Disclaimer: Los Personajes de Xena, Gabrielle, pertenecen a Renaissanse Pictures,la historia y el resto de los personajes fueron creados por mi. Prohibido el uso parcial o total de esta historia sin el debido permiso de la autora. Si usted es menor de 18 años o si el subtexto no es de su agrado, por su salud mental no continué.
Dedicatoria: Este trabajo se lo dedico muy afectuosamente a un par de amigos muy especiales, EUGENIA y MARC esto es por ustedes. Eugenia bardo y amiga muy querida, he disfrutado cada platica contigo y me has mostrado una manera mas divertida de ver la vida, he aprendido mucho de ti y por eso te dedico este FF, Marc tu amabilidad y tus consejos son muy apreciados para mi, tu ternura y elocuencia me han hecho pasar ratos muy agradables, siempre tienes un elogio para mi y eso te lo agradezco de la mejor manera que es ésta, un FF, desde luego no me olvido de todos aquellos que creen en el amor y esperan encontrar a su alma gemela, a todos los Xenites por compartir ese especial gusto por la serie y a todos aquellos que toman 5 minutos de su valioso tiempo para leer los FF.
Nota: Este Fanfic fue realizado con mucho esfuerzo así que todas las críticas son bienvenidas a sakura198222@hotmail.com, espero que escriban pues para mi es muy importante saber sus opiniones.


ESPADA ROTA

Autora: The Sorceress

En el ancho bosque se divisan dos cuerpos abrazados apenas cubiertos por unas pieles, se trata de una audaz guerrera y de su elocuente amante bardo. Aun entrelazadas se despiertan y comienzan a platicar.

X: ¡Uhm! ---suspira de manera romántica--- que bueno es despertar junto a ti cada mañana.
G: No tan bueno como el disfrutar estar entre tus brazos cada noche ---le sonríe y se aprieta a ella---
X: Me gustaría que cada día fuera así, despertar tranquila junto a ti, sin gritos de auxilio, sin guerreros mal encarados con ansias de conquista, sin batallas que librar o pueblos que salvar, solo tu, yo y nuestro amor ---comenta con aire de tristeza---
G: Podríamos intentarlo ---le dice a la vez que se sienta y se descubre las piernas---
X: ¿El qué?
G: Un día sin espadas, sin guerras, sin golpes, solo tu, yo y nuestro amor --- ambas sonríen---
X: ¿Crees que podría? ---interesada en la propuesta cuestiona--- pregunto porque por lo general soy muy violenta ---reconoce---
G: Creo que podríamos si cambiáramos de imagen.
X: ¿A qué te refieres? ---divertida pregunta---
G: A que tendríamos que dejar la armadura y las armas guardadas por un tiempo ---la ojiazul enarca una ceja---
X: ¿Sin armas? ---no muy convencida pregunta y la rubia asiente--- ¿Por cuánto tiempo?
G: ¿Qué te parecen tres días?
X: Uhm... podríamos intentarlo.
G: Genial ---sonríe y se pone de pie para vestirse---

Tras la rubia la guerrera se levanta, después de vestirse recogen el campamento, acomodan sus caballos y parten a la aldea más cercana, mientras cabalgan Gabrielle cuestiona a la guerrera:

G: ¿Estás cansada de ser una guerrera?
X: Ahora que preguntas debo decirte que sí.
G: ¿Desde cuándo? ---sorprendida por la respuesta anterior---
X: Desde que te encontré.
G: ¿Cómo? ¿Desde hace tanto? ---mas sorprendida aun--- ¿Por qué no te retiraste entonces?
X: Porque escuche tu grito de auxilio ---le sonríe---

La bardo cabalga un poco mas rápido y se coloca junto a la guerrera:

G: Pero pudiste haberte retirado después.
X: Después de tu llamada de auxilio hubieron muchas otras, creí que podría ayudar, era joven y tu presencia lo hizo mas fácil, pero ahora soy una vieja guerrera, cansada de ser quien es, sin otro interés mas que vivir junto a su amante ---voltea a verla y le sonríe---
G: Has callado esa verdad todo este tiempo ¿Por qué?
X: ¿Para que decir lo que a nadie interesa?
G: A mi me interesa, todo lo que sientes me interesa Xena.
X: Lo se, es solo que no creí que fuera importante.
G: Todo lo que sientes es importante... lamento que por causa mía hallas tenido que retomar las armas.
X: No lo lamentes, de no haber ocurrido no te habría conocido ---le sonríe calidamente---
G: ¿De no haber sido guerrera a que te hubieras dedicado?
X: Tal vez hubiera ayudado a mi madre en la taberna.
G: No lo creo ---riendo--- no se te ve cara de tabernera.
X: Ahm, entonces a lo mejor me hubiera casado con Mathias y sería la madre de sus hijos.
G: Menos lo creo... el no es tu tipo ---le guiña un ojo---
X: Entonces ¿Tu que crees que hubiera sido?
G: Serías una viajera recorriendo Grecia en busca de aventuras y una bardo que la amara mas que a la vida.
X: Es cierto, después de todo no imagino mi vida sin ti.
G: Tal vez habrías sido cantante ---Xena sonríe ampliamente--- cuando estuvimos en Melodia lo hiciste muy bien.
X: Soy muy tímida para eso.
G: ¿Tímida? ¿Tu? Recuerdo perfectamente cuando te exhibías con Lucifer, bailabas bastante bien.
X: Ambas ocasiones fueron parte de mi trabajo Gabrielle.
G: Si, como digas... la verdad es que no puedo imaginarte de otra cosa.
X: Bueno, lo importante es que si en estos 3 días eso de ser aldeana funciona así me quedaré el resto de mi vida.

El comentario sorprende sobre manera a la rubia y justo al terminar la frase de la guerrera un fuerte relámpago rompe el cielo y retumba en todo el bosque descolgándose una inesperada tormenta. Mientras tanto en lo que queda del Olimpo dos personajes discuten...

