Ya se encontraban en el sitio que Claudia les había dicho.
Gabrielle: tenías razón Claudia, es bellísimo.
Claudia: yo nunca miento.
Gabrielle: lo sé (sonrió).
Jill: mira el lago es hermoso, no veo el momento de arrojarme, quiero mojarme
toda.
Claudia: tranquila ya iremos, antes iré con Xena a cazar algo. Ustedes busquen
ramas, así preparan el fuego.
Mientras buscaban algo para cazar...
Claudia: ¿Qué te pasa Xena? te noto pensativa, ¿melancólica tal vez?
Xena: nunca puedo ocultarte nada... es que me preocupa aun Gabrielle, ella esta
muy sensible... no me ha dejado tocarla desde hace tiempo, no puedo llegar a ella desde
que la secuestraron, y por los dioses la deseo tanto, pero no sé como tratarla, cuando
quiero acercarme, siento que me esquiva, no quiere que la toque, ella me besa, me
abraza, me hace el amor, pero cuando es mi turno de amarla, me dice que esta cansada,
que aun no esta preparada para sentir en su interior... me entiendes... quiero poseerla
pero no me deja... y a veces quiero...
Claudia: cálmate, tal vez si le hablas.
Xena: lo intente todo, pero me da excusas tontas y yo la verdad no sé si pueda
contenerme más.
Claudia: no Xena, por favor no le hagas daño, no la obligues, la perderás para
siempre, ella aun recuerda a Kalnuss, quien la tomaba por la fuerza, si le haces lo
mismo, la destruirás, debes ser paciente, sé que es difícil, con lo que la amas y la
deseas, pues por eso mismo si la amas de verdad debes tenerle paciencia, ella se
entregará a ti cuando este lista, no fue fácil lo que sufrió Gabrielle.
Xena: lo sé, pero... es tan dulce, tan bella... la amo tanto que quiero
demostrárselo a cada instante, pero no me deja... mira un conejo, es mío...
Cazaron al conejo y lo llevaron al campamento.
Claudia: Xena quieres que hable con ella, tal vez pueda ayudarte.
Xena: no, esta bien, dirá que ando contando nuestras cosas por todos lados.
Claudia: ¡Hey!, soy tu amiga y también la de ella, si puedo ayudarte con gusto
lo haré.
Xena: gracias, tal vez esta noche se me dé, le daré unos días más, a lo mejor le
falta descanso, este lugar es hermoso, la pasaremos bien.
Y así paso todo el día entre juegos y caricias dentro y fuera del agua, Gabrielle
estaba feliz, al menos eso parecía, Xena se sentía confundida, Jill enamorada de Claudia,
y esta preocupada por sus amigas, sobretodo por Gabrielle, creyó que la barda ya estaba
mejor desde la última vez que estuvieron juntas, en su momento íntimo la había visto
algo mejor, pero si estuvo conmigo se preguntó Claudia por qué no quiere que la toque
Xena, tengo miedo de lo que pueda hacer Xena, no es de mucha paciencia y si la hace suya
a la fuerza será peor para ambas.(pensó).
Y así llego la noche pero tampoco Xena logró que Gabrielle se dejara amar, llegó el
amanecer, luego de desayunar en silencio, salvo alguna que otra palabra de Jill, las
tres estaban sumidas en sus pensamientos, Gabrielle no podía entregarse aun a Xena y le
dolía, Xena quería tenerla ya, no soportaría otro día sin Gabrielle, y Claudia estaba
preocupada por la situación.
Al llegar el medio día decidieron pescar algo para comer, hubo una pequeña competencia
entre Xena y Claudia, quién de las dos pescaría mas, Jill y Gabrielle permanecían fuera
del lago alentando a sus amigas, Xena había sacado dos pescados y Claudia solo uno,
estaban en eso cuando dos bandidos tomaron por sorpresa a Jill y a Gabrielle, uno tenía
a Jill por el cuello con una daga a punto de cortarla. Gabrielle estaba algo mas lejos
del otro hombre, Xena cuando iba a salir a la superficie sintió que algo iba mal, vio
desde abajo del agua las piernas de Claudia que se dirigían hacia la orilla, permaneció
un poco mas debajo del agua y se fue hacia el otro lado, intuyendo que algo iba mal.
Claudia salió del lago y se dirigió al bandido.
Claudia: oye, cálmate, te daremos lo que quieres, solo déjala ir. (Jill estaba
muy nerviosa, tenía lágrimas en los ojos, pero el ver a Claudia eso la tranquilizo,
pues sabía que no dejaría que le hicieran daño, Gabrielle suspiraba en silencio, su cara
era de puro miedo, de pronto pensó en Xena y supo que aun no había salido del lago
¿dónde estaba?).
Bandido: quiero que te acerques, si no haces caso la mataré.
Claudia: esta bien tranquilo, haré lo que tú quieras.
Bandido: esta bien, así me gusta, quiero dinero y tu caballo, y también nos
llevaremos a tus amigas, necesitamos diversión (besó el rostro de Jill)
Claudia observó a Gabrielle, vio el terror en sus ojos y el temblor de su cuerpo, el
otro bandido se acercó a Gabrielle y la tomó del brazo, quiso defenderse, pero el otro
le gritó que no intentara nada si no mataría a su amiga. Gabrielle se quedó quieta, no
quería que mataran a Jill.
Claudia: te daré lo que quieras ya te lo dije, (Gabrielle la miró con horror no
podía hablar en serio, ¿de nuevo ser prisionera del deseo de un hombre?, ¡¡No!! esta vez
no lo permitiré, deberá matarme, pensó la barda, intentó soltarse, en ese momento
apareció Xena por detrás del bandido y logró desarmarlo, Claudia se tiró sobre el otro
que había soltado un poco a Jill al ver a Xena, pero el maldito al ver la reacción de
Claudia, bajo la daga y le cortó la pierna a Jill, ésta cayó al piso y así el bandido
pensó que podría escapar, pero Xena fue tras él, y le dio tal paliza que no iba a
levantarse en mucho tiempo, Claudia corrió enseguida hacia Jill, la alzó en sus brazos,
y la llevó hacia las mantas, debía urgente hacerle un torniquete para que no saliera
mas sangre, Gabrielle se había quedado dura, fría, no se movía. Xena se acercó a ella y
la abrazó.
Xena: ya pasó Gabrielle, ya pasó, todo esta bien, Jill estará bien.
La barda aun estaba inmóvil, pues pensó lo peor de nuevo, pensó que se la llevarían de
nuevo.
Claudia ya estaba curando la pierna de Jill, ambas se habían asustado mucho el solo
hecho de pensar en perderla, Claudia sintió un profundo dolor en su corazón que haría
sin ella, Jill observó la angustia en el rostro de Claudia y le acaricio la mejilla.
Jill: ya estoy bien, amor, no temas, siempre estaré contigo.
Claudia: es que me puse muy nerviosa al verte en peligro, si no hubiese sido por
Xena... no sé que me pasó... la vi a Gabrielle también tan asustada... no pude
reaccionar a tiempo para que no te cortara con la daga... lo siento...
Jill: tranquila, sé que lo intentaste, no podías cuidar de las dos al mismo
tiempo, vi también el rostro de Gabrielle, supe que tenía miedo, lo vi en sus ojos...
¿qué le pasa?
Claudia: supongo que habrá pensado que volvería a vivir esa maldita pesadilla...
pobre Gabrielle, debo hablar con ella algo mas la preocupa. Bueno pero ahora me
encargaré de ti, tendré que darte unas puntadas, unas poquitas, te dolerá pero es lo
único que cerrará la herida.
Jill: si tú estas conmigo nada me duele. Te amo.
Claudia: yo también te amo (se besaron en los labios).
En ese momento llegó Xena.
Xena: lamento interrumpir, cómo va todo, ¿te sientes mejor?.
Claudia: debo coserla, unos pocos puntos, tráeme hilo y aguja.
Xena: sí enseguida, (Xena se fue con la mente en otro lado pensó en su bardo,
cuánto hacía que Gabrielle no la besaba así, cuánto hacía que no la sentía que fuera de
ella, bajó la cabeza y continuo su camino para buscar el hilo y la aguja).
Claudia: trataré de no dejarte una cicatriz. Pero igual siempre tendrás las
piernas mas lindas del mundo.
Jill: no importa como estén mis piernas siempre sabré que para ti serán siempre
las más hermosas.
Claudia: no lo dudes nunca, tú eres la más hermosa.
Xena: aquí tienes, ¿quieres que lo haga yo?
Claudia: depende de Jill, mira que Xena tiene las manos tan suaves como las mías,
y creo que cose mejor.
Jill: si no te ofendes, si quisiera que lo haga Xena.
Claudia: no me ofendo, es mi amiga y sé que tiene unas excelentes manos para
curar, adelante Xena no debes esperar mas, ¿dónde está Gabrielle?
Xena: esta por ahí, será mejor que hables con ella, la vi muy asustada.
Claudia: si a nosotras nos pareció lo mismo. Aun no logra superar lo de Kalnuss.
Vi el pánico en sus ojos, me preocupa.
Xena: sí a mí también, aun no quiere nada conmigo...
Jill: sabía que pasaba algo entre ustedes, te noto muy tensa Xena pero verás que
todo sale bien, debes esperar. Claudia será mejor que hables con ella.
Claudia: sí lo haré ahora.
Claudia se dirigió en busca de Gabrielle y vio como los bandidos se iban corriendo.
Claudia: Gabrielle, Gabrielle, ¿qué haces aquí sola?
Gabrielle la miraba sus ojos tenían lágrimas a punto de salir, se quedó en silencio. Un
silencio que Claudia entendió.
Claudia: Gabrielle, no debes volver a tener miedo, y menos estando nosotras a tu
lado, no habrás pensado que hubiera dejado que esos bandidos te hubieran llevado,
Gabrielle mírame.
Gabrielle que había bajado la cabeza, ahora volvía a subirla para perderse en los ojos
de Claudia y ver en ella la paz que tanto necesitaba. Se abrazó a ella y lloró. Claudia
supo que ese aun no era el momento para hablarle a Gabrielle, solo la abrazó y la calmó
en silencio.
Serían uno largos días los que siguieron, pero a pesar de todo las chicas la estaban
pasando bien, se divertían bañándose en el lago, pescaban, cazaban, pero Gabrielle
seguía alejada de Xena, y Xena en el día trataba de pasarla bien, pero cuando llegaba
la noche la deseaba tanto que ya no podía aguantar mas, esa noche Claudia y Jill, que
ya se había recuperado de la herida de su pierna decidieron que las dejarían solas,
necesitaban estar solas, hablar.
Claudia: Xena esta noche, nosotras iremos del otro lado, así tendrás tiempo de
hablar bien con Gabrielle.
Xena: por los dioses, te lo agradezco, espero que tú también te diviertas.
Claudia: ¡¡Oh!! Sí que lo haré, tengo mucho para divertirme. Xena cuídala, por
favor.
Xena: quédate tranquila, la cuidaré, solo quiero hablar, razonar con ella.
Claudia: bueno ya está por oscurecer, prepararé mis cosas y las de Jill. Nos
vemos en unos días.
Y así llegó otro día, solo se encontraban Xena y Gabrielle.
La noche anterior no había sido fácil para Gabrielle, Xena aun estaba enojada con ella
porque hacía días que no la dejaba tocar, cada vez que quería hacerla suya, la barda
siempre buscaba una excusa, que aun le dolía, que no tenía ganas, pero Xena tenía
paciencia, pero se le estaba agotando, pues la guerrera amaba profundamente a Gabrielle,
pero quería poseerla, necesitaba tenerla, no le alcanzaba con que Gabrielle la amara,
que la hiciera suya, ella también quería darle placer a Gabrielle. Y así pasaron dos
días, pero Xena esa noche no soportó mas y después de alejarse del campamento para
pensar, volvió y se recostó en su manta. Gabrielle estaba durmiendo de costado, dándole
la espalda a Xena, esta aun no podía dormir, es mas hacía días que no dormía pensando
como podía tener a Gabrielle sin lastimarla, quería llegar a ella primero con las
palabras, con la razón, con los sentimientos, pero la barda aun no estaba lista para
ser amada por Xena, le venían a su mente aquellos horribles momentos que pasó con
Kalnuss y los otros. Pero a su vez tenía un profundo peso en su corazón, porque pensaba
como había podido entregarse a Claudia y no a Xena que la amaba con toda su alma. Esos
eran los pensamientos de ambas esa noche. Xena se decidió por fin tomar a Gabrielle
necesitaba tenerla, lo haría con amor, con pasión, lo que siempre le había gustado a la
barda, pero que ahora no quería.
Xena la miro de nuevo, aun le daba la espalda, se levantó sin hacer ruido para que la
barda no se despertara, tal vez así, sería mejor que ella pensara que solo era un sueño,
levantó despacio la manta que cubría el cuerpo de Gabrielle, vio su cuerpo tan cerca
que Xena se estremeció, levantó suavemente la falda de Gabrielle y comenzó a tocar el
trasero de Gabrielle, haciendo que esta se despertara, Gabrielle quiso girar, pero Xena
con su brazo puesto en su cintura no la dejó, la apretó mas hacia su cuerpo, sintiendo
el calor del trasero de Gabrielle en su centro, la deseaba con alma y vida, quería
hacerla suya, ya no le importaba si Gabrielle quería o no, solo le importo su lujuria.
Gabrielle: ¿Qué haces Xena?, déjame.
Xena: shhhh, tranquila, no te haré daño, si te quedas quieta, shhhh.
Gabrielle: por favor Xena, aun no estoy lista, déjame.
Xena: shhhh, estoy contigo, shhhh. (Subía y bajaba su mano por el trasero firme
de Gabrielle).
Gabrielle: no Xena por favor, no lo hagas, aun no.
Xena: cálmate Gabrielle, sabes que te amo, shhhh tranquila déjame disfrutarlo
(mojó dos de sus dedos, pues sabía que Gabrielle estaba muy tensa, no quería lastimarla,
solo quería darle placer, algo que para la barda no era, como ella no quería que la
tocara, sintió que la estaba usando, como había hecho Kalnuss.)
Gabrielle: Xena... Xe... na... no... (y sintió la penetración de los dedos de
Xena en su interior, gimió, el dolor era intenso, no había entrado como lo hacía siempre,
dulce, suave, la había penetrado con fuerza, con furia, sintió que estaba con Kalnuss.)
No, Xena, detente, me lastimas.
Xena: tranquila, shhhh, relájate, es delicioso estar dentro de ti, shhhh... Eso
es, te relajas y lo disfrutas tanto como yo, (entraba y salía, las acometidas eran cada
vez más fuertes, la barda quería soltarse, pero Xena la tenía aun muy fuerte por la
cintura, salió y entró otra vez haciéndola gritar del dolor, Xena lo disfrutaba, estaba
cada vez mas excitada, ese centro había sido de ella, le dio un beso en la cabeza y la
sostuvo abrazada con su mano, hasta que Gabrielle dejara de temblar, no por el placer,
sino por el miedo, la mantuvo quieta, abrazada y aun dentro de ella un buen rato, los
dedos que tenía en su interior, se habían tensado, estaban duros, con cada movimiento
que quería hacer la barda para soltarse, ambos entraban mas, así que la barda decidió
quedarse quieta en esa posición hasta que Xena decidiera liberarla de ellos, algo que
la guerrera no hizo en toda la noche, aun dormida, la guerrera siguió allí, abrazándola
fuerte para que no se moviera, esto fue peor para Gabrielle pues recordó aquella ocasión
en que Kalnuss había pasado toda la noche dentro de ella, dormido sobre su cuerpo, se
sintió morir, porque esto fue peor que la otra vez, pues esto ahora se lo hacía la
persona que más amaba en la vida. Llegó el amanecer, los dedos de Xena estaban
entumecidos, pero felices, habían pasado una excelente noche, se levantó antes que la
barda, se fue al lago a darse un buen baño, lo necesitaba, estaba pensando en lo que le
había hecho a la barda la noche anterior y se arrepintió, soy un monstruo, soy peor que
Kalnuss, siento que la viole, por los dioses, como pude hacerle eso, si ella no quería
debería haberla esperado a que estuviera lista pero mi lujuria, mis deseos pudieron mas
que mi cordura, te amo tanto Gabrielle, que sigo lastimándote, soy una bestia.
Luego del baño de su cuerpo y mente, fue a cazar, le haría un buen desayuno a su adorada
bardo, tenía que pedirle perdón, pero como mirarla a los ojos después de anoche.
Cuando llegó con el conejo y la leña para hacer el fuego, Gabrielle estaba despierta
sentada sobre una piedra, triste, su mirada perdida, Xena se quería morir, la quedó
mirando, Gabrielle se dio cuenta y la miró a los ojos, Xena los bajó, pero luego quiso
perderse de nuevo en esos ojos que estaban húmedos por haber llorado no hacía mucho
tiempo.
Xena: Gabrielle... yo...
Gabrielle: esta bien Xena, lo entiendo.
Xena: no, pero yo... Lo siento, no sé que me pasó, es que te amo tanto, te deseo
tanto, que el sentir tu rechazo todos estos días, me hicieron morir.
