Íbamos por el sendero, Gabrielle a la cabeza mas atrás yo y luego Argos, una temperatura
agradable nos acompañaba al igual que el insistente canto de los pájaros, mi rubia
compañera iba muy alegre caminando con soltura, moviendo su báculo con extraordinaria
sencillez entre sus manos, se puso muy contenta esta mañana cuando le dije que
pasaríamos por Amphipolis a visitar a mi madre. Alcé un poco la vista para ver al sol,
pero no estaba algunas nubes lo mantenían oculto, apenas pasamos el medio día y casi
llegábamos a las afueras de la ciudad, retorne mi visión a la alegre Gabrielle que
tenía enfrente, era inevitable contemplarla y apreciar cada uno de los cambios
ocurridos en ella desde que compartimos el mismo camino, sigue siendo hermosa como la
primera vez que la vi, ahora es mas desenvuelta con actitud mas firme sin dejar aun lado
su dulzura que la caracteriza, tal vez un poco mas detallista y meticulosa, no puedo
dejar pasar por alto sus cambios físicos... esta mas delgada el cambio de las
comodidades de una granja a la vida de viajeros a hecho efecto en ella, su cuerpo
marcado por raspaduras o heridas causadas por enfrentamientos también se reflejan, su
color de piel ya no es ese rosado pálido se encuentra un poco mas tostado aunque no
tanto como mi propia piel, no puedo evitar suspirar... ante todos esos cambios no deja
de ser peligrosamente bella alcanzando la gloria de la madures, soy responsable de ella,
de lo que le pase, de cómo vive, soy responsable de su vida, y andando por el mismo
camino con la chiquilla que se hace mujer me he enamorado de ella.
Gabrielle canturreaba y se fijaba en las flores con total despreocupación, yo con las
riendas de Argos y todas nuestras cosas no perdía ningún detalle... me detuve afinando
mi oído note que algo no estaba bien.
-Gabrielle...- ella se inmovilizó.
-Qué pasa Xena?
-Van a atacarnos... son cinco- no termine de hablar cuando cinco sujetos nos abordaron,
a primera impresión parecían simples y mugrosos asaltantes, sin demora nos pusimos a la
defensiva.
-Van a algún lado preciosas- el que parecía estar al mando se acerco a mi, le faltaba
un diente al sonreír y los otros no parecían estar en superior estado. Sonreí
jactanciosa quería divertirme.
-Si, pero hay un poco de estiércol en el camino... que opinas Gabrielle lo quitamos o
simplemente pasamos sobre él?- a los hombres no les gusto mi chiste y sin perder mas
tiempo se arrojaron sobre nosotras.
-Lustre mis botas esta mañana Xena no tengo ganas de ensuciarlas- los asaltantes eran
torpes e inseguros, con algunos movimientos y zancadillas tumbe a tres de ellos ni
siquiera hubo la necesidad de usar la espada, con golpes certeros en el estómago los
frené. Me hice a un lado para observar el desempeño de Gabrielle, ha mejorado mucho con
el manejo del báculo, con los dos tipos acechándola a la vez los mantenía a raya
simulando un movimiento circular, me recargue de un árbol y comencé a estimularla.
-Vamos Gabrielle no te tardes tanto... madre nos espera- con una gran sonrisa vi como
el extremo del báculo atacaba a rodillas y cabeza, estómagos y brazos, los quejidos de
los hombres se escuchaban mientras caían al suelo.
-De donde son estos tipos?- me alcanzó calmando su cuerpo a donde me encontraba.
-Solo son asaltantes, mira toda esa chatarra que llevan... este debe ser su punto de
ataque cerca de las afueras de Amphipolis- colocó con descuido su mano sobre la mía
para atraerme al camino sin dejar de observar los cuerpos maltratados esparcidos en el
suelo. Solo me limité a ella mientras mantenía el contacto, era algo cándido, solo me
arreaba al camino pero yo sentía tanto con aquel simple roce de piel.
-Apresúrate que no quiero que esos tipos despierten- retornamos con mas brío por el
sendero.
