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¿AMOR... O SEGURIDAD?

Autora: FFMorgan


- ¿Xena? – mientras caminaban
- ¿Humm?
- ¡Dijiste que sentiste algo! ¿Verdad?
- ¡No!
- ¡Claro que sí... dijiste que sentiste algo!
- ¡Gabrielle... no dije tal cosa!
- ¡Ay!... ¿En serio?
- ¡Bueno... tal vez sentí algo! – murmuro
- ¡Que!
- ¡Nada...!... no dije nada...
- ¡Sí dijiste! – La interrumpió Gabrielle deteniéndose y tomándola del brazo, mientras Xena le hacía arrumacos a la pequeña Eva - ¡Quiero saberlo Xena!
- ¿Por qué? – pregunto esta molesta
- ¿Por qué...? Bueno... porque... – haciendo ademanes con las manos sin saber bien que responder – porque... ¡Oh! – Se quejó molesta - ¡Porque quiero saberlo! – La miro fijamente a los ojos - ¿Sentiste algo con Ares Xena...? – La guerrera hizo un gesto de desagrado con la boca, meneo la cabeza de un lado a otro incómoda, la mirada de Gabrielle ensombreció - ¡Sí lo sentiste! ¿Verdad? – dijo incrédula
- ¡Gabrielle...! – protesto Xena – solo fue... algo... no sé bien que
- ¡Vamos Xena! ¿Crees que soy estúpida?
- ¡No dije eso! – protesto molesta
- ¡No con esas palabras!
- Bueno... ¿Y que demonios quieres que haga si sentí algo con él? – gritó Xena incómoda
- Nada... – musito herida la bardo – pero me gustaría que fueras honesta conmigo... solo eso – hizo un gesto de desagrado con la mano, dando media vuelta – parece que es mucho pedir para ti... – comento alejándose de la guerrera y su hija
- ¡Gabrielle...! – Gimió Xena. La bardo levanto una mano en señal de no querer escucharla y se alejo - ...Gabrielle – murmuro la guerrera molesta consigo misma - ¡Genial Xena...! – se dijo – Tu si sabes como hacer las cosas, Cyrene se acerco a su hija preocupada
- ¿Qué le pasa a Gabrielle Xena? Paso por mi lado como un rayo, creo que lloraba... ¿Qué le hiciste? – la reprendió severa
- ¡Nada madre! – se defendió
- ¡Te conozco Xena...! – amenazándola con el dedo – algo le hiciste para que se comportara así, Gabrielle es muy sensible y tu... eres una bruta Xena
- ¡Gracias madre! – dijo cínicamente
- ¡No te hagas Xena...! No me convencerás con esa cara de inocente... ¡Dame a mi nieta! – dijo tomando a la bebe en sus brazos – será mejor que arregles lo que sea que hayas hecho con Gabrielle... ella no merece que la trates mal... recuerda que nunca encontraras a alguien que te ame tanto como lo hace ella – se alejo con paso rápido, Xena se quedo parada con los brazos caídos, mirando como se alejaba su madre, sin entender que sucedía

Mas tarde en la posada, Gabrielle miraba a Eva mientras Cyrene cambiaba sus pañales
- ¿Estas bien Gabrielle? – quiso saber Cyrene, la bardo sonrió triste
- Estoy bien Cyrene... gracias por preguntar – acarició la cabeza de la bebe
- ¿Qué te hizo la bruta de mi hija...?
- ¡Nada...! – suspirando – No me ha hecho nada... – la mujer la miro tiernamente acariciando su hombro
- ¿Ese es el problema no?
- ¿Qué? – Grito la rubia sorprendida - ¿Qué... quieres decir con eso?
- ¡Vamos Gabrielle! ¿Crees que soy tonta?
- ¡No! Por supuesto que no...
- Sé lo que significa Xena para ti...
- ¿Lo sabes? – rió nerviosa
- ¡Aja!
- ¿Qué sabes? – trato de hacerse la desentendida
- Sé que la amas...
- ¡Claro que la amo! – suspiró aliviada – Eso no es novedad, todos lo saben Cyrene
- ¡Pero yo sé...! – la miro directo a los ojos – Como la amas...
- ¿Co... como... la amo...? – balbuceo intranquila
- ¡Sí!... de que forma la amas
- ¡No sé de que hablas!
- ¡Bien!
- De verdad no sé de que hablas...
- ¡Te creo! – dijo la mujer riendo
- ¡Cyrene...! – protesto
- Gabrielle... soy madre... soy mas vieja que tu... te conozco bien... – la tomo de los hombros – pero si no deseas hablar de eso... por mí esta bien... respeto tu silencio... solo no trates de engañarte a ti misma
- ¡Perdona! – dijo agachando la cabeza avergonzada, Cyrene la abrazo con ternura – Yo... no sé que hacer... yo... la amo tanto... – rompió en sollozos
- Tranquila niña... tranquila – Gabrielle se sentó en la cama con la cabeza entre sus manos
- ¡Que pensaras de mí ahora...!
- ¿Pensar de ti...? ¿Qué quieres decir pequeña? – pregunto sorprendida, sentándose a su lado, paso el brazo por sobre los hombros de la joven en un gesto protector
- ¡Se supone que esto no debe suceder!... yo no debería sentir esto por Xena... sé que esta mal... ella es mujer y yo... también soy mujer y...
- Una no elige de quien se enamora Gabrielle, solo sucede y nada mas... y si lo que sientes es amor verdadero no puede estar mal... no te niego que me sorprende y que cuando me di cuenta de lo que sentía por mi hija... – se levanto y camino inquieta – no me gusto mucho... el pensar en ustedes dos juntas... de ese modo... bueno, no fue muy grato... – se arrodillo frente a una avergonzada y aturdida bardo – Pero me di cuenta de que tu amor es puro... que darías tu vida por mi hija... fue ahí cuando comprendí que no podía ser malo... jamás vi a nadie mirar a mi hija del modo en que tu la miras... ella ha hecho cosas terribles en su pasado... pero a ti Eso no te importa... la amas con todo lo que es... lo bueno... y sobre todo lo malo, su lado oscuro... ¡Qué más puede pedir una madre Gabrielle!... que su hija encuentre a una persona que la ame por sobre todas las cosas del mundo – la bardo la abrazo llorando
- ¡Gracias por entenderme!...
- ¡No solo te entiendo Gabrielle!... también te quiero... solo espero que mi hija sé de cuenta de lo que tiene a su lado... quizá deba hablar con ella...
- ¡No! – Pidió angustiada -¡Por favor Cyrene... te lo ruego!... no quiero que hables con Xena, ella no siente lo mismo que yo... para ella solo soy como su hermana menor...
- No estoy tan segura de eso...
- ¡Yo sí Cyrene!... si llega a saber lo que siento por ella... todo cambiaría
- Pero no puedes continuar así niña...
- ¡Lo sé!... – suspiro hondo – quizá deba irme por un tiempo de su lado... buscar mi propio camino...
- ¿Irte?... ¿Adónde? – interrumpió Xena haciendo que las dos mujeres se sobresaltaran
- ¡Xena!... no te oí entrar – dijo su madre inquieta, la guerrera continuo con la mirada sobre la bardo, esperando una respuesta – Bueno... yo las dejo... – tomo a Eva en sus brazos – creo que tienen mucho de que hablar... – salió de la habitación, Xena se acerco a la rubia, que continuaba sentada en la misma posición sin mirarla
- ¿Qué es eso de querer irte Gabrielle?... ¿Es por lo de Ares? – La bardo levanto la cabeza, la miro triste, herida, la guerrera se revolvió incómoda – Gabrielle... ¡Eres tan niña!...
- ¡Estoy harta de que me veas como a una niña Xena! – Despotricó furiosa - ¡Soy una mujer!... ¿Acaso no te has dado cuenta de eso?... – Xena la observo asombrada de su reacción - ¡Por supuesto qué no!... yo para ti soy solo la niña tonta que encontraste en Potadia... y nunca te has dado cuenta que he crecido... que he cambiado...
- Lo siento... – murmuro incomoda la guerrera
- ¡No te disculpes Xena!... ni siquiera sabes porque té estas disculpando conmigo...
- Debo haber hecho algo mal... como siempre... – protesto enfadada
- ¿Y sabes lo que fue?...
- ¡No Gabrielle!... no lo sé... no sé que Tártaros té pasa... no sé porque te has puesto así... no sé porque estás tan molesta conmigo... porque te quieres ir de mi lado – hablaba fuerte caminando de un lado a otro - ...pero desearía saberlo – pidió más calmada
- Xena... – pregunto calmada - ¿Si te gusta Ares... por qué no estás con él... por qué lo haces sufrir?
- ¡No me gusta Ares Gabrielle! – se defendió con rabia
- ¿Sentiste algo o no?
- ...Pero eso no significa que me guste
- Una no siente algo con una persona que no le gusta...
- ¡Vamos Gabrielle!... fue solo... algo físico – dijo avergonzada - ...una es de carne y hueso ¿no?... – Gabrielle hizo un gesto de desdén, no podía decirle a su amiga el dolor que sentía al oírla hablar - ¿Acaso no me crees? – pregunto visiblemente molesta
- ¡La verdad es que no Xena!... - sonó triste - Siempre estás alentando a Ares, de una u otra forma lo alientas... para que continúe sintiendo, lo que siente por ti... creo que te gusta saber que te ama... hace que tu ego se eleve... te gusta saber que anda como estúpido tras de ti...
- Gabrielle... lo que él sienta no es mi problema...
- Sí lo es... lo es si tú lo alientas...
- ¡Yo no lo aliento! – grito furiosa
- ¡Sí lo haces!... siempre le dejas ver que existe una pequeña esperanza contigo... eso no es justo Xena
- ¿Ahora te importa tanto Ares Gabrielle?
- Me importas tú Xena... – dijo dolida – quiero que seas feliz... y si Ares puede darte esa felicidad... lo acepto... tienes una hija Xena... quizá sea hora que pienses en cambiar tu vida, en asentarte en un lugar... con alguien a tu lado
- ¿Y crees que Ares puede ser ese alguien? – pregunto incrédula
- ¡Quizá lo sea!... el té ama Xena, sus ojos lo dicen cada vez que te mira, además... él puede cuidarte bien... y a Eva...
- Gabrielle – dijo Xena angustiada, acercándose a la bardo, tomando sus manos entre las suyas - ¿Qué pasará con nosotras?...
- Si tu estás bien... yo estaré bien Xena, no te preocupes por mí... solo sigue a tu corazón... – la abrazó con fuerza y salió corriendo entre sollozos de la habitación, la guerrera dejó caer los brazos, mirando la puerta sin saber que hacer.