Gabrielle: ¿Y cómo crees que me sentí yo anoche?, cuando me tomaste por la
fuerza, sentí que estaba con Kalnuss de nuevo.
Xena: ¡¡No!!, por favor no me digas eso, yo te amo, lo hice por amor.
Gabrielle: no sentí amor anoche Xena, sentí lujuria, querías solo sentir el
placer de tenerme, no te importó lo que yo pensara. Que aun no estaba lista para que me
hagas tuya.
Xena: para ser mía no estabas lista pero sí para acostarte con Claudia ¿no?,
¿crees que no lo sé? Crees que no me di cuenta como se miraban el día que saliste de la
tienda abrazada a ella, crees que soy estúpida, tu traías una cara de felicidad, que
solo hacer el amor te la da, te conozco bien Gabrielle, tenías una sonrisa de oreja a
oreja, ¿la amas?, dímelo y me iré, te entregaste a ella y a mí ¿no puedes? ¿por qué?
¡¡¡Respóndeme!!! (gritó).
Gabrielle: (Gabrielle estaba muy dolida por lo de anoche así que decidió decirle
la verdad) ¡¡¡Síííí!!!, me acosté con ella, y fue maravilloso, sentí la luz dentro de
mí, me dio el placer, la comprensión, la protección que tanto necesitaba en ese momento,
me hizo suya, ¿y sabes algo más? fue mía, mía, mía, aunque no lo creas la amé, la hice
sentir el placer en su cuerpo con el mío, Claudia fue mía, y eso nos unió aún más, nos
une algo mágico, la paz, esa paz y felicidad que tú viste en mi rostro cuando salí de
la tienda, porque al hacerla mía con la pureza de nuestras almas, logré devolverle sus
poderes, la luz y la paz vuelven a estar en Claudia, gracias al amor puro que nos dimos
ese día, ella me dio todo en el peor momento de mi vida.
Xena: (Lloraba) porque tú no me dejaste acercarme a ti, yo quería estar contigo,
quería cuidarte, protegerte, yo debía estar en su lugar no ella, yo te amo Gabrielle...
Gabrielle: no te dejé porque estaba resentida contigo, porque no llegaste a
tiempo, porque me dejaste... sola... las veces que te llamé, que le pedí a los dioses
que escucharas en tu mente mi angustia, que te necesitaba, pero no venías Xena, ¿dónde
estuviste esos cuatro días, que fueron un infierno para mí?... ¿dónde?... (lloró
desconsoladamente)...
Xena: estuve desmayada... Argo me salvó la vida... la estúpida mujer que
quisiste que salvara me tiró al precipicio, que si no estaba atada a Argo, nunca te
hubiese encontrado, pero los dioses saben que apenas desperté pensé en ti, en buscarte,
aunque no sabía dónde, sabía que me necesitabas, y cuando te encontré era tarde, y
después sabía que me necesitabas más y no me llamaste, te quedaste con Claudia,
rompiendo mi corazón, ¿sabes cómo me sentía?, mis heridas en la espalda no eran nada
comparado con el dolor que había dentro de mí al no poder curarte yo con mis manos, con
mi amor, el no poder haberte evitado tanto sufrimiento, ¿crees que no viví lo mismo que
sentiste tú?, pues la respuesta es ¡Sí!, sentí cada grito, cada lágrima tuya dentro de
mí, porque así como estas dentro de mi alma, sé que estoy en la tuya.
Ambas seguían llorando, se habían dicho muchas cosas hirientes, cómo seguir después de
esto.
En ese momento aparecieron Claudia y Jill después de pasar unos días del otro lado,
para tener intimidad y dejarlas a Xena y Gabrielle a solas, se encontraron con ambas
llorando, una en cada rincón.
Jill: hola chicas, ¿cómo están?...
Claudia: shhhh, parece que...
Xena: (con voz llorosa pero con furia) ¿parece qué, qué... Claudia?... ¿te gustó
hacerle el amor a mi mujer? Maldita confié en ti y te acostaste con Gabrielle... ¿gimió?,
¿la hiciste disfrutar?, ¿cómo lo conseguiste?, ¿con tus poderes?, pues yo hace días que
quiero tenerla y me rechaza, ¿qué diablos tienes para convencer a la gente?, te daré una
paliza... que...
Jill: ¿Qué dices Xena? No hables así de Claudia, ella solo ayudó a Gabrielle a
salir de un mal momento.
Xena: ¿A ella también le mentiste?, dile, díselo de tu propia boca, dile que no
me equivoco, que tú y Gabrielle se acostaron, que hicieron el amor...
Claudia: (Quién no sabía mentir, si ocultar, pero no mentir le dijo) ¡Sí! (miró
a Gabrielle) sí le hice el amor y fue maravilloso (le dio una hermosa sonrisa a
Gabrielle, que aunque la situación era tensa y la barda había llorado mucho, se la
devolvió). ¿Qué más quieren saber?, hicimos el amor porque se dio así, no lo buscamos,
Gabrielle necesitaba comprensión, algo que tú Xena casi nunca le das, a veces solo
piensas en ti, no piensas en lo que siente Gabrielle, por tus ojos veo que la tomaste
ayer por la fuerza, eso esta mal Xena, debes tener paciencia con la persona que amas,
porque sé que la amas más que a nadie en todo el mundo, darías tu vida por ella, (a
Xena se le escapaban las lágrimas) pero si pensaras un poco más en lo que siente ella,
lo que le gusta a ella y no a ti, serías más feliz de lo que eres, porque sé que con
Gabrielle a tu lado eres muy feliz, pero debes cuidarla, y sobre todo respetarla, más
aun después de lo que pasó y de lo que vendrá.
Xena: ¿Qué quieres decir?
Claudia: nada, ya lo sabrás.
Xena: no quiero escucharte mas, quiero que te vayas.
Claudia: sí lo haré, casualmente venía a despedirme, pero antes debo hacer algo
muy importante. (Se dirigió hacia donde estaba Xena y la miro profundamente a los ojos).
Xena: déjame, no quiero que me toques, tampoco que me mires, pues me convences...
de todo....
Claudia ya la tenía por la cintura, y la abrazó fuerte, Xena le devolvió el abrazo y
lloró en su hombro, Gabrielle miraba la escena que era enternecedora, ver a su guerrera
llorar sobre el hombro de su mejor amiga, Jill ajena a todo, aun tenía algo dentro,
¿esa bardo se había acostado con su amante?, pero decidió que no era el momento para
reproches, tal vez hubo una razón para hacerlo. Claudia se separó de Xena que aun quería
seguir abrazada a Claudia pues le estaba dando la paz interior que tanto necesitaba,
por eso no sacó sus manos de la cintura de Claudia, esta le tomó la cara a Xena con
ambas manos y le dio un beso con pasión en la boca.
Claudia: (luego de separarse y respirar, pues había sido intenso le dijo)
necesitaba tu esencia, una parte de tu alma y de tu corazón, tu ser (y ambas sonrieron),
ahora quiero que me dejes a solas con Gabrielle, te la robo un momento más, llévate a
Jill lejos.
Xena: sí, lo haré. No la hagas sufrir, para eso estoy yo.
Claudia: no Xena, tú estas para amarla.
Xena: gracias, te amo.
Claudia: lo sé.
Xena: ¿Jill me acompañas a dar una vuelta?, necesito relajarme, y que mejor que
caminar. (Gabrielle la miró extrañada, pero luego miró a Claudia y supo que fue Claudia
la que la mandó a pasear, porque necesitaba hablar a solas con ella, Gabrielle algo
sabía sobre que le quería hablar Claudia, pues con sus poderes no se le podía ocultar
nada, Jill obedeció pues después de saber que Gabrielle y Claudia estuvieron juntas,
también necesitaba caminar).
Quedaron a solas Claudia y Gabrielle. Se miraron y ya sabían de lo que iban a hablar.
Claudia: Gabrielle sé muy bien lo que tienes, por qué no quieres que Xena te
toque, no debes sentir vergüenza, ella te ama.
Gabrielle: y me seguirá amando después que se entere.
Claudia: sí lo hará, no te será fácil, pues con Xena nada es fácil, pero tu amor
y el de ella están tan juntos que saldrán adelante con lo que te espera.
Gabrielle: ¿Hace cuanto lo sabes?
Claudia: cuando mis poderes volvieron vi la semilla en ti. Pensé que me
equivocaba, pero el tiempo y tu actitud me lo confirmaron.
Gabrielle: (comenzó a llorar) ¿cómo pudo pasarme esto?, no sé si lo quiero, no
sé como vivo con esto, tener un hijo del hombre que me violó...
Claudia: (la abrazó fuerte) shhhh, tranquila verás, que todo sale bien, shhhh.
Xena entenderá, además ella siempre quiso tener un hijo contigo.
Gabrielle: sí, pero no de esta forma, fui violada, lo odiará. Me odiará.
Claudia: de Kalnuss seguro no es, el no podía tener hijos, será de otro...
Gabrielle: ¿¿¿Petrus???... Eso no me hace sentir mejor...
Claudia: no te será fácil, estos nueve meses tendrás que ser muy fuerte, pero
cuando nazca la niña, porque será niña, Xena sentirá la felicidad en su corazón,
sentirá vivir de nuevo, ya lo verás. Pero para eso debes hacerme un último favor.
Gabrielle: sí, lo que quieras.
Claudia: no es fácil, debo entrar en ti, para poner en esa semilla la esencia de
la guerrera, la que le robé hace un momento, debo hacerlo rápido, aun puedo moldear la
semilla que hay en ti, dentro de unos días ya será tarde, pensarás en las personas que
más amas en la vida.
Gabrielle: eso es fácil, en Xena y en ti...
Claudia: por favor no pienses en Joxer, pues tendrá su estupidez.
Gabrielle sonrió.
Claudia: aunque si piensas en Xena y en mí, que es un honor, no le vendrá un
poco de sentido del humor, porque entre Xena y yo, saldrá una persona de mal carácter.
Gabrielle: no seas tonta, ustedes al principio parecen tener cara de malas, pero
luego y me consta son las personas más dulces y divertidas que conocí en mi vida.
Claudia: gracias barda, la guerrera y yo te lo agradecemos, ¿estas lista?
Gabrielle: no sé cómo lo haces pero contigo siempre estoy lista.
Claudia: quítate la falda, siéntate aquí sobre esta piedra, sube, así esta bien.
Gabrielle estaba desnuda sentada sobre la piedra, Claudia le abrió las piernas
lentamente, sin quitarle la vista de los ojos, ambas se miraban, pues iban ha hacer un
acto de amor, Claudia tocó suavemente el sexo de Gabrielle, esta sintió una puntada y
gimió, Claudia se llevó dos dedos a la boca y los lamió, luego los puso en la boca de
Gabrielle y también los lamió y bajo lentamente sin dejar de mirarse, y la penetró
suave, lento, entró bien adentro, Gabrielle volvió a gemir y levantó sus caderas de la
piedra, Claudia con la otra mano la contuvo, aun se miraban. Gabrielle sentía un
profundo calor en su centro, en su interior producido por los dedos de Claudia, sintió
una luz, como si los rayos del sol estuvieran en ella.
Claudia: piensa en quien más amas Gabrielle, (la empujó otra vez y Gabrielle
volvió a gemir, cerró apenas los ojos, pero los abrió enseguida, cuando sintió otro
empujón más fuerte y más calor, se perdió en los ojos de Claudia quien sonreía) ya
termino... ¿va bien?
Gabrielle: ¿¿Eh??? (estaba en la luna y en el sol) sí, sí va bien, (sintió otro
empuje y se aferró al cuerpo de Claudia, la abrazó con fuerza, Claudia quitó lentamente
los dedos, que aun brillaban por los rayos de luz y por los líquidos de Gabrielle, y
la contuvo, la abrazó con fuerza y la barda apoyó su cabeza en el hombro de Claudia y
así se quedaron un rato).
Claudia: bueno, ya está, esa niña que esperas no será producto de una violación,
será producto del amor, que hay entre tú y la persona que más amas en tu vida, que como
seguro pensaste en Xena, tendrá sus ojos y su sonrisa de medio lado.
Gabrielle: ¿Y si también pensé en ti? ¿que tendrá de ti?
Claudia: Gabrielle, no debiste hacerlo.
Gabrielle: me dijiste que pensara en las personas que más amo, y tú eres una de
las dos personas que más amo en el mundo, espero que de ti saque tu sabiduría para
comprender y el dar amor a la gente.
Claudia: eso es trampa, eso lo tendrá de ti.
Gabrielle: pues entonces será un ángel.
Claudia: que así sea, te amo.
Gabrielle: yo también te amo, y se fundieron en un beso dulce, tierno, y algo
amargo pues sabía a despedida. (Por el rostro de Gabrielle corrían las lágrimas, sabía
que esa era la última vez que vería a su gran amiga).
Al rato volvieron Xena y Jill, Gabrielle estaba en la piedra todavía, ya se había
vestido, le sonrió a Xena, Claudia se acercó a Xena.
Claudia: bueno guerrera, te dejo en muy buenas manos, y ¿la dejo en buenas
manos? (mirando a Gabrielle).
Xena: sí, en las mejores.
Claudia: ven, acércate.
Xena se acercó para que Gabrielle no escuchara lo que le quería decir Claudia antes de
despedirse.
Claudia: sabes que te amo y nada me hará más feliz que el verte feliz, aprovecha
la felicidad que los dioses te brindan al lado de la persona que amas, pues para tener
la absoluta felicidad debes enfrentar los obstáculos más grandes, que te harán sentir
con el tiempo que realmente fueron necesarios para alcanzar esa verdadera felicidad,
con amor y comprensión todo se logra Xena, para ser un buen padre cuando un hijo viene
en camino hay que darle la pureza del amor a su madre, sin condiciones, solo amor. (Xena
no entendía nada, a que se refería) ¡Ah!, me olvidaba, después de un tiempo será un
buen momento para pedirle matrimonio, apúrate pues sé que tiene muchas amazonas que
darían su vida para casarse con ella. Adiós Xena. (y le guiñó un ojo).
Claudia y Jill: adiós chicas.
Claudia: Sé que nuestros caminos se volverán a cruzar algún día, espero que sea
en mejores circunstancias. Las amo...
Y así se fueron al galope, ambos caballos ya sin mirar atrás pues las despedidas son
tristes, la barda se acercó a Xena y la abrazó por la cintura, ambas mirando a su amiga
partir, una lágrima bajaba por la mejilla de Xena, una por la de Gabrielle, y muchas
por la de Claudia.
Después que Claudia y Jill se fueron dejando a solas a Xena y Gabrielle, esta decidió
decirle de una vez por todas lo que le sucedía en su interior.
Gabrielle: Xena debo hablar contigo.
Xena: sí, dime. ¿qué pasa?
Gabrielle: lo que voy a decirte será muy duro para ti, yo ya lo acepté, espero
que también lo aceptes, pero...
Xena: ya Gabrielle, la barda eres tú y ¿no encuentras las palabras?
Gabrielle: solo recuerda que te amo más que a nada en toda mi vida.
Xena: ¡¡Gabrielle!! Me estas asustando, ¿estás enferma?
Gabrielle: No. Xena yo... estoy... (la barda tragaba con dificultad pues no
sabía como iba a reaccionar Xena) embarazada... (y una lágrima rodó por la mejilla de
Gabrielle).
Xena: ¿Qué estas? ¡¡¡¡¿¿¿¿qué???!!!... ¡¡¡No puede ser, estás equivocada.!!!
Gabrielle: ojalá lo estuviera, pero es cierto, Xena yo...
Xena: no Gabrielle déjame, tiene que haber una confusión...
Gabrielle: no la hay Xena, fui violada ¿lo recuerdas?
Xena: ¡¡¡Claro que sí!!!, claro que lo recuerdo a cada instante, maldición no
puede ser, ¡¡¡¡¡No puede ser!!!!! (Y se fue corriendo dejando en un mar de lágrimas a
la pobre barda).
Después de pasar un buen tiempo, Xena regresó al campamento, Gabrielle estaba sentada
en el suelo sobre su manta con la cabeza baja, las lágrimas seguían bajando por su
hermoso rostro, no podía contenerse de pronto recordó las palabras de Claudia "debes ser
fuerte, Xena no es fácil"...
Xena miraba de reojo a Gabrielle, no quería hablarle se sentía traicionada, frustrada,
por qué un maldito bastardo le había dado a Gabrielle lo que ella nunca había podido, un
hijo y fue concebido de la peor forma, sin amor, en un acto salvaje, después recordó
cuando ella estuvo a punto de hacerle lo mismo a Gabrielle y se mordió el labio, pero
en su dolor sabía que ella lo había hecho por amor y el hombre lo había elegido ella
después de todo. Esto era diferente. Quiso saber más.
Xena: ¿De quién crees que es?.
Gabrielle: no lo sé, de Kalnuss seguro que no, me dijeron que no podía tener
hijos.
Xena: ¿¿¿Petrus???, el último maldito o ¿hubo otros Gabrielle?
Gabrielle: (llorando) no Xena, con ellos tuve suficiente y la verdad no me
importa de quien sea.
Xena: claro. lo importante es deshacerse de él.
Gabrielle: no Xena, esta vez no lo haré, ya perdí una hija porque me dijiste que
era hija de la oscuridad y con el tiempo lo acepté.