Ar: ¡Aaaah, Tártaro! ¿Ves en lo que ha convertido a mi guerrera esa estúpida rubia?
Af: ¡Ares, te ruego no insultes a Gaby en mi presencia! No le ha hecho nada a tu guerrera, salvo convertirla en una persona mejor.
Ar: ¡Vamos Dita! No seas tonta ¿Mejor persona?. ¡Es patética!, mira que aburrirse de ser guerrera, es lo mejor que pudo haber sido ¡Que estúpida!
Af: ¡Basta! La guerrera tiene derecho a hacer lo que quiera y tú no eres nadie para cuestionarla, al fin y al cabo no te debe nada.
Ar: ¿Soy nadie? ¡Va!¡Yo la hice, todos sus logros fueron otorgados por mi! ¿De dónde crees que salió eso de ser la mejor guerrera? ¡Me debe todo lo que es, toda su gloria, Es mía!
Af: Dirás lo que quieras, pero a ella parece no importarle, lo que tu le ofreces no le interesa tanto como lo que le ofrece Gabrielle, así que olvídalo, la niña guerrera deja la espada.
Ar: ¡Ya verán! Les costará caro este capricho.
Af: ¡No te atrevas a dañarlas o te las verás conmigo!, mira que también tengo mi carácter.

Afrodita se retira muy molesta dejando a solas a Ares que continua observando a las chicas, en eso estaba cuando se le ocurre un nuevo y perverso plan y sin pensar un minuto más lo lleva a cabo:

X: ¡Aah! ---grita la guerrera tocándose el centro del estómago y cayendo de Argos---
G: ¿Qué te ocurre? ---pregunta apenas sosteniéndola pues la guerrera ha caído sobre su montura---
X: Es... un dolor... muy intenso ---apenas responde---
G: Será mejor que desmontemos.
X: ¡No!, la lluvia está muy fuerte... será mejor que lleguemos a la aldea y allí descanse, ¡aaah! ---vuelve a quejarse---

La rubia hace caso y ayuda a la guerrera a acomodarse en su montura, cabalgan lo mas rápido posible y después de un par de horas llegan a la aldea, Gabrielle ayuda a la guerrera a desmontar y consigue una habitación para ambas, la lleva hasta ahí, la recuesta y sale aprisa para buscar en donde dejar a sus caballos, finalmente consigue un lugar y vuelve donde Xena, al entrar a la habitación observa a la guerrera quien aun se queja de dolor, corre hasta ella y se sienta a un costado de la cama:

G: ¿Cómo te sientes? ---colocándole una mano en la frente---
X: Me... jor, mejor ---con dificultad responde---
G: Tu frente está helada, será mejor que descanses ---la angustia se asoma en su mirada---
X: No te preocupes, deben ser... los achaques de una vieja guerrera ---intenta sonreír a la vez que toma la mano de la bardo---
G: Cariño, esto es muy extraño, nunca te había visto tan mal.
X: No es nada ---suspira--- solo necesito descansar.
G: Intenta dormir.
X: Solo si te quedas junto a mí.

La bardo sonríe por la petición de la guerrera pero acepta, rápidamente se cambia de ropa y después de asegurar bien las ventanas pues la lluvia aun es muy fuerte entra a la cama con ella, la abraza y a la mitad del día quedan dormidas, tres o cuatro horas pasan hasta que ambas despiertan, la bardo es la primera, al abrir los ojos se centra en el rostro de su guerrera, le acaricia y contempla mientras ésta despierta, al abrir los ojos la guerrera le sonríe y la bardo le devuelve el gesto...

G: ¿Cómo estás?
X: Bastante bien.
G: ¿Segura?
X: Si, te dije que eran solo unos achaques.
G: Me asustaste ---le dice mientras la abraza fuertemente---
X: Lo sé, discúlpame ---se hace hacia atrás y le besa---

La bardo responde al contacto pero lo siente un poco diferente, es un beso dulce y cálido pero con otro sabor, no se explica por que este beso es tan diferente a otros puesto que viene de la misma mujer, de su mujer, se separa de ella y...

X: ¿Qué ocurre? ---extrañada pregunta---
G: Umrr ---carraspea--- nada ---baja la mirada apenada---
X: ¿Segura? ---la rubia asiente y para desviar la plática se pone de pie y abre una ventana---
G: ¡Mira, la tormenta se detuvo!, que raro ---dice al abrir la ventana---
X: Hay cosas mas raras ---le dice viéndose las manos como si no supiera que son las de ella---
G: ¿Cómo qué?
X: Como yo, me siento diferente ---continúa revisándose--- como si algo me faltara.
G: No es nada, eres la misma Xena, ¡Mi Xena!, es solo que aun estás cansada --- dice mientras se sienta en la cama--- ven aquí ---abre sus brazos--- tal vez si te abrazo te tranquilices.

La ojiazul sonríe, al hacerlo la rubia observa en ella un nuevo destello que no había sido capaz de apreciar antes, también se extraña pero no dice nada, solo la toma entre sus brazos y le besa la mejilla

X: Amor, me parece que es un buen momento para salir a comprar nuestras nuevas vestiduras ---el comentario hace a la rubia abrir los ojos como platos sorprendida---
G: ¿Qué? ¿Tu de compras? ---la guerrera asiente divertida--- de acuerdo como tu digas

Ambas salen de la habitación y se dirigen a una especie de mercado donde venden toda clase de cosas, por allí andaban cuando la ojiazul se distrae viendo a unos chiquillos jugando y al instante le provocan sonreír cuando la bardo se le acerca y:

G: ¿Qué pasa? ---le toma la mano---
X: Nada, solo los veía.

La bardo le sonríe y le indica que sigan caminando así lo hacen hasta hallar lo que desean, el atardecer las sorprende de compras, Gabrielle ha notado un tanto extraña a la guerrera pero piensa que es por el malestar de la mañana así que no dice nada, Xena también sabe que hay algo extraño, se siente diferente y nota que algo le falta pero aun no sabe que es y también guarda silencio, finalmente deciden marcharse a la posada, al llegar ambas toman asiento y piden de comer, en minutos las atienden y les sirven así que se disponen a comer, lo hacían hasta que Xena no soporta mas y rompe con el silencio...

X: ¿En verdad no has notado nada extraño en mí? ---la pregunta toma desprevenida a la bardo---
G: Pues ahora que preguntas, si, pero debe ser el susto de esta mañana.
X: No lo se Gabrielle, se que hay algo diferente en mi y me preocupa no saber que es, de algún modo siento que he cambiado.
G: No es nada, te lo aseguro.
X: Si tu lo dices.

Continúan platicando mientras cenan y al terminar se retiran a su habitación, ya ahí la bardo se recuesta y observa a la guerrera mientras se quita la armadura, no luce como usualmente lo hace, no está tan desesperada como siempre y al terminar acomoda ordenadamente cada una de sus prendas, tampoco está tensa y sus movimientos lucen un poco mas refinados, finalmente se acerca hasta la cama y se mete en ella, la bardo aun la observa, así que...