- Gabrielle... – pidió Cyrene - ¿Por qué no té quedas unos días aquí conmigo y me haces compañía?... ya que has decidido separarte de Xena... supongo que ella partirá pronto... me encantaría tenerte por unos días solo para mí... – ala joven sonrió dulcemente
- De acuerdo Cyrene... me quedaré contigo unos días... la compañía me hará bien, te ayudare en la posada... eso me distraerá
- Bien... comienza por ir a arreglar tu nuevo cuarto... puedes elegir el que desees
- ¿Verdad? – pregunto entusiasmada, Cyrene asintió, la bardo salió corriendo a arreglar su cuarto, la mujer madura se quedo mirando la puerta con una sonrisa triste en los labios, de pronto apareció su hija cargando a Eva en sus brazos
- ¿Adónde corre Gabrielle? - pregunto intrigada
- A arreglar su nuevo cuarto... – la miro de reojo, para ver su reacción – pasara un tiempo conmigo... – ala guerrera hizo un gesto de desagrado – me servirá de compañía ahora que tu te vas con Ares...
- No he decidido si me voy con el madre... – dejo a Eva en su canasto y se sentó en la cama, observo a su madre que doblaba unas ropas – quizá Gabrielle tiene razón y si me voy con Ares... todo sería diferente... él protegería a Eva de los otros dioses, no tendría que preocuparme porque quieren matarla... además... se que él me ama...
- ¿Y tu lo amas Xena?
- ¿Amarlo?... – sonrió cínicamente - ¡Qué importa eso madre!... mientras Eva este bien... lo demás no importa
- ¿Y que pasara contigo Xena?
- ¡Sobreviviré... siempre lo hago!
- ¿Y que pasara con Gabrielle?
- Ella me dijo que estaría bien...
- ¿Y tú le creíste?
- ¿Por qué no madre? – Cyrene la miro entre furiosa y triste, se acerco a su hija dándole unas palmaditas en la cabeza
- ¡Creí que eras más inteligente Xena!... pero me equivoque... eres igual a tu padre, no vez mas allá de tu nariz... cuando se trata de sentimientos...
- ¿Qué es lo que quieres decir con eso? – quiso saber molesta
- ¡Nada!...
- ¡Vamos madre!... Sé que quieres decirme algo
- ¡Te equivocas Xena!
- ¡Madre!... – grito amenazante
- ¡Olvídalo Xena! – palmeo la mejilla de su hija – si no puedes darte cuenta tu misma... no vale la pena que lo sepas... – salió presurosa de la habitación, dejando a Xena nuevamente sin saber que hacer
- Esto se esta haciendo una costumbre... – le hablo a la pequeña que dormía - tu abuela y Gabrielle, logran dejarme sin saber que hacer hija mía... ¿Qué opinas tu pequeña... he? – Miro a su hija con todo el amor que una madre puede sentir - ¿Crees que tía Gabrielle estará bien sin nosotras? – Su rostro entristeció - ¿Y nosotras... estaremos bien sin ella?...


Cyrene y Gabrielle se encontraban cenando, Xena se sentó a la mesa
- ¿Te sirvo? – pregunto la bardo
- Sí... gracias – respondió la guerrera
- ¿Eva se durmió? – quiso saber Cyrene
- ¡Por fin! – resoplo cansada, Gabrielle le tendió el plato con comida, Xena la miro triste, la bardo le regalo una de sus hermosas sonrisas – Gracias... – murmuro y comenzó a comer en silencio, Gabrielle y Cyrene continuaron su conversación entre risas y bromas, de pronto una sonrisa disimulada y picara asomo en el rostro de la mujer mayor, dirigiéndose a la bardo dijo
- ¡Quiero que conozcas a alguien Gabrielle!... Sé que te va a gustar
- ¿A quien? – pregunto esta sorprendida
- Su nombre es Miléa... – el rostro de la guerrera endureció, pero continuó comiendo en silencio – es hija de una hermana de mi difunto esposo... prima de Xena... de echo... – ahogo una sonrisita por el rostro desfigurado de la guerrera – es muy parecida a Xena
- ¿También es guerrera? – quiso saber la bardo intrigada, Cyrene le dio una mirada cómplice, la bardo sonrió para sus adentros, al ver la cara de desagrado de su amiga, decidió seguirle el juego a la mujer mayor
- Es poeta... igual que tú
- ¿En que se parece a Xena entonces?
- Físicamente es muy parecida a ella... mismo color de pelo... mismos ojos, estatura... es una hermosa mujer... solo que más dulce que mi hija – Xena carraspeó molesta - ¿Te acuerdas de ella verdad Xena?
- Sip...
- ¿Por qué nunca me hablaste de ella? – interrogo la bardo
- Porque nunca me importo mucho... – dijo cínicamente
- ¡Xena!... – regaño su madre
- ¿Qué? – Dijo sarcástica - ¿Quieres que mienta madre?... – Cyrene meneo la cabeza de un lado a otro
- ¿Y dices que es poeta? – continuo la bardo fingiendo mucha emoción
- ¡Ja! – se burlo Xena
- ¿Qué? – pregunto Cyrene
- ¡Vamos madre!... si ella es poeta... yo soy... bailarina... – rió la guerrera
- No le hagas caso Gabrielle... Xena tiene la sensibilidad de una mula... Miléa es una excelente poeta... no narra historias como tu, pero escribe cosas hermosas... espera, creo que tengo algo escrito por ella – subió corriendo las escaleras, Xena continuo en silencio, comiendo de mala gana, Cyrene regreso con un trozo de pergamino - ¡Aquí esta!... – miro a Xena y le guiño un ojo a Gabrielle – Lo leeré y tu me dirás si es hermoso o no...
- ¡Bien!... – dijo la bardo entusiasmada – me muero de ganas por escucharlo... – Cyrene comenzó a recitar
“Ya no tengo palabras para amarte
las he gastado todas... una a una
te las he regalado...
te he dado mi alma...
mi vida...
mi esperanza...
mis sueños... mi reflejo en el agua,
mis deseos ocultos...
mi dolor... mi alegría...
nada de esto ha servido...
Porque tú... no eres mía.
Ya no tengo palabras para amarte
Nada queda... solo este amor dolido
y tu recuerdo... guardado para siempre...
en mi memoria...” - Gabrielle lagrimeaba sin poder contener la emoción, las palabras le habían calado hondo en su corazón, era lo que sentía por su amada princesa guerrera
- Es... hermoso – balbuceo emocionada – alguien que es capaz de escribir palabras tan intensas... debe ser una persona maravillosa... quiero conocerla Cyrene...
- Tienes suerte querida... mañana llega a pasar unos días con nosotras
- ¡No puedo esperar a mañana!... – exclamo emocionada, Xena alzo una ceja molesta, con dureza en su voz pronuncio
- Es idea mía... o ese poema fue escrito para una mujer madre... – Cyrene la miro severamente
- ¡Bueno!... ella es diferente
- Al decir diferente... – le dio una mirada triunfal – quieres decir... que le gustan las mujeres... – Gabrielle tragó saliva nerviosa
- ¿Tienes algún problema con eso Xena? – pregunto su madre seria, la guerrera miro el rostro de Gabrielle que trato de mostrarse calmada y se revolvió en su asiento
- ¡No!... no tengo problemas con eso... pero creo que Gabrielle debería saberlo
- ¡A mí no me importa eso Xena! – Dijo tranquila la bardo, la guerrera abrió enormemente los ojos asombrada, así es que a su querida amiga no le horrorizaba pensar en ese tipo de relaciones y ella creía que Gabrielle se escandalizaría al oír algo así - ...es solo una manera distinta de amor, no tiene nada de malo ¿No crees Cyrene? – pregunto con su mejor cara de inocente, la mujer sonrió disimuladamente
- Por supuesto que no tiene nada de malo... – Xena no podía creer lo que oía, su madre lo tomaba con la misma naturalidad de Gabrielle - ¿Qué pasa Xena... por qué esa cara de asombro?
- Es que... bueno, esto es algo que no se ve con frecuencia y a ustedes parece no preocuparles...
- Gabrielle y yo somos de mente amplia hija – dijo sonriendo – Mañana la conocerás Gabrielle y sé que te encantará... ustedes dos se llevarán a las mil maravillas – Xena gruño algo inteligible y se fue a su cuarto de mal humor , Cyrene y la bardo sonrieron
- ¿Qué tratas de hacer Cyrene?
- ¿No es obvio? – dijo orgullosa de sí misma
- ¿Quieres darle celos a Xena?
- ¡Y esta funcionando! – soltó una gran carcajada – Veremos cuanto tiempo tarda mi testaruda hija en descubrir que te ama... – Gabrielle bajo la cabeza triste – Aunque tú no lo creas pequeña... ella te ama, yo lo sé... soy su madre
- Cyrene...
- No discutas conmigo... además, no perdemos nada con intentarlo, tú solo sígueme la corriente
- ¿Pero tu sobrina que dirá?
- ¿Miléa?... creo que de verdad le encantaras... yo me ocupare de contarle nuestro plan, sé que estará feliz de ayudarnos – estuvieron conversando hasta muy tarde, Gabrielle paso por la habitación de Xena antes de ir a dormir, entro en silencio, vio a la guerrera tendida en la cama, la creyó dormida, se acerco a la pequeña que dormía plácidamente, acarició su carita con enorme ternura, suavemente le susurro
- Hola mi niña hermosa... soy yo... Gabrielle... tu segunda mamá, te quiero Eva... como si fueras mi hija... ¿lo sabes verdad?, Sabes que daría mi vida por ti o por tu madre... ustedes dos... son las personas que más amo en este mundo... por eso tengo que apartarme de su camino Evita... yo no puedo cuidarlas como lo haría Ares, él es un dios pequeñita... a su lado nada les pasará, estarán a salvo, las extrañare tanto Eva... no imaginas cuanto... mi dulce niña... hubiese querido verte crecer, dar tus primeros pasos... oír tus primeras palabras - las lagrimas corrieron por las mejillas de Gabrielle y de la dura guerrera que escuchaba cada palabra de su amada amiga – pero con tal de verlas bien... puedo renunciar a mis dos amores... tú y tu madre... Xena te ama pequeña... tienes la mejor madre del mundo... y yo te amo Evita, te amo con todo mi corazón... – beso suavemente a la pequeña y salió en silencio de la habitación, Xena se sentó en la cama llorando, era cierto que Ares podía protegerlas, pero nadie podría amarlas tanto como su querida amiga
- ¡Oh Gabrielle! – penso - ¿Cómo puedes ser tan hermosa? ¿Y como puedo ser yo tan estúpida? – Eva comenzó a llorar, Xena la llevó a su cama, meciéndola suavemente para calmarla - ¡Oh cariño... no llores! Mamá esta aquí... Oh Eva, mi pequeña... ¿Qué vamos a hacer?... Sé que estando con Ares, nada te sucederá, él cuidaría de nosotras dos, claro que yo tendría que convertirme en su mujer... – puso cara de desagrado – y eso significa que debería... bueno, eres muy pequeña para hablar de estas cosas Eva... cuando crezcas tendrás tiempo de averiguarlo – beso a la niña que dormía en sus brazos – pero lo mas terrible de esto Eva... es dejar a Gabrielle... Gabrielle... – recordó las recientes palabras de su amiga - ¿Quién podrá amarnos tanto como ella hija?... bien Eva, este es el dilema de nuestra vida... tengo que escoger entre amor... o seguridad... entre tu vida... o el amor de Gabrielle... difícil elección ¿no Eva?... tranquila pequeña... no serás tu quien tome esa decisión... seré yo... – le costo mucho conciliar el sueño esa noche.


