-Gabrielle estará allí, madre -Me dijo Eva, en un intento desesperado de animarme a ir
al festival.
Yo, que había empezado a caminar hacia la aldea, me detuve y volteé bruscamente.
-¿Gabrielle irá?
-Así es -Exclamó Eva más confiada- ella irá al festival. Virgil quería que ambas
estuvieran para verlo cantar, después de todo, Melodia es la capital musical ¿cierto?
Madre, no puedes perderte el festival, sólo es una vez al año, y creo que Virgil
obtendrá el "Gran Premio Misterio" de la temporada...
Eva seguía hablando, pero mi mente había ya volado al portal de mis pensamientos...
Gabrielle estaría allí, en el festival... ésa era mi oportunidad.
Es el momento de vengarme -Pensé.
-Muy bien, iré.
-¡Madre, gracias! ¡Virgil estará tan feliz! Ya verás que no te arrepentirás.
-Por supuesto que no, Eva... por supuesto que no...
*****
-En verdad te agradezco que vayas al festival, Gabrielle, no sabes cuánto significa para
mí -Me dijo Virgil con aire amoroso.
-No tienes que agradecerme, Virgil, después de todo te lo debo -Le dije tristemente,
recordando lo que pasó hace dos días.
-¿Te refieres a cuando Xena nos vio besándonos? -Preguntó Virgil, tomando especial
atención a mi reacción con el nombre de... "ella"...
-Me refiero a cuando te golpeó por hacerlo -Le dije, deseando con todas mis fuerzas que
se fuera... no quería hablar del tema...
-Gabrielle... Xena y tú... son... eran... ya sabes... ¿amantes?
-No quiero hablar de eso, Virgil.
-Pero Gabrielle...
-Virgil... por favor... de verdad no quiero hablar de eso.
-Mm... de acuerdo, pero piensa en lo que te digo... no... no me gustaría verte sufrir...
-Gracias.
Virgil se marchó dejándome en la habitación que él se negó a rentarme por dinero el
mismo día en que pasaron los hechos. Su posada es grandiosa, sin duda él ha sabido
progresar... a pesar de la muerte de Joxer. Es un buen hombre, y desearía poder llegar
amarlo algún día... algún día...
*****
-¿Eva? ¿Eva eres tú?
-Sí, aquí estoy Virgil. -Pronunció Eva por lo bajo- ¿Estás seguro de que nadie nos oirá
en este bosque?
-Sí, lo estoy... -Respondió Virgil, saliendo del arbusto en el que estaba escondido-
¿cómo te fue con Xena?
-Mi madre no mostró ningún interés cuando le hablé del festival, pero cuando mencioné a
Gabrielle me tomó especial atención... ¡Accedió!
-¡Bien! ¡Muy bien, Eva! Esclareceremos todo ésto de una vez por todas. No merecen sufrir
tanto. Gabrielle se niega a probar bocado desde esa noche, en la que Xena... ya sabes...
nos sorprendió besándonos. No duerme bien, no tiene ánimos para nada, ¡ni siquiera sale
de su habitación! Y algo me dice que se marchará muy pronto, lo presiento.
-¿¿Por qué?? ¡Creí que te habías negado cobrarle por la habitación! -Exclamó Eva,
sorprendida.
-Y lo hice, me negué, pero creo que por eso mismo se siente incómoda. No puedo hacer
nada, ella es mi amiga, no le iba a cobrar...
(Eva suspiró)
-Muy bien... Ojalá que todo salga como lo hemos planeado -Murmuró Virgil.
-Lo hará, Eli estará ahí acompañándonos -Susurró a su vez Eva, juntando las manos.
-Sí... espero... Sé que Gabrielle ama mucho a Xena, pero aún no logro entender por qué
me besó esa noche, ni por qué se ha alejado de ella de la manera en que lo hizo. Debe
haber algo más, espero que lo lleguemos a descubrir.
-Y que para el festival ya se hayan reconciliado. ¿Ya tienes la canción? -Preguntó Eva
con interés.
-Sí -Respondió Virgil, sonriendo.
*****
-¿Está segura que desea otra bebida? Ya ha bebido mucho...
Sonreí con malicia. Este tipo no entiende nada -Pensé.
-Te he dicho que me des otra -dije lentamente- o esta guerrera te sacará órganos nuevos
del centro de tu estómago.
-De... de acuerdo -Respondió nervioso el tabernero.
-Muy bien, sabes lo que te conviene... ahora ¡largo!
El infeliz volvió al mostrador en el momento justo en que entró una joven mujer. Era
rubia, de tez clara y algo baja, sus ojos color esmeralda hicieron que por un breve
momento confundiera a esa mujer con Gabrielle, pero al verla mejor entendí que no era.