X: ¿Te ocurre algo? ---su voz suena un poco más fina, no tan reseca y fría como la de antes---
G: No, ¿Por qué preguntas? ---le dice mientras se coloca sobre su brazo y verla de frente---
X: Me observas como si fuera un bicho ---le sonríe y la hace sonreír---
G: Es que ahora que lo pienso, si luces un poquitín diferente ---la rubia baja la cabeza---
X: Lo se ---le toma la barbilla y la hace subir la mirada--- pero no te pongas así, no es tu culpa ---la rubia le sonríe---
G: Tu voz, ---la ojiazul la mira atentamente--- tu voz suena tan serena, tan dulce ---le acaricia el rostro y la guerrera sonríe a la vez que le dice: ---
X: ¿Quieres decir que antes no era nada dulce o serena? ---divertida---
G: ¡No, no me mal interpretes!, es que antes de hoy eras mas... ---interrumpida---
X: ¿Fría, distante, reseca? ---la rubia baja la mirada de nuevo--- es cierto, lo era ---ahora la bardo sube la mirada sorprendida y le dice: ---
G: Pero así te amo.
X: ¿En serio? ---la ojiverde asiente--- ¿Y si yo fuera diferente crees que me amarías igual?
G: Si.
X: ¿Por qué estás tan segura?
G: Por que lo que siento por ti es algo trascendental ---la guerrera se alegra por la firmeza con que responde la bardo---
X: Me da gusto saberlo ---responde aliviada--- porque yo no resistiría vivir sin ti.
G: Tonta, yo no podría dejar de amarte ni en un millón de años ---le dice mientras se le acerca y la besa, al terminar el contacto sonríe y le dice: --- sabes a miel ---le susurra a unos centímetros de los labios---
X: ¿Y a qué sabía antes? ---divertida---
G: No lo sé específicamente, eras como ---piensa un momento--- especias, algo picante.

La guerrera libera una carcajada tremenda y contagia a su compañera...

X: Debí saberte muy feo.
G: La verdad es que no, de hecho creo que eres adictiva, no importa que sabor tengas, seguirás haciendo que te ame y te desee cada día mas.

Sin decir nada mas se acercan y se besan por largo rato, las caricias se hacen presentes pero el cansancio en ambas es muy fuerte y entre besos, caricias y susurros caen en brazos de Morfeo. Cerca del mediodía al día siguiente...

X: Hoy parece que será un buen día ---suspira y extiende los brazos---
G: Me alegra que estés tan optimista ---le dice mientras se le sube colocándosele en la cintura---
X: ¡Vaya!, yo estoy optimista y tú muy sugerente ---le dice a la vez que le acaricia las piernas con ambas manos---
G: Bueno, es que anoche dejamos algo pendiente ---se inclina para besarla---
X: Creí que estabas cansada y no quise presionarte ---se sienta con ella encima---
G: Si lo estaba, pero también lo he estado en otras ocasiones y lo hemos disfrutado ---sonriéndole y tomándola del cuello con ambas manos---
X: ¿Y cómo hago para que me perdones el desaire?
G: Tú eres muy perspicaz. ¿Por qué no piensas en algo?

Ambas se sonríen y al terminar la frase la rubia besa calurosamente a la guerrera, ésta se pega más a ella y coloca ambas manos en la espalda de la rubia, la rubia siente algo de duda en la ojiazul, sus manos pasean temblorosas por toda su espalda, así que...

G: ¿Te ocurre algo? Si no quieres hacerlo por mi estará bien ---intenta bajar de ella y la guerrera la detiene---
X: Espera ---suspira entre apenada y nerviosa--- no es que no quiera, es que... ¡Dioses! ¿Cómo lo digo?, yo... ya sé que lo hemos hecho varias veces pero... especialmente hoy estoy un poco nerviosa, siento como ---sonríe por lo que dirá--- como si fuera mi primera vez.

El comentario retumba en toda la habitación, o por lo menos así lo siente la rubia que se encuentra estupefacta, rápido sale de la conmoción e intenta tranquilizar a Xena quien se encuentra muy avergonzada y confundida...

G: Escucha ---la toma por la barbilla y la obliga a subir la mirada--- está bien, todos tenemos ratos así... creo ---sonríe--- si sientes que es como tu primera vez ---tono de voz dulce--- podemos llevarlo lento hasta que te sientas cómoda.
X: De acuerdo ---tiernamente le sonríe, algo muy extraño en ella---

La ojiverde está motivada, todo el tiempo ha amado a Xena en toda su plenitud pero siempre se preguntó como fue la guerrera en "su primera vez", ahora podrá contestarse esa pregunta, así que sin mas suavemente la toma del cuello y la besa despacio, muy despacio, se separa un poco de ella y permite que la guerrera sienta su aliento, baja el rostro y deposita un beso en su cuello, la ojiazul está quieta disfrutando cada caricia y grabándolas detalle a detalle, la bardo continúa besándola, del cuello se dirige al hombro, de ahí le toma las manos y hace que se las coloque en la cintura, cada movimiento es lento y sensual, ahora se dirige al oído de la guerrera, le chupa el lóbulo y le susurra.

G: ¿No piensas moverte?