Xena: mató a mi hijo... Gabrielle.
Gabrielle: lo sé y siempre lo sentiré, pero esta vez no perderé a este hijo que
espero.
Xena: pues me perderás a mí. Yo no puedo aceptar que tengas un hijo de un maldito
que te violó, de alguien que no sea yo...
Gabrielle: si mal no recuerdo tú quisiste hacerme lo mismo, ¿ya lo olvidaste?, o
porque era tu decisión y no la mía, pues ahora es mía, solo mía, Xena si quieres dejarme
aunque se me rompa el corazón, lo entenderé. (Las lágrimas de la barda volvían a salir
de sus hermosos ojos, aunque ya estaban cansados de tanto llorar).
Xena: Gabrielle, sabes que te amo, pero no puedo amar a eso que llevas dentro...
Lo siento...
Gabrielle: esto que llevo dentro, es mi hijo, sangre de mi sangre, carne de mi
carne, y aunque no lo creas también tiene tu amor, porque estas y estarás siempre
dentro de mí... (llorando).
Xena: ¡¡Qué injusto!! Estuve en la concepción de tu hijo, porque si es de Petrus
o del otro maldito, estuve presente cuando lo engendraste, que ironía del destino, algo
que siempre quise darte y estuve presente sin darme cuenta, ¡Qué dolor hay en mi
corazón!, Gabrielle no puedo... No puedo soportarlo... Lo siento... (se fue otra vez
hacia el lago dejando a Gabrielle en un mar de lágrimas)
Gabrielle en su dolor, pensó otra vez en las palabras de Claudia, "debes ser fuerte,
Xena no es fácil". ¡Cómo la conoce... por los dioses!, como puedo ser tan fuerte
Claudia, ¿cómo?, si la persona que más amo en todo el mundo no me comprende, no
comprende mi dolor...
Xena en el lago solo pensaba en que cruel era el destino, podía tener todo y por
defender el bien supremo se veía de nuevo en el peor momento de su vida... ¿debía dejar
a Gabrielle? La amaba pero jamás podría mirar a ese intruso, a ese que destruyó lo más
importante que tuvo en su vida, el amor de Gabrielle... Decidió volver, aún Gabrielle
era importante para ella, la llevaría a un buen lugar para que no se quedara sola, ella
no podía ser su consuelo, pues ya no podía ser el suyo propio...
Xena: Gabrielle, debo dejarte en el mejor lugar que se me ocurre, te llevaré con
las amazonas, ellas te cuidarán, te darán lo que yo no puedo...
Gabrielle: no hace falta Xena, sé cuidarme sola, después de lo que pase, ya sé
que no te necesito, puedes hacer con tu vida lo que tú quieras, decidí tomar mis
propias decisiones, así que puedes irte cuándo quieras y dónde quieras, no te preocupes
más por mí, ni por mi hijo.
Xena: por tu hijo no me preocupo, me preocupo solo por ti.
Esto le dolió a Gabrielle, pero no le contestó.
Xena: te voy a llevar y listo.
Gabrielle tomó su bolso y comenzó a caminar hacia su caballo.
Xena hizo lo mismo, fue hacia Argo.
Gabrielle montó y comenzó el viaje, no estaban lejos solo a un día a caballo, Xena la
seguía, no se hablaron en todo el camino, faltaba casi poco para llegar, Gabrielle se
volteo y le dijo:
Gabrielle: Xena vete, no te necesito, vete, ¿no ves que no quiero verte?... ya
no quiero verte... haz tu vida Xena, yo criaré sola a mi hijo, a nuestro hijo... porque
aunque tú no estuviste dentro de mí... estas y estarás siempre en mi corazón, y mientras
el acto sucedía, solo pensaba en ti y te miré a ti... solo a ti... (la voz se le
cortaba por el incipiente llanto).
Xena: te acompañaré hasta la tierra de las amazonas, no me importa lo que digas,
quiero dejarte allí.
Ya les faltaba poco, y así se encontraron con la primer patrulla de amazonas quien al
ver a su Reina Gabrielle, se pusieron muy contentas.
Solari: hola Reina Gabrielle, hola Xena, que gusto verlas, Ephiny se pondrá muy
contenta de verlas, ¡¡Oh!! Allá viene...
Gabrielle: hola Solari.
Xena: hola Solari.
Solari las vio muy tristes a ambas y muy serias, fue un saludo frío sin emoción de verla.
En ese momento ya se acercaba Ephiny.
Ephiny: ¡¡¡Gabrielle!!!, mi gran amiga, ¿cómo has estado? (Gabrielle bajo de su
caballo y lloró desconsoladamente en los brazos de su amiga), por los dioses Gabrielle
¿qué te pasa? Xena ¿qué le hiciste?, (Xena aun estaba sobre Argo).
Xena: (con cara seria) nada, solo... cuídala... fue lo mejor que me pasó en la
vida, la única persona a la que amé... (se fue galopando rápido sobre Argo y con el
corazón roto, las lágrimas se derramaban por sus bellos ojos, dejándolos rojos por el
llanto, su vista se nubló y se perdió en la oscuridad de su alma y de la noche que ya
se acercaba).
Ephiny: Gabrielle, habla, por los dioses. Shhh, tranquila, te llevaré a tu
cabaña.
Gabrielle: se fue... me dejó... Yo la amo tanto... pero debo ser fuerte... me
dijo una gran amiga... Debo ser fuerte... cómo se es fuerte cuando el amor de tu vida
no te comprende, no siente tu dolor...
Ya en la cabaña de Gabrielle, Ephiny no aguantaba mas quería saber ¡¡Ya!! Qué había
pasado entre la barda y la guerrera, cómo podía dejarla Xena y el por qué de esta
separación, ¿qué había pasado entre ellas?.
Ephiny: habla Gabrielle por favor dime que pasó, ¿por qué se fue Xena?, la vi
muy triste.
Gabrielle: es muy difícil empezar, pero te diré lo principal, estoy embarazada.
Ephiny: ¡¡¿Estas qué?!!...
Gabrielle: embarazada... producto de un violación... y Xena no lo entiende...
sufro tanto... no te imaginas lo que siento, mi alma se fue con ella... ya no siento
nada... ya no sé si quiero tenerlo, le dije a ella que lo tendría... pero ahora que se
fue... el dolor es peor que antes... incluso el dolor es mas fuerte que cuando me
violaron...
Ephiny la miraba con los ojos abiertos como platos, no podía creer lo que estaba
escuchando.
Ephiny: cuéntame todo Gabrielle, sé que te será doloroso, pero a lo mejor si lo
cuentas quitas un poco esa pena que hay en ti.
Gabrielle le relato todos los hechos a Ephiny, esta la miraba con horror, con amor, con
comprensión, con dolor, con pena, con odio hacia los bastardos, con lástima hacia Xena
por no poder demostrarle a la barda lo mucho que la amaba justo cuando más la necesitaba.
Se abrazaron, lloraron juntas, durante toda la noche. La pena era muy grande, había una
profunda tristeza que rodeaba el aire de la cabaña de Gabrielle, ¿cómo salir adelante
después de todo esto?
Ephiny: tranquila Gabrielle, yo no te dejaré y ninguna de tus hermanas, estaremos
junto a ti el tiempo que tu quieras, si quieres quedarte para siempre, será un placer
verte criar a tu hijo.
Gabrielle: me dijeron que será niña.
Ephiny: ¿En serio?, pues mucho mejor, será un Princesita Amazona.
Gabrielle sonrió por primera vez en mucho tiempo.
Ephiny: será mejor que duermas un poco, en tu estado a partir de ahora debes
cuidarte mucho, yo te daré lo que quieras. Bueno, no te daré lo que más quieres, por qué
es muy dura, pero verás que con el tiempo se dará cuenta de su error y volverá.
Gabrielle: ¿Lo crees?, ¿volverá algún día?... a veces quisiera clavarme un
cuchillo cortar mi vientre, y terminar con todo... (llorando)
Ephiny: no Gabrielle, no digas eso, esa niña que llevas dentro es inocente a
todo, ella no sabe como fue concebida, a ella la debes amar, al fin y al cabo será tu
hija, tendrá parte de ti. (Abrazó a la barda quien seguía llorando) debes prometerme
que no harás nada que te dañe, ni a ti ni a tu hija, además quiero ser la madrina, me
lo debes pues tú lo eres de Xenan. (Al decir Xenan, Gabrielle comenzó a llorar de nuevo)
shhhh, será mejor que duermas.
Gabrielle se recostó y trato de dormir pero en su mente venían todos los recuerdos,
Xena, Xena y más Xena, las palabras que le había dicho Xena, tan dolorosas y las que le
dijo Claudia "debes ser fuerte", "debes ser fuerte"... Pensaba ¿qué hacer cuando te
fallan en la vida?, ¿cuándo crees que el amor que tú le dabas era correspondido? y ahora
que en los momentos más duros que te toca vivir, ella no esta, se fue ¿qué hacer cuándo
quién amas no te ama, como tú creías?, ¿cómo termino con este dolor?, tanta amargura,
tanto dolor, por los dioses, este silencio me destruye el alma, porque se que no
regresará, me pregunto si nuestro amor ya se murió, dentro de mi siento todo perdido,
roto, y sufro y sufriré cada noche de ahora en más porque sé que vendrá un nuevo día y
no podré volver a verte, pero sé que seguiré amándote, ¿eso será lo qué tengo que hacer?
Tener fe y esperanza en lo que vendrá y seguir amándote ¿eso será lo que tengo qué hacer?...
y así se quedó dormida.
Ephiny cuando la barda se durmió salió a mirar las estrellas era una noche muy bella,
pero muy triste para ella, pues pensaba en todo lo que había sufrido Gabrielle, un alma
tan pura no se merecía tanto sufrimiento, pero los dioses a veces se empeñan en
ponernos en el camino grandes piedras que debemos saltar para llegar a la luz, pero
Gabrielle es fuerte y sé que lo lograra. Xena... ¿dónde estarás por qué no la
comprendes?. ¿dónde estas?...
Xena iba corriendo a mas no poder con Argo, la hizo sudar lo suficiente para que por
fin la yegua se detuviera sola y decirle a su dueña que no daba un paso mas, las
lágrimas de Xena seguían su curso, la guerrera se detuvo cuando vio que Argo le dijo
basta, parándose de golpe, hasta aquí llego. Xena bajo de Argo, con el corazón en la
mano, pues se sentía culpable por dejar a Gabrielle, pero a su vez con dolor y rabia,
porque Gabrielle no le había preguntado si deseaba tener ese hijo, eso era lo que más
le dolía, Gabrielle no se lo había dicho en un primer momento y además decidió por su
cuenta tenerlo, sin hacerla participe de su decisión. Lloró toda la noche, mirando la
luna, las estrellas que tanto amaba junto con Gabrielle cuando las miraban juntas
abrazadas, besándose, amándose... era terriblemente desolador... ese paisaje sin la
dulce voz de su bardo... sin los ojos que alumbraban su camino... abrazada a su manta
se quedó dormida... de pronto le vinieron a la mente las palabras de Claudia... debes
amar a la madre mas que nunca... hay que ser buen padre... buena madre... Pídele
casamiento... comprensión, respeto, lo que vendrá... ser fuerte... ¡Dioses!, Claudia lo
sabía... por eso... me dijo todas esas palabras, tan confusas... por eso se quedó a
solas con Gabrielle... ella lo sabía y no me lo dijo... dioses ¿por qué?, ¿por que?. Y
así se quedó dormida.
Llegó el amanecer y Xena aun estaba abrazada a su manta, se despertó y lo primero que
hizo fue buscar a Gabrielle, pensando que todo había sido una pesadilla, pero
lamentablemente no lo fue. Necesitaba sangre, necesitaba descargar toda esa furia que
llevaba con ella en su interior, recordó las palabras de Gabrielle "prométeme Xena que
si me pasa algo, no volverás al camino de la oscuridad, prométemelo..." ¿Se lo prometí?,
no recuerdo, ya no hay nada que pueda pasarme, ya lo perdí todo... ya no me importa nada...
Xena montó a Argo y se dirigió rumbo a la primera aldea, rumbo a la primera pelea que
encontrase en el camino, le pidió a los dioses que fuera pronto pues necesitaba
descargar esa furia que reinaba en su dolorido corazón, justo cuando llegó había unos
guerreros que estaban robándole al pueblo lo poco que tenían, eran mas de diez, pero a
ella no le importó, quería venganza, quería matar, quería golpear, quería odiar a
cualquiera cuando se odiaba asimismo.
Comenzó la gran batalla, pero no golpeaba a ninguno, directamente les daba muerte, los
aldeanos sabían que los estaba defendiendo, pero se asustaron de ver sola a esta mujer
con tanta furia dentro de ella, que no preguntaba, solo mataba, los guerreros eran
delincuentes y asesinos, pero los mató sin juicio, en el momento de terminar con el
último, apareció Joxer.
Joxer: Xena, por los dioses, ¿qué haz hecho?. Sé que eran malos pero los mataste
a todos.
Xena: déjame Joxer, o quieres terminar como ellos.
Joxer: pero... Xena... ¿qué dices?... tú no eres así...
Xena: lo era... dejé de serlo por... Ga... y ahora que ya no esta lo vuelvo a
ser, ¿cuál es el problema?
Joxer: no Xena, ¿qué dices?, estás confundida, ¿dónde esta Gabrielle?, quiero
saludar a la barda...
Xena: nos separamos, la dejé, ya no viaja conmigo... (una lágrima quería asomarse
pero Xena no lloraría delante de Joxer, así que se hizo la fuerte y escondió
esa lágrima)
Joxer: ¿Qué dices?, ¿estas loca? ¿cómo que no viajan juntas?, ¿qué le hiciste a
Gabrielle?
Xena: yo nada, fueron hombres, mejor dicho bestias como las que acabo de matar
los que le hicieron daño, y al hacerle daño a ella también me destruyeron a mí, no pude
soportarlo, la dejé.
Joxer: no entiendo, ¿qué puede ser tan malo para que tú la dejes?, Xena, sé que
la amas más que a nada en el mundo. No, no, me niego a creerte.
Xena: no me interesa lo que creas la dejé, y sabes ¿por qué?, porque a tu amiga...
la violaron... la violaron unas bestias... y no estoy de acuerdo en querer tener a ese
hijo... no lo quiero... Lo odio... lo odio...
Joxer: Xena, por los dioses, ¿qué dices?, no puede ser, pero y ¿dónde esta
Gabrielle?, ella nos necesita, debe estar muy mal.
Xena: la dejé con las amazonas, ella estará bien... yo debía alejarme... no
quiero volver a verla... no puedo... yo... lo siento...
Joxer: pero Xena ella nos necesita... ella te necesita... debe estar pasándola
muy mal... ella te ama... Xena... por favor...
Xena: déjame Joxer. Déjame.
Y así Xena se dirigió a la primer taberna que encontró, los aldeanos pese haber en el
rostro de la guerrera mucho odio, al fin y al cabo los salvó de esos rufianes, así que
le dieron una buena bienvenida, le dieron dinero a cambio de sus servicios, y unos
buenos tragos en la taberna, Xena comenzó a beber para olvidarse de su dolor, para
olvidarse de su Gabrielle, pero el beber solo le dio resaca, eso fue lo que descubrió
cuando despertó a la mañana siguiente y lo primero que hizo fue buscar a Gabrielle, se
dijo: para qué diablos tomé, si al final aun sigue aquí, (se golpeo el corazón) aun
sigue aquí adentro, tan adentro, Gabrielle, te amo... pero no puedo amar a tu hijo...
Gabrielle mientras tanto, seguía llorando de aquí para allá, iba por toda la aldea, a
veces hablando con las amazonas, pero no reía, era un alma en pena, olvidada por el
amor, estaba muy triste, pero seguía con su embarazo, se cuidaba, en realidad la
cuidaban, de que comiera bien, que descansara, que no hiciera esfuerzo, pero nadie
podía hacer que dejara de llorar, las noches eran terribles, pues no tenía a su guerrera
para que la abrazara, la sujetara con fuerza, la amara.
Después de varios días en la misma situación, Joxer llegó a la aldea amazona, quería
ver a su amiga, en realidad para él, Gabrielle era su amor secreto y lloró mucho cuando
supo lo que le había pasado a la barda.
Amazona: ¿Quién eres?, no puedes estar aquí, esta es tierra amazona, los hombres
no entran.
Joxer: soy amigo de la Reina Gabrielle, vengo a verla, por favor, dejaré mi
espada aquí, avísenle que Joxer el poderoso quiere verla.
Amazona: estás reloco hombre, te mataremos.
Joxer: no por favor, solo díganle que estoy aquí.
Amazona: esta bien te llevaremos, pero si haces cualquier cosa, te mato acá.
¿Entendiste?
Joxer: sí, sí, entendí.
Las amazonas lo rodearon y le ataron las manos y la boca. Caminaron rumbo a la aldea,
al llegar al centro todas las amazonas estaban confundidas al ver a un hombre, ¿qué
hacía un hombre en la aldea?.
Ephiny: ¡¡Joxer!! ¿qué haces aquí?
Joxer: mmmammmsmmmmm..
Ephiny: quítenle la mordaza.
Joxer: ahhh... Te decía que vine a ver a Gabrielle, me entere que está aquí.