-Te desenvuelves mucho mejor con esa cosa- comente.
-Si, te quedaste para mirar ¿eh?- me tocó con el báculo a modo de juego.
-Sabía que podías con ellos- sonreí a medias y mirándola de soslayo.
No tardamos en llegar sin más problemas, cruzando la puerta de la posada llegamos a
casa de mi madre.
-Gabrielle!... Xena hija mía, al fin llegan- madre salio detrás de la barra a recibirnos
con su afectuoso abrazo.
-Cyrene que gusto de verte- Gabrielle le respondió con el mismo aprecio, me distraje
un momento mientras prestaba atención a todo el lugar tanteando a los que estaban
presentes sin descubrir ningún peligro aparente retorne a mi madre.
-Por qué haces eso madre?- inquirí al abrazarla.
-Hacer qué hija?- quiso saber algo extrañada.
-Siempre saludas primero a Gabrielle y después a mi, por qué?- Gabrielle me sonreía con
victoria mientras se sentaba en una mesa desocupada.
-Vamos Xena no seas celosa- Madre me arrojó un pañuelo que tenia en el hombro
manteniendo su postura alegre, lo atrapé y lo atraje a la mesa donde estaba Gabrielle.
-Deben tener hambre, enseguida les traigo de comer- al rato disfrutábamos de la sazón
de mi madre, nos acompañó durante la comida, le comentamos del viaje y de los asaltantes
que nos interceptaron.
-Puedes creer Cyrene que se recostó de un árbol y me dejó a los asaltantes a mi sola?-
ella contaba toda la historia, yo la apreciaba con burla con el cuerpo disoluto echado
atrás y los brazos cruzados sobre el pecho.
-Hiciste eso Xena?- las dos me descargaban miradas calumniadoras.
-Solo eran dos Madre,... Gabrielle hace ver el asunto como si luchó contra un ejército-
me burle ante la idea.
-Sigo insistiendo que casi me matan y ella solo observaba- se retiró de la mesa con los
platos sin dejar de sonreír, con esa cara resplandeciente, animada, paseo por la posada
retirando las cosas desplazándola a la cocina, lleve un sorbo de vino a mis labios sin
que impidiera que pudiera verla, cada vez me resultaba mas difícil...
-Dile lo que sientes o lo adivinará tan solo como la ves- la voz me mi madre casi hace
que me ahogue.
-Qué estas diciendo?- limpie mi quijada con el dorso de la mano, al preguntar traté de
parecer distraída. Pero no funcionó.
-Yo te parí Xena, no trates de ser esquiva- me miraba sin hacer yo lo mismo con ella.
-puedo ver por tus ojos lo que sientes por Gabrielle, desde hace tiempo se que... la
amas.
-Madre!-
-Se que es cierto- tomó mis manos con tranquilidad, busqué el consuelo que ofrecía su
mirada.
-No puede saberlo- Gabrielle aun distraída en la cocina se mantenía ajena a nuestra
conversación -este sentimiento... no saldrá de mi- la pesadumbre brotaba de mis palabras,
madre trató de encontrar algún sentido a lo que le decía.
-Pero si ya lo hace... yo me he dado cuenta, cuanto tiempo crees que pasará para qué
ella pueda notarlo?- una ligera pausa -puede que ella sienta lo mismo- una sonrisa
triste me llegó al rostro y me aparte de las manos de mi madre.
-Es tan inocente... tan solo mírala, solo yo tengo la cabeza llena de ridículas
fantasías... una confesión de amor la espantaría, no la quiero lejos de mi- nos
quedamos en silencio, hasta que un hombre pequeño y sudoroso atravesó en tres zancadas
toda la posada dirigiéndose a mi.
-Eres Xena?- la expresión del hombre era de pavor absoluto.
-Tu quién eres?- curvando una ceja pregunté, noté que Gabrielle se acercaba con
curiosidad.
