"Esta mujer ama a Xena" declaró alto y claro.
"¿Ves como funciona? Es sencillo, rápido y exacto" resaltó, mientras volvía a apropiarselo.
"Parece que el corazón de tu fiel bardo anda en otro sitio. Exactamente por alguna
tumba de Grecia" se jactó Kambara. AL no oir ninguna carcajada por sus palabras, la
miró. "¿Sofía?" la llamó sacandola de su trance. Estaba mirando a Gabrielle, con los
ojos y la boca abierta y Kambara no podía jurar que estuviese respirando también. Xena
meneó la cabeza y, recuperando su templanza y una dulce sonrisa, dijo:
"¿El reloj no miente? ¿Indica a quién quieres por encima de los demas, por encima de
todo?"
"No a quien quieres, sino de quien estas enamorado" corrigió.
"Así que querías a la rebelde Princesa Guerrera, ¿eh?" preguntó Xena poniéndose a su
altura, poniendose de pie. Pero la bardo no respondió mientras su mirada se dirigía de
forma inconsciente a sus botas. "¡¿No respondes?!" insistió Xena. La bardo giró el
rostro hacia ella mostrando sus ojos llorosos, que no llegaban a derramar lagrimas y
unas mejillas rojas y ardientes. "La querías, ¿verdad?" la interrogó.
"Perdóname" pidió en un susurro, respondió por un dulce gesto de Xena quien se moría por
decirla que no había nada que perdonar.
"Eso ya se verá" contestó orgullosa. "¿Y la querías mucho?" insistió, reclamando
expertamente su mirada para ver la verdad en sus ojos. Ella asintió fervientemente, sin
poder mirarla más. La guerrera suspiró sonriente. Aguantando las lágrimas se levantó y
dándole la espalda y mirando a Kambara añadió: "Lástima que Cesar acabase con ella.
Seguro que te amaba de igual manera" se burló. Mientras él se reía de ella, Xena oía un
leve gimoteo de Gabrielle. Claramente su indirecta no había sido captada por su "amiga".
Tenía que salir de alli o devorarla a besos delante de Kambara.
"Tu esclava a admitido que la declaración del reloj es cierta, lo que demuestra su
eficacia y su potencial" adornó orgulloso.
"Si" sonrió. "Y eso es suficiente por esta noche, creo que deberiamos retirarnos ya."
"Supongo que si" murmuró "es muy tarde, mañana hablaremos."
"De acuerdo" le sonrió Xena, mientras notaba la lánguida mirada de Gabrielle en su nuca,
haciendo que un escalofrío la recorriese. "Buenas noches" Y dicho y hecho avanzaba por
un pasillo, acompañada por Gabrielle y los esclavos que siempre la escoltaban. Se moría
por girarse y robarle un beso. Pero con los puños cerrados y la mandíbula presionada
aguantaba camino a su habitación. Llegó a la puerta y permitió a Gabrielle pasar
delante, antes de girarse y hacer desaparecer a los criados. "Marchaos" ordenó, antes de
abrir la puerta y cerrarla tras de si.
"Xena" murmuró Gabrielle cuando vió que cerraba la puerta. "Yo... yo..." susurró
mirándose a los pies. Gran error, pues no vió la embestida de la guerrera hacia ella. Lo
siguiente que notó fue los brazos de Xena rodeando su cintura y haciendose con su cuello.
El rápido movimiento de ella la había hecho perder el equilibrio, pero Xena lo tenía
previsto y la aguantaba y abrazaba entre sus brazos. Para cuando la bardo entendió su
situación, aunque no sabía si era un ataque o un abrazo, unos dulces labios apresaron
los suyos. No pdía creer nada de lo que ocurría. Era Xena la que la besaba, la que la
rodeaba dulcemente. Dos minutos de horroroso pavor, mil segundos pensando una excusa y
de repente, nada era necesario porque ella la correspondía. Y de que forma. Sus brazos,
rozando su piel, la quemaban con un dulce calor. Y sus labios, curiosamente tímidos para
ser los de una guerrera, presionaban los suyos, quizás esperando una entrada, un permiso.
Y Gabrielle se lo dio. Asaltó su boca y con excelente delicadeza la recorrió y exploró.
Y correspondió a los brazos de Xena con los suyos, que se hicieron con su cintura y
estómago. Pero antes de atreverse a hacer nada más, prefirió hablar con ella.
Con firme resistencia se separó de Xena deteniendo sus caricias y apartando sus labios.
Y como respuesta, un gemido de la guerrera, que no era mas que una queja.
"¿Te parece bien lo que ha dicho ese reloj?"
"No podría haber dicho nada mejor" respondió sonriéndola dulcemente, mientras Gabrielle
sentía que todo su cuerpo temblaba al comprender el significado de aquellas palabras.
"Xena, ¿ese reloj...?"
"... no miente. ¡Maravilloso objeto!" siseó sonriente, con una chispa de alegría en los
ojos.
"Si, pero..." murmuró bajando la mirada.
"Di" pidió, elevando su barbilla con sus dedos.