Ephiny: sí, esta aquí, pero no sé si quiere verte. ¿quién te avisó?
Joxer: fue Xena, ella...
Ephiny: no la nombres aquí, su nombre esta prohibido y si vienes a hablarle sobre
ella a Gabrielle, ya te digo que te vayas por donde viniste. Su nombre le hace daño.
Joxer: está bien, no la nombraré, pero déjame verla, por favor, viaje mucho para
verla, quiero darle un abrazo.
Ephiny: ella sufrió mucho, creo que le vendrá bien verte. Pero no le hables de
Xena.
Joxer: esta bien, ¿dónde está?
Ephiny: en su cabaña, ella te acompañará. Oye Joxer, Gabrielle a cambiado un
poco, tendrá una hija, deberás comprenderla, ser fuerte.
Joxer: yo la amo Ephiny, no la dejaré sola en este momento.
Ephiny: lo sé Joxer, lo sé.
Y así Joxer se fue junto a una amazona hacia la cabaña de Gabrielle.
Amazona: esta es la cabaña de la Reina Gabrielle, cualquier cosa que necesite
nos avisa.
Joxer: gracias, cualquier cosa les aviso.
Joxer entró en la cabaña, Gabrielle estaba leyendo un pergamino, era una de las cosas
que hacía cuando estaba en su cabaña, leer las historias que había escrito sobre las
aventuras que vivió con Xena, la otra era llorar y dormir algo. Gabrielle seguía en su
mundo y no escuchó cuando entró Joxer.
Joxer: hola Reina, ¿me permite pasar?
Gabrielle: por los dioses ¡¡Joxer!! (se levantó despacio y lo abrazó, lloró sobre
su hombro) ¿qué haces aquí?, ¿cómo te enteraste?
Joxer: me alegro tanto de verte, amiga... lo supe hace un tiempo... lo siento
tanto... tu... tu... panza ha crecido mucho...
Gabrielle: sí, ¿ya lo sabías?
Joxer: sí, me lo dijo Xe...
Gabrielle: ¿La viste? ¿cómo esta? ¿dónde esta?... Dime...
Joxer: cálmate Gabrielle, son muchas preguntas de golpe, ¿quieres matarme?,
además me dijeron que no debo hablarte sobre ella. Me mataran si te hago sufrir y aun
quiero vivir...
Gabrielle: lo siento Joxer, es que estoy tan sola, tan triste... pensé que a lo
mejor ella volvería... soy una tonta... aun pienso que volverá...
Joxer: la vi en un pueblo, estuvo defendiendo a los aldeanos, pero la vi distinta,
ya no había esa luz en sus ojos, los mató a todos, ni siquiera los golpeaba,
directamente los mató.
Gabrielle: ¡¡Oh!! Por los dioses, no me digas eso, por favor que no haya vuelto
al camino del mal, que la oscuridad no la haya tomado de nuevo, ella me lo prometió una
vez, no puede ser... (comenzó a llorar)
Joxer: por favor Gabrielle tranquilízate, Ephiny me matará si ve que lloras por
lo que te dije, cálmate.
Gabrielle: debo verla, no aguanto mas, no puede estar de nuevo en el camino de
la oscuridad, es por mi culpa, mi culpaaaaa... (gritó llorando).
Joxer: no Gabrielle, tú no eres la culpable de lo que haga Xena, ella ya es
bastante grande, sabe cuales son las consecuencias de sus actos, no debe buscar una
excusa para matar, si hizo eso por estar alejada de ti, no merece estar contigo nunca,
cuando la vi luego sé que estaba algo arrepentida de su acto, pero luego los aldeanos
le dieron la bienvenida, así que supongo que ella entendió el mensaje, que seguiría en
el camino del bien, todo sea por el bien supremo.
Gabrielle: debo ir a buscarla.
Joxer: no puedes ir a buscarla, y menos en tu estado, además Ephiny no te dejará
y me matará a mí, por favor Gabrielle se paciente, Xena volverá estoy seguro que lo
hará ella te ama y te extraña, la vi muy triste, recapacitará, sobre ti, sobre tu hijo,
y verás que vuelve, esa guerrera es muy fuerte pero no puede vivir sin ti, volverá, te
lo aseguro yo, que soy Joxer el poderoso.
Gabrielle ante la ocurrencia y la seguridad de Joxer, sonrió.
Gabrielle: gracias Joxer, me ha hecho bien el verte. Debes tener hambre, por los
dioses que manera de atender a un invitado. Haré que traigan algo para comer,
recordaremos los viejos tiempos, no dejo de pensar en ella, casualmente estaba leyendo
una de sus historias al menos tendré algo para leerle a mi hija, cuando crezca,
historias de la persona que más amo su madre.
Joxer se quedó pensando porque no podía haber sido él, pero se alegró de ver una pequeña
sonrisa en el rostro de su amiga, el pensar en Xena la hacía sentirse bien, aunque sea
por un momento.
Joxer se quedó un par de días, pero luego se marchó, no sin antes prometerle a Gabrielle
que volvería en unos meses para conocer a la niña y que si veía a su guerrera por ahí,
le diría que Gabrielle esta bien, que aún la espera.
La guerrera ya no aguantaba mas el dolor en su corazón, necesitaba urgente ver a
Gabrielle pero aun no podía quitarse de la mente las palabras tan hirientes que le
había dicho a la barda, el haberla dejado en su peor momento, seguía de lucha en lucha
tanto en el exterior golpeando y matando bandidos, como en su interior con su dolor,
esa noche no pudo dormir, era una noche mas, pero esa fue la decisiva, pues sintió en
lo profundo de su corazón, el grito de desesperación de Gabrielle, gritando su nombre,
¡¡¡¡¡¡¡¡¡XENA...!!!!!!!!!
Esa noche en la aldea amazona Gabrielle tenía otra de sus pesadillas, pensaba que
Kalnuss la tomaba de nuevo y no le salían las palabras por el dolor y el llanto, pero
pensó en Xena y así fue como gritó su nombre con desesperación, pero el dolor fue aun
mayor, cuando corrieron las amazonas que tenía de guardia en la puerta de su cabaña y
en los brazos en que se encontró mientras le daban consuelo, no eran los fuertes brazos
que tanto amaba, que tanto necesitaba, eran otros, con mucho cariño y respeto, pero no
eran los de ELLA... la mujer que tanto necesitaba... Ese grito desgarrador, había sido
tal, que llegó al corazón, a los oídos, a la mente de Xena pues aun existía tanto amor
entre ellas, ese misterio que las unía que cuando estaban tan necesitadas se sentía en
su interior, en su corazón, así Xena supo que era hora de regresar, de pedir perdón, de
buscar a su único y verdadero amor, estos ocho meses habían sido su peor pesadilla,
juntó su manta, montó a Argo y se pusó en camino con otro sentido del humor, algo que
Argo había dejado de experimentar hacía mucho tiempo, vio la luz, el brillo de nuevo en
los profundos ojos azules de su ama, su dueña, su amiga y eso lo sintió y Argo relinchó
de contenta cuando Xena comenzó el viaje, fue un gesto de alegría contenida hacía mucho
tiempo por parte de la yegua, pues sabía a donde se dirigía, a tierra amazona, en donde
habían dejado a esa mujercita rubia que hablaba hasta por los codos, pero que hasta
Argo la extrañaba tanto como la misma Xena.
Y así luego de un par de días Xena llegó a tierra amazona, las primeras en verla no la
querían cerca de su adorada Reina, pues sabían que la guerrera la había abandonado en
su peor momento.
Solari: ¿Qué quieres Xena? Aquí no hay nada que te pertenezca, vete no queremos
hacerte daño, después de todo fuiste lo mejor para nuestra Reina.
Xena: sé como deben sentirse, yo también me sentí muy mal, debo verla, la
necesito y sé que me necesita.
Solari: no Xena, Gabrielle ya no te necesita estamos nosotras para cuidarla,
nosotras somos su familia, vete, aléjate de ella antes de que le sigas haciendo daño.
En ese momento se acercaron Ephiny y Lilian.
Ephiny: vaya, ¿te dignaste en venir a visitarnos?, ya es tarde Xena. Gabrielle
no quiere verte.
Xena: sé que me odias y te entiendo.
Ephiny: no, no lo entiendes, no sabes el sufrimiento de Gabrielle, no sabes por
lo que pasó, creo que nunca la amaste en serio, nunca te importó.
Lilian: Ephiny tiene razón sufrió mucho por ti Xena.
Xena: no me lastimen más, sé que estuve mal, vengo a pedirle perdón, la amo más
que a nadie en el mundo, fui una egoísta, me equivoqué, pero hace unas noches sentí su
dolor mas que nunca, sentí que me llamaba, que me necesitaba, la amo ¿no lo entiendes?
Ephiny, Lilian y las otras se miraron con asombro, pues era verdad, hacía pocos días
que Gabrielle había tenido una fuerte pesadilla y gritó su nombre, tan fuerte que la
escucharon en todo el bosque. Ephiny se compadeció del dolor que mostraba el rostro de
Xena, ya con los ojos a punto de saltarle las lágrimas, también pensó en Gabrielle,
sabía que la barda amaba con locura a esta mujer, y si Gabrielle se enteraba que vino
Xena y no la dejamos verla tal vez nunca se lo perdonaría, pensó que sería mejor que
Gabrielle tomara la decisión.
Ephiny: esta bien Xena pasa, pero no la molestes, está durmiendo hace días que
no lo hace y en su estado es malo no poder dormir, ya esta en un estado avanzado.
Xena: sí, lo sé bien, conté cada día, cada mes, ya está en los ocho meses y cinco
lunas.
Ephiny asintió con la cabeza, pues Xena estaba en lo cierto, al acercarse a la aldea
todas estaban asombradas de ver a la guerrera de nuevo, algunas le tenían bronca por
como había tratado a su Reina, pero conociéndola bien sabían que Xena era el mejor
remedio, así que todas al final le dieron la bienvenida, la barda aun dormía en su
cabaña.
Xena: Ephiny necesito verla, te prometo que no la lastimaré de nuevo.
Ephiny: eso es seguro Xena, pues si le vuelves hacer daño, te juro por mi hijo
Xenan que te mato. Gabrielle no merece todo el dolor que le causaste.
Xena: lo sé, por eso estoy aquí para pedirle perdón. Iré a verla, te pido un
favor, no nos molesten, quiero verla y hablar con ella a solas, tranquilas.
Ephiny: ve Xena, nadie te molestara.
Xena se acercó despacio a la cabaña de Gabrielle, entró en silencio, lo único que
escuchaba fuerte como un galope eran los latidos de su corazón, Dioses pensó ¡¡¿cómo
pude dejarte Gabrielle?!!, te amo tanto.
Gabrielle estaba recostada en su cama dándole la espalda a Xena, esta se quitó las botas
y la armadura pues quería abrazar a la barda y sentirla en todo su ser.
Se acostó despacio a su lado, sintió el calor de su cuerpo, se acercó mas, sus pechos
ya rozaban la espalda de la barda, sentía su propia respiración cortada, dioses respira
Xena, respira, se decía, puso su boca en el pelo de Gabrielle, esta sintió algo pero
pensó que era otro de sus maravillosos sueños cuando pensaba en Xena, Xena le dio un
suave beso en su cabeza, Gabrielle suspiro, y dijo :Xena... te amo, Xena se estremeció,
y pasó su mano por la cintura de Gabrielle que ahora era más ancha, sintió otro
escalofrío, pues se dio cuenta del intruso que había ahora entre ellas, dioses pensó,
creyó que lo había superado, pensó de nuevo en Gabrielle en tenerla así tan cerca y se
tranquilizó de nuevo, la abrazó con fuerza, Gabrielle pensó que eso ya no era un sueño,
vio el brazo que rodeaba su vientre y la tomó con desesperación, quiso darse vuelta,
era real, no era un sueño, Xena estaba detrás de ella abrazándola, ¿cómo en los viejos
tiempos?, ¿cómo tanto deseaba?, no puede ser se dijo asimismo, pero al querer girar, la
mano que pensó que era un sueño no la dejó.
Xena: shhhh, Gabrielle, no tiembles, soy yo, te amo (le susurró al oído), jamás
dejé de amarte, lo siento mi amor, te pido perdón, por todo el mal que te causé, fui
una estúpida, una egoísta, es que no quería compartirte con nadie, no pensé en que era
también tu hijo o hija.
La barda no dejaba de llorar.
Gabrielle: déjame verte, necesito verte, quiero verme en tus ojos mi amor.
Xena se separó de Gabrielle y ésta giró con toda su panza, Xena le sonrió y Gabrielle
tomó su cara entre sus manos y comenzó a llenarla de besos.
Gabrielle: te amo Xena, no sabes lo que te he extrañado, te amo, te amo tanto...
Se dieron un beso apasionado, se abrazaron como pudieron dado el estado de Gabrielle, y
así Gabrielle se quedó dormida nuevamente en esos brazos que tanto amaba, que tanto
necesitaba, Xena aun estaba temblando, pues también se encontraba en los brazos que
tanto amaba, pensó en Gabrielle y en ella, ¿cómo podía haber tanto amor en esa mujer?,
solo para ella, se sintió muy afortunada, pues Gabrielle solo con un beso, con un abrazo,
lograba derretirla de placer.
Al atardecer, Gabrielle tenía hambre, mucha hambre, salió de su cabaña, no podía
caminar bien, pues su panza ya le pesaba demasiado, pero hoy era nuevamente feliz, y
todas las amazonas vieron la felicidad en su rostro, algo que no habían visto desde que
su reina se separara de Xena, era hermoso verla, irradiaba luz, paz, amor, puro amor, y
tranquilidad.
Xena y ella caminaban por la aldea, haciéndose mimos constantes, y así pasaron los días.
Y llegó el gran día, Gabrielle estaba ya a punto, pero quería seguir contándole sus
historias a las amazonas más pequeñas, estaba parada rodeada de las más jóvenes, Xena
estaba en un tronco de árbol que hacía de asiento, ambas no se quitaban la vista de
encima, siempre había una sonrisa para regalarse mutuamente, Ephiny se acercó al lado
de la guerrera, y hablaban de todo lo que había pasado.
Xena: Ephiny creo que aun no te di las gracias suficientes por todo lo que
hiciste por Gabrielle y por mí, gracias.
Ephiny: lo hice porque la amo y a ti también guerrera, sé que a veces me dan
ganas de matarte pero en el fondo te quiero. (Y pasó su brazo por los hombros de Xena,
esta apoyó su cabeza en el hombro de Ephiny, Gabrielle observaba todo pues no le quitaba
en ningún momento la vista a Xena, pues en el fondo pensaba que aun era un sueño tener
a su guerrera con ella, no le gustaba nada lo que estaba viendo, Ephiny besó con cariño
la cabeza de Xena, la barda ya se había perdido en su relato y las niñas protestaban).
Amazonita: Reina Gabrielle eso ya lo dijo, díganos que paso después...
Gabrielle: ¿Eh?, ¡Oh! Sí, la Princesa Guerrera... (vio que Xena le tomaba las
manos a Ephiny y le depositaba un beso tierno y cálido, no aguantó mas y fue en su
busca dejando a las niñas sin el final)...
Amazonita: Reina, ¿espere que pasó?....
Gabrielle: la Princesa Guerrera murió en manos de su Reina Amazona... (y se fue
hecha una furia al lado de Xena y Ephiny). ¿me quieres decir que significa esto?
Xena y Ephiny se miraron, y supieron por la actitud de la barda que estaba celosa.
Xena: nada Gabrielle ¿qué te pasa?
Gabrielle: ¿Qué?, ¿qué me pasa?, estás, están... aquí abrazándose y le besaste
las manos te vi Xena no lo niegues...
Ephiny comenzó a reírse.
Gabrielle: no sé que te causa gracia, para mí no lo es, que mi mujer este
besando a cualquiera.
Ephiny: oye, cálmate, no me estaba besando, me estaba agradeciendo por cuidarte,
además ¡¡Yo no soy una cualquiera!!
Xena: ya basta, no se peleen, esto es absurdo Gabrielle, te pones celosa por
cualquier tontería, ya déjate de niñerías, es verdad lo que dijo Ephiny, le estaba
dando las gracias por cuidarte en mi ausencia, lo hizo muy bien, deberías agradecerle.
Gabrielle: lo siento Ephiny, Xena tiene razón, pero los celos me pueden, sé que
más de una quiere estar con Xena, y yo en este estado... me siento... uyyy, que dolor
Xena por favor creo que ya viene...
Xena: tranquila, estoy aquí. Ephiny llama a la sanadora, trae todo lo que
preparamos el otro día por si llegaba el momento. Tranquila Gabrielle estarás bien amor,
verás que todo sale bien.
Ephiny: si Xena llévala a la cabaña estaré con ustedes en un momento.
Gabrielle: uyyyy, que dolor, Xena duele, duele, ayúdame... uyyy.
Xena: tranquila, estaré contigo siempre, te amo.
Xena la alzó en sus brazos y fue lo más rápido posible a la cabaña de Gabrielle, ya
llegaba la sanadora, tenían todo listo. Xena recostó a Gabrielle y no se separó de su
lado, le tenía la mano a la barda y ésta la apretaba con fuerza, los dolores ya eran
intensos, ya venía la criatura.
