Disclaimer: Esta historia está basada en los personajes de la serie Xena: Warrior Princess. Xena y Gabrielle, son propiedad de Universal Studios y de Renaissance Pictures, al igual que alguno de los otros personajes que puse en mi historia, otros son nombres comunes si te llamas así, bienvenida a mi historia. No pretendo infringir los derechos de autor con esta historia ficticia producto de mi imaginación, esto ha sido escrito solo para entretener a los fanáticos de la serie.
DISCLAIMER / ADVERTENCIA DE VIOLENCIA: Si.
DISCLAIMER / ADVERTENCIA DE AMOR /SEXO: Esta historia describe una relación de amor y sexo entre dos mujeres adultas. Si eres menor de 18 años o esta clase de historias te molesta por favor no la leas...
Dedicación: Se lo dedico a Keynax por sus comentarios...
Comentarios: Puedes enviar tus sugerencias a labardita@hotmail.com...


UN AMOR... ¿IMPOSIBLE?

Por: La Bardita

Primera parte

Una guerrera solitaria estaba decidida a cambiar su estilo de vida, a empezar a luchar por el bien, estaba cansada de maltratar a la gente, por eso un día decidió volver a su villa Amphipolis para comenzar a cambiar su destino y pedir perdón donde había hecho tanto daño.
Cuando llegó se encontró con que nadie la quería allí, después de haber puesto en peligro a su propio pueblo, a su familia, ninguno estaba muy contento porque ella se quedara en el pueblo, a nadie le interesaba, ni siquiera a su propia madre, así que como vino, se fue, pero no muy lejos, aun quería recordar los buenos tiempos que había vivido en ese pueblo junto a su familia.
Ya había llegado el amanecer y fue cuando escuchó el ruido de varios caballos, entrando al pueblo, eran guerreros que venían a llevarse todo lo que encontraban, incluso a las mujeres, enseguida se puso en guardia, tomó sus cosas y fue rumbo al pueblo, trató de detenerlos pero ya se estaban retirando, enseguida fue a ver a su madre para saber si se encontraba bien, por suerte no le habían hecho daño, pero se llevaron todo lo de valor que pudiera tener, la madre lloró sobre el hombro de su hija y le suplicó que los ayudara.

Cyrene: Xena, necesitamos tu ayuda, sé que te tratamos mal hace unos días pero, veo en tus ojos que eres sincera que has cambiado, hija ayúdanos, se llevaron a las hijas de nuestros amigos.
Xena: tranquila madre, los ayudaré, ¿cuántas mujeres se llevaron?.
Cyrene: siete, fue las que alcancé a ver, hija apúrate les harán daño.
Xena: sí madre, vi hacia donde se dirigían, llevaban la bandera de Santinolles. Un guerrero perverso, gracias madre por darme una oportunidad, no volveré a defraudarte.
Cyrene: adiós hija, cuídate, te amo.
Xena: yo también madre.

Y así Xena se dirigió en busca de las mujeres que se habían llevado los guerreros.
Ideó un plan, ella sola no podría con tantos así que decidió jugar a la amiga, pues ella había cabalgado junto a Santinolles hacía mucho tiempo, no habían quedado muy bien, pero tampoco mal, decidió saber que harían con esas mujeres, tenía que rescatarlas.

Al mediodía se acercó lentamente al campamento de los guerreros con su caballo dorado, Argo.

Guerrero1: ¿qué quieres?
Xena: vengo a ver a Santinolles.
Guerrero1: ¿y quién Hades eres tú? ¿no tienes miedo de nosotros?, eres muy hermosa para andar sola por ahí, sin compañía, tal vez necesites un hombre.
Xena: un hombre tal vez, no un estúpido como tú.
Guerrero1: ¡maldita! te mataré.
Guerrero2: no aprecias mucho tu vida estúpido, ¿no sabes quién es ella?. Hola Xena, ¿qué te trae por acá?
Guerrero1: ¿Xe... Xe... na... ?... lo siento... no quise...
Xena: pero lo fuiste... la próxima vez, trata mejor a una mujer... tal vez te corte el cuello.

El guerrero1 salió corriendo.

Guerrero2: jaja... aun eres la Xena de siempre, dicen por ahí que habías cambiado, que ahora te dedicabas al bien... ven, te llevaré con Santinolles, se alegrará de verte, aunque la última vez te fuiste sin despedirte con algunas armas que le pertenecían... pero bueno él siempre te perdona sabes que está enamorado de ti... ¿quién no?... eres tan hermosa y cada día lo estás más...
Xena: gracias... pero solo vine a hablar... andaba por acá quise visitar viejos amigos... ¿Qué andan haciendo por estos lugares?
Guerrero2: de todo, es buena zona, son todos granjeros, unos tontos, fáciles de dominar, hoy trajimos un buen cargamento de mujeres, Santinolles está terrible, hace dos días trajeron algunas de Potedia, una villa más lejana, está en la tienda con dos de ellas, son unas niñas, pero ya sabes como es Santinolles... jajajajaja...
Xena: quiero verlo...
Guerrero2: ya te dije... está ocupado...
Xena: no me asusta... ver lo que esté haciendo... no tengo todo el día. Dime cuál es la tienda.
Guerrero2: se llevará una gran sorpresa. Es aquella de allí (le señaló con el dedo).
Xena: maldito bastardo... - pensó Xena.

Xena mientras se dirigía hacia la tienda de Santinolles, observó todo el campamento, las mujeres de Amphipolis estaban atadas entre ellas, aún no las habían puesto en sus celdas, también observó los caballos, miró a una de las mujeres, que enseguida la reconoció. Xena le hizo seña, para que no dijera nada.

Mujer1: miren es Xena, la hija de Cyrene, sabía que no había cambiado, la maldita está con ellos.
Mujer2: no creo, me hizo seña de que no hablara.

Xena se acercó por detrás de ellas haciendo que buscaba la tienda y les susurró despacio a las mujeres.

Xena: tranquilas, las sacaré de aquí, ¿ven los caballos?, quiero que cuando les dé la señal corran hacia ellos, las que saben cabalgar lleven atrás a las que no, toma éste cuchillo, ve cortando la soga despacio, que nadie las mire y hagan de cuenta como que aun están atadas.
Guerrero3: ¿qué haces tú aquí?
Xena: soy Xena, estoy buscando la tienda de Santinolles.
Guerrero3: es aquella de allá.
Xena: bien...


En la tienda:

Santinolles: así, así... eso... mmmmmm... delicioso... estar contigo es lo máximo, eres una verdadera mujer... y tú observa bien, espero que aprendas algo... (le dijo a una joven rubia que estaba atada a una silla).
Mujer: es que tú eres un verdadero hombre... ¿en verdad me darás todo lo que me prometiste?
Santinolles: seguro mujer, ya puedes irte... pero antes desata a la rubia... (La mujer se levantó y le quitó la soga a la mujer rubia)... ahora puedes irte y tú ven aquí... acércate... tienes una carita muy dulce, mmmm, tu piel es tan suave... (la mujer rubia estaba de pie al lado de la cama, y Santinolles en ella, mientras acariciaba el brazo de la mujer, que comenzaba a sollozar)... deja de llorar, la pasaremos muy bien... si te portas bien como la mujer que se fue, también tendrás tu libertad, pero todo en la vida tiene un precio... así que quítate la ropa...(Santinolles se levantó por un poco de vino) acuéstate, ya estoy contigo...

Xena entró en ese momento y viendo el rostro de la mujer que estaba en la cama, se perdió en sus ojos, en la mirada de desesperación que tenía, pidiendo socorro... se imaginó lo que acababa de suceder en esa cama...

Xena: hola, ¿interrumpo?...
Santinolles: ¡Por los dioses!... Xena... no interrumpes nada, pasa, pasa... estaba tomando un poco de vino... (le dijo a Xena mostrando toda su desnudez al igual que la mujer que yacía en la cama, la mujer rubia comenzó a llorar cada vez más fuerte)... deja de llorar o no tendré piedad de ti.

Xena se contuvo de romperle la cara a Santinolles en ese momento, pero aun lo necesitaba para salir de allí.

Xena: ya basta déjala, es una niña...
Santinolles: éstas no son niñas...
Xena: eres un gusano...
Santinolles: ¿mmm? si no puedo tenerte a ti, debo tener otras... no soy tan malo... si se portan bien les doy su libertad... bueno, dime... ¿qué haces por acá?.
Xena: estaba de paso y vi algunos guerreros supe que eras tú, vine a saludarte.

Xena no le sacaba la vista de encima a la mujer rubia, Santinolles se dio cuenta.

Santinolles: ¿te gusta?
Xena: ¿cómo dices?...
Santinolles: la rubia, no dejas de mirarla, iré a preparar algo para tomar, te dejaré a solas - le guiñó un ojo- es muy suave...

Xena se quedó a solas con la mujer que aun estaba en la cama desnuda, se acercó.

Mujer: por favor no me hagas daño... haré lo que me pidas, pero no me lastimes.
Xena: tranquila, ¿cómo te llamas?.
Mujer: Gabrielle... soy de Potedia, nos trajeron hace dos días...
Xena: mi nombre es Xena, ¿puedes caminar?...
Gabrielle: no sé... me duele todo... (había estado mucho tiempo sentada y atada en la misma posición, las piernas no le respondían y comenzó a llorar, esperaba algo de comprensión por parte de esa mujer guerrera, aunque sea un abrazo, pero Xena era muy dura).
Xena: levántate... ¿ésta es tu ropa?...
Gabrielle: sí.
Xena: cámbiate...
Gabrielle: llévame contigo... seré tu esclava... pero no me dejes aquí por favor, me hará daño - se levantó despacio y gimió, Xena la miró, quiso abrazarla, algo que nunca había sentido por nadie, sintió ternura por esa mujer, sintió ganas de abrazarla y protegerla de decirle que nadie nunca más le haría daño, ¿qué me está pasando? pensó.
Xena: apresúrate, no tengo todo el día, debes ayudarme, vine a rescatar a las mujeres de mi pueblo, están esperando mi señal, cuando venga Santinolles, lo tomaré por sorpresa.
Gabrielle: pero él cree que tú y yo... estamos en la cama...
Xena: sí, tienes razón, acuéstate de nuevo y cúbrete con la sabana así no verá que estas vestida.

Gabrielle se acostó y se cubrió con la sabana, sintió como Xena ponía su cuerpo sobre el de ella, su corazón latió muy fuerte. Xena se estaba excitando, tenía razón el bastardo Gabrielle era muy suave, sintió como Santinolles abría la tienda en silencio para saber que estaba haciendo Xena, así que Xena decidió darle un espectáculo.

Xena: - le susurró a Gabrielle - perdona, debo hacerlo... - y la besó en la boca, los labios de Gabrielle eran dulces, nunca había sentido eso por nadie, por los Dioses pensó... ¿qué me pasa?... por un momento se nubló su mente y no sabía que estaba haciendo...