-Me llamo Jackas, y busco a Xena... necesito su ayuda- dejé a mi madre y a Gabrielle
dentro, el pequeño sujeto y yo salimos de la posada, no me dijo gran cosa estaba
tartamudeando y viendo de un sitio a otro como si lo estuviera vigilando alguien, algo
de unos saqueadores... algo de su familia y unas granjas pude entender, el lugar no
quedaba lejos así que podía ir y venir antes de media noche. El hombrecito se fue, al
voltearme a la entrada las caras angustiadas de madre y Gabrielle me recibieron.
-Voy a ayudar a ese hombre y a su gente, no tardaré- pasé entre ambas hasta el interior.
-Acabas de llegar, como vas a irte de nuevo?- las dos me siguieron al lugar donde tenía
las cosas.
-Madre, necesitan mi ayuda... regresaré antes de media noche, Gabrielle se quedará-
inmediatamente llegó la queja.
-No voy a quedarme... iré contigo- la siempre resuelta se interpuso entre la salida y
yo.
-Déjame pasar, será mejor que te quedes aquí, no se muy bien que me encontraré en ese
lugar y no correré riesgos.
-Mas a mi favor puedo ir y ayudar.
-Quítate Gabrielle, sabes que puedo cargarte y hacerte a un lado- subí la voz mas de lo
necesario, una inesperada sombra de tristeza cruzo los ojos esmeralda, me dio paso.
-Sería mas útil junto a ti que aquí esperándote- las suaves palabras alcanzaron mis
oídos.
-Nos tardaríamos mas, será algo sencillo... lo prometo- algo de comprensión ligado con
timidez noté en su rostro, de pie junto mi madre me vio partir a un solo galope sobre
Argo.
Como había pensado venía de regreso antes de media noche, en el trayecto me alcanzó una
inesperada tormenta que me tenía empapada y chorreando agua por todos lados, sentía el
cuero adherirse desagradablemente de mi cuerpo, Argo no estaba mejor que yo, los cascos
se le pegaban del odioso fango retardando su paso. Un trastabílleo al no notar un árbol
caído provocó que brincara en la montura afectando directamente la magulladura que
traía en las costillas de mi lado izquierdo, no parecía ser grave, al menos no estaban
rotas pero me dolía mucho y el meneo al cabalgar lo empeoraba, la pelea no fue tan
fácil como supuse eran una banda saqueadora de granjas, probablemente reunían
provisiones para algún ejército de rufianes, tuve que pelear uno a uno, los granjeros
estaban muy asustados para ayudar, después que todo pasó me brindaron una improvisada
cena y deseaban que me quedara para descansar, me negué fundamentándome en que tenía
que llegar pronto a casa, anhelaba estar en casa... ellos entendieron... pero yo no me
refería a la posada de mi madre... me refería a mi casa... a Gabrielle. Las gotas
gruesas de agua seguían cayendo en mi cabeza, un relámpago alumbró por un segundo el
camino y su compañero retardado me ensordeció.
Dejé a Argo atrás, la taberna estaba casi vacía, mamá en el fondo recogiendo las cosas.
-Madre- me acerqué a donde estaba secándome el rostro y tratando de ensuciar lo menos
posible.
-Volvieron!... les prepararé algo caliente... cámbiense y vengan para que me cuenten
como les fue... y Gabrielle?... no noté que subiera- una sensación de vértigo se
apoderó de mi.
-Gabrielle?... Gabrielle?...- se me calentaba la cara y mi corazón nervioso se movía
alterado -la dejé contigo madre... cómo me preguntas por ella?... dónde esta?!- mas
cerca de ella, distinguí el efecto del terror alcanzarla.
-Por los Dioses Xena...- se llevó las manos a la boca con asombro -ella se fue
inmediatamente después que tu... dijo que la necesitabas... que no se quedaría a
esperar... yo supuse que te había alcanzado no a regresado aun... Xena?... Xenaa!!!,
dónde vas?- ya estaba a punto de partir.
-Debe haberle pasado algo,... no la vi en el camino de vuelta... seguro tomó otro
camino, a esta hora puede estar en cualquier parte!, y esta mierda de tormenta que no
para!!- dejé a mamá terriblemente contrariada y gritando no se que, saqué a Argo del
establo la pobre no se veía bien.