Sanadora: vamos puja, puja, tu puedes Reina, eso es, ya casi, vamos.
Gabrielle: duele, duele mucho, Xenaaaa.
Xena: shhhh, estoy aquí contigo, mírame a los ojos y busca mi amor en ellos, mi
paz interior, respira hondo, eso es, así, ves va mejor, eso es tranquila shhhh.
Gabrielle: ya no doy mas Xena.
Xena: ya esta un poquito más. Puja, puja.
Sanadora: eso es, ya viene, ya la tengo.
Gabrielle: ahhhhhh...
Sanadora: listo, ya está, Ephiny alcánzame para cortar el cordón.
Ephiny: toma.
Sanadora: listo, tienes una preciosa niña Reina Gabrielle, una hermosa princesita.
Se la dio a Gabrielle quien lloraba de felicidad, Xena se apartó un poco, Gabrielle en
su felicidad no lo notó, pero Ephiny sí, así que le sacó la niña a Gabrielle y la llevó
para lavarla.
Ephiny: ven dame, Gabrielle, es hermosa, (Ephiny se la quedó mirando, ¿no puede
ser? pensó), la traeré en un momento.
Gabrielle: sí Ephiny aun no la vi muy bien.
Sanadora: Reina debes hacer reposo y estar tranquila, ya tienes lo que tanto
querías una niña, debes cuidarla y amarla como seguro lo harás pues veo mucho amor en
ti, (a Xena ni le dirigió la palabra, pues a la sanadora tampoco le paso desapercibida
la reacción de Xena, de no querer ver a la niña). Mandaré a mi ayudante para que te
limpie.
Gabrielle: gracias, por todo, he sufrido mucho por tener a mi hija, jamás dejaré
de amarla.
Xena permanecía en silencio, pues pensó que debía pelear con esa niña por el amor de
Gabrielle, otra vez tenía ese sentimiento de celos, pero amaba tanto a Gabrielle que
verla feliz, tan radiante con una maravillosa sonrisa en su rostro que se olvido por
completo de todo, alejó los malos pensamientos que la embargaban, se acercó a Gabrielle.
Xena: te amo, te amo mas que a nada en el mundo. (La besó en los labios,
suavemente, casi rozándolos, pero la barda quería mas y atrapó los labios de la
guerrera, y entró con deseo en su boca y danzó su lengua en el interior de la boca de
Xena, esta sintió el deseo, quería tenerla allí mismo, pero sabía que la barda debía
descansar) relájate Gabrielle, será mejor que lo hagamos, pues debes descansar,
tendremos tiempo para amarnos, ahora debes hacerte cargo de tu hija.
Gabrielle: nuestra hija, Xena. (Xena bajó la cabeza, Gabrielle se la levantó con
un dedo), sé que es difícil para ti, pero juntas con el tiempo... (se puso a llorar),
no me dejes Xena, no me dejes otra vez, no podría soportarlo, no ahora...
Xena: shhhh, cálmate, te dije que no te dejaría nunca más, es solo que debes
tenerme un poco de paciencia, un poco, solo te pido eso, pero no temas jamás me alejaré
de ti otra vez, sufrí mucho, eres todo para mí, jamás volveré hacerlo. Te amo demasiado,
para vivir sin ti.
Gabrielle: (abrazada a Xena y aun llorando) yo también te amo, eres mi luz. (Se
besaron de nuevo).
En la aldea estaban todas mirando a la nueva integrante de las amazonas, nadie quería
perderse de verla y sentirla, pero Ephiny decidió que ya era tiempo que estuviera de
nuevo con su madre y volvió a mirar a la niña, pues todas habían dicho lo mismo,
entonces ella no estaba tan equivocada como el primer momento en que la vio. Es un
calco de la guerrera, tiene sus mismos ojos, su cara, por los dioses ¿cómo puede ser
posible?
Entró en silencio a la cabaña de Gabrielle, ella estaba durmiendo, Xena estaba despierta
abrazando a su bardo.
Ephiny: traigo a la nena. (Pensó que Xena estiraría sus brazos pero no lo hizo,
despertó a Gabrielle para que la tomara) es hermosa.
Gabrielle: sí es muy hermosa, mírala Xena. (Xena la miró de reojo), pero por los
dioses... Xena...
Xena: ¿Qué pasa Gabrielle?
Ephiny: creo que deberías acercarte.
Gabrielle: ¿Tú ves lo mismo que yo? Ephiny, no estoy obsesionada con esta mujer...
(y señaló a Xena con la cabeza).
Ephiny: no, creo que no lo estas, pues todas en la aldea dicen lo mismo, al
principio me sentí confundida tanto como tú, pero si todas lo vemos debe ser verdad.
Xena estaba muy confundida con las palabras de Gabrielle y Ephiny, así que se acercó y
miró a la niña.
Xena: ¡¡¡Por los dioses, esto no puede ser, es igual a mí!!!
Gabrielle: sí lo es, viste (llorando)... es que te tengo tan dentro de mí que
pedí un deseo muy grande, que se pareciera a la persona que más amo en el todo el mundo
y esa eres tú.
Xena comenzó a llorar de emoción pues lo que le dijo la barda fue lo mas dulce que había
escuchado, Ephiny también lloraba, hasta la nena comenzó a llorar pero de hambre.
Ephiny: bueno será mejor que me vaya, ustedes tienen mucho que hacer
especialmente darle de comer.
Gabrielle sacó su pecho y puso a la niña para que comenzara a tomar la leche.
Xena: oye, (le habló a la niña) no te acostumbres a eso, pues soy muy celosa, y
esos pechos solo los puedo tener yo. (Gabrielle y ella se pusieron a reír y así llegó el
primer día mas hermoso de sus vidas, pues volvían a reír después de mucho tiempo).
Xena: ¿Cómo la llamarás?
Gabrielle: con el nombre más hermoso del mundo.
Xena: Gabrielle...
Gabrielle: no, y tampoco será Xena, será una combinación de las personas que
viven en ella, que te parece Xeclelle, Xe por ti, Cl por Claudia y Elle por mí, pues
tuve mucho que ver.
Xena: me encanta, es una buena combinación de amor, Xeclelle.
Pasaron los días y los meses, parecía extraño en Xena, pues a ella nunca le gusto
quedarse mucho tiempo en un solo lugar, pero la niña no podía andar por ahí, poniéndola
en peligro constantemente en cada pelea que se le cruzara así que decidió quedarse un
tiempo hasta que pudieran viajar con ella a cualquier parte y así paso un año, entre
mimos, caricias, el ver sus primeros pasos, sus palabras, era todo felicidad, en tanto
Gabrielle cuidaba de Xeclelle, Xena que también a veces la cuidaba, también a veces se
entretenía haciendo ejercicios, mostrando sus habilidades para la pelea, con la espada,
el chakram, pues no quería dejar de lado sus ejercicios, para no perder el estado,
Gabrielle cumplía con su rol de reina, pues Lilian seguía en la otra aldea haciendo el
papel de regente hasta que encontraran una mujer capaz de reemplazarla, esto lo pudo
hacer porque Gabrielle se había quedado todo ese año cuidando su puesto en su propia
aldea, era todo muy bello, habían encontrado el punto de estar en paz, con todos
especialmente con ellas mismas, Xena amaba a Gabrielle y con el tiempo también amo a su
hija, sí su hija, pues se dio cuenta que todo lo que tenía Gabrielle también era suyo,
su alma, su cuerpo, su todo, incluso su hija, la niña cada vez se parecía mas a Xena,
tenía sus ojos, su sonrisa de medio lado, sus habilidades, pues le encantaba saltar
cualquier tronco que andaba por ahí, sus piernas largas, de la barda tenía su nariz
pequeña y el cabello rubio dorado, con ondas rojizas, era realmente hermosa.
Con el tiempo Xena comenzó a sentirse extraña, sentía que le faltaba aun algo, y esto
no le pasó desapercibido a Gabrielle, quien últimamente la notaba un poco callada, a
veces como si estuviera en otro lado, Gabrielle creyó comprender lo que le pasaba a
Xena, ya era hora de partir, sabía que Xena había aguantado mucho tiempo en la aldea, y
que ella odiaba eso, aunque sabía que se había quedado para proteger mejor a Gabrielle
y a Xeclelle.
Gabrielle: Ephiny creo que es hora de irnos, a Xena no la veo muy bien, ella
necesita mas acción de la que tenemos acá, necesita una pelea, una batalla, y la verdad
yo también la necesito, quiero verle el fuego, ese fuego que hay en sus ojos, cuando
pelea.
Ephiny: lo entiendo Gabrielle, cuando quieras irte me avisas y te prepararé todo
lo que necesiten para el viaje. Extrañaré mucho a tu hija, todas la extrañaremos,
prométeme que la traerás de nuevo, por favor.
Gabrielle: claro que sí Ephiny, mi hija tiene a la mejor madrina del mundo, le
brindaste todo de ti desde antes de que naciera, como olvidarme de eso, te vendremos a
visitar siempre y tan seguido que nos terminaras echando, pues Xeclelle te quiere mucho,
lo veo en sus ojitos cuando juega con vos, al igual que la mamá, yo también te quiero
mucho, gracias por todo, hablaré con Xena para saber cuando quiere partir.
Gabrielle: disculpa Solari, ¿no viste a Xena?
Solari: sí la vi por allá, esta haciendo sus ejercicios, cerca del lago.
Gabrielle: gracias.
Gabrielle llegó a donde estaba Xena y la vio en todo su esplendor, sudando a mas no
poder, estaba tan concentrada peleando con su espada contra un enemigo imaginario que
no la vio a Gabrielle, bueno eso pensó ella, de pronto Xena se puso en guardia y salto
sobre la barda, esta se asustó con el salto y le dio una palmada en su trasero.
Gabrielle: ¡Xena me asustaste!.
Xena: eso te pasa por espiarme, no debes molestar a un guerrero cuando esta
concentrado en sus ejercicios, tú me desconcentras Gabrielle.
Gabrielle: y tú me excitas, me encanta verte en ese cuero sudando, eres una
fiera, me fascinas. Ven aquí... quiero que me abraces fuerte...
Xena: estoy transpirada, tú lo dijiste.
Gabrielle: no me importa Xena, quiero que me abraces ¿crees por qué estas
transpirada no te abrazaré?, me encanta verte así... es excitante... (se abrazaron y se
besaron con pasión)... mmmmmm... delicioso... tu cuerpo brilla... quiero que me ames...
quiero amarte...
Xena: Gabrielle... te deseo tanto... (sus lenguas bailaban la danza más hermosa).
Ven, vamos detrás de aquel árbol... recuéstate aquí... eres tan dulce... te amo tanto...
(la acariciaba toda, le sacó despacio la ropa, se perdió en el valle de sus pechos,
comenzó a besarlos, a masajearlos, los mordía suavemente, la barda suspiraba, gemía,
luego Xena se sentó en la hierba con sus piernas abiertas y puso a Gabrielle encima de
ella, la barda apoyaba la espalda en el árbol, así que Xena quedó rodeando el árbol y el
cuerpo de Gabrielle con sus piernas, la barda se aferró a su espalda, cuando Xena
deslizó dos dedos en su interior, penetrándola suavemente, la barda gritó su nombre...
Gabrielle: Xena, por los dioseeeeessss... no te dentengas...
Por supuesto pidió algo que Xena pensaba hacer... no detenerse nunca, las acometidas
eran cada vez más fuertes, agregó otro dedo, haciendo mover la cadera de Gabrielle al
máximo, la barda rasguñó la espalda de la guerrera quien suspiró ante el contacto...
Xena: estas tan húmeda, tus flujos me vuelven loca... te amo... (mientras seguía,
penetrándola y succionando su cuello, su oreja)... te amo tanto...
Gabrielle: yo... yo...
Xena: ¿Qué pasa amor, no puedes hablar?... (sonrió)...
Gabrielle: es que yo... no... puedo... más... estoy... en la luna... Xena...
también te amo... con toda... el... alllllllmmmaaaaaa... (gritó fuerte cuando Xena
introdujo un cuarto dedo, pues Gabrielle estaba tan húmeda y abierta)...
diooosseeeessssss... (sus líquidos bañaron aun más los dedos de Xena, Gabrielle se
tensó, ya había llegado al máximo, apretó fuerte con su centro los dedos de la guerrera,
se besaron apasionadamente, y luego Gabrielle comenzó con los temblores, su cuerpo se
relajó, Xena la liberó y se abrazaron muy, muy fuerte... su respiración era cortada...
necesitaba otro beso para recibir el aire supremo de su amada, volvieron a fundirse en
un beso apasionado, Xena supo que ese era el momento que estaba esperando, la decisión
que tenía que tomar, la idea que tenía en su mente desde hacía días, tomo la cara de
Gabrielle entre sus manos, para perderse en sus ojos, con todo el amor que le daba su
barda, ambas estaban en la luna).
Xena: (con lágrimas en los ojos) Gabrielle... yo...
Gabrielle: Xena, me asustas... ¿qué ocurre?... estas llorando...
Xena: yo...
Gabrielle: ya sé...
Xena: ¿Lo sabes?... pero no se lo dije a nadie...
Gabrielle: lo veo en tus ojos, has estado distante estos días, quieres irte...
sé que ya estuvimos demasiado tiempo aquí, y te lo agradezco... pues sé que no te gusta
estar demasiado tiempo en un solo lugar... nos iremos cuando tú quieras... te seguiré
siempre, a donde vayas... pero no llores... lo entiendo... no llores Xena... ¿qué pasa?...
Xena: (las lágrimas seguían brotando de sus ojos)... te amo tanto Gabrielle...
sé que me seguirías a cualquier lado... siempre juntas... siempre... pero yo aun no
quiero irme...
Gabrielle: ¿No quieres irte?, Xena... pero...
Xena: pero nada... para estar siempre juntas siento que aun nos falta algo...
Gabrielle de Potedia, mi barda, mi luz, mi camino, mi vida, quiero casarme contigo,
quiero pertenecerte para siempre, que todos lo sepan, quiero gritarlo a los cuatro
vientos, quiero gritar que soy muy feliz a tu lado, con nuestra hija, (la barda no
paraba de llorar, mirando a la guerrera, no podía creer lo que estaba escuchando pensó
que era un sueño, pues había esperado tanto ese momento, esas palabras en la boca de
Xena, ser su esposa, su mujer) llegar a cada pueblo tomada de tu brazo, tu mano, tu
cuerpo, y que todos vean cuanto te amo, cuanto nos amamos, por toda la eternidad...
¿aceptas Gabrielle?
Gabrielle se abalanzó a la boca de Xena, sellando su respuesta con el beso más dulce, el
beso que sellaría su unión para siempre, por toda la eternidad.
Gabrielle: sí mi amor... seré tuya por siempre... te amo tanto... tanto... soy
tan feliz. (Se volvieron a besar apasionadamente)... por los dioses... debo avisarle a
Ephiny a todas, estarán muy contentas, habrá una boda. Una boda maravillosa, la más
hermosa, la nuestra mi amor... voy avisarles... (Y se levantó para ir corriendo hacia
la aldea a dar la maravillosa noticia).
Xena: amor... amor... espera...
Gabrielle: ¿Qué pasa Xena te arrepentiste? (preocupada)...
Xena: estas desnuda... ¿qué tal si te cambias?, pues si te ven así más de una
querrá casarse contigo... y habrá muchas amazonas muertas... pues no dejaré que seas de
nadie que no sea yo...
Gabrielle: (se puso a reír con todas sus ganas, era tan feliz), ¿ves lo qué
haces?, pierdo la cabeza por ti... dame mi ropa... (Gabrielle se vistió y le dio otro
beso apasionado a la guerrera)... ahora sí, me voy a dar la noticia... te amo...
Xena: yo también...
Xena quedó sola en el claro, mirando el cielo, estaba realmente feliz, tenía todo lo
que soñaba, nunca pensó en conseguirlo, pero el amor fue tan fuerte que logró superar
todas las barreras que se pusieron en su camino, habían vivido momentos muy duros, pero
el amor entre ellas triunfó, y eso se veía en cada una de ellas, cuando estaban juntas,
iluminaban a las personas que estaban a su lado, de pronto comenzó a recordar los viejos
tiempos, cuando la conoció, cuando la seguía por todos lados, cuando la dejaba a veces
en algún pueblo, cuando se casó con Pérdicas, rompiéndole el corazón, cuando tuvo su
hija, que mató a su hijo, cuando la salvó ciento de veces, cuando reía, cuando conoció
a Claudia y le hizo ver que Gabrielle la amaba, cuando hicieron el amor por primera vez,
cuando perdió la memoria, y otra vez estaba Claudia, cuando casi la pierde en manos de
Kalnuss, y Claudia estaba otra vez para ayudarla, cuando la dejó (las lágrimas brotaban
como una catarata de los ojos de la guerrera) cuando nació Xeclelle... y ahora se iban a
casar... Cuanto habían recorrido, Gabrielle se había transformado en una mujer delante
de sus propios ojos, en una verdadera mujer, su mujer, pero lo importante es que siempre
terminaban juntas... y así seguirían por el resto de sus vidas... recordó otra vez a
Claudia, que importante había sido ella en su relación con Gabrielle... debía avisarle...
que se casaba con la barda... pues Claudia la última vez que la vio le dijo: pídele
casamiento, antes que te gane otra amazona... siempre terminaba haciendo lo que Claudia
le decía... mi amiga, mi gran amiga... (y sonrió entre las lágrimas, que aun no paraban
de salir, era muy feliz).