El sol ya estaba alto cuando despertó, su cuerpo estaba tenso, no había descansado bien, tuvo pesadillas con Ares, Eva y por supuesto Gabrielle. Su hija no se encontraba en la habitación, supuso que su madre se había hecho cargo de ella para permitirle dormir un poco más, se vistió y bajó al salón.
- Buenos días dormilona – saludo su madre con una enorme sonrisa
- Madre... ¿Por qué no me despertaste antes? – Se quejo tomando un sorbo de té de hierbas - ¿Dónde está Gabrielle... y Eva? – miro buscándolas
- Afuera... con tu prima – la cara de Xena se desfiguro por la rabia – Llego temprano y esta... encantada con Gabrielle
- ¿Sí? – trato de no darle importancia
- Así es... me dijo que es hermosa... – los ojos de la guerrera brillaron de celos – que es la mujer más encantadora que ha conocido... y Gabrielle esta maravillada con ella... – Xena salió echando humo de la posada, su madre la miro sonriendo – así hija mía... ve... ve a buscar a Gabrielle – musito. La guerrera caminaba furiosa buscando a la bardo por todo el pueblo
- ¡Esta encantada con Gabrielle!... – remedaba a su madre con rabia - ¡Y Gabrielle esta maravillada con ella!... Gabrielle se maravilla con todo el mundo... – refunfuño echando chispas por los ojos - ¡Donde Tártaros se habrán metido! – grito furiosa, encaminándose deprisa hacia el lago, sabía que a Gabrielle le encantaba ese lugar, al acercarse las vio riendo, Miléa sentada frente a Gabrielle que sostenía a Eva en sus brazos, miraba a la bardo con ojos de fascinación, atenta a cada palabra que emitía la rubia mujer, la guerrera sintió que su sangre hervía al ver que su amiga parecía muy feliz
- Miléa... – saludó secamente
- ¡Xena! – Saludo Miléa emocionada, abrazándola efusivamente - ¡Qué gusto volver a verte!... no has cambiado nada – la guerrera miro a Gabrielle con desdén, le quito a Eva de los brazos de mala manera
- ¡Ven aquí... hija...!
- ¡Xena!... ella esta bien... no le paso nada – se disculpo la rubia preocupada
- ¿Y si hubiese aparecido algún dios Gabrielle... que hubieses hecho... como la hubieses defendido? – grito fuera de sí
- ¡Con mi vida de ser necesario! – respondió Gabrielle a punto de soltar las lagrimas
- ¡Y una vez que te hubiesen matado, la tendrían a ella... ¿Verdad? – Esto fue la gota que derramo el vaso y las lagrimas no se sostuvieron en los ojos de Gabrielle - ¿Por qué no piensas Gabrielle?... – estaba fuera de sí - ¿Qué harías tú contra un dios?...
- ¡Lo siento Xena!... – con voz temblorosa por el llanto, apretando sus puños con rabia y decepción – Lamento ser... tan insignificante para ti... – Lamento no poder defender a tu hija como se merece... – los sollozos le dificultaban el habla – Lamento no tener el poder de un dios para salvarla... – Xena la miro angustiada, tomando conciencia recién de todo lo que le había dicho a su querida amiga – No volveré... a tocar a tu hija Xena... – no pudo seguir hablando por el llanto, la angustia de la guerrera era evidente
- Gabrielle... yo... – balbuceo
- ¡Basta ya Xena! – La regaño Miléa - ¿No crees que ya has dicho bastante por hoy?... – la observo con desprecio acercándose a Gabrielle, que se abrazó a ella llorando desconsolada – Tranquila Gabrielle... tranquila... – acarició y beso su cabeza con un delicado gesto, Xena continuaba parada frente a ellas con lagrimas en los ojos, intento decir algo, pero no supo que, extendió la mano para tocar a Gabrielle, pero Miléa se la aparto de un golpe - ¡Déjala en paz Xena!... ya le hiciste suficiente daño... vete de aquí... yo la cuidare... – la princesa guerrera se alejó llorando con Eva en sus brazos, la bardo permaneció refugiada en los brazos de Miléa, durante varias marcas de vela, al atardecer volvieron a la posada, Gabrielle estaba desecha, Cyrene la abrazó preocupada
- ¿Qué sucedió pequeña? – La bardo solo lloraba sin poder hablar - ¿Miléa? – suplico con la mirada
- ¡Pregúntale a tu hija!... – fue la seca respuesta de la joven
- Xena se fue... llego aquí llorando... no me dijo nada... solo tomo sus cosas y se fue... – la angustia estaba presente en su voz, Miléa le contó todo lo sucedido con lujo de detalle - ¡Esta hija mía es una bruta!... mas de lo que yo imaginaba
- ¿Qué quieres decir? – pregunto Miléa
- Luego te cuento... ahora ayúdame a acostar a Gabrielle, necesita descansar – llevaron a la joven a su cuarto, Cyrene le preparo una hierbas que la hicieron dormir profundamente, bajaron al salón
- ¿Qué quisiste decir tía Cyrene?
- ¿Con lo de bruta?
- ¡Sí... con lo de bruta! – rió
- Xena estaba enojada con Gabrielle... pero no por Eva...
- ¿Por qué entonces?
- ¡Por ti!
- ¿Por mí?
- Así es... por celos hacia ti...
- ¿Quieres decir que Xena esta realmente... esta?...
- ¡Sí!... esta enamorada de Gabrielle... solo que aun no se da cuenta... o no quiere darse cuenta...
- ¡Por eso tanta rabia en su voz!...
- ¡Por eso!... por celos y la muy bruta no se da cuenta... – se tomo la cabeza desesperada – Lo peor es que ahora debe haber ido corriendo a los brazos de Ares... se debe sentir tan culpable, que es capaz de entregarse al dios de la guerra, para expiar sus culpas... ¡Dioses!... y ya nada se puede hacer – camino de un lado a otro angustiada
- ¿Y si hablas con Xena tía?
- No sé dónde encontrarla querida... cuando ella no desea ser encontrada... ten por seguro, que nadie podrá hacerlo – miro hacia las habitaciones triste – solo Gabrielle podría dar con ella, pero no creo que después de todas las barbaridades que le dijo mi hija... quiera ir en su busca... ¡Es una bestia... un animal!... igual a su padre
- Cálmate tía... mañana veremos que podemos hacer... ahora debemos descansar.

El día siguiente Gabrielle la paso encerrada en el cuarto, no quiso comer ni hablar con nadie.