Por su parte Gabrielle estaba en la luna, esa boca era puro fuego y tan suave, Xena se soltó para respirar y volver en sí, aunque con los ojos verdes tan hermosos que tenía enfrente no sabía aun donde estaba, se perdió en ellos, en la luz que irradiaban, Gabrielle pensaba lo mismo ese azul profundo había entrado en su alma, Gabrielle le sonrió y Xena casi se desmaya, volvió a la realidad.

Xena: puedes pasar... Santinolles...
Santinolles: no quise interrumpir la magia que las unía... veo que ya no llora... eres buena Xena... me la preparas toda para mí, pues esta noche será mía...

Los ojos de Gabrielle que no le sacaba la vista de encima a Xena, se nublaron por el inminente llanto.

Gabrielle: - le susurro a Xena quien aun permanecía encima de ella mirándola a los ojos. - Por favor... no me dejes...

Xena le sonrió de medio lado, le tocó suavemente la nariz y se levantó. Gabrielle era ahora la que casi se desmaya de ver esa sonrisa y esa seguridad en esa mujer que le había robado su alma en un beso.

Xena: dame un poco de vino...
Santinolles: aquí tienes... hay más mujeres para divertirnos puedes elegir la que quieras... hoy trajimos algunas más, pero la verdad aun no las he visto, estuve muy entretenido, jajaja, y no sé ni de donde son...
Xena: eres insaciable... (maldito pensó)...

Y así siguieron tomando durante toda la tarde Santinolles estaba muy borracho, ya no se mantenía en pie, Xena hacía que tomaba, por eso estaba muy despierta, justo para poder escaparse con las mujeres, llegó un momento en que Santinolles se acercó de nuevo a Gabrielle se tiró en la cama, Gabrielle estaba asustada, pues aun Xena no le había dicho si la llevaría con ella, solo le dijo que rescataría a otras mujeres.

Gabrielle: por favor déjame.
Santinolles: tranquila... solo quiero hacerte mía... shhhh... pero... ¿estás vestida?... yo te quiero desnudita solo para mí, quítate esto.
Xena: ¡ya basta!, estas borracho, será mejor que descanses, mañana será otro día y harás lo que quieras con ella.

Gabrielle la miraba horrorizada, ¿cómo podía decir eso?. Santinolles se quedó dormido, justo lo que necesitaba Xena.

Xena: listo, ya está. Levántate.
Gabrielle: entonces tú... ¿me llevaras?...
Xena: si quieres, apúrate no tengo toda la noche...
Gabrielle: seré tu esclava, sé cocinar, limpiaré tus botas, todo lo que tú quieras, incluso...
Xena: ya basta, deja de hablar, ¿nunca paras?
Gabrielle: sí, cuando escribo alguna historia, soy barda.
Xena: silencio... haz lo que yo haga...
Gabrielle: sí... Xena...
Xena: ¿qué?
Gabrielle: gracias... - y una lágrima salió de sus bellos ojos-.
Xena: aun no he hecho nada, así que no me agradezcas. Vamos.

Xena y Gabrielle salieron de la tienda de Santinolles, se deslizaron hacia donde estaban las esclavas, Xena les dio la señal, a las mujeres de Amphipolis, Gabrielle fue por las de Potedia, Xena redujo a cinco guerreros que estaban de guardia y rápidamente comenzó a subir a las mujeres a los caballos, se estaban yendo en silencio, cuando ya estaban todas listas en el camino aun faltaban dos, Herminia y Gabrielle.

Gabrielle: apúrate Herminia no tengas miedo el caballo te guiará.
Herminia: tengo miedo Gabrielle, no me gustan los caballos.
Gabrielle: te soy sincera a mí tampoco. Pero si queremos salir con vida tendremos que subir. Vamos, yo te ayudo.

Gabrielle ayudó a Herminia a subir al caballo, pero ésta sin querer, golpeó al caballo y salió corriendo al galope dejando sola a Gabrielle.
Xena por su lado ya estaba lista para partir cuando vio a Herminia a todo galope, la corrió con Argo para frenar el caballo.

Xena: ohhhh... tranquilo... eso... ¿qué Hades haces?... les dije que salgan en silencio.
Herminia: lo siento, tengo miedo, comenzó a correr y no lo pude detener.
Xena: ¿dónde está Gabrielle?
Herminia: se quedó sola, el caballo salió corriendo y no pudo montar.
Xena: vete de aquí, sigue despacio detrás del resto, volveré por Gabrielle, dile a las otras que vayan rumbo a Amphipolis, las que son de Potedia que se vayan para allá. Te veo en el pueblo, no se detengan, Santinolles no tardará mucho en darse cuenta que faltan ustedes.
Herminia: sí Xena, gracias.

Y así Xena volvió para buscar a Gabrielle, no quería dejarla sola, sentía algo extraño por esa mujer que había conocido ese día.


Cerca del campamento:

Gabrielle: Dioses... ¿qué haré ahora?... tengo que apurarme a salir de acá.

En ese momento se acercaron dos guerreros.

Guerrero 1: tráeme un poco de vino.
Guerrero 2: sí, ya te alcanzo.

Gabrielle se escondió detrás de un árbol y de pronto se le paralizó el corazón cuando sintió una mano que le cubría la boca y con la otra le sujetaba la cintura, la apretó fuerte junto a su cuerpo. Gabrielle sintió el pecho de la persona que la sujetaba y se dio cuenta que era una mujer, supuso que solo podía ser ella, esa mujer que había conocido ese día y que le había iluminado el alma, su cuerpo se estremeció al escuchar su voz.

Xena: shhh... no hables... tranquila... - le susurró al oído - ... no tiembles... te sacaré de aquí.

Los guerreros se fueron rumbo al campamento y Xena y Gabrielle encontraron la oportunidad de escaparse sin hacer ruido. Xena la soltó lentamente.

Xena: vamos Gabrielle, debemos ir despacio en silencio, dame tu mano.
Gabrielle: - susurró - Xena... sabía que no me dejarías... gracias...
Xena: eres mi esclava ¿lo olvidaste?.
Gabrielle: no lo olvidé. Haré lo que me pidas.

Luego de caminar bastante llegaron hasta Argo y Xena montó, luego le dio la mano a Gabrielle para que subiera.

Gabrielle: lo siento pero no puedo montar... me da vergüenza... tengo miedo...
Xena: apúrate, no tengas miedo, dame tu mano.
Gabrielle: lo siento no puedo, además me duelen mucho las piernas... déjame aquí, sálvate tú... déjame... - sollozando.
Xena: la verdad no puedo dejarte, necesito una esclava, así que vendrás conmigo sí o sí.

Xena se bajó de Argo y la cargó a Gabrielle entre sus brazos y la subió, luego subió ella y la llevó adelante entre sus brazos a todo galope, necesitaban huir rápidamente de la zona, ya se acercaba una fuerte tormenta, por suerte Xena conocía muy bien la zona.

Xena: se acerca una tormenta, tendremos que parar para refugiarnos, conozco una cueva por acá y además tenemos que escondernos para que Santinolles no nos encuentre. ¿Me escuchaste?
Gabrielle: sí Xena.
Xena: ¿te sientes bien?... (Xena estaba pensando en lo mal que lo había pasado Gabrielle, perteneciéndole a ese bastardo, al menos eso era lo que parecía que había sucedido, por la situación en que la encontró, Gabrielle por su parte no se dio cuenta que la guerrera creía que había pertenecido a Santinolles, solo pensaba en el miedo que tenía que Xena la dejara a su suerte).
Gabrielle: estoy cansada...
Xena: ésta es la cueva. Te bajaré.

Xena tomó a Gabrielle por la cintura y la bajó lentamente, ambas quedaron mirándose a los ojos, parecía un momento eterno.

Xena: acomodaré las cosas en la cueva, tú ve a buscar algo de leña.
Gabrielle: ¿leña?
Xena: sí leña, madera, para prender fuego, apresúrate antes que comience a llover. ¿Sabes que clase de leña tienes que traer para que prenda bien?
Gabrielle: la verdad no.
Xena: bueno acomoda tú las cosas, yo iré a buscar la leña.

Gabrielle entró a la cueva, estaba muy oscura tenía miedo.

Gabrielle: Xena, disculpa, ¿puedo esperarte antes de entrar?
Xena: ¿y ahora qué te pasa? (dio vuelta sus ojos)...
Gabrielle: no me gusta la oscuridad, quisiera entrar contigo.
Xena: bueno, espera aquí, traeré la leña, luego harás el fuego, ¿o tampoco sabes hacer fuego?
Gabrielle: no. Lo siento.
Xena: ¡linda esclava me fui a buscar!, no sabes hacer nada.
Gabrielle: no seas mala. Espero aprender contigo.
Xena: no vamos a estar mucho tiempo juntas... te llevaré a Potedia.
Gabrielle: sí claro - dijo triste, se había enamorado de esa mujer, fue amor a primera vista, cuando vio sus ojos azules tan profundos, cuando sintió su cuerpo sobre el de ella, cuando sintió el calor de sus labios en los suyos, su cuerpo se estremeció, no quería separarse nunca de ella, aunque ella no la amara, aunque ni siquiera le haya mostrado algo de compasión, ella quería estar a su lado, aunque fuera su esclava.

Xena se dio cuenta del tono triste de Gabrielle, pensó que se debía a la situación, había sufrido mucho durante esos días y Xena no se había acercado mucho, quizás necesitaba un poco de comprensión, un abrazo, algo que Xena no era muy buena para dar, mostrar sus sentimientos.
Xena llegó con la leña y ambas entraron a la cueva. Xena acomodó las cosas y comenzó a preparar el fuego.

Xena: toma, coloca las mantas en el suelo, aquí cerca del fuego, esta noche hará mucho frío.
Gabrielle: ¿así está bien?
Xena: sí, bueno... algo sabes hacer.
Gabrielle: ¿quieres que prepare algo para comer?... sé cocinar...
Xena: - se tomó el pecho - ¿en serio? Creo que me voy a desmayar...
Gabrielle: graciosa... - y le dio un golpe en el brazo, con una gran sonrisa.

Xena también sonrió. En ese momento se desató la fuerte tormenta, con un rayo y trueno tremendo, Gabrielle corrió al lado de Xena y se abrazó a ella.

Xena: ¡Hey!. ¿qué te pasa?... estás temblando... no temas... es solo un trueno.
Gabrielle: lo siento, pero desde niña nunca me gustaron los truenos, tengo miedo...
Xena: tranquila... shhhh... ya pasará... ven, vamos a comer algo, tengo un poco de pan y queso, mañana iré a pescar algo, con esta tormenta no puedo salir.
Gabrielle: no, por favor no te vayas, no me dejes sola - seguía abrazada a Xena.
Xena: tranquila... shhhh... no me iré... será mejor que te recuestes.

Gabrielle se recostó en una de las mantas.