Gabrielle no paraba de correr, llegó a la cabaña de Ephiny, estaban todas mirándola
pensaban que había ocurrido algo malo.
Ephiny: ¿Qué te pasa?, estas muy agitada...
Gabrielle: es que tengo una noticia... siéntate...
Ephiny: Gabrielle, me asustas... ¿estas bien?...
Gabrielle: mejor que nunca, jamás pensé que sería tan feliz... soy tan feliz...
(comenzó a llorar)... Xena me pidió que me casara con ella... la amo tanto...
Ephiny: ¡¡Por los dioses!! Es maravilloso... te felicito amiga... por fin se
decidió esa guerrera... (se abrazaron muy fuerte)... te quiero mucho... me alegra tanto
por ti... eres pura felicidad... tus ojos... Gabrielle... (la abrazó de nuevo)...
Gabrielle: Ephiny debo preparar todo, la comida, preparar la lista de invitados,
¿tendré tiempo de avisarle a todos lo que quiero?, especialmente quiero a una persona
especial, no sé por donde andará, tengo poco tiempo para avisarle, para que llegue a
tiempo, pues si esta en Roma, no llegara... los vestidos, ¿qué nos pondremos?... ¡¡Oh!!
Ephiny tenemos tanto que hacer que no sé si llegaré.
Ephiny: llegarás Gabrielle, ¿cuándo será? .
Gabrielle: no me lo dijo, pero me casaré cuando tenga todo listo, calculo una
semana y media o dos.
Ephiny: todas te ayudaremos, es más ya les diré a las tres amazonas más jóvenes
que vayan a la tercera aldea, allí hay muy buenas tiendas donde venden lindas telas,
les diré que se preparen para traerte la mejor tela para hacer los vestidos, tenemos muy
buenas modistas, estarán hermosas.
Y así Ephiny les pidió a tres jóvenes amazonas que habían salido muy poco por los pueblos,
para que vayan a traer las mejores telas para los vestidos de las novias, ellas eran
Fares, Kates, Jacles, eran tres hermosas jovencitas que salían por primera vez a ver el
mundo, Gabrielle no estaba muy segura de enviarlas a ellas, pues tenía miedo de lo que
le trajeran, pero Ephiny la convenció, sabía en el buen gusto de las amazonas, que
aunque eran jóvenes, sabían mucho de ropa, de gustos y el ver un mercado de telas les
gustaría mucho, además se habían comportado como las mejores en todo el año, merecían
ese premio.
Ephiny: bueno chicas acá tienen el mapa, deben ir a este pueblo, es el más
importante de la zona, estarán aquí de vuelta en una semana y media, casi justo para la
gran boda, así que por favor no se pierdan y no se metan en problemas, aquí tienen los
denarios suficientes para comprar todo lo necesario, traigan lindas telas, la reina lo
merece.
Fares: sí Ephiny, lo haremos bien, traeremos lo mejor.
Y así las tres amazonas partieron con la bendición de Artemisa su diosa.
Ya habían llegado a la primer aldea, descansaron un poco, comieron tranquilas, pero en
un descuido perdieron el mapa, para continuar hacia el otro destino, se comenzaron a
pelear entre ellas, quien había sido la tonta que había perdido el mapa, ¿y ahora qué
haremos? se preguntaban, pues solo recordaban que tenían que cruzar un río pero no
sabían si luego tenían que ir hacia el norte derecho, o hacia el noroeste, estaban en
un dilema, tiraron una moneda y sería lo que los dioses quieran debían llegar al pueblo
que les había dicho Ephiny, ¿y si no era ese?, no harían a tiempo para volver con las
telas para la reina.
Fares: nos mataran, es por tu culpa Jacles, siempre estas en la luna.
Kates: ya basta, dejen de pelear no ganamos nada con eso, solo ponernos nerviosas,
y perder el tiempo, andemos más rápido, así al menos llegaremos a un pueblo, espero que
sea el que buscamos.
En tanto en la aldea amazona, Gabrielle hacía todos los preparativos pues ya quedaban
pocos días, estaba tan excitada, sería la mujer de Xena, era realmente extraño después
de todo lo que habían pasado, como había cambiado su vida, ni aun cuando se casó con
Perdicas tenía ese hormigueo en el estómago, era una sensación extraña, claro que ahora
era diferente, amaba con todo el amor del mundo a la persona con quien se casaría, y
tenía una hija que las unía aún más, era amor, puro amor, y esto le causaba nervios,
pensaba que no iba a llegar con nada, especialmente estaba un poco triste pues no podía
ubicar a Claudia, quería que ella se enterara de su casamiento, de que era feliz, y lo
sería aún más, que ya había tenido una niña hermosa, tal como le había dicho, pues ella
tenía mucho que ver en todo eso también, la extrañaba, se había puesto melancólica con
los recuerdos...
Xena: hola Gabrielle, ¿en qué piensas?, te noto triste, no te estarás
arrepintiendo ¿no?
Gabrielle: no Xena, nunca en ésta, ni en ninguna otra vida, soy la mujer más
feliz del mundo contigo a mi lado.
Xena: pero tu carita me dice algo, ¿qué te pasa? Es por los vestidos, ya llegaran
no te preocupes y sino llegan igual me casaré contigo, no me importa si me caso desnuda,
total mucho no te va a durar...
Gabrielle: ¡¡¡Xena!!!... ja,ja, eres capaz... No es eso, solo pensaba en Claudia,
¿qué estará haciendo?, ¿dónde estará?, si mando a alguien avisarle, no llegará a tiempo,
y tampoco sé donde puede estar... y quería que estuviera presente en ese día tan
especial para nosotras, pues ella tuvo mucho que ver en nuestra felicidad... no te
pongas celosa... pero a veces la extraño, quisiera verla...
Xena: no me pongo celosa, porque yo también a veces la extraño, pienso mucho en
ella, hasta dirás que estoy loca pero veo a veces a Xeclelle y me parece que aunque
tenga mis mismos ojos la veo a ella, tiene esa mirada, que parece que te hablara o que
te leyera el pensamiento como hace Claudia.
Gabrielle: (sonrió) a mí me pasa lo mismo.
Xena: es una persona extraordinaria, ojalá pudiera estar en nuestro gran día y
sabes algo ella me dijo el último día que la vimos, cuando se despidió, "cásate con ella,
porque tengo listas de amazonas que se casarían con ella, en el momento justo sé que lo
harás, pues si no te apuras lo hará otra"...
Gabrielle: ¿Eso te dijo? es extraordinario como se cumple cada palabra que dice,
a veces me pregunto quién es realmente...
Xena: eso es fácil, siempre nos lo dijo es nuestro ángel...
Gabrielle: sí lo es, te amo Xena...
Xena: te amo Gabrielle. (Se abrazaron y se fundieron en un hermoso beso)...
En tanto las tres amazonas llegaban a un pueblo de nombre Persis, no se acordaban el
nombre del pueblo que buscaban, no sabían a donde estaban, ni siquiera si pensaban
volver a la aldea amazona, nadie sabía por donde quedaba, tendrían que averiguar bien,
para salir de ese pueblo y si no conseguían nada allí, debían aunque sea volver a la
aldea, pero ¿cómo?, de pronto al ir llegando al centro del pueblo vieron un gran
mercado.
Fares: debe ser este el pueblo, miren que hermoso mercado.
Kates: no es este Fares, tenía otro nombre era mas largo el nombre que nos dio
Ephiny, maldición ninguna se acuerda, somos tres tontas.
Jacles: miren allí hay una tienda con telas, vayamos para allá.
Las tres se dirigieron hacia la tienda.
Fares: hola señor, estamos buscando unas lindas telas, es para un casamiento.
Vendedor: llegaron al lugar justo chicas. Miren lo que tengo acá, es la mejor
tela que podrán conseguir por acá, es excelente.
Kates: no me gusta mucho, es para un casamiento, ya le dijimos.
Vendedor: pero tú no entiendes nada de telas, esto es perfecto y además barato
te saldrá solo cien denarios.
Jacles: ¿Cien denarios?, esta loco es lo que tenemos para los dos vestidos, no
podemos comprar eso, además mi amiga tiene razón, es horrible.
Voz: sí lo es, las señoritas tienen razón, dijo una voz que se acercó por detrás
de ellas, al darse la vuelta se encontraron con unos ojos muy encendidos color café, un
uniforme precioso, una capa que volcaba por los hombros, roja con dorado, era una mujer
realmente hermosa, las amazonas se quedaron con la boca abierta.
Vendedor: Comandante, por favor no le diga eso, esta tela es hermosa.
Comandante: vamos Justiniano, eso es horrible, además, son amazonas, no les
vendas cualquier cosa...
Justiniano: lo siento Comandante, tiene razón, si son sus amigas les haré precio.
Fares: nosotros no somos amigas de nadie y vamos a comprar lo que nos guste.
Kates: Fares no seas tan grosera, es una Comandante y nos quiere ayudar.
Fares: pero no la necesitamos, además ella será Comandante, pero a nosotras nos
eligieron para comprar la tela para el vestido de la Reina.
Comandante: yo pensé que era para ustedes, las vi tan jóvenes y hermosas que no
les quedarían bien esas telas, esos colores.
Fares: pues nuestra Reina es muy hermosa y nosotras vamos a elegirle la tela mas
linda para su vestido de casamiento.
Jacles: si nuestra Reina es la más hermosa y merece un vestido hermoso.
Comandante: ¿De dónde vienen?, están lejos de casa, ¿a qué aldea pertenecen?.
Fares: a usted no le importa, además usted por su ropa es romana y a nosotras no
nos gustan los romanos, son malos.
Kates: Fares, ya calla, lo siento ella es muy tonta.
Comandante: no, está bien la entiendo, pero sabes una cosa Fares, ¿ese es tu
nombre?, verdad, sabes hay buenos y malos romanos, como hay amazonas buenas y malas,
como hay en todos los ordenes de la vida buenos y malos, solo hay que saber
diferenciarlos.
Jacles: ¿Y usted es una romana buena o mala?
Comandante: ¿Y a vos qué te parece?, crees que si fuera mala, estaría hablando
contigo, creo que no, ya te hubiese hecho mi prisionera, mi esclava y ya ves estamos
hablando del vestido de tu Reina. A propósito aun no me has dicho quien es tu Reina, la
que se casa.
Kates: su nombre es Gabrielle...
A la Comandante, se le llenaron los ojos de lágrimas, que sin soltarse de sus ojos,
comenzó a sonreír, las amazonas la miraron con asombro.
Claudia: Gabrielle... (susurro), díganme cuando es el gran día.
Fares: dentro de unos días y estamos... perdidas, y aun no encontramos nada para
hacer el vestido...
Jacles: los vestidos... que desastre nos matarán, nos colgarán... que horror...
Claudia: tranquilas, yo las ayudaré, vengan conmigo.
Justiniano: Comandante no me haga esto...
Claudia: toma acá tienes unos denarios y confórmate, pues no vendiste nada y
tienes dinero...
Justiniano: sí, gracias Comandante, gracias...
Claudia: vengan yo las llevaré a la mejor tienda y le haremos el mejor vestido a
su reina.
Jacles: pero debemos llevar la tela, la modista de la aldea se lo hará...
Claudia: no, lo haremos acá, conozco a la mejor modista de la zona, les hace los
uniformes a mis hombres, al ejército romano.
Fares: ¡¡Oh!!, ¿y usted nos llevara?, tenemos dinero nos dieron cien denarios,
tenemos que comprar dos vestidos, pues ella se casa... con otra mujer... las amazonas
tenemos esas costumbres...
Claudia: no te apenes, el amor cuando es puro, no importa a que sexo pertenezcas,
lo importante es el amor y el respeto que tienes por esa persona a la que le entregaste
tu corazón. ¿y quién es la afortunada? (espero que sea la guerrera, dímelo nena, dímelo
despacio, pensó).
Kates: su nombre es Xena, la Princesa Guerrera.
Claudia: ¡¡Por los dioses, por fin...!!
Kates: ¿qué quieres decir?
Claudia: nada, es muy bonito saber que la gente se ama. Dijiste ¿princesa?,
debemos hacer un buen trabajo, una reina y una princesa... los mejores vestidos para
ellas... vamos...
Y así se fueron hacia una tienda que era realmente un palacio, allí compraba la mayoría
de la clase alta del pueblo y de los alrededores, las telas eran importadas de mas allá
de donde se oculta el sol la tierra de Chin, eran verdaderamente hermosas y una suavidad
suprema.
Claudia: hola ¡¡Gertrus!! Vengo a que me salves, necesito dos vestidos, los
mejores, para un casamiento.
Gertrus: Comandante, tú siempre tienes lo mejor, dime para quién es.
Claudia: bueno ellas no están presentes, pero tengo sus medidas (vaya si las
tengo, recordó en un solo instante el cuerpo de Gabrielle, sus curvas tan perfectas y
por supuesto también el de Xena) te daré los detalles, quiero las mejores telas.
Le dio todas las indicaciones, mientras tanto ella y las chicas se fueron a comer a un
buen sitio, donde las amazonas se encontraban en un sueño, de venir de una aldea y
encontrarse con esos salones majestuosos, era espectacular, se quedaron con la boca
abierta, sus ojitos daban vueltas, se tocaban, mira esto, mira aquello, Claudia sonreía
pues eran una niñas con juguete nuevo. Así pasaron la velada, comiendo hasta mas no
poder, probando platos extraños para ellas pero que realmente le gustaron mucho,
estaban que explotaban.
Claudia: bueno chicas ya es hora de irnos, les alquilaré una habitación en el
hotel principal, pues los vestidos estarán recién mañana.
Fares: ¿Puedo hacerle una pregunta Comandante?
Claudia: sí la que quieras, tal vez no te conteste, pero pregunta.
Fares: ¿Usted conoce bien a la Reina Gabrielle?, pues mando hacer los vestidos y
si nunca la vio, ¿cómo sabe como es ella?, ¿su físico?, ¿su estatura?, ¿sus pechos?...
uyyy son bastantes grandes... jijiji...
Kates: Fares, no seas grosera... eso no se dice de la Reina...
Fares: pero es...
Claudia: ... verdad...
Fares: viste ella también lo dice, ¿entonces usted la conoce?
Claudia: sí la conozco, pero esto debe quedar entre ustedes y yo, será nuestro
secreto, no le deben decir que me encontraron y menos que hice sus vestidos. ¿lo
prometen?
Todas juntas: sí lo prometemos.
Pues a todas Claudia les había caído muy bien.
Jacles: ¿También conoce a Xena?
Claudia: sí, la conozco.
Kates: sabe que ella hizo sufrir mucho a nuestra Reina, todas la odiamos, pero
después volvió un día y se quedó para siempre, eso fue bueno para nuestra Reina, pues
antes nunca la habíamos visto sentirse tan feliz, se la pasaba llorando por Xena y por
otra amiga, ¿cuál era su nombre?... no recuerdo... algo con C... no... no recuerdo, pero
estuvo muy triste, hasta que un día la guerrera regresó, y la Reina nunca mas estuvo
triste, luego dio a luz a una hermosa niña le puso Xeclelle, en honor al amor, que la
Reina tuvo en su vida. (Un escalofrío invadió el cuerpo de Claudia, se sintió entera,
completa) Comandante aun no nos dijo su nombre...
Claudia: no importa mi nombre, solo llámame Comandante...
Fares: cómo quiera... buenos nos iremos a dormir... ¿mañana nos vemos Comandante?
Claudia: sí, yo vendré con los vestidos mañana por la mañana, luego preparan su
viaje y se marchan, pues aun tienen mucho que cabalgar...
Fares: ¿Usted sabe donde esta nuestra aldea? Pues la verdad nos perdimos es mas
creo que ni teníamos que venir a este pueblo, Ephiny nos mandó a otro con un nombre mas
largo.
Claudia: jajaja, ustedes son terribles, sí, sé dónde queda su aldea y Ephiny
seguro las mandó a Horniussis, es un pueblo cerca de acá, pero aquí hay mejores telas,
además los dioses querían que se encuentren conmigo para que los vestidos les salgan
gratis.
Jacles: pero nosotras tenemos cien denarios, podemos pagarlos.
Claudia: con cien denarios no pagas ni la mitad, les llevarás la mejor tela del
mundo. No se preocupen los gastos corren todos por mi cuenta, es el regalo de bodas.
Todas: gracias, en nombre de nuestra Reina...
Claudia: hasta mañana.
Todas: adiós...
En la habitación de Claudia:
Claudia: Jill, Jill, ¿dónde estas?...
Jill: aquí amor... estaba preparando un baño... ¿quieres venir?
Claudia: luego, tengo algo que contarte, es... hermoso... Gabrielle y Xena se
casan, me encontré con unas amazonas, estaban buscando los vestidos, por supuesto ya
les preparé todo.