Entre tanto Xena se refugió en una cueva cercana a la aldea, la culpa y el remordimiento, la consumían, las horas transcurrían lentas para la guerrera, Eva dormía, tras haber comido, Xena recordó las palabras que le había gritado a su amiga y lloró con desconsuelo
- ¡Que injusta fui!... – se dijo – Gabrielle no se merecía todo lo que le dije... tantas veces lucho a mi lado, codo a codo para salvar nuestras vidas y la de Eva... y yo la muy estúpida, le pago su devoción, hiriendola una vez más... cuanto dolor le he causado... siempre menospreciándola... tratándola mal... y ella seguía a mi lado sin protestar... – cerro los ojos con rabia, recordó el rostro de su amada amiga y se enterneció - perdonándome todo... casi la mate después de la muerte de Solan... ella también perdió a su hija y no me importó... no vi su dolor... solo el mío... pero ella, me perdonó nuevamente... no merezco que me quiera tanto... quizá esto es lo mejor que pudo pasar... alejarme de su camino... ella será feliz sin mí... Miléa puede hacerla feliz... le dará todo lo que yo jamás podré darle... es sensible, dulce... yo soy un animal, quizá lo mejor sea estar con Ares... es igual a mí... ¡Un animal!
- ¿Hablabas de mí? – pregunto el dios de la guerra apareciendo y sorprendiendo a la guerrera
- ¡Ares!... ¿Qué quieres? – pregunto furiosa
- ¿Dónde está la rubia molesta?... – rió – No me digas que por fin la echaste de tu lado... te diste cuenta que solo es un estorbo para ti... té llena la cabeza esas tonterías como el amor...
- ¡Vete Ares! – amenazo parándose frente a él
- ¡Oh querida!... – dijo abrazándola por atrás – eso no es lo que acabo de oírte decir – deslizo su mano por el estómago de la guerrera – Estabas pensando en aceptar mi oferta Xena... imagínalo... ¡Tú y yo juntos seríamos invencibles! – Xena cerró los ojos, el contacto con Ares no le producía ningún placer, solo podía ver el rostro de Gabrielle – Tu pequeña hija crecerá a salvo... se hará fuerte... piénsalo Xena... podríamos ser los dueños del mundo, nada ni nadie se opondría a nosotros...
- ¿Qué pasará con Gabrielle?
- Ella vivirá su vida Xena... – acarició el cuello de la guerrera – será feliz con toda esa basura que predica... además ahora mismo esta buscando consuelo en otros brazos, los de tu prima... que parece estar muy dispuesta a consolarla durante el resto de la vida – Xena recordó a Gabrielle llorando en los brazos de su prima, recordó con que dulzura Miléa la acariciaba – además... Miléa se parece tanto a ti, que ni siquiera tendrá tiempo de extrañarte... – Le mostró una visión de Gabrielle y Miléa hablando, tomadas de las manos, Xena sintió que la furia volvía a apoderase de ella
- ¿Por qué me muestras esto? – grito desesperada
- Para que veas que ella no te necesita para ser feliz... ella seguirá con su vida... tu debes seguir con la tuya... y tu vida esta destinada a compartir la mía, como mi compañera... criando a nuestra hija... sin preocuparte por tener que salvar tu vida o la de Eva... piénsalo Xena... te ofrezco el mundo entero... piénsalo... – diciendo esto desapareció.
- Bien Eva... creo que Ares tiene razón... con él podemos vivir tranquilas... sin preocuparnos por nada... ¿Qué opinas pequeña? ¿Nos vamos a vivir con el Dios de la Guerra? – como si la hubiese oído, Eva comenzó a llorar desconsoladamente, Xena intento calmarla – Tranquila... mamá esta aquí... ¿No te gusta la idea he? – la bebe continuaba llorando – Oh Eva... ¿Qué te sucede cariño? ¿Me quieres decir algo? ¿No quieres vivir con Ares? – Eva redobló su llanto – Shiii, Shiii... ¿Nos quedamos solas Eva... tú y yo? – la bebe seguía llorando con menor intensidad - ¿Qué ocurre cariño... quieres volver con la abuela? – miró a la niña que no cesaba de llorar - ¿Quieres a Gabrielle?... – Eva dejó de llorar como por arte de magia – Oh... es eso cariño... quieres a Gabrielle ¿Verdad? – la pequeña sonrió – Eva... mi dulce Eva... ¿Te cuento un secreto?... yo también la quiero... ¿Crees que Gabrielle perdonará a tu tonta madre? – la niña volvió a sonreír - ¿Estás muy segura de ella verdad? – ahora Eva soltó una risita, la guerrera sonrió también.

El día amaneció triste, Gabrielle no deseaba levantarse de la cama, Cyrene fue a despertarla y le llevó algo de comer
- Gracias Cyrene... pero no tengo hambre...
- Pues no me importa que no tengas hambre niña... – la reprendió severamente - Ayer no probaste bocado en todo el día... – puso la bandeja frente a una afligida rubia – Te comes todo – se sentó frente a ella
- Cyrene...
- ¡Sin protestas Gabrielle!... Sé que estás triste... sé que mi hija puede ser una bestia en ocasiones... pero Gabrielle - tomo las manos de la joven entre las suyas – Xena te ama... lo que dijo fue por rabia... por celos
- ¿Celos?
- ¡Sí celos!... te vio a ti con Miléa y enloqueció... pero es tan testaruda, que no es capaz de admitir que te necesita a su lado... tanto como tú a ella... la conoces Gabrielle... siempre tiene que mostrase fuerte... el amor es una debilidad para ella... no puede permitírselo... pero se que te ama... me atrevería a decir que te ama mas que a su propia hija...
- No Cyrene... no digas algo así... – pidió triste
- Pero es la verdad... si Xena se va con Ares, será infeliz toda su vida, estará segura, Eva estará segura... pero a que precio... Hay costos que no valen la pena ser pagados Gabrielle...
- Ya nada se puede hacer Cyrene...
- Ve a buscarla Gabrielle... – fue casi una súplica
- No sé dónde encontrarla...
- Piensa Gabrielle... tú la conoces mejor que nadie...
- No Cyrene... – se levantó y comenzó a vestirse – Esta es una decisión que Xena deberá tomar por si sola... sabes que correría a sus brazos... pero es ella quién debe decidir que hará con su vida... no voy a interferir... Aunque elija a Ares como su compañero... lo siento Cyrene, pero no haré nada... si ella me ama, como tú dices... volverá sola... – salió de la habitación

Pasaron tres largos días sin noticias de Xena y Eva, la bardo seguía triste, Miléa intentaba animarla de mil maneras, Gabrielle miraba a la joven que tanto se parecía al amor de su vida
- Eres tan parecida a Xena...
- Lo sé... siempre me lo dicen
- ¿No té molesta?
- En absoluto... es un halago para mí... claro que nuestro parecido es solo físico... Xena es incomparable...
- Es increíble... – cerró lo ojos pensando en la guerrera – Xena es... ¡Unica!
- Lo es... pero tú has ayudado mucho, a que ella sea lo que es hoy...
- No... – protestó – yo no he hecho nada...
- ¡Tú y tus pergaminos, crearon el mito!... antes era conocida como “La señora de la guerra” “La destructora de naciones”... ahora es “La princesa guerrera”... ese titulo se lo diste tú Gabrielle... Tú creaste la leyenda de la valerosa princesa, que lucha por los desamparados, la valerosa guerrera que defiende a los desvalidos... si tú no hubieses estado en su vida, ella no sería lo que hoy es...
- Lo sería de igual modo... Xena tiene un gran corazón... la conozco bien... aun sin mí... seguiría a su corazón
- Yo no estoy tan segura de eso Gabrielle... su lado oscuro es muy fuerte... tú eres su guía... su balanza... eres su faro... ella está perdida sin ti – Gabrielle sonrió triste – He leído algunos de tus escritos... eres muy buena Gabrielle, describes a Xena de un modo increíble...
- Es que ella es increíble... no imaginas lo que es cuando pelea – comenzó a caminar, mientras hablaba ayudándose con sus manos – Sus ojos tienen un fuego especial, está pendiente de cada detalle, de cada golpe, de cada movimiento del adversario, tiene un sexto sentido que nadie mas posee, sabe exactamente lo que harán los demás... es magnífica, verla pelear es una obra de arte... una danza... puede estar peleando con muchos hombres a la vez y aun así se da tiempo de preocuparse por mi seguridad... – rió melancólica – Siempre se ha preocupado por mi... siempre he sido una carga para ella, no soy tan fuerte... no soy tan hábil... me equivoco siempre... a su lado... soy insignificante...
- Cualquiera es insignificante al lado de Xena... nadie se le compara en fuerza y destreza... – la miró profundamente Eres tan romántica Gabrielle...
- ¿Por qué?
- ¡Porque solo tú puedes ver belleza en una pelea!... solo tú puedes describir una batalla con amor...
- Yo amo a Xena... – murmuro bajito
- Lo sé Gabrielle... y ella es afortunada en tenerte a su lado... yo daría lo que fuera, para que alguien como tú... - la miro a los ojos – me amara de ese modo, no sé como mi prima puede ser tan ciega... si yo fuese ella, no te dejaría ni por un momento... – acarició la cara de la bardo suavemente, Gabrielle se perdió en los azules ojos de Miléa, eran como los de Xena, la miraban como siempre deseo que la miraran los de su guerrera, Miléa acerco sus labios a los de Gabrielle besándola tiernamente, la bardo se dejó llevar por el beso y murmuro
- Xena... Oh Xena... – Miléa la aparto delicadamente sonriendo triste
- ¡No soy Xena... Gabrielle!...
- Lo siento... – se disculpo avergonzada – yo...
- No te preocupes... te entiendo... la amas y soy tan parecida a ella
- No debí hacerlo... no quise herirte...
- No me heriste mujer... yo sé lo que sientes por ella... además el beso fue... – mojó sus labios con la lengua – delicioso... tus labios son tan dulces... – Gabrielle se ruborizó sonriendo nerviosa - ¿Fue tan malo para ti?
- No lo fue...
- Bien.. entonces no se hable más del asunto...
- Pero no quiero que esto vuelva a repetirse Miléa...
- Si la tonta de mi prima, no vuelve por ti... – dijo haciendo un mohín con la cara que hizo reír a la bardo - ¡Voy a intentar conquistarte mujer!
- Si Xena no vuelve por mí... – afirmo coqueta - ¡Dejaré que lo hagas Miléa!
- ¡Bien dicho! – Interrumpió Cyrene – Si la bruta de mi hija no es capaz de darse cuenta lo que vales... por lo menos todo quedará en familia... – soltó una gran carcajada, Gabrielle y Miléa corearon la risa de la mujer.

