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Número69
Diciembre 13,
2000
 

 

Excusas...

Sí, amigos, el BrincaBrinca está vivo y suelto. Que no, que tampoco le atacó un mal de ojo. Es verdad que no me había dejado ver pero, estando como estamos en Diciembre, siempre se puede dar una excusa etílica y la gente se la cree. Dominamos el arte del verbo para excusar las omisiones. Eso, dominamos el arte del verbo. Fíjense en el siguiente juego de palabras: "sobrevaluar el elevado", ¿no es hermoso? No entiendo muy bien por qué quieren someter a Diandino y a Leonel por ello, si se trata de una frase tan lograda.
 

...y Protestas

¿Aquí? ¡bomba! Como siempre. Bueno, siempre suceden cositas, como que los legisladores aprobaron de emergencia una modificación a la Constitución (sí, a la Constitución) para eliminar las próximas elecciones congresionales y municipales dentro de dos años, posponiéndolas para el 2004. Es que hacer elecciones cada dos años sale caro. Claro, a los actuales incumbentes se les alarga el período a seis años. Con todos los privilegios que ello implica. Y aunque la resolución fue aprobada sabiamente coincidiendo con el doble sueldo, la gente protestó, el cardenal protestó, los partidos opositores protestaron, hasta el señor Presidente protestó. La última noticia fue una amenaza de expulsar del partido a los legisladores que apoyen esa barbaridad. Es que me parece que nuestros legisladores tienen una confusión en su escala de prioridades porque ya habían sesionado para discutir, y luego aprobaron, el cambio de nombre del aeropuerto que en lo adelante se llamará "Aeropuerto Internacional de las Américas Dr. José Francisco Peña Gómez". Quizás habrá que concluir que en este país no hay problemas urgentes que debatir.
 

Algunas
verguenzas
y algunos
orgullos

Sí, efectivamente, podría mencionarles que una tercera parte de los partos que se hacen en la maternidad de Los Mina corresponde a madres menores, que hemos perdido nuestra membresía en la Unión mundial Para la Naturaleza porque nos hemos atrasado en las cuotas (¡qué verguenza!), podría hablarles del brote de polio cuando ya lo creíamos erradicado, la corrupción, la "hora de Gurabo", la desesperanza en la gente pero quizás nuestros legisladores imaginan que esos no son problemas sino asuntos cotidianos, que ellos están para cosas grandes de verdad. Entonces vamos a hacerles caso, que por alguna razón ellos son los que saben. Hablemos pues de grandezas. Del bosque de don Toni Prats Ventós, por ejemplo, que ha sido expuesto de nuevo en el Museo de Arte Moderno. O de Juan Luis Guerra, ese sí que es grande, quien recibió un Grammy especial durante la fiesta de Navidad de The Florida Chapter of Recording Academy & etcétera. O del festival del ponche navideño, no porque el festival sea grande sino por el ponche, tradición grande, larga, vieja.
 

Parrandas
Navideñas

Por fin han vuelto las parrandas navideñas y los aguinaldos. Otra vez tenemos anuncios en los medios, mostrando un Santicló en plena pavería, y se venden gorras del susodicho en los semáforos, teniendo la última versión unos detestables bombillitos intermitentes en la franja peluda. Y hemos descubierto la solución para combatir los juegos ilegales: ¡los estamos legalizando! El administrador de la Lotería les ha otorgado el permiso para operar a más de 11 mil bancas de apuestas a cambio de que paguen sus franquicias. Parece que eso deja, porque el hotel Guarocuya de Barahona, aquel edificio trujillista a medio abandonar que bosteza cuajado en el lecho de una playa silenciosa ¿recuerdan? abrirá ¡un casino! a un costo de 5.5 millones. Es sorprendente, al BrincaBrinca le da trabajo imaginarse al mundo del glamur y la ruleta instalándose en aquel enclave perdido en el tiempo. Es que las cosas cambian, en nuestro país nadie se está quieto porque se lo llevan de encuentro. O se lo comen la carcoma y el comején, como está ocurriendo con el patrimonio histórico de Montecristi, según denuncias de sus dolientes.
 

Con el perdón...

Aquí he de hacer un alto porque he tocado un punto sensible ¡el comején!
Humildemente pienso, con el perdón, que el comején y la carcoma son necesarios en nuestras vidas para que se lleven todo lo viejo y gastado, lo que ya no sirve, lo que dejó de tener sentido. No combata el comején virtual, amigo/a loco/a alternativo/a, más bien siéntese cómodo/a a verlo hacer su trabajo, y disfrute del ruye-ruye mientras la arenilla va cayendo y se diluyen sus apegos. No es nostalgia, es el síndrome del fin del milenio. Lo he pensado mucho y no sé claramente qué desearles para este fin de año-siglo-milenio. Sólo quiero que usted no fuerce la jugada, permita que los tan anunciados finales se manifiesten, y hágale espacio a lo nuevo. Quiera y déjese querer. Y si no lo quieren tampoco haga una tragedia, que ma palante vive gente. Viva la vida como viene, llévese de Santicló y cultive con esmero la pavería y el relajo, repóndales a los apocalípticos encogiendo los hombros. Al milenio que se lleve lo que quiera, que a nosotros ya se nos ocurrirán cosas nuevas, que inventar es buenísimo, se los aseguro. Déjense gozar y no sufran más de la cuenta, que eso no lo pagan los seguros. Y escríbanle al BrincaBrinca, fiel hasta lo último.
 

Hasta
la próxima

Tengan una feliz Navidad, con esa alegría mansa con que nos dejan los ataques de risa. Son los mejores deseos del BrincaBrinca, hoy (¡tardísimo, no me lo tienen que decir!) dieciseis de Bebiembre del dosmil. Muá.
 

Números
Precedentes

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Número69
Diciembre 13,
2000
 

El Bolsillo del Loco es la responsabilidad exclusiva de su reportero asignado en el mundo el BrincaBrinca, con la ayuda de:Giuseppe Di Vanna: Director de Diagramación.
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