La guerrera entiende la sugerencia de la rubia y tímidamente empieza a moverse a lo largo de ésta, se unen una vez mas en un beso y comienzan a encenderse, exploran cada parte de ellas en el interior de sus bocas, de repente la ojiazul ha tomado el control, ahora es ella quien besa el cuello de la rubia, ésta echa la cabeza hacia atrás para disfrutar cada roce, sus manos ahora se aferran a la espalda de la trigueña, ésta atrapa la quijada de la rubia y la besa juguetea con ella, la bardo comienza a liberar suspiros por la boca, y al darse cuenta que ahora ella es la dominada retoma la situación haciendo esfuerzos sobre humanos, por un momento la detiene y la mira a los ojos, le sonríe y se funde en otro beso con ella, uno mas ardiente, pone todo su peso sobre la ojiazul y la lleva hasta pegar su espalda en la cama, ahí la recorre a besos, toma uno de los senos de la trigueña y lo mete a su boca, lo succiona lenta pero ferozmente mientras tanto el otro lo estruja con su mano libre, la trigueña libera gemidos muy expresivos aferrándose con una mano a la sábana debajo de ella mientras que con la otra se toma de la espalda de la rubia, ésta decide darle un poco de descanso a la ojiazul así que libera su pecho continúa besándole el abdomen y por largo rato juega con su ombligo, baja un poco mas, le besa el filo de las caderas, continúa y le besa las piernas, sube el rostro y nota la humedad y agitación de su amante, ella está igual decide que es el momento y se introduce en ella, al instante la ojiazul hunde el rostro en la almohada y por cada acometida no puede mas que liberar el aliento, ambas se mueven una contra la otra, la rubia descansa su rostro sobre el abdomen de la trigueña y deja que ésta sienta su aliento, la trigueña mueve las caderas y la rubia la aviva mas y mas, no se detiene, sin piedad consigue llevarla al placer y juntas llegan a la cumbre y se dejan caer, los estremecimientos las recorren fuertemente, ahí están, una contra otra convulsionándose de placer, a medida que las acometidas diminuyen los espasmos también, ambas comienzan a relajarse, la rubia aun no sale de la trigueña, así que delicadamente lo hace y le arrebata un último suspiro, se arrastra sobre ella para llegar a su rostro, besarla y dejarla sentir el aliento de su delicioso cansancio...

G: ¿He sido muy brusca? ---le dice aun con respiración agitada---
X: No, has sido bastante complaciente ---igual de agitada pero muy sonriente---
G: ¿Te ha gustado?
X: Si, me has hecho sentir muy amada... gracias ---le besa---
G: Me alegra haberte hecho sentir tan bien, porque en verdad te amo.
X: Y yo a ti.

Es todo lo que dicen, guardan silencio un rato para recuperarse pero la trigueña no permite a la bardo bajar de ella, así se quedan largo rato hasta que...

X: Es bastante tarde y ni siquiera hemos desayunado.
G: Lo sé, pero créeme que el haberme quedado me resultó más satisfactorio.
X: Igual a mi ---dice suspirando como en una especie de liberación---
G: Estás tan relajada que se me hace imposible creer que seas tu.
X: Lo sé, a mi me pasa igual, es como si me hubiera quitado un gran peso de encima y tuviera todo lo que necesito para ser feliz.
G: ¿Y qué es eso?
X: Tú.

Aun sobre ella la bardo sube la mirada para verla fijamente a los ojos.

G: Eres adorable ---le sonríe---
X: Es la primera vez que me dices eso y se siente muy bien... Te amo, en verdad que si ---un beso---
G: Tomando en serio que hoy eres diferente tengo que decirte que también me haces sentir diferente.
X: ¿De qué modo?
G: Bueno, hace un momento no esperaba que estuvieras tan nerviosa, fuiste tan dulce que por un momento creí que yo era una salvaje.
X: ¿Por qué? ¿Por la forma en que me tocaste?
G: Pues sí, nunca había sido tan pasional, de hecho la pasional eres tú.
X: Entonces no te preocupes, creo que mantenemos un equilibrio, tu pasional y yo dulce, o tu dulce y yo pasional, mientras estemos juntas creo que no importa.
G: Tienes razón, no debemos darle importancia.
X: Anda, vistámonos y salgamos por ahí.
G: ¡Claro!

Ambas se ponen de pie y comienzan con lo suyo, mientras tanto en el Olimpo hay alguien que no le has quitado la mirada de encima:

Ar: ¡Malditas! ¿Con que no les ha afectado en nada mi chiste, eh?, ya verán --- Afrodita que lo escuchaba escondida detrás de una columna sale al encuentro---
Af: ¿Qué has hecho hermano? ¡Te he dicho que las dejaras en paz!
Ar: No les he hecho mas que un favor Dita, le he quitado a Xena lo que tanto le molestaba ---sonríe maliciosamente---
Af: ¿A qué te refieres?
Ar: A nada, yo me entiendo solo ---responde y se desaparece dejando a la diosa con la duda---
Af: Ares trae algo entre manos, creo que tendré que vigilarlas ---le dice a la imagen de las chicas que se proyectaba---

Por otro lado...

G: ¡Oye! con ese vestido y sin armas te ves preciosa ---sonriente---
X: Querida yo soy hermosa hasta con armas ---ambas ríen---
G: Te has vuelto muy modesta, eh.
X: Dejemos de hablar de mi y concentrémonos en ti, tu también te ves preciosa, radiante, maravillosa ---le dice mientras se le acerca y la toma por la cintura---, hermosa, oh que digo yo, luces como una diosa ---la besa---
G: Wow, ¿Y todos esos elogios, de dónde los sacaste?
X: Del corazón.
G: ¡Que romántica!

Muy sonrientes y después de una platica algo empalagosa salieron de la posada tomadas de la mano, se dirigieron hacia el bosque y se sentaron cerca de un lago para apreciar el atardecer, todo parecía ir muy bien hasta que las chicas escucharon algunos gritos, enseguida se pusieron de pie y corrieron hacia aldea, al llegar descubrieron a un salvaje ejército saqueando el lugar, rápidamente corrieron a esconderse para enterarse del asunto, atraparon a un chiquillo que corría enloquecido mientras era perseguido por un soldado...

X: ¡Hey!, tranquilo niño, no voy a hacerte daño ¿Qué pasa aquí? ---lo jalo hacia ella y se escondieron---
Ch: Casius y su ejército saquean el pueblo.
G: ¿Por qué, no sabíamos que se llevara a cabo una batalla cerca de aquí?
Ch: No la hay, Casius vino por órdenes de Ares.
X: ¡Ares! ---ambas voltean a verse--- ¿Y ahora qué querrá ese infeliz?
Ch: Casius ha dicho que viene en busca de una mujer guerrera y que destruirá la aldea hasta que ella aparezca ---guerrera y bardo se sorprenden---
G: ¡¿Qué?!, ¿Por qué?
Ch: Dicen que es el ajuste de cuentas del Dios de la Guerra.
X: ¡Hades!, escucha niño, vete y no digas a nadie que estamos aquí ---el chiquillo asiente y emprende la huída---
G: ¿Qué haremos?
X: Por ahora intentemos llegar a la posada y tomemos las armas, después ya veremos ---Xena da la vuelta para correr hacia la posada pero la bardo la toma del brazo y...---
G: Son demasiados, incluso para nosotras.
X: No te preocupes, creo que este imbécil solo quiere pelear conmigo para complacer a Ares.