A pesar de las risas, Gabrielle estaba triste, deseaba correr en busca de Xena, deseaba verla nuevamente, pero no interferiría en la decisión que ella debía tomar, sabía que su destino era estar con Xena, se lo habían dicho en la India, pero esta vez, debía ser la guerrera quien tomara la decisión, ella la había seguido demasiadas veces, era hora de que Xena la siguiera a ella, sonrió triste, no estaba muy convencida de que su princesa lo hiciera, era tan testaruda cuando algo se le metía en la cabeza, pero también amaba ese aspecto de ella, en ocasiones la enloquecía su tozudez, deseo golpearla miles de veces para que entrara en razón, pero con una sonrisa y una simple mirada, se olvidaba de todo y seguía amándola tanto, que llegaba a doler.
Era ya muy tarde, las tres mujeres se encontraban conversando en el salón, mientras tomaban una cerveza, Cyrene les contaba historias, riendo a más no poder, llegó un momento en que las tres estaban ahogadas de la risa, no oyeron entrar a la guerrera con su pequeña hija, quien se quedo en silencio, escuchándolas.

- ¿Cómo estará Xena? – habló Gabrielle en voz alta, una vez que dejó de reír
- ¡Basta ya de pensar en Xena Gabrielle! – la reprendió Miléa – No haces mas que pensar en ella...
- ¡Es que me preocupa!... ¿Y si está con Ares?
- ¿Qué si está con Ares? – reclamó Cyrene molesta – Es su decisión sí esta con él ¿O no?
- Lo sé... solo espero que si esta con él... no vuelva a ser como era antes... Ares siempre ha deseado que vuelva a ser la antigua Xena...
- Pero si ella decide seguir el camino de Ares... es su responsabilidad... no la tuya...
- Pero me siento responsable, yo le dije que se fuera con él... yo la empujé a eso... y si sigue el camino de Ares – su mirada se ensombreció – su corazón se destruirá... su espíritu se hará pedazos... y yo no lo soportaría... preferiría morir antes de verla destruida
- ¡Eso no será necesario Gabrielle! – intervino Xena con la mirada opaca por la tristeza
- ¡Xena! – exclamo la bardo con la cara llena de felicidad, levantándose de un salto
- ¡Hija... volviste! – su madre corrió a abrazarla - ¡Qué bueno que estas aquí Xena!... – Miléa le sonrió, el ver la cara de felicidad de la bardo, era suficiente para estar contenta por el regreso de su prima
- ¡Gabrielle! – musito la guerrera – Yo...
- Vamos Miléa – invitó Cyrene, tomando a su nieta en los brazos – Ustedes tienen mucho de que hablar... – se perdieron por las escaleras, Gabrielle no cabia en si de gozo, Xena estaba angustiada e incómoda, sentía vergüenza de mirar a su amiga a los ojos
- ¡Xena!... – la abrazó fuerte – Te extrañe tanto... – la guerrera la aparto con delicadeza, mirándola con ojos de angustia, llenos de lagrimas
- Gabrielle... perdóname... he sido una tonta... no merecías nada de lo que te dije...
- Xena...
- No Gabrielle... – la interrumpió llorando – siempre me perdonas... ahora quiero que me escuches... – la rubia asintió con la cabeza, mientras las lagrimas corrían por sus mejillas – Siempre has estado para mí... a mi lado... incondicional, te he tratado mal tantas veces... – lloraba sin poder contenerse – Has sufrido tanto por mi causa... y solo sabes perdonarme una y otra vez... eres lo mejor... lo mas hermoso de mi vida...
- Tienes a Eva...
- Amo a mi hija Gabrielle... lo sabes... pero tú eres lo mejor... no quiero irme con Ares... quiero que ambas la criemos juntas... tú eres su madre tanto como lo soy yo... confío en ti Gabrielle... nunca había confiado en alguien tanto como en ti... te confío mi vida y la de nuestra hija... no nos dejes Gabrielle... no soportaría vivir sin ti... perdóname... – Gabrielle la abrazo con fuerza
- Ya te perdone Xena... sé que no quisiste hacerlo... te conozco... – beso su mejilla – Ya te perdone...
- ¿Cómo puedes ser tan buena conmigo Gabrielle?
- Es fácil cuando amas... y yo te amo Xena... tú lo sabes
- Yo también te amo Gabrielle... eres parte de mí... mi familia...
- Tu familia... – repitió triste la bardo, mientras continuaba abrazada al cuerpo de su amada pensando – Sé que es todo lo que puedes ofrecerme guerrera mía... pero no me importa... lo acepto... mi amor alcanza para las dos... – estuvieron abrazadas por largo rato llorando, Cyrene miraba la escena un tanto decepcionada
- Xena... como puedes ser tan terca hija mía... – penso – Bien... pues sobrinita... deberemos continuar con nuestro plan.

Al día siguiente Xena, Gabrielle, Miléa y Eva, estaban disfrutando un día en el lago, la bardo jugaba con la bebe feliz, Miléa, se sentó al lado de la guerrera que las observaba como hipnotizada
- ¿Son hermosas... verdad?
- Sip... – afirmo Xena – Lo son...
- ¿Xena?...
- Sip...
- ¿Qué hay entre tú y Gaby? – la guerrera abrió enormemente los ojos asombrada e incómoda
- ¿Qué quieres decir con eso? – preguntó atragantada
- Eso Xena... no es tan difícil de entender... quiero saber si entre tú y Gaby, existe algo mas que amistad...
- ¿Por qué quieres saberlo? – preguntó a la defensiva
- Porque si ustedes dos son más que amigas, me mantendré al margen... pero si no lo son – miro a la guerrera decidida – Intentaré conquistarla...
- ¿Conquistar a Gabrielle? – interrogó atónita
- Sip... ella me gusta mucho... es hermosa, inteligente, valiente y sobre todo tiene el corazón más puro que he conocido... si logró que me ame... seré la mujer más feliz del mundo – suspiró extasiada, Xena se revolvió en su lugar molesta
- Gabrielle y Miléa juntas... – penso la guerrera
- ¿Y bien?... – Miléa interrumpió su pensamiento
- ¿Y bien que? – pregunto disgustada
- ¿Hay algo mas que amistad entre ustedes?
- No... – murmuro por lo bajo
- ¿Entonces no te molestaría que intentara conquistarla?...
- No creo que Gabrielle te corresponda Miléa – dijo segura - pero si quieres... puedes intentarlo... – se levantó furiosa - ¡Gabrielle! – llamó suavemente – Volvamos a la posada... ya es tarde...
- ¡Un rato más Xena! – suplico la bardo
- Eva debe comer... y cambiarse pañales...
- Bien... – acepto con desgano la rubia
- Gabrielle... – interrumpió Miléa – Deja que Xena lleve a Eva... nosotros podemos quedarnos un rato más – La bardo miró a Xena quien acepto de mala gana, partiendo con su hija, balbuceando para sí
- Nosotras podemos quedarnos un rato más... – remedó a su prima, se volvió para ver a Gabrielle, Miléa le había pasado la mano por encima de sus hombros, señalándole algo a lo lejos, partió a grandes zancadas, entro a la posada como alma que lleva el diablo, subiendo sin siquiera saludar a su madre, Cyrene la siguió sonriente, cuando entro a la habitación, Xena cambiaba a Eva
- ¿Qué sucede Xena?
- ¿Suceder?...
- Sí... ¿qué sucede?
- ¡Nada madre!... ¿Debería suceder algo?
- Dímelo tú... – se sentó frente a su hija – entraste como si te persiguieren las hordas del Tártaro... debió haber pasado algo
- ¡No paso nada! – corto secamente, Cyrene sonrió con disimulo
- ¿Y Gabrielle?
- ¡En el lago!
- ¿Y Miléa?
- ¡En el lago!... con Gabrielle... – su voz sonó sarcástica
- ¡Hacen linda pareja! ¿No crees?
- ¡Madre! – grito Xena
- ¿Qué?
- ¿De donde sacas esas ideas?
- Sé que a Miléa le gusta Gabrielle...
- ¡Pero a Gabrielle no le gusta Miléa!
- ¿Cómo lo sabes?
- ¡Lo sé!
- ¿Se lo has preguntado?
- ¡No!... pero conozco a Gabrielle...
- Yo no estaría tan segura de eso Xena...
- ¿Qué quieres decir? – la furia le salía por los ojos
- Los días en que no estuviste yo las vi muy...
- ¿Muy que?... – no podía disimular la rabia que sentía
- Muy unidas...
- ¿No té molesta madre?
- La verdad es que siempre pense que serías tú la que compartiría la vida con Gabrielle... pero todo queda en familia ¿O no? – Xena la miraba sin dar crédito a lo que oía
- ¿Pensaste que sería yo?...
- Así es...
- ¿Y no te hubiese importado que Gabrielle y yo?... bueno tu sabes...
- Gabrielle es la nuera que cualquier suegra desearía tener... lástima que ahora solo será mi sobrina... – salió de la habitación ahogando una risita, Xena quedo perpleja, tanto tiempo negando lo que realmente sentía por Gabrielle, por temor a lo que podría decir su familia, sus amigos y su madre lo aceptaba sin problemas y ahora llegaba otra y le robaba la torta, pero no podía quejarse, ella misma le había dado el pie a Miléa para conquistar a “su” bardo a quien no parecía incomodarle la situación
- ¡Nunca se te quitará lo bruta Xena! – se dijo en voz alta
- Eso es verdad – acotó Cyrene desde la puerta
- ¡Madre! – se quejo Xena
- ¡Xena! – replico su madre en el mismo tono – Has tenido al amor de tu vida todo el tiempo frente a tu nariz... y ahora dejas que venga alguien mas y te la arrebate... ¡Nunca se te quitara lo bruta hija!... – salió dejando nuevamente a Xena perpleja, la guerrera camino pensando por la habitación, se detuvo con una sonrisa maléfica en su hermoso rostro
- ¡Veremos si logra quitármela madre... eso lo veremos!