-Vamos chica... Gabrielle nos necesita- la sombra de mi madre se hacia gigantesca al
formarse en el barro.
-Ten cuidado hija mía!- fue lo último que escuche antes de entrar de nuevo en el bosque.
Tenía frío, de tanto en tanto no podía evitar temblar, Argo se paró repentinamente en
dos patas cuando una rama retumbó justo a donde deberíamos estar ahora. Estuvo cerca.
Mi amor no aparecía, recorrimos largo trecho y nada... relámpagos y truenos y mas lluvia
era lo único que nos rodeaba Gabrielle... aparece amor mío... aparece... no puedo
estar en este mundo sin ti... crecía mi impaciencia, ya había retornado por el
camino a la aldea, tomé otro curso el que seguimos cuando entramos en la ciudad a mitad
del día siempre debo llevarte conmigo a donde pueda verte y cuidarte ¡¡¡Maldita sea!!!...
estarías bien si me hubieses acompañado como querías. Dónde estas?... el cabello
se me fijaba a la cara, tenía que apartarlo a cada instante, obligue al animal a
modificar el paso no me importaba si me caía... iríamos mas rápido, tenía que
encontrarla.
La luz blanca anunciadora de otro trueno descubrió a un lado del camino el báculo de
Gabrielle, desmonte en seguida y lo tome se que estas cerca... te llevaré a casa y
estarás a salvo camine por un estrecho desvió no tan alejado de donde nos habían
atacado, la lluvia y la oscuridad en este momento enemigas eliminaban cualquier huella
u olor, el lodo me cubría hasta los tobillos, las botas húmedas entumecían mis dedos.
Mirando en todas las direcciones seguía caminando atenta... tanta lluvia, tanta
humedad y yo con la garganta seca y ese vértigo de nuevo...
Veo algo, no estoy segura, una ventisca azota los árboles me fijo por si alguno cae, no
pasa nada, me aproximo y un relámpago me lo muestra todo...
Corro a su lado, esta en el suelo casi se confunde con el fango, suelto el báculo,
pongo mi oído en su pecho, su corazón late, débil pero late -Gabrielle...
Gabrielle reacciona!- mis dedos tiemblan y reconozco que tengo miedo, como nunca antes,
un sollozo suplicante sale de mi -Gabrielle te amo... por favor despierta- una lágrima
salada entra en mi boca al hablar. Me calmo todo lo que se puede estar, me echo en el
barro y la subo a mi cuerpo, algo difícil, el suelo parecía absorberla, parte de su
espalda la tenía en mi pecho deje de moverla y revise su cabeza tenía un porrazo en la
frente puse mi mano sobre el y sentí como latía y me calentaba -esto es lo que te
mantiene inconsciente- seguí revisando con rapidez, un arañazo en un hombro, moretones
en las dos muñecas, una cortada en la pantorrilla derecha que no sangraba pero se
notaba que estaba abierta... otro restregaso de luz revelo algo horrible...
impresionable... imposible de curar... no,no,no,no, todos menos eso... eso no, la
falda estaba rasgada de inicio a fin por su costado derecho, sin esfuerzo se podía ver
su muslo, y entre ellos unas manchas inconfundibles. ¡¡¡¡Malditos cabrones de mierda!!!!.
-Qué te han hecho Gabrielle?... dime quién te ha dejado así? ¿um?- nadie me respondió.
Me levanté y también a Gabrielle, la tome en brazos, recogí la vara y me fui en busca
del caballo.
Hice que se echara para poder montar, no iba a saltar o a arriesgarme a que Gabrielle
se cayera, una vez montadas la estreche con fuerza aun la llevaba de brazos y así sería
hasta llegar a la posada, sus extremidades colgaban como si no tuvieran vida, tembló,
su cara pálida no mostraba ninguna emoción, el chichón no se veía bien. El agua nos c
aía por el cuerpo igual de fría igual de gruesa, agua que se ligaba con mis lágrimas
amargas y envenenadas ya casi llegamos Gabrielle.