Ambas corren hacia la posada, llegan hasta su cuarto y toman las armas, Xena comienza a ponerse la armadura y Gabrielle toma su vieja vestidura, en cuestión de segundos están listas, aunque la bardo no está segura de salir a pelear, pues presiente que la guerrera no está del todo bien, Xena termina de colocarse la espada y...

G: Creo que por primera vez deberíamos huir.
X: ¿Huir? ¿Estás loca? Podrían acabar con este lugar si no aparezco, aun tenemos tiempo.
G: No, no soportaras ésta batalla, no te encuentras bien.
X: Lo estoy y aunque no lo estuviera no puedo huir, la vida de toda esta gente está en mis manos.
G: Pero Xena...
X: Nada de peros, se que lo que está hablando es tu amor por mi, pero ya que me amas tanto confía en mi.
G: No soportaría perderte.
X: No lo harás, te lo juro.

Dichas las últimas palabras salen al encuentro de Casius, para llegar a él tienen que atravesar a unos cuantos soldados que con un poco de dificultad son vencidos, es ahí donde Xena se da cuenta de lo que le hace falta, no comenta nada pero sigue adelante hasta llegar donde Casius...

X: ¡Hey idiota! ¡Aquí estoy!
C: ¡Vaya! La Princesa Guerrera decidió aparecer, ¡Bravo! ---aplaude con una sonrisa irónica---
X: ¿Vas a hablar estupideces o acabaras con esto?
C: Es verdad lo que he escuchado de ti, tan hermosa como valiente pero ya no tan buena guerrera.
X: ¡¿Y a ti que te importa, quieres o no pelear conmigo?! ---le grita---

El hombre ya no contesta y se va contra ella con espada en mano, Xena saca la suya y chocan espadas, al instante se desprende una lluvia molestosa, ambos guerreros chocan sus espadas con fuerza, los movimientos de Casius son mas largos y Xena tiene que esquivarlos, a unos pasos separados y tomando aire para continuar Xena decide atacar de frente, toma la espada fuertemente entre sus manos y se lanza el hombre detiene el corte con su espada y la guerrera pasa de largo dejándola de espaldas a Casius que aprovecha y hábilmente le hace un corte en la espalda, la guerrera grita y cae hincada al suelo, al instante se oye la voz de la bardo gritando desesperada por su amor...

G: ¡Xena!

Casius la ve y sonríe la manda a detener con unos soldados...

X: Vete Gabrielle, ¡Huye!
C: ¿Tienes miedo de perder? ---al finalizar suelta una carcajada maléfica que impulsa a la guerrera a ponerse de pie---
X: ¡Maldito!

Le dice yéndose de nuevo contra el, ya sin espada solo le quedan los golpes, Casius le lanza un buen espadazo que a duras penas esquiva y aprovecha para patearle el estómago, le toma la mano y forcejeando lo obliga a soltar la espada, la asienta un puñetazo en el rostro y lo tumba, ella sigue de pie pero el tramposo de Casius levanta un poco de lodo y se lo avienta a los ojos, la guerrera pierde la visión y el hombre la ataca salvajemente le golpea el rostro rompiéndole la nariz, dos puñetazos en el estómago que la obligan a inclinarse y un rodillazo que la deja en el suelo, Casius da la vuelta y toma la espada, Xena apenas recuperándose se pone de pie y toma la suya, sabe que después de este ataque llegará el fin de cualquiera de los dos, ambos se ven a los ojos, acomodan sus espadas y se lanzan a un duelo de frente, corren uno hacia el otro, Casius levanta la espada y la dirige directo al cuello de Xena, ésta lo detiene con su espada que del gran impacto se quiebra justo por la mitad, dejándole una hendidura por el medio al trozo que la ha quedado a Xena, Casius ríe y le dice...

C: En verdad que Ares te abandono, jajajaja, perdiste tu don, ya no eres nada.

Xena se va sobre él con ese trozo de espada y cuando él le lanza el espadazo ella busca que el arma quede en la ranura de la suya, haciendo un gran esfuerzo se gira tomando con ambas manos su pedazo de espada logrando desarmar al tipo, ambas armas salen volando y caen al suelo, el hombre está asustado, aun sin Ares la mujer es buena, Xena solo voltea y ve a Gabrielle llorando así que decide realizar su último ataque, corre hacia el hombre decidida a taclearlo, lo hace y le quita un puñal que llevaba en el cinto, queda montada en el y al levantar la mano derecha para abrirle el estómago, tres soldados disparan sus arcos, clavándole tres flechas a la guerrera en el lado izquierdo de la espalda, el grito de Xena es desgarrador y justo en ese momento Casius le toma la mano donde tenía el puñal y se la dirige al estómago, hiriéndose ella misma, el corte es profundo y le guerrera no lo esperaba, Casius la toma del cuello y la empuja cayendo ésta al suelo y atravesando su cuerpo con las tres flechas, Gabrielle esta incontrolable, Casius ríe triunfante, recoge su espada y se la entierra a la guerrera para finalmente causarle una herida mortal, Xena está en sus últimos minutos de vida, la bardo se suelta y se acerca a ella.

G: Lo juraste, dijiste que no me dejarías.
X: Lo siento ---apenas audible--- no sabía que esto pasaría... te amo Gabrielle ---la sangre sale por su boca--- nunca lo olvides ---la bardo rompe en llanto inconsolable---

La guerrera cierra los ojos y Casius manda a su ejército replegarse para huir, le ordena a un soldado tomar a Gabrielle como prisionera y ésta no opone resistencia, los aldeanos son liberados y vuelven a sus casas, nadie recuerda a la valiente guerrera que yace en el suelo, nadie excepto la hermosa Afrodita que ha visto todo y pacientemente espera la desaparición de los soldados, los hombres por fin se han ido, entonces en un resplandor dorado aparece la diosa junto a la guerrera, se inclina y al ponerle la mano en el cuello descubre que aun respira, tal vez sean sus últimos minutos, no lo sabe así que tomándola de la mano y atrayendo todas sus cosas Afrodita y Xena desaparecen, transportándose a un viejo templo...

Af: ¡Menelao! Ven aquí ---al instante aparece un sacerdote que servía a Atenea pero dada su muerte ahora es sirviente de Afrodita---
M: Dime mi diosa.
Af: Atiende a esta mujer, cura sus heridas.
M: Pero señora esta mujer está casi muerta, ya no puedo hacer nada.
Af: ¿Vas a contrariarme Menelao?
M: Nunca mi señora.