La hora de la cena llego pronto, las tres mujeres esperaban a la mesa que bajara Xena, la guerrera tardaba mas de lo acostumbrado, ya estaban impacientes y la bardo como siempre, tenía hambre.
- Ya estoy aquí – dijo Xena seductoramente, se quedaron con la boca abierta, Xena lucía un vestido negro, que apenas cubría su maravilloso cuerpo, Gabrielle abrió mas la boca, dejando caer su mandíbula – Hola Gabrielle... – le susurro al oído de un modos sensual
- Xena... té... té... ves... preciosa... hermosa... – balbuceó como una idiota, Cyrene le dio un golpe por debajo de la mesa para que cerrara la boca – Auch... – se quejo riendo
- Gracias Gabrielle... – le sonrió insinuante, la bardo trago saliva con dificultad – Tú también te ves hermosa
- ¿Yo?... Ja... estoy igual que siempre Xena...
- Siempre eres hermosa Gabrielle... – la bardo tubo que obligarse a respirar nuevamente, volviendo a tragar saliva desesperada, con una sonrisa idiota instalada en la cara, Cyrene y Miléa disimularon una sonrisa, Cyrene le hizo un gesto a su sobrina para que interviniera
- Eso es verdad Gabrielle... – aseguro Miléa, tomando la mano de la aun atontada bardo – No importa que te pongas... eres hermosa de todas formas – Gabrielle se sonrojó y retiro la mano avergonzada – Dame tu plato – pidió Miléa con un tono sensual – Voy a servirte comida – la bardo le dio el plato asombrada
- ¿Quieres vino Gabrielle? – susurro insinuante la guerrera, Gabrielle solo pudo asentir con la cabeza, otro golpe disimulado de Cyrene la hizo cerrar la boca – Yo te sirvo... – la miro con una sonrisa sensual
- Gracias... – pudo decir, abrumada con tanta amabilidad y excitada por las insinuaciones de Xena. Durante toda la cena la guerrera y su prima, compitieron por llenar de atenciones a una incómoda y desesperada rubia, la mujer madura se divertía a mas no poder con la situación, Eva comenzó a llorar y Cyrene corrió a atender a su nieta
- ¿Por qué no nos cuentas una historia Gaby? – pidió dulcemente la guerrera, apartando un mechón de pelo rubio con suavidad de la frente de su amiga, que llegó a saltar con el suave contacto
- ¿Xena te sientes bien? – sonó asombrada
- Mejor que nunca... ¿Por qué lo preguntas?
- ¿Dime quien eres... y que hiciste con mi guerrera? – bromeo la bardo para soltar un poco las tensiones que tenía acumuladas y olvidar las ganas que tenía de besar a Xena, la guerrera hizo una mueca fingiendo molestia
- ¿Por qué lo preguntas? – repitió casi en una suplica, que hizo derretirse a la rubia
- Primero... – recuperando el sentido común – Me llamaste Gaby... segundo... quieres que te cuente una historia... y bueno... siempre he tenido que casi obligarte a escucharlas...
- A mí me encantara escuchar una historia... – pidió Miléa – y no tienes que obligarme... lo haré con mucho gusto
- ¡Yo también lo hago con gusto! – protesto Xena, con cara de niña ofendida, Gabrielle le sonrió con infinita ternura – Lo que no hago es leer tus pergaminos... – dijo con un puchero
- ¿Sí? – Pregunto Miléa con sarcasmo - ¿Y porque Gabrielle dice que prácticamente tiene que obligarte a escucharlas?
- ¡Eso no es cierto! – la dulzura con que Xena se dirigía a su bardo se transformo en ira con su prima
- ¿Llamas mentirosa a Gabrielle? – reprocho levantándose amenazante
- ¡No cambies mis palabras! – grito iracunda levantando su puño amenazante
- ¡No las cambio! ¡Fue lo que dijiste!... – Gabrielle miraba a una y otra, sin dar crédito a lo que sucedía, la discusión subió aun más de tono, la rubia comenzó a sentirse incómoda, hasta que no lo soporto mas, antes de permitir que se mataran debía detener esta estúpida pelea
- ¡Basta! – Grito - ¿Qué les sucede? ¿Por qué están discutiendo?... – ambas se miraron furiosas – Parecen dos niñas pequeñas... – le dio una mirada severa a cada una – Si quieren pelear... Háganlo, pero fuera de aquí... lo que es yo, no pasare ni un minuto mas con ustedes... me voy a dormir... – subió molesta la escalera, antes de entrar a su cuarto, encontró a Cyrene sonriendo
- ¿Qué sucedió allí abajo?
- No sé que les pasa a ese par Cyrene... están locas... mira que discutir de esa forma por algo tan tonto como un simple comentario que hice...
- ¿Acaso no te das cuenta del verdadero motivo de la discusión? – pregunto con malicia, Gabrielle la miro asombrada, dándole a entender que no lo sabía – Discuten por ti Gabrielle...
- ¿Por mí? – ahogo el grito
- Aja... por tu amor niña...
- Xena... Xena...
- Si Gabrielle... Xena pelea por tu amor... por fin se dio cuenta de lo que siente por ti... cree que te perderá con Miléa... y piensa dar la pelea... – Gabrielle sonrió incrédula, no cabia en si de gozo, dio media vuelta para correr a buscar a Xena, Cyrene la retuvo tomando su brazo con ternura – Pero no le hagas el trabajo fácil Gabrielle...
- ¿Qué quieres decir?
- Que le cueste conseguirte... siempre corres a su lado... ahora que ella corra al tuyo... hazte la difícil...
- Pero Cyrene...
- Hazme caso... sé lo que te digo... hazte la difícil... – beso a la joven en la mejilla – Buenas noches... dulces sueños...
- ¡Claro que serán dulce Cyrene!... – entró saltando a su cuarto – Los más dulces del mundo... – se acostó inquieta, sentía que el corazón se le escapaba del pecho, su guerrera la amaba... estaba feliz, más feliz que nunca en toda su vida