La bebida me estaba haciendo mal, en verdad.
La joven me miró y sonrió con picardía. Alcé una ceja y volví a centrarme en la
bebida.
Con que Gabrielle estará allí -Pensé tomando un sorbo de la bebida- ¿qué
actitud tendré cuando la encuentre? ¿Qué le diré? Seguro que vendrá del brazo de Virgil
-otro sorbo de la bebida- ese maldito, como lo odio -otro sorbo- ¿Por qué
Gabrielle se fue con él? -Otro sorbo, más profundo- ¿Por qué me dejó por él?
-Ahí dejé de beber, abundantes lágrimas amenazaban con salir de donde no debían, y menos
en público.
-Buenas noches, ¿puedo tomar su orden?
Debe ser la asistenta del tabernero -Pensé.
Alcé la vista para encontrarme con la joven mujer que había visto entrar hace sólo unos
momentos. La bebida no me permitía ver bien, pero juraría que esa mujer me miraba con
algo que no era precisamente apropiado para una extraña. Sólo atiné a decir:
-Sí, por favor, déme otra bebida.
-De acuerdo -Dijo lanzándome otra mirada de "ese algo". No había necesidad de estar
sobria para darme cuenta que esa mujer quería tener algo conmigo. Una aventura quizás.
Sus ropas cortas, ese caminar exagerado, las miradas que lanzaba; no parecía ser una
mujer de relaciones duraderas y serias. Simplemente quería divertirse.
Sonreí al recordar cómo me sentía yo cuando pensaba igual: ¿Para qué la "constancia"?
Eso quiebra las alas de la libertad. ¿Para qué estar con una sola persona si te puedes
divertir con otras más? La vida hay que vivirla, y no atarte a una sola persona, eso no
es vivir... Gabrielle me mostró que sí se podía ser más feliz amando siendo leal y
sincera. Ella me mostró la verdadera felicidad, el amor, la ternura, me las mostró
de una manera tal que me dio fuerzas de seguir viviendo... pero con la misma intensidad
me las arrebató, una noche en que decidió que podía encontrar más en otra persona...
-No llores -Me dije por lo bajo, cuando noté que las lágrimas caían sobre la mesa de la
taberna- no vale la pena...
-Su bebida -Me dijo una joven voz. Alcé la vista para volver a encontrarme con esos ojos
color esmeralda tan parecidos a los de mi... a los de ella.
-Mejor ya no tome, se ve que la pone mal. -Dijo con voz suave- Permítame acompañarla a
su habitación -Me dijo con insinuación.
-Yo la miré, y en sus ojos despertó en mí el anhelo de venganza.
*****
-Gabrielle, abre la puerta, por favor. Te he traído comida.
-Gracias Virgil -Pronuncié como pude, aguantando el llanto que me ahogaba- pero no te
molestes. No deseo comer. No tengo hambre. Déjame sola, por favor.
-Gabrielle, por favor, permíteme ayudarte.
-Virgil... necesito estar sola... por favor...
-Pero... Gabrielle... está bien, llámame si me necesitas.
Me levanté de la cama donde estaba recostada y me toqué el pecho.
-Ella está sufriendo, lo siento -Me dije entre lágrimas- perdóname, mi amor, pero era
por tu bien -Me intenté convencer a sí misma, deseando con todas mis fuerzas que esas
palabras cruzaran las paredes de esta oscura habitación hacia sus oídos.
*****
-Virgil, ¿Dónde está Gabrielle?
-Ah, hola Eva... Gabrielle está en el segundo piso de la taberna, como siempre, y no
quiere salir ¿Por qué la pregunta? ¿Pasó algo malo? Te ves alterada...
-No, no puede ser... -Pronunció Eva confundida.
-¿Qué sucede? Eva no me asustes.
-Fui a la taberna que está al otro lado del pueblo, donde supuestamente se hospeda mi
madre desde el día del incidente.
-¿Y...?
-Y no estaba en su habitación habitual.
-¿Le preguntaste a alguien si la vio salir?
-Ehh... sí...
-¿Y qué te dijeron?
-Algo que no estaba en nuestros planes.
-¿Qué? ¿Qué dijeron?
-Me dijeron que... mi madre no había salido. Muy por el contrario, había entrado con una
mujer rubia, de tez blanca y ojos verdes a una habitación de la posada. Y que de ahí no
había salido en toda la noche.
-¿Fuiste a verla?
-Lamentablemente.
-¿Y qué encontraste?
-No quieres saberlo.
-No me digas que...
-Así es.
-Pobre Gabrielle.
Continuará...