Menelao corre a curar a Xena o por lo menos a intentarlo, después de unas horas de espera Menelao va donde Afrodita y...

Af: ¿Cómo está?
M: Velo por ti misma mi señora.

Caminan hacia el lugar donde descansa Xena.

Af: Menelao aun no está conciente.
M: Lo sé mi diosa, pero yo no puedo hacer nada mas, he curado sus heridas pero para sanar necesitara ayuda divina ---se la queda viendo---
Af: Hombre no me veas a mi yo tampoco puedo hacer mas.
M: Pero señora, tu eres una diosa, solo tu puedes ayudarla.
Af: Menelao, no podría ayudarla sin renunciar a mis poderes.
M: Ya no es así mi señora, todo ha cambiado desde la muerte de tus padres y hermanos.
Af: Explícate.
M: Mira señora, eso ocurría porque el dioses mas poderosos eran Zeus y Era, al morir ellos todo ese poder lo absorbió tu hermana Atenea que era la mayor, por eso tenían que pedirle permiso para salvar a alguien o perder sus poderes, pero después Atenea, Diana, Hades y tus demás hermanos excepto Ares murieron, todo ese poder se unió y se dividió en dos, y le fue otorgado a ti y a tu hermano guerrero por partes iguales, lo que quiere decir que ahora tu y Ares son exactamente igual de poderosos y tu no tienes que pedir permiso para realizar tus actos.
Af: ¿Es eso verdad Menelao?
M: Jamás te mentiría señora.
Af: Voy a creerte y por al bien de los tres espero que esto sea verdad, porque si fallamos Ares vendrá y nos hará mucho daño.
M: Entonces hazlo.
Af: ¿Y cómo? Yo nunca he curado a nadie.
M: ¿Cómo haces para tus demas deseos?
Af: Solo me concentro en ellos y aparecen.
M: Pues has lo mismo con la guerrera, coloca tus manos sobre ella y piensa en curarla.
Af: De acuerdo.

Al instante Afrodita coloca sus manos sobre Xena y una luminiscencia dorada aparece alrededor de ésta, enseguida las heridas de su rostro desaparecen así como aquellas que se encontraban cubiertas, al terminar, Afrodita y Menelao observan como la guerrera jala aire fuertemente para después abrir los ojos.

X: Gabrielle ---es lo primero que pronuncia, intenta ponerse de pie pero Dita se lo impide---
Af: Tranquila Xena, Gaby no está aquí.
X: Lo sé, por eso voy por ella ---se sienta en el lugar donde reposaba---
Af: Dirás que intentarás ir por ella, con lo que sucedió hoy no creo que puedas.
X: ¿Lo viste? ---cabizbaja---
Af: Si, pero no ha sido tu culpa, mi hermano metió sus manos ahí.
X: Lo sé. ¿Qué fue lo que me hizo?
Af: Te quitó el don de la guerra, y junto con él tus demás dones.
X: Por eso era diferente ---Dita asiente--- ¿Qué voy a hacer?, Gabrielle me necesita.
Af: No se que harás, pero se que encontraras la manera de ayudarla así que iré a ver si está bien, haré que se tranquilice debe estar muy triste por ti.
X: ¿Por qué me ayudas tanto?
Af: Porque la amas y yo soy la Diosa del Amor, ¿Recuerdas? ---al terminar la frase desaparece---
X: Tú, ¿Cómo te llamas?
M: Menelao.
X: Dime Menelao. ¿Trajo Afrodita consigo mis armas?
M: Si.
X: Pues dámelas, debo entrenar ---al intentar pararse cae al suelo y Menelao la ayuda a ponerse nuevamente de pie--- ¿Qué me ocurre Menelao?
M: Creo que es el efecto de tantos cambios en ti, primero perdiste tus dones y eso debe haber sido doloroso, ---la guerrera asiente--- después casi mueres y por último Afrodita te salva, hasta para una mujer como tú es algo difícil y además ya no eres tan fuerte como antes, recuerda que perdiste tus dones.
X: Entiendo, será mejor que descanse, aunque no creo lograrlo sin Gabrielle a mi lado.

Mientras Xena intenta descansar Afrodita visita a la bardo...

Af: Hola ¿Por qué no dejas de llorar?
G: Dita, ¿Qué haces aquí?
Af: Gaby, mírate deberías estar de luto y no en este lugar y con esa ropa.

La diosa lo dice porque la bardo se encuentra semidesnuda como exhibición en una de las orgías de Casius, le han colocado un collar metálico del que sale una cadena que es atada a una columna...

G: Dita, por favor...
Af: Está bien lo siento me distraje un poco... mi niña solo vine a decirte que tu guerrera está viva.
G: ¿Cómo? Dita no juegues con eso.
Af: Es verdad, tengo un nuevo poder, la cure ---sonríe triunfante---
G: ¿Un nuevo poder? ¿Cómo es eso?
Af: Ah, es algo complicado, ya te lo explicará Menelao.
G: ¿Quién? ¡Olvídalo! Sácame de aquí y llévame con Xena.
Af: No puedo querida, lo siento.
G: ¿Qué? ¿Puedes sanar a la gente y no puedes sacarme de aquí? ---molesta le dice---
Af: Lo siento Gaby, pero por el bien de Xena ella debe venir por ti, tenle confianza ---al terminar la frase desaparece---
G: Pero Dita... ¡Tártaro se fue!

Afrodita vuelve donde Menelao y Xena...
Af: ¿Cómo está?
M: Parece estar descansando.
Af: Dime algo Menelao, ¿Los dones que Ares le quitó a Xena, pueden ser devueltos por mi?
M: Si mi diosa.
Af: ¿Cómo?
M: Tu hermano tuvo que haber visto algo especial en ella para otorgárselos, tu debes saber que fue eso que él vio en ella y ya que tu y él son lo contrario Xena debe poseer lo que tu hermano mas odia para que puedas devolvérselos.
Af: Entiendo... cuida de Xena, daré una vuelta por el Olimpo.

Afrodita desaparece al instante transportándose hasta el Olimpo, al llegar se dirige a los aposentos de Ares e inician una nueva plática...