Gabrielle: uyyy...
Xena: ¿qué pasa?
Gabrielle: ya te dije, me duele todo... - llorando, Xena no se acercó, solo se recostó en su manta).
Xena: duérmete, mañana estarás mejor.

La noche se había puesto muy fría, la tormenta seguía. Gabrielle no podía dormir, pensando en todo lo que había vivido en esos días, y que pudo ser peor si no hubiera llegado a tiempo esa maravillosa mujer que tenía a su lado, pero con el frío que sentía tanto en su cuerpo como en su alma y no tener el consuelo de esa mujer, necesitaba llorar en sus brazos, pero Xena ni se acercó, así que siguió sollozando en silencio, no quería despertar a Xena, algo imposible, ya que Xena tampoco estaba durmiendo, quería acercarse a esa pequeña mujer y consolarla pero también tenía miedo a la reacción de Gabrielle, capaz que no quería que la tocara, pero al escuchar incesantemente el llanto de la mujer decidió acercarse.

Xena: - se levantó de su manta y se acostó al lado de Gabrielle, pasó su mano por la cintura, Gabrielle se estremeció - shhhh... tranquila, ya no llores... sé que por lo que pasaste es horrible... shhhh... Lamento mucho lo que te pasó, ¿tienes frío?
Gabrielle: sí, gracias, ahora estoy mejor, necesitaba tu calor...
Xena: ven más cerca. Nos cubriremos con mi manta - Xena pasó su brazo por debajo del cuerpo de Gabrielle y la abrazó con sus dos brazos, la cabeza de Gabrielle quedó sobre su pecho, aún le daba la espalda a Xena, Xena le besó suavemente la cabeza - ... ¿así estás mejor?...
Gabrielle: sí, mucho mejor... - se fundió en esos brazos fuertes y se dio vuelta para mirar a los ojos a Xena - ... pídeme lo que quieras y lo haré.
Xena: cálmate, no te pediré nada - y pasó su mano por la cara de Gabrielle, acarició suavemente con un dedo todo el contorno de la cara de Gabrielle, ambas no dejaban de mirarse a los ojos y a veces bajaban sus ojos a sus bocas. Xena la acercó aun más a su cuerpo, la barda volaba, se sentía en el aire de la cueva que ambas estaban muy excitadas, de pronto se escuchó un trueno muy fuerte y Gabrielle escondió su cara en el pecho de Xena, su respiración era muy agitada, Xena sentía en sus pechos el aliento caliente y agitado de la barda. Dioses pensó... mi centro estalla... cálmate Xena... se dijo asimismo. - Tranquila, es solo un trueno... estas muy sensible, lo entiendo. Gabrielle tengo unas hierbas para calmarte, las mezclaré con agua, tomar un poco te hará bien... te aviso que no es muy rico...
Gabrielle: soy tu esclava, debo hacer lo que me pides...
Xena: no es por eso Gabrielle, es para que te sientas mejor... no puedo tener una esclava que esté dolorida, pues no podrás hacer nada.
Gabrielle: claro - se sintió mal, porque Xena, no le dijo que era porque le preocupaba que sufriera, era solo para que estuviera bien así la podía servir.
Xena: ¡hey! ¿qué pasa?...
Gabrielle: nada...
Xena: bien, ahora te lo preparo...

Xena se levantó a preparar el líquido con hierbas, tomo un recipiente y puso el agua con hierbas a fuego lento...

Gabrielle: ¿quieres curarme porque te intereso o porque quieres estar conmigo como Santinolles?
Xena: ¿estás loca?... tú no me interesas... de la forma que tú crees... es solo que no soporto a nadie llorar, me molesta, me desconcentras, ni siquiera me has dejado dormir.
Gabrielle: disculpa, no volverá a pasar... total estaremos juntas unos días... me llevaras a Potedia... no quiero molestarte, así que será mejor que volvamos a dormir...
Xena: luego de tomar las hierbas, para calmarte...
Gabrielle: no, ya estoy mejor... no necesito nada de ti.
Xena: no me hagas enojar, pues aun no me conoces, soy peor que Santinolles... tomarás el preparado de hierbas...
Gabrielle: estoy bien, no quiero que me des nada...
Xena: te hará bien, te hará dormir...
Gabrielle: ya te dije que no necesito nada de ti.
Xena: no quiero hacerlo por la fuerza, pero si eso quieres lo tendrás.
Gabrielle: eres igual a Santinolles.
Xena: error, soy peor ya te lo dije. Hazlo, es por tu bien, podrás dormir bien...
Gabrielle: ¿quieres que me cure, para que luego puedas tenerme tú? ¿quieres hacerme tuya?... (sollozando).
Xena: mira, si hubiera querido eso, ya lo habría hecho, no me importaría que te duela el cuerpo, que no puedas dormir, no me importaría nada, es más ya no me importa, haz lo que quieras, es tu cuerpo, tu dolor, no el mío, no me interesas.

Gabrielle comenzó a llorar, se sentó en la manta y comenzó a tomar el líquido que le había ofrecido Xena se recostó a su lado y ambas quedaron tendidas en la manta, cada una dándose la espalda. La noche se estaba haciendo muy larga para ambas pero después de un buen tiempo Morfeo las visitó.


Llegó el amanecer y aún Gabrielle permanecía dormida, las hierbas la habían calmado y dejado dormir mejor, Xena ya estaba levantada, preparando el fuego, había dejado de llover, así que fue a pescar algo para poder darle un buen desayuno a Gabrielle, era extraño, tenía por fin a alguien para darle de comer, alguien que la acompañaba, se sentía rara, ya no tenía esa soledad que a veces la abrumaba, se había acostumbrado tanto a estar sola que ver dormir a esa mujercita junto a ella le cambió su mente, abrió su corazón, tenía que tratarla mejor, pues sabía que había sufrido mucho, decidió primero ir a Amphipolis para ver como habían llegado las mujeres de su pueblo y de paso estaría un tiempo con esa mujer que le había cambiado su manera de pensar en tan solo dos días. Volvió a la cueva y Gabrielle seguía durmiendo.

Xena: vaya, linda esclava me fui a buscar, se la pasa durmiendo, cuando termine de hacerse el pescado la despertaré.

Xena se la quedó mirando, sentía algo extraño por Gabrielle tenía ganas de abrazarla y darle su consuelo, pero por otro lado ella no era así, se había convertido en una solitaria, no dejaba que nadie abriera su corazón, pero con Gabrielle sentía que eso, sí era posible.
Estaba tan distraída en sus pensamientos que no se dio cuenta que Gabrielle ya se había despertado y la estaba mirando.

Gabrielle: hola, buenos días.
Xena: hola, buenos días.
Gabrielle: veo que estuviste haciendo mi trabajo, me hubieras despertado, sé que soy muy dormilona, mi hermana siempre se queja, mmm... huele muy bien, ¿estuviste pescando?.
Xena: sí, te vi muy dormida, pensé que necesitabas descansar, enseguida estará listo, la verdad tengo hambre, ¿tú no?
Gabrielle: sí, me muero de hambre, mi estómago es testigo, escucha... hace ruido... jaja...
Xena: ven acércate ya está listo, acomoda las mantas.
Gabrielle: gracias, yo debería servirte a ti.
Xena: ya tendrás tu oportunidad. Toma, come.
Gabrielle: haré lo que quieras, para eso soy tu esclava.
Xena: sí lo eres. A propósito, quiero avisarte que aún no te llevaré a Potedia.
Gabrielle: pero tú me dijiste que me llevarías.
Xena: sí lo haré, pero aún no.
Gabrielle: no entiendo, creí que querías deshacerte de mí cuanto antes.
Xena: es que lo pensé mejor y donde voy me vendrá bien tener una esclava.
Gabrielle: entiendo, aún no me darás mi libertad.
Xena: no, me gusta tener una esclava... se siente... diferente...
Gabrielle: porque estás del otro lado... tú eres la dueña.
Xena: eres muy insolente para ser esclava, tienes suerte que yo soy tu dueña, te atiendo mejor yo que tú a mí.
Gabrielle: en eso tienes razón.
Xena: siempre la tengo.
Gabrielle: ¡oh! Una guerrera modesta...
Xena: aún no me dices que te parece el pescado.
Gabrielle: exquisito... y tú aún no me dices por qué no me llevarás a Potedia. ¿Acaso te gusta mi compañía?.
Xena: ja,ja, tienes un gran sentido del humor - Gabrielle se puso seria, pues esperaba que Xena al menos le diera una esperanza, se había enamorando de esa mujer, tan dura, pero que seguramente tenía un corazón muy puro - quiero ir primero a mi pueblo, está más cerca que el tuyo, necesito saber si las mujeres llegaron bien, además los hombres de Santinolles no creo que se den por vencidos tan rápido, tal vez vuelvan a mi pueblo.
Gabrielle: y tú quieres estar allí, pero Xena... yo no quiero estar allí, tengo miedo, pueden llevarme de nuevo y no lo soportaría.
Xena: primero estarás allí, porque yo estaré allí, eres mi esclava y como tal nadie más va hacerte daño, porque eres mía, no lo olvides, me gusta tener una esclava así que no permitiré que nadie te haga daño, si me haces caso y te quedas conmigo nadie te volverá a tocar, te lo prometo.
Gabrielle: - sollozando - gracias, pero no tener mi libertad no me hace sentir mejor. Además tú no estarás a mi lado para siempre, luego me llevarás a mi pueblo y allí me dejarás, recuerda que me secuestraron allí.
Xena: lo sé, tienes razón no estaré por siempre a tu lado... pero ¿tú tienes familia? hace un momento mencionaste a una hermana.
Gabrielle: sí. Vivo con mis padres y mi hermana Layla.
Xena: ¿tienes novio?
Gabrielle: sí. Se llama Pérdicas. Nos pensamos casar en poco tiempo, aunque ahora no estoy muy segura. - Dijo esto pensando porque sentía algo diferente por Xena, su corazón y su cuerpo se estremecían cada vez que veía esos ojos profundamente azules, algo que nunca había sentido al ver a Pérdicas.

Xena por su parte comprendió la respuesta de Gabrielle, al menos eso creyó.

Xena: te entiendo, pero si realmente te ama, no le preocupará saber que perteneciste a otro hombre. (Gabrielle ni pensaba en eso, pero le siguió la corriente).
Gabrielle: estar secuestrada fue muy duro para mí, no sé que hacer, ya no querrá verme.
Xena: tranquila, ya te dije que si realmente te ama, lo entenderá, no fue tu culpa.
Gabrielle: si tú estarías en su lugar, ¿lo entenderías?...
Xena: si te amara como él, - se quedó mirando sus ojos verdes, se perdió en ellos - sí lo haría... a no ser que él no te ame tanto, como tú piensas. ¿Crees que te ama?
Gabrielle: sí.
Xena: y... ¿tú lo amas?
Gabrielle: - la miró a los ojos y vio la ansiedad en ellos, ¿qué respuesta esperas? - sí, creo que sí.
Xena: ¿crees?... la respuesta es por sí o por no...
Gabrielle: y tú... ¿que respuesta quieres?
Xena: no es lo que yo quiero, es lo que tú sientes, además a mí no debería importarme lo que tú sientes, ya te dije que no estaré contigo para siempre.
Gabrielle: claro, estaremos juntas solo un tiempo - dijo triste.