Xena se había recostado vestida en la cama, aun molesta por la discusión con su prima que según su opinión, había echado todo a perder entre ella y su amada Gabrielle, cuando apareció Ares
- Xena... – dijo embelesado - ¡Te ves... magnífica! – la miró con deseo - ¿Te vestiste así para mí?
- ¡No sueñes Ares! – gruño
- ¿Has pensado en mi proposición? – pregunto acostándose a su lado
- ¡Aléjate de mí! – grito levantándose de la cama
- ¡Vamos Xena! – se le acercó abrazándola por la espalda – No te hagas la difícil conmigo...
- ¡No me toque Ares!
- ¡Xena... Xena!... sé que te gusta... – murmuro acariciándola sensualmente
- ¡No me toques!... – gritó mas fuerte - ¿No entiendes lo que te digo? – Ares la aprisiono con más fuerza, Xena luchaba por zafarse de sus brazos, mientras el dios de la guerra besaba su cuello - ¡Suéltame – vociferó iracunda, la puerta se abrió de golpe y entró Gabrielle corriendo
- ¿Xena estas...? – su cara se desfiguro de rabia, caminó hacia Ares con sus Saids en la s manos - ¡Suéltala maldito bastardo! - gritó amenazándolo, Ares rió - ¡Qué la sueltes te digo maldito hijo de vacante!
- ¡Que lenguaje Gabrielle!... – rió cínicamente el dios de la guerra
- ¡Sí vuelves a tocarla!... – grito furiosa
- ¡Que!... ¿Me vas a matar rubia tonta?... ¿Por qué no te vas de aquí? – hizo un gesto echándola con las manos, como se espanta a los animales - ¿No te das cuenta que estás de más en la vida de Xena?... eres un pequeño estorbo que le llena la cabeza con tonterías – estiró la mano para apartar a Gabrielle, cuando el chacram de Xena se detuvo en su garganta
- ¡La tocas... y te haré mucho daño Ares! – hablo la guerrera con una mueca de cinismo en la cara, Gabrielle sonrió burlonamente
- ¡Oh vamos Xena! – Protesto el dios de la guerra - ¿Hasta cuando vas a continuar negando lo que sientes por mí? – la miro sensualmente - ¿Hasta cuando vas a seguir con esta niña tonta? – Xena miro a Gabrielle y le sonrió dulcemente
- ¡Hasta el fin de mis días Ares!... y si es posible seguiré con ella todas las vidas que me toque vivir... si ella me lo permite... – volvió a mirarla con los ojos llenos de amor, la bardo le regalo otra mirada igual a la de ella
- ¡Oh no! – gimió Ares
- Lo único que siento por ti... es asco Ares... solo eso ¿me oyes? ¡No voy a ir contigo... no voy a seguirte jamás... no voy a compartir mi vida contigo!
- ¿Por qué? – grito furioso
- ¡Porque mi vida solo puedo compartirla con una persona y nada más! – nuevamente miró a Gabrielle
- ¿Con ella? – pregunto incrédulo
- ¡Sí... con ella!
- ¿Me cambias por... una mujer? – rió desesperado e incrédulo - ¿Qué puede darte ella que yo no té de... que tiene ella que no tenga yo? – quiso saber sin creer aun lo que había oído de la boca de Xena
- Sería muy largo de enumerar Ares... pero lo más importante es su amor...
- ¡Ja!
- Puedes reír lo que quieras Ares... pero es la verdad
- ¡Yo soy un dios! – vociferó a todo pulmón – puedo darte el mundo si lo deseas
- No puedes darme lo que deseo Ares...
- ¿Y que es eso?... – dijo molesto
- A ella... – dijo abrazando a Gabrielle, cuya cara se lleno con una amplia sonrisa, abrazándose fuerte a la guerrera le susurro
- Me tienes... siempre me has tenido... – la miro tiernamente a los ojos, la guerrera acarició su mejilla con suavidad
- ¡Oh pequeña!... te amo tanto... fui una tonta al no decírtelo antes... – Ares furioso por la escena que presenciaban sus ojos, mientras gritaba, tomo a la bardo de un brazo, sin darle tiempo a Xena de reaccionar y la arrojó con todas sus fuerzas contra una de las paredes, Gabrielle cayo al suelo con la cabeza ensangrentada y sin sentido
- ¡Fuera de mi vista maldita estúpida!
- ¡Ares! – grito Xena corriendo al lado de su amada - ¡Gabrielle!... cariño ¿estas bien? – golpeo suavemente su cara – Cariño... – sollozaba – despierta por favor... cariño... te amo... te amo... – se levanto con ojos asesinos – Maldito bastardo... ¿Qué has hecho?
- ¡Lo que debí haber hecho hace tiempo! – grito fuera de control – deshacerme de esa molestia para siempre...
- Te matare Ares – grito corriendo hacia él y golpeándolo una y otra vez, hasta hacerlo caer al suelo - ¡Maldito seas... Maldito seas! – lloraba mientras descargaba su ira contra el dios de la guerra, Ares desapareció entre uno de los golpes de Xena, la guerrera cayó al suelo de rodillas, se arrastro hacia Gabrielle mientras continuaba maldiciendo – Maldito... – sollozaba - ¡Madre! ¡Madre! – grito – Cyrene entro al cuarto corriendo
- Xena... ¿Qué paso?
- Fue Ares madre... – dijo abrazándose a ella llorando, señalo el cuerpo de su amada – Gabrielle... Gabrielle... – Cyrene la ayudó a sentarse en la cama, acercándose luego a la bardo que continuaba sangrando inconsciente, Miléa entro corriendo al lado de su tía
- Miléa – ordeno la mujer – Ve a buscar al sanador, Gabrielle esta mal... corre... – Miléa salió volando, minutos mas tarde volvió con el sanador
- ¿Qué sucedió? – quiso saber el hombre
- Xena... – llamo su madre – Quiere saber que sucedió...
- Ares... – hablo entre sollozos – la tomo de un brazo y la arrojo contra la pared con mucha fuerza... yo no tuve tiempo de...
- Tranquila hija... – la consoló su madre, Serev, el sanador, reviso a Gabrielle por largos minutos, Cyrene trajo agua y vendas, el hombre lavo su herida y la vendo
- No hay huesos rotos... solo la herida en la cabeza, el golpe fue muy fuerte... tiene que descansar, deben acostarla – Xena la levantó con sumo cuidado depositándola en la cama, Serev les dio instrucciones y algunas hierbas para que le dieran a tomar
- Serev... ¿Se recuperará? – pregunto angustiada la princesa guerrera
- Tranquila Xena... estará bien... solo necesita descanso y cuidados
- ¡Yo la cuidaré! – se ofreció Miléa, Xena la tomó del pecho acercándola hacia ella
- ¡Yo La Cuidaré! – le grito a la cara hablando entre dientes – Aléjate de ella si sabes lo que te conviene Miléa... Gabrielle es mía ¿Oíste? - Miléa empalideció asintiendo apenas con la cabeza, Cyrene separo a su sobrina de su hija – No quiero verte cerca de Gabrielle – grito furiosa
- No puedes impedir que la vea... no eres su dueña
- No juegues Miléa... – sonrió con maldad en su cara
- Tendrás que matarme para que no la vea...
- ¡No me tientes... no lo hagas, no tienes idea de lo que soy capaz de hacer cuando logran enfadarme... y tu lo estas logrando... Primita!
- ¡Basta ya! – las regaño Cyrene – Gabrielle esta enferma y ustedes dos peleándose como una tontas... piensen en ella por los dioses... – Serev se retiró, dejándolas solas

Gabrielle estuvo dos días inconsciente, Xena no se separó ni un momento de su lado, Cyrene tuvo que cuidar a Eva, mientras la guerrera estaba junto a la bardo, Xena dormitaba cuando Gabrielle despertó, Cyrene entro en ese justo momento al cuarto
- Xena – llamo suavemente Cyrene – la guerrera abrió los ojos – Gabrielle está despertando – se acercaron a la cama, la bardo abrió los ojos lentamente, mirando de un lado a otro
- ¿Dónde estoy?... – preguntó desorientada, miro a las dos mujeres extrañada - ¿Quiénes son ustedes? – Xena y su madre se miraron asombradas
- Gabrielle... – susurro Xena
- ¿Quién es Gabrielle? – interrogo confundida la bardo
- Tú eres Gabrielle... – contó Xena con una sonrisa preocupada – Te golpeaste la cabeza muy duro
- ¡No recuerdo nada! – gimió la rubia angustiada tocándose la herida en la cabeza – Aunque tu me eres familiar – le hablo a la guerrera – Siento que te conozco... pero no sé de donde
- Soy Xena... tu mejor amiga... tu compañera de aventuras, de viajes, de vida...
- Lo siento... Xena... pero no recuerdo... La cabeza me duele mucho...
- Madre... ve a buscar a Serev – suplico Xena, Cyrene salió presurosa del cuarto, un cuarto de vela mas tarde volvió con el hombre, este pidió que todos, incluyendo a Xena salieran del cuarto, para poder examinar con tranquilidad a la joven rubia. Las mujeres estaban en el pasillo, Xena se paseaba de un lado a otro, Miléa se les había unido
- ¡Lo matare! – murmuraba mientras daba largas zancadas - ¡Juro que lo mataré cuando lo vea!... buscaré una de las costillas de Cronos y lo mataré... maldito seas Ares – gritó levantando su puño al cielo – Muéstrate ante mi cobarde!
- Tranquila hija mía.... – pidió Cyrene – No solucionas nada alterándote de ese modo, Ares no aparecerá... por lo menos no por ahora... esperemos a ver que nos dice Serev
- ¿Y si nunca recupera la memoria? – gimió Miléa
- ¡La recuperará! – aúllo Xena indignada frente a la cara de su angustiada prima
- ¡Hey! – protesto esta – No te la agarres conmigo... yo no le hice nada a Gabrielle... fue Ares ¿Recuerdas?
- ¡Lo siento! – se disculpó de malas ganas, pasándose la mano por la cara desesperada, Serev salió del cuarto, las tres mujeres se abalanzaron sobre él, queriendo saber como se encontraba la rubia, el hombre sonrió tranquilizándolas
- Esta bien... es algo que ocurre a menudo... un golpe fuerte en la cabeza, puede hacer que pierda temporalmente la memoria, lo bueno es que hay cosas que le parecen familiares, así es que supongo que se recuperará de un momento a otro
- ¿Qué hacemos mientras tanto? – quiso saber Cyrene
- Hablar con ella... hacer una vida normal... tratar de mostrarle cosas que la hagan recordar quien es... pero no creo que esta amnesia le dure mucho tiempo... deberán tener paciencia... eso y descanso... ahora sería bueno que entraras tú – dijo señalando a la prima de Xena – Aun no te ha visto y quizá verte le ayude a recordar algo – la joven entro de inmediato a pesar de las protestas de la guerrera, Serev tomo del brazo a Xena molesto
- ¿Quieres que se recupere o no?
- Lo quiero...
- Entonces debes hacerme caso... sé mas que tu sobre estas cosas... me llaman si me necesitan – dijo saliendo del lugar
- Hija... – contó su madre nerviosa por la reacción de Xena – No debes enojarte con tu prima... Yo idee un plan para ponerte celosa y que descubrieras que amabas a Gabrielle... Miléa solo me estaba ayudando con eso – miro a su hija con cara arrepentida, la guerrera trato de parecer molesta con su madre pero no lo logró – Bueno... dio resultado ¿O no?... además si no lo hacía... si no creías que perderías a Gabrielle... con lo avispada que eres para estas cosas... hubiesen pasado siglos antes de que aceptaras que la amas
- Me debes una madre... – amenazo sonriendo
- Tu me debes una a mí...