Af: Hola hermano.
Ar: Hola Dita, veo que ya estás de mejor humor.
Af: ¡Ja! Estaba a punto de decirte lo mismo.
Ar: Pues la verdad ---muy sonriente--- si estoy muy contento, las cosas se mueven a un ritmo genial.
Af: ¿En serio? ¡Que bueno por ti! ---sarcástica--- Dime, ¿has visto últimamente a Xena y Gabrielle?
Ar: Uhm, no. ¿Por qué preguntas?
Af: Por nada, solo quería saber... Hermano cuando escogiste a Xena para ser tu princesa, ¿Qué viste en ella?
Ar: ¿A qué viene esa pregunta?
Af: Simple curiosidad. ¿Vas o contestarme o no?
Ar: Bueno... cuando vi a Xena por primera vez era arrogante, era su primera batalla pero la furia que guardaba en su corazón era extraordinaria, no temía morir y estaba decidida a pelear hasta su muerte, no sabía que yo podía protegerla y ayudarla a salir victoriosa y eso no la detuvo, jamás buscó mi ayuda y por eso solo por eso ya era una gran guerrera, después su ambición creció y no tenía piedad era matar o morir, hasta que conoció a la rubia ---dice con molestia--- entonces cambió y comenzó a temer... ---guarda silencio---
Af: Ya veo, sin Gabrielle era presa fácil para ti, en algún momento tendría que recurrir a ti.
Ar: Así es...
Af: Creí que la amabas.
Ar: Y lo hago.
Af: Si eso fuera verdad la dejarías ser feliz con Gabrielle, no la obligarías a escogerte.
Ar: Tú no entiendes mi modo de amarla.
Af: No, porque tu no la amas, solo la deseas, eres como una bestia que no la dejará descansar hasta haberla tenido ---al finalizar la frase desaparece---

Aunque Afrodita ya se ha ido Ares responde...

Ar: De todos modos ya no podré tenerla, se ha ido, ya no la siento mas ---dice con un halo de tristeza y furia---

La diosa llega al templo y se encuentra con su sirviente...

Af: ¿Dónde está Xena?
M: Afuera, intenta hacer algo con la espada.

Afrodita camina hasta donde está la guerrera, al llegar observa la desesperación con que entrena la alta morena, le habla y rompe su concentración...

Af: ¿Cómo estás? ---al oírla Xena voltea hacia ella---
X: Mal, no soy ni la mitad de buena de lo que era antes ---muy seria---
Af: Ven acá y relájate ---se sienta en el pasto y le hace un lugar a la guerrera---
X: Esto si que es satírico ---dice con una sonrisa molesta y Afrodita la mira con cara de "no entendí"--- sentada en el pasto con una diosa y sobre todo la Diosa del Amor.
Af: Dime algo ¿Por qué te caemos tan mal los dioses?
X: Porque solo ayudan a los mortales cuando les conviene, además nunca ayudan sin el interés de conseguir algo de nosotros.
Af: De acuerdo, es válida tu respuesta... ¿Me odias?
X: No, solo me desesperas ---le sonríe---
Af: Es bueno saberlo ---le devuelve la sonrisa---
X: ¿Qué voy a hacer Afrodita?, Gabrielle me necesita y yo no puedo ni sostener la espada sin que se me caiga de las manos.
Af: ¿Qué es lo que realmente te preocupa Xena?, no ser la gran guerrera de antes o la seguridad de Gaby.
X: Gabrielle, solo ella ---baja la mirada y suspira--- si no soy buena guerrera no podré rescatarla, no me importaría morir, solo la quiero a salvo.
Af: ¿Amas a Gabrielle?
X: ¡Qué pregunta! ¡Claro que la amo! Y no solo eso, también es mi razón de vivir, es lo que me impulsa a despertar cada día, lo que me hace dejar el rencor a un lado y seguir avanzando, es mi fuerza, el templo donde me refugio, es, es, mi vida, mi alma gemela y mi último suspiro se lo dedico a ella ---al terminar rompe en llanto ante la dulce mirada de Afrodita---

La diosa observa a Xena llorar, se pone de pie y recoge el pedazo de espada que estaba tirado por ahí, se lo pone en las manos a la guerrera y la obliga a subir la mirada para que sus lágrimas caigan sobre el trozo de hierro, la ojiazul la mira expectante, Afrodita rompe el silencio y comienza a decir...

Af: No veo arrogancia en ti, solo humildad, tu furia ahora es serenidad, la ambición y la falta de piedad las sustituiste por al afecto con que ayudas a los demás, tus dones y virtudes no fueron arrebatados, solo cambiados, lo lograste por Gabrielle tu verdadero amor, por eso hoy, yo Afrodita la Diosa del Amor te elijo como mi campeona, mi favorita, mi Guerrera del Amor.

Al terminar las palabras de Afrodita, Xena es envuelta en una luz dorada que la hace flotar y transforma sus vestiduras en una nueva armadura, su vieja espada está completa de nuevo pero luce mas brillante que antes, su cabello despeinado es recogido en una hermosa trenza que no deja ni su usual fleco de fuera, sus labios se bañan de carmín y sus ojos de celeste brillante, por fin toca al suelo y al hacerlo...

X: ¿Qué es esto? ---pregunta maravillada a la vez que se mira a si misma---
Af: Es la nueva Xena... no me quedaste tan mal ---sonríe y le guiña un ojo---
X: ¿Por qué?
Af: Porque tu amas como nunca nadie lo ha hecho antes.
X: Gracias Dita, en verdad.
Af: Que bueno que vamos entrando en confianza ---ambas ríen---
X: Si no amara tanto a Gabrielle te besaría ahora.
Af: Bueno, esto no tiene porque saberlo Gaby ---le sonríe mientras se acerca a sus labios---

Se unen en un pequeño beso sellando su amistad, al separarse...

Af: Vaya, ya veo porque Gabrielle te ama tanto, besas muy bien guerrera.
X: Gracias, tu no lo haces nada mal, ---se sonríen--- debo irme Dita --- la diosa asiente---
Af: Ve por ella.

Al instante la guerrera corre hacia donde se encontraba su caballo, lo mira y ve que el animal también está listo para ir por la bardo, sube a él y galopa velozmente en busca de su amor, dado a su nueva armadura pareciese que un rayo dorado en mezcla con azul rey atraviesa el bosque, después de horas de cabalgar llega donde Casius, aun es de día y busca la manera de atravesar el castillo y llegar hasta el villano, lo logra pero no sin dejar en el camino a uno que otro soldado medio muerto, por fin llega al salón real, donde se encuentra el trono que Casius ha usurpado y donde también se encuentra la bardo atada a una columna, apenas la ve corre hacia ella y la toma entre sus brazos...