Xena la miró en silencio, ¿acaso Gabrielle esperaba pasar más tiempo con ella?, ¿como había pensado ella esa misma mañana, cuando decidió ir a Amphipolis y no llevarla todavía a Potedia?.

Xena: ¿te molesta que solo sea un tiempo?
Gabrielle: la verdad, me siento segura contigo... pero bueno cuando decidas dejarme lo aceptaré, aunque recuerda que siempre tendrás una "esclava" esperándote en Potedia, alguien que nunca te olvidará, pues aunque me llames tu esclava, sé que te debo la vida, y eso nunca lo olvidaré, ni yo ni las personas que me aman, quiero que cuando me dejes en Potedia, te quedes unos días para conocer a mi familia.
Xena: y a tu prometido.
Gabrielle: sí, también a él. - ¿pensará que no existe?, pensó Gabrielle.
Xena: bueno, te habrás dado cuenta que ya dejó de llover, así que nos iremos en un rato, quiero llegar cuanto antes a Amphipolis, te gustará.
Gabrielle: Xena, ¿tienes familia?.
Xena: sí, tengo a mi madre es dueña de una posada así que dormirás en una buena cama, tengo un hermano Toris que se fue hace mucho y mi hermano del alma, Lyceus murió hace tiempo, por eso me fui de casa, no pude soportarlo, vuelvo de vez en cuando pero mucho no me quieren en el pueblo, pues sé que me porté muy mal, por mi culpa murieron muchos inocentes entre ellos mi hermano Lyceus.
Gabrielle: lo siento mucho, no quise ponerte mal.
Xena: esta bien Gabrielle, ya debería haberlo superado, pero es muy difícil superar la muerte y especialmente de alguien que amas tanto.
Gabrielle: sí.
Xena: por eso quiero llevarte luego a tu pueblo, tus padres merecen saber que te encuentras bien, debe ser muy doloroso para ellos no saber nada de ti.
Gabrielle: sí, tienes razón.
Xena: bueno, vamos. Además quiero irme rápido de ésta zona, los hombres de Santinolles, nos deben estar buscando, aún no estamos muy lejos del campamento.


Y así Xena y Gabrielle se fueron rumbo a Amphipolis, una vez allí fueron a la posada de Cyrene, la madre de Xena.

Cyrene: Xena, por fin llegaste, nos tenías preocupadas, las mujeres ya llegaron, te agradezco tanto hija, te amo.
Xena: ¡madre!, me haces poner colorada, me alegro que las mujeres hayan llegado a salvo, pero tenemos que tener cuidado, los guerreros pueden volver a buscar venganza, por eso me quedaré unos días.
Cyrene: ven, debes estar cansada. Xena, ¿no me presentas a tu amiga?
Gabrielle: hola, soy Gabrielle y solo soy su esclava.
Cyrene: ¡estás bromeando!, Xenaaa...
Gabrielle: no bromeo señora, su hija me salvó la vida, por eso soy su esclava.
Xena: ya basta Gabrielle... deja eso... de una vez...
Gabrielle: pero... me lo dijiste muchas veces...
Cyrene: bueno, esclava o no, debes estar cansada y con hambre, vamos eres bienvenida. Luego me cuentas donde se conocieron.
Gabrielle: señora, yo debo atender a su hija, no usted a mí.
Cyrene: vamos niña y no me llames señora, mi nombre es Cyrene.
Gabrielle: y el mío es Gabrielle, y ya no soy una niña. - miró a Xena.
Xena: vamos a comer madre, extrañé mucho tu comida. ¿qué tienes para hoy?
Cyrene: un buen guiso de cordero y pan de nuez.
Gabrielle: ¿pan de nuez?... Dioses... es mi favorito... mi madre siempre me lo hace.
Cyrene: ¿de dónde eres?
Gabrielle: de un pueblo llamado Potedia, me secuestraron junto a otras mujeres.
Xena: luego le cuentas, ahora vamos a lavarnos un poco mientras mi madre nos prepara la cena.
Gabrielle: pero yo...
Xena: pero tú nada... vamos, te mostraré tu habitación.

En la cocina:

Ornella: hola Cyrene, me dijeron que ya vino Xena, ¿dónde está?.
Cyrene: está arriba, con una amiga, mostrándole la habitación.
Ornella: ¿una amiga?
Cyrene: sí, ella me dijo que es la esclava de Xena, ¿te imaginas?, Xena con una esclava.
Ornella: yo siempre quise ser su esclava... pero bueno el tiempo y la vida nos quiso separar.
Cyrene: sí lo sé y lo siento.
Ornella: ¿hay algo entre Xena y esa mujer?
Cyrene: no lo sé, pero es muy bonita... tiene algo en sus ojos... bueno sube y ve a verla, se alegrará de verte.
Ornella: ¿eso crees?
Cyrene: sí, mi hija es muy dura, pero sé que a ti te quiere mucho, aunque casi nunca le demuestra nada a nadie.
Ornella: subiré a verla.

En la habitación:

Xena: ¿y? ¿qué te parece?, por fin dormiremos en una cama - y se arrojó a la cama.
Gabrielle: - sonrojada - ¿dormiremos?... ¿ésta no es mi habitación?
Xena: sí, ¿qué piensas que quiero dormir contigo?... solo dije dormiremos, yo en mi habitación y tú en la tuya. Aunque pensándolo bien, ahora te entiendo, tú sí estuviste en una cama - haciendo referencia cuando estuvo con Santinolles.
Gabrielle: eres cruel...
Xena: y tú una tonta si piensas que quiero tener algo contigo... ya te lo dije eres mi esclava, cuando quiera y donde quiera te puedo tener, pero no me interesas.
Gabrielle: - sollozando - ¿por qué no le dijiste la verdad a tu madre?... que solo soy tu esclava.

Cuando Xena le iba a contestar, apareció en la puerta Ornella.

Ornella: ¡hola!... Xena... ¿cómo estás?...
Xena: ¡Ornella!, por los Dioses... - se abrazaron apasionadamente, mientras Gabrielle la miraba con celos - ¿qué haces aquí?
Ornella: me enteré que había vuelto una hermosa princesa... y no me iba a perder por nada del mundo volver a verla...
Xena: ven, vamos a recordar los viejos tiempos.
Ornella: espera, ¿no me presentas a tu amiga?.
Xena: ella no es mi amiga, es mi esclava... ¿está bien así, Gabrielle?
Gabrielle: lo que tú digas Xena. Hola, mi nombre es Gabrielle, soy la esclava de Xena, puedo servirte a ti también si ella lo desea.
Ornella: hola, me alegro de conocerte, pero eso que eres su esclava, la verdad no te creo, Xena odia eso, si la conocieras bien, sabrías que estoy en lo cierto.
Gabrielle: pues a cada momento me lo dice, "eres mi esclava", harás lo que yo quiera.
Xena: ¡ya basta!, estoy hablando con mi amiga, déjanos en paz. Vamos Ornella, no me interesa hablar más con ella. Dime ¿cuándo volviste?.
Ornella: hace unos días, me enteré que andabas por la zona, ya te dije, quería verte, aun no pude olvidarte. Xena... yo...

Gabrielle escuchaba atenta, se dio cuenta que entre Ornella y Xena pasaba algo más que una amistad.

Xena: shhh, no digas nada... ahora no... vamos a la cocina, mi madre ya debe tener todo listo.
Ornella: ¿vienes Gabrielle?
Gabrielle: en un momento, voy a acomodar las cosas.

En el pasillo:

Ornella: Xena, no debes ser tan dura, es una niña.
Xena: lo sé, pero a veces me contesta mal... no sé lo que le pasa conmigo, cree que solo la rescate para tener algo con ella.
Ornella: cualquiera pensaría lo mismo Xena, eres una mujer muy hermosa, no te pusiste a pensar que quizás se enamoró de ti.
Xena: ¿estas loca?
Ornella: por ti, en serio, guerrera, cualquiera se enamora de ti, encima me dices que la salvaste, te debe adorar y me imagino que tú ni siquiera la miras, debe estar muy dolida, ¿cómo la conociste?
Xena: ya... hablemos de otra cosa... ¿qué estuviste haciendo todo este tiempo?
Ornella: ya veo, quieres cambiar de conversación, no cambiaste nada, cuando algo te molesta, no quieres hablar más del tema... ¿acaso te enamoraste de ella?
Xena: si quieres seguir hablando conmigo, cambia el tema...
Ornella: está bien, lo acepto, no quiero que te enojes conmigo. Voy ayudar a tu madre a poner la mesa.
Xena: sí, te espero aquí - ya habían llegado al comedor.

En ese momento bajó Gabrielle...

Gabrielle: ¿te molesto si me siento aquí? - Xena la miró en silencio, cuando justo venía Cyrene.
Cyrene: no nos molestas, siéntate.
Gabrielle: dígame, ¿en qué la puedo ayudar señora?.
Cyrene: ya te dije, mi nombre es Cyrene, quédate tranquila ya está todo listo. ¿Conociste a Ornella?.
Gabrielle: sí, es muy simpática.
Ornella: espero que estén hablando de mí, mmmm... seguro... pues Xena no es simpática.
Xena: oye... no te metas conmigo... - la señaló con el dedo.
Ornella: ¿ves Gabrielle? a eso me refería... - Gabrielle sonrió. - Tienes una sonrisa hermosa deberías sonreír más.
Gabrielle: gracias... pero a veces es difícil sonreír.
Xena: madre, ¿por qué no sirves el guiso?
Cyrene: sí Xena. Dime Gabrielle ¿cómo se conocieron?.
Xena: por ahí...
Cyrene: le pregunté a Gabrielle.
Xena: pero ella no te contestará.
Cyrene: Xena, ¿qué te pasa?.
Xena: es que...
Gabrielle: esta bien Xena, creo que ya lo superé, su hija me salvó, estuve secuestrada en el campamento de Santinolles... y... - una lágrima se asomó en el rostro de Gabrielle.
Xena: y nada, ya pasó... bueno ¿por qué mejor no nos cuenta Ornella, por dónde anduvo?
Ornella: - no le quitó la vista a Gabrielle, y pensó que Xena la estaba protegiendo de algo, fue un gesto muy hermoso por parte de la guerrera - ... bueno... yo también estuve por ahí, tratando de olvidar a alguien que nunca pude... - la miró a Xena...
Xena: bueno, será mejor que mi madre nos cuente los últimos chismes del pueblo.
Cyrene: ¿por qué mejor no nos cuentas tú por dónde anduviste?, ¿qué hiciste?, ¿te enamoraste Xena?... cuándo será el día que vengas y me digas ¡Madre, estoy profundamente enamorada!... - Xena bajó la cabeza y la miró a Gabrielle quien sonreía.
Xena: ¿y tú de que te ríes?... ¿crees que no puedo enamorarme?
Gabrielle: sí, tienes un gran corazón... mereces enamorarte y la persona que te ame, debe cuidarte, respetarte y amarte para siempre, porque eres una muy buena persona, aunque tú no lo creas.