"Si yo lo sostuviese y pensase en tí, ¿qué diría?" preguntó. La guerrera la liberó de su
agarre, dejándola ponerse de pie. Ya no la miraba a la cara y había dejado una distancia
entre ellas, lo que hizo temblar a Gabrielle "¿Xena?"
"Diría, con una curiosa y tersa voz con tono de mujer..." cogió aire "... que te quiero
a ti" confesó con la mas bella de sus sonrisas "puedo... ¿besarte?" preguntó timidamente.
Gabrielle soltó una carcajada, pero aun asi no la contestó al momento. La miró de arriba
a abajo.
"Supongo que si quieres, puedes besarme, ¿no Sofía?" siseó. "Soy tu esclava."
"Tu perteneces a Sofía, pero Xena te pertenece a ti" murmuró humildemente.
"¿Lo prometes?"
"Te lo juro."
"¿Y con quien hablo: Sofía o Xena?" La guerrera sonrió, pero no contestó "de acuerdo,
Xena, eres mia" siseó posesiva, acercándose a ella y acariciando su rostro, haciendo que
Xena cerrase los ojos y que un escalofrío la recorriese, advirtiéndola de lo que vendría
despues.
... Gabby había oído un par de veces los pasos de los criados, desde que Xena se
durmiese abrazada a su cuerpo. Los oía llegar a la puerta, quedarse un rato quietos y
seguir andando. Supuso que las estarían vigilando. Abrazó mas fuerte a Xena. No le
importaba. La guerrera estaba agotada y entre sus brazos, pues no habían dormido en toda
la noche, y Xena había caido roque a su lado...
(Horas antes)
"¿Sabes que eres lo mas bello que existe?" musitó Xena contra la piel de los muslos de
Gabrielle. La bardo no pudo contestar. Aun estaba temblando y reponiendose de aquella
devoradora ascensión al paraíso. La guerrera gateó entre las sábanas para amoldarse a
Gabrielle, y abrazándose a su cuerpo dijo. "Lo mas bello y estas junto a mi. Gracias"
musitó dándole un beso en su mejilla. La bardo sonrió y recuperando aire entre los
espasmos, contestó:
"Te quiero" siseó, antes de robarle otro delicioso beso. "Y ojalá te lo hubiese dicho
antes" murmuró.
"Bueno, podemos recuperar el tiempo perdido" musitó contra su piel, esta vez del cuello,
haciéndola reir.
"Xena, ¡me haces cosquillas!
"Eso no es lo que mejor se me da" murmuró robándole un beso.
"Lo sé. Y me lo has demostrado" sonrió la bardo. "Es maravilloso estar contigo, juntas,
sin miedo a despertarme."
"¿Soñabas conmigo, pequeña bardo?"
"Cada noche, gigante guerrera" siseó recibiendo una cálida sonrisa. "Y he de admitir que
eras mejor en sueños" se burló, esperando el ataque de Xena.
"¿Estas segura?" preguntó alzando una ceja.
"Ssssi" murmuró, marcando su respuesta. "¡No! ¡Cosquillas no! Jajaja" apenas podía dejar
de reir, mientras las manos de la guerrera continuaban torturándola. "Es... esta bien.
¡Lo reconozco! Jajaja ¡Nada supera a la original!" admitió mientras la tortura terminaba.
"Tu eres mejor que cualquier Fantasía. A veces se me ocurría la loca idea de que tu eras
el conjunto de todas las fantasias divinas y humanas, unidas en una" siseó acariciando
su mejilla con la palma de la mano, apretando mas tarde Xena aquella mano con la suya
propia. "¿Y tu?"
"¿Yo qué?" preguntó besando su mano.
"Si soñaste conmigo alguna vez."
"Hmmm..." pronuncio apartandose de ella y mirando al techo. "Pues... no sé..."
"¡Xena!" la amonestó Gabrielle. Pero la guerrera no contestó. "Asi que cada noche, ¿eh?"
dedujo Gabrielle.
"¡Jajaja!"
"¡Di!" gimoteó juntando su rostro al de ella. Xena elevó el rostro y le robó un profundo
pero fugaz beso, antes de volver a dejar caer la cabeza sobre la almuhada. "Dímelo"
siseó bajito y malévola, besando sus mejillas y rodeando sus labios, pero sin llegar a
tocarlos. "¿Y?" Xena negó con la cabeza. Gabrielle frunció el entrecejo, antes de que se
le ocurriese un idea. Acarició el estómago de Xena antes de sentarse sobre él y sus
caderas. Xena elevó una ceja, no entendiendo su plan, pero aun así estando a favor de
él. Teniéndola frente a ella, exactamente sobre ella y sin ropa alguna, Xena veía que
su resistencia estaba acabándose. Acarició su estómago pero Gabrielle detuvo sus
sugerentes caricias, poniendo sus manos sobre las de ella, entrelazando sus dedos y
llevándolas detrás de la cabeza de Xena. La sonrió picaramente. "Aquí empieza tu castigo"
murmuró contra su oido, inclinandose sobre ella. Sostuvo las manos de la guerrera con
una de las suyas y la otra alcanzó un trozo de tela. Volvió a acercar su rostro.