Entre a la casa por la parte de atrás, subí escalones e ingresé en el primer cuarto
desocupado que encontré, era pequeño, en el fondo un pequeño catre donde la coloqué con
cautela. Madre entró con una vela, sabía que estaba despierta una balanceante luz salía
de su cuarto.
-Xena...- la vio en la cama y luego me vio a mi -qué pasó?- se sentó a su lado, yo no
decía nada solo podía ver la cara casi sin vida de la única persona que no he podido
proteger. Madre dejó de observar y se puso en movimiento, busco mantas y ropa limpia,
más velas y un cazo con agua, sentí como colocaba una manta sobre mí para que me
abrigara luego se sentó al lado de Gabrielle y empezó a limpiarla.
Tire la manta al suelo y busque la salida de aquel cuarto, no podía seguir viendo
aquello, iba a compensar... al menos un poco mi ineptitud.
-Dónde vas?... ella te necesita- no hice caso, seguí hacia la puerta -Xena!... ven
ayúdame, luego te limpiaras todo ese barro que te cubre.
-Tengo algo que hacer- murmuré desde la puerta.
-Qué puede ser mas importante qué esto!- madre estaba molesta ante mi aparente perdida
de razón.
-Se quieres causaron esto, tengo que encontrarlos.
-Lo harás mañana u otro día!... cielos Xena qué te ocurre?- me desquicie mas.
-Abusaron de ella!!!... no lo ves?!!- silencio -no tardaré... será rápido- vi a madre
detallar a Gabrielle.
-Hija ven... acércate- dijo en tono calmado.
-Ma...
-Quiero que veas algo, si después quieres irte no hay problema- con algo mas de
ansiedad hice lo que me pidió, sin querer ver viendo. -Mira sus piernas Xena.
-Madre... que tratas d...- me arrodillé ante el camastro, madre sentada más cerca de
Gabrielle, quise aclarar mas la vista, no había manchas, ni moretones, ni sangre -p...
pero... yo vi...
-Esto fue lo que viste- me mostró el trapo con que la había limpiado, en él solo barro,
me levanté. -la sangre es de la cortada en la pierna y lo demás es solo barro, lo único
que recibió fue una paliza... con algunos días de cuidado estará bien- no podía creerlo
aun, no podía creer que mis ojos me fallasen.
-La falda... esta rota- madre le quitaba la ropa para ponerle una limpia y seca.
-Seguro se rasgo en la confrontación, qué sentido tendría romperla?... quiero decir,
podían hacer de todo solo con levantarla no?- entonces fue solo una golpiza y un
buen susto?... todo lo demás fue suposición?, si!,si!,si!. Alivio fue lo que sentí
aunque mi cuerpo no brincara de felicidad sentí alivio. -Xena sigues aquí?
-Lo siento madre, solo pensaba- quise colaborar.
-No, no, yo la atenderé, ve al otro cuarto y cámbiate eso que llevas, cuando termine
con ella prepararé algo para beber- me quede mirando a mi bardo -vamos, vamos, con una
convaleciente basta, no necesito que pesques gripe- sin mas alternativa obedecí a madre.
Para cuando retorné aseada y seca Gabrielle estaba sola en la habitación, una única
vela cerca del camastro iluminaba su semblante, con más color, al llegar a su lado su
belleza abrigaba mis traicioneros miedos, me senté a un lado de la cama y tomé su mano
para besarla tuve tanto miedo, odio, si madre no se da cuenta yo...
-Toma Xena bébete esto- madre entró con la bebida caliente para mi. -debe despertar
mañana, lo de la pierna no necesito costura.
-Gracias- no despegaba mis ojos de Gabrielle al hablar.
-De qué hija?- puso una mano en mi hombro volteé a verla.
-Por atenderla,... por retenerme.
-Hice lo que debía cariño, ahora descansa ya falta poco para amanecer, yo también estoy
cansada.
-Ve, yo me quedaré aquí.
