peros, acompáñame, mi Dios te espera.
Narrador: y Miguel extiende sus alas, toma a Afrodita de la mano y se la lleva
al cielo, cuando llegan, El Todopoderoso la recibe gustoso.
Dios: (con voz poderosa) Afrodita, se bienvenida al cielo, yo soy El Todopoderoso
y conozco tus deseos e intenciones. Sabes que se le acaba el tiempo al Olimpo y quieres
proteger el poder supremo, con mi ayuda antes de que no puedas hacerlo por ti misma.
Afrodita: Así es señor, así es.
Dios: ¿estas dispuesta a jurarme lealtad para toda la eternidad a cambio de la
protección del Amor?
Afrodita: sí señor, lo estoy; vera necesito que cree usted un guardián el poder
supremo, una especie de ángel, pero con mas poder que ellos que me ayude a proteger el
poder supremo y necesito que ese guardián sea un mortal...
Dios: estoy de acuerdo, le interrumpió, te concederé lo que me pides, además de
tu protección ya que tu corazón es puro y bondadoso.
El guardián será un mortal, cuando muera este, le sucederá el elegido en cada generación
de hombres en el tiempo, tendrá el poder de invocar a las fuerzas e la naturaleza y el
tiempo, además de la invocación de los Ángeles y las criaturas mágicas que yo mismo he
creado, como duendes, elfos, enanos, gnomos, etc., además de contar con tu ayuda cuando
la necesite, porque has de saber que desde ahora estas bajo juramento divino y por lo
tanto, eres inmortal, como mis Ángeles y me debes lealtad a cambio de protección, pero
dejas de ser diosa menor, para ser el ángel del poder supremo.
Narrador: Afrodita con la boca abierta, observa como Dios lee en su corazón sin
resistencia y con claridad.
Dios: El guardián será instruído en el arte de la guerra, aprenderá desde su
nacimiento, la lucha con espadas, lanzas, dagas, tiro con arco, cetrería, rastreo,
monta a caballo y medicina; además de ciencias, filosofía y por supuesto será mi
seguidor, seguidor del camino del amor; también se le dotará de la comprensión y el
habla en todas las lenguas que existen en el mundo y han de existir, su alma será la
mas pura. El poder estará protegido por su pureza, su alma será el recipiente donde se
guarde el poder y su alma a pesar de ser la más pura, será un muro infranqueable, su
identidad permanecerá en secreto y si se revela su identidad, tanto el guardián como el
poder, estarán en peligro, por que las fuerzas oscuras ancestrales nunca descansan.
Afrodita: Gracias señor ¡¡¡ooh todopoderoso, gracias!!!
Dios: no me las des hija mía, la idea ha sido tuya.
Narrador: Dios se dirige a Miguel.
Dios: Miguel llévala hasta la cueva de los arcángeles, que se adentre en el fuego
de la purificación y que se sumerja en el agua divina, necesitaremos algo más que un
ángel guardián para proteger el poder supremo, ah y enséñala a volar.
Afrodita: ¿¡¡a volar!!? (exclamó asustada).
Afrodita: a, señor olvidaba algo.
Dios: habla.
Afrodita: Creo que el elegido debe llevar la sangre del amor más puro e intenso
que existe; a modo de protección extra que pase de un elegido a otro cuando se le
conceda el poder supremo; es decir, creo que tiene que tiene que llevar una gota de
sangre de Xena y de Gabrielle, ya que el amor que se profesan es algo superior a la
fuerza de cualquier dios, es salido del propio poder supremo, señor si usted me entiende.
Narrador: interviene Miguel.
Miguel: estoy de acuerdo señor, pero creo que Xena y Gabrielle deben saberlo.
Dios: estoy de acuerdo.
Afrodita: ¿pero quién será el elegido o elegida, señor? ¿Y quién hablará con Xena
y Gabrielle?
Dios: no te preocupes, yo le buscaré entre todos mis hijos e hijas en el tiempo,
tú prepárate mientras tanto, porque debes hablar con Xena y Gabrielle.
Afrodita: pero yo sola señor, titubeó Afrodita algo asustada.
Dios: Miguel te acompañará, no temas.
Narrador: Afrodita suspira aliviada y desaparece con Miguel; mientras, Dios
busca al elegido.
Campamento de las Amazonas, de madrugada.
Narrador: Xena y Gabrielle duermen en su cabaña, junto a la pequeña Eva, pero
pronto Gabrielle comienza a moverse en exceso; lo que hace que Xena, que duerme a su
lado, se despierte sobresaltada.