"¿Soñabas conmigo?" Xena intentó besarla, pero esta vez la tela se lo impidió. Se apartó
vencida. Gabrielle desechó la tela y descendió hacia su cuello levantando su cuerpo del
de ella, quedándose encima, pero sin rozarla. Y mientras, el recorrido de la bardo
continuaba. Notaba su suave respiración sobre la piel, veía que su mano la sobrevolaba,
pero no la tocaba, como ella empezaba a necesitar. La volvió a notar esta vez entre sus
pechos, pero no se acercó a ellos, lo que no evitó que su respiración se alterase.
Notaba sus centros casi juntos pero separados, notaba sus vientres, casi rozandose, pero
separados y sus pechos, casi tocándose pero separados. El único contacto entre ellas
eran las manos de la guerrera aun sujetas por una de Gabrielle. La guerrera necesitaba
mas.
Abrió los ojos exageradamente al notar un aliento de gabrielle etre sus muslos y por
efecto dominó sus piernas se tensaron, esperando lo que Gabrielle no pensaba darla, por
estar castigándola. Así que a esta le hizo gracia la reacción de la guerrera, mientras
subía de nuevo a su rostro. "Tu ocupabas todas mis noches, lo sabes" murmuró
inclinándose sobre ella, pero de nuevo sin llegar a tocarla. "¿Y tu no tienes nada que
contar?" preguntó humedeciéndo sus labios. Xena estaba a punto de rendirse. "Xenaaaaaa"
la llamó con tono inocente y mirada pícara. La guerrera intentó levemente liberar sus
manos. Y la bardo negó con la cabeza, retando a Xena, que en un segundo se libró de su
agarre haciéndola perder el equilibrio. Pegó su cuerpo al de Gabrielle, agarrándola por
su trasero y atrayéndola hacia ella; Ademas capturó sus labios con los suyos y por si
acaso intentaba de nuevo la revancha, la rodeó con sus piernas por la cintura. Pero
Gabrielle no lo intentó, se estaba demasiado bien ahí. Xena, cerrando más sus piernas la
apretaba con fuerza y cariño a ella; con el fulgor de sus labios acompañaba a su hábil
lengua y sus manos disfrutaban de la suavidad del cabello de la bardo.
"Sabes, en mis sueños nunca me torturaste."
"¡Asi que soñaste conmigo!"
"Ya lo sabías" sonrió. "Cada vez que tenía una pesadilla y aparecías tu, se convertía en
el mas tierno de los sueños" musitó. "Como en la realidad. Hasta que apareciste en mi
vida, todo era una pesadilla."
"No exageres" susurró sonrojada Gabrielle, apartando la mirada.
"No lo hago" contestó, recuperando su mirada con una caricia. "Fue una inocente aldeana
la que acabó con la Princesa Guerrera"
"Y fue una ex-princesa guerrera la que enseñó a aquella inocente aldeana que ya no era
tan aldeana ni tan inocente" siseó malévola, antes de besar la base del cuello de Xena y
comenzar un húmedo camino tan solo el preludio de lo que la bardo tenía pensado para
ella...
Así que Gabrielle en ese momento, al final de una noche durante la cual no había mas que
hablado y amado, sonreía, feliz a rabiar.
Apretó a Xena entre sus brazos para sentir con mas fuerza su cuerpo junto al de ella,
tan juntos como si fueran solo uno. Entonces, entre las sábanas, algo se movió.
"¿Estas despierta?" siseó Gabrielle. No obtuvo respuesta, pero no hizo falta pues un
dedo indice dibujaba formas en su vientre. "Te quiero."
"Y yo a ti" siseó abriendo los ojos.
En contra de sus deseos, el cuerpo de Gabrielle había recuperado sus ropas y detrás de
ella, Xena se cubría con un nuevo vestido. En minutos bajarían a desayunar.
"Xena..." la llamó. "Anoche nos espiaron" murmuró.
"Lo han hecho cada noche. Al contrario de lo que pueda parecer, es muy desconfiado.
Sobre todo con sus invitados mas ilustres y sus posesiones mas valiosas. Pero no se
exactamente por qué lo hace."
"Sus objetos mas valiosos por ejemplo el reloj, ¿verdad?" preguntó. Xena asintió sin
saber a donde quería llegar. "Ayer pensabas seguirlo, una vez se lo llevaran, para
saber dondo lo escondía, ¿verdad?"
"Era un posible plan" siseó intentando quitarle importancia.
"Era tu plan" murmuró la bardo. "Y yo te entretuve."
"Prefiero estar aquí un mes y saber que me quieres, a irme mañana tratándote como a una
amiga" contestó poniéndose de pie tras colocarse unos horribles tacones "además soy yo
quien se tiene que disculpar por obligarte a enfrentar el reloj solo por no atreverme yo"
contestó arrepentida.
"Prefiero que un reloj haya revelado mi mayor secreto ante ese cerdo de Kambara a que lo
nuestro permaneciese siendo un secreto" recitó haciendo reir a Xena. Rodeó su cuello con
sus brazos y acariciando su cabello y su nuca, murmuró. "¿Bajamos?"
Continuará...