Jill: que alegría me da esa noticia... (se abrazó a Claudia, ésta sintió algo
triste a Jill, pues sabía que Jill siempre estuvo esperando eso de Claudia, que le
ofreciera matrimonio, pero Claudia no quería unirse para siempre, pues esa palabra cada
día estaba más lejana, su salud no estaba bien y no quería atar a Jill a su vida para
"siempre"). ¿quieres ir a verlas?... haré lo que tú quieras...
Claudia: lo sé, tal vez, aun no estoy bien, pensaba volver a Roma, para que allí
nos encuentre el invierno, no quiero preocuparte, pero el frío cada vez me hace sentir
peor.
Jill: ¿Crees que no lo sé?... y siempre me preocupo por ti, te amo... no quiero
perderte... (comenzó a llorar, Claudia la abrazo muy fuerte).
Claudia: aún no me perderás... falta mucho para que te deshagas de mí... sonríe
por favor, lo necesito, siempre quiero que me sonrías amor, eso me da fuerzas para
seguir adelante, te amo tanto... ¿bueno crees que estamos invitadas a una boda?...
Jill: sí seguro, si tú quieres, si te sientes bien...
Claudia: mañana lo decidiremos...
Y así llegó un nuevo día, las amazonas estaban aun durmiendo, Claudia las fue a
despertar.
Claudia: (debe ser herencia de su Reina, duermen tanto como ella, pensó)...
permiso... ¿puedo entrar?
Kates: sí Comandante, pase.
Claudia: gracias... miren aquí traigo los vestidos... son realmente hermosos...
Kates, Fares, Jacles: son espectaculares... bellísimos...
Jacles: se desmayarán cuando los vean... estan hechos a medida y los colores,
este azul es como el color de los ojos de Xena... y el verde como los ojos de nuestra
Reina...
Claudia: es para que cada una vea como le queda el color de los ojos de la otra,
Gabrielle llevará el azul y Xena el verde.
Fares: ¡Por los dioses!, miren el de Xena tiene bordado el nombre de Gabrielle y
una pluma, todo con hilo dorado... veamos el de Gabrielle... ¡Oh!... tiene el nombre de
Xena y el chakram... también en hilo dorado... son hermosos...
Kates: sé que nos dijo que no dijéramos nada sobre usted, pero no nos creerán
que nosotras solas hicimos esto, que fue nuestra idea...
Jacles: les diremos que tenemos mucha imaginación...
Claudia: sí díganle eso.
Fares: pero usted dijo que las conocía, ¿por qué no viene con nosotras a la
ceremonia?, se pondrán muy contentas, si es que son amigas...
Jacles: claro que lo son, nadie haría esto sin ser amigas... ¿verdad?...
Claudia: verdad, soy muy amiga... iré con ustedes, pero no quiero que me vean
hasta el día de la boda, es un secreto, llegaré y me esconderé en alguna cabaña, luego
cuando se estén casando les cantaré una hermosa canción...
Kates: pero entonces... tú... eres... la que hizo esos maravillosos festivales
de la canción para unir la nación amazona... yo era muy chica... pero aun recuerdo esos
días tan hermosos... era todo fiesta...
Claudia: sí lo era, paso mucho tiempo...
Kates: pero aun nuestra Reina no te olvida, tú eres Claudia... siempre te
recuerda, ahora que la veo bien, me hace recordar a Xeclelle, tiene ese aire que
transmite paz, como sus ojos...
Claudia: Xeclelle...
Kates: sí ya le conté ayer... la hija de la Reina y Xena pues es igual a ella...
aunque es difícil de entender...
Claudia: ¿Igual a ella?... me gustará verlas de nuevo... Bueno preparen todo, le
avisaré a Jill, mi compañera, que iremos a la aldea de las amazonas, ¡¡Tenemos
una boda!!...
En la habitación del hotel:
Claudia: Jill, me decidí iremos a la boda.
Jill: pero tú aún no...
Claudia: ya basta, deja de preocuparte, esta todo bien. Además no me lo perdería
por nada del mundo, se casan mis mejores amigas.
Claudia se dio cuenta que estaba tratando muy mal a Jill últimamente, ella no quería
pero las circunstancias la estaban llevando a eso... pensó que ir a la aldea amazona
era lo mejor para ambas, Jill conocería a muchas mujeres, tal vez... era lo mejor para
Claudia.
Después de varios días de viaje, llegaron a la aldea, pero Claudia no quería que se
enteraran que estaban allí, quería darles una gran sorpresa, ella aparecería después de
la ceremonia, en la fiesta les cantaría la mejor canción.
Solari: ¡Por Artemisa! ¿cómo se enteraron?, Gabrielle no para de hablar de ti,
quería que vinieras a su casamiento pero no sabía dónde ubicarte, se alegrará tanto de
verte, de verlas.
Claudia: hola Solari, me alegro de verte, pero no quiero que se enteren hasta
después de la ceremonia, quiero darles una gran sorpresa, no quiero que nadie nos vea,
necesito hablar con Lilian, llámala dile que venga por acá, tengo que permanecer oculta
hasta mañana, además quiero preparar una canción con las del grupo de música, debemos
hacer todo en secreto, tiene que salir perfecto, anda llama a Lilian.
Solari: lo que tú digas, será hermoso.
Claudia: no lo dudes, vete rápido, no quiero que nos vea nadie más, y ustedes
(se dirigió a las tres amazonas) calladitas la boca, a nadie le dicen que se
encontraron con nosotras, y ya saben, los vestidos se los encargaron a alguien muy
especial que le gustan mucho las bodas y se inspiró de acuerdo a lo que ustedes le
dijeron.
Fares: sí, no diremos nada, buena suerte, y gracias por hacer feliz a nuestra
Reina.
Claudia: es un placer, verla feliz me hace feliz.
Jill: ¿En serio vas a cantar?... no deberías...
Claudia: déjame en paz... si vine hasta acá es para darles lo mejor que puedo
hacer, quiero cantarles una hermosa canción y lo haré.
Jill: pero tú...
Claudia: pero tú, nada...no quiero hablar más del tema...Jill, lo siento sé que
últimamente te trato mal, pero... déjame... quiero hacerlo... sacaré fuerzas de ti... y
si tú no me dejas... no podré hacerlo, y quiero hacerlo, es lo único que les puedo
regalar en un momento tan especial, tan bello como este. Ven dame un abrazo, sabes que
te amo, y te necesito más que nunca... (se abrazaron y se estaban besando cuando
apareció Lilian).
Lilian: ejemm... ¿interrumpo?
Claudia: Lilian... ven tú también... (se abrazaron las tres).
Lilian: ¡Por Artemisa! ¿qué hacen aquí?... (le llamó la atención los ojos
llorosos de Jill).
Claudia: vinimos a la gran boda, no me la perdería por nada del mundo, pero
quiero que sea una sorpresa, por eso no quiero que nos vean, necesitamos algunas cosas,
sobre todo a las amazonas del grupo de música quiero darles la sorpresa de una canción
en la fiesta... será maravilloso. (Lilian no le sacaba los ojos de encima a Jill, sabía
que pasaba algo entre ellas, la vio muy triste).
Lilian: bueno entraremos por aquel lado, y directamente irán a mi cabaña, allí
nadie las molestará. ¿cómo se enteraron?.
Claudia: los dioses... enviaron a tres amazonas, al pueblo donde estábamos, les
trajimos los vestidos, ve a verlos son hermosos, me inspiré en mandarlos ha hacer.
Claudia se adelantó y Lilian quiso hablar con Jill.
Lilian: ¿Estás bien?... no hablaste demasiado, casi nada.
Jill: sí, solo estoy cansada... (sus ojos se volvieron a nublar).
Lilian: algo te pasa no me engañas... puedes confiar en mí... tu amor siempre lo
hace...
Jill: pues mi amor, ahora no confía en mi, sé que le pasa algo, pero no me lo
dice, tal vez si hablara contigo, luego me cuentas que le pasa... está muy rara, no
duerme mucho de noche, hay noches que respira muy mal, estoy preocupada, pero no quiere
decirme nada, sabes lo obstinada que es... íbamos hacia Roma, cuando surgió esto,
deberíamos estar allí, pero bueno la entiendo son sus amigas.
En ese momento Claudia se dio vuelta y supo que estaban hablando de ella, la miró a Jill,
y ésta bajo la vista, no quería seguir discutiendo por algo que no sabía bien que era,
lo que tenía tan mal y preocupada a Claudia.
Claudia: Jill, vinimos a una fiesta, cambia la cara.
Lilian: Claudia, cálmate. Solo estamos hablando.
Claudia: sí. (Claudia le sonrió y se quedó mirando a Lilian y a Jill, juntas).
Llegaron a la cabaña de Lilian todas escondidas, nadie las había visto entrar.
Lilian: bueno quédense acá, te traeré algo para comer, estás más delgada.
Claudia: sí tráeme algo caliente, me duele el pecho, pero no le digas nada a Jill,
no quiere que cante, pero lo haré así sea lo último que haga.
Lilian: pero... ¿te encuentras bien?, por eso discutían...
Claudia: estoy bien, Jill exagera... vete trae lo que te pedí.
Lilian: ¡Oye! Estas hablando con una Reina...
Claudia: una Reina muy hermosa y mi segunda favorita...
Lilian: ¿Segunda?... dile entonces a Gabrielle que te traiga lo que necesitas...
Claudia: no te enfades, además ¿cómo sabes que Gabrielle es mi favorita?
Lilian: lo dicen tus ojos... la amas...
Claudia: ¿Mis ojos?
Lilian: sí, después de tanto tiempo aprendí a leerlos y sé que no estás bien, no
puedes engañarme...
Claudia: estoy bien y muy feliz de estar otra vez con mis amigas, sobre todo
contigo y no te miento, no es que quiero que me traigas algo para comer, lo digo en
serio, te quiero mucho, nunca lo dudes.
Lilian: y yo te amo... aunque Gabrielle sea tu Reina favorita...
Claudia: sigues enfadada, vete. Te esperamos y arregla todo para darles la música
de la canción a las amazonas del conjunto, quiero que todo salga bien. Lilian... Gracias...
Lilian le guiñó un ojo y se fue.
En tanto en la cabaña de Gabrielle:
Gabrielle: ¡Por los dioses! es perfecto, bellísimo, ¿ustedes hicieron esto?.
Jacles: sí mi Reina, para usted lo mejor... nos inspiramos en su belleza...
Gabrielle: gracias... pero... la verdad me quedé sin palabras... y el de Xena...
¿dónde está?
Fares: es un secreto, solo ella lo debe ver, al igual que el tuyo, solo tú lo
viste.
Gabrielle: este detalle del chakram, es... no sé que decir (y unas lágrimas se
le escaparon a la barda).
Kates: cálmate mi Reina... todo saldrá muy bien...
Gabrielle: sí, soy muy feliz, pero lo sería más si ella... una gran amiga estaría
acá, para vernos, para llevarme del brazo y entregarme a Xena, pero bueno la vida lo
quiso así, no sé donde puede estar... gracias chicas... muchas gracias... siempre las
recordaré...
Todas: nosotras también mi Reina.
Jacles: disculpa pero debemos llevarle el vestido a Xena.
Gabrielle: sí, sí, vayan no las entretengo más. Esto de estar separadas un día
entero antes de la ceremonia me tiene nerviosa.
Gabrielle se quedó sola en silencio, con todos los recuerdos en su corazón, y abrazada
al vestido, era una mujer enamorada, muy feliz, enamorada de la vida, que pese a que
tuvo que pasar por situaciones difíciles, descubrió que así era la vida, tenía todos
esos ingredientes, pero valía la pena seguir saltando los obstáculos para tener el amor
de su vida y el amor incondicional de tanta gente que sabe muy bien que la aman.
En la cabaña de Xena:
Fares: hola Xena.
Xena: hola, ¿qué quieren?
Kates: ¡Qué carácter!...
Xena: disculpa, pero no me gusta estar encerrada... me pone de mal humor.
Jacles: pero así es la ley amazona, deben estar separadas antes de la ceremonia.
Xena: ¿Qué traen?
Fares: tu vestido...
Xena abrió el vestido y se quedó con la boca abierta, era bellísimo.
Xena: es hermoso... ¿de dónde lo sacaron?
Kates: nos ofendes, fue idea nuestra.
Xena: disculpen...
Kates: estas disculpada.
Xena: no entendiste... disculpen pero no les creo nada, esto no es obra de
ustedes.
Las tres se pusieron coloradas.
Fares: (pensó: esta guerrera es muy astuta), por supuesto que no lo hicimos
nosotras. (Las otras dos la quedaron mirando, no digas nada por favor, decían los ojos
de sus amigas), lo hizo el mejor sastre del pueblo al que fuimos, le dijimos que era
para una Reina y una Princesa y lo mucho que se amaban y el hombre entendió nuestro
mensaje, hizo un gran trabajo.
Xena: sí la verdad que sí, es bellísimo, ¿y el de Gabrielle?.
Kates: solo lo puede ver ella, hasta la ceremonia.
Xena: ¿Entonces el mío no lo vio?
Jacles: no. Ustedes se verán cuando llegue el momento de la ceremonia. Que
descanses, mañana es el gran día.
Xena: gracias, chicas.
En la cabaña de Lilian:
Jill: gracias Lilian, por todo lo que haces, esto está muy rico.
Lilian: no me debes nada, por Claudia hago cualquier cosa.
Jill: sé muy bien cuanto la amas.
Claudia: ¿Otra vez hablando de mí? ¿no se cansan?
Jill y Lilian: ¡Nunca! Ja,ja,ja. (Las dos se pusieron a reír. Claudia las
quedó mirando especialmente a Jill, hacía mucho tiempo que no la veía reír).
Claudia: Lilian, quiero ver a la niña, me dijeron que es hermosa.
Lilian: sí lo es, es igual a Xena, aunque...
Claudia: aunque... que...
Lilian: tiene tu mirada... es extraño...
Claudia: estas loca, me ves en todos lados.
Jill: si ella lo dice, debe ser verdad, yo le creo, además tú y Gabrielle, se
llevan muy bien.
Claudia: ¿Qué tiene que ver eso?... no me dirás que tú también estas celosa por
Gabrielle, hace un momento Lilian me dijo lo mismo.
Jill: bueno... es que... sí, siempre lo estuve, la miras mucho, siempre la
abrazas, se te iluminan los ojos cuando la ves y no cualquiera hace lo que haces para
verla feliz y estar cerca de ella, la ayudaste mucho en los peores momentos, aun no me
olvido de la vez que se pelearon ella y Xena en el lago, por ti, nunca te dije nada,
pero mi corazón estuvo muy mal durante ese tiempo, cuando dijiste que le habías hecho el
amor...
Lilian escuchaba asombrada la conversación, Claudia no sabía que decir.
Claudia: lo siento mucho, pero se dio así y hay algo que aun no te dije, recuperé
mis poderes gracias a ella, ese día, me devolvió la luz en mi interior, las diosas
cuando perdí mis poderes, me dijeron que solo un alma tan pura como la mía y cuando
estuviera muy unida en un momento de amor, me devolvería mis poderes.
Jill: pensé que yo era tu alma pura, el amor de tu vida (llorando).
Claudia: y lo eres, siempre lo serás, es que ella es especial en mi vida, pero
nada se compara con el amor que siento por ti, es lo más grande del mundo, te amo, te
amo tanto, sé que no te lo digo muy seguido, pero sabes bien que es así, y a lo mejor no
fue solo ella, luego cuando supe que estaba embarazada, tal vez nos unió la luz de la
niña que llevaba dentro, aunque ninguna de las dos lo sabía. Perdóname.
Jill: ya lo hice, sino no estaría contigo, yo también te amo como nunca amaré a
nadie, pero quisiera que confiaras más en mí.
Claudia la abrazó y la besó. Lilian miraba la escena, miraba el amor que tenían la una
por la otra, se veía en el aire, pero también se veía la tristeza, había algo en Claudia
que aun no podía ver que era. Tenía que hablar con ella, lo haría después de la fiesta.
Claudia: ¿Y bien?... trae a Xeclelle.
Lilian: sí, esta en la cabaña con Ephiny.
Después de un rato, Lilian trajo a la niña a la cabaña.
Claudia: ¡Por los dioses!, es igual a la guerrera, tal como se lo dije... ¿cómo
te llamas?
Xeclelle: Xecllll...
Jill: aun le cuesta decir su nombre, es hermosa... ¿cuánto tiene ya?.
Claudia: es chiquita, un año y tres meses...
Jill: llevas muy bien la cuenta.
Claudia: sí, jamás podré olvidarme de lo que sufrió Gabrielle. (como olvidarme
pensó Claudia, el dolor de sus amigas, la última vez que estuvo haciendo el amor con
Gabrielle y se entregó a ella, recuperando sus poderes, y luego supo que la barda estaba
embarazada, son muchas cosas para olvidarse de esos días).
Jill: Lilian tiene razón... tiene algo tuyo también, la mirada...
Claudia sonrió pensando cuando entró en Gabrielle para moldear la semilla, la barda le
dijo que también había pensado en ella. Se abrazó a la niña con fuerza, sintió la paz
en ella, una luz invadió ambos corazones. Supo que tenía una hija, pues esa niña tenía
algo más que su mirada, una lágrima rodó por su mejilla, que no paso desapercibida para
Jill.