-Pero dónde dormirás?
-No te preocupes, anda ve a descansar- dio un beso a mi todavía mojada cabeza y se
retiró cerrando la puerta.
Cada día que pasa siento más amor, cada día que pasa es como una bendición que
recibo porque estas aquí, no puedo aceptar la vida sin seguir reconociendo este
sentimiento... porque ya no seria vivir tras horas de vigilar su sueño, me atrapó el
cansancio, de costado me tumbé en la cama sin pasar por alto el calor de la piel de
Gabrielle me acomodé mejor quedando las dos muy juntas, los músculos de mi espalda se
relajaron al igual que mi abdomen, mi cabeza por encima de su hombro descansaba también
en la almohada, mi nariz casi en su oído izquierdo, mis labios tan cerca de su cuello,
respiraba lento, una de mis manos por sobre su cuerpo, mis ojos veían su perfil si
despertaras ahora, justo en este instante, te diría cuanto te amo... ya no tengo temor,
lo que siento por ti me ha dado fuerza para ser valiente, estoy tan cerca de tu cuerpo...
puedo ver como respiras, te tengo abrazada ahora y quisiera que transcurriera así por
siempre mientras duermes antes de lo que pensé me dominó el sueño.
Ya es de día, nos hemos movido poco creo que aun conservamos la misma posición de anoche,
tengo rato despierta pero no me he levantado de la cama se esta muy cómodo aquí
Ma ha venido en dos ocasiones a vernos y me he hecho la dormida evitando así las bromas,
tengo el cuerpo encalambrado por conservar la misma postura me muevo un poco para
estirarme y siento un fuerte dolor en las costillas ¡¡¡Mald...!!! Que dolor me
acomodo otra vez y Gabrielle se queja su cara se frunce un momento -qué?... que?- se
calma, tengo hambre pero no quiero retirarme, quiero estar cerca... muy cerca. Has
hecho cuanto has querido, dominas mi razón y todos mis sentimientos, agradezco que estés
de mi lado y no contra mí, porque si fueras mi enemiga... yo estaría perdida...
-X..Xena- tenía los ojos cerrados, los abrí cuando su voz sonó como mi nombre.
-Gabrielle- compartimos la cama en varias ocasiones, compartimos las mismas pieles
cuando dormimos en el bosque, en este catre abuso deliberadamente del espacio personal
de Gabrielle como nunca antes lo había hecho y por todos los dioses que han de
molestarme el resto de mi vida no me importa. Alza su mano y pone en mi rostro sus dedos
tibios y toca, siento como me acaricia, siento su mirada alegre y me sonríe.
-Ya regresaste- aparta la mano que me ha estado haciendo cariñitos y ve que estoy seria
y deja de sonreír -se que me pediste que me quedara y debí obedecerte...- nota como mis
ojos intrusos dibujan sus labios y se sorprende y ve los míos rápidamente para después
concentrar su mirada en mis ojos, se remueve y yo me acerco... mi brazo se ciñe a ella,
veo sus labios de nuevo y tuerzo un poco el cuello para poder besarla y lo hago labios
rosa, delicados y suaves como debe ser el resto de tu cuerpo, tu aliento me emociona y
se funde con el mío debía ser algo corto pero no lo fue, esperaba al terminar un
manotazo en mi cara o un grito de estupor pero no lo recibí, buscó dentro de mi tanta
ilusión como yo busque dentro de ella.
La recuperación fue rápida, heridas y moretones sanaron en días, como supuse los
atacantes fueron los asaltantes, desprevenida la emboscaron y tomaron todas sus cosas
sin dejar pasar la oportunidad de devolverle un poco de lo que le habíamos dado en la
mañana. Todo parecía estar tranquilo me quieres que bueno es sentirse así, Madre
le gusta el asunto 'alguien tiene que hacerte sentar cabeza Xena, no se puede andar en
la vida como tu andas, Gabrielle te ayudará con eso' eso fue lo que dijo, mi bardo me
ama como la amo yo y sin pedírmelo le he regalado los mejores de mis besos.