Gabrielle no reconoció a Miléa, a pesar del parecido de esta con Xena, no le resultaba para nada familiar, luego le llevaron a Eva, la bardo quedó encantada con la bebe, primero creyó que era su hija, pero al verla bien supo que era hija de Xena. Pasaron dos días y no había cambios en Gabrielle, se encontraba acostada con Eva en los brazos
- Tiene tus ojos Xena – dijo triste – es hermosa tu pequeña – la guerrera la miró con ternura
- Es hermosa nuestra pequeña Gabrielle... – recalcó las ultimas palabras
- ¿Nuestra? – preguntó sin comprender
- ¡Sí!... nuestra hija – Xena acarició el rubio cabello con suavidad – Eva es nuestra hija... la hemos criado juntas, me ayudaste a darla a luz... fuiste la primer persona que Eva vio en esta vida, los primeros brazos que la sostuvieron fueron los tuyos... – Gabrielle sonrió
- Debe ser por eso que siento que la quiero tanto
- Lo es... porque ella también te quiere a ti - Eva estiro su manita y aprisionó la nariz de la bardo mientras sonreía, Gabrielle acerco su cara a la de la pequeña, esta le dio un beso, dejando su cara cubierta de baba, mientras balbuceaba, quien sabe que cosas de bebe, la bardo rió haciéndole cosquillas, la pequeña dejó escapar una carcajada suave, de pronto, en la mente de la bardo cruzó la imagen de Hope cuando era una bebe
- Xena... ¿Yo tengo una hija? La guerrera la miro angustiada
- Tuviste una hija Gabrielle... Hope... – la bardo la observó esperando más, la guerrera le contó lo sucedido con su hija y con Solan, Gabrielle comenzó a llorar
- Lo siento Xena... – pidió suplicante
- No Gabrielle... eso no fue tu culpa... por favor no llores... no te culpes por ello – la guerrera en pocas palabras le contó como se habían conocido, de sus viajes juntas, de sus aventuras, sus escritos, sus narraciones, de pronto Gabrielle la miró asombrada - ¿Qué? – preguntó intrigada, la bardo continuaba con cara de asombro - ¿Qué recordaste?
- ¿Tu y yo... solo somos amigas?
- ¿Por qué lo preguntas? Dijo Xena sobresaltándose
- Es que... una imagen vino a mi mente y... no sé si es cierta o es solo mi imaginación
- ¿Qué imagen?
- No es muy clara... eras tú... pero no eras tu
- Estaba en el cuerpo de otra persona...
- Eso es... – dijo contenta de no imaginar cosas – Estaba en el cuerpo de un hombre, pero yo logré verte a ti...
- Sip...
- Y tú... tú...
- Te besé Gabrielle
- Así es me besaste... ¿Por qué?
- Porque tenía ganas de hacerlo – fue su respuesta
- Pero... ¿Por qué? – sonaba confundida – Xena comenzó a caminar de un lado a otro, jamás habían hablado de ese beso, solo había sucedido, ninguna de las dos había dicho nada luego de eso, ahora ella lo recordaba... justo eso - ¿Por qué me besaste Xena? – la guerrera se quedo mirándola directamente a los ojos
- Porque me moría de ganas por hacerlo Gabrielle... – dijo cerrando los ojos y recordando ese beso suave y dulce – Porque necesitaba probar el sabor de tus labios... porque lo único que hacía era pensar que se sentiría besarte...
- ¿Y que se sintió Xena? – la guerrera sonrió
- Fue lo más exquisito que he sentido en toda mi vida... – bajó la cabeza ruborizada
- ¿Qué pasó después de eso?
- Nada... ninguna de las dos hablo de ese beso... solo seguimos con nuestras vidas, como si jamás hubiese sucedido
- ¿Por qué no hablamos de eso?
- No lo sé Gabrielle... por miedo quizá a perder nuestra amistad... no lo sé... ¿Recuerdas que sentiste tu? – la bardo sonrió
- Creo que a mí también me gusto el sabor de tu boca...
- ¿Crees?
- No lo recuerdo bien Xena... pero la sensación que tengo de ese momento es... cálida... dulce... si no me hubiese gustado, no sería de ese modo ¿No crees?
- Supongo que sí... – se miraron un instante
- Hablemos de eso ahora Xena...
- Gabrielle yo...
- Quiero saber que siento por ti Xena... dos amigas no se besan de ese modo y tú lo sabes...
- Lo sé
- ¿Entonces que es?
- No lo sé – cortó tajante
- ¿Por qué te morías de ganas por besarme?
- Porque sí
- Esa no es una respuesta guerrera...
- ¡Me llamaste guerrera!
- Lo sé... no se porque lo hice... pero no me cambies el tema – la reprendió suavemente - ¿Por qué te morías de ganas por besarme? – preguntó decidida a continuar hablando del tema, la guerrera hizo un gesto de fastidio
- ¿Por qué te gustó a ti Gabrielle?
- ¡Hey!... yo perdí la memoria... ¿Recuerdas? – dijo burlona – Tú no... respóndeme – exigió obligándola a mirarla a los ojos, la guerrera trato de zafarse de ella - ¡Respóndeme! – casi grito
- Porque te amo... – dijo apenas en un susurro
- ¿Por qué? – volvió a preguntar
- ¡Porque te amo! – gritó Xena - ...¿Estas conforme?... porque sueño día y noche contigo... porque me muero de ganas por besarte otra vez... porque tu sola presencia me vuelve loca... cada gesto tuyo me parece maravilloso... porque iluminas mi vida... porque sin ti a mí lado no quiero seguir viviendo... porque sueño con que me ames de igual forma... porque daría lo que fuese por hacerte mía, por tenerte entre mis brazos... por hacer el amor contigo... porque estoy total y perdidamente enamorada de ti... porque eres la persona más maravillosa del mundo – comenzó a acariciar la cara de la bardo con movimientos suaves – Porque quiero estar a tu lado... porque te necesito para respirar... porque me levanto y pienso en ti... porque estás en mi último pensamiento de cada noche...- la bardo se dejaba llevar por las caricias, las palabras, los recuerdos de su vida comenzaron a aflorar uno a uno, comenzó a recordar toda su vida – Porque quiero que seas mía Gabrielle... quiero amarte todos los días... quiero despertar contigo en mis brazos... quiero besar cada parte de tu cuerpo, quiero hacerte feliz... quiero que criemos juntas a nuestra hija... quiero que lleguemos juntas a ser ancianas... quiero... ¡Estoy enamorada de ti Gabrielle! ¡Jamás ame a alguien como te amo a ti!... me enamoro cada día mas y más... pero no sirve de nada que te diga esto ahora Gabrielle... porque tú no recuer... – no pudo continuar hablando, porque la bardo había atrapado sus labios entre los suyos con un beso intenso, lleno de amor y pasión que duró un largo momento, Xena se dejó llevar y exploró esa boca que tanto anhelaba, conoció cada parte de ella, una y otra vez, encontrando una respuesta total por parte de la rubia, la guerrera se apartó un poco – Gabrielle... esto no está bien... tú no estás bien... yo no puedo aprovecharme de eso...
- Xena... – dijo besándola nuevamente largo rato, la morena no podía resistirse por más que lo intentaba - Sé quien soy... cariño... te amo tal y como tú me amas a mí... mis recuerdos volvieron mientras me hablabas... – Nuevamente un intenso beso – Yo también he estado muriendo por un beso tuyo... Tranquila amor... Quiero que te aproveches de mí... – sonrió bajito – Quiero que lo hagas ahora mismo... ¡Hazme el amor Xena!... soy tuya en alma... ahora quiero serlo en cuerpo... por favor mi amor... ¡hazme tuya
- ¡Oh Gabrielle... mi amor... mi pequeña bardo... – la beso una y otra vez - Me vuelves loca cariño... Claro que quiero hacerte mía y solo mía... – de pronto recordó a Eva que dormía en la cama - ¿Qué haremos con Eva?
- ¡Yo me haré cargo de ella! – dijo Cyrene con una risita nerviosa entrando a la habitación y tomando en sus brazos a su nieta – Ustedes continúen con lo que estaban haciendo... je, je, je... bienvenida a la familia Gabrielle... Por fin te decidiste Xena... Tienen todo el tiempo del mundo... Yo me encargo... ¡Genial! – gritó saliendo presurosa y cerrando la puerta tras de sí, Xena abrazó a su bardo riendo
- Mi madre es increíble... ¿No crees?
- Aja... lo es... pero... ¿Vamos a hablar de tu madre o vamos a continuar en lo que nos habíamos quedado? – la guerrera sonrió besándola
- Vamos a continuar en lo que estabamos amor mío... – sus labios volvieron a juntarse en un beso apasionado.

Miléa se topo con Cyrene al salir del cuarto con la pequeña Eva dormida en sus brazos
- ¿Cómo está Gabrielle?
- Mejor que nunca – respondió radiante
- Voy a verla... – Cyrene la sostuvo de un brazo, apartándola de la puerta
- No ahora Miléa... está con Xena...
- ¿Y?
- Están... ocupadas...
- ¿Quieres decir?...
- Sí... quiero decir que tendrás que buscarte a otra persona... Gabrielle ya tiene dueña... – rió
- Querrás decir que Xena... ya tiene dueña – bromeó la joven, bajaron las escaleras riendo – Siempre ha tenido más suerte que yo... – se quejó Miléa – Pero me alegró por ellas... están echas la una para la otra
- ¡Lo están! – Afirmó Cyrene – Lo están... y nadie podrá cambiar eso jamás... y el que lo intente... se las tendrá que ver conmigo.

FIN


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