Xena: Gabrielle, Gabrielle, Gabrielle...
Narrador: Xena zarandea Gabrielle intentando despertarla, Gabrielle abre los ojos
y mira a Xena asustada. Xena la abraza.
Xena: ¿qué te ha pasado? ¿Has tenido una pesadilla, uno de tus sueños
premonitorios o algo así?
Gabrielle: si, Xena, ohh, gracias a los dioses que estas aquí he tenido una
pesadilla, que en un principio parecía un sueño maravillosos y que de repente cambió; se
convirtió en una pesadilla horrible, uff.
Narrador: resopla aliviada.
Xena: Solo era un sueño, tranquila, tranquila.
Narrador:Gabrielle abrazada a Xena.
Gabrielle: sí, eso espero, eso espero; porque...
Xena: porque.... que, ¿Qué pasa Gabrielle?
Gabrielle: verás Xena; en mi sueño aparecía de repente Alti y mataba a alguien,
que no sé quién es, pero era muy querido para nosotras, era como un hijo para las dos;
pero no se trataba de Eva.
Xena: pues no sé que pensar, porque es imposible que tengamos hijos en común tú y
yo, ya lo sabes; pero que aparezca Alti nunca es bueno y puede que sea real, que esté
intentando hacernos daño, de alguna forma otra vez; bueno, en fin... Volvamos a dormir y
mañana ya se verá, ehh cielo.
Narrador: Xena abraza a Gabrielle y se vuelven a dormir.
Mientras tanto en el cielo...
Narrador: Dios escoge a un bebé recién nacido, que ha sido abandonado o que será
abandonado, según se mire, en un futuro, en el año 1984 después de Cristo, en una fría
noche de invierno, en las calles de Cádiz capital al sur de España; el bebé se trata de
un niño. Dios lo trae desde el futuro para concederle todas las facultades que necesita
y para que Xena y Gabrielle le den su sangre. El niño pesa poco mas de tres kilos, es
tranquilo, tiene unos grandes ojos azules y su pelo parece castaño; aunque aun es muy
pequeñito para saberlo con claridad.
Campamento de las Amazonas.
Narrador: amanece el día y Xena y Gabrielle se despiertan sonrientes; pero Xena
sigue pensando en el sueño de Gabrielle, con preocupación.
Xena: voy a darme un buen baño antes de que se despierte la niña.
Gabrielle: de acuerdo, yo voy a buscar algo de leche y pan para desayunar.
Xena: vale, a ver si tiene un poco de esa miel deliciosa y alguna fruta, ¡¡tengo
hambre!! (Exclama Xena).
Gabrielle: te creo, te creo, jeje (ríe la bardo).
Narrador: después de desayunar, bañarse y bañar a Eva; Xena da de comer a su hija
sentada en la cabaña junto a Gabrielle, que la observa con amor; de pronto, aparece el
arcángel Miguel y no viene solo. Gabrielle abre la boca incrédula de ver lo que cree
estar viendo. Afrodita vestida como los arcángeles y con alas. Xena deja a Eva en su
cuna y se sienta junto a Gabrielle. Afrodita lleva en sus brazos un bebé; entonces habla
Miguel.
Miguel: hola Xena, Gabrielle.
Xena y Gabrielle: (a coro) hola.
Gabrielle: pero... Afrodita, ¿tu...?, ¿estas...?, ¿esto...?, pero ¿como...? (Xena
las observa).
Narrador: entonces interviene Miguel, antes de que Afrodita diga nada.
Miguel: Xena, Gabrielle, venimos por que queremos que conozcáis a vuestro hijo.
(Xena y Gabrielle se miran entre incrédulas y emocionadas).
Narrador: Xena se pone de pie de un salto, sin soltar la mano de Gabrielle y se
dirige a Miguel.
Xena: pero bueno, ¿cómo que nuestro hijo?, Miguel ¿de qué va esto?, ¿por qué
Afrodita parece un arcángel? y ¿quién es ese niño?
Gabrielle: (se dirige a Xena) tranquila, tranquila (y tira de ella hasta sentarla;
entonces Miguel y Afrodita le cuentan toda la historia; cuando terminan, Gabrielle se
levanta y se acerca para coger al niño entre sus brazos).
Miguel: entonces, ¿le concederéis vuestra sangre al niño?