Xena se puso colorada, Ornella sonreía al igual que Cyrene, quién pensó: ¿mi hija estará enamorada y es correspondida por esta mujercita?... hay algo cuando se miran, tal vez sea esa magia que llaman amor...

Ornella: vaya, parece que te conoce muy bien. ¿Hace cuánto se conocen?.
Gabrielle: solo unos días, pero siento que nos conocemos desde siempre - la miró a Xena a los ojos - ¿y tú?...

Xena se quedó profundamente hipnotizada por la mirada de Gabrielle.

Ornella: ¡Xena!, Gabrielle te está hablando.
Xena: ¿qué?.
Gabrielle: déjala, ya me dijo que no quiere saber nada conmigo, solo soy su esclava.
Cyrene: ¡eso es broma!.
Gabrielle: no, soy la esclava de su hija, nada más.
Xena: ¿y qué más quieres ser?
Gabrielle: - susurrando - ... tu amiga... - aunque pensó tu amante, tu mujer.
Xena: pues, no tenemos mucho tiempo, te llevaré en unos días a tu pueblo, así que no creo que lleguemos a ser amigas.
Ornella: eso no lo puedes asegurar nunca Xena, la amistad nace sola, no cuando uno quiere, es como enamorarse a primera vista, Xena no me dirás que nunca te enamoraste a primera vista.
Xena: ¿toda la noche van a estar hablando de mí?.
Cyrene: bueno hija, es solo una conversación, yo sí me enamoré a primera vista del padre de Xena, se siente algo en el estómago, sientes que cuando lo miras no hay nadie más contigo, aunque estás rodeada de personas, no puedes quitarle la vista de encima, te preocupas por lo que piense, por lo que siente, eso es amor - la miró a Xena a los ojos y luego miró a Gabrielle, se dio cuenta como Gabrielle miraba a su hija, tal como ella lo había dicho.

Gabrielle por su parte se puso toda colorada porque era exactamente lo que le había pasado cuando conoció a Xena y más aún, no le podía sacar la vista de encima, Ornella y Cyrene se dieron cuenta de la cara de Gabrielle y ambas sonrieron, Xena por supuesto estaba en otra, estaba también pensando en lo que había dicho su madre, ya que había sentido lo mismo cuando vio a Gabrielle por primera vez. Xena se preguntó, ¿me habré enamorado de Gabrielle?.

Ornella: Xena, tenemos preparada una gran fiesta, en realidad te estábamos esperando, todos en el pueblo queremos agradecerte por haber salvado a las mujeres. Eres nuestra heroína.
Xena: déjate de bromas, no me gustan las fiestas.
Ornella: vamos Xena, ¿qué pensará Gabrielle? demuéstrale que eres una gran bailarina.
Xena: no tengo que demostrarle nada a nadie.
Ornella: ¡qué carácter!, tú Gabrielle ¿bailas?.
Gabrielle: no muy bien.
Ornella: no te preocupes, Xena te enseñará.
Xena: si te interesa tanto, ¿por qué no le enseñas tú?... recuerdo que lo hacías muy bien.
Ornella: vaya, por lo visto no te has olvidado de mí... me gustará enseñarte Gabrielle... verás que bailaremos mejor que Xena.
Xena: promesas... yo bailo mejor que tú...
Cyrene: ¿modesta?... la verdad Gabrielle, mi hija baila muy bien... le enseñé yo.
Gabrielle: por lo visto la modestia es de familia... jajajaja... - todas se pusieron a reír. - . A propósito la cena estuvo muy rica, cocinas muy bien.
Cyrene: ¿tú cocinas?
Gabrielle: sí, me gusta mucho.
Cyrene: ¿tienes prometido?
Gabrielle: sí.
Cyrene: entonces es muy afortunado, eres muy bella y además sabes cocinar, tendrá una excelente mujer.
Gabrielle: gracias, eres muy amable.

Xena la miraba de una forma extraña, no le gustaba que hablara de su prometido, eran ¿celos?, enseguida cambio de tema y todas lo notaron.

Xena: así que tendremos una fiesta.
Ornella: no sé que tiene que ver con lo que estábamos hablando, pero sí, ya te lo dije es en tu honor, así que no puedes faltar. Les avisaré al resto del pueblo que ya llegaste. ¿Vienes?.
Xena: no, prefiero quedarme por acá, tal vez los hombres de Santinolles vuelvan.
Cyrene: Xena, ¿crees que volverán?.
Xena: no lo sé, pero es mejor estar preparadas. Son guerreros esclavistas y no hay nada peor para ellos que hacerles perder dinero - la miró a Gabrielle y vio el pánico en sus ojos.- No tengas miedo Gabrielle, mientras estés conmigo nadie te hará daño.
Gabrielle: lo sé, pero no fue fácil. Me disculpan quisiera irme a dormir, estoy cansada.
Cyrene: sí mujer, ve a descansar, mañana tendremos una fiesta.
Gabrielle: buenas noches.
Xena: buenas noches, que descanses Gabrielle.
Gabrielle: gracias... - no quería irse a dormir sola, pues esos días lo hacía con Xena, tenía miedo a sus pesadillas y que Xena no estaría para consolarla y abrazarla, se había enamorado profundamente de esa ruda mujer, pero cuando estaba en sus brazos sentía que era la mujer más dulce del mundo.
Cyrene: Xena, dime como conociste a Gabrielle, noté que cuando lo iba a contar tu le cortaste y la vi muy nerviosa, tensa.
Xena: es que no fue fácil, madre verás, es muy doloroso.
Cyrene: me asustas, ¿qué le pasó?.
Xena: cuando llegué al campamento de Santinolles, ella era una esclava más, que estaba en la tienda de él, me entiendes...
Cyrene: por los Dioses, quieres decir que... él abusó de ella... - Xena asintió - maldito desgraciado, como pudo hacer eso, es un ángel, tiene una carita de niña tan especial, debe sufrir mucho, Xena debes cuidarla, ella seguro se aferró a ti, tú la salvaste, lo vi en sus ojos, te mira con mucho amor y respeto. Ahora mismo cuando se fue noté que te miraba como esperando a que la acompañaras a su habitación, ¿no te diste cuenta?.
Xena: no.
Cyrene: siempre estás en la luna, cuando se trata de amor, pues eso es lo que vi en sus ojos, te mira con amor.
Xena: madre, ¿qué dices?... sólo soy una mujer que la salvó.
Cyrene: no lo creo, hay algo más en sus ojos.
Xena: pues miras mal... ella... ella... no puede sentir nada por mí...
Cyrene: ¿por qué no?... eres hermosa... fuerte... y aunque no lo creas tienes un gran corazón, sé que tuviste un tiempo haciendo el mal, pero eso ya pasó hija, debes darte una oportunidad, para amar y dejarte amar, el odio que había en ti, ya no está, lo veo en tus ojos.
Xena: pero está el remordimiento, aún tengo pesadillas, por la gente que asesiné.
Cyrene: el querer cambiar por el bien, eso es un gran paso, estoy segura que esos que asesinaste te perdonarán con el tiempo, porque cambiaste Xena, ahora tú luchas por el bien.
Xena: gracias madre, eres muy comprensiva, pero aún me falta para perdonarme a mí misma.
Cyrene: Gabrielle podría ayudarte a encontrar ese camino de paz interior, tiene un alma muy pura, tener una amiga como ella te ayudará mucho, estoy segura.
Xena: no será mi amiga madre, la llevaré a su pueblo, y allí la espera su familia y su prometido.
Cyrene: Xena, ¿estas celosa?... dijiste "prometido" con un tono raro...
Xena: no madre... ves cosas donde no las hay.
Cyrene: ¿y qué es lo que vi?
Xena: no sé, ¿lo sabes tú?.
Cyrene: Xena, no me contestes con otra pregunta, sabes a lo que me refiero, ¿te enamoraste de Gabrielle?
Xena: madre, no puedo creer lo que me dices... ella... es una mujer...
Cyrene: reconozco que no es lo usual, pero si es amor, adelante hija, lucha por ella, no te detengas ante nada, la verdad nunca te había visto así... te veo diferente... hay una luz especial en tus ojos, una luz que pensé que nunca vería en ti, después de todo el mal que haz hecho y no me equivoco esa luz se llama amor... ni siquiera la vi en tu ojos cuando pensé que tenías algo más que una amistad con Ornella, no soy tonta, sé que algo tuvieron, pero ahora es distinto...
Xena: buenas noches madre.
Cyrene: buenas noches hija y recuerda... lucha por lo que quieres.

Xena se fue pensando en la conversación que tuvo con su madre, ¿estará en lo cierto?... ¿me habré enamorado de Gabrielle?, sé que no puedo dejar de mirarla, de saber que piensa, cuando la abracé el primer día me quería quedar así para siempre, cuando la besé en la tienda de Santinolles, me perdí en sus ojos, sus labios, Dioses... no sé que me pasa...
Xena pasó por la puerta de su habitación y quiso entrar pero luego pensó, si está despierta ¿qué le diré? - su corazón latió más fuerte - no sé algo se me ocurrirá.
Gabrielle por su parte aún estaba despierta mirando el techo, tenía miedo de cerrar los ojos y tener de nuevo una pesadilla y no tenía esos brazos fuertes para aferrarse a ellos y poder dormir tranquila, estaba pensando en ella, en sus ojos cuando sintió que se abrió la puerta, al principio se sobresaltó, pero luego al ver quien era, su corazón se alegró y le dio su mejor sonrisa.

Xena: estas despierta... pensé que ya dormías...
Gabrielle: creo que comí mucho, tu madre cocina muy bien... - mentía sabía muy bien que no podía dormir sin ella - ¿ya te vas a dormir?.
Xena: sí, pero antes quise saber como estabas... si necesitabas algo...
Gabrielle: - sonriendo - creí que yo era tu esclava.
Xena: cierto... pero estás en mi casa y quiero ser una buena anfitriona... para que después no me critiques por ahí, diciendo que Xena te atendió mal - le sonrió y Gabrielle casi se desmaya.
Gabrielle: eres muy buena en todo... gracias Xena... por todo... ya no necesito nada... ahora sí que dormiré bien... - pensando en tus ojos, se dijo Gabrielle - que descanses Xena.
Xena: buenas noches Gabrielle - y se fue cerrando la puerta con una hermosa sonrisa, ella también dormiría feliz esa noche pensando en Gabrielle.