Jill: ¿Estás bien?
Claudia: sí me emocioné, son muchas cosas juntas, será mejor que se la lleves a
Ephiny de nuevo, no quiero que sospeche nada.
Jill: ¿La puedo cargar antes?
Claudia: sí, tómala, es realmente hermosa, es igual a mi guerrera. (Ese día sí
que me inspiré, pensó). Le traje un vestido espero que le vaya, déjame ver, si le
quedará, perfecto, llévalo, pónselo mañana.
Lilian: es hermoso.
Jill abrazó a la niña y sintió algo extraño, era como que abrazaba a Claudia, luego se
la dio a Lilian y ésta la llevó de nuevo con Ephiny.
Claudia: es una hermosa niña...
Jill: sí, también con las madres que tiene.
Claudia: te quedaba bien en tus brazos... ¿quisieras tener un hijo?...
Jill: te mentiría si te dijera que no, quisiera un hijo tuyo, solo tuyo, pero es
imposible, aunque para vos nada es imposible, esa niña tiene mucho de ti, ¿cómo es
posible?
Claudia: la verdad no lo sé, tal vez sean mis poderes...
Jill: bueno al menos sé que hay una niña en el mundo que tiene mucho de ti.
Claudia: ven vamos a dormir, mañana tenemos un gran día, una fiesta.
Jill: ¿Aun piensas cantar?
Claudia: sí a eso vine, a divertirme. No quiero hablar más del tema.
Y así pasó otra noche, sin amor para Jill, se moría de deseo, de pertenecer otra vez a
Claudia, pero ella cada día estaba más distante, cuando Jill se acercaba, Claudia le
decía que estaba cansada, hacía varios días que no hacían el amor, Jill la notaba muy
cansada y cada vez respiraba con más dificultad.
Llegó la mañana el día tan esperado por todos especialmente por la barda y la guerrera,
estaban muy nerviosas, ya estaba todo listo, para comenzar la ceremonia, ambas ya se
habían puesto sus vestidos tan hermosos, y las escoltas amazonas fueron a buscar a la
Reina, estaba realmente preciosa, cuando la vieron salir, todas se quedaron con la boca
abierta, Xena ya estaba en el altar esperando a la Reina, que hoy era una diosa, ambas
parecían diosas, estaban hermosas.
Gabrielle entró del brazo de Ephiny, Xena casi se desmaya de ver a la barda, las piernas
de ambas temblaban de la emoción, todos los momentos que vivieron juntas pasaron por
sus mentes en ese instante. Una música suave sonaba a lo lejos, las amazonas ya estaban
preparadas, especialmente para luego de la ceremonia, para acompañar a Claudia en la
canción que les regalaría a sus amigas.
Xena: ¡Por los dioses! ¿quieres matarme?... estas hermosa... te amo tanto...
Gabrielle: tú también... ¿te quieres quedar viuda antes de tiempo?... ¡¡Dioses...
que bella estás!!...
Xena: las chicas sí que se inspiraron en nuestros vestidos...
Sacerdotisa: bueno, comenzaremos con la ceremonia.
Claudia y Jill estaban escondidas atrás de todo.
Sacerdotisa: antes que nada leeré un pergamino, que me fue entregado hace un
momento, son unas bellas palabras, representan el amor que se tienen Xena y Gabrielle.
Te conocí salvándome la vida
Pues a tu lado descubrí lo que era vivir
Sin ti no vivo, por eso en este día tan especial
Quería ver el color de mis ojos en ti,
Mi nombre grabado en ti,
Mi símbolo grabado en ti,
Y en nuestra hija
Todo lo que siento por ti.
(Y apareció Xeclelle, con un hermoso vestido de color blanco, tan puro como su alma,
con su nombre grabado en letras doradas y la palabra "amor").
Las lágrimas de Gabrielle y Xena y de todas las presentes rodaban por sus mejillas, Xena
abrazó a Xeclelle y a Gabrielle.
Xena: gracias barda es lo más hermoso que me has escrito.
Gabrielle: te digo lo mismo... pero... Xena ¿no fuiste tú?...
Xena: no amor, tú me inspiras, pero no soy buena con las palabras, como eres tú.
Gabrielle: yo no fui, Xena...
Ephiny tomó entre sus brazos a Xeclelle.
Sacerdotisa: bueno, sigamos con la ceremonia.
Jill: ¿Tú escribiste eso?
Claudia: sí...
Jill: eres una romántica, te amo tanto...
Claudia: shhh, ahí empiezan...
Sacerdotisa: estamos aquí reunidas en nombre de la diosa Artemisa, para unir en
sagrado matrimonio a estas dos mujeres tan especiales, que se aman con pasión. Xena,
Princesa Guerrera, nacida en el pueblo de Amphípolis, aceptas como tu legítima esposa a
Gabrielle, Reina Amazona, nacida en el pueblo de Potedia, y prometes amarla, respetarla,
cuidarla, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte las separe.
Xena: sí acepto... (con lágrimas en los ojos).
Sacerdotisa: Gabrielle, Reina Amazona, nacida en el pueblo de Potedia, aceptas
como tu legítima esposa a Xena, Princesa Guerrera, nacida en el pueblo de Amphípolis, y
prometes amarla, respetarla, cuidarla, en la salud y en la enfermedad hasta que la
muerte las separe.
Gabrielle: sí acepto...
Sacerdotisa: ¿Hay alguien que no este de acuerdo en ésta unión?
Amazona: sí, (todas se dieron vuelta)... es que falta esto... los anillos...
Xena: ¿Cómo pudimos olvidarnos?
Gabrielle: mis amazonas piensan en todo.
Amazona: Reina, es para ti.
Gabrielle: gracias.
Gabrielle abrió la caja y había dos anillos hermosos, de oro, eran dos chakram en
miniatura.
Gabrielle: son bellísimos, Xena... mira...
Xena: es verdad Gabrielle... cuando pierda mi chakram ya sabré con que pelear.
Gabrielle: ni se te ocurra Xena...
Xena se quedó pensando, pese al momento de emoción, la guerrera estaba con todas las
luces, sabía que alguien estaba detrás de todo esto, los vestidos, las palabras del
pergamino, ahora los anillos... la voz de la sacerdotisa la sacó de sus pensamientos.
Sacerdotisa: pregunto de nuevo, ¿hay alguien qué no este de acuerdo en ésta unión?
Todas gritaron: noooooo...
Sacerdotisa: entonces por la Diosa Artemisa y la Ley Amazona las declaro unidas
en matrimonio, lo que Artemisa unió que nadie lo separe. Que sean muy felices, pueden
besarse.
Xena le partió la boca de un beso que le quitó el aire a ambas.
Xena: te amo Gabrielle...
Gabrielle: te amo Xena...
Todas se acercaron a saludarlas, abrazos, besos, lágrimas, era todo pura felicidad.
Ephiny tenía en brazos a Xeclelle, mientras sus madres estaban saludando a sus amigas.
Lilian: bueno, un momento de silencio por favor... por favor... quiero decirles
algo... (todas hicieron silencio), éste regalo tan especial es para Xena y Gabrielle,
queríamos darles una hermosa canción.
Todas se acercaron más al conjunto de amazonas que ya estaban listas para empezar con
la canción.
Las amazonas junto con Lilian que también sabía tocar música, comenzaron la melodía,
cuando ya era hora de comenzar a cantar por el costado de unas amazonas salió Claudia
cantando.
Xena y Gabrielle casi se desmayan, querían correr a abrazarla, pero les hizo seña que
esperaran a que terminara la canción, Jill se les acercó por detrás y la abrazaron
fuerte, las tres lloraban de emoción y Claudia comenzó su canción.
Un te amo,
Dicho por los labios tuyos,
Suena a música del cielo ,
A un romance
De un desvelo interminable
Donde mora un cielo azul.
Un te amo
Que tus labios manifiestan,
Es la vida, la antesala de la gloria,
Tú no sabes que humedeces
Mis adentros, cuando dices
Como te amo.
Escucharte, un te amo,
Cuanto te amo
Es saber que hay una magia
Que por tanto tiempo
Mi alma pretendía
Y al amarnos
Qué ternura
Porque así como es mi entrega
Es tu entrega
La máxima locura
Un te amo
Dicho por los labios tuyos,
Es poema que acelera
Los latidos de mi alegre corazón.
Cuando de tu voz escucho
Cuanto me amas, corre mi alma
Hasta la estrella mas lejana
Y es ahí donde en secreto me repito
Por fin tengo alguien que me ama.
Cuando de tu voz escucho
Como me amas corre mi alma
Hasta la estrella mas lejana
Es ahí donde en secreto me repito
Por fin tengo alguien, que me ama,
Me ama, te amo
Un te amo...
(Canción que canta Luis Miguel: "Un te amo")
Claudia no les sacó la vista de encima a sus amigas, mientras le cantaba.
Todas gritaron de emoción, era hermosa la canción, Gabrielle no paraba de llorar
abrazada a Xena, Xena también estaba muy emocionada, Claudia se acercó y se fundió en
un abrazo muy grande y fuerte junto a sus amigas, se amaban tanto.
Xena: sabía ¡Por los dioses!, que algo raro había, los vestidos, las palabras,
los anillos, tenías que ser tú, alguien que nunca se le escapa nada, que esta en todo.
Te amo tanto amiga, me alegra que hayas venido.
Gabrielle: sí, no sabíamos donde buscarte, estaba muy triste por no poder
avisarte, pero ¡Dioses! estás siempre con nosotras, te amo... (se abrazaron).
Claudia: yo también las amo, no podía perderme este día.
Gabrielle: ¿Pero como te enteraste?
Claudia: me llamó tu corazón...
Gabrielle: es tan romántica... la verdad...
Claudia: fueron los dioses, estaba en el pueblo donde fueron tus amazonas, las
vi y me acordé de ti, luego hablé con ellas y me dijeron que se casaba la Reina más
hermosa, supe que eras tú.
Xena: las palabras fueron hermosas, pensé que había sido Gabrielle...
Claudia: pues eso es lo que transmiten a los demás, ese amor tan grande que se
tienen, fue lo que me hizo escribir esas palabras.
Gabrielle se fue junto con Claudia para comenzar a comer y a beber, era una gran fiesta.
Xena: me alegra tanto de verlas, siempre me sorprende... ¿Jill?.
Jill: lo siento, estaba...
Xena: distraída... lo noté desde que te vi, ¿pasa algo?.
Jill: no Xena está todo bien, estoy cansada... y muy feliz por ti, por ustedes,
que sean muy felices.
Xena: gracias Jill. (La abrazó, pero Xena sabía que pasaba algo, a Xena nadie la
engañaba).
Después las amazonas siguieron cantando y Claudia volvió a cantar una hermosa canción,
esta vez parecía que le cantaba a Jill, aunque no la miraba a los ojos, Claudia seguía
con su plan celos e indiferencia.
No hace falta que aparente,
Tú conoces cada línea de mi mano y me convences.
No hace falta que nos prueben,
Si sellamos de palabra esta promesa, somos fieles.
No hace falta que demuestres,
Que recuerdo con detalle cada fecha con claveles,
Que nos juzguen, que se mire en el espejo y se confiese,
Es tan grande el sentimiento que nos une, no se vende.
No hace falta, llevarte a la gloria
Vestida de novia, por aparentar,
No hace falta, los ramos de flores,
No sanan dolores, si busco y no estas.
Solo pido tiempo, para amar.
No pretendo transformarte,
Solamente si prestamos atención,
Ahí esta el arte, escucharte y desnudarte,
Si tus ojos y tus labios son mi cielo, como descuidarte.
No hace falta llevarte a la gloria,
Vestida de novia, por aparentar,
No hace falta los ramos de flores,
No sanan dolores, si busco y no estas.
No hace falta guardarnos secretos,
Se lleva el respeto en la complicidad,
No hace falta decir que es perfecto
Fingir que eres mía frente a lo demás
Frente a los demás.
No hace falta llevarte a la gloria,
Vestida de novia, por aparentar.
No hace falta los ramos de flores,
No sanan dolores, si busco y no estas.
No hace falta...
Te busco y no estás.
Si busco y te... vas.
("No hace falta" la canta Cristian Castro)
Claudia: por supuesto esta canción no se la cante ni a Xena ni a Gabrielle, pues
hoy ellas sellaron su amor para siempre, en matrimonio, aunque cuando hay amor de verdad,
no hace falta tener papeles... ( y la miró a Jill que lloraba, pues sabía muy bien que
Jill siempre esperó que Claudia le pidiera matrimonio, algo que cada vez estaba más
lejano), pero me alegro que Xena por fin se decidiera, se lo dije hace un tiempo, pues
hay muchas de ustedes que quisieran tener a su Reina... pero ella es solo de la guerrera
y guarda con quien las quiera separar, pues se las tendrá que ver conmigo. Les cantaré
una última canción, ésta es también puro amor...
Aunque ya no tenía más aire, Claudia siguió cantando, estaba excitada, le cantó esta
vez a Lilian, haciendo morir de celos a Jill, pues miraba profundamente a Lilian, quien
estaba en la luna, mirando como le cantaba el amor de su vida, una hermosa canción de
amor.
Ha empezado todo
Era tú capricho
Yo no me he fiado
Era sólo sexo
Más que sexo una actitud
Como el arte en general
Así lo he comprendido
Estoy aquí
Escúchame si trato de insistir
Aguanta soportándome
Más te amo, te amo, te amo
Soy pesada, es antiguo, más te amo.
Perdona si te amo y si nos encontramos
Hace un mes o poco más...
Perdona sino te hablo bajo
Si no grito muero
Te he dicho ya que te amo
Perdona si me río
Por mí desasosiego
Te miro fijo y tiemblo
Solo con tenerte al lado
Y sentirme entre tus brazos
Si estoy aquí, si te hablo emocionada
Si estoy alucinada
Si estoy alucinada
Yo, ¿cómo estás? Pregunta estúpida
A mí el amarte me vuelve previsible
Hablo poco
Es extraño
Voy muy lenta
Es el viento, es el tiempo, es el fuego
Perdona si te amo y si nos encontramos
Hace un mes o poco más...
Perdona sino te hablo bajo
Si no grito muero
Te he dicho ya que te amo
Perdona si me río
Por mí desasosiego
Te miro fijo y tiemblo
Solo con tenerte al lado
Y sentirme entre tus brazos
Si estoy aquí, si te hablo emocionada
Si estoy alucinada
Si estoy alucinada
Si estoy alucinada, ríe, si estoy alucinada
Sííí amor... Yo te amo...
("Alucinado" la canta Tiziano Ferro)
Claudia le cantaba a Lilian, para darle celos a Jill y lo estaba logrando, unas lágrimas
se asomaban de sus bellos ojos verdes.
Xena comenzó a ver que algo andaba mal entre sus amigas, se dio cuenta que Claudia
estaba tratando con indiferencia a Jill y que se estaba acercando más a Lilian.
Luego de comer y beber bastante, estaban todas muy contentas por la fiesta.
Claudia en un momento dado se retiró a la cabaña y Jill la siguió.
Jill: te sientes de nuevo mal, te dije que no cantaras.
Claudia: ya basta déjame sola, no quiero discutir más. (El aire le estaba
faltando cada vez más, Jill tenía razón no debió cantar).
Pasaron algunos días más, entre recuerdos, alegría por ver tan felices a sus amigas,
discusiones con Jill y con Lilian...
Claudia supo que ya era hora de irse, se fue un momento cerca del lago, tiró una manta
y se recostó en ella, se quedó dormida, cuando despertó tenía a Gabrielle entre sus
brazos.
Gabrielle: hola dormilona... ¿qué haces aquí durmiendo? ¿la cama no es tan cómoda?,
haré que te la cambien.
Claudia: no está bien, solo quería ver el cielo, pero me quedé dormida, estoy
cansada.
Gabrielle: sí lo he visto, ¿estas bien?
Claudia: sí, contigo a mi lado, siempre estoy bien. (Y la abrazó fuerte y se
quedaron en silencio un buen rato, Gabrielle sentía el pecho de su amiga, subir y bajar
muy rápido).
Claudia volvió a cerrar los ojos, Gabrielle también, después de un rato, Claudia volvió
a despertar y besó la cabeza de la barda, Gabrielle miro el rostro de su amiga, se
perdieron en la mirada. Claudia acarició la cara de la barda, y le tocó la nariz.
Claudia: ¡Por los dioses!...
Gabrielle: ¿Qué pasa?
Claudia: estoy con una mujer casada... tu esposa me matará...
Gabrielle: estas loca... me gusta abrazarte... no me importa estar casada... Vi
que entre Jill y tú las cosas no van muy bien... ¿quieres hablar?.
Claudia: está todo bien... no te preocupes... Gabrielle sabes que debo irme, me
esperan en Roma.
Gabrielle: pensé que te quedarías un tiempo más. Te extrañaré.
Claudia: yo también... vamos... (se dieron un beso en los labios).
Después de algunos días Claudia y Jill se fueron de la aldea, ya reconciliadas, dejando
a todas sus amigas, con la promesa que al llegar el invierno, Gabrielle, Xena y
Xeclelle irían a Roma a visitarla.
Continuará... -(NOVENA Y ULTIMA PARTE)- * ASÍ ES LA VIDA *