Narrador: Xena aunque está encantada con la idea de tener un hijo con Gabrielle y
además que se le cae la baba mirando a su amiga con el niño; no deja de pensar en el
sueño de Gabrielle, con preocupación; aun así acepta.
Entonces Afrodita se acerca para extraerle la sangre a las guerreras.
Afrodita: debéis saber que una vez que le concedáis la sangre, solo podrá estar
con ustedes un día, ya que tiene que ser instruído y devuelto a su tiempo, para que su
identidad permanezca en secreto.
Narrador: Xena y Gabrielle se miran con tristeza.
Afrodita: pero podéis darle un nombre a esta ricura y sabed que le reconoceréis
por la marca de su antebrazo izquierdo, además podrá comunicarse con vosotras a través
de los sueños.
Narrador: Gabrielle destapa el antebrazo izquierdo del bebe y en el se vislumbra
una marca, que parece el Chakram, sobre los sais cruzados.
Miguel: bueno creo que podemos irnos Afrodita, dejémoslas con su hijo.
Narrador: Xena y Gabrielle se miran emocionadas y miran al pequeño. La cabaña se
ilumina y Miguel y Afrodita desaparecen.
Gabrielle: ¿Xena, te das cuenta de lo que este niño es?
Xena: sí y no puedo estar mas orgullosa de él y sobre todo de ti, mamá.
Narrador: los ojos de Gabrielle se iluminan de amor y la emoción la envuelve
hasta que rompe a llorar de felicidad, Xena se levanta, se coloca frente a ella y le
acaricia la cara, secándole las lágrimas a su amiga, luego sostiene al bebé, orgullosa y
dice...
Xena: ¿cómo le llamamos?
Gabrielle: no sé, podemos llamarlo: Hércules o Iolus o Liceus o como tu quieras
Xena; ¡¡¡caray!!!, estoy tan emocionada.
Xena: Aslan, se llamará Aslan (dice sosteniendo al pequeño en alto).
Gabrielle: mmmm, me gusta Aslan, muy bonito, (dice sonriente). ¿Qué significa?
Xena: hijo del amor.
Narrador: Y Xena entorna los ojos mirando a Gabrielle, que la abraza con ternura;
mientras Eva rompe a llorar. Xena mira a Gabrielle y le entrega el bebé.
Xena: voy a ver que le pasa, la llevaré con las niñeras de la tribu, para poder
estar más tiempo con nuestro hijo.
Narrador: la guerrera sonríe.
Xena: que bien suena eso.
Gabrielle: y que lo digas.
Narrador: se miran sonrientes y Xena sale de la cabaña con Eva en brazos.
Gabrielle: no tardes papá, (dice la bardo con sorna).
Xena: sí mamá, (responde la guerrera).
Narrador: dejan a Eva con las niñeras de la tribu y se van al lago, a pasar el
día con el bebé. Encienden una buena fogata y Xena pesca un par de peces para la comida;
mientras Gabrielle sostiene al bebé y le canta una canción de cuna, arropándolo; después
de un rato el bebé se duerme. Xena y Gabrielle comen y descansan observando la
naturaleza.
Xena: ¿Te has dado cuenta de lo que te he dicho tantas veces verdad?, lo de que
eres una buena madre; solo hay que ver la devoción que le tienes al pequeñín.
Narrador: Gabrielle le sonríe.
Gabrielle: tu también eres una buena madre Xena, ya lo sabes, pero sí, me he dado
cuenta y quisiera tenerlo toda nuestra vida para criarlo, verlo crecer, jugar, verle
dar sus primeros pasos,..., pero no puede ser.
Narrador: Gabrielle baja la cabeza y comienza a llorar; Xena la consuela.
Gabrielle: ¿por qué siempre tenemos que sufrir más que los demás, Xena? ¿Por qué
nunca podemos disfrutar de la felicidad? ¿Por qué siempre nos sacrificamos nosotras?
Xena: no lo sé, no lo sé; supongo que es por el bien mayor, Gabrielle mi amor no
llores, el bebé estará bien, Afrodita cuidará de él, será su ángel de la guarda, no te
preocupes; ¿porque tu confías en ella no?, ¿y en mi?
Gabrielle: sí, confío en Afrodita, y en ti por supuesto, te confiaría mi alma si
fuese necesario.
Xena: bueno pues dejemos que nos lo cuiden, disfrutemos de éste día con él y yo
te prometo que encontraré la manera de verlo más a menudo.
Narrador: Xena entorna los ojos, pensativa y cae en la manera de ver al bebé
crecer; la puerta de los mil mundos. Gabrielle la observa con amor e ilusión; se le
acerca y la besa.