Con paso en el camino dejamos la posada atrás, Gabrielle camina en frente alegre y
despreocupada, yo a paso estoy atenta a todo.
-Quieres descansar?... se esta haciendo de noche- nos detenemos y viene a mi para
cooperar en un beso. Fue más de uno al dejarme llevar por el anhelo.
-No estoy muy cansada pero quiero comer- pegada a mi cuerpo contestó.
-Entonces nos quedaremos por aquí cerca, busquemos el sendero del río- un beso después
nos pusimos en marcha.
Entregar la castidad es una muestra pura de amor, respetando a Gabrielle no la acorralé
para que se entregase a mí en cambio le ofrecí mi amor inocente. Preparamos todo para
comer y dormir, cocinó y comimos, compartimos una intensa fogata que nos da calor en
semejante noche de frío casi invernal, sentadas ambas en un mismo tronco caído bebemos
un poco de vino.
-Tendremos frío esta noche- dijo.
-Eso no te afectara si estas cerca de mi- dije.
Unos grillos cantaban, el agua del río en gorgoteo rodaba por las piedras, el fuego
chispeaba al consumir la madera, unos ojos verdes pedían que los besase ¿se pueden
besar unos ojos?... si, se puede, yo lo he hecho. No se que se hicieron los grillos
no los oigo tampoco el agua ni el fuego, Gabrielle me besa y solo oigo sus cantos
escucho su gorgoteo y siento como me consume y chispeo. Su piel es mía y me desconcentro
al recordar que es un terreno sin conquistar, busco su cuello mis labios encuentran piel
muy suave y fresca, sus manos me tocan y respiramos de prisa, mis palmas rozan su vientre
y se van a su espalda, me bloqueo, dejo de besar su cuello para verle y alejo mis manos
de su cuerpo en un cambio dramático de actitud mis manos viejas precozmente han
dañado a tantos y a tantos otros han hecho el bien, cuando estoy cerca crece esa fuerza
que llaman deseo, no quiero que se desboque debe estar controlada para no dañarte, no
quiero ser salvaje, no quiero que el deseo me domine.
-Ocurre algo Xena?- inquietud, temor, pasión a medio llevar.
-Todo esta bien Gabrielle- miedo, mentira, pasión a medio llevar.
Se aproximó por más besos pero mis labios ahora fríos no cooperaron.
-Creo que mientes- un espacio doloroso me otorgo -estas arrepentida?- verdes
tergiversados por la oscuridad tenían duda. -te arrepientes de lo que hemos empezado?
-No, no, Gabrielle... te amo y no me arrepiento de habértelo confesado así como tampoco
de que compartamos esta nueva intimidad- verdes compasivos sonreían y azules relajados
también, devolví el domador beso no correspondido.
-Vamos al río- salio desbarajustada de mi lado.
-Río?... Gabrielle ven aquí, hace frío- del otro lado de la fogata se quitaba la ropa.
-Solo una nadadita si?, si?- ya llevaba el agua por las rodillas antes de que pudiera
hacer algo.
-Si, claro, espérame- comencé a desnudarme.
El cauce no estaba tan frío era una temperatura tolerable, el líquido corría con mas
abundancia debido a las lluvias.
-No te alejes tanto que el río esta crecido- no me acataba, nadaba mas al interior hasta
que por fin resolvió detenerse, llegué a su lado, el agua me llegaba a la quijada igual
que a ella, lo que quería decir que flotaba. -si me muerde un pez tendrás que cuidarme-
la oscuridad no me permitía distinguir el bello color de sus ojos.
-Lo haré te muerdan o no- una mueca nueva y un acuático desenvolvimiento y la rubia me
asaltó con sus extremidades, ciñéndose a mi desprevenido cuerpo recordándome el calor
del suyo, un instante, alejándose ahora al no recibir ninguna señal de retribución noté
pesar tras su atrevimiento.
-Quédate como estas... me gusta que te acerques así- alegría tras un abrazo mas fuerte,
mis extremidades también atrevidas se movieron en el agua.