Llegó el amanecer y con él llegó el alboroto que significa preparar una fiesta, especialmente cuando la homenajeada es Xena, la Princesa Guerrera.
Estaban todas muy emocionadas, Cyrene, Ornella, Adriana, Carla y muchas mujeres más que fueron rescatadas por Xena del campamento de Santinolles.

Cyrene: ya tenemos casi todo listo, la comida y la bebida ya está preparada ¿preparaste la música Ornella?.
Ornella: de eso se encarga Carla.
Carla: sí Cyrene ya tengo todo listo.
Cyrene: perfecto, hace tiempo que no veo a Xena tan feliz y quiero que esta fiesta sea en agradecimiento por el cambio que ha tenido mi hija, gracias a todas.
Xena: hola madre, buenos días, hola a todas veo que han estado trabajando mucho.
Ornella: nada que tú no merezcas - se abrazó fuertemente a la guerrera, en ese momento bajó Gabrielle y su corazón se paralizó, cuando vio a Xena en los brazos de esa mujer y que luego le dio un profundo beso en los labios, dejando a todas con la boca abierta, especialmente a Gabrielle quien sintió una fuerte puntada en su corazón - ¡mmm!, tus labios aún saben muy bien.
Xena: los tuyos también, saben muy bien.
Gabrielle: hola, lamento interrumpir - enojada.
Ornella: no interrumpes nada, ya terminamos, por ahora ¿no es cierto Xena?.
Xena: - ruborizada - sí lo que tú digas.
Cyrene: vaya, mi hija está dominada por una mujer.
Xena: ¡madre!
Ornella: ¿no te gusta ser dominada por mí?.

Gabrielle miraba con asombro la conversación y la reacción de Xena, estaba ansiosa esperando la respuesta, le pareció eterna.

Xena: deberías saber que no me gusta ser dominada por nadie.
Ornella: tus ojos decían otra cosa.
Xena: tú lo dijiste... "decían"... ya no.
Ornella: pero puedes cambiar de opinión, porque aunque no sea yo, estoy segura que encontrarás a alguien que te domine Xena.
Xena: jajaja... esa persona no existe.
Cyrene: porque no abres tu corazón, te encierras en ti misma, deberías ver más a tu alrededor, ¿tú que piensas Gabrielle?.
Gabrielle: ¿yo?...
Cyrene: sí, tú, ¿crees que exista alguna persona que domine a mi hija? ¿qué domine su corazón?.
Gabrielle: todos tenemos a nuestra alma gemela en algún sitio, aunque a veces nos cuesta encontrarla pero creo que Xena es...
Cyrene: una mujer muy dura.
Gabrielle: sí... - a Xena se le paralizó el corazón, eso pensaba Gabrielle de ella, que era una mujer sin sentimientos, hundida en sus pensamientos no escuchó el resto que dijo Gabrielle - pero cuando se enamore cambiará de pensar, mostrará más sus sentimientos, pues por lo poco que la conozco sé que tiene un gran corazón, aunque le cueste demostrarlo.
Cyrene: la verdad por el poco tiempo que se conocen, la conoces muy bien, ella es así, no es que no sienta, solo le cuesta demostrarlo. ¿Verdad Xena?.
Xena: para que me preguntan si no puedo demostrar nada, con permiso, me voy al lago.
Cyrene: ¡ups! se enojó.
Ornella: sí, no debimos decir eso, está muy sensible, no es la misma Xena de siempre, tiene en los ojos algo diferente, parece que quiere mostrar sus sentimientos y nosotros no la dejamos.
Gabrielle: creo que debo disculparme, con permiso, ¿por dónde es el lago?.
Ornella: por acá derecho detrás de aquellos árboles.
Gabrielle: gracias.

Xena por su parte iba rumbo al lago, pensando - maldición, sé que siempre fui muy dura, pero ahora quiero cambiar, no sé que me pasa si es por ella, pero me siento diferente, quiero que me abrace, que me ame, quiero sentir el amor, ¿es algo tan difícil?, ¿cómo hago para que me entiendan?, que algo cambie, que ahora puedo llegar a enamorarme, es más creo que lo estoy... un buen baño me hará bien, con mucho agua fría.

Gabrielle ya estaba llegando y se ruborizó al ver a Xena desnudándose de a poco para meterse en el lago.

Gabrielle: ¡por los Dioses!, es bellísima... ¡¡qué cuerpo!!... es hermosa... será mejor que no la interrumpa, no le gustará que la vea desnuda, aunque a mí, sí me gusta verla. Uyyy!! ya sale será mejor que me vaya.
Xena: ahhh!!!, que bien me hizo el agua fría, espero calmarme un poco, ya no la puedo ver tan cerca, ¿que Hades me pasa?...


Xena volvió a la posada y se encontró con Ornella.

Ornella: veo que te fuiste a refrescar...
Xena: sí, lo necesitaba.
Ornella: y seguro no fue por mí, vi como la miras... no soy tonta... se te van los ojos cuando estas cerca...
Xena: déjate de tonterías.
Ornella: ¿dónde la dejaste?
Xena: no sé de que hablas.
Ornella: de Gabrielle, te fue a buscar al lago.
Xena: pues yo no la vi.
Ornella: a lo mejor está desmayada de ver tanta belleza, seguro se desmayó cuando te vio entrar al lago, mmm... desnuda...
Xena: graciosa, ¿en serio lo dices?.
Ornella: sí, me dijo que quería disculparse contigo, por no pensar que tenías sentimientos.
Xena: no debiste dejarla sola, es una niña, tal vez se perdió y no quiero que ande por ahí sola. Pueden volver los hombres de Santinolles.
Ornella: y eso te mataría ¿verdad?.
Xena: no seas tonta, claro que sí, por cualquier mujer lucharía, ¿acaso no traje a las mujeres del pueblo?.
Ornella: sí, pero solo viajaste con ella, y tardaste más tiempo en llegar, ¿qué te detuvo? ¿su boca?, ¿su cuerpo?, ¿sus ojos?... es muy hermosa y dulce...
Xena: te contestaré por nuestra amistad, me detuvo que no sabe andar a caballo, y ya basta de hablar de Gabrielle, solo quiero saber dónde está.
Ornella: sí claro.
Cyrene: hola Xena ya volviste.
Xena: sí madre, estoy acáaaaaa... ¿no me ves? - y agitó sus manos.
Cyrene: tienes sentido del humor... vaya...
Xena: ¿viste a Gabrielle?
Cyrene: fue hacia el lago, pero vino muy rápido me pareció verla entrar al granero.
Xena: gracias.

Gabrielle estaba en el granero pensando aun en el maravilloso cuerpo de la guerrera, estaba en la luna, cuando entró Xena y ni siquiera la escuchó.

Xena: siempre estás en la luna, - la tomó por la cintura - seguro que así te secuestraron estarías distraída pensando quien sabe en que, como ahora. ¿en qué piensas Gabrielle?.
Gabrielle: - se estremeció ante el contacto - pensaba en... - el cuerpo tan maravilloso que tienes - pedirte disculpas, por la conversación que tuvimos antes, no pretendí ofenderte, con decir que eras una mujer dura.
Xena: eso ya pasó. Me dijo Ornella que fuiste al lago, no te vi por allí - la soltó.
Gabrielle: es que luego cambié de opinión pensé que querías estar sola, para relajarte.
Xena: también a ti te vendría bien un baño, hubieras venido, el agua estaba deliciosa, aunque un poco fría.
Gabrielle: ¿me vendría bien para relajarme o porque crees que huelo mal? - sonrió - Ten cuidado con lo que vas a decir guerrera.
Xena: bueno... me parece que te vendría bien un poco de agua - Gabrielle no la dejó terminar se arrojó encima de Xena tirándola al piso lleno de paja - esta me las pagarás, ven aquí bardo - la tomó de la cintura y ambas quedaron en el piso todas sucias con la paja y el barro, giraban de un lado a otro, riéndose, hasta que Xena quedó abajo y Gabrielle encima de ella, ambas en silencio, se perdieron en sus ojos, Xena con su mano le quitó algo de paja que tenía Gabrielle en su frente - deberías reír más seguido tienes una sonrisa hermosa.
Gabrielle: también tú.
Xena: sí, eso dicen todos, jajajaja...

Gabrielle también se rió, y se movió un poco sobre el cuerpo de Xena, sin querer su pierna tocó el centro de la guerrera que ya estaba muy excitado. Xena se dió cuenta de la situación y se levantó de golpe dejando a Gabrielle en el piso sorprendida por la reacción tan brusca de la guerrera.

Xena: será mejor que vayamos, ahora sí te tendrás que dar un baño, le diré a mi madre que te prepare el agua.
Gabrielle: gracias... pero lo haré yo, no quiero molestar tanto a tu madre.
Xena: tienes razón me olvidaba que eres mi esclava... - a Gabrielle no le hacía gracia que Xena la llamara así, ella quería ser su amiga - ¿qué pasa?.
Gabrielle: nada.
Xena: mejor así. Vamos.


Llegó la noche y la gran fiesta en honor a la guerrera, Xena se había puesto un hermoso vestido cuando bajó las escaleras quedaron todos fascinados con su belleza, incluida Gabrielle quien también estaba muy bella, Ornella le había prestado un lindo vestido.

Ornella: ahí baja la mujer más hermosa, aplaudan a Xena, la Princesa Guerrera - Xena se puso toda colorada no le gustaban los halagos.
Xena: bueno, bueno, gracias pero saben que esto mucho no me gusta, así que les agradezco mucho por todo, diviértanse, que comience la fiesta.

La gran fiesta comenzó y todos enseguida comenzaron a beber y a comer, Gabrielle se acercó a Xena.

Gabrielle: hola, estás muy linda, sin tu ropa de guerrera te veo diferente.
Xena: ¿es mejor?
Gabrielle: sí, es distinto, no pareces tú, pareces más frágil, más mujer.
Xena: soy una mujer siempre, Gabrielle. ¿Tienes alguna duda?
Gabrielle: no - se le iban los ojos deseaba con toda su alma a esa mujer.

De pronto la magia se rompió cuando vino Ornella e invitó a bailar a Gabrielle.

Ornella: vamos Gabrielle, te enseñaré a bailar como te prometí, le daremos una lección a esta hermosa guerrera - la tomó de las manos y la llevó al centro del salón, Xena se quedó muda mirando la escena, pues ella quería ser tan abierta como era Ornella, ella quería sacar a bailar a Gabrielle pero no se animaba, sintió que el corazón le estallaba en la cara, cuando Ornella tomó entre sus brazos a Gabrielle y ésta le correspondió, apoyó su cabeza en el hombro de Ornella, que era más alta que Gabrielle, pero no tanto como Xena.
Gabrielle: ¡¡uy!! lo siento, te pisé.
Ornella: no es nada, ya verás que luego de enseñarte bailarás mejor que Xena.
Gabrielle: ¿ella baila bien?
Ornella: sí, baila muy bien es muy sensual, muy sexy.
Gabrielle: tú también.
Ornella: ven más cerca, eres muy hermosa.