Narrador: la puerta de los mil mundos es una sala de espejos mágicos, que se
encuentra en una cueva al sur de España, en las estribaciones montañosas que van de
este a oeste y se dividen en dos formando un gran valle verde surcado por un río enorme.
Narrador: El niño se despierta hambriento.
Gabrielle: voy a darle de comer y luego le leeremos mis pergaminos y le
contaremos historias de nuestras aventuras, (dijo sonriente).
Xena: me parece estupendo, pero no te olvides de cambiarle el pañal, ¡¡¡apesta!!!
Gabrielle: ¡¡¡oye!!!, que eso también puedes hacerlo tú, jejeje, (ríe la bardo y
Xena le devuelve la sonrisa).
Narrador: pasa el día y llega la hora de despedirse del pequeño Aslan; de pronto
se ilumina la cabaña y aparecen Miguel y Afrodita; ésta se dirige a las dos.
Afrodita: despedíos de él chicas, tenemos que llevárnoslo por su seguridad y la
del poder supremo.
Narrador: Gabrielle y Xena se miran con tristeza y se despiden del pequeño.
Gabrielle: bueno mi niño, pórtate bien ehh, sé feliz y no te olvides de nosotras,
por favor.
Narrador: Gabrielle rompe a llorar, Xena la abraza, coge al pequeño y se lo lleva
aparte.
Xena: bueno chiquitín, adiós, sé feliz, crece fuerte, por favor no te olvides de
tu madre, me rompe el corazón verla llorar, (dice mientras mira a Gabrielle), y toma
esto...
Narrador: Xena le coloca al bebé un colgante de madera, muy bonito, con las
letras G&X y besa al bebé en la frente.
Narrador: Xena le entrega el bebé a Afrodita y le dice que cuide de él.
Afrodita: lo haré mientras me quede un soplo de vida; por cierto me gusta el
nombre, suena tan bien, ¡¡¡Aslan!!!, ¡¡¡Aslan!!!, jeje, adiós chicas, cuidaos.
Narrador: y Afrodita desaparece con el pequeño, dejando a la bardo destrozada.
Narrador: unos días después, Xena y Gabrielle dejan el campamento de las amazonas,
para volver a Grecia, pero en el camino cambian de rumbo y deciden ir a la cueva de la
puerta; ya que Gabrielle se encuentra algo depresiva. Después de ver al pequeño,
regresan a Grecia con Eva y la guerra contra los dioses paganos se reanuda, tras las
cruentas batallas nuestras heroínas acaban capturando a Celesta en un intento
desesperado por salvar a Eva y a ellas mismas; pero acaban bebiendo sus lágrimas y
"mueren"; o al menos a los ojos de los dioses, pero cuando ya les habían dado por muertas;
aparece Ares que se las lleva a un sepulcro de hielo a los pies del monte Etna al sur de
los Alpes italianos; por lo que Augusto tiene que quedarse con Eva; así que Xena y
Gabrielle duermen durante 25 años, en una cueva de hielo por culpa de la intromisión de
Ares.
Mientras el pequeño Aslan crece ajeno a todo y sobre todo ajeno a sus orígenes, pero
lleva el colgante, que no sabe de donde ha salido, ni que significa; solo intuye que es
algo especial.
25 años después; Aslan se ha convertido en un joven muy guapo; tiene el pelo castaño
claro, rizado, sus ojos son como los de Xena, azules y grandes, es tan alto y fuerte
como Hércules, es bondadoso, inteligente y tiene todas las facultades que el Dios de
Eli le otorgó; además de un amplio conocimiento de su tiempo, de la historia del mundo
desde sus orígenes y los dones de la escritura y la premonición como Gabrielle. El chico
vive al sur de España, en una granja situada entre la sierra y la costa; pero algo le
inquieta cada vez que mira el colgante, siente que olvida algo muy importante; así que
decide invocar a Afrodita para que lo guíe a la puerta de los 1000 mundos, porque
quiere recordar; pero algo va mal cuando se pone frente al espejo del olvido, algo sale
de él absorbiéndolo a su interior y bloqueando la entrada. Afrodita desaparece
rápidamente para avisar a Dios de lo ocurrido. Mientras tanto Xena y Gabrielle están en
Roma para salvar a Eva; cuando la salvan se les aparecen Miguel y Afrodita en la
habitación de la posada donde se hospedan.
FIN DE LA PRIMERA PARTE