-Bésame Xena- fui obediente, quizás en exceso. Esa energía que me nubla, hace que te
lleve fuera de las aguas sin poder apartar mi boca de la tuya te acuesto cerca del fuego
donde dejé las pieles, voy por algo pero tomas mi mano para que no me vaya y obedezco
de nuevo.
-Te quiero cerca de mi Xena, cerca.
-Estoy cerca- drogas mi cuerpo y mi mente... soy vulnerable y me sometes a tus deseos
que también son los míos, tus manos quieren despertarme tocando en zonas antes prohibidas,
lucho por no dejarme vencer aunque en el fondo quiero perder la guerra. Seré tuya vida
tras vida cuando entregues tu cuerpo por primera vez a mí.
Veo sus ojos con mas claridad que nunca su cuerpo parece tostado cuando la claridad de
las llamas de la hoguera se posan en él, no encuentro palabras bonitas que decir mi
mente se preocupa y mi cuerpo se paraliza como lo ha hecho mil veces durante todo el día.
Pones una mano en mi nuca y la otra en mi espalda me besas con todo tu amor llevándome
de la mano a tu paraíso. Mis manos se mueven delicadas por todo su cuerpo
descubriendo piel sensible en el recorrido, de su vientre remonta una y se hace dueña
de su pecho y lo aprieta -Xen...
-Te amo- digo en su oído y su piel se eriza, beso su cara y cierro mis dedos sobre un
pezón, gemidos se confunden con respiración, sus manos rozan mi trasero, sus piernas se
mueven. La piel de mis yemas se ofrecen a la experiencia pasan con cuidado y atienden
cada rincón de aquel primoroso lugar provocando agitación en Gabrielle, cuando mi mente
me dice que es el momento turbo su inocencia y mis yemas se van mas allá. Sudamos,
me dejas ver tus ojos y acaricias mi nariz con tus dedos, tu pecho se mueve como el mío,
estoy en tu interior. Sus manos en mi vientre me arañan y se tropiezan indecisas,
suben por mis costillas y las toca como si las contara, un chillido apremiante me
indica que acaricié un buen punto, el lugar es mas suave que lo anterior palpado es
esponjoso, repito la caricia y el chillido suena otra vez y se agarra de mis costillas,
considero que es un buen sitio para permanecer y lo éxito el mayor tiempo que puedo.
Me mordiste, palpitaste en mis manos, te encogiste llevándome conmigo, besé tu piel
hasta relajarte secando tu sudor.
-No te alejes- me tomaste cuando intentaba ponerme de pie.
-No me alejaré de ti, voy por la espada y otra manta- me liberó, regresé con las cosas
y me acosté junto a ella, la espada la oculté dejándola a fácil alcance, cubrí con la
manta nuestros cuerpos.
-Sabía que debería ser asombroso ser amada por ti, pero creo que ni el mejor de los
oráculos hubiera podido predecir todo lo que he sentido- un pequeño suspiro -te amo Xena.
-Te amo Gabrielle.
Duermes sobre mi cuerpo tu cabello cubre uno de mis hombros, hay una tranquilidad
casi intimidante pero no lo es, vamos a ser felices nada puede salir mal, veo tu rostro
dormido y acaricio tu espalda, tenso las cejas y veo al cielo vuelvo a tu rostro -voy a
protegerte-, mis brazos se afianzan rodeándote, te abrazaré siempre mientras duermes.
El agua del rió gorgotea, el fuego sigue chispeando, los grillos ya no cantan deben
de estar dormidos no importa... yo cantaré por ellos.
FIN
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Titulo: hace muchos años leí una oración simple pero con mucho significado, en
aquel tiempo no la entendí pero se quedó grabada en mi mente. Al Toque Del Amor
Todo Hombre Se Vuelve Poeta. Autor: Desconocido. Cuando el autor menciona
Hombre se refiere a la humanidad en general, así que yo no creo que se moleste
si digo que Al Toque Del Amor Toda Mujer Se Vuelve Poeta. Les dejo eso.
MASIEL.