Xena por su parte estaba que volaba, no aguantaba más ese espectáculo, así que cuando Carla la sacó a bailar, quien también estaba muy enamorada de Xena, ¿y quién no?, le dijo que sí.

Xena: me encantará acompañarte - solo aceptó para estar cerca de Gabrielle en el centro del salón, cuando Gabrielle la vió, casi se desmaya en los brazos de Ornella.
Ornella: tranquila ¿qué pasa?, estas temblando.
Gabrielle: nada, estoy nerviosa, no quiero volver a pisarte.
Ornella: no te preocupes... ah... ya sé lo que te pasa ahí viene la guerrera favorita con Carla entre sus brazos. ¿la amas Gabrielle?
Gabrielle: ¿a quién?
Ornella: no te hagas la tonta, a Xena, se te ve en los ojos, pero mi guerrera es muy dura siempre tarda en darse cuenta.
Gabrielle: no sé... algo me pasa... nunca había sentido algo así.
Ornella: pero tú dijiste que tenías prometido.
Gabrielle: sí, pero ya te dije nunca sentí lo que me pasa con Xena, es algo distinto, me siento extraña cuando la miro a los ojos, me siento en otro lado, no sé, no puedo explicarlo.
Ornella: es amor.
Gabrielle: ¿estas loca?
Ornella: no, yo sentí por ella eso hace mucho tiempo.
Gabrielle: ¿y qué pasó?
Ornella: no funcionó... nuestras vidas tomaron rumbos diferentes... y nos alejamos pero aún nos queremos como amigas.
Gabrielle: entonces ella y tú eran más que amigas.
Ornella: sí, nos amábamos... pero luego nos dimos cuenta que era más atractivo físico, era puro sexo, no había tanto amor, como el que veo en tus ojos cuando la miras.
Gabrielle: por los Dioses... ¿qué dices?
Ornella: no sientas vergüenza de ese amor, si la amas lucha por ella, te costará, pues deberás enfrentarte a su duro corazón, no te será fácil pues Xena no se entrega a nadie. Estoy segura que se muere por bailar contigo, pero no se anima a pedírtelo por miedo al rechazo, sería muy vergonzoso para ella pedir amor y que la rechacen.
Gabrielle: pero yo no la rechazaría...
Ornella: tal vez piense que no, porque eres su esclava y harías todo lo que te pide.
Gabrielle: lo haría porque lo deseo.
Ornella: ¿quieres bailar con ella? Es una buena excusa para sentir sus fuertes brazos, rodeando tu maravilloso cuerpo.
Gabrielle: me haces sonrojar... eres muy amable.

Xena por su lado miraba de reojo a Gabrielle como bailaba y le hablaba muy cerca a Ornella se estaba muriendo de celos, así que se acercó aun más para que la barda la viera bailar con Carla, la música era suave, lenta, para estar muy abrazadas, así que Xena abrazó más fuerte a Carla quien gimió ante el contacto tan cercano con su cuerpo, al pasar cerca de Gabrielle y Ornella ambas escucharon el gemido.

Ornella: ¿todo bien Carla?
Carla: de maravillas, estoy en los mejores brazos.
Ornella: pues porque aun no pruebas los de Gabrielle, bailar con ella sí que es un placer. - Levantó una mano y la pasó por la cara de Gabrielle, la acarició y se perdió en los ojos verdes más hermosos que había visto, Xena se quedó mirándola con celos, como se atrevía a tocarla así y Gabrielle le permitía.
Xena: no te abuses de tu suerte, ella es mi esclava, creo que ya debería retirarse de la fiesta.
Ornella: no seas agua fiesta, déjala que se divierta, aunque sea tu esclava.
Xena: sí lo es y quiero que me prepare mi habitación para tener una buena noche con mi amiga Carla. Vete Gabrielle.
Ornella: Xena, no hagas eso.
Xena: ella es mi esclava y debe hacer lo que yo quiero.
Gabrielle: está bien Ornella, tiene razón, la pasé muy bien, gracias por todo.
Ornella: pero Gabrielle...
Xena: ya déjala... que vaya a preparar mi cuarto, para eso está, para servirme.

Gabrielle se retiró llorando.

Ornella: eres una insensible... ¿cómo puedes tratarla así?, lo haces porque estás celosa eres de lo peor.
Xena: ¿celosa?, ¿de quien?, ¿de ti?, ¿crees que me importas?.
Ornella: sé que ya no te importo, pero sí Gabrielle y eres muy mala para disimular, sé que te disgustó que bailara conmigo y no contigo. Tiene una piel muy suave.
Xena: lo sé, pues es mía cuando yo quiero.
Ornella: mientes, ella no es tuya y si la tratas mal nunca lo será.
Xena: como crees que la conocí, en la cama de Santinolles y luego fue mía.
Ornella: eres mala Xena, ¿qué Hades te pasa?... sé que la amas lo veo en tus ojos pero aun no quieres darte cuenta, no te permites amar y ser amada.
Xena: vete al Tártaro.

Xena se fue de muy mal humor a caminar por ahí, Ornella subió a la habitación para ver a Gabrielle, Xena la había tratado muy mal y Carla se quedó parada mirando como se iba Xena y una hermosa ilusión la de pertenecer aunque sea por una noche a Xena.

Ornella: Gabrielle, Gabrielle, ¿estás bien?... vamos mujer, no llores, si la conocieras bien sabrías que está celosa.
Gabrielle: ¿celosa? - sollozando.
Ornella: sí, está celosa porque bailaste conmigo y no con ella.
Gabrielle: pero ella no me lo pidió, pensé que no quería bailar conmigo.
Ornella: Xena, parece muy dura, pero en el fondo es un dulce, hay que saber llegar a ella.
Gabrielle: pues la verdad, no sé como hacerlo, cuando creo que está todo bien conmigo, me hace recordar que soy su esclava, yo quiero ser su amiga.
Ornella: ¿solo su amiga?.
Gabrielle: para empezar sí, pero la verdad me enamoré de ella el primer día que la vi, no puedo más, nunca se fijará en mí, tú estás equivocada, ella no me ama.
Ornella: verás que caerá rendida a tus pies. Déjame a mí.
Gabrielle: ¿qué harás?
Ornella: no te preocupes, yo me encargo. Ahora quiero que vuelvas a la fiesta.
Gabrielle: pero... ella me dijo que le arreglara la habitación para venir con Carla.
Ornella: tú vienes conmigo.
Gabrielle: no quiero que tengas problemas por mí.
Ornella: siempre termino peleándome con Xena, no será la primera vez, por eso nos separamos hace tiempo, ambas tenemos carácter fuerte. Vamos.

De nuevo en el salón:

Cyrene: Gabrielle ¿dónde estabas?, toma un poco de cordero, está muy bueno.
Gabrielle: fui a la habitación de Xena, me pidió que se la arreglara, aunque no hacía falta.
Cyrene: por supuesto, ya la había arreglado yo. Pero no entiendo estamos en una fiesta y mi hija te manda arreglar su cuarto. ¿Dónde está?
Gabrielle: no sé.
Ornella: se enojó, porque Gabrielle bailó conmigo y no con ella.
Cyrene: ¿mi hija celosa?
Ornella: sí.
Cyrene: ¿de quién?
Ornella: obvio que no es por mí.
Cyrene: ¡Gabrielle! - Gabrielle se sonrojó - ... yo la vi muy extraña estos días, por fin se ha enamorado.
Gabrielle: por favor Cyrene, no le digas nada, no quiero tener problemas, ella aun no me ha dicho nada, lo único que me dice es que soy su esclava... - sollozando.
Cyrene: tranquila, mi niña, deberás que tener mucha paciencia, mi hija a veces se porta muy mal, pero tiene un gran corazón, ya lo verás. ¿Tú la amas?.
Gabrielle: sí, con toda el alma, desde el primer día que la vi.
Cyrene: se te nota en los ojitos, pero Xena a veces es tan ciega, no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Pero vamos abrirle los ojos. - Cyrene y Gabrielle se abrazaron fuerte, en ese momento llegó Xena.
Xena: madre - se quedó mirando como estaba abrazada a Gabrielle - ¿cuándo termina la fiesta?.
Cyrene: Xena, ¿qué apuro tienes?... dentro de un rato cortaremos el pastel pero antes tendrás que decir unas palabras.
Xena: ¿yo?... ni loca...
Cyrene: Xena, no seas así...
Xena: ¿así cómo?
Cyrene: tan dura - Cyrene aun no había soltado a Gabrielle.
Xena: si no te gusta como soy, puedes quedarte con ella, veo que te llevas muy bien.

Gabrielle se puso a llorar en el hombro de Cyrene.

Cyrene: ¿ves lo que haces?.
Xena: llora por todo, cuando la conocí Santinolles le dijo que era muy floja, tenía razón.
Cyrene: ¡Xena!- Cyrene sabía por Xena lo que le había hecho Santinolles a Gabrielle. - Tranquila Gabrielle, ya no llores. Xena pídele disculpas.
Xena: no tengo que decirle nada, además ella no debería estar acá, la mandé a que me arreglara mi habitación.
Ornella: ya la arregló, y yo le dije que volviera a la fiesta, tiene derecho a divertirse.
Xena: te equivocas, ella es mi esclava, tiene el derecho que yo le doy.
Ornella: eres de lo peor.
Gabrielle: no quiero que se peleen por mi culpa, haré lo que Xena me diga, tiene razón soy solo su esclava.

En ese momento:

Carla: atención, atención... todos... por favor... silencio... vamos a cortar el pastel en honor a nuestra heroína. Xena por favor ven por acá y di unas palabras.
Cyrene: ve Xena, di algo y cálmate, por favor hija, estás muy alterada, luego tú y yo tenemos que hablar seriamente, quiero saber que te pasa.
Xena: no me pasa nada, madre. Y la verdad no quiero hablar delante de todos, no me gusta.
Ornella: tómate un trago y di unas palabras.

En ese momento la que se acercó al pastel fue Gabrielle y comenzó hablar:

Gabrielle: buenas noches a todos, mi nombre es Gabrielle, yo hablaré por Xena, ustedes no me conocen pero sé muy bien que Xena tiene un corazón muy puro, porque yo también fui una de las mujeres que rescató, si no fuera por ella no estaría ahora aquí con vida. Yo no la conocía, cuando la vi entrar a la tienda en donde me encontraba, reconozco que me asusté, pues ella tiene esa presencia que es muy fuerte para alguien que no la conoce bien, - todos se pusieron a reír, Xena estaba en la luna, mirando y escuchando atentamente lo que decía Gabrielle - pero cuando una ve los ojos profundamente azules que tiene se da cuenta que detrás de ese hielo que quiere demostrarnos, hay un gran corazón y un profundo sentimiento para hacer el bien, por eso quiero agradecerte sinceramente que me salvaras la vida, Xena... sé que nuestros caminos se separarán en poco tiempo, pues no pertenecemos al mismo pueblo, me espera otro destino, un diferente camino, pero no me arrepiento de haberte conocido, y si tengo que pasar de nuevo por lo que pasé lo haría sin pensarlo, pues si era la única forma de conocerte mi sacrificio, valió la pena, porque aunque no lo creas siempre serás mi heroína, pase lo que pase nunca te olvidaré.