X: Amor mío ---le dice teniéndola entre sus brazos--- perdona que haya tardado tanto en venir a buscarte ---le da un pequeño y suave beso en los labios---
G: No importa, solo sácame de aquí ---le dice con mirada angustiada---

La guerrera se separa de la bardo y desenvaina su espada, jala aire por la boca y toma impulso para partir la cadena, de un solo tajo la rompe, ahora la rubia es quien la abraza, se miran como si nunca lo hubieran hecho, la guerrera le sonríe y saca una daga que llevaba a la cintura, la mete en el collar de la rubia y finalmente la libera, iban a besarse cuando las puertas del salón real son abiertas de par en par por Casius y algunos soldados, ellas se miran y se hacen una señal, dándose a entender que están listas para la batalla...

X: Nos volvemos a encontrar Casius ---le dice mientras guarda la daga y empuña la espada---
C: Así es mujer, pero ya te vencí una vez y puedo volver a hacerlo.
X: ¿Estás seguro?
C: ¡Bah! ¡Ataquen! ---le grita a los soldados---

Los soldados se mueven hacia la ojiazul pero la bardo los intercepta dándoles unos buenos golpes y mandándolos al suelo, Xena le da un par de sais que llevaba a un costado de sus botas, Casius no se ha movido ni un centímetro, espera que Xena lo haga, la guerrera le sonríe y se va sobre él con espada en mano, el tipo saca la suya, chocan las espadas y quedan de frente, en el forcejeo de espadas Xena le da una patada en el estómago lo cual lo obliga a inclinarse y a soltar la espada, justo después lo toma por el cabello y le da un rodillazo en el rostro, el tipo está en el piso, lo patea para obligarlo a estar de frente a ella y pueda verla, viéndolo a los ojos la guerrera le coloca la espada en el cuello y la empuja hasta verlo sangrar, el hombre ahora tiene miedo, la bardo que ya ha acabado con los soldados se acerca a ver la escena y...

X: Puedo acabar contigo ahora, tu vida me pertenece ---le empuja un poco mas la espada---
C: Hazlo de una vez, no te temo.
X: ¿En serio? ---le entierra la espada un poco mas y su sangre empieza a salir mas rápidamente---
C: ¿Quieres que te ruegue por mi vida?
X: No, ni siquiera vales la pena como para escucharte... Vámonos ---le dice a la bardo que se encuentra detrás de ella---
G: Sí.

Ambas se dan la vuelta y caminan hacia la puerta, estaban a punto de salir cuando Casius se pone de pie toma un alfanje que llevaba en la cintura y corre para encajárselo en la espalda a la ojiazul, Xena reacciona rápidamente y después de sacar la daga se la lanza con fuerza a Casius dándole justo en la mitad de la frente, el tipo se desploma y cae sobre sus rodillas, la guerrera se aproxima a él y cuando lo tiene cerca le coloca el pie en el pecho y lo empuja hacia atrás, lo mira y le dice...

X: Me obligaste a hacerlo.

Después vuelve donde la bardo y ambas salen del castillo, montan a Argos y se retiran hacia el templo de Afrodita, al llegar son recibidas por Menelao, desmontan y se dirigen al interior, ya ahí...

M: Lo has conseguido guerrera, recuperaste a tu amor.
X: Así es Menelao, ahora, ¿Puedes darle algo de ropa a Gabrielle?
M: Claro, ven conmigo ---se dirige a la rubia---
G: ¿Te quedarás aquí? ---le dice a la guerrera---
X: Si, estaré esperándote ---ambas se sonríen---

Mientras la bardo va por ropa aparece Afrodita quien platica con Xena...

Af: Veo que lo lograste.
X: Si, he vuelto a ser la misma de antes.
Af: Te equivocas, no eres la misma, hoy no querías dañar a Casius, él te obligó, se que cuando te le acercaste se lo dijiste y pediste perdón por tus actos ---la guerrera baja la mirada---
X: Entonces... ¿Soy mejor o peor que antes?
Af: Simplemente eres tú ---le sonríe---
X: ¿Qué debo hacer ahora que soy tu elegida?
Af: Lo que creas mejor, no solo para ti sino para todos.
X: ¿Por qué?
Af: Porque el amor es libertad ---terminando la frase ambas voltean pues aparece la bardo---
G: ¿Qué ocurre?
Af: Nada querida, tu chica y yo platicábamos.
G: ¿Ya son amigas?
Af: Algo más que eso ---la diosa sonríe y la guerrera se ruboriza---
X: Dita, por favor.
G: ¿Dita? ¿Desde cuándo la llamas así?
X: Hace pocos días empecé a hacerlo.
G: ¿Qué mas hiciste con ella Xena? ---la guerrera y la diosa voltean a verse y se sonríen cómplices---
Af, X: Nada ---al unísono---
G: Seguramente... ---para no seguir con la incomoda plática Xena interrumpe---
X: Bueno, será mejor que nos apresuremos, ---dice tomando de la mano a la bardo--- nos vemos pronto ---dirigiéndose a Menelao y a Afrodita---
Af: Hasta luego ---dice sonriente la diosa---

Afrodita se acerca a ellas y las abraza para después desaparecer, bardo y guerrera se despiden de Menelao y suben a Argos para partir, después de un buen rato de cabalgar en silencio la bardo comenta...

G: ¿Cómo te recuperaste tan pronto? ---le dice echándose hacia atrás y dejar su espalda sobre el pecho de la guerrera---
X: Tú y Dita me ayudaron.
G: ¿Cómo?
X: No podía dejar de pensar en ti aunque estaba a punto de morir y eso me hizo aguantar hasta que llego Afrodita a ayudarme, después ella hizo un gran esfuerzo por sanar mis heridas y lo logró y finalmente me devolvió mis dones.
G: ¿Y cómo te sientes con eso? ¿De nuevo te sientes con esa gran carga sobre tus hombros?
X: Ya no, no me había dado cuenta que no hay peor tonto que el que no aprovecha sus dones, no solo para su bienestar sino para el bien común, yo soy guerrera, pero no es lo mismo matar por placer que por una causa justa.
G: Te entiendo... entonces, ¿No volverás a sentirte culpable?
X: No, porque tu amor me hará libre.

Las chicas continúan cabalgando y platicando, dirigiéndose hacia una nueva aventura pues ya sabemos que éstas nunca se acaban.

FIN


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