Las lágrimas asomaban en los ojos de Gabrielle, en los de Cyrene, en los de Ornella, en los de todos los presentes que se dieron cuenta que Gabrielle amaba a esa guerrera.
Xena por su parte tenía el corazón en la boca, no supo que decir, solo la miró un momento pero luego fue rodeada por todos los presentes para felicitarla y Gabrielle se retiró a un costado, Ornella se acercó a Gabrielle y la abrazó fuerte, justo cuando Xena levantaba su cabeza para buscar donde estaba Gabrielle la vio de nuevo en los brazos de Ornella, sus celos no terminaban más. Cyrene comenzó a cortar el pastel y todos se fueron abriendo de alrededor de Xena y quedó sola con su pensamiento. ¿Acaso Gabrielle la amaba en serio?... ¿pero ella la amaba?... no sabía que hacer. Se retiró en silencio a su habitación.

Ornella: ojalá yo fuera tu heroína, eres tan dulce, si con esas palabras no rompes el hielo de su corazón, no sé que decirte.
Gabrielle: dije solo lo que siento.
Ornella: ve a hablar con ella, seguro te está esperando.
Gabrielle: no la veo.
Ornella: conociéndola bien, se habrá ido a caminar por ahí.
Gabrielle: le preguntaré a Cyrene.
Ornella: sí ella a lo mejor la vio salir.

Al encontrar a Cyrene:

Gabrielle: Cyrene.
Cyrene: ¡por los Dioses!, fue hermoso lo que dijiste, ojalá mi hija se dé cuenta de tu amor tan sincero, que no es solo porque eres "su esclava".
Gabrielle: gracias, ¿la viste?, no la encuentro.
Cyrene: la verdad no la vi, a lo mejor fue al granero, cuando quiere estar sola se va a hablar con Argo.
Gabrielle: gracias, iré a verla.

Gabrielle fue rumbo al granero y se encontró sola con Argo, se desilusionó, pensó que ella estaría allí, así que decidió volver a la fiesta.

De vuelta en la fiesta:

Cyrene: Gabrielle, ¿no la encontraste?.
Gabrielle: no, a lo mejor ya se fue a dormir.
Ornella: hola, ¿qué hacen?
Cyrene: Gabrielle está buscando a Xena.
Ornella: para que la quieres, yo estoy para servirte en lo que quieras.
Gabrielle: te agradezco mucho tu compañía, pero quería hablar con ella. Iré a su habitación.
Ornella: te acompaño.
Gabrielle: no hace falta.
Ornella: ¿te cansaste de mí?
Gabrielle: no, eres muy amable, está bien acompáñame.

Ya en el pasillo:

Gabrielle: bueno, ésta es mi habitación, nos vemos mañana.

Xena estaba en la suya al escuchar la voz de Gabrielle salió enseguida, pero su corazón se paralizó cuando vio que Ornella la besaba en los labios.

Gabrielle: ¿qué haces?
Ornella: me vuelves loca y si Xena no te quiere, yo seré toda tuya.
Gabrielle: estas confundida.

Ornella abrió la puerta de la habitación y la empujó a Gabrielle, mientras le daba otro beso en la boca, Xena no daba crédito a lo que estaba viendo, quiso entrar con toda su fuerza pero luego se dio cuenta que ella no tenía ningún derecho sobre Gabrielle, entró de nuevo a su habitación y se recostó sobre su cama, por primera vez en toda su vida estaba llorando por amor.

Después de varias marcas de vela, volvió al salón, ya la fiesta había terminado, así que decidió tomar unos cuantos tragos para ahogar sus penas, una vez que ya estaba bastante ebria, tomo el valor para entrar a la habitación de Gabrielle y demostrarle que ella solo era suya, no le importaba si Ornella estaba con ella.
A todo esto, lo que Xena no sabía era que Ornella se había ido hacia bastante tiempo, apenas entró Xena a su habitación, Gabrielle le dijo a Ornella que se fuera, que ella no quería lastimarla, pero no estaba interesada en ella, le pidió que se fuera y así lo hizo, no sin antes prometerle que lucharía por su amor, si Xena no le correspondía.
Xena llegó a la puerta de la habitación de Gabrielle y la empujó con fuerza, estaba ebria pero sabía muy bien lo que hacía.

Gabrielle: ¿quién es?
Xena: soy yooo... o esperabas a alguien massssss...
Gabrielle: Xena, ¿estás bien?
Xena: síii... tome un poco... pero estoy muy bien... para hacerte el amor...
Gabrielle: Xena, por los dioses ¿qué dices?

Xena se arrojó sobre el cuerpo de Gabrielle, que estaba sobre la cama.

Gabrielle: Xena, por favor... suéltame.

Xena ya estaba a su lado, tiró fuerte de la sábana que la cubría...

Xena: eres... hermosa... serás siempre mía, como lo fuiste de Santinolles.
Gabrielle: no, déjame, por favor...
Xena: seguro Ornella fue más dulce...
Gabrielle: no sé de que hablas, Ornella se fue hace rato.
Xena: después que estuvo contigo.
Gabrielle: no, Xena, no lo hagas... por favor... déjame... estás confundida...
Xena: soy mejor que él... verás...
Gabrielle: déjame Xena, estás ebria...
Xena: ¿crees que te besaré?... eso es cuando estás enamorada... porque solo se besa cuando entregas el alma... y tú mi alma... - en ese momento Gabrielle le dio un fuerte golpe en la cabeza y la dejó dormida.
Gabrielle: uyy, le pegué muy fuerte, bueno se lo merecía... ¡cómo se le ocurre venir así!

Xena cayó en un profundo sueño, Gabrielle decidió que ese era el momento para irse, preparó su bolso y salió de esa habitación llorando, no quería seguir siendo tratada como una esclava... cuando bajó las escaleras ya era el amanecer y Cyrene estaba en la cocina, la vio que se marchaba.

Cyrene: Gabrielle ¿dónde vas?
Gabrielle: a mi hogar, a mi pueblo, no pertenezco aquí, gracias por todo.
Cyrene: ¿pero mi hija sabe que te vas?.
Gabrielle: su hija entró anoche ebria a mi habitación, ya no quiero verla.
Cyrene: ¿qué insinúas?
Gabrielle: nada, gracias por todo... adiós fue un placer conocerla.
Cyrene: espera, no puedes irte así, llévate un poco de comida, te daré pan y queso. ¿Hacia dónde vas?
Gabrielle: a mi pueblo, Potedia, a propósito, ¿sabe por dónde tengo que ir?
Cyrene: sí, es hacia el norte de aquí.
Gabrielle: le puedo pedir un favor.
Cyrene: sí, pídeme lo que quieras.
Gabrielle: no le diga a Xena que me fui... a mi pueblo.
Cyrene: pero Gabrielle, apenas baje y no te encuentre preguntará por ti.
Gabrielle: no creo, no le intereso...
Cyrene: ¿qué dices?... sé que es muy dura... pero ella algo ha cambiado... le cuesta descubrir el amor, darse cuenta que ama y que puede ser amada, pensé que tú serías su amiga para siempre.
Gabrielle: yo también, pero anoche me di cuenta que lo único que quiere su hija es sexo.
Cyrene: no te prometo nada, pero si quieres irte vete con la protección de los Dioses, vete antes que despierte, lo lamento mucho.

Y así Gabrielle se fue rumbo a Potedia, con dolor, con miedo, con el alma sola y destruida, volvería a su pueblo, para entregarse a alguien que no amaba, se había dado cuenta al enamorarse perdidamente de Xena, pero la noche anterior se dio cuenta que Xena nunca la amaría como ella quería, como ella necesitaba.
Después de un buen tiempo, Xena bajó las escaleras, fue rumbo a la cocina, la cabeza le daba vueltas, pero lo primero que hizo fue buscar a Gabrielle, se acordaba más o menos lo que había hecho la noche anterior, estaba muy mal, quería pedirle perdón, sabía que la había tratado muy mal.

Xena: madre, ¿dónde está Gabrielle?.
Cyrene: buenos días... y a Gabrielle no la he visto.
Xena: que raro, iré a ver si está en el granero, si la ves dile que quiero hablarle, es urgente avísame si aparece por aquí.

Xena se fue al granero, pero Gabrielle no estaba allí, solo estaba su fiel yegua y habló con ella.

Xena: Argo, mi gran amiga, ¿qué he hecho?, soy una bestia, encuentro a alguien que me gusta, que siento por primera vez en mi vida el amor, y la maltrato, le hice mucho daño, debo pedirle disculpas, ¿dónde estará?, estoy reloca hablando aquí sola contigo, debo encontrarla.

Xena volvió a la posada.

Xena: madre, no está allí, dime donde está, sé que me porté muy mal anoche con ella, debo pedirle perdón, dime donde está, ¡tú lo sabes!
Cyrene: está bien hija, aunque le prometí, pero veo que eres sincera, ella... se fue.
Xena: ¿cómo que se fue?
Cyrene: sí, se fue a su pueblo a Potedia, me dio las gracias por todo, pero debía irse, no quería hacerte más daño, teniéndola cerca, y tampoco quería sufrir más.
Xena: por los Dioses, debo encontrarla, los hombres de Santinolles pueden estar aun por ahí, pueden hacerle daño.
Cyrene: ¿más que tú?.
Xena: sé que me porté mal, pero...
Cyrene: pero ¿qué? ¡hija!...
Xena: madre, creo que estoy enamorada... fui una estúpida y celosa, anoche la trate muy mal... soy una bestia.
Cyrene: ¡Xena! ¡Cómo pudiste!, es una niña tan dulce... eres de lo peor.
Xena: sí lo soy, por eso debo encontrarla, debo disculparme, iré detrás de ella enseguida. ¿Segura fue hacia Potedia?.
Cyrene: sí, me dijo que volvería a su pueblo, a su hogar, donde realmente la amaban. Quería estar lejos de ti.
Xena: la entiendo. Adiós madre... volveré en otro momento.
Cyrene: adiós hija, te quiero, aunque a veces quisiera matarte, como ahora, no debiste hacerle eso a Gabrielle, esa mujer es muy especial, y estoy muy segura que te ama con toda su alma, solo date una oportunidad de ser feliz, tú y ella lo merecen.
Xena: solo puedo decirte que ella sí merece ser feliz, por eso la acompañaré a Potedia como le prometí, gracias por todo.

Xena fue al granero, monto a Argo y se fue a todo galope para encontrar a Gabrielle.

Continuará...


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